Los Mitos de la Guerra del Pacífico (Chile - Perú)

Las guerras y conflictos en la región latinoamericana, desde la Conquista hasta las Malvinas y el Cénepa. Personajes y sucesos históricos militares.
ilam22
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9 de Junio de 1880
Pendiente de la expedición a Lima, el general Baquedano solicita reclutas para proceder cuanto antes a su instrucción.
Perfectamente secundado por el doctor Allende Padín, consigue un promedio de enfermos bastante débil, en una zona de pésimos antecedentes, por las enfermedades infecciosas endémicas en los Valles de Lluta y Azapa.
Los cirujanos del Ejército chileno sentaron el principio de que la malaria o paludismo se transmite de individuo a individuo por un vehículo que transporta el microbio desde su origen a la víctima. De ahí que ya no se preocupan de la desinfección de ropas y equipajes, los pestosos se tratan sin temor de contagio de parte de los enfermos.
La malaria o paludismo es la presencia y desarrollo en la sangre de un parásito que ataca los glóbulos rojos; produce fiebre, generalmente intermitente, otras veces remitentes, continuas, perniciosas, en muchas circunstancias graves y hasta mortales, anemia, aumento del bazo, lesiones crónicas en otros órganos, etc.
Los zancudos o mosquitos, vehículos de la malaria, pertenecen a la familia de los culicidas que comprenden 24 géneros con 250 especies. De aquellos géneros, el de los anofeles con 40 especies, sólo 9 llevan el microbio de hombre a hombre o del foco al hombre. De ahí que no hay paludismo sin anofeles. Tacna unida por ferrocarril a Arica, no sufre de paludismo por la carencia de mosquitos de esta clase.
Los marjales de los ríos Lluta y Azapa, constituyen inagotables focos de anofeles y precisamente la tropa de Caballería, Artillería y bagaje, que transita cotidianamente por ellos, pues el ganado forrajea en ambos valles, provistos de agua y pasto en abundancia, es la más expuesta a las infecciones.
No pudiéndose impedir el tráfico por la zona peligrosa, los cirujanos se concretan a dictar estas reglas, cuya observancia estricta aleja en gran parte el peligro.
1º El tráfico debe hacerse de sol a sol, evitándose en absoluto de noche, porque los anofeles son zancudos nocturnos; trabajan desde la caída de la tarde hasta el alba.
2º La luz queda proscrita de las cuadras, habitaciones, carpas, etc., porque los atrae.
3º Los mosquitos gruesos con antenas barbudas, son machos inofensivos.
4º Las hembras tienen las antenas peladas, mucho cuidado con ellas; constituyen el grave peligro de la enfermedad.
5º Los anofeles viven fuera de las habitaciones; cerrando herméticamente las puertas se evitan sus visitas.
6º Los recipientes artificiales de agua quedan inmunes de los huevos; los depositan únicamente en los charcos pantanosos.
Además de estas medidas precautorias, el Servicio Sanitario ataca el mal en la raíz, destruyendo los criaderos de larvas, cubriendo las superficies de las charcas con petróleo. El agua para la bebida se mezcla con aceite de eucaliptus.
La quinina constituye el remedio eficaz para atacar la malaria. Los cirujanos la usan también en su calidad preventiva, en pequeñas dosis mañana y tarde de clorhidrato al 81%, de suerte que una porción de alcaloide circule siempre por las venas.
En cuanto a los enfermos rebeldes al tratamiento químico, se les embarca para Iquique, de donde se les envía a la Noria y ahí recuperan en breve la salud.
Por fortuna, no se presentó ningún caso de fiebre amarilla, epidemia que azotó terriblemente en época pasada las ciudades de Tacna y Arica.
Las autoridades administrativas de ambas plazas secundan admirablemente la labor sanitaria. El Jefe Político y Militar de Arica, coronel don Samuel Valdivieso, emplea a los vagos y especialmente a los chinos sin ocupación en el saneamiento del puerto, que de inmundo y pestilente, toma poco a poco la faz de ciudad limpia y fresca.
En Tacna, el Jefe Político don Máximo R. Lira primero y después su reemplazante, don Eusebio Lillo, hacen regar y barrer diariamente las calles, en tanto los vecinos reciben órdenes estrictas de proceder al aseo de la parte interna de las propiedades particulares.
Los cirujanos extreman las precauciones, pues se acercan los meses de calor y con el ascenso de la temperatura se inicia la madurez de las deliciosas frutas del riquísimo Valle de Azapa, perniciosas muchas de ellas a los extranjeros. Los soldados son niños grandes que no se abstienen de la fruta verde, origen de disentería y fiebres palúdicas por los desarreglos intestinales.
Las naranjas abundan en tal grado que se citan naranjos que producen anualmente 4, 5 y aún 8.000 naranjas de sabor delicado.
Las chirimoyas, guayabas, ciruelas rojas, plátanos, sandías, melones, damascos, limones dulces y ácidos se producen con increíble profusión. Se agregan a estos productos las sabrosas aceitunas, la chancaca y la miel de caña dulce; toda clase de verduras y vigorosa producción de camotes, papas y zapallos enormes y dulces, y se tendrá un cúmulo de tentaciones sí falta vigilancia moderadora.
Todavía la Sanidad debe precaverse del enemigo terrible que baja por la costa desde la América Central, es decir, la fiebre amarilla que en 1868 causó estragos espantosos en Tacna y Arica.
Por fortuna, la costa se mostraba limpia, sin peligro de la introducción del temido flagelo.
El estado sanitario de la guarnición de Arica se presenta más o menos regular; el de Tacna bastante favorable, debido a la suavidad del clima, a la ausencia de pantanos en la vecindad y a los trabajos de saneamiento emprendidos por el señor Lillo, que se propuso despejar los arrabales de las enormes masas de basuras acumuladas desde los tiempos coloniales, denominadas huacas.
Ordena Lillo que los presos de la Cárcel remuevan las basuras, las mezclen con azufre traído en gran cantidad de las sulfataras del Tacora y les pongan fuego; día y noche se desprenden densas columnas de humo de los hacinamientos de mugres acumuladas a través del tiempo, pues el Perú confiaba a los gallinazos el aseo de las poblaciones.
Hubo casos de neumonía, pero aislados; sucumbió a esta enfermedad el Comandante don Juan Antonio Vargas Pinochet del “Chillán”. El capellán mayor don Florencio Fontecilla escapó después de desesperada lucha con la muerte.
Los atacados de enfermedades sociales van a los baños termales de Calientes, de donde regresan renovados, después de breve tratamiento.


