Relato: 2008. La Llamarada del Fénix

Las guerras y conflictos en la región latinoamericana, desde la Conquista hasta las Malvinas y el Cénepa. Personajes y sucesos históricos militares.
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flanker33
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Mensaje por flanker33 »

Feliz día de Navidad para todos :xmas:

Espero subir pronto algo más del relato, pero en estas fechas anda uno un poco liado y es complicado.

Aprovecho también para agradecer a los foristas que me han propuesto para medalla este cuatrimestre. No voy a negar que me haría ilusión, pero creo que valoro más todavía vuestras propuestas. Muchas gracias.


"Si usted no tiene libertad de pensamiento, la libertad de expresión no tiene ningún valor" - José Luís Sampedro
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Mensaje por flanker33 »

Feliz Año Nuevo :fiesta: :baile3:

ya de vuelta por aquí, quería agradecerles a todos la medalla que el foro ha tenido a bien otorgarme por este relato :sisisi: me hace mucha ilusión que sea por algo así, y por supuesto hacerla extensiva a todos los que leen y participan en este hilo. Muchas gracias... :aplaudos2:

Y para comenzar el año, otro fragmento del relato.

Saludos.


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flanker33
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Mensaje por flanker33 »

5 de marzo. En las afueras de Uribia. Colombia.

-Mi Teniente Coronel, tenemos Uribia a la vista – le comunicó desde su puesto en la parte delantera del vehículo el Teniente, jefe del M-557 de mando, donde viajaba el comandante del 5º Batallón de Infantería Mecanizada “José María Cordova”, Juan Carlos Torres.
-De acuerdo – respondió. Torres se giró hacia su operador de radio, el cabo segundo Pascual, que estaba sentado con él en la parte trasera del blindado. - Comunique a la 1º y 2º Compañías que se desplieguen al sur de la ciudad y establezcan contacto con los defensores. La 3ª y sus apoyos, que avancen al punto de inicio y esperen mis ordenes.
-A la orden.
-Teniente – dijo llamando al jefe del vehículo – busque una buena posición para la compañía de mando, cerca de nuestras tropas al sur de la ciudad ¿entendido?
-Entendido.


