Los Schindler desconocidos o no tanto

Los Ejércitos del mundo, sus unidades, campañas y batallas. Los aviones, tanques y buques. Churchill, Roosevelt, Hitler, Stalin y sus generales.
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urquhart
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Los Schindler desconocidos o no tanto

Mensaje por urquhart »

Hola a todos,

una extravaganza en aquellos tiempos: http://www.lavanguardia.com/internacion ... forme.html

Saludos


Tempus Fugit
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UlisesII
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Los Schindler desconocidos o no tanto

Mensaje por UlisesII »

Hola amigos:
Hoy voy a poner dos que no son Justos entre las Naciones pero que tienen su historia.

San Maximiliano Kolbe. Nacido Raimundo, pero al ordenarse franciscano adoptó el nombre de Maximiliano. Nació en Zdunska Wola en 1894 y falleció en Auschwitz el 14 de Agosto de 1941. Intelectualmente era brillante y no sólo se dedicó a las misiones (estuvo en Japón) sino que también fundó periódicos y emisoras de radio. Al invadir los alemanes Polonia fue detenido, puesto en libertad, pero más tarde vuelto a detener e internado en Auschwitz con el número 16.670. Hay que tener en cuenta que el campo era en realidad tres campos diferentes: el de prisioneros y forzados, donde estaba Kolbe, el de exterminio, Birkenau, y el industrial, Monowitz, donde estuvo Primo Levi. Un día un prisionero de su barracón faltó al recuento. Como represalia se ordenó que diez de los presos del barracón se dejaran morir de hambre y sed. El sargento polaco Franciszek Gajowniczek, fue uno de los elegidos. Cuando Franciszek salió de su fila, después de haber sido señalado por el coronel, musitó estas palabras: «Pobre esposa mía; pobres hijos míos». El padre Maximiliano estaba cerca y lo oyó. Enseguida, dio un paso adelante y le dijo al coronel: «Soy un sacerdote católico polaco, estoy ya viejo. Querría ocupar el puesto de ese hombre que tiene esposa e hijos». El oficial nazi, aunque irritado, finalmente aceptó su ofrecimiento y Maximiliano Kolbe, que tenía entonces 47 años, fue puesto, junto con otros nueve prisioneros, en ayuno obligado para que muriera. Los diez condenados fueron recluidos en una celda subterránea el 31 de julio de 1941.
Pero como —tras padecer tres semanas de hambre extrema— el 14 de agosto de 1941 aún sobrevivía junto a otros tres condenados y los oficiales a cargo del campo querían dar otro destino a la celda, Kolbe y sus tres compañeros de celda fueron asesinados administrándoles una inyección de fenol. Los cuerpos fueron incinerados en el crematorio del campo. Incluso en prisión y también en la celda de hambre, celebró, mientras pudo, todos los días la Santa Misa, distribuyendo la Comunión a otros prisioneros: el pan dado a los prisioneros era ácimo (sin levadura), podía ser utilizado para la Eucaristía; guardianes que simpatizaban con él le hacían llegar el vino.
El papa Pablo VI lo declaró beato en 1971; a la fiesta asistió Franciszek Gajowniczek (de 70 años), el hombre por el cual Kolbe había ofrendado su propia vida treinta años antes. El 10 de octubre de 1982, el papa Juan Pablo II canonizó a éste ante una multitud de polacos y con el antiguo sargento también presente. Posteriormente fue nombrado patrón de los radioaficionados a petición de los radioaficionados polacos.

Imagen

El segundo es ni más ni menos que "El León de Münster": Clemens August Graf von Galen, perteneciente a una de las familias de mas rancio abolengo. Nacido en 1878, estudió en los Jesuitas (quién los ha visto y quién los ve) y fue ordenado sacerdote en Münster por el Obispo Hermann Jakob Dingelstad. Conoció a Leon XIII y cuando se trasladó a Berlín conoció al Nuncio, el futuro Pío XII, con el cual trabó una profunda amistad. Von Galen fue nombrado Obispo en 1933, pese a la oposición del Nuncio (que ya no era Pacelli sino Cesare Orsenigo, Pacelli ya era Secretario de Estado para entonces) y después de que otros rechazaran la oferta. Desde el principio se opuso al régimen. Pugnó en contra del enfoque totalitarista del Nacionalsocialismo en la educación, pidiendo a los padres que insistieran en la enseñanza católica en las escuelas. Exitosamente usó el reciente acuerdo del Reichskonkordat (el art. 21, garantizaba a la Iglesia el derecho de determinar su propia instrucción religiosa) para forzar a los nazis a permitir que continuara la instrucción religiosa. Fue una de las primeras instancias donde el concordato fue utilizado por la Iglesia como instrumento legal contra el gobierno de Alemania, la cual era una de las intenciones del papa Pío XI.

Poco después, von Galen empezó a atacar la ideología racial del nuevo régimen, en parte haciendo burla de ella y en parte criticando sus ideologías fundamentalmente las publicadas por Alfred Rosenberg. Declaró que era inaceptable refutar el Antiguo Testamento debido a sus autores judíos y limitar la moralidad y la virtud de la utilidad a una raza particular.

Pero lo que ha pasado a la historia fueron sus sermones.