22 de Octubre de 1880
La Comisión Sanitaria de Santiago, que tan buenos servicios prestara en las Campañas de Tarapacá y Tacna, cesó en sus funciones.
Pero antes de cerrar sus trabajos, pasó al Gobierno por conducto de la Intendencia General, la siguiente nota, elocuente protesta por la descompaginación de un servicio establecido, con personal adiestrado con la experiencia de las campañas.
Dice la protesta:
Santiago, Octubre 22 de 1880.
Señor Intendente General del Ejército:

Ha recibido esta Comisión Sanitaria solo el 13 del corriente los Decretos Nº232 y 233 de 28 de Septiembre próximo pasado, de los que ya tenía conocimiento por las publicaciones en la prensa diaria y por el Decreto de 20 de Septiembre del Ministerio de Guerra que mandó a la Comisión entregar el material de Ambulancias y Hospitales, y que transcribí a V.S. con fecha 20 del pasado.
Al recibir la transcripción oficial de los expresados Decretos, acordó esta Comisión, a indicación de uno de sus miembros, llamar la atención de V.S. sobre los vacíos e inconvenientes de la reorganización del Servicio Sanitario que ellos determinan, no con el objeto de que adopten sus indicaciones, pues no se les ha pedido informar, a pesar de haber sido ella la que estudió y organizó tal servicio, sino para procurar el mejor servicio, y para cumplir así con el deber del patriotismo que se ha impuesto desde el comienzo de la guerra.
La organización que ya podemos llamar primitiva, se hizo conforme a la que tienen los países más adelantados, los Estados Unidos, Prusia y Bélgica, modificando solamente aquellos que eran indispensables para adaptarla a nuestro país y teniendo apenas en cuenta, preciso es confesarlo, la economía, con que en todos los servicios se empezó la guerra.
Contenía aquel un servicio de cuerpo o Regimiento; uno de Ambulancia u Hospitales Ambulantes, proporcional a un 10% del Ejército en campaña; otro de Hospital fijo o de evacuación de las Ambulancias y finalmente otro de Hospitales de término, sin olvidar que los heridos pudieran ser conducidos, como en Prusia, hasta los pueblos de donde partieron a la campaña. De este modo el soldado era inmediata y primeramente asistido en su propio cuerpo, y si después el caso lo requería, en la Ambulancia, en los Hospitales fijos de Pisagua, Iquique y Antofagasta, o en los de Copiapó, Valparaíso, Santiago, etc. De este modo también los cuerpos de tropa tenían un servicio en los vivaques, en los destacamentos, en las guarniciones, en las reservas, sin necesidad de recurrir a las Ambulancias, destinadas principalmente a la batalla.
En todo caso, como lo sabe la Intendencia, que proveyó igualmente a todo, no se omitió medio alguno; estudio, previsión, encargos a Europa de útiles de medicina o instrumentos, construcción en el país, desde el saco y cartuchera de Ambulancia hasta la última cantina de farmacia, de cirugía y administración.
Se dotó a las Ambulancias de medios propios de locomoción para que no estuvieran sujetas al Estado Mayor; pero llegan las Batallas de Tacna y Arica y de nuevo no hubo otro servicio que el de Regimiento y las Ambulancias siempre fallaron.
Acerca de este acontecimiento, la Comisión Sanitaria llamó la atención del señor Ministro de Guerra y de esa Intendencia General en notas de 1º de Junio y 2 de Julio último, que se dieron a la prensa, y solicitó que se instruyera un sumario para indagar su causa.
Nada se hizo, y sin embargo, se ha suprimido el servicio Regimentario para no dejar más que el de Ambulancias, y esto invocando la experiencia, que como dejo expuesto y que como a esa Intendencia le consta, dice diametralmente lo contrario.
Omitiremos probar que en el Ejército prusiano existe servicio de cuerpo, pues ello es una verdad que conoce cualquiera, no digo que hay estudiado, que haya leído someramente algo sobre la organización de los Ejércitos modernos.
El servicio médico-quirúrgico planteado por el citado reglamento, no ha sido nunca mixto; ha sido siempre civil. No está organizado conforme a la Ordenanza Militar. Su Jefe es civil.
Como aparece de lo expuesto, no ha habido, señor Intendente, muchas razones para la reorganización del Servicio Sanitario. Mucho menos las había para suprimir el servicio de Regimiento, que siempre fue útil, para fundirlo en el de Ambulancia, que siempre llegó tarde.
Por otra parte, suponiendo que el servicio Regimentario o de cuerpo que lo tienen todos los Ejércitos bien organizados, fuera un servicio ambulante militar, ¿qué razón había para suprimirlo?
Las Ambulancias del servicio reorganizado representan e 10% del Ejército en campaña, proporción admitida en casi todos los Ejércitos de Europa, y que quedó baja en la Batalla de Tacna. ¿Con qué se va a hacer entonces el servicio excedente?
¿Con qué el servicio de la reserva, de las guarniciones de Calama, Cobija, Tocopilla, Pisagua, Dolores, etc.?
¿Cómo se hará el servicio de destacamento, de avanzada y de Caballería, con Ambulancias que marchan a pié y sin material ligero?
Si las Ambulancias reorganizadas son completas y ordenadas, ¿cómo es posible desordenarlas y descalabrarlas, para hacer el servicio de guarnición, de destacamento, de avanzada, que por otra parte le será imposible, porque no llevan sacos de Ambulancia, ni mochilas de Caballería?
La guerra que en la edad actual se presenta en todos sus servicios como el triunfo de la inteligencia sobre la fuerza, está muy lejos en el Servicio Sanitario de representar ese triunfo. Y si el Ejército de Chile ha de ser alguna vez un Ejército regular, como el de las naciones que marchan a la cabeza de la civilización, fuerza es que tenga un servicio como el de aquellas.
Para no alargar más esta nota, omitiremos otras consideraciones, que el tiempo vendrá a patentizar; pero esta Comisión no puede menos de llamar la atención de V.S. sobre el hecho de no ver figurar entre los 151 antiguos empleados del Servicio Sanitario que ahora forman parte de los 231 nuevamente nombrados, algunos que han hecho la campaña, que merecieron distinciones de sus Jefes, y que hasta tuvieron la gloria de ser heridos en el combate.
Dios guarde a V.S.

Wenceslao Díaz.
Las predicciones del doctor Díaz y demás colegas de la Comisión se realizaron, por desgracia, en las Batallas de Chorrillos y Miraflores.
Por fortuna, se reaccionó enseguida contra la disparatada supresión de cirujanos de cuerpo que se restablecieron poco después, dados los importantes servicios que prestan en destacamentos, expediciones ligeras o guarniciones lejanas.
Por fortuna, la Marina escapó a esta reorganización y continuaron en servicio los cirujanos de buques.