Imagen

Columna de TMP-113 del 5º Batallón llegando a Uribia


“Por fin estamos llegando” se dijo a si mismo Torres, “ya era hora...malditos retrasos”. Eran las tres de la tarde pasadas, y un viaje de poco menos de 100 kilómetros que en condiciones normales le llevaría unas dos horas, en aquellas circunstancias habían tardado más del doble. Primero habían tenido que esperar que el Batallón de Fusileros de Infantería de Marina nº 2 se desplegase en Riohacha durante la madrugada y primeras horas de la mañana. Entonces, Torres pensó que le darían autorización para unirse a los combates con las unidades desplegadas en vanguardia, pero de repente comenzaron a llegar lo que en un primer momento fueron rumores, y luego noticias confirmadas de un asalto paracaidista enemigo sobre la ciudad de Uribia, y alguno de sus superiores debió pensar que aquello podía repetirse en Riohacha, por lo que Torres, pese a sus reiteradas peticiones no recibió la orden de avanzar del General Suárez hasta que la Infantería de Marina se hizo cargo de las posiciones de defensa avanzada que ocupaba su batallón y las primeras unidades del 33º Batallón de infantería “Junin” comenzaron a llegar a la ciudad. Solo entonces, el mando de la 1º División de Infantería, del que habían pasado a depender como reserva mecanizada, ordenó su avance hacia Uribia con la orden de expulsar a los paracaidistas enemigos y retener el control de la ciudad, a la vez que apoyaba al Grupo de Caballería “Gustavo Matamoros” en su lucha contra la Infantería de Marina venezolana que avanzaba a través de la península de la Guajira en dirección a Uribia.
Así pues, hacia las 11 de la mañana, por fin pudo el 5º BICOR comenzar su avance sobre Uribia, a través de la carretera Transversal 90 en dirección a 4 Vías, el cruce de dicha carretera con la Transversal 88, y allí dirigirse hacia el norte, hasta Uribia.
Torres podía haber escogido el trayecto Riohacha-Manaure-Uribia, que si bien era algo más corto (no mucho), la red viaria era mucho peor y la velocidad de avance hubiese sido muy inferior, aunque el problema de los refugiados también habría sido menor con casi toda seguridad. Y es que en teoría las carreteras deberían estar libres para el tráfico militar, pero en realidad los civiles que huían de los combates en Maicao y Uribia, ocupaban parte de la calzada, ya fuera en toda suerte de vehículos a motor, tirados por animales o a pie. No es que fuera una marea que impidiese avanzar, pero si eran lo suficientemente numerosos como para que los policías militares tuvieran problemas para que el trafico de las fuerzas militares fuese todo lo fluido que debiera. Además, los PM estaban nerviosos y varios estaban ocupados en defenderse de las emboscadas y ataques que habían sufrido algunos de ellos por parte de pequeñas partidas de las FARC que habían hecho acto de presencia en la zona. Por si fuera poco, el enemigo se había empeñado en no colaborar y algunos aviones enemigos, en concreto dos Broncos, habían atacado el convoy del batallón, sin causar perdidas importantes, pero obligando a desplegarse a los vehículos y retrasando todavía más el avance. Al llegar a las cercanías de 4 Vías, se encontraron con que el 4º Batallón Mecanizado “Antonio Nariño” se había atrincherado en un perímetro defensivo de 360 grados alrededor del vital cruce, con especial atención al este y al noreste, y esperaba el desenlace de los combates entre las fuerzas colombianas y venezolanas. Allí la seguridad era mejor y el tráfico más fluido.
Al enfilar hacia el norte, muchos civiles de la etnia wayúu, principales habitantes del municipio de Uribia, volvían a transitar la carretera hacia el sur, mientras que el ruido de las explosiones y las columnas de humo y polvo se divisaban claramente hacia el este y noreste. Vió un par de helicópteros, presumiblemente colombianos por el rumbo que llevaban, volando hacía la zona, seguramente para apoyar con sus armas la defensa o evacuar algún herido. Por su parte, unos kilómetros más adelante, Torres cumplió la parte de las ordenes que le indicaban que debía apoyar a la caballería contra el avance enemigo, y ordenó el desvió de las fuerzas antitanque de la sección anticarro, cuatro Hummers con misiles ATGM TOW y dos Abir con CSR, además de cuatro blindados M-125 de la sección de morteros, la versión del M-113 armados con otros tantos morteros de 81 mm. Al Teniente Coronel le costó desprenderse de aquella cantidad de poder de fuego, pero eran las ordenes, y además, los TOW serían mejor empleados contra los blindados de la Infantería de Marina y los Dragoon 300 enemigos que contra los paracaidistas. Aún así retuvo dos Abir con los cañones sin retroceso de 106 mm.

