Batalla de Teutoburgo
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Batalla de Teutoburgo
Batalla de Teutoburgo
También llamada Batalla de la selva de Teutoburgo o Desastre de Varo, encuentro armado que tuvo lugar en otoño del año 9 entre la tribu germánica de los queruscos, acaudillados por Arminio, y tres legiones romanas (la Legión XVII, la XVIII y la XIX) comandadas por Publio Quintilio Varo, gobernador de la provincia Germania Magna, que se extendía hasta el Elba.
Ante los abusos cometidos por Varo, Arminio puso en pie de guerra un ejército de unos 100.000 germanos, atrayendo al ejército romano al bosque de Teutoburgo, una zona de complicada orografía en la que se extendía el bosque, en el cual permanecían apostados los queruscos, aguardando el paso de la comitiva militar romana. La batalla se saldó así con una catastrófica derrota de los romanos y con el suicidio del propio Varo. Tras esta derrota, la frontera del Imperio Romano retrocedió hasta el Rin.
Preámbulos
Todo comenzó en el 9 adC cuando el gobernador romano de Germania, Publio Quintilio Varo (Publius Quinctilius Varus), que se había casado con la sobrina nieta del emperador Augusto, estableció los campamentos de verano de sus tres legiones (la XVII, XVIII y la XIX , de unos 5000 hombres cada una) en territorio querusco. Dos legiones fueron dejadas tras el río Rin. Sus propios cuarteles avanzados estaban en la orilla occidental del río Weser (probablemente cerca de la actual ciudad de Minden).
Conspiración contra el invasor
Varo se hizo muy amigo de los jefes queruscos (tribus que ocupaban la zona del actual Hanover), incluido el joven Arminio, de 25 años. Debido a su "roma-centrismo" Varo no se daba cuenta de que Arminio le veía como un invasor de su país y conspiraba contra él con los jefes de otros grupos germanos: marsios, chattis y bructerios. Algunos de los jefes trataron de prevenirle, pero Varo fue convencido para que concediera a los conspiradores destacamentos legionarios que le dijeron necesitaban para guarnecer ciertos puestos y escoltar los convoyes de suministro para el ejército romano.
bosque de teutoburgo
También llamada Batalla de la selva de Teutoburgo o Desastre de Varo, encuentro armado que tuvo lugar en otoño del año 9 entre la tribu germánica de los queruscos, acaudillados por Arminio, y tres legiones romanas (la Legión XVII, la XVIII y la XIX) comandadas por Publio Quintilio Varo, gobernador de la provincia Germania Magna, que se extendía hasta el Elba.
Ante los abusos cometidos por Varo, Arminio puso en pie de guerra un ejército de unos 100.000 germanos, atrayendo al ejército romano al bosque de Teutoburgo, una zona de complicada orografía en la que se extendía el bosque, en el cual permanecían apostados los queruscos, aguardando el paso de la comitiva militar romana. La batalla se saldó así con una catastrófica derrota de los romanos y con el suicidio del propio Varo. Tras esta derrota, la frontera del Imperio Romano retrocedió hasta el Rin.
Preámbulos
Todo comenzó en el 9 adC cuando el gobernador romano de Germania, Publio Quintilio Varo (Publius Quinctilius Varus), que se había casado con la sobrina nieta del emperador Augusto, estableció los campamentos de verano de sus tres legiones (la XVII, XVIII y la XIX , de unos 5000 hombres cada una) en territorio querusco. Dos legiones fueron dejadas tras el río Rin. Sus propios cuarteles avanzados estaban en la orilla occidental del río Weser (probablemente cerca de la actual ciudad de Minden).
Conspiración contra el invasor
Varo se hizo muy amigo de los jefes queruscos (tribus que ocupaban la zona del actual Hanover), incluido el joven Arminio, de 25 años. Debido a su "roma-centrismo" Varo no se daba cuenta de que Arminio le veía como un invasor de su país y conspiraba contra él con los jefes de otros grupos germanos: marsios, chattis y bructerios. Algunos de los jefes trataron de prevenirle, pero Varo fue convencido para que concediera a los conspiradores destacamentos legionarios que le dijeron necesitaban para guarnecer ciertos puestos y escoltar los convoyes de suministro para el ejército romano.
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Cuarteles de invierno
Cuando llegó el momento de que Varo se iba a retirar hacia el Rin para pasar el invierno, los germanos le convencieron de que cambiara de ruta. Él había proyectado regresar a su campamento de invierno en Vetera por la calzada militar. Sin embargo, un falso informe acerca de un levantamiento local le indujo a dar un rodeo hacia el noroeste a través de una dificultosa región boscosa. Los conspiradores vieron salir al principal ejército de su campamento de verano junto al Weser. Al despedirse de Varo, le pidieron permiso para irse a unir a sus tribus con el fin de poder enviar hombres que ayudaran a sofocar la revuelta que ellos habían inventado. Varo se lo concedió.
Orden del ejército romano
Aunque es imposible reconstruir el curso exacto del ataque, quizá podemos aumentar un poco nuestra comprensión si tenemos en cuenta el orden de marcha típico del ejército romano, como lo describe Flavio Josefo en su Guerras judías (3.116-126).
1. Arqueros y auxiliares, que actuaban como exploradores.
2. La vanguardia: una legión (de cerca de 5000 hombres) apoyados por 120 jinetes.
3. Pioneros, que mejoraban la calle y al final del día construían el campamento.
4. La primera parte del tren: los bártulos del general y de los oficiales.
5. El general y su guardia de corps.
6. La caballería de las siguientes dos legiones (240 jinetes).
7. La segunda parte del tren: mulas con la artillería.
8. Los suboficiales y los portaestandartes ("águilas")
9. La fuerza principal: dos legiones (cerca de 10.000 hombres).
10. La tercera parte del tren: el equipaje de los soldados.
11. La retaguardia: tropa mixta.
Estrategia de los germanos
El punto obvio para atacar es el punto 5: el general. Aunque Varo estaba escoltado por su guardia y seguido por 240 jinetes, no había otros combatientes en sus cercanías. Si los hombres de Arminio hubieran tenido éxito, hubieran cortado el ejército en dos y destruido el centro de mando. Esto hubiera sido una gran ventaja para ellos y hubiera destruido la moral romana, especialmente cuando las águilas fueran capturadas.
El ataque germano
La columna romana avanzaba muy lentamente, debido a la cantidad demasiado grande de hombres, sirvientes y bagajes. Según avanzaban por el dificultoso país, derribando árboles y haciendo senderos y caminos sobre los pantanos, de repente les cayó encima una lluvia de dardos. No cabía duda de lo que ocurría: los germanos atacaban.
Los legionarios romanos se veían impedidos por el viento, la lluvia y el barro que siempre habían hecho que les desagradara la Germania. Iban demasiado escasos de tropas auxiliares —caballería, arqueros y honderos— para contestar eficazmente. Todo lo que podían hacer era aferrarse a la esperanza de llegar a la fortaleza más próxima, Aliso, que venía a estar cerca del río Lippe, quizá dos tercios del camino desde el río Weser al Rin.
Ataque contra Varo
Mientras los hombres de Arminio cargaron contra Varo, otros deben haber hecho llover una lluvia de flechas y jabalinas sobre las dos legiones de atrás. Los hallazgos arqueológicos en Kalkriese no contradicen este primer ataque, pero existe evidencia escrita (Dío y Tácito) de que Varo no murió el primer día del ataque.
