Lo siento, pero no. El título pretende ser algo que atraiga a los lectores. Si incluye una falsedad, mal empezamos. Es como si un conferenciante saliera vestido de payaso; tal vez el hábito no haga al monje, pero seguro que nadie le tomaría en serio. Pues lo mismo, pero con una acusación muy grave como es la de genocidio.caceres escribió: ↑19 Oct 2024, 01:45Es tu opinión, pero los expertos sobre el tema afirman que es un libro muy interesante y documentado. Además, al no leer el texto no conoces sobre que trata, como enfoca los diferentes temas del conflicto, las aportaciones que hace, sus puntos fuertes y sus carencias. "El hábito no hace al monje"Ya dije que un autor que titula «Guerra y genocidio» no me parece el más imparcial, y no pienso darle ni un céntimo
Ya, pero hablamos de acciones de «baja intensidad». Como las que los alemanes afrontaron en prácticamente cualquier rincón que ocuparan. Un problema serio, desde luego, y difícil de controlar, ya he indicado los motivos, que hablamos de una época sin radios, sin apenas teléfonos y sin motorización.Había constantes acciones en el Occidente y el Centro de Cuba, no una o dos al mes. Sugiero leas los partes de guerra que Blanco envió durante su mandato a Madrid y comprobaras mi afirmación. La intensidad de del accionar rebelde en dichas regiones era variado había sabotajes a puentes, quemas de cañaverales y vegueríos, destrucción de líneas ferroviarias y ataques a guerrilleros, voluntarios y columnas españolas. Todas estas acciones afectaban la economía de la isla haciendo insostenible el esfuerzo militar español. La zafra de 1897-1898 tuvo cierta recuperación en lo producido, pero todavía lo recolectado estaba muy lejano a los tiempos de paz. En cuanto a la insurgencia yugoslava, pues todo sabemos que fue la más poderosa rebelión que enfrentaron los nazis en su retaguardia, cuando el ejercito rojo liberó al país, los partisanos estaban a su lado casi en igualdad de condiciones.
Respecto a eso, ya sé que no es lo mismo, pero en la guerra contra Napoleón los guerrilleros españoles aniquilaron convoyes franceses a pocos kilómetros de las fortalezas, porque ahí nadie se enteraba de lo que pasaba hasta que no llegaba algún fugitivo (porque los mensajeros, fácil no lo tenían). En 1885 había telégrafos, pero cortar esos cables sería el deporte favorito de los rebeldes cubanos, quiero suponer. Fácil de hacer, poco riesgo y grandes ventajas.
Porque los españoles lo tenían mal, sobre todo a causa de las enfermedades, pero las guerrillas tampoco se iban de balde. Vivir en la manigua no será muy bien para la salud, menos aun pasar hable y ser acosados continuamente. Es un problema clásico que han sufrido las guerrillas, que intentan limitar con medidas draconianas. Revise lo que hacían los partisanos rusos o el Vietcong.Considero que los mambises tuvieron un serio problema con las presentaciones a comienzos de 1898. Este asunto no es muy conocido por los historiadores cubanos y extranjeros. La realidad es que la cantidad de deserciones fueron significantes en número. Con esto no quiero decir que los rebeldes se iban a rendir dicho año.
Claro, sobre todo en las cercanías de Santiago. A menos enemigos, mejor. Eso sí, los rebeldes prefirieron entregarse a los estadounidenses. No sé como les hubiera ido con España (las raíces del conflicto seguían estando ahí, y las apetencias norteamericanas, demasiado cerca), pero los criollos hispanoamericanos, a principios del XIX, prefirieron ponerse en manos de los anglosajones, no sé si con muy buenos resultados.Además, la carta que Ramón Blanco le envió a Maximo Gomez solicitándole una alianza para enfrentar a los Estados Unidos, me demuestra que todavía las partidas mantenían cierta fuerza y podrían ser de utilidad en la lucha.
Saludos















