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El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las negociaciones, señaló que el secuestro del empresario fue “por razones políticas”.
Pero no sólo Héctor Delgado Parker recuperó la libertad por aquella época. El 9 de julio de 1990, a pocos días de finalizar el gobierno aprista, el líder del MRTA, Víctor Polay Campos, escapó del penal Castro Castro junto a 47 emerretistas a través de un túnel de 300 metros.
Para muchos existió un canje entre Delgado Parker y Polay. Uno, ex asesor de García. El otro, amigo de la infancia con quien además estudió en París. Es más, el ex funcionario del Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) Armando Castrillón acusó al entonces ministro del Interior Agustín Mantilla de estar implicado en la fuga.
En los años siguientes, el movimiento terrorista sufriría duros golpes. El 1 de junio de 1991 la Policía logra capturar en Jesús María a Alberto Gálvez Olaechea, uno de los cabecillas de ese grupo armado.
El 19 de abril de 1992 se capturó en Lima al también cabecilla Peter Cárdenas Schulte, siendo condenado a cadena perpetua.
Sin embargo, el golpe más duro contra el MRTA se produce el 9 de junio de ese mismo año, con la recaptura del dirigente máximo, Víctor Polay Campos, en un café de San Borja. También fue condenado a cadena perpetua.
Más sangre y secuestros
La Comisión de la Verdad y Reconciliación determinó que miembros de las denominadas “Fuerzas Especiales” del MRTA secuestraron al empresario minero David Ballón Vera el 11 de setiembre de 1992 y lo asesinaron el 24 de febrero de 1993.
El 1 de febrero de ese mismo año se produjo el secuestro del empresario vidriero Antonio Furukawa Obara en el distrito de La Victoria (Lima) por miembros del MRTA, siendo liberado cinco meses después.
Asimismo, el 9 de julio de 1993 secuestraron al empresario Raúl Hiraoka Torres, quien fue liberado el 14 de octubre del mismo año por la Policía Nacional.
Caso Berenson
Uno de los casos que tuvo mayor impacto mediático fue el de la terrorista norteamericana Lori Berenson, quien estuvo recluida en la prisión de Yanamayo, tras ser capturada el 30 de noviembre de 1995, acusada de colaborar con el MRTA para preparar un asalto al Congreso de la República.
En enero de 1996 fue condenada a cadena perpetua, acusada de traición a la patria. En agosto del 2000, el Consejo Supremo de Justicia Militar decidió revocar la sentencia. En marzo del 2001 se inició el nuevo juicio. Tres meses después, Berenson fue condenada a 20 años de prisión por el delito de terrorismo en la modalidad de colaboración.
Toma de la embajada
Cuando se tenía al MRTA como un movimiento desarticulado se produce uno de los golpes más duros de este grupo armado. El 17 de diciembre de 1996, un grupo de 14 emerretistas del comando “Oscar Torres Condezo”, liderados por Néstor Cerpa Cartolini, tomó por asalto la residencia del embajador del Japón Morihisha Auki, junto a 450 rehenes que asistieron a celebrar el natalicio del emperador del Japón.
Entre los rehenes se encontraban el entonces canciller de la República Francisco Tudela, el titular de Agricultura Rodolfo Muñante, varios congresistas, miembros de la Corte Suprema, diplomáticos extranjeros e incluso el actual presidente Alejandro Toledo.
Los rehenes fueron liberados paulatinamente. Sin embargo, 72 personas fueron mantenidas en cautiverio durante 126 días. El 22 de abril de 1997 se realiza la incursión del comando Chavín de Huántar.
La incursión acabó con los emerretistas pero, como lo recuerda claramente la opinión pública, costó la vida del magistrado Carlos Ernesto Giusti, del teniente coronel Juan Valer Sandoval y del teniente Raúl Jiménez Chávez. El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las negociaciones, señaló que el secuestro del empresario fue “por razones políticas”.
Pero no sólo Héctor Delgado Parker recuperó la libertad por aquella época. El 9 de julio de 1990, a pocos días de finalizar el gobierno aprista, el líder del MRTA, Víctor Polay Campos, escapó del penal Castro Castro junto a 47 emerretistas a través de un túnel de 300 metros.
Para muchos existió un canje entre Delgado Parker y Polay. Uno, ex asesor de García. El otro, amigo de la infancia con quien además estudió en París. Es más, el ex funcionario del Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) Armando Castrillón acusó al entonces ministro del Interior Agustín Mantilla de estar implicado en la fuga.
En los años siguientes, el movimiento terrorista sufriría duros golpes. El 1 de junio de 1991 la Policía logra capturar en Jesús María a Alberto Gálvez Olaechea, uno de los cabecillas de ese grupo armado.
El 19 de abril de 1992 se capturó en Lima al también cabecilla Peter Cárdenas Schulte, siendo condenado a cadena perpetua.
Sin embargo, el golpe más duro contra el MRTA se produce el 9 de junio de ese mismo año, con la recaptura del dirigente máximo, Víctor Polay Campos, en un café de San Borja. También fue condenado a cadena perpetua.
Más sangre y secuestros
La Comisión de la Verdad y Reconciliación determinó que miembros de las denominadas “Fuerzas Especiales” del MRTA secuestraron al empresario minero David Ballón Vera el 11 de setiembre de 1992 y lo asesinaron el 24 de febrero de 1993.
El 1 de febrero de ese mismo año se produjo el secuestro del empresario vidriero Antonio Furukawa Obara en el distrito de La Victoria (Lima) por miembros del MRTA, siendo liberado cinco meses después.
Asimismo, el 9 de julio de 1993 secuestraron al empresario Raúl Hiraoka Torres, quien fue liberado el 14 de octubre del mismo año por la Policía Nacional.
Caso Berenson
Uno de los casos que tuvo mayor impacto mediático fue el de la terrorista norteamericana Lori Berenson, quien estuvo recluida en la prisión de Yanamayo, tras ser capturada el 30 de noviembre de 1995, acusada de colaborar con el MRTA para preparar un asalto al Congreso de la República.
