LA FRACTURA
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LA FRACTURA
JEMAD (MADRID)
-Presidencia quiere que las prisioneras sean recuperadas de inmediato.
-Pondremos a nuestros hombres en ello, creemos que los alemanes se han llevado cierto equipo del vehículo entre el cuál se encuentran teléfonos.
-¿Es posible localizarlos así?
-No es como en las películas, pero se hará lo necesario para triangularlos. Hemos asignado un pelotón de las fuerzas especiales para cuando se los localicen.
-Presidencia quiere que las prisioneras sean recuperadas de inmediato.
-Pondremos a nuestros hombres en ello, creemos que los alemanes se han llevado cierto equipo del vehículo entre el cuál se encuentran teléfonos.
-¿Es posible localizarlos así?
-No es como en las películas, pero se hará lo necesario para triangularlos. Hemos asignado un pelotón de las fuerzas especiales para cuando se los localicen.
Última edición por APVid el 06 Jul 2016, 02:07, editado 2 veces en total.
- El Templario
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LA FRACTURA
Todo había transcurrido demasiado deprisa como para darse cuenta.
La unidad de reconocimiento española se había dado de bruces con aquellos alemanes, y en el intercambio de fuego que se había producido, los boches habían llevado las de perder.
Ahora los dos soldados de la Wehrmacht yacían inmóviles, junto a los restos su destrozada motocicleta, mientras los españoles inspeccionaban a su alrededor.
- Tiesos los dos, sargento, estos dos viajaban solos, a saber a dónde... - dijo el soldado Morales, mientras movía el cadáver de uno de los alemanes con la punta de su bota. - tiesos como la mojama.
- Comprobad si llevan encima algún mapa o algún documento. Cualquier cosa que pueda ser de interés. - Mientras hablaba, el sargento Blasco no dejaba de mirar a un lado y al otro del camino, pendiente de cualquier movimiento sospechoso.
- Nada... pero este boche debía ser un amante de la pintura o así... estos palos de aquí me recuerdan a un caballete. - El cabo Zubicoa sujetaba un conglomerado de varillas de madera, mirando al sargento con expresión dubitativa.
Blasco dejó la inspección ocular del entorno para fijarse en lo que el cabo mantenía entre sus manos.
- Eso no es un caballete de pintor...
- ¿Y de qué demonios se trata?
- Yo diría que es un heliógrafo...
El grupo de españoles se arremolinó, curioso, mirando el artilugio que Zubicoa seguía agarrando, aprensivo.
La unidad de reconocimiento española se había dado de bruces con aquellos alemanes, y en el intercambio de fuego que se había producido, los boches habían llevado las de perder.
Ahora los dos soldados de la Wehrmacht yacían inmóviles, junto a los restos su destrozada motocicleta, mientras los españoles inspeccionaban a su alrededor.
- Tiesos los dos, sargento, estos dos viajaban solos, a saber a dónde... - dijo el soldado Morales, mientras movía el cadáver de uno de los alemanes con la punta de su bota. - tiesos como la mojama.
- Comprobad si llevan encima algún mapa o algún documento. Cualquier cosa que pueda ser de interés. - Mientras hablaba, el sargento Blasco no dejaba de mirar a un lado y al otro del camino, pendiente de cualquier movimiento sospechoso.
- Nada... pero este boche debía ser un amante de la pintura o así... estos palos de aquí me recuerdan a un caballete. - El cabo Zubicoa sujetaba un conglomerado de varillas de madera, mirando al sargento con expresión dubitativa.
Blasco dejó la inspección ocular del entorno para fijarse en lo que el cabo mantenía entre sus manos.
- Eso no es un caballete de pintor...
- ¿Y de qué demonios se trata?
- Yo diría que es un heliógrafo...
El grupo de españoles se arremolinó, curioso, mirando el artilugio que Zubicoa seguía agarrando, aprensivo.
Última edición por El Templario el 05 Jul 2016, 20:11, editado 1 vez en total.
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LA FRACTURA
La sección de Leopard 2E del teniente Murrieta encabezaba el ataque de la división avanzando hacia el Loira arrasando con cuantas fuerzas alemanas trataban de oponerse a ellos, abriendo el camino de las fuerzas pos-fractura que contaban así con un poderoso puño acorazado para abrirles camino. A estas alturas Murrieta y sus hombres se habían convertido en veteranos y ya empezaban a estar hartos de matar nazis, habiendo cubierto su cupo de sangre por mucho. El avance continuaba sin problemas, sin darse cuenta que no lejos de allí unos ojos seguían con atención todos sus movimientos.
El sargento Steiner cogió el teléfono de campaña y se preparó para llamar a la artillería. Por suerte o por desgracia y de forma casi inadvertida aquellos panzer españoles tan poderosos, tenidos casi por invulnerables se dirigían directamente a un denso campo de minas cercano. De pronto una explosión sacudió al tercero de los carros que tras avanzar unos metros más por inercia de detuvo con la cadena totalmente destruida. Segundos después era el segundo carro el que sufría tal percance, y aunque el carro parecía haber sobrevivido estaba claramente inutilizado. Por desgracia el resto de carros habían sobrevivido, pero se habían detenido en medio del campo de minas y si trataban de moverse correrían igual suerte.
Bien, ahora sabía que aquellos panzer no eran invulnerables, solo tenían una coraza capaz de rechazar cualquier arma anticarro conocida. Cualquier arma anticarro, pero no cualquier arma de artillería, se dijo. Si las minas los habían detenido se baría la posibilidad de destruirlos con cañones de campaña en fuego indirecto, una solución habitualmente imposible debido a la poca precisión de estas armas. Con decisión llamo a la batería de obuses de 155mm de su división…
Poco después las explosiones se sucedían entre los panzer…
-------------------
El teniente Paredes corría tan rápido como podía apoyándose en el hombro del sargento Ulloa, su copiloto. Sin embargo se sentía desfallecer a causa de las heridas y la pérdida de sangre.
—Mariano, déjame aquí. Sabes tan bien como yo que estoy acabado. —Dijo Paredes soltándose y sentándose en el suelo con la espalda contra un roble que proyectaba una agradable sombra.
—No me jodas “Charly”, vamos a salir de aquí juntos, así que haz fuerzas, respira un poco y salgamos corriendo.
—Déjalo, Mariano, ese veinte nos ha dejado para el arrastre y lo sabes. —Dijo refiriéndose al cañón de 20mm que había derribado a su helicóptero EC-135 y volatilizado en los aires a su punto, la máquina del alférez Coto que había desaparecido de los aires en una tremenda explosión. —Tu estas más o menos indemne, así que empieza a correr y sálvate, que al menos se salve uno.
—¡Charly!... —Empezó a decir Mariano cuando los ladridos de unos perros que se acercaban llamaban su atención.
—¡Vamos, vete! Los alemanes fueron unos bárbaros en la guerra con los rusos, pero contra los aliados occidentales fueron bastante convencionales, casi seguro que me harán prisionero. ¡Corre!
Segundos después mientras Mariano se perdía por un barranco cercano, Paredes se abrió la camisa y pudo observar el hematoma que cubría la mitad de su torso. Con esa terrible hemorragia interna no creía que durase mucho más, con una sonrisa cerro los ojos y se concentro en la suave brisa que acariciaba su rostro...
El sargento Steiner cogió el teléfono de campaña y se preparó para llamar a la artillería. Por suerte o por desgracia y de forma casi inadvertida aquellos panzer españoles tan poderosos, tenidos casi por invulnerables se dirigían directamente a un denso campo de minas cercano. De pronto una explosión sacudió al tercero de los carros que tras avanzar unos metros más por inercia de detuvo con la cadena totalmente destruida. Segundos después era el segundo carro el que sufría tal percance, y aunque el carro parecía haber sobrevivido estaba claramente inutilizado. Por desgracia el resto de carros habían sobrevivido, pero se habían detenido en medio del campo de minas y si trataban de moverse correrían igual suerte.
Bien, ahora sabía que aquellos panzer no eran invulnerables, solo tenían una coraza capaz de rechazar cualquier arma anticarro conocida. Cualquier arma anticarro, pero no cualquier arma de artillería, se dijo. Si las minas los habían detenido se baría la posibilidad de destruirlos con cañones de campaña en fuego indirecto, una solución habitualmente imposible debido a la poca precisión de estas armas. Con decisión llamo a la batería de obuses de 155mm de su división…
Poco después las explosiones se sucedían entre los panzer…
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El teniente Paredes corría tan rápido como podía apoyándose en el hombro del sargento Ulloa, su copiloto. Sin embargo se sentía desfallecer a causa de las heridas y la pérdida de sangre.
—Mariano, déjame aquí. Sabes tan bien como yo que estoy acabado. —Dijo Paredes soltándose y sentándose en el suelo con la espalda contra un roble que proyectaba una agradable sombra.
—No me jodas “Charly”, vamos a salir de aquí juntos, así que haz fuerzas, respira un poco y salgamos corriendo.
—Déjalo, Mariano, ese veinte nos ha dejado para el arrastre y lo sabes. —Dijo refiriéndose al cañón de 20mm que había derribado a su helicóptero EC-135 y volatilizado en los aires a su punto, la máquina del alférez Coto que había desaparecido de los aires en una tremenda explosión. —Tu estas más o menos indemne, así que empieza a correr y sálvate, que al menos se salve uno.
—¡Charly!... —Empezó a decir Mariano cuando los ladridos de unos perros que se acercaban llamaban su atención.
—¡Vamos, vete! Los alemanes fueron unos bárbaros en la guerra con los rusos, pero contra los aliados occidentales fueron bastante convencionales, casi seguro que me harán prisionero. ¡Corre!
Segundos después mientras Mariano se perdía por un barranco cercano, Paredes se abrió la camisa y pudo observar el hematoma que cubría la mitad de su torso. Con esa terrible hemorragia interna no creía que durase mucho más, con una sonrisa cerro los ojos y se concentro en la suave brisa que acariciaba su rostro...
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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LA FRACTURA
FRANCIA, EN ALGÚN PUNTO A RETAGUARDIA DEL FRENTE ALEMÁN
Desde que había sido puesto al mando de la "Operación Troya", el Brigadenführer Ludwig no conseguía dormir bien. Unas llamativas ojeras de un tono casi rayando el morado y las pupilas enrojecidas daban fe de su falta de sueño. Y para colmo de males, el continuo traslado de su puesto de mando, para evitar ser localizado por los españoles, no ayudaba en lo más mínimo a su descanso nocturno.
Después de dar un sorbo al caliente sucedáneo de café que su asistente le había servido, de pie junto a la mesa repleta de planos, el oficial alemán se estiró, llevando sus manos a los doloridos riñones. Aquella espera le estaba pareciendo interminable.
Con la taza de nuevo en los labios, Ludwig observaba la vista a través de la ventana de la granja que ahora les servía de refugio. Viendo la naturaleza que les rodeaba, nadie habría dicho que estaban inmersos en una guerra a vida o muerte, y que no tan lejos de allí, en Alemania, hasta los campos estaban siendo reducidos a una copia en la Tierra de una llanura lunar, repleta de cráteres. El oficial de la Waffen-SS apretó los puños, sintiendo como la ira crecía en su interior.
Todo se iba al infierno, las ampulosas palabras de los jerarcas, las promesas de grandeza y gloria, de un nuevo Reich milenario... ahora convertido en cenizas, como muchas de las ciudades de la patria. El Brigandenführer ya no creía en nada, pero tenía una misión que cumplir. Y pensaba hacerlo a pesar de todo, aun estando íntimamente en contra de las órdenes recibidas, porque era un hombre desesperado. Tan desesperado como la situación de la propia Alemania.
Un taconazo a su espalda sacó a Ludwig de sus oscuros pensamientos, y con gesto cansado se giró hacia el hombre que acababa de acercarse.
- ¿Y bien Horst? - preguntó, demostrando una cierta impaciencia en el tono de voz.
- Ulises 1 al 10 han notificado la entrega, Brigadenführer. - respondió el oficial, sin poder evitar que una sonrisa de satisfacción se dibujara en su rostro.
- ¿Está confirmado?
- Por conducto seguro... esos perros franceses y sus desagradecidos cómplices españoles ni se imaginan lo que les espera. Ahora el gesto del Hauptsturmführer no ocultaba su satisfacción.
- ¿Cuántos caballos en total?
- Cincuenta.
- ¿Tenemos sus localizaciones?
- Sí, Brigadenführer. - dijo el oficial, girándose hacia la mesa de mapas. - Aquí, aquí, aquí...
Los puntos rojos comenzaron a cubrir el plano que ahora ambos hombres observaban con detenimiento, mientras Ludwig calculaba mentalmente el resultado que aquello lograría.
- Bien Horst, ordene recoger inmediatamente, nos trasladamos al siguiente puesto. - el Brigadenführer pareció dudar por un momento. -Y active inmediatamente la fase 2. - dijo, finalmente.
- ¿Sin esperar los resultados?
- La sorpresa es fundamental para alcanzar nuestros objetivos, no podemos dejar pensar al enemigo, por arriesgado que sea...
- Entiendo...
El oficial dudó un instante.
- ¿Y bien?. - El Brigandenführer pareció impacientarse.
- La fase 2 son 200 caballos más...
- Curse la orden, Hauptsturmführer.
- ¡jawohl!. - tras un nuevo taconazo y el habitual saludo brazo en alto, Horst dio media vuelta.
Con el rostro tenso, pero sin apenas inmutarse, Ludwig quedó contemplando el mapa, sumido en sus pensamientos, mientras todo el puesto de mando se ponía en movimiento a su alrededor.
- ¿Qué dirá la Historia de esto?. ¿Cómo nos juzgará el pueblo alemán?. ¿Pensarán que soy un monstruo o un patriota?. Todas estas preguntas se las hacía el Brigadenführer a sí mismo, sintiendo como si un peso enorme aplastara sus hombros.
Fuera de allí, luciendo sobre la granja, seguía brillando el sol.
Desde que había sido puesto al mando de la "Operación Troya", el Brigadenführer Ludwig no conseguía dormir bien. Unas llamativas ojeras de un tono casi rayando el morado y las pupilas enrojecidas daban fe de su falta de sueño. Y para colmo de males, el continuo traslado de su puesto de mando, para evitar ser localizado por los españoles, no ayudaba en lo más mínimo a su descanso nocturno.
