Pues yo no lo tengo tan claro.
Desde luego, me parece un pitorreo el sistema actual. Si uno quiere venir legalmente se enfrenta a todo tipo de obstáculos (un amigo colombiano me contó las entretenidas gestiones que tuvo que hacer para que su hermano consiguiera visado para asistir a la boda del hijo de mi amigo), pero si te montas en una patera y te rescatan, perfecto. Aunque sin olvidar que el 90% de los inmigrantes llegan por aeropuertos; los de París son los mayores coladeros de Europa.
Por otra parte, me parece un pésimo sistema permitir las actividades ilegales. Ya sé que el mantero lo hace para poder sobrevivir; pero está cometiendo un delito. Luego, si lo pillan, puerta.
Ahora bien, no se olvide que el «malo» en esas relaciones es el empleador. En la relación empleador – empleado, es el primero el que tiene la sartén por el mango. Si toda la sanción es para el inmigrante, será cojonudo para el caradura, que podrá decirle: «o aceptas estas migajas, o te denuncio y te vuelves para Senegal». Luego quien debe ser sancionado es el caradura. Si trabaja con manteros, o cualquier montaje de esos, a Alcalá Meco.
Eso sí, sin pitorreos. Que yo recuerdo un divertido caso (que le ocurrió a un conocido, yo no me atrevo a contratar ilegales). Tras no encontrar a nadie «legal», contrató a un inmigrante que, curiosamente, no hizo nada para regularizarse, a pesar de que se le insistió y se le ofreció ayuda legal… pero que al tiempo denunció al conocido y consiguió una jugosa indemnización. Si se detecta que hay «ilegales» que se dedican a ese negociejo, también puerta, pero la del Dueso. De paso, a las asociaciones benéficas que se dedican a ese pasteleo ( casualmente, no pocas de color morado), la correspondiente sanción por la complicidad.
Ahora bien, recuérdese que el anterior gobierno prometió meterle mano a este tinglado, y estuvo años sin mover ni un dedo, en un perfecto ejemplo de tancredismo político. El mismo que hizo con los señores de la plaça de Sant Jaume.
Saludos