Cuando le avisaron de que tenían Uribia a la vista, ordenó ejecutar el plan que había esbozado antes de salir con sus oficiales, y que estaba perfilando sobre la marcha en base a las escasas informaciones que iba recibiendo durante el viaje. Por lo que se sabía, con el inicio de las operaciones militares hostiles aquella mañana, los venezolanos habían lanzado un número indeterminado de paracaidistas a las afueras de Uribia, posiblemente una compañía, que había sido rápidamente reforzada por tropas llegadas en helicópteros y algo más tarde por al menos otro lanzamiento de paracaidistas. Todo parecía indicar que un batallón enemigo estaba intentando tomar la ciudad, y que tras un lento inicio de sus operaciones, debido sin duda al afianzamiento de su zona de salto, las patrullas de reconocimiento enemigas habían avanzado en diversas direcciones, pero el grueso de sus fuerzas lo hicieron sobre la ciudad de Uribia, donde tan solo algunas tropas de retaguardia del Grupo de Caballería “Gustavo Matamoros” en unión con efectivos de la PONAL, hicieron frente a los atacantes, aunque con escasas posibilidades de detenerlos, por lo que se concentraron en pequeñas emboscadas y puntos de bloqueo en algunas calles que retrasaban el avance venezolano y causaban algunas bajas. Y aunque era la única estrategia posible, si no recibían refuerzos, la ciudad estaría perdida, y era ahí donde entraba en escena el 5º BICOR de Torres. Según le habían comunicado por radio los defensores de la ciudad todavía retenían en su poder una zona al sur de la plaza central de Uribia, pero el enemigo se había reagrupado tras tomar la mayor parte de la ciudad, y se preparaba para avanzar contra ellos. Era por lo tanto imperativo afianzar aquella posición para no ser expulsados totalmente de Uribia, retener a un importante número de tropas enemigas allí y causarles el mayor número de bajas posibles.
Pero solo con ello no retomaría la ciudad, por lo que había previsto que la compañía que viajaba en los 12 TPM-113 que tenía el batallón, reforzada con varios Hummers con ametralladoras pesadas de la Sección de Reconocimiento, siguieran avanzando por la carretera un kilómetro más hacia el norte, y allí girasen 90 grados hacia el este, por la calle Diagonal 5, hacia el flanco derecho enemigo y la Plaza Central de Uribia, de donde partían las ocho principales calles de la ciudad en forma de octógono, y sin cuyo dominio, la posesión de la ciudad se tornaría un asunto casi imposible para los paracaidistas enemigos, que según esperaba Torres, se encontrarían estancados en su avance por el sur, y con fuerzas blindadas colombianas a su espalda, en su linea de suministros desde la zona de salto y en el centro de la ciudad.
Era un plan arriesgado sin duda, con que tan solo la información recibida no fuera correcta, y las tropas enemigas en la ciudad fueran mayores, o montasen alguna emboscada importante a las tropas que avanzarían por la carretera, todo el plan se podría ir al carajo, pero el tiempo apremiaba, y con pocas horas de luz solar, Torres debía arriesgarse para que cuando llegara la oscuridad, sus fuerzas tuvieran una posición de ventaja y no arriesgarse a un volatil combate urbano nocturno para desalojar al enemigo. Una vez retomada la totalidad de la ciudad y desalojado el enemigo, debía atrincherarse en ella y esperar a los restos de las tropas de la caballería que luchaban en el este, para defender la ciudad de la Brigada de Infantería de Marina venezolana que avanzaba en dirección a Uribia.

-Mi Teniente Coronel, este parece un buen sitio para la Compañía de Mando – avisó a su superior a la vez que detenía el vehículo.

Torres abrió la rampa trasera y salio del mismo. Se encontraba en un pequeño descampado con casas bajas dispersas a su alrededor, justo en el límite de la zona más urbanizada del sur de Uribia. Allí se podían desplegar vehículos, había viviendas donde refugiarse en caso de necesidad y varias caminos por donde moverse hacia una u otra dirección. El Teniente Coronel se asomó al interior del M-557.

-De acuerdo, nos quedamos aquí. Avise al resto.
-Recibido.
-Pascual – dijo dirigiéndose a su operador de radio - ¿hay novedades?
-La 2ª Compañía ha establecido contacto con los defensores.
-Pídales su posición, voy para allí ahora mismo.
-Aguarde mi Teniente Coronel...me comunican que vienen hacia aquí el oficial al mando de la defensa de la ciudad. Llegará en pocos minutos.
-De acuerdo.

Torres se dirigió hacia donde su segundo al mando, el Mayor Roberto Cepeda, estaba organizando el despliegue de la Compañía de Mando, en medio del polvo y el viento que se arremolinaban en torno a los vehículos y los soldados.