El 13 de julio de 1941, von Galen públicamente atacó al régimen por las tácticas de la Gestapo, desapariciones sin juicio, la clausura de instituciones católicas sin razón alguna y el miedo impuesto a todos los alemanes. La poderosa Gestapo, declaraba Galen, reduce a todos, incluso a los ciudadanos más decentes y leales, al miedo de terminar en una prisión subterránea o en un Campo de concentración. Estando el país en guerra, el obispo rechaza la idea de que él está minando la solidaridad o unidad alemana con sus discursos. Citando a su amigo Pío XII, Opus Justitiae Pax and Justitia fundamentum Regnorum, la paz es obra de la justicia y la justicia es la base del dominio, acusó al régimen de minar la justicia, la creencia en la justicia y de llevar la pueblo alemán a un estado de miedo permanente, incluso cobardía. Concluía: “Como alemán y como ciudadano decente, exijo Justicia para el indefenso.”

En un segundo sermón del 20 de julio de 1941, von Galen informó a los fieles que todas las protestas por escrito contra las hostilidades nazis eran inútiles. Las confiscaciones a las instituciones religiosas no disminuían. Los miembros de las órdenes religiosas eran deportados o encarcelados. Dado que los cristianos no son revolucionarios, le pedía a sus oyentes paciencia y entereza. El pueblo alemán está siendo destruido no solo por el bombardeo aliado desde fuera, sino por fuerzas negativas desde dentro.

El 3 de agosto de 1941, informó a la gente en un tercer sermón, sobre la continuada profanación de las iglesias católicas, el cierre de conventos y monasterios y la deportación y eutanasia de enfermos mentales a ciertos destinos con un aviso a la familia de que la persona en cuestión había muerto. Esto es asesinato, exclamó, ilícito tanto para la Ley divina como para la alemana, un rechazo atípico de las leyes de Dios. Les informó que había enviado esa información al fiscal del estado. “Ellos son personas, nuestros hermanos y hermanas, tal vez su vida no sea productiva, pero la productividad no es una justificación para matar.” Si así lo fuera, todo el mundo temería inclusive acudir al doctor. El tejido social se vería afectado. Un régimen que puede salirse con la suya rompiendo el Quinto Mandamiento, puede destruir asimismo los otros mandamientos.

Los sermones fueron reproducidos y enviados por toda Alemania a las familias y a los soldados alemanes en este y el oeste. Supuestamente el propio Karol Wojtyla habría leído una copia en Cracovia. Las protestas llevaron a un fin inmediato del programa de eutanasia Aktion T4. Tras estos sermones y cartas circulares protestando como nadie se atrevía, habiendo leyes sumarias contra ello y más aún tras comenzar la Guerra, sus ataques fueron considerados tan implacables que el alto oficial Walter Tiessler pedía en comunicados directos a la Cancillería y al secretario personal de Hitler, Martin Borman, la autorización para ejecutar el asesinato del Obispo. El comité nazi local estaba furioso y ordenó el arresto inmediato de von Galen.Sin embargo, Joseph Goebbels, Bormann y otros contaban con el fin de la Segunda Guerra Mundial, para no romper la moral y fé en el Reich de los alemanes en el área, predominantemente católica durante la guerra en curso. Potencialmente más efectivo fue el planteamiento de von Galen acerca de si los soldados alemanes permanentemente heridos por la guerra, caerían asimismo en el programa. Un año después, el régimen continuó el programa con mayor secretismo y Von Galen estuvo en un virtual arresto domiciliario desde entonces. Uno de sus sermones fue utilizado por La Rosa Blanca en uno de sus panfletos.

Pero del mismo modo que luchó contra los nazis luego se volvió contra los ocupantes británicos, quienes desde su punto de vista, complicaron con actos hostiles (incluyendo raciones de hambre para la gente común) la ya complicada vida en la Alemania de la post guerra. Los británicos respondieron quitándole su automóvil, impidiéndole que visitara las parroquias y llevará a cabo las confirmaciones ya planeadas. El 13 de abril Galen se dirigió a las autoridades del Ejército de los Estados Unidos para protestar contra las violaciones a mujeres por parte de los soldados rusos y polacos y contra el pillaje y robo de los hogares, fábricas y oficinas alemanas por parte de las fuerzas americanas y británicas, especialmente durante la noche. El 1 de julio de 1945 denunció “el saqueo de nuestros hogares ya destruidos por las bombas”, “el pillaje y destrucción de nuestras casas y granjas en el campo por bandas armadas de atracadores”, el “asesinato de hombres indefensos”, “la violación de mujeres y niñas alemanas por lascivos bestiales” (las violaciones masivas como actos de represalia por soldados del Ejército Rojo, antiguos prisioneros de guerra eran desenfrenadas y se estiman en 2 millones, de las cuales tal vez más de un millón terminaron en muertes, principalmente por suicidio), la indiferencia de las fuerzas de ocupación al riesgo de hambruna en Alemania; todos estos horrores eran justificados con base en la “falsa visión de que ‘todos los alemanes son criminales y merecen los mayores castigos, incluyendo la muerte y exterminación.”

