FURIA ARTICA
Alaska
3ª Parte
Mientras los Phantoms viraban rumbo al norte, otra escena de la lucha que tenía lugar sobre los cielos de Alaska abría el telón. Los dos escuadrones de Mig-29 provenientes de Provideniya y Lavrentiya se adentraban en la península de Seward buscando la confrontación con los Eagles que defendían aquella zona. El encuentro se produjo cuando los F-15 se encontraban a unas 60 millas al noroeste de la base aérea avanzada de Galena. A los dos aviones norteamericanos que mantenían la CAP se unieron los quince que llegaban desde Elmendorf tras un vuelo rápido. Uno de los Eagles, con problemas en el motor derecho hubo de abortar el despegue y dejó el número final para enfrentarse a los Fulcrums en 17. Igualmente, los soviéticos tampoco habían estado libres de problemas y dos de sus aparatos no pudieron realizar la misión por problemas técnicos. Así pues la confrontación quedaba dispuesta entre 26 Fulcrums y 17 Eagles.
Mig,s-29 en formación sobre la peninsula de Seward
Los soviéticos se situaban fuera de la cobertura de sus propios radares, excepto por el radar del tipo Daryal, en las cercanías de Pechora, que si bien se encontraba a una enorme distancia y estaba preparado para la detección y seguimiento de misiles balísticos norteamericanos, como el de Clear, proveía a la fuerza atacante de datos básicos sobre el rumbo y composición aproximada de las fuerzas enemigas. Con esa información los Fulcrums se abrieron en formación de combate para rastrear a los norteamericanos con sus propios radares, mientras estos, con la guía del radar terrestre de Galena hacían lo propio. Cuando ambos grupos se encontraban a algo más de 35 millas comenzó el lanzamiento de misiles. Los soviéticos cargaban con dos misiles R-27 (AA-10 Alamo), uno de guía infrarroja y otro radar, que fueron disparados por parejas hacia el mismo blanco, primero el de guía IR y después el I/M/TSARH, para evitar que el primero se enganchase en el motor del segundo. Los Eagles por su parte dispararon 2 misiles AIM-7M Sparrow contra cada blanco.
F-15,s listos para interceptar a los Fulcrum,s
Ante la falta de sistemas de transmisión de datos que permitiese a cada aparato conocer los enemigos blocados por los aviones del resto del grupo, se llevó a cabo el reparto de los objetivos por mediación de la radio, pero entre grupos tan grandes la posibilidad de atacar blancos repetidos era elevada. Los Mig-29, dejaron de atacar tres Eagles, mientras que estos, con más donde escoger tan solo obviaron a uno de los 17 que podían atacar.
Las estelas de los misiles se cruzaron en el despajado cielo ártico, mientras buscaban sus objetivos de manera inexorable. Los F-15 con un potente equipo ECM ALQ-135 y numerosos señuelos (“chaff” y bengalas), lograron evitar la mayor parte de los misiles enemigos, que “tan solo” derribaron a 5 Eagles, la mayoría de ellos por los Alamo de guía infrarroja, mientras que los AIM-7 derribaron a 7 cazas soviéticos.
Todavía a unas veinte millas, los pilotos de la USAF volvieron a lanzar sus restantes Sparrow,s, mientras que los Fulcrums aceleraban para aproximarse a distancia de lanzamiento de sus R-73 (AA-11 Archer) y entablar combate dentro del alcance visual. Esta vez los pilotos rusos, libres de tratar de mantener el “enganche” para sus misiles de larga distancia y con más potencia en los motores lograron evadir un buen número de misiles, siendo derribados tan solo tres aparatos mientras que un cuarto resultaba dañado y debía volver rumbo a su base.
Los Fulcrum,s deseando acercarse para poder entablar un combate cercano, donde la combinación de sus misiles IRH y su casco con sistema de designación de blancos tenía ventaja, aceleraron hasta el máximo de su potencia militar, pero sin conectar la postcombustión, ya que su escaso alcance, pese a llevar un tanque de combustible externo, no les permitía muchas alegrías en ese sentido.
Pero los F-15 no estaban dispuestos a seguirles el juego. Su equipo ESM había identificado los radares enemigos como la versión del “Slot Back” que equipaba a los Mig-29, y sabedores de sus capacidades en combate WVR, prefirieron cambiar de táctica. En cuanto estuvieron dentro del alcance de sus Sidewinders, realizaron un lanzamiento frontal e inmediatamente dieron viraron e iniciaron un picado que los alejaba de los aparatos enemigos. Estos, deseosos de vengarse por las perdidas lanzaron también sus misiles antes de que los F-15 salieran de sus parámetros de tiro.
