

Al momento de sufragar el rango no hizo la diferencia
Histórico. Los marinos, militares y policías acudieron a las urnas
Redacción Guayaquil
Tras cuatro décadas de servicio, en las que honró su uniforme blanco, el contraalmirante Jorge Gross, comandante de Operaciones Navales de la I Zona, rayó ayer con su pluma sobre una papeleta electoral por primera vez.
A pesar de ser el oficial más antiguo en Guayaquil, y haber llegado con su edecán a la junta 288, en el recinto Simón Bolívar de la parroquia Tarqui, también tuvo que encolumnarse para votar.
“Esto es increíble. Es la primera vez en mi vida que tengo un certificado de votación y eso significa algo muy grande para mí”, fueron la palabras del comandante, después de haber ejercido su derecho al voto. Históricamente la Fuerza Pública ha sido privada de este derecho, así lo registran las constituciones de 1946 y 1979.
Ya de retirada, el coronel Gabriel Flores se cuadró frente al contraalmirante y lo mantuvo al tanto del “parte”. Es decir, de las novedades desarrolladas durante el proceso.
Flores, oficial de Logística de la II División del Ejército Libertad, manifestó también su afecto a la inclusión del voto militar. Sin embargo, los uniformados lamentaron que muchos no puedan votar pues están empadronados en regiones lejanas a sus lugares de servicio.
Al respecto, el jefe de operaciones del Comando Conjunto de la Fuerzas Armadas, general Patricio Cárdenas, aclaró que no todos los 55.066 efectivos podrán ejercer ese derecho; por ejemplo, existen 4.200 nuevos conscriptos que no fueron empadronados, pero se les entregó el certificado de votación.
En Quito, la camaradería se impuso en los recintos a los que llegaron en grupos sargentos, soldados y tenientes para sufragar.
Los policías también llegaron a votar. Como en todo proceso electoral, el coronel Guillermo Balarezo, jefe del comando Milagro, visitó las juntas receptoras del voto, pero esta vez además de supervisar acudió a sufragar. Fausto Ortiz, policía desde hace 27 años, acudió a asentar su voto con esperanza.
El gendarme espera ver a su tierra natal (Milagro) como una ciudad sin necesidades y con una buena administración municipal que se preocupe por solucionar los problemas.
Y en Guayaquil, un policía que prefirió no ser identificado, dijo esperar que el nuevo Gobierno les siga mejorando su calidad de vida. “Los sueldos promedios son aún muy bajos”, manifestó. (WMA/MLM/GF) Hechos