Por cierto, estos incidentes poco contribuyeron a allanar el camino para una solución bilateral directa, que era la opción que privilegiaba la Cancillería argentina. Finalmente, y a pesar de los esfuerzos diplomáticos argentinos por llegar a un acuerdo directo, la Cancillería trasandina decidió el 24 de agosto de 1964 elevar en forma unilateral el caso al arbitraje de la reina Isabel II de Inglaterra. (6) El gobierno argentino terminó aceptando la mediación británica, como un gesto de buena voluntad hacia las autoridades chilenas. Así, en una nota del 13 de septiembre de 1964 el gobierno de Illia sostuvo que
Argentina no se opondrá, en este caso, a lo que (el árbitro) haga dentro de las atribuciones regladas por el Tratado General de Arbitraje de 1902. En tal sentido debo recordarle que mi gobierno considera que hubo arreglo entre las partes, de acuerdo al Acta Nº 55, del 1º de noviembre de 1955, de la Comisión Mixta Argentino-Chilena, en lo referente a la línea de frontera comprendida, en un sector, entre el hito 16 y la confluencia de los ríos Falso Engaño y Encuentro y, en otro sector, entre el Cerro de la Virgen y el hito 17 en la margen norte del Lago General Paz. En consecuencia, en lo referente a esos sectores habrá que estar a lo que dispone el artículo 2º del Tratado de 1902, cuando dice: “No pueden renovarse en virtud de este Tratado las cuestiones que hayan sido objeto de arreglos definitivos entre las partes.(...) (7)
Como era de esperarse, la aceptación de la mediación británica por parte de las autoridades argentinas, como un gesto de acercamiento a Santiago, cayó mal en los bloques de los partidos de la oposición en el Congreso, que interpretaron este paso como una señal de concesión o debilidad del gobierno de Illia. Así, los diputados socialistas Emilio Carreira y Ramón A. Muñiz presentaron junto con otros un proyecto de resolución expresando su oposición a la actuación de la reina británica como mediador en el conflicto limítrofe argentino-chileno en los siguientes términos:
(...) Es difícil si no imposible explicarse la dualidad de conducta de nuestro gobierno. Por un lado reclama respecto de la medida usurpadora contra el gobierno inglés, al cual ha puesto pleito y por el otro lo acepta o propone como árbitro para que decida en juicios arbitrales sobre los intereses que se vinculan a nuestro suelo, pretendido por otro país.
No podemos disimular la conducta del gobierno británico al tomar en sus manos aquellos pleitos sabiendo que, a su vez, está demandado por una de las partes. Nos parece que enfrentamos un caso de posible prevaricato internacional que estamos en el deber de denunciar e impedir. (8)
Ante los inconvenientes, el 6 de noviembre los cancilleres Miguel Angel Zavala Ortiz y Gabriel Valdés firmaron una declaración conjunta argentino-chilena, en la que ambos gobiernos se comprometían a iniciar conversaciones con el fin de someter el litigio limítrofe a la Corte Internacional de Justicia. (9) No obstante la aceptación argentina de la vía multilateral, según el testimonio de Zavala Ortiz, hasta el momento del golpe que derrocara al gobierno radical, una misión diplomática argentina buscó en Chile la solución bilateral directa, a través de un contacto entre las marinas de ambos países. (10)
Un nuevo momento de tensión en las relaciones entre ambos países se produjo cuando el gobierno de Illia estableció por decreto el 22 de febrero de 1964 como el Día de la Antártida -en conmemoración de la instalación en esa fecha de 1904 del primer observatorio magnético y metereológico en las Orcadas del Sur, y proclamó los “irrenunciables derechos de soberanía sobre la Antártida Argentina”. A la vez, el canciller Zavala Ortiz anunciaba el mismo día desde la Antártida que la Argentina “nunca renunciará a lo que es propio”. (11) Finalmente, la emisión de una serie de sellos postales argentinos sobre la Antártida provocaron la reacción del subsecretario interino de Relaciones Exteriores chileno, Enrique Bernstein, quien sostuvo que estas actitudes del gobierno argentino violaban lo establecido en el Tratado Antártico de 1959. Bernstein subrayó que según el mencionado tratado, “ningún acto o actividad que se lleve a cabo (...) constituirá fundamento para hacer valer, apoyar o negar una reclamación de soberanía territorial en la Antártida ni se ampliarán las reclamaciones anteriores”. (12)