Los R-73, con una mejor cabeza buscadora y “viendo” las toberas de los motores de los Eagles, tenían buenas posibilidades, pero los señuelos, las maniobras evasivas y el estar “enfocados” hacia el suelo, restaron algo de eficacia al ataque. No obstante consiguieron alcanzar a cinco de ellos, destruyendo completamente a tres y dañando a los otros dos. Por el contrario, los AIM-9L derribaron a dos Fulcrums y dañaron a otro más, cuyo piloto finalmente hubo de saltar sobre Alaska, siendo capturado 48 horas después por los “scouts” de la Guardia Nacional de Alaska, como la mayoría de los pilotos soviéticos que cayeron aquel día sobre Alaska.
Los soviéticos, incapaces de seguir a los norteamericanos a baja cota y alta velocidad por la penalización en combustible, y considerando el segundo comandante de la misión (el primero había caído tras la primera andanada de misiles) que habían cumplido con su cometido, decidió dar media vuelta y regresar a sus bases.
Por parte norteamericana, evitaron que los Eagles volvieran a la lucha. La distancia que habían recorrido desde Elmendorf a gran velocidad, les había hecho consumir una gran parte de su combustible, y ya sin misiles SARH y unos pocos Sidewinders, el controlador de la misión en el E-3, no creyó oportuno que persiguieran a los Mig-29. De hecho les tenía reservada otra sorpresa a los soviéticos. Mientras estos estaban a punto de llegar al estrecho de Bering, los Phantoms de King Salmon llegaban para lanzar sus restantes Sparrows. Los pilotos soviéticos, avisados de la presencia enemiga, descendieron, ganando velocidad e intentado evitar ser blocados por los radares enemigos. Los Phantoms, localizados a su vez por un radar de búsqueda Fan Song desde el otro lado del estrecho, lanzaron sus misiles al límite de su alcance. Los señuelos de los aparatos rusos, unidos a la distancia a la que fueron lanzados y a que los AIM-7F tenían una guía menos eficiente que los -7M, hicieron que el porcentaje de aciertos fuera limitado. Dos aviones fueron alcanzados, pero uno pudo terminar aterrizando en Provideniya Bay. Finalmente, los F-4 ya algo cortos de combustible, viraron para poner rumbo al sureste, hacia su base.
Al terminar de aterrizar los Fulcrum,s, el personal de tierra pudo contar los aviones que regresaron y los que no lo habían conseguido. Un total de catorce aparatos fueron abatidos y otros dos más dañados. Por parte de la USAF, ocho F-15 destruidos y 2 dañados fueron las bajas del 43º TFS.
Más al norte se estaba viviendo la principal batalla aérea de la jornada. Los dos grupos de ataque soviéticos fueron interceptados por los F-15 del 318º FIS y el 54º TFS.
Los cazas de Galena incapaces de evadirse de la escolta rusa, se vieron envueltos en un intenso combate. En general siguieron el patrón del encuentro con los Mig-29, pero con algunas variaciones, por ejemplo, los Flanker,s portaban los R-27 de largo alcance así como un mayor número de ellos, y su mayor capacidad de combustible, les permitía utilizar con mayor generosidad la potencia de sus motores, por el contrario, su superioridad numérica no era tan acentuada. El encuentro fue brutal. Casi tres cuartas partes de los cazas de ambos bandos (13 norteamericanos y 16 soviéticos) fueron destruidos o dañados gravemente. El resultado fue que los Backfire,s que seguían a los Flanker,s dieron un rodeo para evitar la refriega entre cazas y acelerando se acercaron a distancia de lanzamiento de sus objetivos.
El primer damnificado fue la estación de radar de Indian Mountain que recibió el impacto directo de un Kh-22P. Los norteamericanos viendo el peligro, decidieron apagar la emisión del gran complejo de radares de Clear, para evitar que sus emisiones guiasen a más misiles ARM. El comandante de los Tu-22M decidió entonces que los 6 aparatos armados con bombas se adelantaran y atacaran el objetivo mientras que el resto se mantenía orbitando cerca, listos para utilizar sus misiles contra cualquier radar que apareciera.