Después de dar un sorbo al caliente sucedáneo de café que su asistente le había servido, de pie junto a la mesa repleta de planos, el oficial alemán se estiró, llevando sus manos a los doloridos riñones. Aquella espera le estaba pareciendo interminable.
Con la taza de nuevo en los labios, Ludwig observaba la vista a través de la ventana de la granja que ahora les servía de refugio. Viendo la naturaleza que les rodeaba, nadie habría dicho que estaban inmersos en una guerra a vida o muerte, y que no tan lejos de allí, en Alemania, hasta los campos estaban siendo reducidos a una copia en la Tierra de una llanura lunar, repleta de cráteres. El oficial de la Waffen-SS apretó los puños, sintiendo como la ira crecía en su interior.
Todo se iba al infierno, las ampulosas palabras de los jerarcas, las promesas de grandeza y gloria, de un nuevo Reich milenario... ahora convertido en cenizas, como muchas de las ciudades de la patria. El Brigandenführer ya no creía en nada, pero tenía una misión que cumplir. Y pensaba hacerlo a pesar de todo, aun estando íntimamente en contra de las órdenes recibidas, porque era un hombre desesperado. Tan desesperado como la situación de la propia Alemania.
Un taconazo a su espalda sacó a Ludwig de sus oscuros pensamientos, y con gesto cansado se giró hacia el hombre que acababa de acercarse.
- ¿Y bien Horst? - preguntó, demostrando una cierta impaciencia en el tono de voz.
- Ulises 1 al 10 han notificado la entrega, Brigadenführer. - respondió el oficial, sin poder evitar que una sonrisa de satisfacción se dibujara en su rostro.
- ¿Está confirmado?
- Por conducto seguro... esos perros franceses y sus desagradecidos cómplices españoles ni se imaginan lo que les espera. Ahora el gesto del Hauptsturmführer no ocultaba su satisfacción.
- ¿Cuántos caballos en total?
- Cincuenta.
- ¿Tenemos sus localizaciones?
- Sí, Brigadenführer. - dijo el oficial, girándose hacia la mesa de mapas. - Aquí, aquí, aquí...
Los puntos rojos comenzaron a cubrir el plano que ahora ambos hombres observaban con detenimiento, mientras Ludwig calculaba mentalmente el resultado que aquello lograría.
- Bien Horst, ordene recoger inmediatamente, nos trasladamos al siguiente puesto. - el Brigadenführer pareció dudar por un momento. -Y active inmediatamente la fase 2. - dijo, finalmente.
- ¿Sin esperar los resultados?
- La sorpresa es fundamental para alcanzar nuestros objetivos, no podemos dejar pensar al enemigo, por arriesgado que sea...
- Entiendo...
El oficial dudó un instante.
- ¿Y bien?. - El Brigandenführer pareció impacientarse.
- La fase 2 son 200 caballos más...
- Curse la orden, Hauptsturmführer.
- ¡jawohl!. - tras un nuevo taconazo y el habitual saludo brazo en alto, Horst dio media vuelta.
Con el rostro tenso, pero sin apenas inmutarse, Ludwig quedó contemplando el mapa, sumido en sus pensamientos, mientras todo el puesto de mando se ponía en movimiento a su alrededor.
- ¿Qué dirá la Historia de esto?. ¿Cómo nos juzgará el pueblo alemán?. ¿Pensarán que soy un monstruo o un patriota?. Todas estas preguntas se las hacía el Brigadenführer a sí mismo, sintiendo como si un peso enorme aplastara sus hombros.
Fuera de allí, luciendo sobre la granja, seguía brillando el sol.
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LA FRACTURA
REIMS (FRANCIA)
Von Rundstedt sabía que la destitución era cuestión de tiempo desde que había organizado el traslado de su puesto de mando, solo hacía falta que llegase el mensaje que se estaba transmitiendo desde Berlín por medios decimonónicos, ante el corte de todos los sistemas modernos de comunicación.
La retirada de las tropas de Bretaña y Normandía hacia el este era angustiosa, con los franceses entrando en Alençon solo la lentitud de los británicos en su movimiento desde Caen, parece que dirigidos por un tal Montgomery, que había conseguido que le nombrasen comandante de Cuerpo de Ejército a pesar de la oposición de otros mandos alegando que era una especie de Wellington en la otra línea temporal, evitaba que se cerrase la tenaza y atrapase a decenas de miles de soldados.
La defensa de la línea del Sena era quimérica y la posibilidad de defenderse en en el Somme-Aisne-Mosella tampoco era muy factible si el Alto Mando no permitía evacuar totalmente a las fuerzas del Loira.
ALPES ITALIANOS
La respuesta alemana a lo sucedido en Niza y a la defección italiana había comenzado, los alemanes envían enviado tropas a invadir Italia en represalía. Pero no conseguían localizar a Mussolini (traslado a Lipari) y las destrucciones en los pasos alpinos estaban embotellando todo el avance.
La lucha se limitaba a una batalla en las crestas montañosas mientras los alemanes trataban de alcanzar Bolzano y los cauces altos del Tagliamento y del Piave, si bien, para enfado de Hitler, las unidades alemanas estaban mostrando escasa acometividad mientras los italianos ofrecían fuerte resistencia en cada montaña.
Así la ofensiva se encontraba atascada y no parecía que ningún bando quisiera emplearse a fondo.
HUNGRÍA
El regente Horthy había declarado la movilización general en respuesta al movimiento alemán en los Alpes, sabía que Alemania estaba desesperada y concentraba algunas fuerzas en sus fronteras posiblemente en un intento de alcanzar los pozos petrolíferos de Rumanía.
Al mismo tiempo machaba a telegramas a la Entente Balcánica pidiendo su adhesión a ésta, si bien las disputas con Rumanía lo retardaban.
Von Rundstedt sabía que la destitución era cuestión de tiempo desde que había organizado el traslado de su puesto de mando, solo hacía falta que llegase el mensaje que se estaba transmitiendo desde Berlín por medios decimonónicos, ante el corte de todos los sistemas modernos de comunicación.
La retirada de las tropas de Bretaña y Normandía hacia el este era angustiosa, con los franceses entrando en Alençon solo la lentitud de los británicos en su movimiento desde Caen, parece que dirigidos por un tal Montgomery, que había conseguido que le nombrasen comandante de Cuerpo de Ejército a pesar de la oposición de otros mandos alegando que era una especie de Wellington en la otra línea temporal, evitaba que se cerrase la tenaza y atrapase a decenas de miles de soldados.
La defensa de la línea del Sena era quimérica y la posibilidad de defenderse en en el Somme-Aisne-Mosella tampoco era muy factible si el Alto Mando no permitía evacuar totalmente a las fuerzas del Loira.
ALPES ITALIANOS
La respuesta alemana a lo sucedido en Niza y a la defección italiana había comenzado, los alemanes envían enviado tropas a invadir Italia en represalía. Pero no conseguían localizar a Mussolini (traslado a Lipari) y las destrucciones en los pasos alpinos estaban embotellando todo el avance.
La lucha se limitaba a una batalla en las crestas montañosas mientras los alemanes trataban de alcanzar Bolzano y los cauces altos del Tagliamento y del Piave, si bien, para enfado de Hitler, las unidades alemanas estaban mostrando escasa acometividad mientras los italianos ofrecían fuerte resistencia en cada montaña.
Así la ofensiva se encontraba atascada y no parecía que ningún bando quisiera emplearse a fondo.
HUNGRÍA
El regente Horthy había declarado la movilización general en respuesta al movimiento alemán en los Alpes, sabía que Alemania estaba desesperada y concentraba algunas fuerzas en sus fronteras posiblemente en un intento de alcanzar los pozos petrolíferos de Rumanía.
Al mismo tiempo machaba a telegramas a la Entente Balcánica pidiendo su adhesión a ésta, si bien las disputas con Rumanía lo retardaban.
- urquhart
- General de Ejército
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LA FRACTURA
RESIDENCIA DE LA FAMILIA ARIAS, NAVALMORAL DE LA MATA
Y ahora, tras las noticias, el estreno del Programa Diario de Francia, un informativo conducido por Josep Rocarol, donde primará el análisis y el debate... les dejamos con Josep Rocarol... Buenas Noches Josep ¿que tienes preparado para esta noche
Gracias Vicente... esta noche analizamos con los Generales Julio José Rodrigo y José Mina Aguador los últimos acontecimientos sucedidos en Francia... de nuevo, la improvisación, la falta de preparación, y un organigrama falto de profesionalidad, llevan a nuestros muchachos a un callejón sin salida... Además de los GeneralEs Rodrigo y Mina, contaremos con la opinión de Eduardo Ingla.
María, mira, Yusep Rocarol presenta un programa nuevo...
¿Otro deportivo?
No, no, sobre la Guerra... ven, a ver que dice...
Un nuevo escándalo salpica al Ejército Español... sí amigos, la falta de medios adecuados, la improvisación y un dejar hacer a los mandos, han llevado a varios de nuestros tanques a caer en una emboscada... cuando todo parecía ponerse de cara, cuando todo parecía indicar que nuestro ataque era imparable, con unas tropas que maravillan a Europa... DESGRACIA... los alemanes, con una adecuada defensa, han sorprendido a nuestros atacantes... General Rodrigo, ¿que opina?
Por las imágenes que observamos, no hay duda que no se ha tratado de un ataque con medios aéreos... fijense en las cadenas...
Ya, pero si no se trata de un ataque aéreo; como explica que hayan logrado perforar nuestra por... nuestra coraza superior.
Creo que el General Mina podrá dar una explicación más adecuada...
General Mina....
Mira Yusep, no hay duda que se trata de artillería de grueso calibre... la misma dispersión así lo indica... pero no hay duda que los carros de combate entraron en un campo minado...
¿Minas? General ¿esa no es un arma terrorista?
En 2016, sí, en 1941 es un arma defensiva muy común....
Ya escuchan... un arma defensiva común... nuestro Ministerio no ha realizado bien la planificación de la campaña... así para Iraq,Afghanistan y Líbano se adquirieron varios vehículos como los que les mostramos....pero parece que alguien se los olvidó en Barjas
No hay duda... esto es ESCADALOSO... el Minsitro ha vuelto a quedar RETRATADO...
Perdona Yusep, pero mucho me temo que esos vehículos poco podrían hacer contra ese tipo de minas... están pensados para hacer frente a IED... y no creo que se quedaran en Barajas...
Entonces General, el ESCANDALO es mayúsculo... ya han oído, incluso los vehículos antimina no hubieran podido impedir el contrataque alemán...
Perdona, pero yo no he dicho eso... simplemente que el RG31, el vehículo de la imagen no es el adecuado... posiblemente los carros de combate se adelantaron a las unidades de reconocimiento... y de contrataque, tengo serias dudas....
DESCOORDINACIÓN... esta campaña es un verdadero DESASTRE...
Señor Rocarol... yo no he dicho tal cosa...
General Rodrigo, como antiguo miembro del Ejército del Aire; ¿qué opina del derribo del helicoptero EC 135?
LAs imágenes muestran impactos de artillería de 20 mm. Estos aparatos no están blindados, en puridad no son aparatos de ataque...
Sigue el ESCANDALO... reconvertir un helicoptero de paseo en uno militar... es como pretender que Pepe sustituya a Ronaldo...Señor Ministro ¿qué espera para Dimitir? y si no, el Presidente Samitier ¿qué espera para cesarlo? Mientras fracasamos en Francia, por contra los italianos entran en la bella ciudad de Niza.
Hombre, llamar fracaso a llegar a los arrabales de París... y los italianos...
General, de que sirve llegar hasta la final si después se pierde... Mañana nos vemos en una nueva entrega de Diario de Francia Gracias Generales... ¿Algún comentario Eduardo?
La verdad es que no... creo que nuestros espectadores sacarán claras conclusiones del programa de hoy..
Sí, así lo espero...
Lo ves María, te lo dije... las cosas en Francia van mal, muy mal...
¿tu crees? Siempre has dicho que ese Rocarol es un amarillista de cuidado.... pagado por Florencio... y de su propio ego... y esos Generales, uno se lo gargó el Ministro Bueno, y el otro se presentó por Juntos Podríamos... no creo que les guste el Gobierno Samitier...
Sí, pero los generales le daban la razón....
Y ahora, tras las noticias, el estreno del Programa Diario de Francia, un informativo conducido por Josep Rocarol, donde primará el análisis y el debate... les dejamos con Josep Rocarol... Buenas Noches Josep ¿que tienes preparado para esta noche
Gracias Vicente... esta noche analizamos con los Generales Julio José Rodrigo y José Mina Aguador los últimos acontecimientos sucedidos en Francia... de nuevo, la improvisación, la falta de preparación, y un organigrama falto de profesionalidad, llevan a nuestros muchachos a un callejón sin salida... Además de los GeneralEs Rodrigo y Mina, contaremos con la opinión de Eduardo Ingla.
María, mira, Yusep Rocarol presenta un programa nuevo...
¿Otro deportivo?
No, no, sobre la Guerra... ven, a ver que dice...
Un nuevo escándalo salpica al Ejército Español... sí amigos, la falta de medios adecuados, la improvisación y un dejar hacer a los mandos, han llevado a varios de nuestros tanques a caer en una emboscada... cuando todo parecía ponerse de cara, cuando todo parecía indicar que nuestro ataque era imparable, con unas tropas que maravillan a Europa... DESGRACIA... los alemanes, con una adecuada defensa, han sorprendido a nuestros atacantes... General Rodrigo, ¿que opina?
Por las imágenes que observamos, no hay duda que no se ha tratado de un ataque con medios aéreos... fijense en las cadenas...
Ya, pero si no se trata de un ataque aéreo; como explica que hayan logrado perforar nuestra por... nuestra coraza superior.
Creo que el General Mina podrá dar una explicación más adecuada...
General Mina....
Mira Yusep, no hay duda que se trata de artillería de grueso calibre... la misma dispersión así lo indica... pero no hay duda que los carros de combate entraron en un campo minado...
¿Minas? General ¿esa no es un arma terrorista?
En 2016, sí, en 1941 es un arma defensiva muy común....
Ya escuchan... un arma defensiva común... nuestro Ministerio no ha realizado bien la planificación de la campaña... así para Iraq,Afghanistan y Líbano se adquirieron varios vehículos como los que les mostramos....pero parece que alguien se los olvidó en Barjas
No hay duda... esto es ESCADALOSO... el Minsitro ha vuelto a quedar RETRATADO...