Reagrupamiento de los romanos
La siguiente fase (aunque esta reconstrucción es hipotética) debe de haber sido el reagrupamiento del ejército romano. Aunque el primer ataque debe haber sido una gran sorpresa, esos soldados eran profesionales que no podían ser derrotados de un solo golpe, ni siquiera cuando estaban siendo atacados en terreno difícil. La primera legión retornó desde el noroeste y trató de juntarse con lo que quedaba de las otras dos legiones. Otra alternativa es que los soldados de la primera legión hayan creído que eran los últimos sobrevivientes, hayan continuado hacia el noroeste y desaparecido en la Gran Ciénaga (Grosses Moor).
La noche
Se mantuvo la disciplina lo suficiente para plantar un campamento en terrenos elevados para pasar la noche. Carretas e impedimenta fueron quemadas o abandonadas, y a la mañana siguiente se reanudó la marcha. Las tres legiones partieron en mejor orden por campo abierto, pero esto las hizo tan vulnerables a los ataques germanos, que se vieron obligadas a volverse a refugiar en el bosque. Allí pasaron un día terrorífico luchando entre obstáculos. Sufrieron graves pérdidas, incluidas algunas que se infligieron a sí mismos por la dificultad de distinguir a los enemigos de los amigos. Esa noche se las arreglaron para apiñarse todos en otro campamento provisional, con una fortificación totalmente inadecuada.
Cuando llegó el momento de que Varo se iba a retirar hacia el Rin para pasar el invierno, los germanos le convencieron de que cambiara de ruta. Él había proyectado regresar a su campamento de invierno en Vetera por la calzada militar. Sin embargo, un falso informe acerca de un levantamiento local le indujo a dar un rodeo hacia el noroeste a través de una dificultosa región boscosa. Los conspiradores vieron salir al principal ejército de su campamento de verano junto al Weser. Al despedirse de Varo, le pidieron permiso para irse a unir a sus tribus con el fin de poder enviar hombres que ayudaran a sofocar la revuelta que ellos habían inventado. Varo se lo concedió.
Orden del ejército romano
Aunque es imposible reconstruir el curso exacto del ataque, quizá podemos aumentar un poco nuestra comprensión si tenemos en cuenta el orden de marcha típico del ejército romano, como lo describe Flavio Josefo en su Guerras judías (3.116-126).
1. Arqueros y auxiliares, que actuaban como exploradores.
2. La vanguardia: una legión (de cerca de 5000 hombres) apoyados por 120 jinetes.
3. Pioneros, que mejoraban la calle y al final del día construían el campamento.
4. La primera parte del tren: los bártulos del general y de los oficiales.
5. El general y su guardia de corps.
6. La caballería de las siguientes dos legiones (240 jinetes).
7. La segunda parte del tren: mulas con la artillería.
8. Los suboficiales y los portaestandartes ("águilas")
9. La fuerza principal: dos legiones (cerca de 10.000 hombres).
10. La tercera parte del tren: el equipaje de los soldados.
11. La retaguardia: tropa mixta.
Estrategia de los germanos
El punto obvio para atacar es el punto 5: el general. Aunque Varo estaba escoltado por su guardia y seguido por 240 jinetes, no había otros combatientes en sus cercanías. Si los hombres de Arminio hubieran tenido éxito, hubieran cortado el ejército en dos y destruido el centro de mando. Esto hubiera sido una gran ventaja para ellos y hubiera destruido la moral romana, especialmente cuando las águilas fueran capturadas.
El ataque germano
La columna romana avanzaba muy lentamente, debido a la cantidad demasiado grande de hombres, sirvientes y bagajes. Según avanzaban por el dificultoso país, derribando árboles y haciendo senderos y caminos sobre los pantanos, de repente les cayó encima una lluvia de dardos. No cabía duda de lo que ocurría: los germanos atacaban.
Los legionarios romanos se veían impedidos por el viento, la lluvia y el barro que siempre habían hecho que les desagradara la Germania. Iban demasiado escasos de tropas auxiliares —caballería, arqueros y honderos— para contestar eficazmente. Todo lo que podían hacer era aferrarse a la esperanza de llegar a la fortaleza más próxima, Aliso, que venía a estar cerca del río Lippe, quizá dos tercios del camino desde el río Weser al Rin.
Ataque contra Varo
Mientras los hombres de Arminio cargaron contra Varo, otros deben haber hecho llover una lluvia de flechas y jabalinas sobre las dos legiones de atrás. Los hallazgos arqueológicos en Kalkriese no contradicen este primer ataque, pero existe evidencia escrita (Dío y Tácito) de que Varo no murió el primer día del ataque.
Reagrupamiento de los romanos
La siguiente fase (aunque esta reconstrucción es hipotética) debe de haber sido el reagrupamiento del ejército romano. Aunque el primer ataque debe haber sido una gran sorpresa, esos soldados eran profesionales que no podían ser derrotados de un solo golpe, ni siquiera cuando estaban siendo atacados en terreno difícil. La primera legión retornó desde el noroeste y trató de juntarse con lo que quedaba de las otras dos legiones. Otra alternativa es que los soldados de la primera legión hayan creído que eran los últimos sobrevivientes, hayan continuado hacia el noroeste y desaparecido en la Gran Ciénaga (Grosses Moor).
La noche
Se mantuvo la disciplina lo suficiente para plantar un campamento en terrenos elevados para pasar la noche. Carretas e impedimenta fueron quemadas o abandonadas, y a la mañana siguiente se reanudó la marcha. Las tres legiones partieron en mejor orden por campo abierto, pero esto las hizo tan vulnerables a los ataques germanos, que se vieron obligadas a volverse a refugiar en el bosque. Allí pasaron un día terrorífico luchando entre obstáculos. Sufrieron graves pérdidas, incluidas algunas que se infligieron a sí mismos por la dificultad de distinguir a los enemigos de los amigos. Esa noche se las arreglaron para apiñarse todos en otro campamento provisional, con una fortificación totalmente inadecuada.
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Varo se suicida
Cuando llegó la mañana, seguía lloviendo; soplaba un viento cortante y vieron que los germanos recibían refuerzos. El jefe de la caballería romana perdió la calma y se escapó con su regimiento, con la vana esperanza de alcanzar el Rin. Varo fue herido y se dio cuenta de lo que le harían los germanos si lo capturaban con vida. Para evitar tal destino, se suicidó. Algunos miembros del estado mayor siguieron su ejemplo. Los dos generales que quedaron al mando no sobrevivieron mucho. Uno de ellos ofreció equivocadamente una capitulación que se convirtió en matanza (los germanos no tomaban prisioneros en la guerra; su ley era matar o morir); el otro cayó luchando cuando los germanos entraron en el campamento.
Maniobras de los supervivientes
Los soldados romanos sobrevivientes tuvieron que maniobrar en una franja de tierra de 220 metros de ancho, pero la parte norte estaba fuera del alcance de las flechas germanas. Los legionarios deben de haber comprendido que no podían seguir hacia el noroeste, sino que habrán tomado la ruta más fácil hacia el sudoeste, a Haltern en el Lippe y Xanten en el Rin.
Cuando hicieron su maniobra, no deben haber podido destruir la posición germana en las laderas de la colina Kalkriese. Los restos arqueológicos sugieren que hubo luchas al pie de la colina. Los legionarios siguieron a lo largo de la colina, y los guerreros germánicos deben haber matado a muchísimos de ellos. El registro arqueológico sugiere que hubo luchas en el desfiladero y que los romanos fueron expulsados.
