Guerra de Cuba y Filipinas 1898: ¿Pudimos hacerlo mejor?
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Entonces, ¿Cervera actuaba como capitan del Infanta Maria Teresa y a esto se refiere Evans?
No fue la "hazaña más sublime de cuantas guarda la historia de la marina", pero si es una muestra de valor a reconocer, más o menos como el Reina Cristina, pero sin llegar por ejemplo al San Juan Neopomuceno.
Es que pensaba que se lo dirigia como Almirante de la Flota y no sabia si era reconchineo, magnanimidad de vencedor o que
Saludos
No fue la "hazaña más sublime de cuantas guarda la historia de la marina", pero si es una muestra de valor a reconocer, más o menos como el Reina Cristina, pero sin llegar por ejemplo al San Juan Neopomuceno.
Es que pensaba que se lo dirigia como Almirante de la Flota y no sabia si era reconchineo, magnanimidad de vencedor o que
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- Kalma_(FIN)
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Hombre,tienes que tener en cuenta que la maniobra del Teresa para salvar al resto fue pensada por Cervera.No actuaba como comandante de su navio,pero seguramente ésa actuación la ordenaria él.El valor de Cervera quedó bien acreditado en aquella ocasion(y del CN Victor Concas,el comandante del Teresa, que habia apoyado a Bustamante cuando este propuso la salida nocturna),ahora bien,el titulo de la hazaña más grande de la Marina le queda un poco lejos,porque realmente con su valerosa maniobra no logró nada,y mejor salvacion hubiese obtenido para sus hombres de haberle hecho caso a su jefe de EM,quien moriría posteriormente como un valiente en los combates terrestres por la isla.
Saludos
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"Guarda con ello, como un tesoro, los nombres de los miles de héroes que cayeron por Marruecos y no contra Marruecos". General Alfredo Paniagua.
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Pero reconoceme que para valentía y saber hacer el del Sandoval y el resto de pequeñas unidades en Cardenas y Manzanillo.
No seré yo el que critique el valor de Cervera, pero lanzarse en plan kamikace contra la fota enemiga es una prueba de valor y determinación, pero no la quiero en los almirantes. Estos que conserven la cabeza fria y los pies calientes y no al contrario como nos suele pasar a los españoles las más de las veces.
En palabras del Gran Capitan:
Saludos.
P.D. Podríamos entrar tambien en las operaciones por tierra, donde al menos si vendimos cara nuestra piel
No seré yo el que critique el valor de Cervera, pero lanzarse en plan kamikace contra la fota enemiga es una prueba de valor y determinación, pero no la quiero en los almirantes. Estos que conserven la cabeza fria y los pies calientes y no al contrario como nos suele pasar a los españoles las más de las veces.
En palabras del Gran Capitan:
- "No acostumbro a combatir cuando quieren mis enemigos, sino cuando lo piden la ocasión y las circunstancias."
Saludos.
P.D. Podríamos entrar tambien en las operaciones por tierra, donde al menos si vendimos cara nuestra piel
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No fue Cervera
"No acostumbro a combatir cuando quieren mis enemigos, sino cuando lo piden la ocasión y las circunstancias."
Gran cita, pero lejos quedaba la época de gloria del Gran Capitán, y en la Guerra de Cuba hubo que recurrir a aquella otra de Méndez Núñez de "Más vale honra sin barcos que barcos sin honra"
La decisión del Almirante Cervera de salir era una locura, pero él era el primero que sabía lo que iba a suceder. Sin embargo, el 2 de julio había recibido una orden terminante del capitán general Blanco, la mayor autoridad militar de Cuba, para salir de su refugio y dirigirse a La Habana, por lo que en mi opinión la responsabilidad del desastre de Santiago es de Blanco, no de Cervera.
Y la decisión de Blanco se sustentó en buena parte en el avance por tierra de las tropas estadounidenses, que podían tomar Santiago en pocos días, aunque el apoyo de la flota hubiera ayudado a la defensa de la plaza. Pero la posibilidad de que la flota cayera en manos del enemigo era aún más temida que la de que ésta se fuera a pique.
Gran cita, pero lejos quedaba la época de gloria del Gran Capitán, y en la Guerra de Cuba hubo que recurrir a aquella otra de Méndez Núñez de "Más vale honra sin barcos que barcos sin honra"
La decisión del Almirante Cervera de salir era una locura, pero él era el primero que sabía lo que iba a suceder. Sin embargo, el 2 de julio había recibido una orden terminante del capitán general Blanco, la mayor autoridad militar de Cuba, para salir de su refugio y dirigirse a La Habana, por lo que en mi opinión la responsabilidad del desastre de Santiago es de Blanco, no de Cervera.
Y la decisión de Blanco se sustentó en buena parte en el avance por tierra de las tropas estadounidenses, que podían tomar Santiago en pocos días, aunque el apoyo de la flota hubiera ayudado a la defensa de la plaza. Pero la posibilidad de que la flota cayera en manos del enemigo era aún más temida que la de que ésta se fuera a pique.
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Re: No fue Cervera
Roy Mustang escribió:La decisión del Almirante Cervera de salir era una locura, pero él era el primero que sabía lo que iba a suceder. Sin embargo, el 2 de julio había recibido una orden terminante del capitán general Blanco, la mayor autoridad militar de Cuba, para salir de su refugio y dirigirse a La Habana, por lo que en mi opinión la responsabilidad del desastre de Santiago es de Blanco, no de Cervera.