En una entrevista conjunta con oficiales británicos, dijo a la prensa internacional, “justo como luché contra las injusticias nazis, lucharé contra cualquier injusticia, sin importar de donde venga.” Repitió estas reivindicaciones en un sermón del 1 de julio de 1945, el cual, como en los años del nazismo, fue secretamente copiado y distribuido por toda la Alemania ocupada. Las autoridades británicas se sintieron atacadas por el sermón de von Galen y le ordenaron renunciar de inmediato, a lo que él se negó. Su creciente popularidad contribuyó a la decisión de los aliados de posteriormente permitirle la libertad de expresión sin ninguna censura. En una entrevista con medios suizos, von Galen exigió castigo justo para los verdaderos criminales Nazis, pero trato humanitario para los millones de prisioneros de Guerra que no cometieron crímenes, pero les fue prohibido por los británicos contactar a sus familiares. Criticó la costumbre británica de destituir a los funcionarios alemanes sin ninguna investigación ni juicio, haciendo notar que los nazis habían hecho lo mismo en 1933, pero al menos las víctimas de los Nazis habían continuado recibiendo una pensión. Enérgicamente condenó la expulsión de civiles alemanes de las antiguas provincias y territorios alemanes orientales anexados por la Polonia comunista y la Unión Soviética. Un documento del Foreign Office lo llamó “la personalidad más sobresaliente entre el clero en la zona británica… Escultural en apariencia e inflexible en la discusión, este viejo aristócrata… es un nacionalista alemán de pies a cabeza.”

El general de las Waffen SS Kurt Meyer (uno de los pocos cristianos que alcanzaron ese rango en las Waffen SS, creo que sólo dos el otro fue Hauser), acusado del fusilamiento de 18 prisioneros canadienses, fue sentenciado a muerte. Galen intervino a solicitud de la familia. En una segunda revisión, un general canadiense conmutó su sentencia de muerte al encontrar solo “un amasijo de evidencias circunstanciales”. Meyer pasó nueve años en prisiones de guerra británicas y canadienses. Las fuerzas británicas trataron de obtener apoyo invitando al Dr. Bell, obispo anglicano de Chichester a encontrarse con von Galen para un encuentro tripartito en octubre de 1945. Bell encontró que Galen tenía un inmenso poder moral, pasión por la justicia, comportamiento bien educado, estaba muy preocupado por su pueblo y era un defensor del ecumenismo.

En la Navidad del 45 fue nombrado Cardenal y el 9 de Octubre de 2005 fue beatificado.
http://3.bp.blogspot.com/_aqbMTEREtks/TMy0HXE9W-I/AAAAAAAAAWo/ZKAYEXtOquU/s1600/El+Leon+de+Munster2.jpg

Y los cuatro sermones que han pasado a la historia:

http://kirchensite.de/downloads/Aktuelles/Predigt_Galen_Englisch.pdf

El problema es que están en ingles y que en cierto modo demuestran que los alemanes se enteraban en la medida que querían enterarse.

Hasta otra. ><>
Última edición por UlisesII el 26 Jul 2013, 19:13, editado 1 vez en total.


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Mensaje por UlisesII »

Hola amigos:
De la página web ZENIT:
Medalla de los Justos a un pequeño pueblo italiano

El sacerdote y las familias de San Zenone salvaron a 53 judíos


ROMA, viernes 7 de octubre de 2001 (ZENIT.org).-Justo cuando la barbarie nazi parecía poder golpear inexorablemente a la población de fe hebrea, un sacerdote junto a algunas familias de San Zenone degli Ezzelini, en la provincia de Treviso (Italia), pusieron a salvo a 53 de ellos.

El heroísmo de los protagonistas fue recordado el pasado miércoles 5 de octubre en la Iglesia de San Zenone degli Ezzelini, en el transcurso de una ceremonia en el que el Instituto para la memoria de los mártires y de los héroes del Holocausto, Yad Vashem, ha conferido el reconocimiento de “Justo entre las Naciones” a la memoria de Oddo Stocco, a Ida Mozzachiodi Cobertaldo y, directamente, a Pierina Lessio en Gazzola, la única de los tres todavía con vida.

La encargada de entregar las medallas a la sobrina nieta de monseñor Oddo Stocco, a la hija de la señora Ida Mozzachiodi Colbertaldo y a la señora Pierina Lessio, fue Livia Link, consejera de la embajada de Israel en Roma, que en su intervención recordó el especial valor del reconocimiento que el Yad Vashem asigna a las personas que arriesgaron su propia vida para salvar la de los judíos perseguidos durante el periodo bélico.

Con palabras cargadas de emoción Pierina Lessio, de 90 años de edad, contó: “En mayo del '44 fuimos contactados por el párroco, el padre don Oddo Stocco, que nos pidió que escondiéramos a tres judíos. Era por la vida y no podíamos decir que no. Durante diez meses y medio nuestra casa se convirtió también en su casa y después de tantos años el recuerdo de aquel periodo todavía está vivo y me emociona”.

La señora María Dorotea Colbertaldo, nieta de Ida Mozzachiodi Colbertaldo, recordó las visitas de Giovanni Geschemay, titular del Feltrificio Veneto de Marghera, a su abuela.

“Mi abuela -explicó- había perdido en la gran guerra a su marido y vivía con los hijos, dos varones y una mujer. No dudó en acogerlo. Mi padre Giuseppe, cuando realizaban las redadas, lo llevaba con él a esconderse en los campos”.

Para don Antonio Ziliotto, párroco de la Iglesia de San Zenone, el reconocimiento del Yad Vashem “es un honor adecuado para una obra de gran valor. El amor de Dios es siempre el mismo: dar la vida por sus amigos. El amor de monseñor Stocco y de las familias de San Zenone estamos llamados a vivirlo con las misma intensidad de hoy: nuestro compromiso será todavía más grande a la luz de este reconocimiento”.