El joven oficial Casio Querea dirigió la huida de algunos legionarios, que escaparon amparados por la oscuridad de la noche, y por los cuales se conoce la historia del desastre; el resto, unos 18.000 soldados, fueron muertos o capturados (y sacrificados más tarde), más unos 10.000 no combatientes, que incluían esclavos, armeros, comerciantes, mujeres y niños.
El emperador Augusto
La clades variana ('la derrota de Varo') alteró a Augusto más que ninguna otra cosa en su larga vida. El historiador romano Suetonio señaló que el emperador se tomó el desastre tan a pecho que «siempre celebró el aniversario como un día de profundo pesar» y «a menudo se golpeaba la cabeza contra una puerta y gritaba: "¡Varo, Varo, devuélveme mis legiones!"». Tomó medidas enérgicas y destituyó a todos los germanos y galos que había en su guardia personal.
Julio César Germánico
Seis años después, otro jefe romano de la zona, Julio César Germánico, concibió la idea —según su tío, el emperador Tiberio, fue una idea desmoralizadora— de ir con sus tropas a visitar el lugar de la batalla. La ocasión inspiró a Tácito una de sus mejores páginas: «No lejos estaba el bosque donde se decía que los restos de Varo y de sus legiones quedaron sin sepultura. A Germánico le vino el deseo de tributar los últimos honores a Varo y a sus soldados. Esta misma conmiseración se extendió a todo el ejército de Germánico, pensando en sus parientes y amigos, en los azares de la guerra y en el destino de los hombres... En medio del campo blanqueaban los huesos, separados o amontonados, según que habían huido o hecho frente. Junto a ellos yacían restos de armas y miembros de caballos, y cabezas humanas estaban clavadas en troncos de árboles. En los bosques cercanos había bárbaros altares, junto a los cuales habían sacrificado a los tribunos y a los primeros centuriones».
Arqueología de la guerra
El bosque de Teutoburgo es uno de los pocos campos de batalla que se han excavado. Por supuesto hay muchas fortificaciones y líneas de sitio que se han descubierto, por ejemplo: Nínive, Pafos, Numancia, Alesia, Vechten, Masada), pero Kalkriese es uno de los pocos lugares donde los arqueólogos han descubierto el sitio de una batalla abierta. Esto ha aumentado nuestra comprensión de lo que pasó en la masacre del bosque de Teutoburgo.
Monumento a Arminio/Hermann
Durante mucho tiempo el sitio de la batalla de Teutoburgo, donde el ejército romano fue eliminado, fue desconocido. Los modernos estudiosos del sangriento encuentro propusieron más de 700 emplazamientos posibles.
El historiador alemán Mommsen ubicó la batalla cerca de la fuente del Hunte, al norte de Osnabrück y lejos de las colinas; pero la mayoría de los eruditos preferían algún sitio en la parte central de la cadena montañosa boscosa de Teutoburgo (de 110 km de largo y de unos 10 km de ancho). De acuerdo con esa opinión en 1875 se construyó una estatua giganteca de Arminius/Hermann (de 17 m sobre un pedestal de 30 m) en Grotenbuf-g, a 35 km al sudoeste de Detmold (y 100 km al sudeste del sitio real) con un costo de 13.500. El trabajo fue diseñado por E. von Bandel.
El Hermannsdenkmal. Monumento levantado en memoria de Arminio (Hermann) en la parte sur del Bosque de Teutoburgo.
Descubrimiento arqueológico
Luego, en 1987, un descubrimiento por parte de un arqueólogo aficionado británico, Anthony Clunn (halló 162 monedas romanas conocidas como denarios y tres bolas de plomo del tipo usado en las hondas del ejército romano), y la posterior investigación a cargo de los arqueólogos experimentados conducidos por Wolfgang Schlüter, condujo a una prueba convincente de que la batalla tuvo lugar al norte de la colina Kalkriese, entre los pueblos de Engter y Venne, en el borde norte del bosque de Teutoburgo (Teutoburger Wald), 30 km al norte de la moderna ciudad de Osnabrück (200 km al noreste de Colonia, Alemania).
"Eterna oposición" entre germanos y latinos
Es posible que se sobreestime la importancia de la batalla del bosque de Teutoburgo. Esto sucedió realmente en el siglo XIX, cuando —especialmente en Alemania— Arminio y Varo se convirtieron en símbolos de una eterna oposición entre los nobles salvajes germánicos y sus archienemigos latinos: los franceses.
Esta eterna lucha es simplemente una tontería. Después de los horrores de la Primera Guerra Mundial, el gran historiador belga Henri Pirenne (1862-1935) estuvo entre los primeros en oponerse a esta idea chauvinista, pero Europa necesitó a Robert Schuman y Konrad Adenauer para comprenderlo. Desde el reinado de Luis XIV hasta la Segunda Guerra Mundial, el control del Rin ha sido fuente de conflicto entre Francia y Alemania, pero el Rin siempre ha sido finalmente la zona donde las dos culturas europeas han estado reunidas y han intercambiado experiencias.
Consecuencias de la batalla de Teutoburgo
La batalla fue realmente importante: el imperio romano encontró su límite. Tiberio aceptó que había grandes áreas sin ciudades que no habían sido predigeridas por el imperio. Durante los siguientes siglos, las tribus germánicas aprendieron de Roma, y Roma aprendió de ellos. Pero siempre Germania permanecería independiente.
La batalla de Teutoburgo tuvo serias consecuencias. Un ejemplo basta para ilustrarlo: si los romanos hubieran mantenido su imperio entre el Rin y el Elba, las tribus del Mar del Norte que más tarde se conocieron como sajones hubieran terminado hablando latín o algún tipo de lengua romance. El idioma inglés nunca hubiera existido (para bien o para mal) y el alemán hubiera quedado como un idioma marginal.
Cuando llegó la mañana, seguía lloviendo; soplaba un viento cortante y vieron que los germanos recibían refuerzos. El jefe de la caballería romana perdió la calma y se escapó con su regimiento, con la vana esperanza de alcanzar el Rin. Varo fue herido y se dio cuenta de lo que le harían los germanos si lo capturaban con vida. Para evitar tal destino, se suicidó. Algunos miembros del estado mayor siguieron su ejemplo. Los dos generales que quedaron al mando no sobrevivieron mucho. Uno de ellos ofreció equivocadamente una capitulación que se convirtió en matanza (los germanos no tomaban prisioneros en la guerra; su ley era matar o morir); el otro cayó luchando cuando los germanos entraron en el campamento.
Maniobras de los supervivientes
Los soldados romanos sobrevivientes tuvieron que maniobrar en una franja de tierra de 220 metros de ancho, pero la parte norte estaba fuera del alcance de las flechas germanas. Los legionarios deben de haber comprendido que no podían seguir hacia el noroeste, sino que habrán tomado la ruta más fácil hacia el sudoeste, a Haltern en el Lippe y Xanten en el Rin.
Cuando hicieron su maniobra, no deben haber podido destruir la posición germana en las laderas de la colina Kalkriese. Los restos arqueológicos sugieren que hubo luchas al pie de la colina. Los legionarios siguieron a lo largo de la colina, y los guerreros germánicos deben haber matado a muchísimos de ellos. El registro arqueológico sugiere que hubo luchas en el desfiladero y que los romanos fueron expulsados.