Y la decisión de Blanco se sustentó en buena parte en el avance por tierra de las tropas estadounidenses, que podían tomar Santiago en pocos días, aunque el apoyo de la flota hubiera ayudado a la defensa de la plaza. Pero la posibilidad de que la flota cayera en manos del enemigo era aún más temida que la de que ésta se fuera a pique.
De acuerdo, pero el responsable de que estuviera embotellada en Santiago fue el propio Cervera. Él se metió en la ratonera y la flota estaba ya perdida. Con la inestimable ayuda de Arsenio Linares Pombo, otro de los principales culpables del desastre.
Caló el chapeo, requirió la espada, miró al soslayo, fuese y no hubo nada.
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Si, está claro lo que comentais, fue él quien decidió meterse en Santiago para aprovisionarse, cuando hubiese sido mucho más sensato ir a Puerto Rico o directamente a La Habana; y también que la manera de salir para que los estadounidenses hagan tiro al pichón es cosa suya. Pero sin órdenes de arriba posiblemente el almirante no habría salido todavía, y la flota podría haber contribuído a la defensa de Santiago, al aportar una poderosa artillería y un millar de soldados en buen estado de salud a la guarnición.
Y también hay que recordar que el problema no fue meterse en Santiago de Cuba, pues fue algo que sorprendió totalmente a la flota estadounidense, que tardó mucho en reaccionar, pues no barajaba la opción de Santiago como posible destino de la armada de Cervera (pensaban en Puerto Rico o Cienfuegos, y estuvieron varios días dudando), el problema fue no salir en 10 días, y eso es culpa de Cervera, pero también de los problemas de comunicación entre los mandos, de la escasez de carbón y de la ausencia de un plan de acción. Cervera estaba tan mal informado que parece ser que incluso preguntó por la comunicación por tierra entre Cienfuegos y La Habana, sin saber que había ferrocarril.
Y estoy de acuerdo con el ultimo de baler en lo de que estaría bien hablar más de las operaciones por tierra, porque el desastre naval fue tan grande que a veces se olvidan las luchas en Las Guásinas, El Caney, lomas de San Juan y Santiago en las que por lo menos el honor del ejército quedó salvado.
De la lucha por Santiago siempre me resultó curioso lo bien que le vino a Toral que la flota americana hiciera algunos disparos contra el buque Reina Mercedes, pues esto, que en términos militares no sirvió para nada, hizo cundir el pánico y que 20.000 personas abandonasen la ciudad el 5 de julio hacia el Caney. Eran 20.000 bocas más para alimentar de los sitiadores, y un tremendo alivio a las escasillas reservas españolas.
Y también hay que recordar que el problema no fue meterse en Santiago de Cuba, pues fue algo que sorprendió totalmente a la flota estadounidense, que tardó mucho en reaccionar, pues no barajaba la opción de Santiago como posible destino de la armada de Cervera (pensaban en Puerto Rico o Cienfuegos, y estuvieron varios días dudando), el problema fue no salir en 10 días, y eso es culpa de Cervera, pero también de los problemas de comunicación entre los mandos, de la escasez de carbón y de la ausencia de un plan de acción. Cervera estaba tan mal informado que parece ser que incluso preguntó por la comunicación por tierra entre Cienfuegos y La Habana, sin saber que había ferrocarril.
Y estoy de acuerdo con el ultimo de baler en lo de que estaría bien hablar más de las operaciones por tierra, porque el desastre naval fue tan grande que a veces se olvidan las luchas en Las Guásinas, El Caney, lomas de San Juan y Santiago en las que por lo menos el honor del ejército quedó salvado.
De la lucha por Santiago siempre me resultó curioso lo bien que le vino a Toral que la flota americana hiciera algunos disparos contra el buque Reina Mercedes, pues esto, que en términos militares no sirvió para nada, hizo cundir el pánico y que 20.000 personas abandonasen la ciudad el 5 de julio hacia el Caney. Eran 20.000 bocas más para alimentar de los sitiadores, y un tremendo alivio a las escasillas reservas españolas.
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Para eso no es una flota. Es como si las fuerzas de la base de Torrejón se defendieran con las unidades de tierra y desmontando los Vulcan de los F-18 y éstos quedaran en tierra.Pero sin órdenes de arriba posiblemente el almirante no habría salido todavía, y la flota podría haber contribuído a la defensa de Santiago, al aportar una poderosa artillería y un millar de soldados en buen estado de salud a la guarnición.
Caló el chapeo, requirió la espada, miró al soslayo, fuese y no hubo nada.
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CVR escribió:Para eso no es una flota. Es como si las fuerzas de la base de Torrejón se defendieran con las unidades de tierra y desmontando los Vulcan de los F-18 y éstos quedaran en tierra.
Naturalmente, pero una vez que te han hecho un bloqueo como ese, una flota con mucho mayor alcance y poder de fuego, tienes dos opciones: salir de la bahía para ser destruido, o quedarte y tratar de ayudar a que la plaza donde estás atracado no sea capturada.
Cervera estaba por elegir la segunda opción, pero Blanco se decantó por la primera ya que temía el desastre moral que podía haber supuesto una captura de la flota. También fueron muy insistentes los rumores, que llegaron a los propios oficiales de la armada, de que el Gobierno español de Sagasta deseaba una derrota rápida de la flota, pues la consideraba el método más rápido y con menos pérdidas para llegar a la mesa de negociaciones.