Las medallas de los Justos se han asignado gracias sobre todo al testimonio escrito de tres judíos polacos salvados, Kalman, Abraham Gredinger y Shlomo Rakower, que ya han muerto en Sao Paolo de Brasil, Sidney y Tel Aviv.

Contribuyeron también otras personas salvadas. Entre estas, tres viven todavía: Renzo Franco (Venecia), Haia Luigia Huberman (Génova) y Paolina Schilkmann Gredinger (Sidney).

Con la colaboración de 22 familias de su Comunidad, don Oddo acogió a 53 personas de fe judía: de estas 30 han sido identificadas con nombre y apellido, 4 sólo con el nombre y 2 sólo con el apellido. De 17 personas se han perdido las identidades anagráficas.

El alcalde San Zenone, Luigi Mazzaro, recordó además las veinte familias sanzenoneses que aunque no obtuvieron el reconocimiento israelí arriesgaron su propia vida para salvar a los judíos.

Las tres medallas de los justos de San Zenone se añaden a las 11 ya entregadas en la provincia de Treviso: cinco ciudadanos de Possagno, Ferdinando Isotton, Domenica De Biasio Isotton, Elvira Furlan Isotton (1990), Alessandro Bastianon y Fausto Cunial (1997), el notario Elio Gallina de Treviso (2007), Clelia Caligiuri De Gregorio de Piavon di Oderzo (1966) y los cuatro sacerdotes trevisanos: los padres Dalla Torre, De Zotti, Simeoni (1965) y Pasin (1999).

Presentes en la ceremonia estaban los alumnos de las escuelas primarias y secundarias de San Zenone que han querido hacer un homenaje a los premiados con una cita sacada de “Si esto es un hombre” de Primo Levi y con el canto"Auschwitz" de Francesco Guccini. Al final de la ceremonia, autoridades y participantes se trasladaron frente a la iglesia de San Zenone donde se le ha dedicado una calle en honor a monseñor Oddo Stocco.


Y dentro de poco animaré mucho el cotarro.
Otro día más.
Hasta otra. ><>


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Mensaje por UlisesII »

Hola amigos:

Como ya os había dicho voy a animar un poco el cotarro. El Schindler del que voy a hablar no está reconocido, de hecho hasta recientemente en el Yad Vashem, debajo de su foto, había una nota en la que se decía que no había hecho lo suficiente ¿Lo suficiente? ¿Qué es lo suficiente? ¿Cuántos en su situación se quedaron de brazos cruzados o simplemente miraron para otro lado porque los judíos no eran un “actor” importante, no eran alguien con quien hablar tras la guerra? Churchill por ejemplo. Por lo visto el testimonio de un contemporáneo ya no es válido:

“Sólo la Iglesia Católica se ha declarado contra la campaña de Hitler por la supresión de la verdad. Nunca antes había tenido un amor especial por la Iglesia, pero ahora siento un gran afecto y admiración porque sólo la Iglesia ha tenido el coraje y la tenacidad de alinearse en defensa de la verdad intelectual y de la libertad moral. Por ello, me veo obligado a confesar que ahora aprecio sin reservas lo que durante mucho tiempo desprecié”


La frase corresponde a Albert Einstein y se refería a Pio XII. Pero vayamos por partes.

Cualquier lectura honesta y minuciosa de los hechos demuestra que Pío XII no dejó nunca de expresar su crítica al nazismo. Basta con tener en cuenta algunos puntos destacados de su oposición antes de la guerra. De los cuarenta y cuatro discursos
pronunciados por Pacelli en Alemania como nuncio apostólico entre 1917 y 1929, cuarenta denunciaban algún aspecto de la pujante ideología nazi. En marzo de 1935 Pacelli escribió una carta abierta al obispo de Colonia definiendo a los nazis como “falsos profetas con el orgullo de Lucifer”. Ese mismo año arremetió contra las ideologías “poseídas por la superstición de la raza y la sangre” ante una muchedumbre de peregrinos en Lourdes. Dos años más tarde, en Notre Dame de París,
llamó a Alemania “esa noble y poderosa nación que será conducida fuera de su camino por malos pastores, abrazando una ideología racista”. En privado, les decía a sus amigos que los nazis eran “diabólicos”. A sor Pascalina, que
fue su secretaria durante muchos años, le dijo que Hitler estaba “totalmente obsesionado”. “Todo esto no es un obstáculo para él, es un destructor... este hombre es capaz de caminar sobre cadáveres”. En 1935, durante una entrevista con el heroico antinazi Dietrich von Hildebrand, Pío XII declaró: “No hay posibilidad de conciliación” entre el cristianismo y el racismo nazi porque “son como fuego y agua”. En el periodo en que Pacelli fue consejero particular de su predecesor, Pío XI, el pontífice hizo la famosa declaración de 1938 ante un grupo de peregrinos belgas en la que afirmó que “el antisemitismo es inadmisible; espiritualmente nosotros somos todos semitas”. Y el mismo Pacelli escribió el borrador de la encíclica de Pío XI Mit brennender Sorge, una condena de Alemania que se cuenta entre las más ásperas que ha
pronunciado la Santa Sede. En la presentación de la Encíclica Pío XII comparó a Hitler con el diablo y advirtió proféticamente su temor de que los Nazis lanzaran una "guerra de exterminación". La encíclica fue prohibida en Alemania, pero introducida clandestinamente y leida en las iglesias.Como consecuencia, en los años 30 Pacelli fue extensamente difamado por la prensa nazi como el cardenal de Pío XI “amigo de los judíos”, a causa de las más de cincuenta cartas de protesta que les envió a los alemanes como secretario de estado vaticano. A estos se pueden añadir algunos episodios sobresalientes de la acción de Pío XII durante la guerra.