28 y 29 de Octubre de 1880
El nuevo personal del Servicio Sanitario parte al teatro de la guerra en estos días de Octubre, entrando al desempeño de su humanitaria misión el mismo día de su arribo a Arica.


ilam22
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1 de Noviembre de 1880 (Decreto de Disolución del Servicio Sanitario del Ejército en Campaña)
El Servicio Sanitario fue reorganizado por el señor Ministro de la Guerra, don José Francisco Vergara. Quedaron los cirujanos de buques, Ambulancias y 1 Hospital Volante; pero se suprimieron los cirujanos de cuerpo.
Esta disposición, que nada puede disculpar, produjo resultados funestos y originó la pérdida de numerosas vidas.
Los cirujanos y practicantes de cuerpo iban en la línea de fuego para la atención de los caídos; los heridos leves, fajados por los practicantes, pasaban a retaguardia; los más graves, recibían una primera curación; y en los muy graves intervenía el cirujano para impedir las hemorragias o efectuar una operación necesaria para combatir un peligro inminente, mientras llegaban los camilleros.
Algunos cirujanos se resistieron a dejar sus cuerpos, ingresando a ellos como cirujanos voluntarios, sin sueldo; o como oficiales.
Fue una desgracia que el Ministro de la Guerra Vergara elaborara un plan de organización, que más habría cuadrado a la Comisión Técnica de profesionales que funcionaba en Santiago, desde la declaratoria de guerra, bajo la presidencia del doctor don Wenceslao Díaz.
El Intendente General del Ejército hubo de dictar el Decreto; pero en resguardo de su responsabilidad, lo hizo preceder de la siguiente frase: en virtud de las instrucciones recibidas del Ministro de la Guerra, Decreto, etc.
Este Decreto disuelve desde esta fecha el Servicio Sanitario del Ejército en Campaña, en la parte relativa a las 5 Ambulancias y a los Servicios Especiales de Regimientos y Batallones.
Se nombra Jefe del Servicio ad honorem al doctor don Ramón Allende Padín, a quien se encarga de la reorganización, bajo las siguientes bases:
1º El Servicio será enteramente civil y conforme a lo establecido por la Convención de Ginebra. Será obligatorio para todos los individuos que lo componen el uso del distintivo de la Convención, consistente en un brazal blanco con cruz roja, de 10 centímetros de ancho, que se llevará sobre el brazo izquierdo, quedando absolutamente prohibido a los mismos el uso, por ningún motivo, de uniformes o insignias militares.
2º El Servicio Sanitario del Ejército Expedicionario queda dividido en 4 Hospitales y un Hospital Volante.

Material

Cada Ambulancia recibió una dotación de 600 camas con todos sus útiles y el material necesario conforme a las listas formuladas por el Jefe del Servicio Sanitario, en concepto a ese número de heridos.
El Hospital Volante recibió 500 camas con todos los útiles necesarios para atender igual número de enfermos.
Para la movilización desde Arica, se puso a las órdenes del doctor Allende Padín el vapor Paquete de Maule, para conducir el personal y material, con sus carpas, carros, acémilas y cabalgaduras.

Personal

Se nombra la siguiente dotación, con los sueldos siguientes, sin derecho a ninguna otra gratificación:

Dirección

1 Superintendente ad honorem.
1 Ayudante ad honorem.
2º Ayudante, sueldo mensual. $ 500.
Secretario. $ 200.
Estadístico. $ 150.
Farmacéutico mayor. $ 250.
2 Ayudantes, cada uno. $ 75.
Contralor General. $ 300.
Ayudante del Contralor General. $ 100.
Mozo. $ 75.
Carpintero armador. $ 40.

Ambulancias

Personal de cada Ambulancia:

Cirujano mayor. $ 500.
6 Cirujanos 1º, cada uno. $ 250.
12 Cirujanos 2º, cada uno. $ 150.
Contralor. $ 100.
5 Practicantes farmacéuticos, cada uno. $ 75.
25 Practicantes de cirugía, cada uno. $ 75.
80 Mozos, cada uno. $ 20.
1 Cocinero. $ 40.
2 Ayudantes de cocinero, cada uno. $ 20.
1 Lavandero. $ 40.
2 Ayudantes de lavandero, cada uno. $ 20.
2 Capataces, cada uno. $ 40.
2 Arrieros, cada uno. $ 40.
1 Ayudante de arriero. $ 20.
1 Caballerizo. $ 20.
1 Mariscal herrador para atender las 4 Ambulancias. $ 40.

Hospital Volante

1 Médico Jefe. $ 400.
3 Médicos 2º, cada uno. $ 150.
6 Practicantes, cada uno. $ 75.
1 Farmacéutico. $ 100.
1 Ayudante de farmacéutico. $ 75.
1 Contralor. $ 100.
1 Mayordomo. $ 50.
1 Cocinero. $ 40.
1 Lavandero. $ 40.
25 Mozos, cada uno. $ 20.
Los mozos de Ambulancia y Hospital tenían derecho a ración de tropa.
Se establecieron además 3 Hospitales fijos en Antofagasta, Iquique y Pisagua, con la siguiente planta de empleados:

Antofagasta

Médico Jefe Administrador. $ 300.
Cirujano 1º. $ 200.
2 Cirujanos 2º, cada uno. $ 140.
Contralor estadístico. $ 100.
Farmacéutico y guarda almacenes. $ 100.
Farmacéutico 2º. $ 80.
Practicante. $ 77.
Capellán ad honorem, para rancho. $ 30.
Mozos, cada uno. $ 18.

Iquique

Médico Jefe y de plaza. $ 400.
Médicos 2º, cada uno. $ 230.
Cirujano 2º, cada uno. $ 115.
Practicantes, cada uno. $ 75.
Administrador. $ 115.
Capellán, para rancho. $ 30.
Cocinero de Hospital. $ 40.
Cocinero de Lazareto. $ 25.
Ayudantes de cocina, lavado y mozos, cada uno. $ 18.

Pisagua

Médico en Jefe y de plaza. $ 240.
Cirujano 2º. $ 115.
Contralor. $ 115.
Farmacéutico. $ 115.
Practicante, cada uno. $ 75.
Capellán, para rancho. $ 30.
Cocinero del Hospital. $ 30.
Cocinero del Lazareto. $ 25.
Lavanderos, mozos, veladores y ayudantes de cocina, cada uno. $ 18.