Al fin y al cabo, si fuimos a la guerra con Estados Unidos fue probablemente para que el sistema de la Restauración no se viniera abajo. Y haciendo un análisis político, económico y social, el conocido como "desastre del 98" no fue tal. Sólo resultó ser un desastre en lo militar y en lo moral.
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Roy Mustang escribió:CVR escribió:Para eso no es una flota. Es como si las fuerzas de la base de Torrejón se defendieran con las unidades de tierra y desmontando los Vulcan de los F-18 y éstos quedaran en tierra.
Naturalmente, pero una vez que te han hecho un bloqueo como ese, una flota con mucho mayor alcance y poder de fuego, tienes dos opciones: salir de la bahía para ser destruido, o quedarte y tratar de ayudar a que la plaza donde estás atracado no sea capturada.
Cervera estaba por elegir la segunda opción, pero Blanco se decantó por la primera ya que temía el desastre moral que podía haber supuesto una captura de la flota. También fueron muy insistentes los rumores, que llegaron a los propios oficiales de la armada, de que el Gobierno español de Sagasta deseaba una derrota rápida de la flota, pues la consideraba el método más rápido y con menos pérdidas para llegar a la mesa de negociaciones.
Al fin y al cabo, si fuimos a la guerra con Estados Unidos fue probablemente para que el sistema de la Restauración no se viniera abajo. Y haciendo un análisis político, económico y social, el conocido como "desastre del 98" no fue tal. Sólo resultó ser un desastre en lo militar y en lo moral.
En absoluto estoy deacuerdo contigo, en primer lugar y empezando por el final, España no fue a la guerra contra EE.UU., la guerra nos vino impuesta por las ansias expansionistas de los norteamercianos. Así, en el "Manifiesto de Ostende", en 1850, los americanos ya dejan claro que deben quedarse con Cuba, bien por la compra, bien por la armas si las negociaciones no llegan a buen puerto.
Más cercano a la guerra, cuando estalla el Maine, a las autoridades españolas no se les permite examinar el barco e incluso cuando España solicita una mediacion internacional los norteamericanos se niegan, lo que unido a la verficacion posterior de que efectivamente el Maine había sufrido una explosion interna, deja bien claro que los americanos utilizaron esta desgracia como casus beli.
Los USA declaran el bloqueo Cuba el 21 de Abril, junto con el apresamiento de varios vapores españoles, España declara la guerra a EE.UU. el 23 y USa el 25 con efecto retroactivo al 21 para justificar estos apresamientos.
Respecto a lo primero, si bien como ya a quedado dicho, la peor opcion era encerrarse en Santiago, una vez allí, tenía más posibilidades de exito la salida nocturna que pregonizaba Bustamante con el torpedeamiento de los acorazados norteamericanos por parte de los destructores españoles, o en su defecto la salida al ocaso disminuyendo las horas de luz que tenían los americanos para el bombardeo y aumentando las posibilidades de escarpar de la flota.
Es casi seguro que el Cristobal Colón lo hubiese conseguido ya que a punto estubo y solo se perdió cuando agotado el carbón de alta calidad vio disminuida su velocidad y fue presa facil de los americanos.
Saludos
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Tienes razón en que España hizo lo posible para evitar el enfrentamiento, incluso aceptando el armisticio incondicional que había exigido McKinley, lo cual era un duro golpe para el orgullo español. Pero cuando se ve que la situación es desesperada, que ninguna potencia apoyará a España y que Estados Unidos no se detendrá, al Gobierno Español sólo le queda aceptar la oferta de Woodford para vender la isla, o prepararse para una inminente guerra con los americanos.
Y si Cuba no se podía vender, cuando se sabía que estaba perdida, era por el temor a que se produjera un alzamiento militar en España y el Régimen de la Restauración se viniera abajo.
En palabras de Sebastian Balfour, corroboradas por la mayor parte de la historiografía reciente española: "vender Cuba no era una opción admisible para España y la guerra era necesaria a fin de mantener la paz dentro del país; es decir, la guerra era el´único medio honroso por el que España podía perder lo poco que le quedaba de su vasto imperio colonial. Por lo tanto, es posible conjeturar que el régimen fue a la guerra con Estados Unidos sabiendo que España sería derrotada pero con la creencia de que la guerra y la derrota serían el mal menor" (BALFOUR, S: El Fin del Imperio Español (1898-1923), Crítica, Barcelona, 1997, pag.36).
El propio Conde de Romanones, reconoció a principios de siglo que la mayoría de la clase política española conocía el potencial de los Estados Unidos, pero no así la opinión pública, que no se contentaría con concesiones al chantaje norteamericano.
España en el siglo XIX era el "país de los alzamientos", el hecho de que ante algo tan grave como la pérdida de Cuba no se produjera ninguno es una prueba de que "salió bien".