Perdona Yusep, pero mucho me temo que esos vehículos poco podrían hacer contra ese tipo de minas... están pensados para hacer frente a IED... y no creo que se quedaran en Barajas...
Entonces General, el ESCANDALO es mayúsculo... ya han oído, incluso los vehículos antimina no hubieran podido impedir el contrataque alemán...
Perdona, pero yo no he dicho eso... simplemente que el RG31, el vehículo de la imagen no es el adecuado... posiblemente los carros de combate se adelantaron a las unidades de reconocimiento... y de contrataque, tengo serias dudas....
DESCOORDINACIÓN... esta campaña es un verdadero DESASTRE...
Señor Rocarol... yo no he dicho tal cosa...
General Rodrigo, como antiguo miembro del Ejército del Aire; ¿qué opina del derribo del helicoptero EC 135?
LAs imágenes muestran impactos de artillería de 20 mm. Estos aparatos no están blindados, en puridad no son aparatos de ataque...
Sigue el ESCANDALO... reconvertir un helicoptero de paseo en uno militar... es como pretender que Pepe sustituya a Ronaldo...Señor Ministro ¿qué espera para Dimitir? y si no, el Presidente Samitier ¿qué espera para cesarlo? Mientras fracasamos en Francia, por contra los italianos entran en la bella ciudad de Niza.
Hombre, llamar fracaso a llegar a los arrabales de París... y los italianos...
General, de que sirve llegar hasta la final si después se pierde... Mañana nos vemos en una nueva entrega de Diario de Francia Gracias Generales... ¿Algún comentario Eduardo?
La verdad es que no... creo que nuestros espectadores sacarán claras conclusiones del programa de hoy..
Sí, así lo espero...
Lo ves María, te lo dije... las cosas en Francia van mal, muy mal...
¿tu crees? Siempre has dicho que ese Rocarol es un amarillista de cuidado.... pagado por Florencio... y de su propio ego... y esos Generales, uno se lo gargó el Ministro Bueno, y el otro se presentó por Juntos Podríamos... no creo que les guste el Gobierno Samitier...
Sí, pero los generales le daban la razón....
Tempus Fugit
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- General de Ejército
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- Registrado: 13 Ago 2014, 16:15
LA FRACTURA
La bronca aun sonaba en los oídos del capitán Santamaría. En puridad, la escuadrilla nada tenía que ver con la emboscada de Coulommiers, pues se le había encomendado un reconocimiento armado sorbe Chantilly, al norte de París. Pero eso no había impedido al coronel calentar los oídos de sus subordinados.
—¡Anda que parecéis tontos! ¿Qué pensabais, que teníais delante a talibanes de medio pelo que no saben leer un mapa? Los boches, por si alguno de vosotros no se ha leído los documentos que se os entregaron, son soldados fenomenales, y en la historia anterior se sobrepusieron a los desastres una y otra vez. Pero los señores pensaban que estaban en Hollywood y que ya solo era cosa de aterrizar en Berlín después de ganarse unas medallitas ¡Cómo volváis a dejar solos a los de los helicópteros o a los tanques os enteraréis de verdad quién soy yo!
Santamaría ya se imaginaba lo que había ocurrido. Su esposa le había dicho en la charla que pudieron tener el día anterior que en España habían dado mucho bombo al asunto de la dichosa emboscada. Total, todo había sido dañar media docena de Leopardos que a estas alturas ya habían sido recuperados, y derribar a un par de helicópteros que se habían adelantado olvidando las mínimas normas operativas. Claro que se trataba, como él, de pilotos civiles a los que les habían enfundado el uniforme y les habían dado un cursillo rápido sobre tácticas. Pero los periodistas, a la búsqueda de carnaza, no tuvieron en cuenta la fenomenal improvisación que había conseguido que las fuerzas armadas españolas barriesen a los alemanes.
Lo que no estaba de más era recordar que los de enfrente eran tan listos como los españoles. Que en un primer momento les habían sorprendido las capacidades de los equipos españoles, pero como cualquier sorpresa, todo se agotaba con el tiempo. El comandante Sánchez les estuvo recordando la táctica que en lo sucesivo debían seguir.
—A los de los tanques ya les han metido un buen rapapolvo. Nada de tirarse en plan cabalgada, sino actuar como mandan los cánones: vehículos de reconocimiento antiminas delante, y cooperación estrecha con la infantería, los helos y nosotros. A los de las batidoras, lo mismo. En lo sucesivo nada de paseítos a baja altura como si se estuviese paseando a clientes. Se va a seguir estrechamente la táctica de las ternas: un helicóptero ligero delante para observar, pero sin arriesgarse demasiado, y los dos de ataque detrás, para machacar cualquier cosa que se vea. Y nosotros, de ángeles de la guarda.
El comandante había recordado la táctica que se hubiese debido seguir y que en lo sucesivo no se iba a ignorar—: Las unidades de helicópteros operarán siempre, es decir, SIEMPRE, con nuestro apoyo. Los Atalayas estarán al tanto de lo que pasa, y enviarán a nuestros aviones ante cualquier petición de ayuda. Porque a partir de ahora siempre, repito, SIEMPRE, habrá por lo menos dos Chirris encima de cada avanzada con armamento mixto, aire aire y aire tierra. Además, delante de los helicópteros habrá SIEMPRE un Texán o un Air Tractor vigilando el panorama, y como se vuelva a escapar a alguien una batería de cañones, yo mismo tiraré al piloto encima de los hunos. Apoyando a cada avión de observación avanzada habrá SIEMPRE dos o cuatro Chirris con armamento aire tierra. Lo que haya en el aeródromo, sean cohetes, napalm, o bombas fétidas ¿queda claro?
Todos asintieron. A fin de cuentas no era sino repetir lo que ya se les había dicho un montón de veces, pero que con tanto éxito se les había olvidado.
Al día siguiente partieron del aeródromo de Bourges, que acababa de ser habilitado, para de nuevo proteger el avance. Los franceses habían entrado ya en París: aunque había sido una compañía española la primera en entrar en la capital, la liberación había correspondido a la primera división francesa libre de Legentilhomme. Mientras las vanguardias de la Castillejos habían cruzado el Sena en Melun y luego el Marne en Meaux; ahora se dirigían hacia el norte.
—Pinzón 3 a Atalaya 4, todo libre.
El Texán había dicho que todo estaba limpio… aparentemente. Porque la campiña francesa, plagada de bosquecillos y setos, podía esconder una división. Fue entonces el turno de los helicópteros: un HA-30 (un AS 355) sobrevoló la carretera que seguía hacia Le Plessis. Santamaría y su punto, que llevaban una carga completa de napalm, orbitaban a dos mil metros. No les hacía mucha gracia el armamento: los depósitos incendiarios eran tremendamente imprecisos, y si se quería acertarle a algo había que volar bajo y exponerse al juego alemán; pero era el “explosivo” más barato, y la industria química española apenas daba abasto. Además era un arma especialmente temida por los germanos.
Entonces una línea de trazadoras se elevó hacia el HA-30, que la esquivó con una guiñada. Sin esperar la orden del Atalaya, Santamaría pasó al ataque.
—Chirri 6 a Atalaya 4, cañones antiaéreos. Están a la derecha de la carretera, junto a una granja. Ataco.
—Atalaya 4 a Chirri 6, confirmado.
Los dos Halcones disminuyeron las revoluciones de sus motores y emprendieron un suave giro para situarse al norte de los antiaéreos alemanes. El piloto de escolta se adelantó: los dos aviones atacarían a la vez. Santamaría seleccionó la modalidad aire tierra, y en el HUD apareció un retículo que mostraba donde caerían las armas. Cuando estaba cerca de la granja pudo ver cuál era el enemigo: cuatro montajes de cañones múltiples, seguramente de 20 mm, que intentaban girar para enfrentar a la nueva amenaza que atacaba desde atrás. No tuvieron tiempo: aun no habían conseguido apuntar cuando cuatro depósitos de napalm cayeron en el campo, extendiendo las llamaradas. Los dos aviones se elevaron sin que nadie les disparase, y emprendieron un suave giro. Pudieron ver como los dos HA.26 (EC 135 armados) acababan con los alemanes con sus cohetes, y luego empezaban a reconocer detenidamente el terreno: los antiaéreos nunca estaban solos. Santamaría se mantuvo sobre los aparatos: aunque ya no llevase napalm, los cañones de los Chirris podían poner su granito de arena.
—Pinzón 3 a Atalaya, una batería de cañones al norte de Nanteuil.
El avance proseguía.
—¡Anda que parecéis tontos! ¿Qué pensabais, que teníais delante a talibanes de medio pelo que no saben leer un mapa? Los boches, por si alguno de vosotros no se ha leído los documentos que se os entregaron, son soldados fenomenales, y en la historia anterior se sobrepusieron a los desastres una y otra vez. Pero los señores pensaban que estaban en Hollywood y que ya solo era cosa de aterrizar en Berlín después de ganarse unas medallitas ¡Cómo volváis a dejar solos a los de los helicópteros o a los tanques os enteraréis de verdad quién soy yo!
Santamaría ya se imaginaba lo que había ocurrido. Su esposa le había dicho en la charla que pudieron tener el día anterior que en España habían dado mucho bombo al asunto de la dichosa emboscada. Total, todo había sido dañar media docena de Leopardos que a estas alturas ya habían sido recuperados, y derribar a un par de helicópteros que se habían adelantado olvidando las mínimas normas operativas. Claro que se trataba, como él, de pilotos civiles a los que les habían enfundado el uniforme y les habían dado un cursillo rápido sobre tácticas. Pero los periodistas, a la búsqueda de carnaza, no tuvieron en cuenta la fenomenal improvisación que había conseguido que las fuerzas armadas españolas barriesen a los alemanes.
Lo que no estaba de más era recordar que los de enfrente eran tan listos como los españoles. Que en un primer momento les habían sorprendido las capacidades de los equipos españoles, pero como cualquier sorpresa, todo se agotaba con el tiempo. El comandante Sánchez les estuvo recordando la táctica que en lo sucesivo debían seguir.
—A los de los tanques ya les han metido un buen rapapolvo. Nada de tirarse en plan cabalgada, sino actuar como mandan los cánones: vehículos de reconocimiento antiminas delante, y cooperación estrecha con la infantería, los helos y nosotros. A los de las batidoras, lo mismo. En lo sucesivo nada de paseítos a baja altura como si se estuviese paseando a clientes. Se va a seguir estrechamente la táctica de las ternas: un helicóptero ligero delante para observar, pero sin arriesgarse demasiado, y los dos de ataque detrás, para machacar cualquier cosa que se vea. Y nosotros, de ángeles de la guarda.
El comandante había recordado la táctica que se hubiese debido seguir y que en lo sucesivo no se iba a ignorar—: Las unidades de helicópteros operarán siempre, es decir, SIEMPRE, con nuestro apoyo. Los Atalayas estarán al tanto de lo que pasa, y enviarán a nuestros aviones ante cualquier petición de ayuda. Porque a partir de ahora siempre, repito, SIEMPRE, habrá por lo menos dos Chirris encima de cada avanzada con armamento mixto, aire aire y aire tierra. Además, delante de los helicópteros habrá SIEMPRE un Texán o un Air Tractor vigilando el panorama, y como se vuelva a escapar a alguien una batería de cañones, yo mismo tiraré al piloto encima de los hunos. Apoyando a cada avión de observación avanzada habrá SIEMPRE dos o cuatro Chirris con armamento aire tierra. Lo que haya en el aeródromo, sean cohetes, napalm, o bombas fétidas ¿queda claro?
Todos asintieron. A fin de cuentas no era sino repetir lo que ya se les había dicho un montón de veces, pero que con tanto éxito se les había olvidado.
Al día siguiente partieron del aeródromo de Bourges, que acababa de ser habilitado, para de nuevo proteger el avance. Los franceses habían entrado ya en París: aunque había sido una compañía española la primera en entrar en la capital, la liberación había correspondido a la primera división francesa libre de Legentilhomme. Mientras las vanguardias de la Castillejos habían cruzado el Sena en Melun y luego el Marne en Meaux; ahora se dirigían hacia el norte.
—Pinzón 3 a Atalaya 4, todo libre.
El Texán había dicho que todo estaba limpio… aparentemente. Porque la campiña francesa, plagada de bosquecillos y setos, podía esconder una división. Fue entonces el turno de los helicópteros: un HA-30 (un AS 355) sobrevoló la carretera que seguía hacia Le Plessis. Santamaría y su punto, que llevaban una carga completa de napalm, orbitaban a dos mil metros. No les hacía mucha gracia el armamento: los depósitos incendiarios eran tremendamente imprecisos, y si se quería acertarle a algo había que volar bajo y exponerse al juego alemán; pero era el “explosivo” más barato, y la industria química española apenas daba abasto. Además era un arma especialmente temida por los germanos.
Entonces una línea de trazadoras se elevó hacia el HA-30, que la esquivó con una guiñada. Sin esperar la orden del Atalaya, Santamaría pasó al ataque.
—Chirri 6 a Atalaya 4, cañones antiaéreos. Están a la derecha de la carretera, junto a una granja. Ataco.
—Atalaya 4 a Chirri 6, confirmado.
Los dos Halcones disminuyeron las revoluciones de sus motores y emprendieron un suave giro para situarse al norte de los antiaéreos alemanes. El piloto de escolta se adelantó: los dos aviones atacarían a la vez. Santamaría seleccionó la modalidad aire tierra, y en el HUD apareció un retículo que mostraba donde caerían las armas. Cuando estaba cerca de la granja pudo ver cuál era el enemigo: cuatro montajes de cañones múltiples, seguramente de 20 mm, que intentaban girar para enfrentar a la nueva amenaza que atacaba desde atrás. No tuvieron tiempo: aun no habían conseguido apuntar cuando cuatro depósitos de napalm cayeron en el campo, extendiendo las llamaradas. Los dos aviones se elevaron sin que nadie les disparase, y emprendieron un suave giro. Pudieron ver como los dos HA.26 (EC 135 armados) acababan con los alemanes con sus cohetes, y luego empezaban a reconocer detenidamente el terreno: los antiaéreos nunca estaban solos. Santamaría se mantuvo sobre los aparatos: aunque ya no llevase napalm, los cañones de los Chirris podían poner su granito de arena.
—Pinzón 3 a Atalaya, una batería de cañones al norte de Nanteuil.
El avance proseguía.