14 de Noviembre de 1880 (Continúa el embarque de la 1º División Villagrán en Arica)
Domingo. Se embarca el Regimiento 4º de Línea, los equipajes, la Intendencia, la 1º Ambulancia “Santiago”, el ganado del bagaje y el ganado en pie de la provisión.
La 1º Ambulancia “Santiago” queda a bordo del vapor Huanay, con el número 23; buque de 350 toneladas de carga, con 187 toneladas de registro, con 10 toneladas de agua de capacidad en los estanques, con 1.200 litros de condensación de agua en 24 horas; para el transporte de 20 oficiales, 400 soldados y 30 animales; con 1 elemento de desembarque de embarcaciones, con 12 hombres de tropa que pueden conducir los botes, 1 donkey, 40 toneladas de capacidad en las carboneras, 7 millas de andar medio, 1 caldero o fondo para la cocina de la tropa, 2 escalas de costado, 1 calabrote, 2 aparejos para izar lanchas, 3 faroles de señales y 1 entrepuente. Lleva además 30 bueyes para comida fresca.
El Servicio Sanitario embarcado se compone de 7 Jefes, 45 oficiales y 78 soldados; acompañados de 25 caballos, 24 mulas, 6 carretones y 24 aparejos.
Los sobrantes de los cuerpos, perfectamente embalados, se depositan en los Almacenes de la Intendencia, bajo su custodia.

15 de Noviembre de 1880 (Zarpe del convoy de Arica a Pisco)

19 de Noviembre de 1880 (Desembarco de la 1º División en Paracas)
La 1º Ambulancia “Santiago” permanece a bordo del Huanay.
Empieza el desembarco en las lanchas planas, bajo la dirección de los señores Francisco Alvaro Alvarado y Pacífico Alvarez, industriales prácticos reconocidos en asuntos de mar y manejo de embarcaciones menores.
Aquí se conoció la previsión de la Intendencia, que enganchó 102 fletadores y pescadores de la costa, desde Valparaíso a Arica, contrariando al señor Ministro de la Guerra (Vergara), partidario de que las faenas de desembarco se hicieran con tropa del Ejército, ignorante en absoluto de este delicado trabajo.
La Intendencia, con su Compañía de bogadores diestros, desembarcó toda la 1º División con sus impedimentas, ganado, Parque y Bagaje, rápidamente, sin dificultades de ningún género, del convoy pesado que fondeó en Paracas a las 12 del día.
La 1º Ambulancia “Santiago” permanece en Paracas.

20 de Noviembre de 1880 (Ocupación de Pisco, por la 1º División)
La 1º Ambulancia “Santiago” acampa en Pisco.


13 de Diciembre de 1880 (Marcha hacia el Norte. Salida de Pisco)
La 1º Ambulancia “Santiago” se encontraba en Pisco, accidentalmente a cargo del doctor don Diego San Cristóbal, Subdirector de Sanidad.
Para atender a los enfermos de la 1º División Villagrán, se fundaron Hospitales en tierra y en el buque 21 de Mayo, con elementos para atender 100 enfermos cada uno. Como aumentaran los enfermos se arregló otro Hospital de 125 camas en Pisco Alto y se abrió un Lazareto de 8 camas para varicosos.
La movilización de la 1º División Villagrán exigía el respectivo personal sanitario para la marcha, ya que los cuerpos carecían de él.
Se realizan los pronósticos patentizados por la Comisión Sanitaria de Santiago, por medio de su Presidente doctor don Wenceslao Díaz; hubo que descalabrar la 1º Ambulancia “Santiago” para dar servicio móvil a la 1º División Villagrán.
Se nombró Jefe al cirujano don José Arce, que llevó consigo a los cirujanos 1º Domingo Grez y Juan Kidd y los cirujanos 2º Crisólogo Molina, Ismael Merino y Emilio Moreno y a 6 practicantes; todos cumplen abnegadamente con sus deberes. Durante la expedición, atienden a varios enfermos y a 4 heridos que llegaron en buen estado al término del viaje.

14 de Diciembre de 1880 (Llegada a Tambo de Mora. La 1º Brigada marcha hacia Chincha Baja)
Parte de la 1º Ambulancia “Santiago” acampa en Pisco y otra parte marcha con la 1º División Villagrán.

15 de Diciembre de 1880
Parte de la 1º Ambulancia “Santiago” acampa en Pisco y otra parte acampa en Tambo de Mora y Chincha Baja.


17 de Diciembre de 1880 (Marcha de la 1º Brigada de la 1º División desde Tambo de Mora a Jaguay)
Parte de la 1º Ambulancia “Santiago” acampa en Pisco y otra parte acampa en Tambo de Mora y Chincha Baja.
Este día, al amanecer, rompe la marcha el coronel Lynch, con la 1º Brigada de la 1º División, rumbo al Norte; iniciando la travesía de 300 kilómetros entre Pisco y Lurín, por caminos infernales y pampas arenosas desprovistas de agua.
La movilización de la 1º Brigada Lynch, pone de manifiesto la desgraciada organización del Servicio Sanitario, al suprimir los cirujanos y practicantes de los cuerpos.
18.00 hrs: El señor coronel Lynch se pone en marcha para Jaguay a esta hora, con sus fuerzas en 2 escalones, con intervalo de una jornada. Conduce personalmente el 1º Escalón, con el siguiente Orden de Marcha: “Granaderos a Caballo”, “Artillería de Marina”, 2º de Línea, “Talca”, 1 Batería de Artillería de Montaña del Regimiento Nº2, la Ambulancia Nº1 “Santiago”, el Parque y el Bagaje.
El 2º Escalón compuesto del “Atacama” y “Colchagua”, 1 Batería de Montaña del Regimiento Nº2 a cargo del coronel don Juan Martínez.

18 de Diciembre de 1880 (Ocupación de Jaguay. Marcha al Valle de Cañete)
Parte de la 1º Ambulancia “Santiago” acampa en Pisco y otra parte marcha con la 1º Brigada Lynch.
03.00 hrs: La 1º Ambulancia “Santiago” acampa en Jaguay.

23 de Diciembre de 1880 (Marcha a Mala. Escaramuzas y Ocupación de Mala y San Antonio. Continúa Desembarco en Curayaco, Chilca y Cruz de Palo)
Parte de la 1º Ambulancia “Santiago” a bordo del convoy en la Caleta Cruz de Palo. Otra parte marcha con la 1º Brigada Lynch.

24 de Diciembre de 1880 (Marcha a la Caleta Pueblo Viejo, Chilca y Caleta de Curayaco. Continúa Desembarco en Curayaco, Chilca y Cruz de Palo. Separación de Villagrán de la 1º División)
Parte de la 1º Ambulancia “Santiago” a bordo del convoy en la Caleta Cruz de Palo. Otra parte marcha con la 1º Brigada Lynch.
En este día, los cirujanos 1º asisten de parto a una mujer que acompaña al Regimiento 2º de Línea. Se la condujo en camilla hasta Curayaco, a hombro de los soldados del 2º de Línea, que se diputaban el turno de cargar la camilla. La enferma y la guagua llegaron perfectamente a Curayaco.


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Año 1881

3 de Enero de 1881
La Ambulancia Nº1 “Santiago” acampa en Lurín.