Respecto a lo otro, de noche los americanos tenían la salida bien iluminada, y el estado de la flota era lamentable, no estaba en condiciones de plantar batalla. Nadie mejor que el propio Cervera para indicarlo:
“Creo mi deber exponer el estado de la Escuadra. De 3000 cargas para cañón Hontoria de 14, solo 620 son de confianza, las demás han sido clasificadas inútiles, no habiéndose reemplazado por faltar existencias a la salida; dos cañones Hontoria de 14 del Vizcaya y uno del Oquendo no ofrecen confianza habiéndose mandado cambiar por otros; el mayor numero de los estopines ofrece poca confianza, carecemos de torpedos Bustamente; al Colón le falta su artillería gruesa; Vizcaya está muy sucio y ha perdido su velocidad; Teresa no tiene cañones de desembarco y los del Vizcaya y Oquendo están inútiles, tenemos poco carbón y víveres para todo julio. Escuadra de Bloqueo es cuatro veces superior, por lo que la salida será nuestra destrucción absolutamente segura. Tengo mucha gente en tierra para reforzar la guarnición, de la que me considero solidario [...] Como es absolutamente imposible que la Escuadra escape en estas condiciones, pienso resistir cuanto pueda y destruir los buques en último extremo".
A esto contestó Blanco que creía que la escuadra debía abandonar Santiago y, demostrando que no estaba al corriente, aseguraba que el mismo solo estaba bloqueado por siete buques. Cervera, en despacho fechado el 25, le aclaraba:
“No es exacto que la Escuadra de Bloqueo haya estado reducida nunca a siete buques; solo los seis principales representa más de triple fuerza que los cuatro míos. La falta de baterías que mantengan a distancia a la escuadra enemiga, hace que esté siempre cerca de la boca del puerto, que iluminan, imposibilitando toda salida que no sea a viva fuerza. En mi juicio la salida implica seguramente la perdida de la escuadra y del mayor número de sus tripulantes, determinación que yo no tomaría nunca por mí, pero si VE me lo ordena lo ejecutaré. La pérdida de la escuadra se decretó, en mi juicio, al hacerla venir para aquí, de modo que no me ha sorprendido esta dolorosa situación. VE ordenará si marchamos a este sacrificio que creo estéril.”
Y Blanco volvió a demostrar sus grandes conocimientos con un “Me parece que exagera VE algo dificultades salida; no se trata de combatir, sino de escapar de ese encierro”. Ni que fuera fácil...
Sobre el sacrificado Cervera cayó también el ministro Auñón quien reiteró las instrucciones de abandonar el puerto, y finalmente, en la noche del 1º de julio, ordenaba el general Blanco que la escuadra se hiciese a la mar.
Un saludo
Y si Cuba no se podía vender, cuando se sabía que estaba perdida, era por el temor a que se produjera un alzamiento militar en España y el Régimen de la Restauración se viniera abajo.
En palabras de Sebastian Balfour, corroboradas por la mayor parte de la historiografía reciente española: "vender Cuba no era una opción admisible para España y la guerra era necesaria a fin de mantener la paz dentro del país; es decir, la guerra era el´único medio honroso por el que España podía perder lo poco que le quedaba de su vasto imperio colonial. Por lo tanto, es posible conjeturar que el régimen fue a la guerra con Estados Unidos sabiendo que España sería derrotada pero con la creencia de que la guerra y la derrota serían el mal menor" (BALFOUR, S: El Fin del Imperio Español (1898-1923), Crítica, Barcelona, 1997, pag.36).
El propio Conde de Romanones, reconoció a principios de siglo que la mayoría de la clase política española conocía el potencial de los Estados Unidos, pero no así la opinión pública, que no se contentaría con concesiones al chantaje norteamericano.
España en el siglo XIX era el "país de los alzamientos", el hecho de que ante algo tan grave como la pérdida de Cuba no se produjera ninguno es una prueba de que "salió bien".
Respecto a lo otro, de noche los americanos tenían la salida bien iluminada, y el estado de la flota era lamentable, no estaba en condiciones de plantar batalla. Nadie mejor que el propio Cervera para indicarlo:
“Creo mi deber exponer el estado de la Escuadra. De 3000 cargas para cañón Hontoria de 14, solo 620 son de confianza, las demás han sido clasificadas inútiles, no habiéndose reemplazado por faltar existencias a la salida; dos cañones Hontoria de 14 del Vizcaya y uno del Oquendo no ofrecen confianza habiéndose mandado cambiar por otros; el mayor numero de los estopines ofrece poca confianza, carecemos de torpedos Bustamente; al Colón le falta su artillería gruesa; Vizcaya está muy sucio y ha perdido su velocidad; Teresa no tiene cañones de desembarco y los del Vizcaya y Oquendo están inútiles, tenemos poco carbón y víveres para todo julio. Escuadra de Bloqueo es cuatro veces superior, por lo que la salida será nuestra destrucción absolutamente segura. Tengo mucha gente en tierra para reforzar la guarnición, de la que me considero solidario [...] Como es absolutamente imposible que la Escuadra escape en estas condiciones, pienso resistir cuanto pueda y destruir los buques en último extremo".
A esto contestó Blanco que creía que la escuadra debía abandonar Santiago y, demostrando que no estaba al corriente, aseguraba que el mismo solo estaba bloqueado por siete buques. Cervera, en despacho fechado el 25, le aclaraba:
“No es exacto que la Escuadra de Bloqueo haya estado reducida nunca a siete buques; solo los seis principales representa más de triple fuerza que los cuatro míos. La falta de baterías que mantengan a distancia a la escuadra enemiga, hace que esté siempre cerca de la boca del puerto, que iluminan, imposibilitando toda salida que no sea a viva fuerza. En mi juicio la salida implica seguramente la perdida de la escuadra y del mayor número de sus tripulantes, determinación que yo no tomaría nunca por mí, pero si VE me lo ordena lo ejecutaré. La pérdida de la escuadra se decretó, en mi juicio, al hacerla venir para aquí, de modo que no me ha sorprendido esta dolorosa situación. VE ordenará si marchamos a este sacrificio que creo estéril.”