Tu regere imperio fluctus Hispane memento
- urquhart
- General de Ejército
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LA FRACTURA
ROMA, ITALIA
PALACIO DEL QUIRINAL
Con los auspicios de España, Francia e Italia firmaban un definitivo acuerdo de Paz, donde se reconocían las fronteras de 1 de enero de 1940. Las fuerzas italianas en Francia serían sustituidas por las fuerzas francesas que en aquel momento ocupaban Cerdeña. A la par, fuerzas italianas sustituirían a las francesas en Cerdeña.
Se esperaba que los británicos evacuaran así mismo la isla, tras el traspaso de la administración de Somalia al Reino Unido.
EMBAJADA DE ESPAÑA, ROMA
Tras la evacuación de Francia, y ante el estado de guerra entre Italia y Alemania, el Gobierno de Italia deseaba colaborar estrechamente con el de España en finiquitar cuanto antes la Guerra.
Mientras el frente alpino apenas se movía, los italianos ofrecían a España el Gruppo de Combattimento Nembo, formado por 2 batallones paracidistas entrenados y un batallón de infantería ligera; y el grupo de artillería paracaidista, dotado de pieas 75/18 Mod. 1934.
Sigueindo instrucciones de Madrid, el Embajador Vázquez aceptó la oferta italiana. En pocas fechas, buques de transporte españoles con escolta italiana partirían rumbo a Barcelona. Las tropas italianas sustituirían a alguna de las Brigadas españolas de segunda línea, que a su vez rotaría con alguna de las más baqueteadas en combate, permitiendo descanso a las tropas españolas de primera línea. Más adelante, se prometía a los italianos que intervendrían en combate, tan pronto fueran reequiados con material más moderno.
PALACIO DEL QUIRINAL
Con los auspicios de España, Francia e Italia firmaban un definitivo acuerdo de Paz, donde se reconocían las fronteras de 1 de enero de 1940. Las fuerzas italianas en Francia serían sustituidas por las fuerzas francesas que en aquel momento ocupaban Cerdeña. A la par, fuerzas italianas sustituirían a las francesas en Cerdeña.
Se esperaba que los británicos evacuaran así mismo la isla, tras el traspaso de la administración de Somalia al Reino Unido.
EMBAJADA DE ESPAÑA, ROMA
Tras la evacuación de Francia, y ante el estado de guerra entre Italia y Alemania, el Gobierno de Italia deseaba colaborar estrechamente con el de España en finiquitar cuanto antes la Guerra.
Mientras el frente alpino apenas se movía, los italianos ofrecían a España el Gruppo de Combattimento Nembo, formado por 2 batallones paracidistas entrenados y un batallón de infantería ligera; y el grupo de artillería paracaidista, dotado de pieas 75/18 Mod. 1934.
Sigueindo instrucciones de Madrid, el Embajador Vázquez aceptó la oferta italiana. En pocas fechas, buques de transporte españoles con escolta italiana partirían rumbo a Barcelona. Las tropas italianas sustituirían a alguna de las Brigadas españolas de segunda línea, que a su vez rotaría con alguna de las más baqueteadas en combate, permitiendo descanso a las tropas españolas de primera línea. Más adelante, se prometía a los italianos que intervendrían en combate, tan pronto fueran reequiados con material más moderno.
Tempus Fugit
- urquhart
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LA FRACTURA
SEDE DE MOVISTAR
La enésima lectura del memorando, acabó por convencerle. Era una oportunidad única. SImple y llanamente extender la red de telefonía móvil por Francia. Tal vez en un principio, la zona transfronteriza, e ir creciendo poco a poco.
Para empezar disponía de numerosos repetidores en zonas antes turísticas, con una capacidad en aquellos momentos sobredimensionada. Según el informe, con mantener una capacidad de transmisión del 30% de la instalada en la costa levantina, sería suficiente.
Pero aceptaría la compañía estatal francesa la competencia de una operadora española... a saber... tal vez si la operadora fuera francesa, pero de capital español, el Gobierno Provisional Francés accedería. Pero ¿qué regalías? las habituales cuando Telefónica se expandió... una banda en exclusiva para la Administración francesa.
¿Y los terminales? Ya había hablado desde la Fractura con el personal de Bq, y el problema siempre eran los dichosos chips. Varias empresas llevaban un pastizal dedicado a reconstruir la capacidad de fabricación en España de eso joputas componentes, y al parecer algunas lo habían logrado; aunque casi de forma artesanal y con su producción dedicada al 100% a productos militares. Pero eso antes o después acabaría... Tal vez en un principio los franceses se contentarían con modelos ladrillo... el salto a la telefonía móvil sería ya un gran avance, no les haría falta disponer de todas las capacidades de un Pear...
Además, Turing no se había suicidado con una fruta... por lo del logo...
Cogió el teléfono seguro, y marcó....
Habla con Industria, y mueve los hilos... quiero el mercado francés. Llama a Luís, y que se presente en Burdeos... sí, sí, as usual...no repares en gastos... Of course, si es mejor...¿un nombre? ummm... Jaune.. o Mobilétoile... ya sabes que a los frenchies no les gustan los anglicismos... por supuesto telefonia digital, mejor dicho alphanumerique...
La enésima lectura del memorando, acabó por convencerle. Era una oportunidad única. SImple y llanamente extender la red de telefonía móvil por Francia. Tal vez en un principio, la zona transfronteriza, e ir creciendo poco a poco.
Para empezar disponía de numerosos repetidores en zonas antes turísticas, con una capacidad en aquellos momentos sobredimensionada. Según el informe, con mantener una capacidad de transmisión del 30% de la instalada en la costa levantina, sería suficiente.
Pero aceptaría la compañía estatal francesa la competencia de una operadora española... a saber... tal vez si la operadora fuera francesa, pero de capital español, el Gobierno Provisional Francés accedería. Pero ¿qué regalías? las habituales cuando Telefónica se expandió... una banda en exclusiva para la Administración francesa.
¿Y los terminales? Ya había hablado desde la Fractura con el personal de Bq, y el problema siempre eran los dichosos chips. Varias empresas llevaban un pastizal dedicado a reconstruir la capacidad de fabricación en España de eso joputas componentes, y al parecer algunas lo habían logrado; aunque casi de forma artesanal y con su producción dedicada al 100% a productos militares. Pero eso antes o después acabaría... Tal vez en un principio los franceses se contentarían con modelos ladrillo... el salto a la telefonía móvil sería ya un gran avance, no les haría falta disponer de todas las capacidades de un Pear...
Además, Turing no se había suicidado con una fruta... por lo del logo...
Cogió el teléfono seguro, y marcó....
Habla con Industria, y mueve los hilos... quiero el mercado francés. Llama a Luís, y que se presente en Burdeos... sí, sí, as usual...no repares en gastos... Of course, si es mejor...¿un nombre? ummm... Jaune.. o Mobilétoile... ya sabes que a los frenchies no les gustan los anglicismos... por supuesto telefonia digital, mejor dicho alphanumerique...
Tempus Fugit
- El Templario
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LA FRACTURA
EN ALGÚN PUNTO NO MUY LEJANO DE LA LÍNEA DE FRENTE ALEMANA
El Stabsfeldwebel Milewski, una mole de casi dos metros y más de 100 kilos al mando del Rollkommando 43 de la Feldgendarmerie, observaba los papeles con ojo escrutador y una lentitud premeditada, sabedor que aquello siempre acababa por hacer saltar los nervios y delatar a los desgraciados que pretendían alejarse del frente sin justificación. No era un método infalible, pero, en su mentalidad, más valía castigar a un inocente que dejar escapar a un culpable.
Ante el suboficial, aquél desgraciado, al que la tensión había convertido ya en un anciano, no podía separar su mirada de los cadáveres uniformados que pendían ahorcados de los árboles cercanos, con el ominoso cartel de "Traidores al Führer" bien visibles. Su boca entreabierta y los ojos muy abiertos delataban el pánico que le atenazaba.
Con sonrisa lobuna, el Stabsfeldwebel levantó la vista hacia el hombre.- Así que de camino al Cuartel General de la División, ¿eh, Coronel?. - Milewski había obviado el tratamiento de Herr a sabiendas.
- Debo hablar con el General Kokott inmediatamente, las comunicaciones no funcionan y mi regimiento está siendo rebasado. - El demudado Oberst hablaba sin poder evitar que sus ojos miraran hipnotizados a los ajusticiados. - Necesito refuerzos inmediatamente... panzers, artillería... ¡cualquier cosa o no llegaremos a esta noche!.
- Claro, Coronel, claro... ¿pero no será que lo que realmente escasea es valor y espíritu de sacrificio por el Führer y la patria?. - La cara del feldgendarme se iba tornando en un gesto de desprecio. - ¿y qué hace un oficial al mando abandonando su unidad en un momento tan crítico?. - el tono de voz de Milewski subía por momentos. - ¿no había nadie más disponible para informar a la División?.
- No tenemos noticias de los enlaces que hemos enviado... y el General me conoce... - El pobre hombre balbuceaba, intentando argumentar el patético estado de las unidades del frente y de las comunicaciones con retaguardia, pero aquello no hacía más que aumentar la ira del Stabsfelwebel.
- Yo sí que te conozco... a ti y a los perros traidores como tú. Cobardes que chaquetean para ir a esconderse a retaguardia, abandonando a sus hombres. - Milewski bramaba.
- ¡No le consiento...!
- ¡A callar, cerdo cobarde!.- El enorme puño del suboficial se estrelló contra el rostro del desgraciado Oberst, provocando un desagradable chasquido, y haciéndole caer de rodillas, sangrando profusamente por la destrozada nariz.
- Usted no entiende... debo hablar con el General Kokott... mi Regimiento... - El dolor apenas le permitía hablar.
- ¡Basta de excusas! ¡Vosotros tres, llevaros a este traidor a un árbol y que cuelgue como un cerdo!. - los feldgendarmes se acercaron solícitos a cumplir la orden de Milewski, obligando a levantarse a culatazos al desgraciado oficial. - Y nada de utilizar una soga, este perro merece que uséis alambre.
El Viejo y sus hombres observaban la escena sin poder disimular su odio.
- Estos asesinos... - Beier estaba lívido.
- Los héroes de retaguardia... al final van a matar más soldados alemanes que los mismos españoles.- Porta escupió su desprecio, de manera ostensible, hasta escaso medio metro del gigantón Stabsfeldwebel, que inmediatamente fijó su atención en el estrafalario grupo.
- Vaya, vaya, ¿qué tenemos aquí? ¿los payasos de un circo ambulante?.- su mirada estaba fija en los tocados inverosímiles con los que Hermanito y Porta adornaban sus cabezas.
- Feldwebel Beier y lo que queda de la 5ª Compañía del 27º Panzer Disciplinario.- El Viejo ni siquiera hizo amago de saludar militarmente.
- ¿Y dónde se supone que está su unidad?.
- Blanqueando sus huesos o con sus cenizas esparcidas de aquí hasta los Pirineos.- Fue la respuesta de Porta, acompañada de un deliberado gesto de inprecisión con la mano.
- Esto me huele muy mal... ¡cartillas militares!.
Mientras extraía los papeles del bolsillo de su uniforme, Sven no podía apartar su vista del cuerpo bamboleante del infortunado Oberst.
Milewski, rodeado de nuevo por sus hombres, observaba los documentos, hasta que levantó de nuevo la mirada, contando mentalmente.
- Faltan cartillas... al final va a resultar que tenemos aquí a otro grupo de escaqueados... - su vista inquisitorial apenas tardó un segundo en fijarse en las dos soldados españolas, cubiertas por unas guerreras alemanas y que intentaban pasar desapercibidas, sin éxito, tras las espaldas de Barcelona Blom y Gregor Martin.
- Bueno, bueno... ¿qué escondéis ahí?. El Stabsfeldwebel se abrió paso a empujones a través del grupo hasta encararse con las prisioneras. - Maldita sea... ¡mujeres!, ¡y con uniformes españoles!.
Con una agilidad sorprendente para su enorme corpachón, Milewski se giró, enfrentándose con El Viejo. - Ocultando a esas dos... esto apesta a cobardía y conchabeo con el enemigo.
- Son mis prisioneras, las capturamos después de un combate con su unidad. - Beier aguantaba impasible la mirada del feldgendarme.
- Le ordeno que me entregue a las dos mujeres inmediatamente, y ustedes, quedan arrestados... depongan sus armas. - Milewski levantó su MP-40, apuntando al pecho de El Viejo.
En un instante, tras una sucesión de chasquidos metálicos, ambos grupos se confrontaban amenazadoramente.
- Ven, dulce muerte, ven... - En el rostro de El Legionario se dibujó una mueca de odio.
- Bajen sus armas y obedezcan...
- De eso nada Stabsfeldwebel, le repito que esas mujeres son mis prisioneras.
Milewski giro la cabeza hacia sus hombres. - ¡Desarmen a estos traidores!.
- Si alguno de sus perros de presa se mueve, le juro que se van a arrepentir. Estas mujeres son mis prisioneras y no pienso entregarlas para que acaben fusiladas en una cuneta por unos carniceros con una chapa de media luna al cuello. (1)
Sven se mordía los labios, nervioso, mirando el dedo de Hermanito sobre el gatillo de la MG-34, blanco por la presión. Aquello iba a acabar a tiros.
El tenso silencio se vio roto de pronto por el petardeo y el chirriar de neumáticos de un sidecar que se detenía, derrapando, juntos a los dos grupos armados. Un Hauptmann que aparentaba no más de 25 años descendió del vehículo ágilmente, sacudiéndose el polvo del uniforme e interponiéndose entre los feldgendarmes y los soldados panzer.
- Caballeros, si tantas ganas de pelear tienen, puedo proporcionarles una buena diversión apenas a unos kilómetros de aquí... - los ojos del oficial pasaban indistintamente de Beier a Milewski, ambos todavía enfrentados con la mirada. El tono de voz del Hauptmann intentaba sonar deliberadamente despreocupado mientras, paso a paso, se colocaba entre los suboficiales.
El joven oficial observó con evidente enojo los cadáveres que colgaban de los árboles alrededor. Instintivamente, apretó los puños airado, pero procurando que su rostro no delatara sus sentimientos.
- ¿Alguien me puede explicar qué es lo que está pasando?.
- Herr Hauptmann, estos hombres han resultado ser unos cobardes que huían del frente, y que además intentaban esconder a esas dos mujeres que visten uniforme español.
- ¿Dos mujeres soldado? interesante... - El oficial enarcó una ceja, observando con atención a las españolas, visiblemente amedrentadas por los acontecimientos y agotadas.