10 de Enero de 1881 (Revista a las Ambulancias en Lurín)
En este día, el general Baquedano revista las Ambulancias y el Cuerpo de Capellanes, acompañado del doctor don Ramón Allende Padín, Superintendente del Servicio Sanitario y del Presbítero don Florencio Fontecilla, capellán mayor del Servicio Espiritual.
El señor Allende Padín presenta su personal en formación de marcha tal como debe ir a retaguardia; empeñada la acción, las Ambulancias pasan al orden de combate.
Para la atención de heridos en los primeros momentos se alistan cantinas de farmacia y de cirugía, 15 carpas, 120 camillas armadas y gran copia de materiales, como hilas, vendas, algodón, sábanas y frazadas de repuesto, alcohol, glicerina y ácido fénico, cuyo material se conduce a lomo de mula.
El Presbítero señor Fontecilla queda en el Cuartel General; divide a sus capellanes en 3 grupos: en la 1º División, 3 capellanes; en la 2º División, 2 capellanes; y en la 3º División, 3 capellanes. Existen 4 capellanes más, de cuerpo.
Se habilitan algunas piezas para el Hospital de enfermos graves, imposibilitados para la marcha, que son pocos; antes de cualquiera acción, se dan de alta cuantos pueden tenerse en pie y aún marchan algunos sostenidos por sus compañeros. Tanta era la sed de encontrar cara a cara al enemigo.


12 de Enero de 1881
La Ambulancia Nº1 “Santiago” acampa en Lurín.

Forma el Cuerpo de Sanidad: Superintendente, doctor, señor Ramón Allende Padín; Secretario, señor Marcial Gatica; Adjunto, señor Diego San Cristóbal; Farmacéutico Mayor, señor Exequiel Allende O.; Estadístico, señor Eugenio R. Peña; Contralor General, señor Ambrosio Rodríguez; ayudantes, señores Daniel Riquelme, Ignacio Silva R., Elías Moreno R., Enrique Ramos, Salvador Castro, José M. Besoain, Juan R. Gaete y Basilio Romero Roa.
Componen los mandos superiores de la 1º Ambulancia:
Cirujano Mayor, doctor, señor José Arce.
Farmacéutico, señor Amador Araoz.
Contralor, señor Manuel González G.
Cirujano 1º, señor José del C. Contreras.
Cirujano 1º, señor Clodomiro González Vera.
Cirujano 1º, señor Juan Kidd.
Cirujano 1º, señor Salvador Feliú Gana.
Cirujano 1º, señor Ismael Rubilar.
Cirujano 1º, señor Domingo A. Grez.
Cirujano 2º, señor Salvador Silva.
Cirujano 2º, señor Dositeo Oyarzún.
Cirujano 2º, señor Pedro C. Molina.
Cirujano 2º, señor Emeterio Letelier.
Cirujano 2º, señor Ismael Merino.
Cirujano 2º, señor Germán Valenzuela.
Cirujano 2º, señor Moisés Pedraza.
Cirujano 2º, señor Eustorjio Díaz.
Practicante, señor Ismael Díaz.
Practicante, señor Jerónimo Guerrero.
Practicante, señor Vicente Rosende.
Practicante, señor Arturo Delfín.
Practicante, señor Romelio Pizarro.
Practicante, señor Ramón Barrientos.
Practicante, señor Nicanor Ugalde.
Practicante, señor Evaristo Hinostroza.
Practicante, señor Tomás Tovar.
Practicante, señor Cirilo Quinteros.
Practicante, señor Pablo Díaz.
Practicante, señor Vicente Soto.
Practicante, señor Ramón de la Paz.
Practicante, señor Manuel A. Fernández.
Practicante, señor Moisés Zúñiga.
Practicante, señor Eduardo Arrau.
Practicante, señor Arístides Mesa.
Practicante, señor Ernesto Pedraza.
Practicante, señor Carlos Reyes.
Practicante, señor José Venegas.
Practicante, señor Manuel A. Galán.
Practicante de farmacia, señor Juan D. Cuevas.
Practicante de farmacia, señor Eduardo Olivares.
Practicante de farmacia, señor Lorenzo Miranda.
Practicante de farmacia, señor Carlos Breberach.
Practicante de farmacia, señor Efraín Aravena.
Practicante de farmacia, señor David Herrera.

13 de Enero de 1881 (Batalla de Chorrillos)
La 1º Ambulancia acampa con la 1º División Lynch a 5.000 metros frente a las fortificaciones peruanas de Villa y Santa Teresa.
Quedan en Lurín unos 200 enfermos, incapacitados para la pesada marcha nocturna, a los cuales se les dejan sus rifles y municiones, por si necesitan batirse como ocurrió en Las Yaras (Durante la Batalla de Tacna), donde los enfermos defendieron el Hospital, atacado por los montoneros.
04.00 hrs: La 1º División Lynch estrecha la distancia a 2.000 metros.
04.55 hrs: La 1º Ambulancia del doctor Arce, entra en funciones a la iniciación de la pelea.
El doctor Arce reparte su efectivo en 3 trozos, que curan a los heridos a medida que caen, los colocan en las camillas que llevan armadas, en número de 120, mientras se preparan las de reserva.
09.00 hrs: A esta hora, al cantar victoria parcial la 1º División Lynch, no queda a retaguardia un solo herido sin la primera curación.
Después se establecen grupos de concentración. El 1º a cargo del cirujano 1º don Clodomiro González Vera, en el lugar donde cayeron los primeros heridos. El 2º a la derecha, donde fue más recia la pelea, a las órdenes del cirujano 1º don Domingo A. Grez y el 3º, ya en el valle, con los doctores señores Salvador Feliú, Juan Kidd y Juan Manuel Salamanca. Todos ellos se acompañan de sus cirujanos 2º y practicantes correspondientes.
15.00 hrs: Se tocó llamada redoblada en todos los campamentos chilenos, para reunir las Divisiones en los lugares designados por el Alto Comando, que había permanecido entre Chorrillos y San Juan, al Sur del camino real.
El Superintendente del Servicio Sanitario, establece 2 grandes Hospitales en la tarde de este día, uno en la Hacienda de San Juan y otro en la Escuela de Cabos en Chorrillos.
La 1º Ambulancia trabaja rudamente durante todo el día y la noche. Se colocan los heridos en camilla, bajo carpas o en las enramadas de los campamentos enemigos.
El velero 21 de Mayo fondea en Caleta de la Chira, con una Sección de Ambulancia, a cargo del cirujano don José de la C. Contreras. Recibió y atendió 70 heridos.
El Comandante Bascuñan había movilizado el ganado del Bagaje hacia Lurín, en busca de víveres, municiones y material de sanidad, a excepción de 150 mulas aparejadas, necesarias para el servicio interno de las Divisiones y Ambulancias.
Bascuñan había tenido la previsión de armar a sus arrieros con rifles de los heridos, lo que evitó muchas desgracias.
Algunos carretones de Ambulancias habían quedado atascados en los arenales del camino y ya las vendas escaseaban. Unos soldados peruanos derrotados habían encontrado a los expresados carretones con sus arrieros chilenos. Habían matado a uno y amarrado a los demás chilenos, para saquear tranquilamente los vehículos. Tres soldados chilenos, rezagados por enfermedad, habían llegado al lugar del suceso. Los soldados peruanos eran 8, resisten. Después de algunos tiros, 3 peruanos muerden el polvo, los restantes huyen desaforados. Se salvó la carga de los carretones, compuesta en gran cantidad de vendas, hilas y ropa.
24.00 hrs: La 1º Ambulancia trabaja hasta esta hora de la noche, hora en que habiendo atendido los 1.200 heridos, salen grupos de ambulantes a recorrer el campo de batalla hasta el amanecer.
Se trabaja tesoneramente todo este día.