Y Blanco volvió a demostrar sus grandes conocimientos con un “Me parece que exagera VE algo dificultades salida; no se trata de combatir, sino de escapar de ese encierro”. Ni que fuera fácil...
Sobre el sacrificado Cervera cayó también el ministro Auñón quien reiteró las instrucciones de abandonar el puerto, y finalmente, en la noche del 1º de julio, ordenaba el general Blanco que la escuadra se hiciese a la mar.
Un saludo
Última edición por Roy Mustang el 07 Ago 2007, 01:58, editado 2 veces en total.
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Y también hay que recordar que el problema no fue meterse en Santiago de Cuba, pues fue algo que sorprendió totalmente a la flota estadounidense, que tardó mucho en reaccionar, pues no barajaba la opción de Santiago como posible destino de la armada de Cervera (pensaban en Puerto Rico o Cienfuegos, y estuvieron varios días dudando), el problema fue no salir en 10 días, y eso es culpa de Cervera, pero también de los problemas de comunicación entre los mandos, de la escasez de carbón y de la ausencia de un plan de acción.
No faltaba carbón en Santiago,según un estudio del T.N. de 1ª Clase Muller y Tejeiro,segundo comandante del puerto,habría 2300 toneladas de Cardiff,suficientes para llenar mas de la mitad de las carboneras de los 6 buques de Cervera,y otras 1200 toneladas de carbon de inferior calidad.El problema era que escaseaban los medios para embarcar el carbón.
Y como comprenderás la decisión de entrar en Santiago no facilitó mucho plan de acción alguno.De hecho todos los anteriores planes se vieron trastornados,y por ejemplo los vapores que debian sostener logisticamente las operaciones de la escuadra fueron capturados,acabaron en San Juan donde no encontraron a la escuadra desembarcando su carga,o volvieron a la peninsula.
Tampoco,como comenta el Ultimo de Baler,era la unica forma de salir posible.Pero bueno,estoy de acuerdo con que se podria hablar mas de fuerzas terrestres...Que con la total aniquilacion de la escuadra podian dar la guerra por perdida por muy cara que resultase la victoria al rival;Creo que nadie puede dudar del cariz decisivo de las operaciones navales en la guerra.
“Creo mi deber exponer el estado de la Escuadra. De 3000 cargas para cañón Hontoria de 14, solo 620 son de confianza, las demás han sido clasificadas inútiles, no habiéndose reemplazado por faltar existencias a la salida; dos cañones Hontoria de 14 del Vizcaya y uno del Oquendo no ofrecen confianza habiéndose mandado cambiar por otros; el mayor numero de los estopines ofrece poca confianza, carecemos de torpedos Bustamente; al Colón le falta su artillería gruesa; Vizcaya está muy sucio y ha perdido su velocidad; Teresa no tiene cañones de desembarco y los del Vizcaya y Oquendo están inútiles, tenemos poco carbón y víveres para todo julio. Escuadra de Bloqueo es cuatro veces superior, por lo que la salida será nuestra destrucción absolutamente segura. Tengo mucha gente en tierra para reforzar la guarnición, de la que me considero solidario [...] Como es absolutamente imposible que la Escuadra escape en estas condiciones, pienso resistir cuanto pueda y destruir los buques en último extremo".
Por partes:
En efecto,se habian mandado revisar los casi 3000 proyectiles de los 3 buques del tipo Vizcaya,habiendose observado defectos en su fabricacion,llegando muy deteriorados de la fabrica.620 habian sido declarados utiles,faltaba examinar el resto,lo que no quiere decir que fueran inutiles,sino que seguramente habia más defectuosos entre ellos.
Es cierto que 3 piezas de 140 mm del Vizcaya y del Oquendo parecian defectuosas,y temiendose algun accidente se recomendó su sustitucion,pero como los buques no regresaron a España no se pudieron sustituir o reparar.En cualquier caso ése tipo de problemas tambien existian en el adversario,aunque seguramente de menor gravedad.
Los torpedos bustamante eran en realidad las minas diseñadas por éste CN(Y que fallaron indefectiblemente en la guerra,pese a haber dado buen comportamiento en pruebas),que podian ser utiles para defender los fondeaderos de la escuadra,o incluso,para algun minado ofensivo en las rutas norteamericanas.Pero Cervera no pensaba en la ofensiva,y para la defensiva todos los puertos de Cuba y San Juan de Puerto Rico habian sido minados tambien.
