Vara del Rey, y los héroes del Caney.

La Historia Militar española desde la antiguedad hasta hoy. Los Tercios, la Conquista, la Armada Invencible, las guerras coloniales y de Africa.
Avatar de Usuario
tercioidiaquez
Mariscal de Campo
Mariscal de Campo
Mensajes: 19384
Registrado: 20 Ago 2005, 16:59
Ubicación: En Empel, pasando frio.
España

Mensaje por tercioidiaquez »

Pidiendole permiso a Kalma (y gracias por adelantado), copio la parte que ha transcrito del agragado militar sueco, añadiendo algunos párrafos, ya que al menos la versión que yo conozco es un poco más completa.

la confianza reina en el campo americano, donde el único temor consiste en que el enemigo se escape sin combatir; pero en El Caney, como se verá, están muy lejos de pensar así.

Las casas del pueblo han sido aspilleradas, se han abierto trincheras en un terreno pedregoso, y el fuego de unas y otras es rasante sobre un espacio de 600 a 1.200 metros; en la punta nordeste de la posición, el fuerte de El Viso, guarnecido con una compañía, ocupa una colina desde la cual se dominan todos los aproches(...).


Hacia las seis de la mañana comenzó el fuego de las trincheras españolas; de improviso se descubre sobre ellas una línea de sombreros de paja; inmediatamente el ruido de una descarga, seguido de la desaparición de los sombreros; esta operación se repite cada minuto, observándose una gran regularidad y la acción de una voluntad firme, lo que no deja de producir una profunda impresión en la línea de exploradores norteamericanos; las balas cruzan el aire, rasando el suelo, hiriendo y matando.

Poco tiempo después, toda la brigada Chafee se encontró desplegada, pero sin poder avanzar un paso, y la de Ludlow se vió también detenida. Mientrás el fuego de la infantería aumentó progresivamente, la batería americana comienza a disparar. Como los españoles no cuentan en El Caney con un solo cañón, el fuego puede hacer hacerse con la misma tranquilidad que en un campo de maniobras, las piezas pueden hacer daño sin peligro alguno de recibirlo.

A los pocos momentos las granadas estallaban por encima de las trincheras, alcanzaban las casas del pueblo y perforaban los muros de El Viso, proyectando los shrapnels su lluvia de plomo sobre la posición; mas, a pesar de todo, en el fuego español se observa igual continuidad e igual violencia.

Delante de El Viso se descubría un oficial paseándose tranquilamente a lo largo de las trincheras: fácil es comprender que el objeto de este peligroso viaje en medio de los proyectiles de que el aire está cruzado no es otro sino animar con el ejemplo a los bravos defensores; se le vio, de cuando en cuando, agitar la mano con su sombrero y se escuchaban aclamaciones.

¡Ah, sí! ¡Viva España! ¡ Viva el pueblo que cuenta con tales hombres!

Las masas de infantería americana se echaban y apretaban contra el suelo hasta el punto de parecer clavadas a él, no pudiendo pensar en moverse a causa de las descargas que la pequeña fuerza española les enviaba a cada instante. Se hizo preciso pedir socorros, y hacia la una avanzó Miles desde Ducoureau entrando en línea a la derecha de Ludlow, y hacia las tres la cabeza de la brigada de reserva se desplegaba a la derecha de la de Chaffe, pero en lo alto de las trincheras el chisporroteo de los máuser se escuchaba siempre.

Por fin, a las tres y treinta y seis minutos la brigada Chafee se lanza al ataque contra El Viso; pero queda al principio detenida al pie de la colina, y no invade el fuerte sino después de un segundo y violento empuje.

Los españoles ceden lentamente el terreno, demostrando con su tenacidad en defenderse lo que muchos militares de autoridad no han querido admitir: que una buena infantería puede sostenerse largo tiempo bajo el fuego rápido de las armas de repetición. ¡El último soldado americano que cayó fue herido a 22 pasos de las trincheras!

