12 DE MAYO DE 1917Campo de tiro del ejércitoLas dos piezas por fin callaron cuando el sol empezaba a rozar el horizonte. Los tubos de los cañones se enfriaban de forma progresiva mientras las dotaciones y la dotación de evaluación procedía a cerrar sus conclusiones y los datos de las pruebas. Faltaba hacerlo oficial, pero los datos eran claros y evidentes: España contaba con la capacidad industrial de fabricar piezas de gran calibre.
Los cañones de diseño austriaco funcionaban de forma correcta, logrando los alcances de diseño y con un comportamiento de la munición adecuada.

Los problemas de manufactura de los segmentos parecían haberse corregido gracias a los cambios en los procesos de colado que los técnicos de la SECN habían impulsado en las factorías siderúrgicas de Vizcaya.
Esas modificaciones habían logrado mejorar la calidad micro estructural del acero en los segmentos intermedios, los más complejos de fabricar.
Finalmente, gracias a los cambios de proceso en origen y a los controles de calidad en la Trinchera (apodo que portaba la sección de alto calibre recientemente terminada en la planta de la SECN de Cartagena) las piezas de 305mm eran una realidad.
Evidentemente, era solo un principio. El porcentaje de piezas rechazadas por baja calidad aun suponían un 35%, algo inaceptable en piezas que precisaban una precisión extrema, pero debido a la urgencia de la guerra, la producción empezaría de esa forma. Supondría desechar un alto número de componentes debido a baja calidad, lo cual contribuiría de forma evidente en ralentizar el tiempo de fabricación, pero había esperanzas de mejorar las piezas en origen y con ellas el tiempo de ensamblado.
Por el momento, la fábrica de Cartagena sería capaz de suministrar una pieza de 305mm al mes. Para Enero del año próximo se contaría con las primeras 9 piezas necesarias para artillar uno de los cruceros de batalla españoles (considerando una torre proel de 3 piezas, y tres torres de dos piezas).
Se estimaba que, gracias a mejorar se proceso, para finales de 1918 se contara con piezas para artillar las tres unidades botadas.
Aun quedaba pendiente de resolver el futuro de la tercera unidad de la serie... se convertiría de forma definitiva en porta aeronaves? Se revertiría su diseño a crucero de batalla ahora que las piezas estaban dispuestas?
En cualquier caso, España acaba de ingresar en el selecto club de naciones capaces de fabricar piezas de alto calibre. Si la guerra acababa de forma favorable, sería posible exportan no solo buques menores sino acorazados incluso a países afines.
Oficinas del SECN, Fabrica de artillería naval (alias La Trinchera), CartagenaVladimir Kupka acababa de recibir un escueto telegrama que confirmaba las expectativas en las pruebas de las piezas de 305mm. “’Éxito total”.
Ahora todo era cuestión de acordar con el Ministerio de la Guerra la forma de proceder.
Le constaba que el astillero de Ferrol estaba dispuesto a empezar la fabricación de las nuevas torres que alojaran las piezas en los cruceros de batalla. De haber decisión política, la pegada de los cruceros españoles y su alcance (el diseño austriaco había sido modificado tras las enseñanzas de la batalla de Jutlandia de forma que las piezas llegaran a una inclinación máxima de 23 grados) se incrementaría de forma significativa, haciéndolos unos enemigos aun más temibles.
En cualquier caso, estando como estaba completamente dedicado a los nuevos proyectos de liderados desde la unidad que tenía su sede en La Trinchera, había declinado asistir a las pruebas. Había mucho más que aportar desde las oficinas.
Repasando rápidamente sus papeles, se puso al día de las acciones que los dos grupos de trabajo estaban persiguiendo en paralelo. El equipo de artillería pesada trataba de desarrollar la primera piezas de diseño autóctono... en concreto una pieza de 381mm.
Cierto era que el diseño no era enteramente nuevo, puesto que se contaban con planos de las piezas Vickers inglesas de 381mm (gentileza del agente Vulcano) que equipaban los buques de guerra de su graciosa majestad, pero la diferencia de procesos entre españoles e ingleses (segmentos concéntricos contra funda de alambrón) hacían imposible una copia directa. Los españoles pues necesitaban desarrollar un diseño de proceso y de piezas que replicara la funcionalidad británica. Un reto de altura, sin duda.
Tras muchas discusiones, habían decidido ensayar tres diseños diferentes que trataban de lograr diferentes compromisos de diseños: velocidad de proyectil en ánima, peso de proyectil, vida útil y alcance. Con las limitaciones en tiempos de guerra, no era posible construir tres prototipos y probarlos, por lo que se decantaron por realizar sus pruebas en modelos de menor tamaño, en concreto, en forma de piezas de 152mm con las que tenían experiencia al haber sido empleadas para el ajuste de la instalación.
Habían pues dividido el equipo en tres (un ingeniero, un asistente y dos delineantes) para diseñar tres opciones que serian ensayadas en otoño a fin de recabar datos y lograr una respuesta antes de comenzar a detallar la futura pieza de 381mm. Un retraso que los militares no habían comprendido del todo, pero que Bustamante había defendido como necesario.
El equipo de pequeño calibre trabajaba en generar un canon antiaéreo de 37mm que dotara a la marina y el ejército de una pieza funcional, ligera, y de gran velocidad de tiro. Estudiaban el empleo de cargadores que permitiera una tasa de disparo superior a las piezas de carga manual en servicio en ese momento. Con unos diseños bastante avanzados, las pruebas se esperaban para Septiembre.

Kupka se reclino en su asiento y sonrió para sí mismo... nunca pensó que pudiera disfrutar de la autonomía y el apoyo del que disponía en un país ajeno al suyo. La ética de trabajo y el carisma del Ministro de Armamento del que dependía, eran una inspiración. El apoyo de su familia, que se estaba adaptando de forma excelente al país, las costumbres (sus hijos habían sido aceptados con rapidez por los niños del barrio sonde Vivian, y eran ahora uno mas) y el idioma.
Su mujer Jarmila, católica, había encontrado un gran apoyo cooperando con las mojas de la caridad en la iglesia de Santa Maria. Se sentía útil, y la cercanía religiosa contribuía a paliar las diferencias en idiomas que también quedaban mitigadas por la presencia de una religiosa alemana en la orden (sin duda, fruto de la influencia de don Bustamante).
Volviendo los ojos a su escritorio, se dispuso a escribir el informe mensual que debía presentar al consejo de Gobierno. Informe que Bustamante defendería a principios de Julio.
"Qué miedo me dais algunos, rediós. En serio. Cuánto más peligro tiene un imbécil que un malvado". Arturo Pérez-Reverte