- Con el debido respeto, Herr Hauptmann, eso no es exacto. Soy el Feldwebel Beier, del 27º Regimiento Panzer Disciplinario, venimos combatiendo desde la frontera hispano francesa, y estos hombres son lo que queda de la 5ª compañía. Hace dos días mantuvimos un choque contra una unidad española, y capturamos a estas dos soldados, únicas supervivientes. Están heridas, y mis hombres y yo nos dirigíamos al Cuartel General divisionario más próximo para entregarlas.
- Entiendo... - el oficial volvió a mirar de nuevo los cuerpos ahorcados mientras, de manera casi inconsciente, jugueteaba con la cruz de hierro que pendía de su uniforme.
- Herr Hauptmann... - Milewski comenzaba a impacientarse.
La voz del perro de presa consiguió sacarle de su ensimismamiento.
- Feldwebel Beier, ahora mismo, el mando de la división se encuentra a 25 kilómetros de aquí, si se dan prisa pueden llegar antes del anochecer... si es que no seguimos retirándonos a la velocidad que lo hacemos... - Porta no pudo evitar soltar una carcajada sardónica, que fue respondida por la mirada de reproche del oficial.
- Herr Hauptmann, señor... debo protestar, estos hombres son sospechosos de deserción y colaboración con el enemigo...
- ¡Cállese Stabsfelwebel, y cuádrese cuando hable con un superior!. - Por primera vez, el oficial parecía haber perdido la compostura. Milewski, sorprendido, se puso firmes.
Ignorando la mole del feldgendarme, el oficial se acercó a las dos españolas. Cortesmente, sacó un paquete de cigarrillos de su bolsillo, ofreciéndoselo con una leve sonrisa. - ¿Sprechen Sie Deutsch?.
- Me temo que no, Herr Hauptmann, pero yo sé hablar un poco de español. - Dijo Barcelona Blom.
- Bien, en ese caso, transmítales mis saludos, y que sepan que no deben temer nada, que serán tratadas con corrección.
- Eso ya lo saben Herr Hauptmann, somos unos caballeros. - Las palabras de Hermanito arrancaron una nueva sonrisa en el oficial.
- Bien, Beier, no pierda más tiempo, diríjase al Cuartel General y preséntese con sus prisioneras al General Kokott... ah, y si vuelve a tener algún otro "incidente", diga que cumple órdenes directas del Hauptmann Von Falkenhorst. - Acompañó sus palabras con una amistosa palmada en el hombro del El Viejo, que devolvió el gesto con un correcto saludo militar.
- Vamos muchachos, en marcha, todavía nos queda un largo camino.
La desgarbada sección se alejó del lugar, no sin dedicar toda clase de gestos soeces a los silenciosos gendarmes.
- Adiós, cerdito mío. - Se despidió Porta, chsitera en mano, de un airado e indignado Milewski. - Espero volver a verte muy pronto y probar mi nuevo cuchillo. - Hermanito acompañó esas palabras con el internacional gesto de pasarse un dedo por el cuello.
- Malditos traidores... - mascullaba entre dientes el Stabsfeldwebel.
- ¿Decía algo Milewski?
- No, Herr Hauptmann, todo está bien...
- No... no está bien... tendrá que dar muchas explicaciones sobre todo lo que ha ocurrido aquí hoy. - Von Falkenhorst volvió a mirar de reojo los árboles, con sus macabros inquilinos colgantes, antes de continuar. - Y por qué, bajo una aplastante superioridad aérea del enemigo, se le ocurre a usted bloquear este cruce de caminos, provocando una aglomeración y exponiendo a todos estos hombres a un ataque.
- Yo... no pensé...
- Es evidente que no pensó... es demasiado imbécil.
Milewski miraba a su alrededor, como buscando el apoyo de sus hombres, pero ellos bajaban los ojos, apartando la vista.
- Lárguese de aquí, antes de que decida matarlo yo mismo por sabotaje.
Mientras los compungidos feldgendarmes y su jefe desaparecían, la columna de soldados retenidos se puso de nuevo en marcha. El Hauptmann permaneció unos instantes mirando alejarse las tropas, después, caminando decidido, se acerco a los cadáveres ahorcados y, con rabia, arrancó los carteles incriminatorios que portaban. Entonces se cuadró marcialmente ante ellos.
(1) La chapa metálica colgando del cuello, en forma de media luna, era el distintivo de la Gendarmería de Campaña alemana.
El Stabsfeldwebel Milewski, una mole de casi dos metros y más de 100 kilos al mando del Rollkommando 43 de la Feldgendarmerie, observaba los papeles con ojo escrutador y una lentitud premeditada, sabedor que aquello siempre acababa por hacer saltar los nervios y delatar a los desgraciados que pretendían alejarse del frente sin justificación. No era un método infalible, pero, en su mentalidad, más valía castigar a un inocente que dejar escapar a un culpable.
Ante el suboficial, aquél desgraciado, al que la tensión había convertido ya en un anciano, no podía separar su mirada de los cadáveres uniformados que pendían ahorcados de los árboles cercanos, con el ominoso cartel de "Traidores al Führer" bien visibles. Su boca entreabierta y los ojos muy abiertos delataban el pánico que le atenazaba.
Con sonrisa lobuna, el Stabsfeldwebel levantó la vista hacia el hombre.- Así que de camino al Cuartel General de la División, ¿eh, Coronel?. - Milewski había obviado el tratamiento de Herr a sabiendas.
- Debo hablar con el General Kokott inmediatamente, las comunicaciones no funcionan y mi regimiento está siendo rebasado. - El demudado Oberst hablaba sin poder evitar que sus ojos miraran hipnotizados a los ajusticiados. - Necesito refuerzos inmediatamente... panzers, artillería... ¡cualquier cosa o no llegaremos a esta noche!.
- Claro, Coronel, claro... ¿pero no será que lo que realmente escasea es valor y espíritu de sacrificio por el Führer y la patria?. - La cara del feldgendarme se iba tornando en un gesto de desprecio. - ¿y qué hace un oficial al mando abandonando su unidad en un momento tan crítico?. - el tono de voz de Milewski subía por momentos. - ¿no había nadie más disponible para informar a la División?.
- No tenemos noticias de los enlaces que hemos enviado... y el General me conoce... - El pobre hombre balbuceaba, intentando argumentar el patético estado de las unidades del frente y de las comunicaciones con retaguardia, pero aquello no hacía más que aumentar la ira del Stabsfelwebel.
- Yo sí que te conozco... a ti y a los perros traidores como tú. Cobardes que chaquetean para ir a esconderse a retaguardia, abandonando a sus hombres. - Milewski bramaba.
- ¡No le consiento...!
- ¡A callar, cerdo cobarde!.- El enorme puño del suboficial se estrelló contra el rostro del desgraciado Oberst, provocando un desagradable chasquido, y haciéndole caer de rodillas, sangrando profusamente por la destrozada nariz.
- Usted no entiende... debo hablar con el General Kokott... mi Regimiento... - El dolor apenas le permitía hablar.
- ¡Basta de excusas! ¡Vosotros tres, llevaros a este traidor a un árbol y que cuelgue como un cerdo!. - los feldgendarmes se acercaron solícitos a cumplir la orden de Milewski, obligando a levantarse a culatazos al desgraciado oficial. - Y nada de utilizar una soga, este perro merece que uséis alambre.
El Viejo y sus hombres observaban la escena sin poder disimular su odio.
- Estos asesinos... - Beier estaba lívido.
- Los héroes de retaguardia... al final van a matar más soldados alemanes que los mismos españoles.- Porta escupió su desprecio, de manera ostensible, hasta escaso medio metro del gigantón Stabsfeldwebel, que inmediatamente fijó su atención en el estrafalario grupo.
- Vaya, vaya, ¿qué tenemos aquí? ¿los payasos de un circo ambulante?.- su mirada estaba fija en los tocados inverosímiles con los que Hermanito y Porta adornaban sus cabezas.
- Feldwebel Beier y lo que queda de la 5ª Compañía del 27º Panzer Disciplinario.- El Viejo ni siquiera hizo amago de saludar militarmente.
- ¿Y dónde se supone que está su unidad?.
- Blanqueando sus huesos o con sus cenizas esparcidas de aquí hasta los Pirineos.- Fue la respuesta de Porta, acompañada de un deliberado gesto de inprecisión con la mano.
- Esto me huele muy mal... ¡cartillas militares!.
Mientras extraía los papeles del bolsillo de su uniforme, Sven no podía apartar su vista del cuerpo bamboleante del infortunado Oberst.
Milewski, rodeado de nuevo por sus hombres, observaba los documentos, hasta que levantó de nuevo la mirada, contando mentalmente.
- Faltan cartillas... al final va a resultar que tenemos aquí a otro grupo de escaqueados... - su vista inquisitorial apenas tardó un segundo en fijarse en las dos soldados españolas, cubiertas por unas guerreras alemanas y que intentaban pasar desapercibidas, sin éxito, tras las espaldas de Barcelona Blom y Gregor Martin.
- Bueno, bueno... ¿qué escondéis ahí?. El Stabsfeldwebel se abrió paso a empujones a través del grupo hasta encararse con las prisioneras. - Maldita sea... ¡mujeres!, ¡y con uniformes españoles!.
Con una agilidad sorprendente para su enorme corpachón, Milewski se giró, enfrentándose con El Viejo. - Ocultando a esas dos... esto apesta a cobardía y conchabeo con el enemigo.
- Son mis prisioneras, las capturamos después de un combate con su unidad. - Beier aguantaba impasible la mirada del feldgendarme.
- Le ordeno que me entregue a las dos mujeres inmediatamente, y ustedes, quedan arrestados... depongan sus armas. - Milewski levantó su MP-40, apuntando al pecho de El Viejo.
En un instante, tras una sucesión de chasquidos metálicos, ambos grupos se confrontaban amenazadoramente.
- Ven, dulce muerte, ven... - En el rostro de El Legionario se dibujó una mueca de odio.
- Bajen sus armas y obedezcan...
- De eso nada Stabsfeldwebel, le repito que esas mujeres son mis prisioneras.
Milewski giro la cabeza hacia sus hombres. - ¡Desarmen a estos traidores!.
- Si alguno de sus perros de presa se mueve, le juro que se van a arrepentir. Estas mujeres son mis prisioneras y no pienso entregarlas para que acaben fusiladas en una cuneta por unos carniceros con una chapa de media luna al cuello. (1)
Sven se mordía los labios, nervioso, mirando el dedo de Hermanito sobre el gatillo de la MG-34, blanco por la presión. Aquello iba a acabar a tiros.
El tenso silencio se vio roto de pronto por el petardeo y el chirriar de neumáticos de un sidecar que se detenía, derrapando, juntos a los dos grupos armados. Un Hauptmann que aparentaba no más de 25 años descendió del vehículo ágilmente, sacudiéndose el polvo del uniforme e interponiéndose entre los feldgendarmes y los soldados panzer.
- Caballeros, si tantas ganas de pelear tienen, puedo proporcionarles una buena diversión apenas a unos kilómetros de aquí... - los ojos del oficial pasaban indistintamente de Beier a Milewski, ambos todavía enfrentados con la mirada. El tono de voz del Hauptmann intentaba sonar deliberadamente despreocupado mientras, paso a paso, se colocaba entre los suboficiales.
El joven oficial observó con evidente enojo los cadáveres que colgaban de los árboles alrededor. Instintivamente, apretó los puños airado, pero procurando que su rostro no delatara sus sentimientos.
- ¿Alguien me puede explicar qué es lo que está pasando?.
- Herr Hauptmann, estos hombres han resultado ser unos cobardes que huían del frente, y que además intentaban esconder a esas dos mujeres que visten uniforme español.
- ¿Dos mujeres soldado? interesante... - El oficial enarcó una ceja, observando con atención a las españolas, visiblemente amedrentadas por los acontecimientos y agotadas.
- Con el debido respeto, Herr Hauptmann, eso no es exacto. Soy el Feldwebel Beier, del 27º Regimiento Panzer Disciplinario, venimos combatiendo desde la frontera hispano francesa, y estos hombres son lo que queda de la 5ª compañía. Hace dos días mantuvimos un choque contra una unidad española, y capturamos a estas dos soldados, únicas supervivientes. Están heridas, y mis hombres y yo nos dirigíamos al Cuartel General divisionario más próximo para entregarlas.
- Entiendo... - el oficial volvió a mirar de nuevo los cuerpos ahorcados mientras, de manera casi inconsciente, jugueteaba con la cruz de hierro que pendía de su uniforme.
- Herr Hauptmann... - Milewski comenzaba a impacientarse.
La voz del perro de presa consiguió sacarle de su ensimismamiento.
- Feldwebel Beier, ahora mismo, el mando de la división se encuentra a 25 kilómetros de aquí, si se dan prisa pueden llegar antes del anochecer... si es que no seguimos retirándonos a la velocidad que lo hacemos... - Porta no pudo evitar soltar una carcajada sardónica, que fue respondida por la mirada de reproche del oficial.
- Herr Hauptmann, señor... debo protestar, estos hombres son sospechosos de deserción y colaboración con el enemigo...
- ¡Cállese Stabsfelwebel, y cuádrese cuando hable con un superior!. - Por primera vez, el oficial parecía haber perdido la compostura. Milewski, sorprendido, se puso firmes.
Ignorando la mole del feldgendarme, el oficial se acercó a las dos españolas. Cortesmente, sacó un paquete de cigarrillos de su bolsillo, ofreciéndoselo con una leve sonrisa. - ¿Sprechen Sie Deutsch?.
- Me temo que no, Herr Hauptmann, pero yo sé hablar un poco de español. - Dijo Barcelona Blom.
- Bien, en ese caso, transmítales mis saludos, y que sepan que no deben temer nada, que serán tratadas con corrección.
- Eso ya lo saben Herr Hauptmann, somos unos caballeros. - Las palabras de Hermanito arrancaron una nueva sonrisa en el oficial.
- Bien, Beier, no pierda más tiempo, diríjase al Cuartel General y preséntese con sus prisioneras al General Kokott... ah, y si vuelve a tener algún otro "incidente", diga que cumple órdenes directas del Hauptmann Von Falkenhorst. - Acompañó sus palabras con una amistosa palmada en el hombro del El Viejo, que devolvió el gesto con un correcto saludo militar.
- Vamos muchachos, en marcha, todavía nos queda un largo camino.