En enero de 1996 fue condenada a cadena perpetua, acusada de traición a la patria. En agosto del 2000, el Consejo Supremo de Justicia Militar decidió revocar la sentencia. En marzo del 2001 se inició el nuevo juicio. Tres meses después, Berenson fue condenada a 20 años de prisión por el delito de terrorismo en la modalidad de colaboración.
Toma de la embajada
Cuando se tenía al MRTA como un movimiento desarticulado se produce uno de los golpes más duros de este grupo armado. El 17 de diciembre de 1996, un grupo de 14 emerretistas del comando “Oscar Torres Condezo”, liderados por Néstor Cerpa Cartolini, tomó por asalto la residencia del embajador del Japón Morihisha Auki, junto a 450 rehenes que asistieron a celebrar el natalicio del emperador del Japón.
Entre los rehenes se encontraban el entonces canciller de la República Francisco Tudela, el titular de Agricultura Rodolfo Muñante, varios congresistas, miembros de la Corte Suprema, diplomáticos extranjeros e incluso el actual presidente Alejandro Toledo.
Los rehenes fueron liberados paulatinamente. Sin embargo, 72 personas fueron mantenidas en cautiverio durante 126 días. El 22 de abril de 1997 se realiza la incursión del comando Chavín de Huántar.
La incursión acabó con los emerretistas pero, como lo recuerda claramente la opinión pública, costó la vida del magistrado Carlos Ernesto Giusti, del teniente coronel Juan Valer Sandoval y del teniente Raúl Jiménez Chávez. El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las negociaciones, señaló que el secuestro del empresario fue “por razones políticas”.
Pero no sólo Héctor Delgado Parker recuperó la libertad por aquella época. El 9 de julio de 1990, a pocos días de finalizar el gobierno aprista, el líder del MRTA, Víctor Polay Campos, escapó del penal Castro Castro junto a 47 emerretistas a través de un túnel de 300 metros.
Para muchos existió un canje entre Delgado Parker y Polay. Uno, ex asesor de García. El otro, amigo de la infancia con quien además estudió en París. Es más, el ex funcionario del Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) Armando Castrillón acusó al entonces ministro del Interior Agustín Mantilla de estar implicado en la fuga.
En los años siguientes, el movimiento terrorista sufriría duros golpes. El 1 de junio de 1991 la Policía logra capturar en Jesús María a Alberto Gálvez Olaechea, uno de los cabecillas de ese grupo armado.
El 19 de abril de 1992 se capturó en Lima al también cabecilla Peter Cárdenas Schulte, siendo condenado a cadena perpetua.
Sin embargo, el golpe más duro contra el MRTA se produce el 9 de junio de ese mismo año, con la recaptura del dirigente máximo, Víctor Polay Campos, en un café de San Borja. También fue condenado a cadena perpetua.
Más sangre y secuestros
La Comisión de la Verdad y Reconciliación determinó que miembros de las denominadas “Fuerzas Especiales” del MRTA secuestraron al empresario minero David Ballón Vera el 11 de setiembre de 1992 y lo asesinaron el 24 de febrero de 1993.
El 1 de febrero de ese mismo año se produjo el secuestro del empresario vidriero Antonio Furukawa Obara en el distrito de La Victoria (Lima) por miembros del MRTA, siendo liberado cinco meses después.
Asimismo, el 9 de julio de 1993 secuestraron al empresario Raúl Hiraoka Torres, quien fue liberado el 14 de octubre del mismo año por la Policía Nacional.
Caso Berenson
Uno de los casos que tuvo mayor impacto mediático fue el de la terrorista norteamericana Lori Berenson, quien estuvo recluida en la prisión de Yanamayo, tras ser capturada el 30 de noviembre de 1995, acusada de colaborar con el MRTA para preparar un asalto al Congreso de la República.
En enero de 1996 fue condenada a cadena perpetua, acusada de traición a la patria. En agosto del 2000, el Consejo Supremo de Justicia Militar decidió revocar la sentencia. En marzo del 2001 se inició el nuevo juicio. Tres meses después, Berenson fue condenada a 20 años de prisión por el delito de terrorismo en la modalidad de colaboración.
Toma de la embajada
Cuando se tenía al MRTA como un movimiento desarticulado se produce uno de los golpes más duros de este grupo armado. El 17 de diciembre de 1996, un grupo de 14 emerretistas del comando “Oscar Torres Condezo”, liderados por Néstor Cerpa Cartolini, tomó por asalto la residencia del embajador del Japón Morihisha Auki, junto a 450 rehenes que asistieron a celebrar el natalicio del emperador del Japón.
Entre los rehenes se encontraban el entonces canciller de la República Francisco Tudela, el titular de Agricultura Rodolfo Muñante, varios congresistas, miembros de la Corte Suprema, diplomáticos extranjeros e incluso el actual presidente Alejandro Toledo.
Los rehenes fueron liberados paulatinamente. Sin embargo, 72 personas fueron mantenidas en cautiverio durante 126 días. El 22 de abril de 1997 se realiza la incursión del comando Chavín de Huántar.
La incursión acabó con los emerretistas pero, como lo recuerda claramente la opinión pública, costó la vida del magistrado Carlos Ernesto Giusti, del teniente coronel Juan Valer Sandoval y del teniente Raúl Jiménez Chávez. El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las negociaciones, señaló que el secuestro del empresario fue “por razones políticas”.
Pero no sólo Héctor Delgado Parker recuperó la libertad por aquella época. El 9 de julio de 1990, a pocos días de finalizar el gobierno aprista, el líder del MRTA, Víctor Polay Campos, escapó del penal Castro Castro junto a 47 emerretistas a través de un túnel de 300 metros.