Pero una vez que empezó la guerra, no se quedó callado. En enero de 1940, por ejemplo, el Papa dio instrucciones a la Radio Vaticana para que revelara la “espantosa crueldad de la tiranía salvaje” que los nazis estaban inflingiendo a los judíos y a los católicos polacos. Al recibir noticia de dicha transmisión una semana más tarde, el Defensor Público de los judíos de Boston la apreció por lo que era: “Una denuncia explícita de las atrocidades perpetradas por los alemanes en la Polonia ocupada por los nazis, declarándolas abiertamente como una ofensa a la conciencia moral de toda la humanidad”. El New York Times escribió en su editorial: “Ahora el Vaticano ha hablado, con una autoridad indiscutible, y ha confirmado los peores presagios de terror que emergen de las tinieblas de Polonia”. En Inglaterra, el Manchester Guardian elogió al Vaticano como “el más enérgico defensor de la Polonia Torturada”.

Pero sus mayores problemas empezaron con la rendición italiana en 1943. Ni corto ni perezoso Pío XII dio instrucciones al clero italiano sobre cómo salvar vidas por todos los medios a su alcance. Desde octubre de 1943, Pío XII dispuso que iglesias y conventos de toda Italia sirvieran de escondite a los judíos, incluyendo conventos de clausura. Como resultado - y a pesar de que Mussolini y los fascistas habían cedido ante la exigencia de Hitler de comenzar la deportación de los judíos de Italia - muchos católicos italianos desobedecieron las órdenes de los alemanes.

Sólo en Roma 155 conventos y monasterios dieron asilo a casi cincuenta mil judíos. Al menos treinta mil hallaron refugio en la residencia estival del pontífice en Castel Gandolfo. Sesenta judíos vivieron durante nueve meses dentro de la Universidad
Gregoriana y muchos fueron escondidos en el sótano del Pontificio Instituto Bíblico. Varios centenares se refugiaron dentro del mismo Vaticano. Siguiendo las instrucciones de Pío XII, muchos sacerdotes, monjes, monjas, cardenales y obispos italianos se emplearon a fondo para salvar miles de vidas judías. El cardenal Boetto de Génova salvó a al menos ochocientos; el obispo de Asís escondió a trescientos judíos durante más de dos años; el obispo de Campagna y dos de sus parientes salvaron a 961 en Fiume.

Pero el adversario que supuso una amenaza más directa para Pío XII fue Herbert Kappler, representante de la Gestapo en Roma desde 1939 a 1944 y agregado de policía en la embajada de Alemania en Italia. Encargado de asesorar al embajador en los asuntos de seguridad, de mantener el enlace con la policía italiana, tenía que vigilar a los alemanes que vivían en Roma, en particular a los miembros del clero, algunos de los cuales trabajaban en el Vaticano. Por ello estuvieron vigilados constantemente el padre Robert Leiber, asistente personal del Papa mons. Kaas, antiguo dirigente del Zentrum, que después de su exilio llegó a ser administrador de la basílica de San Pedro. Kappler fue muy activo: 37 informes sobre el Vaticano, desde febrero a diciembre de 1942, gracias a los numerosos informadores con que contaba. El Papa tenía todas las razones para desconfiar y obtuvo confirmación cuando un alemán que actuaba como agente doble, Albert von Kageneck, advirtió al padre Leiber, uno de los más cercanos colaboradores del Pío XII, que había recibido de Kappler y su adjunto Loos la misión de espiar hasta el entorno del Soberano Pontífice. Fue a finales del verano de 1943 cuando el enfrentamiento entre Kappler y Pío XII llegó a su paroxismo y, gracias a la experiencia política del Papa, redundó de modo inesperado en perjuicio de la Gestapo . Después de la caída del régimen fascista, a finales de julio de 1943, y de la entrada de las tropas alemanas a Roma el 10 de septiembre de 1943, el Vaticano se encontraba sin intermediario ante las autoridades del III Reich. Himmler podría conseguir finalmente lo que Mussolini había rechazado siempre, la deportación de los judíos italianos. El 20 de septiembre, Kappler pasó a la
ofensiva: convocó a los representantes de la comunidad judía de Roma y les instó a que entregaran en las veinticuatro horas siguientes cincuenta kilos de oro bajo pena de deportación inmediata. Cuando se vio que sólo se habían recogido treinta y cinco kilos de oro, el gran rabino Zolli decidió dirigirse a Pío XII. Para atravesar el cordón de la Gestapo que cercaba el Vaticano, se le hizo pasar por un arquitecto que iba a visitar una obra en el Vaticano; llegado hasta el Papa, obtuvo de éste la promesa de que se le reuniría la suma que faltaba, como así fue. Fenómenos interesante y que ilumina singularmente la historia del periodo: las comunidades católicas de Roma, que no podía tener conocimiento de la iniciativa del Papa –o ¿quizá nuestros modernos censores van a reprocharle no haber informado a Kappler de que estaba reuniendo quince kilos de oro para salvar a los judíos de Roma?-, se dedicaron a recoger esta cantidad de metal precioso. De nada sirve oponer “los católicos de base” a la “jerarquía”, como hacen ciertos historiadores de hoy: en aquellos tiempos de angustia, en todos los niveles de la institución, los hombres y mujeres de conciencia sabían lo que tenían que hacer. Durante la etapa siguiente, sin embargo, Pío XII tomó en su mano la acción de salvamento porque presentía que no había tiempo que perder. Por orden suya se levantaron las disposiciones canónicas a los conventos de clausura de la ciudad para que las familias pudieran refugiarse en ellos. De ese modo pudieron esconderse en ellos miles de judíos; otros, prevenidos por los católicos, pudieron abandonar la ciudad. Se trataba de una carrera contrarreloj porque los “salvamentos” tenían que hacerse de la manera más discreta posible, debido a la presencia de la Gestapo. El mismo Papa puso su coche a disposición de los escondían judíos. Pero en la noche del 16 de octubre de 1943, las SS, por orden directa de Himmler, que veía que se le escapaban sus víctimas, pasaron a la acción. Un millar de judíos fueron arrestados. Informado al alba, Pío XII convocó inmediatamente al embajador de Alemania ante el Vaticano, Ernst von Weizsäcker, y le comunicó por medio del cardenal Maglione, que si no cesaba inmediatamente la redada hablaría públicamente, sin importarle las consecuencias para su persona. El embajador alemán, que siempre había presumido de poder reestablecer buenas relaciones entre Berlín y el Vaticano, estaba cogido en su propia trampa: tenía que probar que decía la verdad. Pero quien, sobre todo, tuvo que dar marcha atrás fue Kappler: aunque, desgraciadamente, las mil personas detenidas fueron conducidas a la muerte, tuvo que suspenderse la redada y la inmunidad de los conventos no fue violada. Se estima que las medidas tomadas por Pío XII entre el 20 de septiembre y el 15 de octubre salvaron la vida de 6,000 personas destinadas a la deportación.