-Roberto, ven un momento.
-Voy – respondió el Mayor dejando lo que estaba haciendo.
-Mira, deja eso en manos del Capitán Rosero, quiero que tomes el mando de las 1ª y 2ª Compañías y que organices la defensa al sur de la plaza central ¿de acuerdo?
-Claro Juan Carlos. No te preocupes, no es la primera vez que hacemos esto – dijo refiriéndose a la forma de mandar el batallón de su superior, donde en innumerables ejercicios y maniobras, de forma bastante descentralizada, había dado libertad de movimientos a los mandos de las compañías para que consiguieran el objetivo fijado, coordinados por el Mayor Cepeda, mientras que Torres lo dirigía todo desde la retaguardia y cuando era necesario se dirigía a comandar desde posiciones de vanguardia la ofensiva del batallón.
-Hoy va en serio, aunque se que te las arreglaras. Estamos en contacto, y si no podemos comunicar, ya sabes que tu tienes el mando en la zona. La misión y la seguridad de los hombres es lo primero.
-Por supuesto. Y si tu te vas a primera linea, trata de volver de una pieza, todos en el batallón estamos contentos de que hayas vuelto. No quiero imaginarme como sería esto con Villalobos al mando.
-Todavía estarían en Riohacha bajo cualquier pretexto, o al menos él – ambos sonrieron. - Pero hoy hay demasiado que coordinar, solo iré en cabeza en caso estrictamente necesario. Ahora ven conmigo que tenemos que hablar con alguien.


Cuando Cepeda y Torres vieron al cabo Pascual, estaban con él un sargento de la 2ª Compañía, y junto a ellos, con un traje bastante sucio y polvoriento y con cara de estar exhausto, un Capitán al que no conocían. Este al verle, se adelantó y les saludó.

-Mi Teniente Coronel, se presenta el Capitán Alzate, encargado de la logística del Grupo de Caballería “Gustavo Matamoros”.
-Descanse Capitán, ¿es usted el responsable de la defensa de la ciudad? ¿cual es la situación ahora mismo?
-Así es, mi Teniente Coronel. La situación es mala, no hay otro modo de definirla. Tras tomar el enemigo el norte y el centro de la ciudad, han hecho una pausa para reagruparse, y desde hace unos 10 minutos están volviendo a atacarnos para desalojarnos de nuestras posiciones.
-¿Cual es el estado de sus fuerzas? ¿Bajas? ¿Suministros?
-Tengo menos de 100 efectivos, al menos un tercio son de la PONAL, unos pocos comandos que se nos unieron a media mañana y el resto tropas de retaguardia del Grupo de Caballería. No son suficientes ni de lejos, pero se baten con valentía y les estamos haciendo pagar un precio al enemigo. Pero nuestras bajas también son importantes, y nos vendría bien más enfermeros y medicamentos. Los estamos alojando en aquella casa – dijo señalando una al borde de la zona más urbanizada – la del techo de color gris.
-Roberto, antes de irte, ocupate que sean atendidos y de organizar un traslado a la retaguardia para los más graves. - El Mayor asintió.
-En cuanto a nuestros suministros, ya estamos cortos de munición, principalmente de ametralladoras, aunque tampoco tenemos demasiadas, y las granadas de manos están casi agotadas.
-Está bien, vamos a repartir algo de lo que traemos nosotros entre sus hombres, pero mis soldados tomarán la responsabilidad principal de la defensa. Desde este momento asumo el mando de la defensa de Uribia. Usted y sus hombres han hecho un gran trabajo Capitán. En cuanto mis hombres hayan relevado a los suyos, quiero que organice patrullas en nuestros flancos para evitar cualquier posible infiltración del enemigo ¿de acuerdo?
-Por supuesto mi Teniente Coronel, les apoyaremos en todo lo que podamos.
-De acuerdo, ahora vuelva a su posición, y esté en contacto con el Mayor Cepeda. Vamos a dar la vuelta a esta situación cuanto antes – dijo Torres insuflando animo al agotado Capitán.