El asunto de los cañones de 254 mm del Colon fue sin duda irritante;No se le montaron por fallar en las pruebas,Cervera siempre insistio en que lo hicieran,o que les montasen unos de 200 mm.Sin embargo ésto no era decisivo por la escasa precision de la artilleria pesada de la epoca.Por entonces no existian las direcciones de tiro que emplearian con posterioridad los Dreadnought para el tiro en salvas,las alzas eran reguladas por las dotaciones de cada pieza.Las pesadas tenian bajisima cadencia de tiro,lo que hacia que se tuviese que esperar mucho tiempo para recargar y en funcion del resultado corregirlo.Por todo ello se solian reservar mas bien para golpear al adversario a bocajarro,a distancias de "Melee" y buena prueba de ello es que ninguno de los 6 cañones de 280 mm acertó el tiro,y el rival con sus 18 piezas de 305 a 320 mm sólo encajo dos granadas a quemarropa sobre el Teresa.La verdadera fuerza del Colon era su velocidad y su bateria media de 16 cañones de 152 y 120 mm.
El asunto de las piezas de desembarco?Aunque teóricamente todos los cruceros españoles debian llevarlo,el Teresa no los cargaba,lo que sin dudas puede achacarse a la clasica dejadez que no poco contribuyo al desastre como en tantas otras ocasiones.Pero el hecho es que en una campaña naval como se le habia ordenado,escasa relevancia tenian las piezas de desembarco,salvo para usarlas para apoyar al ejército.
La velocidad del Vizcaya(cuyos fondos fueron limpiados parcialmente con ayuda de buzos antes de la salida hacia el atlántico de la Escuadra desde Cabo Verde) era pese a todo superior a la de Sampson,siempre,claro esta,que este no quisiese dispersar sus buques y de forma considerable.Se ha mencionado ya en el hilo.
Saludos.
Última edición por Kalma_(FIN) el 07 Ago 2007, 02:06, editado 1 vez en total.
"Guarda con ello, como un tesoro, los nombres de los miles de héroes que cayeron por Marruecos y no contra Marruecos". General Alfredo Paniagua.
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Intentaré mañana postear algo sobre las operaciones terrestres, solo para dejar reseña del valor y el buen hacer de nuestras tropas, puesto que con la flota hunidia o bloqueada, tanto da, la suerte de Cuba estaba echada, los mil hombres de la flota que cita Roy Mustang no creo que hubiesen servido de mucho ya que hay que recordar que Santiago estaba en territorio hostil, dominado por los manbises y baste ver las dificultades con las que tropezó la columna Escario para llegar a Santiago, para convertirse una vez allí en una carga más que una ventaja debido a la falta de alimentos.
Con la flota en la Habana, los americanos hubiesen tenido que desembarcar cerca de la capital, en territorio leal y a lo mejor otra suerte hubiese sonreido a nuestras armas (a corto plazo), mucho más en la siempre fiel Puerto Rico.
Saludos
Con la flota en la Habana, los americanos hubiesen tenido que desembarcar cerca de la capital, en territorio leal y a lo mejor otra suerte hubiese sonreido a nuestras armas (a corto plazo), mucho más en la siempre fiel Puerto Rico.
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Al final, las guerras se ganan o se pierden en las negociaciones.....y aqui otra vez mas, se perdió.
EL TRATADO DE PARIS.
Ya al principio de la guerra, Inglaterra y Francia intentaron una mediación entre los dos contendientes cuando vieron que la presunta lucha por los derechos de las colonias españolas a la independencia ocultaba el deseo americano de hacerse con el control del Pacífico y el Caribe, en detrimento de las potencias europeas. En aplicación de la Doctrina Monroe, "América para los americanos ", McKinley rechazó la intervención europea en el deseo de prolongar la guerra. Cuanto más durase ésta, más posibilidades habría de empezar la senda hacia la hegemonía mundial. Fue en este momento cuando Europa empezó a sospechar que América sería para los EE.UU., también.
Las derrotas de Santiago de Cuba y Cavite y los desembarcos americanos en Puerto Rico, Cuba y Filipinas hacían insostenible la posición española en la guerra. El Gobierno liberal de Sagasta comprendió que nada podía hacerse por reforzar a las tropas españolas en las colonias sin una marina capaz de forzar el bloqueo americano. A ello había que añadir la posibilidad de un ataque americano a las Islas Canarias y al Estrecho de Gibraltar, algo que preocupaba no sólo al Gobierno Español, sino también a Francia e Inglaterra. Tras vencer la resistencia del ejército, que quería seguir combatiendo, Sagasta pidió a Francia que sondeara la posibilidad de llegar a un acuerdo de paz con EE.UU. El 18 de julio de 1898, el Ministro de Estado español, Duque de Almodóvar del Río, solicita autorización al Gobierno Francés para que su embajador en Washington, Jules Cambon, entregara al Presidente americano un mensaje solicitando la suspensión de las hostilidades. Se autorizó igualmente, que Jules Cambon pudiera responder, en nombre de España, a las propuestas americanas.
El gobierno Sagasta aceptaba, de entrada, el status que Estados Unidos quisiera dar a Cuba; los EE.UU. deberían hacerse cargo de la deuda cubana y se ofreció el pago de una indemnización de guerra siempre que ésta fuera razonable. La nota de Cambon, entregada el día 26 de julio, fue contestada cuatro días más tarde. McKinley solicitaba:
1º.- Retirada de España de todos los territorios en América.
2º.- Método de negociación: España debía aprobar o rechazar las propuestas americanas sin cambiarlas. Si no aceptaba, la guerra continuaría con la amenaza de intervenir en Canarias y en el Estrecho de Gibraltar.
3º.- Dejar para la conferencia de paz el futuro de Filipinas.
4º.- Recibir como indemnización de guerra Puerto Rico y Guam.