Para muchos existió un canje entre Delgado Parker y Polay. Uno, ex asesor de García. El otro, amigo de la infancia con quien además estudió en París. Es más, el ex funcionario del Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) Armando Castrillón acusó al entonces ministro del Interior Agustín Mantilla de estar implicado en la fuga.
En los años siguientes, el movimiento terrorista sufriría duros golpes. El 1 de junio de 1991 la Policía logra capturar en Jesús María a Alberto Gálvez Olaechea, uno de los cabecillas de ese grupo armado.
El 19 de abril de 1992 se capturó en Lima al también cabecilla Peter Cárdenas Schulte, siendo condenado a cadena perpetua.
Sin embargo, el golpe más duro contra el MRTA se produce el 9 de junio de ese mismo año, con la recaptura del dirigente máximo, Víctor Polay Campos, en un café de San Borja. También fue condenado a cadena perpetua.
Más sangre y secuestros
La Comisión de la Verdad y Reconciliación determinó que miembros de las denominadas “Fuerzas Especiales” del MRTA secuestraron al empresario minero David Ballón Vera el 11 de setiembre de 1992 y lo asesinaron el 24 de febrero de 1993.
El 1 de febrero de ese mismo año se produjo el secuestro del empresario vidriero Antonio Furukawa Obara en el distrito de La Victoria (Lima) por miembros del MRTA, siendo liberado cinco meses después.
Asimismo, el 9 de julio de 1993 secuestraron al empresario Raúl Hiraoka Torres, quien fue liberado el 14 de octubre del mismo año por la Policía Nacional.
Caso Berenson
Uno de los casos que tuvo mayor impacto mediático fue el de la terrorista norteamericana Lori Berenson, quien estuvo recluida en la prisión de Yanamayo, tras ser capturada el 30 de noviembre de 1995, acusada de colaborar con el MRTA para preparar un asalto al Congreso de la República.
En enero de 1996 fue condenada a cadena perpetua, acusada de traición a la patria. En agosto del 2000, el Consejo Supremo de Justicia Militar decidió revocar la sentencia. En marzo del 2001 se inició el nuevo juicio. Tres meses después, Berenson fue condenada a 20 años de prisión por el delito de terrorismo en la modalidad de colaboración.
Toma de la embajada
Cuando se tenía al MRTA como un movimiento desarticulado se produce uno de los golpes más duros de este grupo armado. El 17 de diciembre de 1996, un grupo de 14 emerretistas del comando “Oscar Torres Condezo”, liderados por Néstor Cerpa Cartolini, tomó por asalto la residencia del embajador del Japón Morihisha Auki, junto a 450 rehenes que asistieron a celebrar el natalicio del emperador del Japón.
Entre los rehenes se encontraban el entonces canciller de la República Francisco Tudela, el titular de Agricultura Rodolfo Muñante, varios congresistas, miembros de la Corte Suprema, diplomáticos extranjeros e incluso el actual presidente Alejandro Toledo.
Los rehenes fueron liberados paulatinamente. Sin embargo, 72 personas fueron mantenidas en cautiverio durante 126 días. El 22 de abril de 1997 se realiza la incursión del comando Chavín de Huántar.
La incursión acabó con los emerretistas pero, como lo recuerda claramente la opinión pública, costó la vida del magistrado Carlos Ernesto Giusti, del teniente coronel Juan Valer Sandoval y del teniente Raúl Jiménez Chávez. El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las negociaciones, señaló que el secuestro del empresario fue “por razones políticas”.
Pero no sólo Héctor Delgado Parker recuperó la libertad por aquella época. El 9 de julio de 1990, a pocos días de finalizar el gobierno aprista, el líder del MRTA, Víctor Polay Campos, escapó del penal Castro Castro junto a 47 emerretistas a través de un túnel de 300 metros.
Para muchos existió un canje entre Delgado Parker y Polay. Uno, ex asesor de García. El otro, amigo de la infancia con quien además estudió en París. Es más, el ex funcionario del Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) Armando Castrillón acusó al entonces ministro del Interior Agustín Mantilla de estar implicado en la fuga.
En los años siguientes, el movimiento terrorista sufriría duros golpes. El 1 de junio de 1991 la Policía logra capturar en Jesús María a Alberto Gálvez Olaechea, uno de los cabecillas de ese grupo armado.
El 19 de abril de 1992 se capturó en Lima al también cabecilla Peter Cárdenas Schulte, siendo condenado a cadena perpetua.
Sin embargo, el golpe más duro contra el MRTA se produce el 9 de junio de ese mismo año, con la recaptura del dirigente máximo, Víctor Polay Campos, en un café de San Borja. También fue condenado a cadena perpetua.
Más sangre y secuestros
La Comisión de la Verdad y Reconciliación determinó que miembros de las denominadas “Fuerzas Especiales” del MRTA secuestraron al empresario minero David Ballón Vera el 11 de setiembre de 1992 y lo asesinaron el 24 de febrero de 1993.
El 1 de febrero de ese mismo año se produjo el secuestro del empresario vidriero Antonio Furukawa Obara en el distrito de La Victoria (Lima) por miembros del MRTA, siendo liberado cinco meses después.
Asimismo, el 9 de julio de 1993 secuestraron al empresario Raúl Hiraoka Torres, quien fue liberado el 14 de octubre del mismo año por la Policía Nacional.
Caso Berenson
Uno de los casos que tuvo mayor impacto mediático fue el de la terrorista norteamericana Lori Berenson, quien estuvo recluida en la prisión de Yanamayo, tras ser capturada el 30 de noviembre de 1995, acusada de colaborar con el MRTA para preparar un asalto al Congreso de la República.
En enero de 1996 fue condenada a cadena perpetua, acusada de traición a la patria. En agosto del 2000, el Consejo Supremo de Justicia Militar decidió revocar la sentencia. En marzo del 2001 se inició el nuevo juicio. Tres meses después, Berenson fue condenada a 20 años de prisión por el delito de terrorismo en la modalidad de colaboración.