14 de Enero de 1881
El almirante Rivero hace entrar al puerto de Chorrillos a la Pilcomayo. El Comandante Moraga efectúa con toda felicidad la operación de fondeo. Tras la estela de su buque, sigue el Toltén (vapor de ruedas), el Huanay (con víveres hasta los topes), el Avestruz (con el Parque General) y el Paquete de Maule (con el material sanitario).
El velero 21 de Mayo fondea en la Caleta de Chira, con personal de Ambulancia, a cargo del cirujano 1º don José del C. Contreras, que presta atención a 70 heridos, en gran parte peruanos.
El almirante Riveros ordena desembarcar en la misma caleta a todos los cirujanos de la Escuadra chilena, con sus practicantes y ayudantes. Envía así mismo a tierra, agua en barriles y víveres suficientes, para las tropas cercanas a la caleta.
El general Baquedano, después de visitar la Intendencia, pasa a las Ambulancias, que desarrollan prodigiosa actividad. Baquedano ordena a Quintín Quintana que con su Regimiento de chinos, cave profundas fosas para el entierro de los muertos y si falta tiempo, amontone los cadáveres enemigos y proceda a quemarlos.
En la mañana reciben los heridos caldo, carne cocida y té caliente, pues la Ambulancia lleva bueyes en pié y los útiles necesarios.
Los 500 chinos puestos a disposición del Servicio Sanitario, prestan inapreciables servicios en la recolección y transporte de heridos.
Sabido es que el soldado, tocado por una bala, busca protección escondiéndose en lo más oculto del campo de batalla, para ponerse a cubierto de nuevos proyectiles, de las maniobras de Artillería o de las cargas de Caballería. Hay que buscarlos con prolijidad, pues algunos se desmayan por la pérdida de sangre. A falta de perros amaestrados, los chinos desempeñan a maravilla este servicio.
08.00 hrs: Desde esta hora, nubes de chinos con sus decuriones, recorren trincheras, quebradas, cañaverales, zanjas, sin encontrar heridos.
Hacinan después los cadáveres para proceder al enterramiento o la incineración.
Llega a tanta el ansia por alejarse del campo de batalla, que 30 heridos hicieron la caminata a Lurín, a buscar refugio en el Hospital volante del doctor Jacinto del Río, quedado ahí con los 200 enfermos incapaces de llevar las fatigas de la marcha hasta el campo de batalla.

15 de Enero de 1881 ( Batalla de Miraflores)
El doctor Allende Padín traslada a Chorrillos a la 1º Ambulancia del doctor Arce, repartida en 3 Secciones, para la recepción de los heridos que se le envíen de esta nueva batalla. La 2º Ambulancia del doctor Gorroño queda a cargo del Hospital de Sangre de la Escuela de Cabos. La 3º Ambulancia del doctor Prado, marcha a la línea de combate, con sus 5 Secciones, engrosadas por una 6º Sección, llegada del Sur, a cargo del señor Guillermo Castro.
El doctor Prado (3º Ambulancia) establece 1 Sección en Barranco y entra en línea de combate con las 5 Secciones restantes.
El doctor Allende Padín designa al señor Víctor W. Castro para la confección de dieta caliente para los heridos; después de lo cual, con el Contralor General señor Rodríguez Ojeda y 300 chinos, se dirige al campo de batalla a dirigir personalmente la evacuación de los caídos, hacia las carpas de los Cirujanos.
Los sobrevivientes de las diferentes unidades chilenas que marchaban como espectros a retaguardia, en busca de sus unidades perdidas en la refriega; oían diferentes lamentos de los heridos y moribundos al sentirlos ellos marchar a retaguardia:
- Por amor de Dios, vengan a llevarme que me muero.
Y esto con voz tan lastimera que partía el alma. Otros más alentados, gritaban como un centinela:
- ¿Quién vive?
Los soldados respondían:
- ¡Chile! ¿Quién está ahí?
- Yo, hermanito – respondía la misma voz – Sáquenme de este lugar, que ya no puedo más.
Estos lamentos se oían en todas direcciones en el campo de batalla de Miraflores. En otras partes, oían el estertor de la agonía. Se inclinaban a reconocer el moribundo y era algún conocido del Regimiento “Aconcagua” o del Regimiento “Coquimbo” o del Batallón “Naval”. ¡Qué tendal de gente! ¡Cuantos hombres sanos y robustos pocas horas antes y ahora yertos y helados como un mármol! ¿Qué auxilio podían prestar a tanto infeliz que les clamaba protección en medio de ese campo oscuro que atravesaban, sin rumbo fijo y sin saber hasta donde irían a llegar?. Los soldados chilenos sufrían tanto como los mismos desgraciados que alfombraban esos potreros.
Anduvieron quien sabe cuanto tiempo, ni cuanta distancia. Veían cerca el resplandor del incendio de Chorrillos, que los atraía a sus unidades. Pronto encontraron a sus unidades en los potreros, por los centinelas que las cuidaban en sueño nocturno. La tropa dormía en su mayor parte. Parte de los oficiales y la tropa, conversaban sobre los sucesos del día.
¡Qué noche pasaron!. Esos miles de infelices compañeros que quedaban tendidos, solos, sin que una mano conocida se les acercara brindándoles humanitario auxilio; esos estaban en incomparable peor situación que los cansados y hambrientos sobrevivientes. Este recuerdo hacía que muchos dieran gracias a Dios, que le había dejado con vida y sin ese tristísimo desamparo en que yacían los bravos de la 3º División Lagos.
¿Y qué podían hacer? ¿Cómo les prestarían socorro?. Esto decían, porque realmente nada podían hacer y cuando ni una Ambulancia se encargó de recorrer el campo, como era su deber y la única que tenía los utensilios necesarios para estos casos, ellos solo podían lamentar las desgracias, pero no remediarlas. En efecto, por falta de auxilios, murieron muchos esa noche.

