http://es.wikipedia.org/wiki/Jes%C3%BAs_Hern%C3%A1ndez_Tom%C3%A1sPero el líder comunista español Jesús Hernàndez, antiguo ministro de la Educación nacional del gobierno de Largo Caballero, aprecia de otro modo la salida de las Brigadas.
Este miembro del ejecutivo de Komintern será traído, un poco más tarde a separarse del partido comunista y a exprimir sus posiciones sobre la Guerra de España, en un libro titulado: la Gran Traición.
" Otro aspecto de la responsabilidad soviética en la derrota española, escribe, fue la retirada de los voluntarios de las Brigadas Internacionales.
En el momento más dramático de nuestra resistencia sobre el Ebro, cuando el gobierno falta de soldados, acababa por movilizar totalmente a los jóvenes y los viejos de más de cuarenta y cinco años.
Moscú se decide a satisfacer las exigencias de París y de Londres retirando súbitamente del combate a los voluntarios de las Brigadas internacionales.
Este golpe odioso fue presentado como el resultado de un acuerdo de reciprocidad que debia traer la retirada de las tropas de Hitler y de Mussolini de la zona nacionalista.
Pero esta afirmación era, adivinamos, que mentira pura.
Moscú sabía muy bien que estas decenas de milles de voluntarios internacionales constituían un tesoro indispensable para sostener el espíritu y la combatividad de nuestros soldados republicanos, el tesoro particularmente precioso en la dura retirada donde necesitamos tanto no sentirse abandonados.
Moscú sabía que no habría reciprocidad en la zona franquista.
La URSS quería privar la República de toda posibilidad de resistencia posterior.
¿ Por qué ? "
¿ Por qué? Porque aparentemente, el interés de la " Patria de los Trabajadores ", Unión Soviética, pasaba antes de los interés de los trabajadores españoles, los trabajadores chinos y todos los demás movimientos proletarios del mundo.
Llegamos entonces a finales de este mes de octubre.
Durante todos estos días de sufrimientos y de angustias , Juan Negrin, escribe Jesus Hernàndez, dio el ejemplo de una fe la más ardiente .
Era tan a menudo sobre el Frente que en las unidades de combate, el rumor " Negrin vino, Negrin está aqui " casi corría diariamente y las caras se alumbraban de una sonrisa de agradecimiento, porque el Presidente compartía sus penas y sus glorias.
El general Franco, por su parte, pasaba menos tiempo en Burgos que a Alcaniz donde, había instalado su cuartel general.
Es está allí que redacta, a finales de octubre, la instrucción general n° 44, que marcan el principio de la fase final de la batalla del Ebro.
El 30 de octubre por la mañana, 175 piezas de artillería se desencadenan contra la Sierra de Caballs, objetivo asignado al nuevo cuerpo de ejército de Maestrazgo, que machacan una centena de aviones.
El 1° el noviembre la ofensiva es lanzada, aquel día de un solo arranque, los nacionalistas ocupan diecinueve posiciones republicanas sobre las crestas.
Hacen unos milles de presos, y los defensores dejan en el mismo sitio numerosas pérdidas de hombres.
El comandante del estado mayor republicano, el general Rojo, hace el imposible para aliviar a los combatientes del Ebro.
Ofensivas limitadas son lanzadas en el sector de Javalambre, sobre el Frente del Levante y en toda la región de Córdoba.
En los primeros días de noviembre, una tentativa para aflojar el abrazo será también hecho sobre el Frente norte, donde un cuerpo de ejército pasará el rio del Sègro para cortarle el camino de Lérida a Fraga.
El general de Villegas, dice que esta aventura resulto por una derrota .
" Los Rojos, escribe, tuvieron 5.000 muertos, lo abandonaron tanto como presos. Unidades enteras del Ejército rojo se rindieron a los nacionales, gritando " No tirar ".
Pero en este bolsillo del Ebro también la serie de los reveses es comenzada.
Por la noche del 1° al 2° de noviembre, el general Galera, toma de asalto las últimas alturas de la Sierra de Pandols tenidas por los Republicanos. Alcanza el pueblo de Pinell y van hasta el río.
El solo agresor republicano que subsistía en el sur de Gandesa es rectificado.
El Frente es ahora todo derecho, un bono décimo del bolsillo es reducido, todo el ejército franquista alcanzó los objetivos fijados por el generalísimo.
El 4 de noviembre, el pueblo de Miravert cae a su vuelta. Los hombres de Lister se agarraron a eso desesperadamente. Las tropas republicanas son agotadas, sufren pérdidas horrorosas y, implacablemente, tal una máquina que no se puede parar, el ejército nacionalista persigue su avanzada.