Toma de la embajada
Cuando se tenía al MRTA como un movimiento desarticulado se produce uno de los golpes más duros de este grupo armado. El 17 de diciembre de 1996, un grupo de 14 emerretistas del comando “Oscar Torres Condezo”, liderados por Néstor Cerpa Cartolini, tomó por asalto la residencia del embajador del Japón Morihisha Auki, junto a 450 rehenes que asistieron a celebrar el natalicio del emperador del Japón.
Entre los rehenes se encontraban el entonces canciller de la República Francisco Tudela, el titular de Agricultura Rodolfo Muñante, varios congresistas, miembros de la Corte Suprema, diplomáticos extranjeros e incluso el actual presidente Alejandro Toledo.
Los rehenes fueron liberados paulatinamente. Sin embargo, 72 personas fueron mantenidas en cautiverio durante 126 días. El 22 de abril de 1997 se realiza la incursión del comando Chavín de Huántar.
La incursión acabó con los emerretistas pero, como lo recuerda claramente la opinión pública, costó la vida del magistrado Carlos Ernesto Giusti, del teniente coronel Juan Valer Sandoval y del teniente Raúl Jiménez Chávez. El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las negociaciones, señaló que el secuestro del empresario fue “por razones políticas”.
Pero no sólo Héctor Delgado Parker recuperó la libertad por aquella época. El 9 de julio de 1990, a pocos días de finalizar el gobierno aprista, el líder del MRTA, Víctor Polay Campos, escapó del penal Castro Castro junto a 47 emerretistas a través de un túnel de 300 metros.
Para muchos existió un canje entre Delgado Parker y Polay. Uno, ex asesor de García. El otro, amigo de la infancia con quien además estudió en París. Es más, el ex funcionario del Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) Armando Castrillón acusó al entonces ministro del Interior Agustín Mantilla de estar implicado en la fuga.
En los años siguientes, el movimiento terrorista sufriría duros golpes. El 1 de junio de 1991 la Policía logra capturar en Jesús María a Alberto Gálvez Olaechea, uno de los cabecillas de ese grupo armado.
El 19 de abril de 1992 se capturó en Lima al también cabecilla Peter Cárdenas Schulte, siendo condenado a cadena perpetua.
Sin embargo, el golpe más duro contra el MRTA se produce el 9 de junio de ese mismo año, con la recaptura del dirigente máximo, Víctor Polay Campos, en un café de San Borja. También fue condenado a cadena perpetua.
Más sangre y secuestros
La Comisión de la Verdad y Reconciliación determinó que miembros de las denominadas “Fuerzas Especiales” del MRTA secuestraron al empresario minero David Ballón Vera el 11 de setiembre de 1992 y lo asesinaron el 24 de febrero de 1993.
El 1 de febrero de ese mismo año se produjo el secuestro del empresario vidriero Antonio Furukawa Obara en el distrito de La Victoria (Lima) por miembros del MRTA, siendo liberado cinco meses después.
Asimismo, el 9 de julio de 1993 secuestraron al empresario Raúl Hiraoka Torres, quien fue liberado el 14 de octubre del mismo año por la Policía Nacional.
Caso Berenson
Uno de los casos que tuvo mayor impacto mediático fue el de la terrorista norteamericana Lori Berenson, quien estuvo recluida en la prisión de Yanamayo, tras ser capturada el 30 de noviembre de 1995, acusada de colaborar con el MRTA para preparar un asalto al Congreso de la República.
En enero de 1996 fue condenada a cadena perpetua, acusada de traición a la patria. En agosto del 2000, el Consejo Supremo de Justicia Militar decidió revocar la sentencia. En marzo del 2001 se inició el nuevo juicio. Tres meses después, Berenson fue condenada a 20 años de prisión por el delito de terrorismo en la modalidad de colaboración.
Toma de la embajada
Cuando se tenía al MRTA como un movimiento desarticulado se produce uno de los golpes más duros de este grupo armado. El 17 de diciembre de 1996, un grupo de 14 emerretistas del comando “Oscar Torres Condezo”, liderados por Néstor Cerpa Cartolini, tomó por asalto la residencia del embajador del Japón Morihisha Auki, junto a 450 rehenes que asistieron a celebrar el natalicio del emperador del Japón.
Entre los rehenes se encontraban el entonces canciller de la República Francisco Tudela, el titular de Agricultura Rodolfo Muñante, varios congresistas, miembros de la Corte Suprema, diplomáticos extranjeros e incluso el actual presidente Alejandro Toledo.
Los rehenes fueron liberados paulatinamente. Sin embargo, 72 personas fueron mantenidas en cautiverio durante 126 días. El 22 de abril de 1997 se realiza la incursión del comando Chavín de Huántar.
La incursión acabó con los emerretistas pero, como lo recuerda claramente la opinión pública, costó la vida del magistrado Carlos Ernesto Giusti, del teniente coronel Juan Valer Sandoval y del teniente Raúl Jiménez Chávez. El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las negociaciones, señaló que el secuestro del empresario fue “por razones políticas”.
Pero no sólo Héctor Delgado Parker recuperó la libertad por aquella época. El 9 de julio de 1990, a pocos días de finalizar el gobierno aprista, el líder del MRTA, Víctor Polay Campos, escapó del penal Castro Castro junto a 47 emerretistas a través de un túnel de 300 metros.
Para muchos existió un canje entre Delgado Parker y Polay. Uno, ex asesor de García. El otro, amigo de la infancia con quien además estudió en París. Es más, el ex funcionario del Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) Armando Castrillón acusó al entonces ministro del Interior Agustín Mantilla de estar implicado en la fuga.
En los años siguientes, el movimiento terrorista sufriría duros golpes. El 1 de junio de 1991 la Policía logra capturar en Jesús María a Alberto Gálvez Olaechea, uno de los cabecillas de ese grupo armado.