Aunque la clave de la posición estaba conquistada, la faena continuaba. Yo seguí, con el corazón oprimido por la emoción todas las peripecias de esta furiosa defensa y de este brusco ataque.

Desde El Viso, una vez ocupado, las tropas americanas comienzan a tirar sobre el pueblo (...), pero la ocupación no se efectuó hasta las cuatro y media, hora en que los últimos españoles abandonaron las casas para recomenzar el fuego desde una colina situada 600 metros al oeste.


¡Admirable obstinación de resistencia, a la que todos contribuyen hasta el último instante.

(...)El ruido del combate no cesó sino cuando el sol estaba a punto de ponerse. Durante cerca de diez horas 500 bravos soldados resistieron unidos y como encadenados sin ceder un palmo de terreno a otros 6.500 provistos de una batería, y les impidieron tomar parte en el principal combate contra las alturas del monte San Juan.

¡Después de esto, ni una sola palabra más se escucha en el campo americano sobre la cuestión de la inferioridad de la raza española!

Y esta lucha de El Caney ¿no aparecerá siempre ante todo el mundo como uno de los ejemplos más hermosos de valor humano y de abnegación militar? Quien haya tomado parte en ella, ¿no es bien digno de una honorífica recompensa?

¡Contemplad ese pueblo! Las casas están arruinadas por las granadas, las calles cubiertas de muertos y heridos. El general Vara del Rey está allá muerto, sus ayudantes al lado suyo, muertos, en derredor multitud de oficiales y soldados. Todos han cumplido su deber, desde el primero hasta el último.

¡Dichoso el país que es tan querido de sus hijos!
¡Dichosos los héroes que han sucumbido en un combate tan glorioso! "
Con su sangre han escrito en la historia el nombre de El Caney, como uno de los más brillantes episodios guerreros, y con letras de oro deben inscribirse también en las banderas de las tropas que allí combatieron”.

[/i]


“…Las piezas de campaña se perdieron; bandera de español ninguna…” Duque de Alba tras la batalla de Heiligerlee.
Avatar de Usuario
tercioidiaquez
Mariscal de Campo
Mariscal de Campo
Mensajes: 19384
Registrado: 20 Ago 2005, 16:59
Ubicación: En Empel, pasando frio.
España

Mensaje por tercioidiaquez »

Otro comentario del agregado sueco:
"El Caney, con su tempestad de fuego, con los refuerzos de nuevas brigadas que se necesitaron, con la decisión del general Lawton de continuar la lucha, quedará como uno de los combates más dramáticos y más emocionantes de la historia militar moderna, en el que la bandera roja y amarilla fue defendida con el heroísmo inmenso y con un cariño patriótico y abnegado, nunca superado quizás."

General Shafter, en mensaje al general Toral:
"Lamento tener que comunicarle el fallecimiento del general Vara del Rey, quien con dos de sus hijos resultó muerto en el curso del combate del 1 de julio. Su cuerpo será enterrado esta mañana (4 de julio) con honores militares. Su hermano, el teniente coronel Vara del Rey, está herido y se halla prisionero en mi poder, juntamente con el capitán Vara del Rey".

En la acción de El Caney, el ejército norteamericano sufrió 108 muertos y más de 500 heridos.


“…Las piezas de campaña se perdieron; bandera de español ninguna…” Duque de Alba tras la batalla de Heiligerlee.
galdira_1
Recluta
Recluta
Mensajes: 6
Registrado: 23 Ene 2008, 23:01

Mensaje por galdira_1 »

¿Alguno tiene información sobre la comisión que se desplazó en noviembre de 1898 a Santiago de Cuba para exhumar los restos del General Vara de Rey?
¿Existe algún informe de dicha comisión que presidía el General Luis Valderrama y Rodríguez, el Delegado castrense D. Luis Escalona y Esparraguera y el médico Vicente Badía Vidal?
De existir ese informe ¿dónde podría localizarlo?
Gracias.


¿Quién está conectado?

Usuarios navegando por este Foro: No hay usuarios registrados visitando el Foro y 0 invitados