16 de Enero de 1881
La Ambulancia Nº1 permanece instalada en el pueblo de Chorrillos.

3 de Febrero de 1881
La Superintendencia de Sanidad levanta este Hospital este día, después de evacuar heridos y enfermos a los Hospitales de Lima.


Ernesto35
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Mensaje por Ernesto35 »

Buen estudio de Miguel Aguirre. ¿Está publicado en algún lado?


Vendo el libro de la Batalla en el Morro Solar de Chorrillos. Cualquier interesado, me escribe un mp
ilam22
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Mensaje por ilam22 »

Hasta el momento, no.
Le hemos dicho que lo publique, pero prefiere que circule entre quienes realmente aprecian su trabajo. Por eso me he atrevido a publicarlo acá. Supongo que ustedes han sabido apreciar el tiempo invertido, y conocimientos mostrados en este estudio.

Voy a buscar otras cosas que tengo por ahí sobre este tema.


badghost
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Mensaje por badghost »

Gracias por postearlo ilam, es un tema que a mi particularmente me interesa mucho.

Saludos cordiales :cool:


Para que los malos ganen, basta que los buenos no hagan nada...
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Fulvio Boni
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Mensaje por Fulvio Boni »

No voy a felicitar a Ilam por sus post, nos voy a felicitar a todos por su aparicion en este foro.


ilam22
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Mensaje por ilam22 »

Ya, no le pongan tanto que me la voy a creer... :D


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GRUMO
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Mensaje por GRUMO »

ilam22 escribió:Ya, no le pongan tanto que me la voy a creer... :D


Estimado Ilam

Una consulta

¿Cual era el nombre de la esposa del operario que hizo la tuerquita que sostenia el seguro de la culata del fusil comblain? (seguro que tambien lo sabe...No serìa raro? :lol:


Estimado Ilam...eres un Encarta en tiempo real

Saludos

Grumo


¡Somos o no pilotos de combate!.... ya, que nos den otra misión y salimos 3 o 4 fierros, rasanteamos hasta donde podamos y si nos van tumbando.... nos tumbaron pues.... pero por lo menos uno llega y rompe.... así no regresemos los demás.... total para eso nos hemos formado, para eso estamos preparados, y si vamos a morir.... bueno nos inmolamos por la patria, es la oportunidad de demostrar lo que somos y valemos”. Coronel FAP Marco Antonio Schenone Oliva , piloto muerto en el Cenepa
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Mensaje por comando_pachacutec »

Fulvio Boni escribió:No voy a felicitar a Ilam por sus post, nos voy a felicitar a todos por su aparicion en este foro.


Oh yea!


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Mensaje por ilam22 »

GRUMO escribió:Una consulta

¿Cual era el nombre de la esposa del operario que hizo la tuerquita que sostenia el seguro de la culata del fusil comblain? (seguro que tambien lo sabe...No serìa raro? :lol:


¿Que no era soltero...? :D

Siguiendo con datos interesantes, al menos para mi. Datos de bajas, no sólo en acción:

Se estima que nuestro país perdió unos 10.000 soldados en la guerra del Pacífico.
Si consideramos que Chile movilizó aproximadamente 111.000 hombres en ese período, y de ellos llevó al teatro de guerra entre 35.000 a 40.000, una pérdida de 10.000 es bastante grande. Y más todavía, si consideramos el porcentaje de hombres en edad militar en una población de 2.200.000. Recordemos que, como buen país subdesarrollado de esa época, la población infantil y juvenil era mayoritaria. Recién ahora ha cambiado la proporción, y nos acercamos a los estándares desarrollados.
Fue una guerra de 5 años. Pero hasta la toma de Lima los enfrentamientos fueron muy pocos. Cuando más hubo fue en Noviembre de 1879 (4, 5 si contamos la escaramuza de Tiliviche). Después saltamos a Marzo de 1880 (1), Mayo (1), Junio (1). No me acuerdo la fecha de Pajonales de Sama. Y de ahí saltamos a Enero de 1881, con 2. No cuento El Manzano ni Ate. Pero si vemos los enfrentamientos verdaderamente grandes, podríamos decir que en 2 años sólo hubo 7. Y eso contando a Pisagua, que en realidad tuvo pocas fuerzas enfrentadas. Entonces, para mí, la cantidad es excesiva. Ya se ha dicho que la culpa, de esta cantidad elevada de bajas, es de la táctica que usaban nuestros soldados. Creían que protegerse era cobardía. Sólo Ricardo Santa Cruz, del Zapadores, había estudiado las nuevas tácticas que imperaban en el mundo militar. Y fue rechazado por eso. El único que siguió sus enseñanzas fue el comandante del Chacabuco.
Algo parecido pasó en el Paraguay. Con el agravante que ellos no tenían ninguna experiencia bélica después de 1811, y ni siquiera tenían una oficialidad que hubiera estudiado algo. Con decir que los batallones y regimientos estaban mandados por capitanes o tenientes.
Por lo menos acá en Chile teníamos uno o dos teniente coroneles por regimiento, además de por lo menos un mayor.
Los partes oficiales dicen que en Chorrillos murieron 700 chilenos y en Miraflores 599. Pero después, en los siguientes dos meses, murieron más de doscientos heridos de esas batallas. Lo mismo ocurrió en las campañas anteriores.

Por otro lado Encina dice que en Huamachuco se fusilaron 200 desertores chilenos, que combatían por Cáceres.
Tampoco hay relación de muertos por enfermedades, pero se sabe que en la sierra murieron 5 hombres (aprox.) de enfermedades por cada uno que murió en combate. Al parecer, en las campañas cerca de la costa no hubo tantos muertos por enfermedades.
Como dato al respecto: en la guerra de 1846-48 (contra México), USA perdió 1.800 hombres en batalla (más-menos) que sumados a los muertos por enfermedades dan un total de unos 12.000 muertos.
En la guerra de la triple alianza: Brasil perdió 30.000 muertos combatiendo, y otros 30.000 por enfermedades. Argentina 15.000 y 15.000. Claro que en esa zona hubo una epidemia de cólera.


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Mensaje por ilam22 »

Sobre los licenciamientos por causas no bélicas.
En los partes oficiales del ejército aparece una cantidad total, para toda la guerra, de 4.081 licenciados. Claro que no aparece el archivo de 1883 para el Ejército Movilizado y Guardia Nacional, sólo el del Ejército de Línea.
De estos, aparecen con indicación precisa de la causa 1.308 . Entre las causas aparecen: Vicioso, Hemorroides, Disentería Crónica, Asma, Sífilis, Vejez, Catarro Bronquial Crónico, Cirrosis Hepática, Epilepsia, Tuberculosis, Reumatismo, Sordera, Ulcera, Demencia, Hernia, Luxación Pie, Sarna, Ceguera, Alcoholismo Crónico, y muchas otras.



