El problema no es la vergüenza. El problema es otro.
A mí si se me hacía raro que la mamá de Petro se dejara sacar de la sabana de Bogotá, a unos 18 grados, con agua, luz, teléfono, alcantarillado, hasta Ciénaga de Oro, que en 1960 era un infiernito de 30 - 37 grados, sin fluído eléctrico, por tanto ni ventilador, ni mucho menos aíre acondicionado; no había acueducto, ni alcantarillado. Teléfono el de Telecóm. Las calles, de tierra. Muy extraño.
Pero el punto es que en esa época era un moridero de burros, diferente a como se ve hoy. Así que no es que ser de Zipa sea vergonzante; sería mas vergonzante ser de C. de Oro de esa época.
Lo que quiere Petro es que los cordobeses sientan que es de allá, para ganar votos; y en toda la costa, explotar la necesidad de un presidente costeño, que no ha habido desde Rafael Nuñez. Una estafa más de Petro.
El candidato visitó Ciénaga de Oro en la campaña previa a la primera vuelta, como si estuviera visitando su hogar de la infancia. “Ahora hemos querido escuchar a la gente, aquí en mi pueblo, Ciénaga de Oro y ad portas que Córdoba tenga el primer presidente cordobés de su historia”,
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