El joven oficial Casio Querea dirigió la huida de algunos legionarios, que escaparon amparados por la oscuridad de la noche, y por los cuales se conoce la historia del desastre; el resto, unos 18.000 soldados, fueron muertos o capturados (y sacrificados más tarde), más unos 10.000 no combatientes, que incluían esclavos, armeros, comerciantes, mujeres y niños.
El emperador Augusto
La clades variana ('la derrota de Varo') alteró a Augusto más que ninguna otra cosa en su larga vida. El historiador romano Suetonio señaló que el emperador se tomó el desastre tan a pecho que «siempre celebró el aniversario como un día de profundo pesar» y «a menudo se golpeaba la cabeza contra una puerta y gritaba: "¡Varo, Varo, devuélveme mis legiones!"». Tomó medidas enérgicas y destituyó a todos los germanos y galos que había en su guardia personal.
Julio César Germánico
Seis años después, otro jefe romano de la zona, Julio César Germánico, concibió la idea —según su tío, el emperador Tiberio, fue una idea desmoralizadora— de ir con sus tropas a visitar el lugar de la batalla. La ocasión inspiró a Tácito una de sus mejores páginas: «No lejos estaba el bosque donde se decía que los restos de Varo y de sus legiones quedaron sin sepultura. A Germánico le vino el deseo de tributar los últimos honores a Varo y a sus soldados. Esta misma conmiseración se extendió a todo el ejército de Germánico, pensando en sus parientes y amigos, en los azares de la guerra y en el destino de los hombres... En medio del campo blanqueaban los huesos, separados o amontonados, según que habían huido o hecho frente. Junto a ellos yacían restos de armas y miembros de caballos, y cabezas humanas estaban clavadas en troncos de árboles. En los bosques cercanos había bárbaros altares, junto a los cuales habían sacrificado a los tribunos y a los primeros centuriones».
Arqueología de la guerra
El bosque de Teutoburgo es uno de los pocos campos de batalla que se han excavado. Por supuesto hay muchas fortificaciones y líneas de sitio que se han descubierto, por ejemplo: Nínive, Pafos, Numancia, Alesia, Vechten, Masada), pero Kalkriese es uno de los pocos lugares donde los arqueólogos han descubierto el sitio de una batalla abierta. Esto ha aumentado nuestra comprensión de lo que pasó en la masacre del bosque de Teutoburgo.
Monumento a Arminio/Hermann
Durante mucho tiempo el sitio de la batalla de Teutoburgo, donde el ejército romano fue eliminado, fue desconocido. Los modernos estudiosos del sangriento encuentro propusieron más de 700 emplazamientos posibles.
El historiador alemán Mommsen ubicó la batalla cerca de la fuente del Hunte, al norte de Osnabrück y lejos de las colinas; pero la mayoría de los eruditos preferían algún sitio en la parte central de la cadena montañosa boscosa de Teutoburgo (de 110 km de largo y de unos 10 km de ancho). De acuerdo con esa opinión en 1875 se construyó una estatua giganteca de Arminius/Hermann (de 17 m sobre un pedestal de 30 m) en Grotenbuf-g, a 35 km al sudoeste de Detmold (y 100 km al sudeste del sitio real) con un costo de 13.500. El trabajo fue diseñado por E. von Bandel.
El Hermannsdenkmal. Monumento levantado en memoria de Arminio (Hermann) en la parte sur del Bosque de Teutoburgo.
Descubrimiento arqueológico
Luego, en 1987, un descubrimiento por parte de un arqueólogo aficionado británico, Anthony Clunn (halló 162 monedas romanas conocidas como denarios y tres bolas de plomo del tipo usado en las hondas del ejército romano), y la posterior investigación a cargo de los arqueólogos experimentados conducidos por Wolfgang Schlüter, condujo a una prueba convincente de que la batalla tuvo lugar al norte de la colina Kalkriese, entre los pueblos de Engter y Venne, en el borde norte del bosque de Teutoburgo (Teutoburger Wald), 30 km al norte de la moderna ciudad de Osnabrück (200 km al noreste de Colonia, Alemania).
"Eterna oposición" entre germanos y latinos
Es posible que se sobreestime la importancia de la batalla del bosque de Teutoburgo. Esto sucedió realmente en el siglo XIX, cuando —especialmente en Alemania— Arminio y Varo se convirtieron en símbolos de una eterna oposición entre los nobles salvajes germánicos y sus archienemigos latinos: los franceses.
Esta eterna lucha es simplemente una tontería. Después de los horrores de la Primera Guerra Mundial, el gran historiador belga Henri Pirenne (1862-1935) estuvo entre los primeros en oponerse a esta idea chauvinista, pero Europa necesitó a Robert Schuman y Konrad Adenauer para comprenderlo. Desde el reinado de Luis XIV hasta la Segunda Guerra Mundial, el control del Rin ha sido fuente de conflicto entre Francia y Alemania, pero el Rin siempre ha sido finalmente la zona donde las dos culturas europeas han estado reunidas y han intercambiado experiencias.
Consecuencias de la batalla de Teutoburgo
La batalla fue realmente importante: el imperio romano encontró su límite. Tiberio aceptó que había grandes áreas sin ciudades que no habían sido predigeridas por el imperio. Durante los siguientes siglos, las tribus germánicas aprendieron de Roma, y Roma aprendió de ellos. Pero siempre Germania permanecería independiente.
La batalla de Teutoburgo tuvo serias consecuencias. Un ejemplo basta para ilustrarlo: si los romanos hubieran mantenido su imperio entre el Rin y el Elba, las tribus del Mar del Norte que más tarde se conocieron como sajones hubieran terminado hablando latín o algún tipo de lengua romance. El idioma inglés nunca hubiera existido (para bien o para mal) y el alemán hubiera quedado como un idioma marginal.
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- General de División
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- Registrado: 21 Ago 2004, 12:50
- Ubicación: Madrid
Las águilas de Varo no se perdieron para siempre. Una fue rescatada por Germánico (creo) y las otras dos muchos años después, por su hermano menor, el ya emperador Claudio.
Mientras Roma temblaba pensando que los germanos podrían abrirse paso sin oposición en cuestión de días y arrasar Galia, Casio Querea y los supervivientes que había logrado reunir guardaron intactos los puentes del Rin, resistiendo hasta que llegó la ayuda, primero Germánico, con las cohortes que pudieron reunirse a toda velocidad, para asegurar el paso después Tiberio con fuerzas ya más organizadas. Germánico y su tío llevaron a cabo varias campañas de castigo devastando Germania de norte a sur (pero la animadversión de Augusto por Tiberio otorgó todo el mérito al joven hijo de Druso)
Casio Querea aún habría de anotar su nombre otra vez en los libros de historia, matando con sus manos al hijo de Germánico, el enloquecido emperador Calígula, y ordenando la muerte de su mujer Cesonia y su hija Drusilla, de apenas 15 meses de edad. También debía morir Claudio, pero su extraña suerte le salvó. Él mismo firmó la condena a muerte de Casio, no por la muerte de Calígula, sino por la de su mujer y su hija, inocentes de todo mal
Mientras Roma temblaba pensando que los germanos podrían abrirse paso sin oposición en cuestión de días y arrasar Galia, Casio Querea y los supervivientes que había logrado reunir guardaron intactos los puentes del Rin, resistiendo hasta que llegó la ayuda, primero Germánico, con las cohortes que pudieron reunirse a toda velocidad, para asegurar el paso después Tiberio con fuerzas ya más organizadas. Germánico y su tío llevaron a cabo varias campañas de castigo devastando Germania de norte a sur (pero la animadversión de Augusto por Tiberio otorgó todo el mérito al joven hijo de Druso)
Casio Querea aún habría de anotar su nombre otra vez en los libros de historia, matando con sus manos al hijo de Germánico, el enloquecido emperador Calígula, y ordenando la muerte de su mujer Cesonia y su hija Drusilla, de apenas 15 meses de edad. También debía morir Claudio, pero su extraña suerte le salvó. Él mismo firmó la condena a muerte de Casio, no por la muerte de Calígula, sino por la de su mujer y su hija, inocentes de todo mal
- Von Kleist
- General de Cuerpo de Ejército
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- Registrado: 18 Dic 2003, 20:01
Buenas
La batalla del bosque Teotoburgo evidenció una de las escasas debilidades tácticas de las legiones romanas: eran muy vulnerables cuando no podían desplegarse en campo abierto, ya que en espacios cerrados las formaciones romanas perdían sus mejores cualidades: su disciplinada formación, su flexibilidad táctica y la posibilidad de emplear comodamente el armamento ofensivo-defensivo romano.