En conjunto, según el diplomático israelí Pinchas Lapide que fue cónsul en Milán y entrevistó a supervivientes de la Shoá, Pío XII “contribuyó sustancialmente a salvar a 700.000 judíos, y tal vez a otros 860.000, de la muerte segura a manos de los nazis”. Su libro “Three Popes and the Jews” sigue siendo la obra más seria escrita por un judío
sobre este asunto.

Entonces ¿Por qué se le llama el Papa de Hitler? Quizá porque se quiere ocultar el que todos los países del mundo, salvo la República Dominicana, cerraron sus fronteras a los al pueblo hebreo, incluso los británicos cerraron el acceso de los judíos a Palestina en los años 30 con la excusa de que así evitaban los levantamientos de los musulmanes, que cuando tenían algún problema con las autoridades británicas atacaban a la población judía (la matanza de Hebrón fue un ominoso presagio de lo que iba a pasar y fue instigada por el Muftí Amin al-Husayni que luego colaboró con los nazis). Quizá por su oposición a los totalitarismos, incluyendo el comunista. Desde luego el hecho de que los mismos caminos y refugios, no los vaticanos claro, fueran usados por nazis que huían no es una buena publicidad y es usada con fruición por aquellos que buscan atacar su figura. Pero lo más gracioso del asunto es que la obra que significó el reinicio de las campañas contra Pío XII, Il Vicario, fue escrita por un antiguo miembro de la Hitler Jugend reciclado en comunista… alguien sin duda muy imparcial.

Otro día más.
Hasta otra. ><>


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Xent Anset
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Re: Los Schindler desconocidos o no tanto

Mensaje por Xent Anset »

UlisesII escribió:Hola amigos:

Este Schindler lo ha mencionado el forista Menacho del foro Ejércitos. Por su interés lo traigo aquí. Es posible que se trate de uno de los autores del informe Auschwitz, con el que los aliados tuvieron conocimiento de lo que pasaba en el campo y, pese a ello, no hicieron nada. Me imagino que por eso hay cierto tipo de ataques.

Witold Pilecki, el prisionero voluntario

945 días en Auschwitz


[ Imagen ]

Se equivoca quien crea que, 67 años después de la liberación del campo de concentración de Auschwitz, se ha agotado la mina de héroes que se hacinaban en sus barracones, de increíbles supervivientes y de historias dignas de ser llevadas al cine o a la novela, como modelo de dignidad. Pocos conocen, por ejemplo, la historia de Witold Pilecki, el único prisionero que ingresó en el campo por voluntad propia.

Pilecki nació en Rusia, en 1901, pero su corazón era polaco como sus padres, dos ancianos agricultores que le educaron con una Biblia en la mano. Al pequeño Witold se le quedaron grabados en lo más profundo los episodios de Juan el Bautista y a este Santo acudiría en oración en los más duros momentos de Auschwitz, aunque mucho antes de eso, a los 17 años, cuando se vio obligado a combatir en la recta final de la I Guerra Mundial, más que un hombre religioso era un aventurero patriota que deseaba la resurrección de la Polonia a la que tres potencias, Prusia, Rusia y Austria, habían anulado como nación durante más de un siglo. En 1920 luchó por primera vez contra un régimen totalitario, el comunista, en la Batalla del Vístula, y después continuó con su modesto proyecto personal. Se casó y tuvo dos hijos a los que alimentaba con su humilde trabajo en el campo hasta que Hitler invadió Polonia.