El 19 de abril de 1992 se capturó en Lima al también cabecilla Peter Cárdenas Schulte, siendo condenado a cadena perpetua.
Sin embargo, el golpe más duro contra el MRTA se produce el 9 de junio de ese mismo año, con la recaptura del dirigente máximo, Víctor Polay Campos, en un café de San Borja. También fue condenado a El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las negociaciones, señaló que el secuestro del empresario fue “por razones políticas”.
Pero no sólo Héctor Delgado Parker recuperó la libertad por aquella época. El 9 de julio de 1990, a pocos días de finalizar el gobierno aprista, el líder del MRTA, Víctor Polay Campos, escapó del penal Castro Castro junto a 47 emerretistas a través de un túnel de 300 metros.
Para muchos existió un canje entre Delgado Parker y Polay. Uno, ex asesor de García. El otro, amigo de la infancia con quien además estudió en París. Es más, el ex funcionario del Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) Armando Castrillón acusó al entonces ministro del Interior Agustín Mantilla de estar implicado en la fuga.
En los años siguientes, el movimiento terrorista sufriría duros golpes. El 1 de junio de 1991 la Policía logra capturar en Jesús María a Alberto Gálvez Olaechea, uno de los cabecillas de ese grupo armado.
El 19 de abril de 1992 se capturó en Lima al también cabecilla Peter Cárdenas Schulte, siendo condenado a cadena perpetua.
Sin embargo, el golpe más duro contra el MRTA se produce el 9 de junio de ese mismo año, con la recaptura del dirigente máximo, Víctor Polay Campos, en un café de San Borja. También fue condenado a cadena perpetua.
Más sangre y secuestros
La Comisión de la Verdad y Reconciliación determinó que miembros de las denominadas “Fuerzas Especiales” del MRTA secuestraron al empresario minero David Ballón Vera el 11 de setiembre de 1992 y lo asesinaron el 24 de febrero de 1993.
El 1 de febrero de ese mismo año se produjo el secuestro del empresario vidriero Antonio Furukawa Obara en el distrito de La Victoria (Lima) por miembros del MRTA, siendo liberado cinco meses después.
Asimismo, el 9 de julio de 1993 secuestraron al empresario Raúl Hiraoka Torres, quien fue liberado el 14 de octubre del mismo año por la Policía Nacional.
Caso Berenson
Uno de los casos que tuvo mayor impacto mediático fue el de la terrorista norteamericana Lori Berenson, quien estuvo recluida en la prisión de Yanamayo, tras ser capturada el 30 de noviembre de 1995, acusada de colaborar con el MRTA para preparar un asalto al Congreso de la República.
En enero de 1996 fue condenada a cadena perpetua, acusada de traición a la patria. En agosto del 2000, el Consejo Supremo de Justicia Militar decidió revocar la sentencia. En marzo del 2001 se inició el nuevo juicio. Tres meses después, Berenson fue condenada a 20 años de prisión por el delito de terrorismo en la modalidad de colaboración.
Toma de la embajada
Cuando se tenía al MRTA como un movimiento desarticulado se produce uno de los golpes más duros de este grupo armado. El 17 de diciembre de 1996, un grupo de 14 emerretistas del comando “Oscar Torres Condezo”, liderados por Néstor Cerpa Cartolini, tomó por asalto la residencia del embajador del Japón Morihisha Auki, junto a 450 rehenes que asistieron a celebrar el natalicio del emperador del Japón.
Entre los rehenes se encontraban el entonces canciller de la República Francisco Tudela, el titular de Agricultura Rodolfo Muñante, varios congresistas, miembros de la Corte Suprema, diplomáticos extranjeros e incluso el actual presidente Alejandro Toledo.
Los rehenes fueron liberados paulatinamente. Sin embargo, 72 personas fueron mantenidas en cautiverio durante 126 días. El 22 de abril de 1997 se realiza la incursión del comando Chavín de Huántar.
La incursión acabó con los emerretistas pero, como lo recuerda claramente la opinión pública, costó la vida del magistrado Carlos Ernesto Giusti, del teniente coronel Juan Valer Sandoval y del teniente Raúl Jiménez Chávez. El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las negociaciones, señaló que el secuestro del empresario fue “por razones políticas”.
Pero no sólo Héctor Delgado Parker recuperó la libertad por aquella época. El 9 de julio de 1990, a pocos días de finalizar el gobierno aprista, el líder del MRTA, Víctor Polay Campos, escapó del penal Castro Castro junto a 47 emerretistas a través de un túnel de 300 metros.
Para muchos existió un canje entre Delgado Parker y Polay. Uno, ex asesor de García. El otro, amigo de la infancia con quien además estudió en París. Es más, el ex funcionario del Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) Armando Castrillón acusó al entonces ministro del Interior Agustín Mantilla de estar implicado en la fuga.
En los años siguientes, el movimiento terrorista sufriría duros golpes. El 1 de junio de 1991 la Policía logra capturar en Jesús María a Alberto Gálvez Olaechea, uno de los cabecillas de ese grupo armado.
El 19 de abril de 1992 se capturó en Lima al también cabecilla Peter Cárdenas Schulte, siendo condenado a cadena perpetua.
Sin embargo, el golpe más duro contra el MRTA se produce el 9 de junio de ese mismo año, con la recaptura del dirigente máximo, Víctor Polay Campos, en un café de San Borja. También fue condenado a cadena perpetua.
Más sangre y secuestros
La Comisión de la Verdad y Reconciliación determinó que miembros de las denominadas “Fuerzas Especiales” del MRTA secuestraron al empresario minero David Ballón Vera el 11 de setiembre de 1992 y lo asesinaron el 24 de febrero de 1993.
El 1 de febrero de ese mismo año se produjo el secuestro del empresario vidriero Antonio Furukawa Obara en el distrito de La Victoria (Lima) por miembros del MRTA, siendo liberado cinco meses después.