Las crónicas coinciden en señalar que los germanos casi nunca atacaron de frente o en gran número a las tropas de Varo, sino que hostigaron machachonamente su retaguardia con ataques y retiradas constantes, hasta que debilitaron a la columna romana lo suficiente como para socavar su moral. En realidad, el desastre no fue tan grave (por ejemplo, en Cannas, frente a Anibal, se habían perdido muchos más soldados doscientos años atras) pero sí persuadió a los romanos de que no merecía la pena intentar conquistar Germania. Eso y el hecho de que el Imperio ya no se nutria de las ambiciones politicas de sus consules y generales (recordemos que Pompeyo anexionó Siria, Cesar la Galia...) hizo que la frontera del Rin se mantuviera como limes estable del Imperio hasta prácticamente los últimos años del mismo.
Saludos
La batalla del bosque Teotoburgo evidenció una de las escasas debilidades tácticas de las legiones romanas: eran muy vulnerables cuando no podían desplegarse en campo abierto, ya que en espacios cerrados las formaciones romanas perdían sus mejores cualidades: su disciplinada formación, su flexibilidad táctica y la posibilidad de emplear comodamente el armamento ofensivo-defensivo romano.
Las crónicas coinciden en señalar que los germanos casi nunca atacaron de frente o en gran número a las tropas de Varo, sino que hostigaron machachonamente su retaguardia con ataques y retiradas constantes, hasta que debilitaron a la columna romana lo suficiente como para socavar su moral. En realidad, el desastre no fue tan grave (por ejemplo, en Cannas, frente a Anibal, se habían perdido muchos más soldados doscientos años atras) pero sí persuadió a los romanos de que no merecía la pena intentar conquistar Germania. Eso y el hecho de que el Imperio ya no se nutria de las ambiciones politicas de sus consules y generales (recordemos que Pompeyo anexionó Siria, Cesar la Galia...) hizo que la frontera del Rin se mantuviera como limes estable del Imperio hasta prácticamente los últimos años del mismo.
Saludos
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- Sargento Primero
- Mensajes: 489
- Registrado: 13 Jul 2006, 00:15
Von Kleist escribió:Buenas
La batalla del bosque Teotoburgo evidenció una de las escasas debilidades tácticas de las legiones romanas: eran muy vulnerables cuando no podían desplegarse en campo abierto, ya que en espacios cerrados las formaciones romanas perdían sus mejores cualidades: su disciplinada formación, su flexibilidad táctica y la posibilidad de emplear comodamente el armamento ofensivo-defensivo romano.
Las crónicas coinciden en señalar que los germanos casi nunca atacaron de frente o en gran número a las tropas de Varo, sino que hostigaron machachonamente su retaguardia con ataques y retiradas constantes, hasta que debilitaron a la columna romana lo suficiente como para socavar su moral. En realidad, el desastre no fue tan grave (por ejemplo, en Cannas, frente a Anibal, se habían perdido muchos más soldados doscientos años atras) pero sí persuadió a los romanos de que no merecía la pena intentar conquistar Germania. Eso y el hecho de que el Imperio ya no se nutria de las ambiciones politicas de sus consules y generales (recordemos que Pompeyo anexionó Siria, Cesar la Galia...) hizo que la frontera del Rin se mantuviera como limes estable del Imperio hasta prácticamente los últimos años del mismo.
Saludos
no solo eso von kleist, sino tambien la incompetencia de Varo al marchar no solo con su ejercito sino con muchos acompañantes civiles de la soldadesca y gran cantidad de furgones, que impedian el normal desenvolvimineto de las legiones y que aumento las bajas romanas
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De http://www.celtiberia.net/articulo.asp?id=1205
"Existen cuatro fuentes sobre la batalla del Bosque de Teutoburgo:
- Veleyo Patérculo, varios de cuyos amigos perecieron en la batalla, había visitado la región en diversas ocasiones y tuvo la oportunidad de interrogar a los supervivientes.
- Tácito, que se basó en la Historia de las guerras germanas de Plinio el Viejo, quien a su vez había liberado personalmente a varios supervivientes.
- Floro, quien parece seguir una fuente escrita entre 17 y 40, cuando el recuerdo de la batalla seguía fresco y la verdad era difícilmente manipulable.
- La fuente original de Dión Casio continúa siéndonos desconocida, si bien sabemos que este historiador recurría habitualmente a informaciones contemporáneas de los hechos que narraba, sometiéndolas a una crítica rigurosa.
Desde luego, existen entre ellos discrepancias y errores, como era de esperar. El general Publio Quintillo Varo se había suicidado y los miembros de su estado mayor o bien murieron directamente en combate o fueron poco más tarde sacrificados en los altares de los dioses germanos. Los únicos supervivientes eran legionarios comunes, hombres valientes, pero carentes de la perspectiva general sobre aquellos hechos. Sus discrepancias revelan las distintas posiciones que ocuparon a lo largo de aquella batalla caótica y resultan, de hecho, una prueba convincente de que los autores no están repitiendo sin más la propaganda imperial al uso.
Por otra parte, ningún autor clásico podría resistirse a la tentación de añadir pinceladas “de color” a su historia. El relato de una derrota militar acaecida en un país lejano se vería siempre adornado de manera inevitable con las descripciones al uso de inmensos bosques y arboledas sagradas debido a que los autores griegos y romanos estaban obsesionados con la idea de los bosques en el confín de la tierra y su concepto preestablecido de los bárbaros como “gentes que moran en bosques y montañas”. Por todo ello, no podemos esperar una descripción precisa de la batalla. Otra razón más reside en que los soldados no sabían exactamente dónde se encontraban y qué estaba pasando y no pueden haber informado a autores como Veleyo Patérculo o Plinio el Viejo acerca de la localización exacta del bosque de Teutoburgo. Para ellos se trataba de un bosque, ¡sin más!
Con todo, podemos dar como básicamente correcta la siguiente información extraída de las fuentes que han llegado hasta nosotros:
- La batalla tuvo lugar el año 9, probablemente en septiembre.
