reytuerto escribió:Estimado Julio:
Tus datos cambian el panorama: los royalties de 335 helicópteros (asi sean de menos de 100mil $ c/u) son importantes para una empresa como Cicare. De todos modos, creo que tanto 2-V como yo apuntamos a un problema: de encasillarse en los helicópteros deportivos, el futuro de Cicare es limitado, debiendo apuntar hacia el mercado de los helicópteros a piston de entrenamiento, y por supuesto, seguir con la exportación. Saludos cordiales.
Considero que este forero ignora lo que supone vender 300 helicópteros en el mercado civil, no digamos ya aparatos experimentales, cuyo valor de reventa tiende a cero. Si la empresa italiana en cuestión vendió la mitad de esas unidades, puede considerarse muy afortunada. Afortunadísima. La cifra de 800 ya es sencillamente demencial. Para apreciarla justamente, habremos de ponerla en relación con el hecho de que cada año se venden en el mundo entre 700 y poco más de 1000 helicópteros civiles.
De hecho si se hubiesen vendido 150 aparatos serían una constante en los aeroclubes europeos y, curiosamente, no es ese el caso. En cambio nos encontramos hasta en la sopa las pocas docenas de unidades de Gazelle ex británicos, que terminaron en el mercado civil tas ser declarados excedentes.
En lo que respecta a embarcar a IAI en la comercialización del Pampa, puede considerarse como una maniobra similar a la que se realizó con Grob, a cambio de la adquisición de los G 120 de entrenamiento, que permitió titulares en Argentina que aseguraban que "Argentina fabricará cien aviones militares Pampa para Alemania", aunque en realidad sólo era un vago acuerdo con el fabricante tedesco para que éste ayudase a colocar los aparatos en el mercado. Ni que decir tiene que ni una sola de esas 100 unidades vio la luz.
En lo que respecta al Pampa, a día de hoy tiene las cosas muy complicadas. Su compra por terceros habrá de ser una decisión puramente política - y ahora mismo no están las cosas por Latam para este tipo de alegrías-, pues en condiciones normales, nadie se va a arriesgar a adquirir unos aparatos artesanales, caros de adquirir y operar, a una empresa que es incapaz de asegurar un mantenimiento razonable a su único cliente, las FAA, cuyas dificultades para mantenerlos en vuelo son públicas y notorias.