Nicholas Alkemade, el protegido.
Saltó desde 6.000 metros, y no se hizo nada
Nicholas Alkemade era tripulante de un bombardero Lancaster, en la RAF (Royal Air Force). Este joven de 21 años tenía el peor puesto en ese avión: La parte trasera del bombardero, justo el punto por el que solían atacar los aviones alemanes. Tenía a su cargo cuatro ametralladoras de 7,7 mm, en una burbuja de plexiglas en la que apenas cabía con la munición de reserva. Por ese motivo, se veía obligado a tener guardado su paracaídas fuera de la burbuja.Y así, un 24 de marzo de 1944, a la vuelta de un bombardeo sobre Berlín, su avión fue atacado por un Junkers Ju-88. Las llamas empezaron a apoderarse del avión, y el teniente que tenía la nave a su cargo, Jack Newman, dió la orden de salto. Nicholas se dió la vuelta, y vió horrorizado cómo su paracaídas era pasto de las llamas. Era su final. Atrapado en un avión a seis mil metros de altura, sin poder salvarse. Entonces, desesperado, pensó: ¿Muero abrasado, o me lanzo sin paracaídas? La ausencia de oxígeno hará que pierda el conocimiento, y no sentiré nada.
Decidió saltar. Era como estar sobre una nube, no notaba realmente que se estaba cayendo. Su último pensamiento fue en su novia Pearl, con la que no estaría de permiso de fin de semana. Perdió el conocimiento.Cuando despertó, lo primero que notó es que hacía tanto frío como cuando había saltado. Abrió los ojos, y vió estrellas en el firmamento. Increíblemente, se había salvado. En vez de caer sobre rocas, había caído sobre unos árboles que con sus ramas habían ido amortiguando su caída para terminar aterrizando sobre una capa de medio metro de nieve. Y sólo tenía una torcedura en la rodilla derecha. No se veía con fuerzas para andar, pero tampoco quería congelarse. No le importaba que le capturasen y le hiciesen prisionero de un campo de concentración, lo importante es que podía contarlo. Así que sacó su silbato reglamentario, y en menos de un minuto dos guardias nazis le recogieron. Se desmayó.Cuando despertó, lo primero que le dijo fue: "No paracaídas". El milagro comenzaba a ser un problema, porque los soldados alemanes, como era lógico, no creían que fuera posible que se hubiera salvado. Era imposible que un hombre saltase sin paracaídas y que sobreviviese. Tenía que ser un espía, que no encontraba mejor excusa. Fue trasladado a un campo de concentración cercano a Frankfurt, llamado Dalag Luft, en el que cada día era más seguro que fuese fusilado por espía. Pero por suerte para él, se encontraron los restos del avión, se pudo recuperar el paracaídas del sargento, probárselo, y ver que sí, que le pertenecía.Para acabar, los compañeros de la RAF le regalaron una Biblia, y apuntaron en una de las tapas:
Dalag Luft.Las autoridades alemanas han investigado y comprobado que las declaraciones del sargento Alkemade, 1.431.537 de la RAF, son ciertas en todos sus aspectos, o sea, que realizó un descenso de 6.000 metros sin paracaídas y aterrizó sin sufrir heridas; su paracaídas había ardido dentro del avión. Aterrizó en la nieve, entre unos abetos. Corroboración atestiguada por: teniente de Aviación H.J. Moore, oficial superior británico; sargento de Aviación R.R. Lamb, 1.339.582; sargento de Aviación T.A. Jones, 411 suboficial superior británico.Fecha: 25 de abril de 1944.
http://angellenalemania.blogspot.com/20 ... -hizo.html
Y la historia del colega no acaba ahí...
El susodicho trabajó tra la guerra en una fabrica de productos químicos y sufrio los siguientes accidentes sin tener ninguna herida de importancia.
Se le cae encima una viga de acero que...tras lograr rescatarle incosciente,de debajo,se comprueba que solo sufre un importante chichón.
Un recipiente de acido sulfurico cae sobre el sin que tenga quemaduras importantes ni que requieran hospitalización.
Sufre una descarga electrica por la que sale despedido a un deposito de cloro...en el que se queda incosciente una vez mas,y le sacan despues de una hora!!
Pa habernos matao.
Saludos.
We, the people...
¡Sois todos un puñado de socialistas!. (Von Mises)