Tras una discusión de dos horas Cambon sólo consiguió el compromiso de cesar las hostilidades en el momento en que el gobierno español aceptara la propuesta americana. También dio seguridades de que EE.UU. no quería las Filipinas sino sólo una estación carbonera.
El Gobierno español redactó una contrapropuesta: Deseaba que se aclarara más la cuestión de Filipinas e insistía en mantener Puerto Rico cediendo como indemnización de guerra alguna isla del Pacífico.
El gobierno McKinley respondió el 2 de agosto añadiendo a las anteriores exigencias, la evacuación militar inmediata de Cuba y Puerto Rico. La retirada antes de firmar la paz suponía perder las ventajas militares de cara a una posterior negociación. Ante la resistencia española a aceptar tan draconianas condiciones, McKinley amenazó con extender la guerra al territorio peninsular de España. Para evitar la amenaza, el gobierno español aceptó que Cambon firmara, el 12 de agosto, en nombre de España, el Protocolo de Washington en el que se reproducían las exigencias americanas y se acordaba negociar en París un tratado de paz.
Las aspiraciones imperialistas se hicieron evidentes cuando se conoció la composición de la delegación americana. Tres de sus miembros, pertenecientes al Partido Republicano, eran fervientes partidarios de la doctrina Mahan y del expansionismo colonial. Otro, perteneciente al Partido Demócrata, era contrario a tales deseos. El tercero, el Ex-secretario de Estado W. R. Day, estaba a las órdenes de lo que decidiera McKinley que era quien llevaba la batuta de la negociación. La delegación española estaba presidida por Eugenio Montero Ríos, Presidente del Senado, e integrada por cuatro miembros del Partido Liberal en el gobierno.
El día 1 de octubre de 1898 se inicia en París la conferencia de paz entre las delegaciones española y estadounidense. Las instrucciones de la Delegación americana eran el cumplimiento estricto del Protocolo de Washington y extender la jurisdicción sobre la Isla de Luzón reteniendo Manila. La Delegación española había recibido instrucciones de reducir las pretensiones americanas y obtener la mayor cantidad posible de dinero por la venta de las Islas del Pacífico.
En la primera sesión la delegación española pidió aclaraciones sobre el futuro de las Filipinas y de la deuda cubana. Los americanos se negaron a tratar estas cuestiones. Durante varios días las negociaciones quedaron en punto muerto hasta que el Presidente de la Delegación americana aceptó tratar primero el futuro de las Filipinas. En este punto la delegación americana estaba dividida. Mientras tres miembros eran partidarios de la anexión gratuita de todas las Filipinas, otros dos se opusieron a ello. Se solicitaron instrucciones a McKinley que ordenó que se impusiera la anexión de Filipinas. Cuando el presidente de la delegación americana comunicó la intención de anexionarse gratuitamente las Filipinas, la delegación española protestó por entender que se violaba el acuerdo previo de Washington que sólo preveía una estación carbonera.
El Gobierno Español intentaba conseguir el apoyo del Gobierno Inglés para frenar las pretensiones americanas. Se ofreció una parte de las Filipinas a cambio de presionar al gobierno americano para que asumiera la deuda cubana y no se anexionara las Filipinas. Sin embargo el Gobierno Inglés no era partidario de obstaculizar las ambiciones americanas. El 21 de noviembre los americanos hacen la oferta final. España debe abandonar Cuba, ceder Puerto Rico como indemnización de guerra, vender Filipinas a cambio de 20 millones de dólares y, además ceder la isla de Guam en las Marianas. Los americanos no se hacía cargo de las deudas coloniales que deberían ser pagadas por España. La oferta era definitiva y su rechazo supondría el fin de las negociaciones y el reinicio de la guerra. El 28 de noviembre la delegación española manifestó la conformidad con la propuesta ya que no contaba con el apoyo de las potencias europeas. El 10 de diciembre se firmaba el tratado de paz. Sólo quedaba el epílogo de la venta de las demás islas del Pacífico a Alemania por 25 millones de marcos que se realizó en 1899. España volvía a sus fronteras de 1492.
Fuente: desconocida.
EL TRATADO DE PARIS.
Ya al principio de la guerra, Inglaterra y Francia intentaron una mediación entre los dos contendientes cuando vieron que la presunta lucha por los derechos de las colonias españolas a la independencia ocultaba el deseo americano de hacerse con el control del Pacífico y el Caribe, en detrimento de las potencias europeas. En aplicación de la Doctrina Monroe, "América para los americanos ", McKinley rechazó la intervención europea en el deseo de prolongar la guerra. Cuanto más durase ésta, más posibilidades habría de empezar la senda hacia la hegemonía mundial. Fue en este momento cuando Europa empezó a sospechar que América sería para los EE.UU., también.
Las derrotas de Santiago de Cuba y Cavite y los desembarcos americanos en Puerto Rico, Cuba y Filipinas hacían insostenible la posición española en la guerra. El Gobierno liberal de Sagasta comprendió que nada podía hacerse por reforzar a las tropas españolas en las colonias sin una marina capaz de forzar el bloqueo americano. A ello había que añadir la posibilidad de un ataque americano a las Islas Canarias y al Estrecho de Gibraltar, algo que preocupaba no sólo al Gobierno Español, sino también a Francia e Inglaterra. Tras vencer la resistencia del ejército, que quería seguir combatiendo, Sagasta pidió a Francia que sondeara la posibilidad de llegar a un acuerdo de paz con EE.UU. El 18 de julio de 1898, el Ministro de Estado español, Duque de Almodóvar del Río, solicita autorización al Gobierno Francés para que su embajador en Washington, Jules Cambon, entregara al Presidente americano un mensaje solicitando la suspensión de las hostilidades. Se autorizó igualmente, que Jules Cambon pudiera responder, en nombre de España, a las propuestas americanas.