La desgarbada sección se alejó del lugar, no sin dedicar toda clase de gestos soeces a los silenciosos gendarmes.
- Adiós, cerdito mío. - Se despidió Porta, chsitera en mano, de un airado e indignado Milewski. - Espero volver a verte muy pronto y probar mi nuevo cuchillo. - Hermanito acompañó esas palabras con el internacional gesto de pasarse un dedo por el cuello.
- Malditos traidores... - mascullaba entre dientes el Stabsfeldwebel.
- ¿Decía algo Milewski?
- No, Herr Hauptmann, todo está bien...
- No... no está bien... tendrá que dar muchas explicaciones sobre todo lo que ha ocurrido aquí hoy. - Von Falkenhorst volvió a mirar de reojo los árboles, con sus macabros inquilinos colgantes, antes de continuar. - Y por qué, bajo una aplastante superioridad aérea del enemigo, se le ocurre a usted bloquear este cruce de caminos, provocando una aglomeración y exponiendo a todos estos hombres a un ataque.
- Yo... no pensé...
- Es evidente que no pensó... es demasiado imbécil.
Milewski miraba a su alrededor, como buscando el apoyo de sus hombres, pero ellos bajaban los ojos, apartando la vista.
- Lárguese de aquí, antes de que decida matarlo yo mismo por sabotaje.
Mientras los compungidos feldgendarmes y su jefe desaparecían, la columna de soldados retenidos se puso de nuevo en marcha. El Hauptmann permaneció unos instantes mirando alejarse las tropas, después, caminando decidido, se acerco a los cadáveres ahorcados y, con rabia, arrancó los carteles incriminatorios que portaban. Entonces se cuadró marcialmente ante ellos.
(1) La chapa metálica colgando del cuello, en forma de media luna, era el distintivo de la Gendarmería de Campaña alemana.
"IN HOC SIGNO TUETUR PIUS, IN HOC SIGNO VINCITUR INIMICUS"
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LA FRACTURA
SPA (BÉLGICA)
Señores como nuevo comandante de este Grupo de Ejércitos, creo que a ninguno nos gusta tener esta reunión aquí, el antiguo cuartel general de la 1ª Guerra Mundial, pero la situación nos obliga a ello.
Primero analizaremos la situación de nuestras fuerzas:
-150 divisiones en el Frente Occidental.
-40 divisiones en Polonia y el Este.
-18 divisiones en el Frente Italiano.
-7 divisiones en Noruega.
-5 divisiones en Alemania.
Aparte el Ejército de Reserva que se ha movilizado y al ejército werewolf.
Ahora bien las unidades de la Luftwaffe, de la Armada y de las SS no colaboran mientras sus líderes las mantengan como ejércitos privados, y la mayoría de las divisiones del Oeste solo están en el papel, suponiendo en muchos casos solo regimientos. Se ha perdido todo el equipo pesado y la mayoría de los carros; aunque la lentitud de Montgomery (que nos comentaban los datos de la otra línea temporal) ha permitido sacar por Falaise a decenas de miles de soldados.
Por todo ello en la práctica si podemos decir que tenemos 20-25 divisiones operativas en el Oeste sería lo más real. Es por ello objeto de esta reunión determinar y proponer las medidas más adecuadas...
Señores como nuevo comandante de este Grupo de Ejércitos, creo que a ninguno nos gusta tener esta reunión aquí, el antiguo cuartel general de la 1ª Guerra Mundial, pero la situación nos obliga a ello.
Primero analizaremos la situación de nuestras fuerzas:
-150 divisiones en el Frente Occidental.
-40 divisiones en Polonia y el Este.
-18 divisiones en el Frente Italiano.
-7 divisiones en Noruega.
-5 divisiones en Alemania.
Aparte el Ejército de Reserva que se ha movilizado y al ejército werewolf.
Ahora bien las unidades de la Luftwaffe, de la Armada y de las SS no colaboran mientras sus líderes las mantengan como ejércitos privados, y la mayoría de las divisiones del Oeste solo están en el papel, suponiendo en muchos casos solo regimientos. Se ha perdido todo el equipo pesado y la mayoría de los carros; aunque la lentitud de Montgomery (que nos comentaban los datos de la otra línea temporal) ha permitido sacar por Falaise a decenas de miles de soldados.
Por todo ello en la práctica si podemos decir que tenemos 20-25 divisiones operativas en el Oeste sería lo más real. Es por ello objeto de esta reunión determinar y proponer las medidas más adecuadas...
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- General de Ejército
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LA FRACTURA
El interés de la comisión por las armas que habían visto era más que evidente; incluso a un negociador veterano se le hubiese escapado un poco de baba al probar los artefactos que se les ofrecían, y los delegados que habían llegado a Madrid no lo eran. Al contrario, se trataba de militares veteranos, que conocían las deficiencias de su ejército, y que al ver la oferta española sentían que se les abrían los cielos. Pero tenían que negociar y por eso estaban ahora presentando todas las objeciones que podían.
—Gracias, señor Sebastián, pero he de decir que esperábamos algo más. Nos está ofreciendo antiguallas que van a quedar obsoletas en muy poco tiempo.
¿Antiguallas? pensó el español. Curioso que dijesen eso quienes operaban con unas ametralladoras famosas por ser las peores de cualquier combatiente, y unas bombas de mano tan inseguras y poco fiables que los soldados evitaban emplearlas. Pero ya suponía que se trataba del típico toma y daca, y ya tenía preparada la respuesta.
—Siento que se haya llevado esa impresión, pero está muy equivocado. Por ejemplo —se acercó a una mesa y tomó un fusil automático—, el fusil CETME F ha sido seleccionado para convertirse el arma que dotará al Ejército. Como supongo que usted ya sabe, en España se diseñó y se fabricó uno de los mejores fusiles de asalto del silgo XX, el CETME C, que ustedes también ven aquí. Decenas de miles de esos fusiles, que habían sido almacenados, han sido entregados a las unidades en Francia. Poco antes de la Fractura se había seleccionado una nueva arma diseñada por Heckler & Koch, pero más por cuestiones de estandarización con el resto de los países de la NATO —previamente ya les había explicado lo que era— que porque tuviese especiales ventajas. Pero el CETME C, aunque resultase un poco pesado, era un arma mucho mejor. Es tan fiable como el más sólido fusil de cerrojo: un soldado puede tirarse a tierra, revolcarse en arena o en barro, meterse en el agua, y el fusil seguirá disparando. Además es muy preciso…
—El alza que nos muestra solo está regulada hasta doscientos metros.
Otro que se cree un francotirador, pensó el español, antes de responder—. La experiencia demuestra que es rarísimo que un soldado dispare a más distancia, y excepcional que le dé a algo más pequeño que una casa. Para mayores alcances tenemos los fusiles de francotirador y las ametralladoras…
—Aun así el sistema de recarga automático desequilibrará el arma.
—Tiene razón, pero en menor medida que con otros modelos. Además, para un tirador medio, es mucho más fácil apuntar con un fusil automático, ya que si falla le permite corregir el tiro sin dejar de apuntar al blanco. Además el fusil se entrega con una mira telescópica regulada para alcances mayores.
Los negociadores siguieron haciéndose los remolones mientras el español seguía.
—Como les decía, ahora que no existe la necesidad de estandarización se ha decidido volver al muy fiable CETME. Tan solo se ha modificado mínimamente para incorporar materiales más ligeros. Se ha sustituido la madera por materiales sintéticos —tuvo que explicar lo que eran antes de seguir— y se ha preparado para poder emplear cargadores desechables. Pero como suponemos que la industria de su país tendrá dificultades con los plásticos, se ha preparado este otro prototipo, que llamamos CETME I, que vuelve a la madera pero conservando el resto de las innovaciones.
—Se trata de un calibre diferente al que empleamos nosotros.
—He de serles franco: ustedes ya habían pensado en sustituir su munición, que es obsoleta, pero de la nueva de 7,35 apenas habían producido unos miles de cartuchos. El CETME podría rediseñarse para aceptarla, pero no solo se perdería la compatibilidad, sino que implicaría bastante retraso.
La comisión aceptó renuentemente las explicaciones antes de criticar otra arma.
—Tienen razón, la ametralladora CETME 4 deriva de un diseño alemán, pero es bastante mejor que la MG34 que ahora emplean los hitlerianos. Además, siendo una de las mejores ametralladoras jamás diseñadas y fabricadas ¿para qué modificarla? Es un arma que puede emplearse como ametralladora ligera con bípode, pesada con trípode, o emplearse en vehículos o incluso aeronaves. Además emplea la misma munición que el fusil CETME.
No pudiendo encontrarle pegas, ahora las plantearon al lanzagranadas.
—De nuevo tienen razón, nuestro ejército tiene una versión acoplable al fusil de asalto, pero aun no hemos reiniciado su producción. Por ahora estamos distribuyendo este modelo a nuestras fuerzas. Esta arma además de ser sencilla es tan eficiente como su mortero ligero, pesando diez veces menos.
Luego las objeciones fueron por los lanzacohetes.
—No, no se trata de un diseño ruso. Inicialmente fueron un desarrollo alemán del Faustpatrone que ya conocen. El aspecto del lanzacohetes C-40 es muy similar al Faustpatrone, pero le separa un mundo de diferencia. No solo en el lanzador —que tenía una culata de pistola desplegable y una mira—, sino en el sistema de lanzamiento, que ya no es un cartucho sin retroceso sino un cohete, y sobre todo en el diseño de la bomba. Tiene más alcance, llegando a los 200 metros y siendo efectiva a los 120, y la carga tiene un diseño mejorado que, como verán luego en el campo de pruebas, puede partir un panzer por la mitad.
—Pero un lanzacohetes desechable es un derroche.
—Si quieren derrochar, les recomiendo que sigan fabricando sus morteros y sus fusiles antitanque. Piense que un lanzador desechable se fabrica con materiales baratos. Además una sección tiene mucha más potencia de fuego llevando ocho lanzacohetes de este tipo, que pueden dispararse a la vez, que un único lanzacohetes con ocho recargas. Imagine el efecto que ocho cohetes pueden tener contra un tanque enemigo.
—¿Entonces por qué nos enseña este otro modelo?
El español miró el arma que señalaba el delegado. Era un lanzacohetes C-50, un desarrollo del viejísimo RPG-2 soviético.
—El C-45 está pensado como un arma colectiva, que puede emplear diversos tipos de munición. La hay no solo antitanque, sino antipersonal, contra búnkeres, incendiaria…
—Con todo, esos lanzacohetes no son los que ustedes emplean.
—Desde luego. Pero los C-90 y C-100 que tenemos son de diseño más complejo y su industria no podrá fabricarlos. Los C-40 y C-45 son mucho más sencillos y podrán tenerlos en unos meses.
La negociación siguió, pero el español sabía que los argumentos que se le planteaban no eran sino intentos de regateo. Sin embargo era él quien tenía la sartén por el mango. Si no exigía mayores compensaciones era porque a España no le convenía que su nuevo aliado estuviese mal equipado. No costó mucho llegar a un acuerdo. Pero las conversaciones no finalizaron allí. Otra comisión estudiaba la fabricación de carros de combate Spínola y transportes acorazados Farnesio, artillería de 105 y 155 mm, etcétera. Incluso había llegado un grupo de oficiales de la Regia Aeronautica, interesados (muy, pero que muy interesados) en la adquisición de la patente del reactor Nova Gladio.
—Gracias, señor Sebastián, pero he de decir que esperábamos algo más. Nos está ofreciendo antiguallas que van a quedar obsoletas en muy poco tiempo.
¿Antiguallas? pensó el español. Curioso que dijesen eso quienes operaban con unas ametralladoras famosas por ser las peores de cualquier combatiente, y unas bombas de mano tan inseguras y poco fiables que los soldados evitaban emplearlas. Pero ya suponía que se trataba del típico toma y daca, y ya tenía preparada la respuesta.
—Siento que se haya llevado esa impresión, pero está muy equivocado. Por ejemplo —se acercó a una mesa y tomó un fusil automático—, el fusil CETME F ha sido seleccionado para convertirse el arma que dotará al Ejército. Como supongo que usted ya sabe, en España se diseñó y se fabricó uno de los mejores fusiles de asalto del silgo XX, el CETME C, que ustedes también ven aquí. Decenas de miles de esos fusiles, que habían sido almacenados, han sido entregados a las unidades en Francia. Poco antes de la Fractura se había seleccionado una nueva arma diseñada por Heckler & Koch, pero más por cuestiones de estandarización con el resto de los países de la NATO —previamente ya les había explicado lo que era— que porque tuviese especiales ventajas. Pero el CETME C, aunque resultase un poco pesado, era un arma mucho mejor. Es tan fiable como el más sólido fusil de cerrojo: un soldado puede tirarse a tierra, revolcarse en arena o en barro, meterse en el agua, y el fusil seguirá disparando. Además es muy preciso…
—El alza que nos muestra solo está regulada hasta doscientos metros.
Otro que se cree un francotirador, pensó el español, antes de responder—. La experiencia demuestra que es rarísimo que un soldado dispare a más distancia, y excepcional que le dé a algo más pequeño que una casa. Para mayores alcances tenemos los fusiles de francotirador y las ametralladoras…
—Aun así el sistema de recarga automático desequilibrará el arma.
—Tiene razón, pero en menor medida que con otros modelos. Además, para un tirador medio, es mucho más fácil apuntar con un fusil automático, ya que si falla le permite corregir el tiro sin dejar de apuntar al blanco. Además el fusil se entrega con una mira telescópica regulada para alcances mayores.
Los negociadores siguieron haciéndose los remolones mientras el español seguía.
—Como les decía, ahora que no existe la necesidad de estandarización se ha decidido volver al muy fiable CETME. Tan solo se ha modificado mínimamente para incorporar materiales más ligeros. Se ha sustituido la madera por materiales sintéticos —tuvo que explicar lo que eran antes de seguir— y se ha preparado para poder emplear cargadores desechables. Pero como suponemos que la industria de su país tendrá dificultades con los plásticos, se ha preparado este otro prototipo, que llamamos CETME I, que vuelve a la madera pero conservando el resto de las innovaciones.
—Se trata de un calibre diferente al que empleamos nosotros.
—He de serles franco: ustedes ya habían pensado en sustituir su munición, que es obsoleta, pero de la nueva de 7,35 apenas habían producido unos miles de cartuchos. El CETME podría rediseñarse para aceptarla, pero no solo se perdería la compatibilidad, sino que implicaría bastante retraso.
