El texto tiene el valor de lo historico por si mismo y explica las particularidades del combate en ese conflicto.

" SABER MANERA
Todos los que hemos servido en fuerzas indígenas conocemos la frase tan frecuente en esta guerra entre los moros: Teniente fulano no saber manera. Quieren decir con esto que no tiene todavía la malicia de la guerra y hace aplicación rígida de los reglamentos, sin amoldarlos a la índole especial del combate.

En esta campaña hemos visto frecuentemente los casos en que por no saber manera (emplearemos la frase) se acrecentaron el número de bajas.

El combate en Marruecos se caracteriza por no presentarse el enemigo en los avances en una situación decidida y franca. Los moros no aparecen al descubierto y hacen del terreno un aprovechamiento ideal. Si se avanza, generalmente retroceden combatiendo, y si las tropas se estabilizan, se aproximan por las barrancadas y zona desenfilada y pronto existen un sinnúmero de tiradores que aprovechan los momentos propicios para causar numerosas bajas.

Si a estos tiradores les oponéis las rígidas secciones en guerrilla de nuestros reglamentos, aumentarán vuestros heridos. Esto sólo lo evita el oficial, obligando a su tropa, a estabilizarse, a hacer un perfecto aprovechamiento del terreno, formando con las piedras pequeños parapetos, que más tarde han de resguardarles de los fuegos enemigos, sin colocar más hombres que los necesarios para la acción, permaneciendo detrás, a cubierto y todo lo próximo que sea posible, el resto de la unidad, despiertos y prevenidos para contrarrestar, caso preciso, cualquier reacción enemiga.

Al subir a las lomas y en los avances ocurre frecuentemente ver aparecer unos enormes guerrillones sobre las crestas. El enemigo hace unos disparos y ocasiona las consiguientes bajas. Por eso hay que enseñar al soldado a subir las crestas con precaución y gateando, si así conviniese, los últimos pasos, dispuestos siempre a tropezar con el enemigo y evitar la sorpresa.
El oficial debe tener instruidas a sus escuadras y clases para que la sección no forme un todo rígido. Si la loma es pequeña o existe una casa, chumberas, etc., las escuadras exteriores rebasarán por las laderas o los flancos el obstáculo a ocupar y de esta manera se evitarán las sorpresas.
Esto que aquí se indica deben practicarlo las compañías con sus secciones y el batallón con sus compañías, formando un conjunto flexible en que las unidades o fracciones se apoyen o flanqueen.
El enemigo emplea en esta guerra mil procedimientos para ocasionar en nuestras tropas efectos de sorpresa. Así se ve una loma ocupada por numeroso enemigo, que este abandona, al parecer, ante el fuego preparatorio de nuestra artillería. Las fuerzas avanzan al ocuparla, y en esos momentos en que el soldado se cree salvado de peligro, los harqueños en oleadas se presentan dando gritos y aprovechan sabiamente la impresión causada.
Contra esto hay que prevenir constantemente a la tropa. Volverlos desconfiados y que si llega este caso, serenos, rechacen la agresión, convenciéndoles de que los moros no llegan al arma blanca mas que cuando los soldados corren.
Otra de las modalidades se presenta en la ocupación de las crestas. En una guerra regular la colocación de las guerrillas en la cresta militar es lo apropiado; pero en Marruecos hay que abandonar en la mayoría de los casos esa práctica y ocupar las crestas topográficas, colocando solo en la militar un pequeño número de soldados que vigilen el acceso a la loma y el fondo de la barrancada, escogiendo para ello lugares a los flancos o aquellos puntos en que el terreno permita llegar a cubierto.
Esta colocación de tropas que contraría a lo preceptuado, nos ofrece por la índole del combate muchísimas ventajas, librándonos de los inconvenientes que lleva anexa la ocupación de la cresta militar.
En la cresta topográfica las guerrillas encuentran abrigo de los fuegos enemigos y el municionamientos y retirada de heridos no ocasiona ese sinnúmero de bajas que lleva consigo el rebasar las crestas topográficas, y en el caso de ocupar la militar, los soldados estarán al descubierto, las bajas aumentarían, la retirada de cada hombre costará la de otros varios, y en el momento de la retirada es difícil el evitar que quede abandonado algún soldado.

El único peligro aparente de este dispositivo es el caso de una reacción enemiga, pero para evitarlo están esos soldados o escuadras adelantadas en los sitios favorables y el buscar la observación sobre las laderas por otra unidad inmediata que domine el terreno. Sin olvidar que la reacción enemiga no es la características general de los combates en Marruecos, en los que la mayoría de las bajas son ocasionadas en las interminables esperas en tiroteo con el enemigo, mientras se construyen las posiciones.
Los barrancos tienen también para este enemigo más importancia que las lomas; constituyen excelentes caminos cubiertos para aproximarse, y no basta ocupar las lomas y vigilar las alturas vecinas, es imprescindible vigilar los barrancos a los flancos y retaguardia y adelantar por ellos, si conviniese, escuadra de seis u ocho hombres, que en la hora de la retirada lo hacen a cubierto siguiendo el barranco.
Comandante Francisco Franco, en <<Diario de una Bandera>>1922 "
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