Asimismo, el 9 de julio de 1993 secuestraron al empresario Raúl Hiraoka Torres, quien fue liberado el 14 de octubre del mismo año por la Policía Nacional.
Caso Berenson
Uno de los casos que tuvo mayor impacto mediático fue el de la terrorista norteamericana Lori Berenson, quien estuvo recluida en la prisión de Yanamayo, tras ser capturada el 30 de noviembre de 1995, acusada de colaborar con el MRTA para preparar un asalto al Congreso de la República.
En enero de 1996 fue condenada a cadena perpetua, acusada de traición a la patria. En agosto del 2000, el Consejo Supremo de Justicia Militar decidió revocar la sentencia. En marzo del 2001 se inició el nuevo juicio. Tres meses después, Berenson fue condenada a 20 años de prisión por el delito de terrorismo en la modalidad de colaboración.
Toma de la embajada
Cuando se tenía al MRTA como un movimiento desarticulado se produce uno de los golpes más duros de este grupo armado. El 17 de diciembre de 1996, un grupo de 14 emerretistas del comando “Oscar Torres Condezo”, liderados por Néstor Cerpa Cartolini, tomó por asalto la residencia del embajador del Japón Morihisha Auki, junto a 450 rehenes que asistieron a celebrar el natalicio del emperador del Japón.
Entre los rehenes se encontraban el entonces canciller de la República Francisco Tudela, el titular de Agricultura Rodolfo Muñante, varios congresistas, miembros de la Corte Suprema, diplomáticos extranjeros e incluso el actual presidente Alejandro Toledo.
Los rehenes fueron liberados paulatinamente. Sin embargo, 72 personas fueron mantenidas en cautiverio durante 126 días. El 22 de abril de 1997 se realiza la incursión del comando Chavín de Huántar.
La incursión acabó con los emerretistas pero, como lo recuerda claramente la opinión pública, costó la vida del magistrado Carlos Ernesto Giusti, del teniente coronel Juan Valer Sandoval y del teniente Raúl Jiménez Chávez. El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las negociaciones, señaló que el secuestro del empresario fue “por razones políticas”.
Pero no sólo Héctor Delgado Parker recuperó la libertad por aquella época. El 9 de julio de 1990, a pocos días de finalizar el gobierno aprista, el líder del MRTA, Víctor Polay Campos, escapó del penal Castro Castro junto a 47 emerretistas a través de un túnel de 300 metros.
Para muchos existió un canje entre Delgado Parker y Polay. Uno, ex asesor de García. El otro, amigo de la infancia con quien además estudió en París. Es más, el ex funcionario del Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) Armando Castrillón acusó al entonces ministro del Interior Agustín Mantilla de estar implicado en la fuga.
En los años siguientes, el movimiento terrorista sufriría duros golpes. El 1 de junio de 1991 la Policía logra capturar en Jesús María a Alberto Gálvez Olaechea, uno de los cabecillas de ese grupo armado.
El 19 de abril de 1992 se capturó en Lima al también cabecilla Peter Cárdenas Schulte, siendo condenado a cadena perpetua.
Sin embargo, el golpe más duro contra el MRTA se produce el 9 de junio de ese mismo año, con la recaptura del dirigente máximo, Víctor Polay Campos, en un café de San Borja. También fue condenado a cadena perpetua.
Más sangre y secuestros
La Comisión de la Verdad y Reconciliación determinó que miembros de las denominadas “Fuerzas Especiales” del MRTA secuestraron al empresario minero David Ballón Vera el 11 de setiembre de 1992 y lo asesinaron el 24 de febrero de 1993.
El 1 de febrero de ese mismo año se produjo el secuestro del empresario vidriero Antonio Furukawa Obara en el distrito de La Victoria (Lima) por miembros del MRTA, siendo liberado cinco meses después.
Asimismo, el 9 de julio de 1993 secuestraron al empresario Raúl Hiraoka Torres, quien fue liberado el 14 de octubre del mismo año por la Policía Nacional.
Caso Berenson
Uno de los casos que tuvo mayor impacto mediático fue el de la terrorista norteamericana Lori Berenson, quien estuvo recluida en la prisión de Yanamayo, tras ser capturada el 30 de noviembre de 1995, acusada de colaborar con el MRTA para preparar un asalto al Congreso de la República.
En enero de 1996 fue condenada a cadena perpetua, acusada de traición a la patria. En agosto del 2000, el Consejo Supremo de Justicia Militar decidió revocar la sentencia. En marzo del 2001 se inició el nuevo juicio. Tres meses después, Berenson fue condenada a 20 años de prisión por el delito de terrorismo en la modalidad de colaboración.
Toma de la embajada
Cuando se tenía al MRTA como un movimiento desarticulado se produce uno de los golpes más duros de este grupo armado. El 17 de diciembre de 1996, un grupo de 14 emerretistas del comando “Oscar Torres Condezo”, liderados por Néstor Cerpa Cartolini, tomó por asalto la residencia del embajador del Japón Morihisha Auki, junto a 450 rehenes que asistieron a celebrar el natalicio del emperador del Japón.
Entre los rehenes se encontraban el entonces canciller de la República Francisco Tudela, el titular de Agricultura Rodolfo Muñante, varios congresistas, miembros de la Corte Suprema, diplomáticos extranjeros e incluso el actual presidente Alejandro Toledo.
Los rehenes fueron liberados paulatinamente. Sin embargo, 72 personas fueron mantenidas en cautiverio durante 126 días. El 22 de abril de 1997 se realiza la incursión del comando Chavín de Huántar.
La incursión acabó con los emerretistas pero, como lo recuerda claramente la opinión pública, costó la vida del magistrado Carlos Ernesto Giusti, del teniente coronel Juan Valer Sandoval y del teniente Raúl Jiménez Chávez. El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las negociaciones, señaló que el secuestro del empresario fue “por razones políticas”.