La comisión aceptó renuentemente las explicaciones antes de criticar otra arma.
—Tienen razón, la ametralladora CETME 4 deriva de un diseño alemán, pero es bastante mejor que la MG34 que ahora emplean los hitlerianos. Además, siendo una de las mejores ametralladoras jamás diseñadas y fabricadas ¿para qué modificarla? Es un arma que puede emplearse como ametralladora ligera con bípode, pesada con trípode, o emplearse en vehículos o incluso aeronaves. Además emplea la misma munición que el fusil CETME.
No pudiendo encontrarle pegas, ahora las plantearon al lanzagranadas.
—De nuevo tienen razón, nuestro ejército tiene una versión acoplable al fusil de asalto, pero aun no hemos reiniciado su producción. Por ahora estamos distribuyendo este modelo a nuestras fuerzas. Esta arma además de ser sencilla es tan eficiente como su mortero ligero, pesando diez veces menos.
Luego las objeciones fueron por los lanzacohetes.
—No, no se trata de un diseño ruso. Inicialmente fueron un desarrollo alemán del Faustpatrone que ya conocen. El aspecto del lanzacohetes C-40 es muy similar al Faustpatrone, pero le separa un mundo de diferencia. No solo en el lanzador —que tenía una culata de pistola desplegable y una mira—, sino en el sistema de lanzamiento, que ya no es un cartucho sin retroceso sino un cohete, y sobre todo en el diseño de la bomba. Tiene más alcance, llegando a los 200 metros y siendo efectiva a los 120, y la carga tiene un diseño mejorado que, como verán luego en el campo de pruebas, puede partir un panzer por la mitad.
—Pero un lanzacohetes desechable es un derroche.
—Si quieren derrochar, les recomiendo que sigan fabricando sus morteros y sus fusiles antitanque. Piense que un lanzador desechable se fabrica con materiales baratos. Además una sección tiene mucha más potencia de fuego llevando ocho lanzacohetes de este tipo, que pueden dispararse a la vez, que un único lanzacohetes con ocho recargas. Imagine el efecto que ocho cohetes pueden tener contra un tanque enemigo.
—¿Entonces por qué nos enseña este otro modelo?
El español miró el arma que señalaba el delegado. Era un lanzacohetes C-50, un desarrollo del viejísimo RPG-2 soviético.
—El C-45 está pensado como un arma colectiva, que puede emplear diversos tipos de munición. La hay no solo antitanque, sino antipersonal, contra búnkeres, incendiaria…
—Con todo, esos lanzacohetes no son los que ustedes emplean.
—Desde luego. Pero los C-90 y C-100 que tenemos son de diseño más complejo y su industria no podrá fabricarlos. Los C-40 y C-45 son mucho más sencillos y podrán tenerlos en unos meses.
La negociación siguió, pero el español sabía que los argumentos que se le planteaban no eran sino intentos de regateo. Sin embargo era él quien tenía la sartén por el mango. Si no exigía mayores compensaciones era porque a España no le convenía que su nuevo aliado estuviese mal equipado. No costó mucho llegar a un acuerdo. Pero las conversaciones no finalizaron allí. Otra comisión estudiaba la fabricación de carros de combate Spínola y transportes acorazados Farnesio, artillería de 105 y 155 mm, etcétera. Incluso había llegado un grupo de oficiales de la Regia Aeronautica, interesados (muy, pero que muy interesados) en la adquisición de la patente del reactor Nova Gladio.
Tu regere imperio fluctus Hispane memento
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- General de Ejército
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LA FRACTURA
Como era de temer, la primera francesa había sido retenida en París. No en combates, pues para la liberación de la ciudad tan solo se habían producido algunos enfrentamientos, más por salvar la cara de los defensores que por intención real de resistir. Sino por la increíble celebración que se extendió por las calles. A la mañana siguiente hizo su entrada en la capital francesa, procedente de Burdeos, el general De Gaulle, que desfiló por los Campos Elíseos hasta la catedral de Notre Dame, donde se cantó un Te Deum. Luego la división desfiló por las calles parisinas entre el delirio de la multitud; pero quedó fuera de los combates de la misma manera que si se hubiese empeñado en la más dura batalla.
El avance tuvo que ser mantenido por las divisiones españolas. La San Marcial se dirigió hacia Amiens, mientras la Castillejos, tras rebasar Meaux, cruzó el Aisne en Soissons. A su derecha también Reims había sido liberada y la frontera belga se encontraba a apenas un par de días de avance. Las tierras que recorrían las avanzadas era el famoso “reñidero de Europa”, llanuras en las que no se había parado de combatir desde los lejanos tiempos de Julio César. Especialmente, las cicatrices de la Primera Guerra Mundial aun seguían visibles. Cráteres cubiertos de hierra y matorral eran signos de las batallas que cinco lustros antes habían martirizado el terreno, y los pueblos aun no habían completado su reconstrucción.
Parecía que los alemanes querían volver a luchar por los mismos terrenos. Las unidades de reconocimiento habían detectado la presencia de formaciones germanas en la margen opuesta del arroyo Ailette. Aunque no parecía que dispusiesen de armamento pesado, un helicóptero HA-30 había tenido que efectuar una autorrotación tras ser alcanzado por fuego de fusilería. Los tripulantes, heridos, habían sido rescatados por un Robinson, pero los restos del HA-30 habían quedado en el campo, atrayendo el fuego alemán.
Aunque no parecía que los defensores pudiesen ofrecer mucha oposición, las órdenes exigían evitar las bajas en la medida de lo posible. El arma más económica seguían siendo los tanques, y el regimiento acorazado Pavía, que había sido reequipado con tanques Lince y blindados Farnesio, se preparó para romper las débiles líneas germanas.
El asalto fue precedido por un intenso bombardeo primero aéreo, en el que incluso se emplearon cuatro grandes bombas termobáricas, y luego artillero. Mediante drones se dirigió el fuego artillero, y los proyectiles seguían cayendo cuando los tanques Lince se abalanzaron sobre los alemanes. Sin embargo, el enemigo, esta vez, no se desbandó al ver llegar a los carros. Combatió con valor pero sin habilidad: una y otra vez disparaban sus Faustpatrone contra los tanques que se aproximaban, fallando las más de las veces, o consiguiendo que rebotasen inofensivamente en las inclinadas placas frontales. Solo unos pocos estallaron contra los glacis o los escudos de las torres, causando poco más que melladuras. Tras los tanques Lince los Farnesio contribuían al avance con sus armas automáticas.
El teniente Murieta asomaba su cabeza por la escotilla de su Lince; práctica peligrosa pero que multiplicaba la eficacia de su tanque. Vigilaba el movimiento de los tanques del escuadrón, que avanzaba a saltos, con dos secciones disparando mientras las otras dos se adelantaban. Entonces vio de reojo una gran explosión y que uno de los tanques se detenía. Era el Rojo 3 del sargento Etxeberria.
—Echeve ¿estáis bien? ¿Hay minas?
—No lo sé, mi teniente, pero el tanque aun funciona.
Entonces vio otra gran explosión a su derecha, y el carro que se movía tras el de Murieta perdió la cadena. Las balas empezaron a rebotar contra la coraza y el teniente se resguardó justo a tiempo. Entonces todo el tanque se sacudió, pero no hubo humo ni se activaron los extintores de emergencia.
—¿Qué c*** ha sido eso? ¿Artillería? —minas no podían ser porque el tanque estaba detenido.
—¡Azul uno, cuidado, a vuestra derecha —escuchó por el radioteléfono.
—¡Muévete, Pedro! —le dijo al conductor. El tanque saltó hacia adelante y el teniente hizo girar la torre hacia la derecha. Por el periscopio vio dos soldados alemanes que corrían hacia su blindado, llevando mochilas. Pero fueron barridos por las ametralladoras de otro de los tanques. Los dos cayeron, y casi inmediatamente las mochilas estallaron.
—¡Lo que faltaba! ¡Atención, escuadrón, nos están atacando con bombas suicidas!
Los carros siguieron hacia adelante, ahora barriendo con sus armas los puntos sospechosos, o pidiendo el apoyo de artillería y morteros. Murieta volvió a asomarse por la escotilla: necesitaba ver. Asimismo, la infantería de los Farnesio descendió para escoltar a los carros. En la hora siguiente el escuadrón fue atacado varias veces por suicidas, pero casi todos fueron abatidos. Dos se hicieron estallar contra los tanques, pero las cargas no fueron capaces de perforar la coraza y ni siquiera de dañar las cadenas.
El avance siguió. Los alemanes, por fin, estaban saliendo de sus pozos de tirador con las manos en alto. Pero más de uno aprovechó que se acercaban los españoles para accionar sus cargas explosivas. Tras perder varios soldados, el regimiento impartió nuevas órdenes: nada de prisioneros. Los tanques se movieron como ángeles de la muerte, barriendo con ametralladoras o proyectiles de metralla a los enemigos.
Entonces Murieta vio que tras unos arbustos salían varios soldados con uniforme gris. Ni se lo pensó: apuntó la ametralladora y los derribó de una larga ráfaga. Solo cuando loe alemanes hubieron caído empezó a reparar en lo que había observado: eran soldados pequeños con uniformes que les venían grandes, como pijamas. Una de las balas había hecho volar un casco y media cabeza, y le había parecido ver un reflejo rubio. Detuvo el tanque un momento y miró a las víctimas.
—¡Dios mío, son niños y niñas!
El avance tuvo que ser mantenido por las divisiones españolas. La San Marcial se dirigió hacia Amiens, mientras la Castillejos, tras rebasar Meaux, cruzó el Aisne en Soissons. A su derecha también Reims había sido liberada y la frontera belga se encontraba a apenas un par de días de avance. Las tierras que recorrían las avanzadas era el famoso “reñidero de Europa”, llanuras en las que no se había parado de combatir desde los lejanos tiempos de Julio César. Especialmente, las cicatrices de la Primera Guerra Mundial aun seguían visibles. Cráteres cubiertos de hierra y matorral eran signos de las batallas que cinco lustros antes habían martirizado el terreno, y los pueblos aun no habían completado su reconstrucción.
Parecía que los alemanes querían volver a luchar por los mismos terrenos. Las unidades de reconocimiento habían detectado la presencia de formaciones germanas en la margen opuesta del arroyo Ailette. Aunque no parecía que dispusiesen de armamento pesado, un helicóptero HA-30 había tenido que efectuar una autorrotación tras ser alcanzado por fuego de fusilería. Los tripulantes, heridos, habían sido rescatados por un Robinson, pero los restos del HA-30 habían quedado en el campo, atrayendo el fuego alemán.
Aunque no parecía que los defensores pudiesen ofrecer mucha oposición, las órdenes exigían evitar las bajas en la medida de lo posible. El arma más económica seguían siendo los tanques, y el regimiento acorazado Pavía, que había sido reequipado con tanques Lince y blindados Farnesio, se preparó para romper las débiles líneas germanas.
El asalto fue precedido por un intenso bombardeo primero aéreo, en el que incluso se emplearon cuatro grandes bombas termobáricas, y luego artillero. Mediante drones se dirigió el fuego artillero, y los proyectiles seguían cayendo cuando los tanques Lince se abalanzaron sobre los alemanes. Sin embargo, el enemigo, esta vez, no se desbandó al ver llegar a los carros. Combatió con valor pero sin habilidad: una y otra vez disparaban sus Faustpatrone contra los tanques que se aproximaban, fallando las más de las veces, o consiguiendo que rebotasen inofensivamente en las inclinadas placas frontales. Solo unos pocos estallaron contra los glacis o los escudos de las torres, causando poco más que melladuras. Tras los tanques Lince los Farnesio contribuían al avance con sus armas automáticas.
El teniente Murieta asomaba su cabeza por la escotilla de su Lince; práctica peligrosa pero que multiplicaba la eficacia de su tanque. Vigilaba el movimiento de los tanques del escuadrón, que avanzaba a saltos, con dos secciones disparando mientras las otras dos se adelantaban. Entonces vio de reojo una gran explosión y que uno de los tanques se detenía. Era el Rojo 3 del sargento Etxeberria.
—Echeve ¿estáis bien? ¿Hay minas?
—No lo sé, mi teniente, pero el tanque aun funciona.
Entonces vio otra gran explosión a su derecha, y el carro que se movía tras el de Murieta perdió la cadena. Las balas empezaron a rebotar contra la coraza y el teniente se resguardó justo a tiempo. Entonces todo el tanque se sacudió, pero no hubo humo ni se activaron los extintores de emergencia.
—¿Qué c*** ha sido eso? ¿Artillería? —minas no podían ser porque el tanque estaba detenido.
—¡Azul uno, cuidado, a vuestra derecha —escuchó por el radioteléfono.
—¡Muévete, Pedro! —le dijo al conductor. El tanque saltó hacia adelante y el teniente hizo girar la torre hacia la derecha. Por el periscopio vio dos soldados alemanes que corrían hacia su blindado, llevando mochilas. Pero fueron barridos por las ametralladoras de otro de los tanques. Los dos cayeron, y casi inmediatamente las mochilas estallaron.
—¡Lo que faltaba! ¡Atención, escuadrón, nos están atacando con bombas suicidas!
Los carros siguieron hacia adelante, ahora barriendo con sus armas los puntos sospechosos, o pidiendo el apoyo de artillería y morteros. Murieta volvió a asomarse por la escotilla: necesitaba ver. Asimismo, la infantería de los Farnesio descendió para escoltar a los carros. En la hora siguiente el escuadrón fue atacado varias veces por suicidas, pero casi todos fueron abatidos. Dos se hicieron estallar contra los tanques, pero las cargas no fueron capaces de perforar la coraza y ni siquiera de dañar las cadenas.
El avance siguió. Los alemanes, por fin, estaban saliendo de sus pozos de tirador con las manos en alto. Pero más de uno aprovechó que se acercaban los españoles para accionar sus cargas explosivas. Tras perder varios soldados, el regimiento impartió nuevas órdenes: nada de prisioneros. Los tanques se movieron como ángeles de la muerte, barriendo con ametralladoras o proyectiles de metralla a los enemigos.
Entonces Murieta vio que tras unos arbustos salían varios soldados con uniforme gris. Ni se lo pensó: apuntó la ametralladora y los derribó de una larga ráfaga. Solo cuando loe alemanes hubieron caído empezó a reparar en lo que había observado: eran soldados pequeños con uniformes que les venían grandes, como pijamas. Una de las balas había hecho volar un casco y media cabeza, y le había parecido ver un reflejo rubio. Detuvo el tanque un momento y miró a las víctimas.