No obstante estos roces diplomáticos, ambos países lograron un acercamiento durante la reunión de la CECLA en la localidad cordobesa de Alta Gracia, entre fines de febrero y principios de marzo de 1964, oportunidad en que los cancilleres argentino y chileno, Zavala Ortiz y Julio Philippi, emitieron el 6 de marzo una Declaración Conjunta en la que ambas partes remarcaron su decisión de “encontrar solución, por la vía judicial o arbitral” a los problemas pendientes de carácter territorial; se comprometieron a acelerar las tareas de colocación de hitos para “señalar con más claridad y precisión la línea de frontera”; se obligaron mutuamente a “impulsar las medidas necesarias con el fin de facilitar e intensificar un creciente intercambio comercial entre los dos países y de promover el progreso social y económico de ambos pueblos”; a “unir sus esfuerzos para obtener un fortalecimiento del sistema interamericano”, y a mantener “un sistema de consulta y mutua información de carácter permanente sobre todos los asuntos de interés común, con el objeto de coordinar su acción en los organismos internacionales, tanto de carácter regional como mundial”. (13)
Asimismo, a fines de febrero de 1965 el canciller Zavala Ortiz protagonizó con su colega chileno Gabriel Valdés un acto de confraternidad al pie del Cristo Redentor en la provincia de Mendoza, reafirmando mutuamente los deseos de paz y ratificando el camino de acercamiento iniciado unos meses antes en la reunión del CECLA. Vale acotar que el acto contó con una importante presencia de las autoridades eclesiásticas de ambos países, que tenían un fuerte interés en cerrar la antigua disputa limítrofe. Así, el encuentro binacional en el Cristo Redentor tuvo por protagonistas, entre otras figuras, a los cardenales primados de la Argentina y Chile, Antonio Caggiano y Raúl Silva Henríquez. (14)
Como fruto de estos intentos de acercamiento, el 28 de octubre de 1965 se realizó un encuentro entre los presidentes Illia y Eduardo Frei en Mendoza, que también finalizó con una Declaración conjunta efectuada dos días después, donde ambos reiteraban su compromiso con la integración latinoamericana. (15)
Según testimonio del canciller Zavala Ortiz, Frei creía en la posibilidad de unir a las dos naciones, al punto que pensó en Córdoba como capital hipotética de dicho Estado binacional. Pero Frei advirtió a su colega Illia de la oposición de la marina chilena a cualquier concesión territorial y de la necesidad de consultarles antes de dirigirse al Congreso. A pesar del clima de cordialidad que -siempre según Zavala Ortiz- caracterizó a la cumbre presidencial de Mendoza, vale aclarar que ésta se desarrolló en un contexto de creciente presión no sólo de los militares, sino también de los medios de prensa y los grupos nacionalistas de ambos países. En el caso de los militares argentinos, el director de Gendarmería Nacional, general Julio Alsogaray, ordenó cubrir con tropas la frontera con Chile ante la supuesta presencia de carabineros chilenos en la estancia La Florida, ubicada en terreno alegado como argentino. En el caso de los medios de prensa de ambos países, éstos efectuaron una fuerte campaña provocada por las agresiones entre carabineros y gendarmes y por la alusión de la Cancillería trasandina a supuestos derechos sobre la zona de Laguna del Desierto. En cuanto a los grupos nacionalistas, varios autores citan manifestaciones antiargentinas en las calles de Santiago, tales como la quema de la bandera argentina, el apedreo de la embajada y del edificio de Aerolíneas Argentinas, entre otros incidentes. A pesar del tenso clima existente de uno y otro lado de la cordillera, en el citado encuentro de Mendoza, los presidentes convinieron el retiro de los carabineros. (16)