Los Backfire se acercaron a más de 3.000 metros para evitar los más que probables Stinger. Pese a todo, los equipos de Manpads que defendían la base dispararon sus misiles con la esperanza de intimidar a los bombarderos, o al menos que se pusieran nerviosos y errasen el blanco. Pero estos, en dos pasadas de tres aparatos cada una, lanzaron 108 bombas sobre la zona del objetivo, cayendo 37 de ellas lo suficientemente cerca como para provocar serios daños. Los cuatro radares fueron dañados, dos de las antenas de los AN/FPS-50 fueron destrozadas y el que quedaba de ese modelo y el AN/FPS-92 sufrieron importantes daños que tardarían en ser reparados. Varios de los sistemas y edificaciones asociadas fueron también destruidos. El comandante estaba contento, su objetivo primario parecía estar destruido. Ahora era el momento de salir de allí. Una hora y media después comenzaban a aterrizar sin más novedad en Mys Shmidta. Fue el grupo de aviones soviéticos mejor parado de todos los que volaron sobre Alaska aquel día.
Para frenar el ataque más al norte de los rusos, cuyo objetivo era Prudhoe Bay, los pilotos del 54 escuadrón optaron por una táctica diferente. Con la aprobación de su controlador aéreo, los dos F-15 que formaban la CAP simularon retirarse hacia el sudeste a la vez que descendían a baja cota. Mientras, los restantes Eagles de Eielson se aproximaban a los intrusos a alta cota, menos dos de ellos, que volando a baja altura se unieron con los dos que habían abandonado la zona de patrulla. Los cuatro aparato, viraron al norte hasta girar de nuevo hacia el oeste, en paralelo con la costa del Ártico. Por encima de ellos, catorce cazas norteamericanos se enfrentaban a los 21 Flankers que formaban la escolta de los bombarderos (uno de los Su-27 había tenido un aterrizaje “duro” la tarde anterior y su tren de aterrizaje quedó muy dañado). Los F-15 giraron al suroeste, como tratando de rodear a la escolta para atacar a los Backfire, pero los Su-27, se posicionaron para enfrentarse a ellos, y era ese precisamente el movimiento que estaban esperando los americanos, ya que ahora, los Backfire se apartaban de los F-15 girando más al norte, en un rumbo que los llevaba en paralelo casi a la costa del Ártico…
Los 2 Eagles volando bajo sobre el Ártico.
Los Tu-22M habían pasado de largo el radar de Point Barrow, ya que este había sido apagado, y el líder del grupo no quería malgastar bombas contra un objetivo secundario hasta que las instalaciones de Prudhoe Bay ardiesen por los cuatro costados.
Los F-15 que se enfrentaban en lo alto a los Flanker, no quisieron correr grandes riesgos, y tras el primer intercambio de misiles, y perder 3 aparatos, viraron al sur y simulaban una huida a baja cota. De los 17 cazas soviéticos que habían sobrevivido a los misiles americanos, 14 de ellos persiguieron a los cobardes norteamericanos que huían, mientras que los 3 restantes giraban para reunirse con sus protegidos. Demasiado tarde.
Guiados por el AWAC, los cuatro Eagles que volaban a baja cota se posicionaron en una posición de disparo perfecta. A poco más de 5 millas detrás de los bombarderos, los F-15 remontaron el vuelo, y tras aplicar toda la potencia de sus motores, ascendieron hasta su nivel. Estos, recibieron el primer aviso de la presencia de los cazas enemigos cuando sus sistemas de alerta les avisaron de que misiles IRH se dirigían hacia ellos. Lanzados en rápida sucesión, ocho Sidewinders dieron cuenta de cuatro bombarderos y dañaron a dos más. Los cuatro que salieron indemnes aceleraron a plena potencia, pero para tres de ellos fue inútil, los Sparrows hicieron blanco en sus objetivos. Tan solo uno de los bombarderos, que gracias a su equipo ECM y a la suerte había evadido a los misiles enemigos, conectó la postcombustión y picando con un fuerte ángulo, logró alejarse momentáneamente del peligro, a la vez que se acercaba a grandes pasos a Prudhoe Bay. Los dos Bakcfire dañados también seguían rumbo a su objetivo, y atrajeron a sendos Eagles para rematarlos con más Sidewinders, mientras que los otros dos cazas perseguían al Tu-22M restante.
Pero entonces el controlador del E-3 avisó a sus pilotos que tres Su-27 se les acercaban a toda velocidad, avisados de lo que pasaba por sus camaradas de la Aviación Estratégica. Los F-15 se colocaron para enfrentarse a la amenaza, excepto uno, que seguía intentando derribar al escurridizo Backfire que quedaba.