- El lugar concreto se denominaba saltus Teutoburgiensis. El segundo elemento del nombre es una palabra germánica (teut significa “gente”, burg significa “fortaleza”). El primer elemento, saltus se traduce habitualmente como “bosque”, pero también podría significar “desfiladero” o “lugar estrecho”.
- Existían marismas en las cercanías, y los ríos Ems y Lippe nacen no lejos de allí.
- Para la defensa de Germania, Varo disponía en aquellos momentos de las tres legiones veteranas citadas (5.000 hombres cada una), de dos alas romanas y otra gala de caballería (500 hombres cada una), así como de seis cohortes auxiliares de infantería local o gala (con una fuerza nominal de 500 hombres cada una). Con la excepción de las cohortes auxiliares y de pequeñas formaciones dejadas atrás como guarnición, todos ellos tomaron parte en la batalla, pereciendo en su mayoría. (Parte de las cohortes auxiliares estuvieron, sin duda, implicadas en la rebelión.)
Dos de los prefectos de las legiones eran Lucio Egio y Ceión. La caballería estaba bajo el mando del prefecto C. Numonio Vala.
- Los germanos aniquilaron las tres legiones. Tácito menciona que la decimonovena perdió su estandarte (su “águila”) y conocemos una inscripción, hallada en 1630, referida a un oficial de la decimoctava muerto en combate. Ambas legiones desaparecieron de la lista después de ese año 9. Podemos deducir que la tercera legión probablemente fuera la decimoséptima.
- Los germanos también acabaron con las tres unidades (“alae”) de caballería. (Hecho tan sólo mencionado por Veleyo Patérculo.)
- Los caudillos germanos eran Arminio (¿Erminameraz?, ¿Hermann?) y su padre Segimero (¿Siegmar?). Su victoria se debió a que Varo seguía confiando en ellos, a pesar del informe del querusco Segestes, el suegro de Arminio, sobre su proyectada rebelión. (Según Tácito, Segestes desaprobaba el matrimonio de su hija Thusnelda con Arminio y mantenía con él una fuerte enemistad. Esta enemistad sería, años más tarde, la causa de la caída de Arminio.)
- En la batalla participaron diversas tribus germanas, pero sólo podemos estar seguros acerca de los queruscos, brúcteros y marsios. La presencia de la primera de estas tribus se deduce del hecho de que tanto Arminio como Segimero pertenecían a la misma. La presencia de los brúcteros, del hecho de haberse encontrado posteriormente uno de los estandartes perdidos en su territorio.
- Según Dión Casio, otro estandarte se encontraría en territorio chautio en 40, lo que sugeriría que también esta tribu estuvo involucrada. Desafortunadamente, la mayoría de los manuscritos de Dión dan otro nombre maurousios y los kauchoi tan sólo se mencionan en un manuscrito hoy día perdido, pero sobre el que escribió el erudito del s. XVI Johann Löwenklau. Por ello, la presencia de los chautios es posible, pero no completamente probada.
- Otras tribus germanas se unieron al alzamiento tras la batalla, pero sabemos que al menos una tribu, los marcomanos, permanecerían neutrales durante todo este período.
- El plan de los germanos consistió en hacer salir a las fuerzas romanas de sus fortificaciones, atrayéndolas hacia una emboscada en un tipo de territorio que favorecía su tipo de tácticas. Al mismo tiempo, otras tribus atacaban los fuertes romanos al norte del Rin.
- Tres autores (Patérculo, Floro, Dión) convienen en que la causa de la revuelta germana fueron los impuestos exigidos por el gobernador romano, Varo.
Robert Graves, en su excelente novela Yo, Claudio nos narra el fin de Arminio (Hermann) siguiendo el relato de los Anales de Tácito:
“Hermann no murió en combate. Cuando Maroboduo [Marbod] se vio obligado a huir del país, Hermann creyó que tenía el camino libre para ser rey de todas las tribus de Germania. Pero se equivocaba. Ni siquiera pudo llegar a ser monarca de su propia tribu, que era una tribu libre, en la que el jefe no tenia poderes de mando, sino sólo de dirigente y asesor, y se veía obligado a convencer a sus hombres de lo que quería que hiciesen. Un día, un año o dos más tarde, trató de dictar órdenes como un rey. Su familia, que hasta entonces le había mostrado gran cariño, se escandalizó a tal punto, que, sin discutir la cosa entre sí, se precipitó sobre él con sus armas y lo despedazó. Tenía treinta y siete años cuando murió, habiendo nacido un año antes que mi hermano
Germánico, su mayor enemigo.”
Más información:
http://www.celtiberia.net/articulo.asp?id=1202
Más sobre Arminio y los queruscos (en inglés): http://www.runestone.org/armin.html
"Existen cuatro fuentes sobre la batalla del Bosque de Teutoburgo:
- Veleyo Patérculo, varios de cuyos amigos perecieron en la batalla, había visitado la región en diversas ocasiones y tuvo la oportunidad de interrogar a los supervivientes.
- Tácito, que se basó en la Historia de las guerras germanas de Plinio el Viejo, quien a su vez había liberado personalmente a varios supervivientes.
- Floro, quien parece seguir una fuente escrita entre 17 y 40, cuando el recuerdo de la batalla seguía fresco y la verdad era difícilmente manipulable.
- La fuente original de Dión Casio continúa siéndonos desconocida, si bien sabemos que este historiador recurría habitualmente a informaciones contemporáneas de los hechos que narraba, sometiéndolas a una crítica rigurosa.
Desde luego, existen entre ellos discrepancias y errores, como era de esperar. El general Publio Quintillo Varo se había suicidado y los miembros de su estado mayor o bien murieron directamente en combate o fueron poco más tarde sacrificados en los altares de los dioses germanos. Los únicos supervivientes eran legionarios comunes, hombres valientes, pero carentes de la perspectiva general sobre aquellos hechos. Sus discrepancias revelan las distintas posiciones que ocuparon a lo largo de aquella batalla caótica y resultan, de hecho, una prueba convincente de que los autores no están repitiendo sin más la propaganda imperial al uso.
Por otra parte, ningún autor clásico podría resistirse a la tentación de añadir pinceladas “de color” a su historia. El relato de una derrota militar acaecida en un país lejano se vería siempre adornado de manera inevitable con las descripciones al uso de inmensos bosques y arboledas sagradas debido a que los autores griegos y romanos estaban obsesionados con la idea de los bosques en el confín de la tierra y su concepto preestablecido de los bárbaros como “gentes que moran en bosques y montañas”. Por todo ello, no podemos esperar una descripción precisa de la batalla. Otra razón más reside en que los soldados no sabían exactamente dónde se encontraban y qué estaba pasando y no pueden haber informado a autores como Veleyo Patérculo o Plinio el Viejo acerca de la localización exacta del bosque de Teutoburgo. Para ellos se trataba de un bosque, ¡sin más!
Con todo, podemos dar como básicamente correcta la siguiente información extraída de las fuentes que han llegado hasta nosotros:
- La batalla tuvo lugar el año 9, probablemente en septiembre.
- El lugar concreto se denominaba saltus Teutoburgiensis. El segundo elemento del nombre es una palabra germánica (teut significa “gente”, burg significa “fortaleza”). El primer elemento, saltus se traduce habitualmente como “bosque”, pero también podría significar “desfiladero” o “lugar estrecho”.
- Existían marismas en las cercanías, y los ríos Ems y Lippe nacen no lejos de allí.