El gobierno Sagasta aceptaba, de entrada, el status que Estados Unidos quisiera dar a Cuba; los EE.UU. deberían hacerse cargo de la deuda cubana y se ofreció el pago de una indemnización de guerra siempre que ésta fuera razonable. La nota de Cambon, entregada el día 26 de julio, fue contestada cuatro días más tarde. McKinley solicitaba:
1º.- Retirada de España de todos los territorios en América.
2º.- Método de negociación: España debía aprobar o rechazar las propuestas americanas sin cambiarlas. Si no aceptaba, la guerra continuaría con la amenaza de intervenir en Canarias y en el Estrecho de Gibraltar.
3º.- Dejar para la conferencia de paz el futuro de Filipinas.
4º.- Recibir como indemnización de guerra Puerto Rico y Guam.
Tras una discusión de dos horas Cambon sólo consiguió el compromiso de cesar las hostilidades en el momento en que el gobierno español aceptara la propuesta americana. También dio seguridades de que EE.UU. no quería las Filipinas sino sólo una estación carbonera.
El Gobierno español redactó una contrapropuesta: Deseaba que se aclarara más la cuestión de Filipinas e insistía en mantener Puerto Rico cediendo como indemnización de guerra alguna isla del Pacífico.
El gobierno McKinley respondió el 2 de agosto añadiendo a las anteriores exigencias, la evacuación militar inmediata de Cuba y Puerto Rico. La retirada antes de firmar la paz suponía perder las ventajas militares de cara a una posterior negociación. Ante la resistencia española a aceptar tan draconianas condiciones, McKinley amenazó con extender la guerra al territorio peninsular de España. Para evitar la amenaza, el gobierno español aceptó que Cambon firmara, el 12 de agosto, en nombre de España, el Protocolo de Washington en el que se reproducían las exigencias americanas y se acordaba negociar en París un tratado de paz.
Las aspiraciones imperialistas se hicieron evidentes cuando se conoció la composición de la delegación americana. Tres de sus miembros, pertenecientes al Partido Republicano, eran fervientes partidarios de la doctrina Mahan y del expansionismo colonial. Otro, perteneciente al Partido Demócrata, era contrario a tales deseos. El tercero, el Ex-secretario de Estado W. R. Day, estaba a las órdenes de lo que decidiera McKinley que era quien llevaba la batuta de la negociación. La delegación española estaba presidida por Eugenio Montero Ríos, Presidente del Senado, e integrada por cuatro miembros del Partido Liberal en el gobierno.
El día 1 de octubre de 1898 se inicia en París la conferencia de paz entre las delegaciones española y estadounidense. Las instrucciones de la Delegación americana eran el cumplimiento estricto del Protocolo de Washington y extender la jurisdicción sobre la Isla de Luzón reteniendo Manila. La Delegación española había recibido instrucciones de reducir las pretensiones americanas y obtener la mayor cantidad posible de dinero por la venta de las Islas del Pacífico.
En la primera sesión la delegación española pidió aclaraciones sobre el futuro de las Filipinas y de la deuda cubana. Los americanos se negaron a tratar estas cuestiones. Durante varios días las negociaciones quedaron en punto muerto hasta que el Presidente de la Delegación americana aceptó tratar primero el futuro de las Filipinas. En este punto la delegación americana estaba dividida. Mientras tres miembros eran partidarios de la anexión gratuita de todas las Filipinas, otros dos se opusieron a ello. Se solicitaron instrucciones a McKinley que ordenó que se impusiera la anexión de Filipinas. Cuando el presidente de la delegación americana comunicó la intención de anexionarse gratuitamente las Filipinas, la delegación española protestó por entender que se violaba el acuerdo previo de Washington que sólo preveía una estación carbonera.
El Gobierno Español intentaba conseguir el apoyo del Gobierno Inglés para frenar las pretensiones americanas. Se ofreció una parte de las Filipinas a cambio de presionar al gobierno americano para que asumiera la deuda cubana y no se anexionara las Filipinas. Sin embargo el Gobierno Inglés no era partidario de obstaculizar las ambiciones americanas. El 21 de noviembre los americanos hacen la oferta final. España debe abandonar Cuba, ceder Puerto Rico como indemnización de guerra, vender Filipinas a cambio de 20 millones de dólares y, además ceder la isla de Guam en las Marianas. Los americanos no se hacía cargo de las deudas coloniales que deberían ser pagadas por España. La oferta era definitiva y su rechazo supondría el fin de las negociaciones y el reinicio de la guerra. El 28 de noviembre la delegación española manifestó la conformidad con la propuesta ya que no contaba con el apoyo de las potencias europeas. El 10 de diciembre se firmaba el tratado de paz. Sólo quedaba el epílogo de la venta de las demás islas del Pacífico a Alemania por 25 millones de marcos que se realizó en 1899. España volvía a sus fronteras de 1492.
Fuente: desconocida.
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