Dos F-15 y dos Su-27 cayeron en la refriega, antes de romper el contacto y regresar a sus respectivas bases los solitarios aparatos de cada bando.
Para el Backfire superviviente, volando a Mach 1, su objetivo se acercaba rápidamente, y el F-15 perseguidor se quedaba sin opciones. Los parámetros de tiro de los Sparrows estaban justo en su límite, así que necesitaba acercarse un poco más para aumentar las posibilidades de impacto. A mayor altitud que el bombardero, le iba ganando algo de terreno, pero quizás no lo suficientemente deprisa como para evitar que lanzase su carga sobre el blanco, así que decidió jugársela. Lanzó en rápida sucesión los tres misiles que le quedaban, y cruzó los dedos para que alguno lo alcanzara…
El Backfire superviviente intentando llegar a su objetivo.
El primero se quedó corto, el segundo fue desviado por las contramedidas enemigas, mientras que el tercero explotó a pocos metros del bombardero, impactando algunos fragmentos contra el fuselaje del mismo, atravesándolo y produciendo importantes desperfectos. Uno de ellos fue a alojarse en uno de los depósitos de combustible, produciendo un gran penacho de fuego que salía de la parte central del avión.
El comandante del aparato, viendo perdido su aparato, tomó una decisión. Ordenó eyectarse al resto de su tripulación, y cuando estos hubieron salido del avión, él elevó lo que pudo el pesado bombardero, que se iba descomponiendo rápidamente, para conseguir una especie de trayectoria parabólica sobre su objetivo, al que se dirigió en un pronunciado picado. Dos misiles Stingers alcanzaron al bombardero y mataron al piloto, pero nada impidió que alcanzase su objetivo y se convirtiese en un tremendo “kamikaze”, explotando el combustible, el liquido hidráulico y las bombas, todo junto, provocado una tremenda explosión que pudo ser vista y oída desde muchos kilómetros a la redonda. Pero las instalaciones de Prudhoe Bay no eran un blanco aislado, sino que constituían un complejo de al menos 25 kilómetros de ancho, por lo que si bien la explosión fue espectacular, los daños fueron poco considerables. Además, se había tomado la precaución de dejar de bombear crudo, y sellar las tuberías para que no se produjeran explosiones secundarias catastróficas.
Los Flankers que habían perseguido a los Eagles, rompieron el contacto y respondieron a la llamada de auxilio de sus bombarderos, pero no llegaron a tiempo. Trataron de buscar más aviones enemigos que derribar, pero en sus radares no aparecía nada, y desde control de tierra le informaban de blancos demasiado lejanos, así que, habiendo fallado en su misión y sin blancos sobre los expiar sus pecados, se retiraron con el rabo entre las piernas, mientras su comandante pensaba en como iba explicar aquel desastre, y que tendría suerte si evitaba el pelotón de fusilamiento.
Al terminar la misión Furia Ártica sobre Alaska, la USAF había perdido 23 cazas F-15 y otros 5 habían sufrido graves daños. Los soviéticos por su parte perdieron 43 aparatos (14 Mig-29, 19 Su-27 y 10 Tu-22M) y 5 más fueron dañados (2 Mig-29 y 3 Su-27).
Los soviéticos habían logrado por lo menos uno de sus objetivos primarios, dañado otro, y destruido otras siete estaciones de radar. El responsable de la misión, el general segundo al mando de la Aviación Estratégica en Extremo Oriente, decidió que era un buen resultado, aunque todavía debía pensar en lo pasado en el ataque a las instalaciones petrolíferas enemigas, y como lo reflejaría en su informe.
Por parte de la USAF, había perdido casi un 40% de la fuerza de cazas en Alaska, y había perdido gran parte de su red de defensa, principalmente el importantísimo radar de Clear, pero al menos había salvado Prudhoe Bay e inflingido graves perdidas al enemigo. Ahora debían solicitar refuerzos lo antes posible, por que si se repetía un ataque similar, sus fuerzas serían insuficientes para detenerlo.
Todavía no había tenido noticias del ataque a Thule y solo información fragmentaria sobre lo que estaba pasando en las Aleutianas…
Relato realizado con la inestimable ayuda y colaboración del compañero Sergiopl. Por supuesto, cualquier error, incongruencia u omisión es solo mio.
"Si usted no tiene libertad de pensamiento, la libertad de expresión no tiene ningún valor" - José Luís Sampedro