Al mediodía, del 21 de mayo de 1982, el solitario A-4B del capitán Carballo efectuó el primer ataque a la fragata Ardent. Por los restos que volaron por el aire y la posterior columna de humo, se presume que el impacto fue en cubierta. Según el capitán del buque, la bomba dañó la popa, el sistema de misiles que allí se encontraba e inició un incendio.
Con los aviones de la tercera oleada se forma una escuadrilla de cinco A-4B que atacaron la fragata Argonaut. La nave intentó refugiarse cerca de unos acantilados pero fue alcanzada por cañones y bombas. Al retirarse los aviones, tenía un hueco por encima de la línea de flotación, fuera de servicio los motores y el sistema del timón, había estallado una caldera y estallaron algunos misiles Sea Cat.
A esta acción, siguió un nuevo ataque a la fragata Ardent, a cargo de las secciones Cueca y Libra, de M 5. Además de numerosos impactos de cañón, el buque fue alcanzado por una bomba que destruyó el helicóptero Lynx, demolió el hangar y el lanzador de misiles Sea Cat. Una segunda bomba, que no explotó, se alojó en la popa. Una vez que se controló el incendio a bordo, la Ardent navegó hacia el noroeste, con el objeto de unirse a otros buques en el estrecho, para protección. Había quedado indefensa y no pudo evitar el ataque que, más tarde, realizó una escuadrilla de aviones A-4Q de la Armada y que determinó su hundimiento definitivo.
El primer teniente Héctor Hugo Luna fue derribado, logró eyectarse y fue recuperado.
Tras ellos llegaron al estrecho los M5 de la escuadrilla “RATÓN”. Interceptados por una PAC de Harrier, los tres aviones fueron derribados. El capitán Guillermo Adolfo Donadille, el mayor Justo Gustavo Piuma y el primer teniente Jorge Daniel Senn, lograron eyectarse y fueron recuperados. Durante el combate, el capitán Donadille, aún sin armamento para la lucha aire/aire, enfrentó a uno de los Harrier y le disparó con sus cañones. Se presume que el avión ingles pudo ser alcanzado.
Un helicóptero Bell 212 rescata al mayor Tomba que se había eyectado por la mañana. Oscurecía y las bengalas lanzadas por el piloto permiten ubicarlo. Regresaron de noche, guiados por el radar de artillería y, para aterrizar, el personal de la Base Cóndor formó un círculo con linternas, a modo de balizamiento.
Fuente: Dirección de Estudios Históricos

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