- Para la defensa de Germania, Varo disponía en aquellos momentos de las tres legiones veteranas citadas (5.000 hombres cada una), de dos alas romanas y otra gala de caballería (500 hombres cada una), así como de seis cohortes auxiliares de infantería local o gala (con una fuerza nominal de 500 hombres cada una). Con la excepción de las cohortes auxiliares y de pequeñas formaciones dejadas atrás como guarnición, todos ellos tomaron parte en la batalla, pereciendo en su mayoría. (Parte de las cohortes auxiliares estuvieron, sin duda, implicadas en la rebelión.)
Dos de los prefectos de las legiones eran Lucio Egio y Ceión. La caballería estaba bajo el mando del prefecto C. Numonio Vala.
- Los germanos aniquilaron las tres legiones. Tácito menciona que la decimonovena perdió su estandarte (su “águila”) y conocemos una inscripción, hallada en 1630, referida a un oficial de la decimoctava muerto en combate. Ambas legiones desaparecieron de la lista después de ese año 9. Podemos deducir que la tercera legión probablemente fuera la decimoséptima.
- Los germanos también acabaron con las tres unidades (“alae”) de caballería. (Hecho tan sólo mencionado por Veleyo Patérculo.)
- Los caudillos germanos eran Arminio (¿Erminameraz?, ¿Hermann?) y su padre Segimero (¿Siegmar?). Su victoria se debió a que Varo seguía confiando en ellos, a pesar del informe del querusco Segestes, el suegro de Arminio, sobre su proyectada rebelión. (Según Tácito, Segestes desaprobaba el matrimonio de su hija Thusnelda con Arminio y mantenía con él una fuerte enemistad. Esta enemistad sería, años más tarde, la causa de la caída de Arminio.)
- En la batalla participaron diversas tribus germanas, pero sólo podemos estar seguros acerca de los queruscos, brúcteros y marsios. La presencia de la primera de estas tribus se deduce del hecho de que tanto Arminio como Segimero pertenecían a la misma. La presencia de los brúcteros, del hecho de haberse encontrado posteriormente uno de los estandartes perdidos en su territorio.
- Según Dión Casio, otro estandarte se encontraría en territorio chautio en 40, lo que sugeriría que también esta tribu estuvo involucrada. Desafortunadamente, la mayoría de los manuscritos de Dión dan otro nombre maurousios y los kauchoi tan sólo se mencionan en un manuscrito hoy día perdido, pero sobre el que escribió el erudito del s. XVI Johann Löwenklau. Por ello, la presencia de los chautios es posible, pero no completamente probada.
- Otras tribus germanas se unieron al alzamiento tras la batalla, pero sabemos que al menos una tribu, los marcomanos, permanecerían neutrales durante todo este período.
- El plan de los germanos consistió en hacer salir a las fuerzas romanas de sus fortificaciones, atrayéndolas hacia una emboscada en un tipo de territorio que favorecía su tipo de tácticas. Al mismo tiempo, otras tribus atacaban los fuertes romanos al norte del Rin.
- Tres autores (Patérculo, Floro, Dión) convienen en que la causa de la revuelta germana fueron los impuestos exigidos por el gobernador romano, Varo.
Robert Graves, en su excelente novela Yo, Claudio nos narra el fin de Arminio (Hermann) siguiendo el relato de los Anales de Tácito:
“Hermann no murió en combate. Cuando Maroboduo [Marbod] se vio obligado a huir del país, Hermann creyó que tenía el camino libre para ser rey de todas las tribus de Germania. Pero se equivocaba. Ni siquiera pudo llegar a ser monarca de su propia tribu, que era una tribu libre, en la que el jefe no tenia poderes de mando, sino sólo de dirigente y asesor, y se veía obligado a convencer a sus hombres de lo que quería que hiciesen. Un día, un año o dos más tarde, trató de dictar órdenes como un rey. Su familia, que hasta entonces le había mostrado gran cariño, se escandalizó a tal punto, que, sin discutir la cosa entre sí, se precipitó sobre él con sus armas y lo despedazó. Tenía treinta y siete años cuando murió, habiendo nacido un año antes que mi hermano
Germánico, su mayor enemigo.”
Más información:
http://www.celtiberia.net/articulo.asp?id=1202
Más sobre Arminio y los queruscos (en inglés): http://www.runestone.org/armin.html
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Un resumen de la batalla de teutoburg
Otoño del 9 d.C., Quintilio Varo, comandante de tres legiones, la XVIII, la XIX y la XVII, avanza con sus tropas de camino a los acantonamientos del Rhin. En plena marcha, las tropas germanas auxiliares de los romanos, advierten a Varo de un levantamiento germano. Varo, confiando plenamente en sus auxiliares, decide cambiar su ruta y dirigirse hacia el lugar en el que supuestamente se está produciendo la revuelta. La larga comlumna romana, con toda la impedimenta a hombros o en mulas, avanza lentamente por un terreno embarrado, soportando la lluvia y el viento.
Al llegar al bosque de Teutoburgo, las tropas auxiliares germanas desertan, dejando a las legiones sin exploradores, cegándolas. Los romanos han perdido sus ojos. Un joven germano instruido militarmente en Roma, ha unido a los pueblos bárbaros contra los romanos. Se trata de Arminio.
Las tres legiones continúan avanzando, pero una lluvia de dardos y lanzas empieza a salir de los dos lados del sendero embarrado por el que avanzan los legionarios. Los soldados romanos, pillados por sorpresa llevan todo el equipo a hombres, y los escudos en sus fundas de cuero. Algunos hombres se liberan de la impedimenta y hullen. Otros deciden vender caro su pellejo y se lanzan contra el enemigo desenvainando las espadas. Sin embargo, la gran mayoría de los hombres permanecen juntos, cayendo bajo la lluvia de dardos, mientras avanzan con la esperanza de alcanzar la fortaleza de Aliso, la más próxima a aquel lugar.
La legión que marchaba en cabeza, retrocede para unirse con las otras dos y ayudarles. Una vez reagrupadas las tres legiones, continuán el camino, bajo un infierno de barro, lluvia, viento y saetas germanas.
Al llegar la primera noche, los legionarios mantienen la templanza suficiente como para construir un campamento relativamente bien montado. Allí pasan la noche.
La mañana siguiente sigue teniendo un clima de perros, y además, la caballería romana deserta, tratando de alcanzar el Rhin, cosa que no consiguieron. Los legionarios continúan su pesada marcha después de haber quemado las carretas y la impedimenta. Pero los germanos vuelven a hostigarles. Un general romano pacta la rendición con los germanos, pero estos, que en combate no toman prisioneros, masacran a los soldados rendidos. Varo es herido, y ante la posibilidad de caer en manos germanas, decide suicidarse. Las tropas romanas, descabezadas, salen a campo abierto, donde construyen un campamento mucho más rudimentario que la noche anterior.
El tercer día, los agotados y diezmados legionarios se enfrentan de nuevo a los bosques. Las bajas son terribles, y los soldados, totalmente desmoralizados pierden la esperanza. Se producen muchas deserciones. Aquella noche, los legionarios apenas logran esbozar un foso para protegerse durante la noche.
En el cuarto día se produce el combate final. A los pies de la colina de Kalkriese, los romanos cruzan por un estrecho desfiladero con los pantanos a su derecha. Los germanos habían construido un parapeto con aberturas para atacar a los romanos, y ahora se atreven a luchar contra ellos cuerpo a cuerpo. Los escasos legionarios que consiguen escapar, son cazados en los pantanos. Muy pocos de ellos logran sobrevivir para contarlo.