No obstante lo convenido en la cumbre de Mendoza, la patrulla de carabineros chilenos mantuvo su presencia en la zona de Laguna del Desierto, lo cual inició una nueva etapa de quejas diplomáticas que incluyó un tiroteo entre gendarmes argentinos y carabineros el 6 de noviembre de 1965 y un vuelo rasante de un avión chileno sobre el crucero La Argentina, que navegaba cerca de Puerto Williams, el día 3 de diciembre del mismo año. Como era de esperarse, estos incidentes generaron comentarios de prensa de uno y otro lado de la cordillera, con mutuas acusaciones de expansionismo imperialista incluidas. (17) Del lado argentino, las manifestaciones “antiargentinas” en las calles y medios de Santiago recibieron el repudio de diversas agrupaciones, entre ellas del comité nacional de la Federación de Partidos de Centro (FPC), el Movimiento Juvenil de Agitación y Lucha de la UCRP, la juventud de la UCRI y la rama femenina de la Avanzada Patriótica Argentina. (18)
A pesar de que los incidentes de Laguna del Desierto evidenciaron un contraste entre la actitud conciliatoria del presidente Illia y del canciller Zavala Ortiz y la actitud dura de los militares argentinos, el 5 de diciembre se anunció un sorpresivo acuerdo entre los gobiernos argentino y chileno, decidiendo que la Comisión Mixta de Límites iniciara su XXIV período de sesiones en Balmaceda, localidad ubicada a 300 kilómetros al norte de Laguna del Desierto, con la presencia de los ministros de Defensa de ambos países. Por este acuerdo, carabineros chilenos y gendarmes argentinos prestarían colaboración a los demarcadores. Para lograr este paso, el gobierno de Chile dejó sin efecto su precondición de que los gendarmes se retiraran del territorio de laguna del Desierto. Según Castello, dos posibles razones pueden explicar este paso atrás de las autoridades chilenas: 1) que las mismas hayan recibido algo en compensación por parte del gobierno argentino, posibilidad que éste negó en forma terminante; y 2) que el gobierno chileno adoptara este paso tras una conversación telefónica entre los presidentes Illia y Frei en la que el primero le manifestó que la estabilidad de su gobierno “depende de que podamos llegar cuanto antes a un satisfactorio arreglo” con las autoridades de Santiago. (19)
Notas
En esta etapa del litigio aparecieron del lado argentino fuertes divergencias entre la Cancillería y Defensa por un lado, y el Ejército por el otro, respecto de los medios más eficaces para manejar el entredicho de Laguna del Desierto. Mientras los dos primeros ministerios optaban por la negociación diplomática sin abandonar los reclamos argentinos en la zona, el Ejército insistía en la ocupación efectiva con custodia armada. La existencia de estas divergencias fue negada por un comunicado conjunto del día 4 de diciembre de 1965, efectuado por los titulares de las carteras de Relaciones Exteriores y Defensa, Zavala Ortiz y Súarez, que señalaba que la gendarmería argentina cumplía en la zona “las medidas de vigilancia que le corresponden, conforme con las instrucciones que le imparte el poder ejecutivo, sin ningún propósito ni intención agresiva”. Sobre los incidentes de Laguna del Desierto y las diferencias de enfoque dentro del gobierno argentino ver los siguientes editoriales “Carabineros en Chile siguen en la zona de Laguna del Desierto”, La Nación, 2 de noviembre de 1965, p. 9; “Siguen las gestiones por el incidente fronterizo”, La Nación, 3 de noviembre de 1965, p. 4; “Gendarmería repelió en el sur una agresión chilena”, La Nación, 8 de noviembre de 1965, pp. 1 y 5; editorial “Lo que se deplora y lo que se afirma”, La Nación, 9 de noviembre de 1965, p. 6, que critica la campaña belicosa del periodismo chileno contra la Argentina; “Atempérase el tono en torno del proceso del conflicto con Chile”, La Nación, 10 de noviembre de 1965, pp. 1 y 20; “La semana política. La crisis limítrofe y la actuación de las fuerzas armadas...”, La Nación, 14 de noviembre de 1965, p. 8; “El país. El precio del candor radical” y “Soberanía: El combate de la cordillera”, Primera Plana, Nº 158, 16 al 22 de noviembre de 1965, p. 12 y pp. 13-16, respectivamente; “El país. La diplomacia de la indecisión”, Primera Plana, Nº 161, 7 al 13 de diciembre de 1965, p. 8. Ver también los trabajos de M.A. Scenna, Argentina-Chile..., op. cit., pp. 182-183; P. Sánchez, op .cit., pp. 124-125; M.L. San Martino de Dromi, op. cit., p. 268 y A.E. Castello, op. cit., pp. 238-240.
ALELUYA!!!!!!!!!!!



aqui esta la respuesta para Ema, sobre el tema Laguna/Lago del Desierto
No puedo citar de donde fue sacada esta informacion ya que quien me la remite ( un amigo) no recuerda de donde la saco[/list]