Tras la ocupación nazi se afilió al autodenominado Ejército Secreto Polaco, brazo armado del gobierno exiliado en Londres y que llegó a contar con 8.000 hombres, entre los que se contaban oficiales del Ejército polaco supervivientes de las fosas de Katyn, en las que fueron asesinados 21.000 religiosos, intelectuales y oficiales prisioneros. Fue entonces cuando Witold presentó a sus mandos un plan para dejarse prender por la Gestapo y poder ingresar en el campo de exterminio de Auschwitz. Pretendía, de esta forma, organizar la resistencia desde dentro y obtener información fidedigna de lo que estaba ocurriendo allí.

Le fue proporcionado un documento de identidad falso con el nombre de Tomasz Serafiński y el 19 de septiembre de 1940 salió deliberadamente durante una redada nazi en Varsovia y fue detenido junto con otros 2.000 civiles. En primer lugar, la Gestapo hizo con él lo que sabía hacer y la tortura duró dos días con sus dos noches. Después fue tatuado en su antebrazo con el número 4859 y enviado al campo de concentración.

Según el historiador del Museo de Auschwitz, Adam Cyra, Pilecki no tardó mucho en organizar la Unión clandestina de Organizaciones Militares (Związek Organizacji Wojskowych, ZOW). Las tareas de ZOW eran mejorar la moral interna, distribuir alimento y ropa adicionales, instalar redes de la inteligencia, y entrenar a grupos para asumir el control del campo en caso de que la resistencia polaca iniciara un ataque para tomar el poder.

Antes de 1941, había reclutado para ZOW al escultor polaco Xawery Dunikowski y al campeón de esquí checo Bronislaw. Pilecki se hizo con informantes en las oficinas administrativas de las SS, en los compartimentos del almacenaje y en el crematorio, de modo que comenzó a transferir información sobre la vida en el campo. Lo tenía todo previsto menos una cosa: que sus superiores jamás llegaron a creer lo que narraba en sus informes.

"Todos suspiran aquí por morir a manos del carnicero Palitsch, un joven guapo que desnuda a los prisioneros, los coloca ante una pared negra y les dispara en la nuca. Es mucho mejor que pasar hambre esperando a entrar en las cámaras", decía uno de sus partes.

En lugar de organizar desde fuera un asalto al campo de concentración, como él esperaba, sus superiores le tomaron por loco y le ordenaron salir de Auschwitz. Aprovechó un turno de noche en la panadería del campo, fuera de la cerca. Él y dos prisioneros más inmovilizaron al guardia, cortaron la línea telefónica y se escaparon, la noche del 26 de abril de 1943. Bajo la ropa llevaba documentos que probaban las atrocidades de Auschwitz.

"No nos contó lo que había visto, sin duda porque éramos muy pequeños. Al contrario, intentaba distraernos a mí y a mis amigos", dice hoy su hijo, Andrzej Pilecki, recordando aquel rencuentro familiar que duraría poco tiempo, porque Palick dejó de nuevo su casa para luchar en el levantamiento de Varsovia y acabar detenido por el enemigo que sucedió a los nazis, los comunistas. Sus hijos no supieron qué había sido de él hasta la caída del imperio soviético, en 1990. "Durante todos esos años estuvimos esperando que hubiera sobrevivido en alguna cárcel perdida en Siberia, y ahora que tenemos constancia documental de su muerte, lloramos por no tener siquiera una tumba a la que llevar flores", dice Zofia Pilecka-Optulowicz.

Pilecki llegó a organizar una red clandestina de información contra los rusos, pero fue capturado en 1947 por el NVKD, torturado en la prisión de Mokotv y sometido a un juicio en el que testificó contra él, ironías del destino, uno de sus ex compañeros de armas con quien había luchado contra Hitler. Józef Cyramkiewicz, superviviente de Auschwitz, le acusó de asesinato y se convirtió a cambio en ministro de la nueva Polonia comunista.

Pilecki, como consecuencia, fue ejecutado y arrojaron sus restos a un vertedero para que su cuerpo fuera incinerado junto a la basura y desapareciera. Pero todavía hoy se ven montones de piedras en lo que entonces fue el vertedero de Mokotv, las que dejan supervivientes judíos de Auschwitz que recuerdan su humanidad y su sacrificio durante aquellos 945 días en el infierno.



Su fuente es el diario "El Mundo"

Hasta otra. ><>


Me pareció sumamente impresionante la historia de Witold Pilecki, que yo desconocía por completo. Eso refuerza más mi convicción de que el polaco fue uno de los mejores ejércitos de la IIGM, no por su capacidad técnica ni el poderío de sus armas ni su número, sino por el valor indomable de sus miembros.
Me gustaría que opinasen sobre lo que puse en el subforo "Mejor ejército SGM" acerca del ejército polaco (es el último de los mensajes allí publicados).
Lo que le ocurrió al final a este héroe, Pilecki, a manos de los comunistas, nos hace comprender mejor el porqué en la actual Polonia hay leyes que prohiben el uso de símbolos comunistas tanto como el de símbolos nazis, pues ambos fueron formas de totalitarismo igualmente nefastas para este heroico y desdichado país.