Preparan un ataque trayendo delante del objetivo, un número más grande y posible de piezas de artillería.
Aplastan, rompen todo lo que esta delante , luego lanzan al asalto de las unidades reducidas a un o dos batallones encuadrados por vehículos blindados.
La posición se lleva así la mayoría de las veces al término de combates feroces a la arma blanca contra los supervivientes de esos diluvios del fuego de la artillería.
El 7, es la última curva de la batalla, los hombres de Yagüe se llevan el monte Picosa, atropellado aplastado bajo las bombas.
Sus 496 metros dominan el rio del Ebro, sensiblemente es el corazón del bolsillo del Ebro.
Después de las crestas de la Sierra de Pandols y la de Caballs, es la última altura del sistema defensivo republicano. De hecho, aquel día, mientras que caiga la noche, los primeros regimientos de tabors entran en el pequeño pueblo de Mora del Ebro.
En este instante, Modesto sabe que la batalla del Ebro irremediablemente está perdida.
El Frente que había instalado delante de Gandesa, a 40 kilómetros en el oeste del río, ahora a caido, como él mismo había perforado el Frente nacionalista en los glorioso últimos días de julio.
La sola cosa que le queda hacer, es replegarse con calma, entregando combates si posibles de retraso con las últimas tropas que le quedan.
Hay que evitar que la retirada se transforme en desastre, para repetir la estrategia táctica de Franco, hay que evitar la explotación del adelanto del adversario.
Los Republicanos disponen sólo de seis baterías de artillería para cubrir la jubilación.
El 14, los Nacionalistas que progresan desde principios de noviembre, el tiempo se puso al frío, el invierno es tan duro como el verano es ardiente. El cielo se hace día tras día más pesado, más sombrío, olemos que pronto va a nevar....
Los Republicanos disponen sólo de seis baterías de artillería para cubrir la jubilación.
El 14, los Nacionalistas que progresan hacia el norte, entran en el pueblo de Fatarella, en el momento en el que los primeros copos de nieve caen.
Por milagro, la nieve comienza a suavizar los contornos de las paredes estropeadas, vigas se levantan en signo de llamada a la piedad, la nieve comienza a recubrir cuerpos acurrucados que prefirieron morir más bien que de retirarse.
Flix, en meandro del río, en el nordeste del rizo, padece a su vuelta, y es el fin.
El ejército nacionalista casi ocupa complétement la curva del Ebro, que rueda sus flujos sombríos en un decorado de desolación.
Los Falangistas, como los Navarros, los "Requetés" como los legionarios, el soldado de infantería andaluz , así como el "Regular" marroquí o español contemplan la orilla opuesta.
Aquel día las tropas nacionalistas agarraron 1.300 fusiles, 27 ametralladoras. Los últimos "Rojos" son aculados al borde del río.
El 15 de noviembre, no queda más uno sobre la orilla norte del río, afirma el general Diaz de Villegas.
No es deacuerdo sobre este punto de vista de Hugt Thomás que precisa:
" El 18, los últimos elementos republicanos dejaban la orilla norte del Ebro ".
Entre los muy últimos que pasan el agua, los periodistas correspondientes de guerra, entre los que algunos iban a dejar testimonios notables sobre este drama de nuestro tiempo:
Herberto Matthews, del New York Times, James Vincent Sheean, Henry Buckley de la agencia " Reuter " que se instalará más tarde definitivamente en Madrid, dónde dirigirá la oficina de su agencia y el americano célebre, Ernesto Hemingway.
De todas formas, el 15, el ministro de la Defensa publica en Barcelona un comunicado según el cual,obedeciendo a un plano detenidamente estudiado del alto mando republicano, los fines buscados en la táctica de desgaste aplicada desde el 25 de julio que ampliamente ha padecido.
Las tropas españolas en una maniobra voluntaria y metódica de doblez, se retiraron sobre la orilla del río, reintegrando las posiciones que ocupaban, antes del 25 de julio. "
Las pérdidas Rojas, dice en sustancia el
general de Villegas, pueden ser estimadas entre 80 y 100.000 hombres.
( El total parece exagerado, acercamos en la cifra de 50.000 hombres).
Hicimos exactamente 19.563 presos. Sobre los 100.000 hombres que había atravesado el Ebro el 25 de julio,
15.000 solamente, aproximadamente lo repasaron en noviembre. "
90.000 hombres idos al asalto, 20.000 solamente repasaban el río en buena orden, a pesar de la presión enemiga, anota por su parte
Jesús Hernàndez.