Por causa genérica de "inutilidad física" 2.185.

Por causa genérica "por no convenir al servicio" 114.

No se indica causa 474.



Los que mas perdieron gente por estos motivos (durante toda la guerra) fueron:
El Buin, con 353.
El 2º de Línea , con 313.
El 3º de Línea, con 285.
El 4º, 196.
El Santiago perdió 329.
El Chacabuco, 457.
El Esmeralda 274.
Zapadores 164.
Carabineros de Yungay 144.
Reg. Nº 1 de Artillería 166.
Reg. Nº 2 de Artillería 169.

El resto de los cuerpos perdió menos de 100 soldados cada uno.
El Atacama, por ejemplo, perdió 15 soldados por alguna de estas causas.
El Lautaro, que hizo toda la guerra, perdió 45.
Es curioso que en general los cuerpos movilizados perdieron menos gente que los cuerpos de línea.
Y si alguien dice que es por que los cuerpos de línea estuvieron en toda la guerra, debemos decir que el 2º de Línea perdió 117 sólo en el año 1879. ¿Sería que los mejores voluntarios se enrolaron en los batallones de sus ciudades?


ilam22
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Mensaje por ilam22 »

Sobre desertores.

El número total de desertores comprobado documentalmente para los seis años de guerra alcanzó aproximadamente a sesenta individuos.


En 1879 hubo 3.

En 1880, 28.

En 1881, 8.

En 1883, 20.

En 1884 sólo 1.


Pero la cosa no es tan así.
El soldado F. del P. López escribe a su madre, en 1879, que durante la espera de las tropas en Antofagasta no menos de 50 soldados desertaron aburridos de "cuidar salitre en vez de defender la patria". Él mismo desertó en Septiembre, para después reincorporarse cuando comenzó la campaña de Tarapacá.

El diario del Comandante José María de la Cruz Salvo dice que en la expedición a Moquegua, en Octubre de 1880, hubo alrededor de 40 desertores.

Para mayo de 1882, la Historia del Ejército de Chile consigna una cifra de 103 desertores para la división encargada de la ocupación del centro del Perú. El tiempo no es claro, pero si se considera desde el regreso del resto del ejército a Valparaiso se trataría de un período de 14 meses.

Sobre la base de los antecedentes antes señalados, podemos entonces hacer las siguientes proyecciones máximas de desertores:



1879 Mínimo 60 Máximo 80

1880 90 150

1881 90 150

1882 90 130

1883 90 100

1884 30 40



Total Mínimo 450 Máximo 650



Estas cantidades son indudablemente discutibles, pero los promedios anuales están estructurados sobre la base de cifras para períodos en que, por la naturaleza de la actividad o inactividad, la deserción debió alcanzar los más altos guarismos.

Tendríamos de acuerdo a esto, un porcentaje de deserción que variará entre el 0,2% para el Ejército con su mayor fuerza y el 2,3% para el lapso con la menor.


Estos datos, y los del post anterior están tomados de "Problemática del soldado durante la Guerra del Pacífico" del Crl. Sergio Rodríguez Rautcher.



Por último, no olvidemos que Encina dice que en Huamachuco se fusilaron 200 desertores chilenos que peleaban por los peruanos. Y, aunque pro-Vergara, Encina estaba muy bien dateado por los mismos protagonistas de las acciones.


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Mensaje por ilam22 »

He estado revisando las nóminas oficiales.
Hay datos bien completos para algunos regimientos.

Se suponía que un regimiento contaba con 1.200 hombres, pero debido a las enfermedades nunca tenían ese número.
El 4º de línea presenta el 28 de agosto de 1879 la cantidad de 1.099 hombres, incluyendo 3 jefes, 43 oficiales, 2 cirujanos y 2 practicantes.
Pero el 2 de noviembre (Pisagua) tiene 1.035 en total. Ese día sufre sólo 9 heridos.
El 19 (Dolores) tiene en total 1.008 hombres, y sufre 4 muertos y 15 heridos.

En Tacna (26 de mayo de 1880) presenta un total de 867 hombres (3 jefes, 37 oficiales, 2 cirujanos, 1 practicante y 824 de tropa). No tuvo bajas pues no participó en la batalla.

En Arica presenta un total de 888 hombres y sufre 67 muertos, 193 heridos y 3 contusos.
Los números son exactos, pues me di el trabajo de contarlos.


Los otros regimientos chilenos sufrieron bajas en forma parecida. Pero ¿cuales eran estas formas?

Veamos que sucedió con el 3º de línea.
2 oficiales fueron separados del regimiento el 9 y 10 de abril de 1880. 2 más el 12 de abril, como resultado del consejo de guerra por los sucesos de Mollendo. Por esto mismo fueron separados del regimiento un total de 105 soldados el día 29 de julio.

Otros tres habían sido separados por otras causas un tiempo antes.

Otros 2 hombres fueron pasados al cuerpo de inválidos. Tres más fueron licenciados por orden del General en jefe, y otros 50 fueron licenciados por inutilidad física.
Si suman verán que el 3º perdió por razones ajenas al combate un total de 167 hombres. Si sumamos las bajas en acción, entenderemos porqué la mayoría del Cazadores del Desierto fue a completar este regimiento.



Demos un vistazo al Zapadores.
Con fecha 1º de octubre daba estos números:

Presenta en Pisagua 394 hombres de capitán a paje, y pierde 28 entre muertos en la acción misma y fallecidos posteriores a raíz de las heridas.

En Tarapacá se presenta con 288 hombres y sufre 57 muertos (incluyendo heridos fallecidos posteriormente).
Además, entre esta batalla y la de Tacna, tiene otros 4 muertos (al parecer por enfermedad).


En Tacna forma con un total de 906 hombres, y pierde 41 (sólo cuento los que murieron, ya sea en la batalla o al tiempo después a consecuencia de las heridas). Y desde esta fecha y hasta el 1 de octubre fallecen otros 5 soldados (enfermedades).

Fuera de esas bajas, tenemos que se licenciaron 64 soldados. Fueron expulsados tres, separados del cuerpo dos. Retirados del servicio tres. Trasladados a otros cuerpos nueve. Trasladados a los depósitos de reclutas un total de 109. Y desertaron 20...


Esta última cifra es importante, pues supera el dato oficial de desertores del ejército chileno para esa fecha.



Como dije antes, en las nóminas están los datos. Es cosa de contar y darse cuenta de que algunas cifras no cuadran con la información oficial.


ilam22
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Mensaje por ilam22 »

En realidad estos datos deben ir en Historia de la Guerra.

Se me chispotió...

¿Puede trasladarlos algún moderador, por favor?
Gracias.


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