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Un Schindler en China

Mensaje por UlisesII »

Hola amigos:
Hoy no voy a hablar de ningún Schindler en Europa, de hecho voy a comentaros de alguien que estuvo y está prácticamente olvidado, salvo un pequeño destello tras el estreno de una película en 2009 que contaba sus acciones.
Se trata de John Heinrich Detlev Rabe. Nacido en Hamburgo en 1882 y murió empobrecido y olvidado en Berlín el 5 de enero de 1950. Hombre de negocios, empezó su carrera en África, antes de trasladarse a China donde trabajo para la filial china de Siemens entre 1910 y 1938. Vivió en Shanghai, Pekin, Mukden, Tientsin, antes de acabar en Nanking. Para noviembre del 37 el avance de las tropas japonesas llevó a la huida de la ciudad de todos los extranjeros salvo 22. Rabe era uno de ellos (15 misioneros y 7 hombres de negocios). La brutalidad del sitio llevó a estos hombres a organizar un comité de ayuda, creando una zona de seguridad que proporcionara refugio y alimentación a la población china. Rabe fue elegido presidente del comité, pues todos los demás pensaron que al ser alemán y miembro del partido nazi tendría un mayor ascendiente sobre los militares japoneses.
El comité convenció parcialmente a las autoridades chinas a retirar sus tropas de una zona de unos cuatro kilómetros cuadrados y el gobierno japonés se comprometió a no atacar dicho sector. El 1 de diciembre del 37 el alcalde de Nanking ordenó a los ciudadanos chinos que todavía permanecían en Nanking (y estaban vivos) que se trasladaran a la zona de seguridad y acto seguido se largó de la ciudad.
En la ciudad se vivieron escenas propias de un asalto en la época de la Edad Media, centenares de miles de personas fueron asesinadas, incluso oficiales japoneses competían entre ellos para ver quién era capaz de cortar más cabezas con su sable antes de que perdiera el filo. Rabe intentó con su carnet del partido nazi detener la masacre, pero sólo lo logró parcialmente. Aún así el retraso permitió que entre 200.000 y 250.000 personas se refugiaran en la zona de seguridad. Rabe mismo abrió su residencia y dio refugio a 650 personas. Rabe documentó en un diario y con fotos todo ello.
En febrero del 38 abandonó Nanking y regresó a Alemania. En su país inició una serie de conferencias, apoyadas en las fotos que había tomado, para relatar las atrocidades japonesas. Escribió una carata a Hitler para que influyera en las autoridades japonesas y eso fue lo que le perdió. Detenido e interrogado por Gestapo, sólo la intervención de sus jefes le salvó de mayor daño. Pudo salvar sus diarios, no así las fotos. Fue enviado primero a Afganistán y luego de nuevo a Alemania, trabajando en la sede central de Siemens hasta el final de la guerra.
Tras la guerra fue detenido primero por la NKVD y luego por los británicos, para luego ser sometido a un lento proceso de desnazificación, que en un principio perdió, aunque luego ganó. Sin trabajo, gastando los ahorros que tenía en abogados para dicho proceso y vendiendo su colección de arte chino. Los ciudadanos de Nankin enterados de su situación, hicieron una colecta y le enviaros el equivalente a 19.000$ de hoy y el alcalde de la ciudad cuidó de enviarle todos los meses un paquete de comida hasta la caída de la ciudad en manos comunistas en el 48.
En 1997 su tumba fue trasladad a Nanking y su casa restaurada en 2005. Allí es recordado como el Buda alemán o el buen alemán de Nanking.
Para el que le interese hay una peli del año 2009 dirigida por Florian Gallenberger titulada John Rabe y sus memorias fueron publicadas en inglés con el título The Good German of Nanking ( en USA The Good Man of Nanking)

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Hasta otra.><>


Dios con nosotros ¿Quién contra nosotros? (Romanos 8:31)
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Los Schindler desconocidos o no tanto

Mensaje por UlisesII »

Hola amigos:
Hoy es San Maximiliano María Kolbe. Su historio emociona leerla y escucharla.
Internado en uno de los campos de Auschwitz, el 3 de agosto de 1941, un prisionero escapa; y en represalia, el comandante del campo ordena escoger a 10 prisioneros para ser condenados a morir de hambre. Entre los hombres escogidos estaba el sargento Franciszek Gajowniczek, polaco como San Maximiliano, casado y con hijos.

"No hay amor más grande que éste: dar la vida por sus amigos"
(Jn 15, 13).

San Maximiliano, que no se encontraba dentro de los 10 prisioneros escogidos, se ofrece a morir en su lugar. El comandante del campo, sorprendido y en cierto modo asustado, acepta el cambio.

Luego de 10 días de su condena y al encontrarlo todavía con vida, los nazis le colocan una inyección letal el 14 de agosto de 1941. Durante esos diez días sus captores, cuando entraban en el bunker donde estaban encerrado él y sus compañeros de martirio, fueron incapaces de soportar la mirada del santo.

Imagen

Fue beatificado por Pablo VI y canonizado por San Juan Pablo II.

Hasta otra. ><>


Dios con nosotros ¿Quién contra nosotros? (Romanos 8:31)
Ocell Dodo
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Los Schindler desconocidos o no tanto

Mensaje por Ocell Dodo »

UN 'SCHINDLER LUSO'.
El olvidado diplomático portugués que salvó a miles de personas del exterminio nazi.
Arístides de Sousa Mendes intentó salvar al mayor número de refugiados posible desde su oficina en Burdeos. Esta es su historia.

https://www.elconfidencial.com/alma-cor ... s_3311138/


Solo los muertos han visto el final de la guerra (George Santayana).
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