—¡Dios mío, son niños y niñas!
Tu regere imperio fluctus Hispane memento
- urquhart
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LA FRACTURA
RESIDENCIA DE LA FAMILIA ARIAS, NAVALMORAL DE LA MATA
Noticias sin confirmar relatan que fuerzas acorazadas españolas en Flandes están siendo atacadas por soldados suicidas. Al parecer, y repito al parecer, estos suicidadas serían menores de edad, de ambos sexos. Una de las imágenes que hemos recibido, pendiente de confirmar su autenticidad, mostraría algunos de los capturados. Debemos la imagen al famoso fotoperiodista Henri Cartier-Bresson
Tras las noticias, el análisis de la jornada en Diario de Francia... Cuando quieras Josep...
Buenas tardes a todos... ya han oído y visto, los alemanes, atrapados, han tenido que recurrir a medidas desesperadas... el avance imparable de nuestras fuerzas, ha dejado descolocado al demoniaco Führer alemán, ¿a qué está dispuesto? Ya ha sacrificado a toda una generación, y ahora, está dispuesto a arrebatar el futuro a su país... Alemania, si, la gran Alemania que todos hemos admirado, escribe en estos momentos una de las páginas más negras de su Historia... Con nosotros tenemos a la Doctora María Gelabert, psicóloga clínica, y especialista en transtornos del comportamiento infantil y adolescente... ¿que puede decir a tenor de la imágen que vemos en pantalla?
Sin duda esos niños muestran caras de alivio... no de felicidad, pero sí de alivio. En algunos casos resignación, desde luego, pero no miedo... en el fondo creo que saben que han salvado sus vidas... muchos de ellos ya deben haber tenido un primer contacto con la muerte... padres, hermanos, e incluso compañeros...
Ya ven... no muestran miedo... ¿¿¿CÓMO ES POSIBLE???? Deberían estar atemorizados, lloriqueando... y por contra muestran alivio como indica la Doctora...
¿Por qué deberían mostrar miedo?
MIEDO NO!!!! PAVOR!!!! Y ¿por qué no lo muetran? fácil... nuestras trpas se comportan como una ONG... como leí hace unos años, como magdaleneros... repartiendo chucherías entre esos críos en lugar de plomo... ESCANDALO!!!!
Joder Antonio... este tío está loco... simplemente está alentando a nuestras fuerzas a matar a esos críos... ninguno de ellos estará ahí por su propia voluntad... deberían estar jugando....
Tienes razón MAría, este Rcarol se está pasando... dame el teléfono.... ¿Antena3?...
SAN SEBASTIAN DE LOS REYES, MADRID
Me da igual la audiencia Gloria... quiero que cortes de inmediato ese programa... me da igual que ayer tuvieramos el 55% de share... muy bien... aceptaré encantado tu dimisión si en dos minutos no hay otro programa en antena... me da absolutamente igual que nos demande... me estás entreteniendo para dilatar el apagón... espera que entra alguien en el despacho... no cuelgues
Don José... por la línea 2... el Fiscal General del Estado, y el Presidente de la Comisión Nacional de los Mercados... y en el vestíbulo varios miembros de la Guardia Civil...
Un momento, por favor... Gloria, apaga a ese chalado...
Noticias sin confirmar relatan que fuerzas acorazadas españolas en Flandes están siendo atacadas por soldados suicidas. Al parecer, y repito al parecer, estos suicidadas serían menores de edad, de ambos sexos. Una de las imágenes que hemos recibido, pendiente de confirmar su autenticidad, mostraría algunos de los capturados. Debemos la imagen al famoso fotoperiodista Henri Cartier-Bresson
Tras las noticias, el análisis de la jornada en Diario de Francia... Cuando quieras Josep...
Buenas tardes a todos... ya han oído y visto, los alemanes, atrapados, han tenido que recurrir a medidas desesperadas... el avance imparable de nuestras fuerzas, ha dejado descolocado al demoniaco Führer alemán, ¿a qué está dispuesto? Ya ha sacrificado a toda una generación, y ahora, está dispuesto a arrebatar el futuro a su país... Alemania, si, la gran Alemania que todos hemos admirado, escribe en estos momentos una de las páginas más negras de su Historia... Con nosotros tenemos a la Doctora María Gelabert, psicóloga clínica, y especialista en transtornos del comportamiento infantil y adolescente... ¿que puede decir a tenor de la imágen que vemos en pantalla?
Sin duda esos niños muestran caras de alivio... no de felicidad, pero sí de alivio. En algunos casos resignación, desde luego, pero no miedo... en el fondo creo que saben que han salvado sus vidas... muchos de ellos ya deben haber tenido un primer contacto con la muerte... padres, hermanos, e incluso compañeros...
Ya ven... no muestran miedo... ¿¿¿CÓMO ES POSIBLE???? Deberían estar atemorizados, lloriqueando... y por contra muestran alivio como indica la Doctora...
¿Por qué deberían mostrar miedo?
MIEDO NO!!!! PAVOR!!!! Y ¿por qué no lo muetran? fácil... nuestras trpas se comportan como una ONG... como leí hace unos años, como magdaleneros... repartiendo chucherías entre esos críos en lugar de plomo... ESCANDALO!!!!
Joder Antonio... este tío está loco... simplemente está alentando a nuestras fuerzas a matar a esos críos... ninguno de ellos estará ahí por su propia voluntad... deberían estar jugando....
Tienes razón MAría, este Rcarol se está pasando... dame el teléfono.... ¿Antena3?...
SAN SEBASTIAN DE LOS REYES, MADRID
Me da igual la audiencia Gloria... quiero que cortes de inmediato ese programa... me da igual que ayer tuvieramos el 55% de share... muy bien... aceptaré encantado tu dimisión si en dos minutos no hay otro programa en antena... me da absolutamente igual que nos demande... me estás entreteniendo para dilatar el apagón... espera que entra alguien en el despacho... no cuelgues
Don José... por la línea 2... el Fiscal General del Estado, y el Presidente de la Comisión Nacional de los Mercados... y en el vestíbulo varios miembros de la Guardia Civil...
Un momento, por favor... Gloria, apaga a ese chalado...
Tempus Fugit
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- General de Ejército
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- Registrado: 13 Ago 2014, 16:15
LA FRACTURA
La reunión se inició como siempre: el presidente, cuando recibía una mala noticia, preguntaba si se había confirmado, y el oficial de enlace lo confirmaba ¿Es que se pensaba que le iban a molestar con tonterías?
—Un equipo forense está inspeccionando aun los campos cercanos a Monampteuil…
—¿Dónde?
— Monampteuil, a algo más de cien kilómetros de París. Le sonará más como el Chemin des Dames. Allí se libraron varias batallas en la Primera Guerra Mundial, y es donde se ha producido el combate contra los niños soldado.
—Gracias, teniente coronel. Siga, por favor.
—Como desee, Presidente. Le decía que un equipo está inspeccionando el campo de batalla. Tiene que tomar muchas precauciones, pues no solo hay municiones sin estallar, sino que aun se producen combates intermitentes. Pero estima las bajas alemanas en unas cuatro mil. Por lo menos, la mitad son niños. Hemos capturado a unos cientos.
—¿Tan pocos?
—No hubo elección. Varios críos intentaron matar a nuestros soldados aparentando que se rendían, y nuestras tropas decidieron no arriesgarse. De hecho, la mayor parte de los prisioneros pertenecían a una unidad de reserva enemiga que no llegó a combatir. Tenemos también al jefe, un tal coronel Von Jesser, y a parte de su plana mayor, que al ser interrogada ha cantado como canarios.
El militar pasó un documento y siguió.
—Se trataba de la 279ª división de Volksgrenadier, es decir, de soldados del pueblo. Es una unidad de nuevo cuño formada por soldados procedentes de las unidades de ocupación en Polonia y niños de las juventudes nazis. Los niños han sido equipados con cargas antitanque. Tengo que decir que tras interrogar a los prisioneros, no tenemos seguridad de que se tratase de una unidad suicida, sino que muchos críos lo que intentaban era colocar bombas contra los tanques; pero los cabr**** que los enviaron pusieron unas mechas tan cortas que prácticamente eran instantáneas. Supongo que no se fiarían demasiado de la decisión de esos niños, que luego han resultado ser mucho más valientes que los hijos de p*** que los mandaron —señal del enfado era el lenguaje empleado, y que Samitier, siempre muy puntilloso con las formas, no le corrigiese—. Nuestras tropas, como le digo, no han querido correr riesgos y les entiendo. Además las bombas esas estaban mal diseñadas, y aunque pudiesen ser suficientes contra un panzer, no bastaban contra nuestros tanques. Afortunadamente hemos tenido pocas pérdidas.
—¿Qué edades tenían los niños?
—Revisando sus carnés, algunos tenían apenas doce años. También han muerto muchas niñas muchas niñas ¿desea ver fotografías?
A nadie le apetecía pero el presidente prefirió verlas antes que llegasen a la prensa. Como esperaba, le conmovieron. Especialmente la de una niña rubia con trenzas, a la que una bala le había arrancado la mitad del cráneo.
—Es intolerable ¿qué podemos hacer? —preguntó el Presidente.
—Pues legalmente, no mucho —dijo el ministro de Justicia—. Las convenciones sobre los niños soldados son muy posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Tan solo la Convención de la Haya habla de la protección de los menores de quince años, pero no prohíbe que sean reclutados.
—Horrible ¿Y si se aplica el código penal? El francés, el alemán, el que sea.
—Un equipo jurídico lo está investigando. Tal vez se pueda acusar a los jefes y a los organizadores de las unidades de secuestro o de explotación de menores, o incluso de asesinato en el caso de los niños suicidas.
—Hágalo. No quiero que ninguno de esos malnacidos vuelva a ver la luz. Empezando por ese Von ¿cómo?
—Von Jesser —intervino el teniente coronel—. Ese, precisamente, será uno de los que no vean la luz. La metralla le había dañado los ojos. Lamento decirle que Von Jesser ha tenido una prioridad muy baja a la hora de ser atendido por nuestros médicos. Creo que aun espera.
—Que sea el último. Aparte de eso ¿No se puede hacer nada? ¿Y si destruimos alguna otra ciudad?
El ministro de Exteriores Díaz, que había escuchado la conversación sin intervenir, miró las horribles fotos. Entonces dijo.
—Creo que tengo una idea.
—Un equipo forense está inspeccionando aun los campos cercanos a Monampteuil…
—¿Dónde?
— Monampteuil, a algo más de cien kilómetros de París. Le sonará más como el Chemin des Dames. Allí se libraron varias batallas en la Primera Guerra Mundial, y es donde se ha producido el combate contra los niños soldado.
—Gracias, teniente coronel. Siga, por favor.
—Como desee, Presidente. Le decía que un equipo está inspeccionando el campo de batalla. Tiene que tomar muchas precauciones, pues no solo hay municiones sin estallar, sino que aun se producen combates intermitentes. Pero estima las bajas alemanas en unas cuatro mil. Por lo menos, la mitad son niños. Hemos capturado a unos cientos.
—¿Tan pocos?
—No hubo elección. Varios críos intentaron matar a nuestros soldados aparentando que se rendían, y nuestras tropas decidieron no arriesgarse. De hecho, la mayor parte de los prisioneros pertenecían a una unidad de reserva enemiga que no llegó a combatir. Tenemos también al jefe, un tal coronel Von Jesser, y a parte de su plana mayor, que al ser interrogada ha cantado como canarios.
El militar pasó un documento y siguió.
—Se trataba de la 279ª división de Volksgrenadier, es decir, de soldados del pueblo. Es una unidad de nuevo cuño formada por soldados procedentes de las unidades de ocupación en Polonia y niños de las juventudes nazis. Los niños han sido equipados con cargas antitanque. Tengo que decir que tras interrogar a los prisioneros, no tenemos seguridad de que se tratase de una unidad suicida, sino que muchos críos lo que intentaban era colocar bombas contra los tanques; pero los cabr**** que los enviaron pusieron unas mechas tan cortas que prácticamente eran instantáneas. Supongo que no se fiarían demasiado de la decisión de esos niños, que luego han resultado ser mucho más valientes que los hijos de p*** que los mandaron —señal del enfado era el lenguaje empleado, y que Samitier, siempre muy puntilloso con las formas, no le corrigiese—. Nuestras tropas, como le digo, no han querido correr riesgos y les entiendo. Además las bombas esas estaban mal diseñadas, y aunque pudiesen ser suficientes contra un panzer, no bastaban contra nuestros tanques. Afortunadamente hemos tenido pocas pérdidas.
—¿Qué edades tenían los niños?
—Revisando sus carnés, algunos tenían apenas doce años. También han muerto muchas niñas muchas niñas ¿desea ver fotografías?
A nadie le apetecía pero el presidente prefirió verlas antes que llegasen a la prensa. Como esperaba, le conmovieron. Especialmente la de una niña rubia con trenzas, a la que una bala le había arrancado la mitad del cráneo.
—Es intolerable ¿qué podemos hacer? —preguntó el Presidente.
—Pues legalmente, no mucho —dijo el ministro de Justicia—. Las convenciones sobre los niños soldados son muy posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Tan solo la Convención de la Haya habla de la protección de los menores de quince años, pero no prohíbe que sean reclutados.
—Horrible ¿Y si se aplica el código penal? El francés, el alemán, el que sea.
—Un equipo jurídico lo está investigando. Tal vez se pueda acusar a los jefes y a los organizadores de las unidades de secuestro o de explotación de menores, o incluso de asesinato en el caso de los niños suicidas.
—Hágalo. No quiero que ninguno de esos malnacidos vuelva a ver la luz. Empezando por ese Von ¿cómo?
—Von Jesser —intervino el teniente coronel—. Ese, precisamente, será uno de los que no vean la luz. La metralla le había dañado los ojos. Lamento decirle que Von Jesser ha tenido una prioridad muy baja a la hora de ser atendido por nuestros médicos. Creo que aun espera.
—Que sea el último. Aparte de eso ¿No se puede hacer nada? ¿Y si destruimos alguna otra ciudad?
El ministro de Exteriores Díaz, que había escuchado la conversación sin intervenir, miró las horribles fotos. Entonces dijo.
—Creo que tengo una idea.
Tu regere imperio fluctus Hispane memento
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