Pero no sólo Héctor Delgado Parker recuperó la libertad por aquella época. El 9 de julio de 1990, a pocos días de finalizar el gobierno aprista, el líder del MRTA, Víctor Polay Campos, escapó del penal Castro Castro junto a 47 emerretistas a través de un túnel de 300 metros.
Para muchos existió un canje entre Delgado Parker y Polay. Uno, ex asesor de García. El otro, amigo de la infancia con quien además estudió en París. Es más, el ex funcionario del Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) Armando Castrillón acusó al entonces ministro del Interior Agustín Mantilla de estar implicado en la fuga.
En los años siguientes, el movimiento terrorista sufriría duros golpes. El 1 de junio de 1991 la Policía logra capturar en Jesús María a Alberto Gálvez Olaechea, uno de los cabecillas de ese grupo armado.
El 19 de abril de 1992 se capturó en Lima al también cabecilla Peter Cárdenas Schulte, siendo condenado a cadena perpetua.
Sin embargo, el golpe más duro contra el MRTA se produce el 9 de junio de ese mismo año, con la recaptura del dirigente máximo, Víctor Polay Campos, en un café de San Borja. También fue condenado a cadena perpetua.
Más sangre y secuestros
La Comisión de la Verdad y Reconciliación determinó que miembros de las denominadas “Fuerzas Especiales” del MRTA secuestraron al empresario minero David Ballón Vera el 11 de setiembre de 1992 y lo asesinaron el 24 de febrero de 1993.
El 1 de febrero de ese mismo año se produjo el secuestro del empresario vidriero Antonio Furukawa Obara en el distrito de La Victoria (Lima) por miembros del MRTA, siendo liberado cinco meses después.
Asimismo, el 9 de julio de 1993 secuestraron al empresario Raúl Hiraoka Torres, quien fue liberado el 14 de octubre del mismo año por la Policía Nacional.
Caso Berenson
Uno de los casos que tuvo mayor impacto mediático fue el de la terrorista norteamericana Lori Berenson, quien estuvo recluida en la prisión de Yanamayo, tras ser capturada el 30 de noviembre de 1995, acusada de El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las negociaciones, señaló que el secuestro del empresario fue “por razones políticas”.
Pero no sólo Héctor Delgado Parker recuperó la libertad por aquella época. El 9 de julio de 1990, a pocos días de finalizar el gobierno aprista, el líder del MRTA, Víctor Polay Campos, escapó del penal Castro Castro junto a 47 emerretistas a través de un túnel de 300 metros.
Para muchos existió un canje entre Delgado Parker y Polay. Uno, ex asesor de García. El otro, amigo de la infancia con quien además estudió en París. Es más, el ex funcionario del Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) Armando Castrillón acusó al entonces ministro del Interior Agustín Mantilla de estar implicado en la fuga.
En los años siguientes, el movimiento terrorista sufriría duros golpes. El 1 de junio de 1991 la Policía logra capturar en Jesús María a Alberto Gálvez Olaechea, uno de los cabecillas de ese grupo armado.
El 19 de abril de 1992 se capturó en Lima al también cabecilla Peter Cárdenas Schulte, siendo condenado a cadena perpetua.
Sin embargo, el golpe más duro contra el MRTA se produce el 9 de junio de ese mismo año, con la recaptura del dirigente máximo, Víctor Polay Campos, en un café de San Borja. También fue condenado a cadena perpetua.
Más sangre y secuestros
La Comisión de la Verdad y Reconciliación determinó que miembros de las denominadas “Fuerzas Especiales” del MRTA secuestraron al empresario minero David Ballón Vera el 11 de setiembre de 1992 y lo asesinaron el 24 de febrero de 1993.
El 1 de febrero de ese mismo año se produjo el secuestro del empresario vidriero Antonio Furukawa Obara en el distrito de La Victoria (Lima) por miembros del MRTA, siendo liberado cinco meses después.
Asimismo, el 9 de julio de 1993 secuestraron al empresario Raúl Hiraoka Torres, quien fue liberado el 14 de octubre del mismo año por la Policía Nacional.
Caso Berenson
Uno de los casos que tuvo mayor impacto mediático fue el de la terrorista norteamericana Lori Berenson, quien estuvo recluida en la prisión de Yanamayo, tras ser capturada el 30 de noviembre de 1995, acusada de colaborar con el MRTA para preparar un asalto al Congreso de la República.
En enero de 1996 fue condenada a cadena perpetua, acusada de traición a la patria. En agosto del 2000, el Consejo Supremo de Justicia Militar decidió revocar la sentencia. En marzo del 2001 se inició el nuevo juicio. Tres meses después, Berenson fue condenada a 20 años de prisión por el delito de terrorismo en la modalidad de colaboración.
Toma de la embajada
Cuando se tenía al MRTA como un movimiento desarticulado se produce uno de los golpes más duros de este grupo armado. El 17 de diciembre de 1996, un grupo de 14 emerretistas del comando “Oscar Torres Condezo”, liderados por Néstor Cerpa Cartolini, tomó por asalto la residencia del embajador del Japón Morihisha Auki, junto a 450 rehenes que asistieron a celebrar el natalicio del emperador del Japón.
Entre los rehenes se encontraban el entonces canciller de la República Francisco Tudela, el titular de Agricultura Rodolfo Muñante, varios congresistas, miembros de la Corte Suprema, diplomáticos extranjeros e incluso el actual presidente Alejandro Toledo.
Los rehenes fueron liberados paulatinamente. Sin embargo, 72 personas fueron mantenidas en cautiverio durante 126 días. El 22 de abril de 1997 se realiza la incursión del comando Chavín de Huántar.
La incursión acabó con los emerretistas pero, como lo recuerda claramente la opinión pública, costó la vida del magistrado Carlos Ernesto Giusti, del teniente coronel Juan Valer Sandoval y del teniente Raúl Jiménez Chávez. El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las negociaciones, señaló que el secuestro del empresario fue “por razones políticas”.