En Teutoburgo, además de 18.000 legionarios, los romanos pierden tres águilas, estandartes de la legión que se consideraban sagrados. Las águilas serán recuperados en los cuarenta años siguientes. La cabeza de Varo es enviado al rey marcomano, para que se una a la rebelión, pero este declina el ofrecimiento y envía la cabeza a Roma, donde recibe sepultura.
En el año 15, Germánico vuelve a Teutoburgo, donde entierra los esqueletos de las tres legiones. Los sueños de establecer la frontera del Imperio más allá del Rhin se han desvanecido.
Arminio será asesinado años después por sus propios hombres.
Escena de la batalla
mapa de la batalla
Otoño del 9 d.C., Quintilio Varo, comandante de tres legiones, la XVIII, la XIX y la XVII, avanza con sus tropas de camino a los acantonamientos del Rhin. En plena marcha, las tropas germanas auxiliares de los romanos, advierten a Varo de un levantamiento germano. Varo, confiando plenamente en sus auxiliares, decide cambiar su ruta y dirigirse hacia el lugar en el que supuestamente se está produciendo la revuelta. La larga comlumna romana, con toda la impedimenta a hombros o en mulas, avanza lentamente por un terreno embarrado, soportando la lluvia y el viento.
Al llegar al bosque de Teutoburgo, las tropas auxiliares germanas desertan, dejando a las legiones sin exploradores, cegándolas. Los romanos han perdido sus ojos. Un joven germano instruido militarmente en Roma, ha unido a los pueblos bárbaros contra los romanos. Se trata de Arminio.
Las tres legiones continúan avanzando, pero una lluvia de dardos y lanzas empieza a salir de los dos lados del sendero embarrado por el que avanzan los legionarios. Los soldados romanos, pillados por sorpresa llevan todo el equipo a hombres, y los escudos en sus fundas de cuero. Algunos hombres se liberan de la impedimenta y hullen. Otros deciden vender caro su pellejo y se lanzan contra el enemigo desenvainando las espadas. Sin embargo, la gran mayoría de los hombres permanecen juntos, cayendo bajo la lluvia de dardos, mientras avanzan con la esperanza de alcanzar la fortaleza de Aliso, la más próxima a aquel lugar.
La legión que marchaba en cabeza, retrocede para unirse con las otras dos y ayudarles. Una vez reagrupadas las tres legiones, continuán el camino, bajo un infierno de barro, lluvia, viento y saetas germanas.
Al llegar la primera noche, los legionarios mantienen la templanza suficiente como para construir un campamento relativamente bien montado. Allí pasan la noche.
La mañana siguiente sigue teniendo un clima de perros, y además, la caballería romana deserta, tratando de alcanzar el Rhin, cosa que no consiguieron. Los legionarios continúan su pesada marcha después de haber quemado las carretas y la impedimenta. Pero los germanos vuelven a hostigarles. Un general romano pacta la rendición con los germanos, pero estos, que en combate no toman prisioneros, masacran a los soldados rendidos. Varo es herido, y ante la posibilidad de caer en manos germanas, decide suicidarse. Las tropas romanas, descabezadas, salen a campo abierto, donde construyen un campamento mucho más rudimentario que la noche anterior.
El tercer día, los agotados y diezmados legionarios se enfrentan de nuevo a los bosques. Las bajas son terribles, y los soldados, totalmente desmoralizados pierden la esperanza. Se producen muchas deserciones. Aquella noche, los legionarios apenas logran esbozar un foso para protegerse durante la noche.
En el cuarto día se produce el combate final. A los pies de la colina de Kalkriese, los romanos cruzan por un estrecho desfiladero con los pantanos a su derecha. Los germanos habían construido un parapeto con aberturas para atacar a los romanos, y ahora se atreven a luchar contra ellos cuerpo a cuerpo. Los escasos legionarios que consiguen escapar, son cazados en los pantanos. Muy pocos de ellos logran sobrevivir para contarlo.
En Teutoburgo, además de 18.000 legionarios, los romanos pierden tres águilas, estandartes de la legión que se consideraban sagrados. Las águilas serán recuperados en los cuarenta años siguientes. La cabeza de Varo es enviado al rey marcomano, para que se una a la rebelión, pero este declina el ofrecimiento y envía la cabeza a Roma, donde recibe sepultura.
En el año 15, Germánico vuelve a Teutoburgo, donde entierra los esqueletos de las tres legiones. Los sueños de establecer la frontera del Imperio más allá del Rhin se han desvanecido.
Arminio será asesinado años después por sus propios hombres.
Escena de la batalla
mapa de la batalla
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Anakin escribió:Una buena explicacion de la batalla de Teutoburgo, muy clara.
Segun tengo entendido los romanos nunca volvieron a utilizar los numeros de las legiones derrotadas (la XVIII, la XIX y la XVII) para nombrar a nuevas legiones.
no es de extrañar siendo los romanos tan arrogantes sobre sus hazañas belicas
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No es sólo eso. En el momento de su destrucción esas legiones (al igual que las de Craso una generación antes) perdieron sus águilas, y nadie podía recrear esas unidades sin esas águilas (recordemos que el nivel de superstición de los romanos era dantesco, sin igual en el mundo antiguo). Para cuando fueron recuperadas no había ya necesidad de volver a formarlas ya que el Rin había pasado a ser la frontera definitiva para Roma, y fundar una legión era un proceso largo y costoso. Llevaba casi una década tener una legión nueva en condiciones de operar, y los romanos del Principado no eran los de la guerra púnica, no estaban dispuestos a alistarse a menos que se estuvieran muriendo de hambre o necesitaran desesperadamente la ciudadanía.
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Muy buena descripción de la batalla.
Como hice el bachillerato en alemán, me atrevo a aportar algunos detallitos, así, los alemanes siempre llaman al romanizado Arminius o Hermann como Armin. Otro hito historico de la historia alemana fueron las batallas entre los rios Weser y Elbe, en donde los romanos fueron nuevamente derrotados por coaliciones de tribus y entre ellas los sachsen (sajones). Años despues de la batalla de Teuterbugerwald los romanos (utilizando barcos) bajaron por los rios Weser y Elbe estableciendo fuertes, y sin que hubiese un enfrentamiento directo y total, fueron poco a poco aniquilados.
Por aquellos años datan tambien las primeras incursiones de pueblos germanicos en el interior de Imperio. Los pioneros serian los kimpern y los teutonen, que se pasaron años guerreando y vagando por Europa hasta que eran aniquilados.
Saludos
Como hice el bachillerato en alemán, me atrevo a aportar algunos detallitos, así, los alemanes siempre llaman al romanizado Arminius o Hermann como Armin. Otro hito historico de la historia alemana fueron las batallas entre los rios Weser y Elbe, en donde los romanos fueron nuevamente derrotados por coaliciones de tribus y entre ellas los sachsen (sajones). Años despues de la batalla de Teuterbugerwald los romanos (utilizando barcos) bajaron por los rios Weser y Elbe estableciendo fuertes, y sin que hubiese un enfrentamiento directo y total, fueron poco a poco aniquilados.
Por aquellos años datan tambien las primeras incursiones de pueblos germanicos en el interior de Imperio. Los pioneros serian los kimpern y los teutonen, que se pasaron años guerreando y vagando por Europa hasta que eran aniquilados.
Saludos
Karl Von Berlinchingen
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