Pero no sólo Héctor Delgado Parker recuperó la libertad por aquella época. El 9 de julio de 1990, a pocos días de finalizar el gobierno aprista, el líder del MRTA, Víctor Polay Campos, escapó del penal Castro Castro junto a 47 emerretistas a través de un túnel de 300 metros.
Para muchos existió un canje entre Delgado Parker y Polay. Uno, ex asesor de García. El otro, amigo de la infancia con quien además estudió en París. Es más, el ex funcionario del Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) Armando Castrillón acusó al entonces ministro del Interior Agustín Mantilla de estar implicado en la fuga.
En los años siguientes, el movimiento terrorista sufriría duros golpes. El 1 de junio de 1991 la Policía logra capturar en Jesús María a Alberto Gálvez Olaechea, uno de los cabecillas de ese grupo armado.
El 19 de abril de 1992 se capturó en Lima al también cabecilla Peter Cárdenas Schulte, siendo condenado a cadena perpetua.
Sin embargo, el golpe más duro contra el MRTA se produce el 9 de junio de ese mismo año, con la recaptura del dirigente máximo, Víctor Polay Campos, en un café de San Borja. También fue condenado a cadena perpetua.
Más sangre y secuestros
La Comisión de la Verdad y Reconciliación determinó que miembros de las denominadas “Fuerzas Especiales” del MRTA secuestraron al empresario minero David Ballón Vera el 11 de setiembre de 1992 y lo asesinaron el 24 de febrero de 1993.
El 1 de febrero de ese mismo año se produjo el secuestro del empresario vidriero Antonio Furukawa Obara en el distrito de La Victoria (Lima) por miembros del MRTA, siendo liberado cinco meses después.
Asimismo, el 9 de julio de 1993 secuestraron al empresario Raúl Hiraoka Torres, quien fue liberado el 14 de octubre del mismo año por la Policía Nacional.
Caso Berenson
Uno de los casos que tuvo mayor impacto mediático fue el de la terrorista norteamericana Lori Berenson, quien estuvo recluida en la prisión de Yanamayo, tras ser capturada el 30 de noviembre de 1995, acusada de colaborar con el MRTA para preparar un asalto al Congreso de la República.
En enero de 1996 fue condenada a cadena perpetua, acusada de traición a la patria. En agosto del 2000, el Consejo Supremo de Justicia Militar decidió revocar la sentencia. En marzo del 2001 se inició el nuevo juicio. Tres meses después, Berenson fue condenada a 20 años de prisión por el delito de terrorismo en la modalidad de colaboración.
Toma de la embajada
Cuando se tenía al MRTA como un movimiento desarticulado se produce uno de los golpes más duros de este grupo armado. El 17 de diciembre de 1996, un grupo de 14 emerretistas del comando “Oscar Torres Condezo”, liderados por Néstor Cerpa Cartolini, tomó por asalto la residencia del embajador del Japón Morihisha Auki, junto a 450 rehenes que asistieron a celebrar el natalicio del emperador del Japón.
Entre los rehenes se encontraban el entonces canciller de la República Francisco Tudela, el titular de Agricultura Rodolfo Muñante, varios congresistas, miembros de la Corte Suprema, diplomáticos extranjeros e incluso el actual presidente Alejandro Toledo.
Los rehenes fueron liberados paulatinamente. Sin embargo, 72 personas fueron mantenidas en cautiverio durante 126 días. El 22 de abril de 1997 se realiza la incursión del comando Chavín de Huántar.
La incursión acabó con los emerretistas pero, como lo recuerda claramente la opinión pública, costó la vida del magistrado Carlos Ernesto Giusti, del teniente coronel Juan Valer Sandoval y del teniente Raúl Jiménez Chávez. El comunicado suscrito por un grupo de políticos de izquierda, candidatos a la Presidencia de la República, y otros personajes, pidiendo una “sentencia justa” para el cabecilla emerretista Víctor Polay Campos, (a) Rolando, ha hecho necesario reflexionar sobre la vorágine de terror y barbarie que desató en el Perú el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Desde su fundación, en 1984, el MRTA incurrió en una serie de asesinatos, toma de rehenes y la práctica sistemática del secuestro para financiar su sanguinaria lucha. Incluso asesinó a disidentes de sus propias filas.
Entre los asesinatos más sonados de este movimiento terrorista destaca el del ex ministro de Defensa del gobierno aprista Enrique López Albújar como represalia por la denominada matanza de Molinos, en Tarma. El militar fue acribillado en Lima el 9 de enero de 1990 cuando se encontraba en su automóvil.
Tan sólo tres meses antes, en octubre de 1989, el MRTA secuestra a Héctor Delgado Parker, presidente del directorio de Panamericana Televisión y ex asesor del entonces presidente Alan García. La operación acabó con la vida de uno de los miembros de seguridad del empresario televisivo.
Luego de seis meses de cautiverio, Delgado Parker fue liberado tras el pago de un millón 800 mil dólares. Peter Cárdenas Schulte, una de las cabezas del MRTA y encargado de las negociaciones, señaló que el secuestro del empresario fue “por razones políticas”.
Pero no sólo Héctor Delgado Parker recuperó la libertad por aquella época. El 9 de julio de 1990, a pocos días de finalizar el gobierno aprista, el líder del MRTA, Víctor Polay Campos, escapó del penal Castro Castro junto a 47 emerretistas a través de un túnel de 300 metros.
Para muchos existió un canje entre Delgado Parker y Polay. Uno, ex asesor de García. El otro, amigo de la infancia con quien además estudió en París. Es más, el ex funcionario del Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) Armando Castrillón acusó al entonces ministro del Interior Agustín Mantilla de estar implicado en la fuga.
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Liberal y Nacionalista reconstruyendo al Perú. Azote de Derechistas, Izquierdistas, Sindicalistas y Caviares.