Alzate se cuadró y saludo a los oficiales antes de retirarse en compañía del sargento, volviendo por donde habían venido. Torres comprobó que la intensidad del sonido del tiroteo iba en aumento. “Bien, ahora los venezolanos tienen que enfrentarse a fuerzas más numerosas y mejor equipadas que hasta ahora. A ver como se las arreglan”.
El Teniente Coronel se despidió del Mayor Cepeda y con un gesto indicó a su operador de radio que le siguiera. Ambos abordaron un Hummer de la Compañía de Mando y se dirigieron hacia la carretera 90, unos cientos de metros más atrás, donde aguardaba la 3ª Compañía con sus 12 TPM-113 y 4 Hummers más de la unidad de reconocimiento del Batallón. El Capitán de la Compañía no había perdido el tiempo, y esta estaba desplegada en formación para avanzar buscando el contacto con el enemigo. Los vehículos blindados tenían un aspecto diferente al que normalmente ofrecían, y es que con la llegada de nuevo de Torres al mando del Batallón, y en una situación tan tensa con sus vecinos, el Teniente Coronel había ordenado a sus hombres que buscaran donde fuera chapas metálicas para añadirlas al fino blindaje de aluminio de los TPM-113 y así mejorar sus posibilidades de supervivencia en combate. Como consecuencia de ello, las chapisterías, las chatarrerías y los desguaces de Riohacha, se habían visto “asaltados” por los hombres del BICOR 5, que se hicieron con una variopinta cantidad de “blindajes de circunstancias”, que soldaron a sus vehículos, principalmente en las secciones delanteras y laterales de estos. Luego se trató de pintar con los colores de camuflaje que llevaban los blindados, pero la falta de suficiente pintura y la premura por otras actuaciones más urgentes, hizo que el aspecto exterior de la 3ª Compañía fuera bastante “pintoresco”. Pero aquello era algo que importaba más bien poco, por no decir nada, al Teniente Coronel que primaba la eficacia en las operaciones muy por encima del aspecto de los vehículos y la tropa, y tenía gran confianza en los hombres de la 3ª Compañía.
Apoyando a los blindados, tres M-1025 Hummers, blindados y armados con una HMG de 12,7, se desplegaban en vanguardia para reconocer en terreno, mientras que un cuarto Hummer cerraría la formación.

-¿Donde está el Capitán Muñoz? - vociferó Torres al desembarcar de su carro.
-A sus ordenes – oyó decir detrás de él.
-Capitán ¿están preparados?
-Si mi Teniente Coronel. Podemos marchar en cuanto nos lo ordene.
-Perfecto. Recuerde su objetivo. Ha de llegar a la plaza lo antes posible, así que no pierda tiempo. Si encuentra algún obstáculo o punto fuerte enemigo, rodeelo y siga avanzando, la velocidad en esta misión es imperativa.
-¿Y si no es posible evitarlo?
-Entonces asáltelo con todas sus fuerzas, tómelo cuanto antes y continúe su marcha...y si no fuera posible, destine algunas tropas para que se queden reteniendo al enemigo y busque caminos alternativos, aunque sea más al norte de la ciudad. No me importa como lo haga, pero debe estar en la plaza lo antes posible ¿está claro?
-Cristalino. La Tercera Compañía no le defraudará mi Teniente Coronel.
-Eso espero. Son ustedes buenos soldados, y ha llegado la hora de demostrarlo...en cuanto me monte en mi vehículo, ordene avanzar.
-A la orden.
-Capitán...buena suerte.

Y sin esperar respuesta, Torres se subió de nuevo al Hummer y regresó al puesto de mando, mientras los vehículos blindados de la 3ª Compañía comenzaron a rodar en dirección norte por la carretera 88, en paralelo a los barrios al sur de la ciudad. Rápidamente se abrieron en formación de combate, abarcando ambos lados de la carretera y la vía férrea que conectaba las minas de Cerrajon con Puerto Bolivar.

Mientras, el Teniente Coronel había vuelto a su M-557 y pidió novedades. Le pasaron una nota donde Cepeda le informaba que hacía escasos minutos habían completado el traspaso de la defensa a las dos Compañías del BICOR, y que el combate se estaba endureciendo.
Torres subió al vehículo de mando que se encontraba oculto tras una casa, y se sentó escuchando los informes que radiaba la emisora.

-...Papa 3 defiende la casa noroeste...
-...el enemigo ha lanzado un asalto contra la cantina. Sierra 7, acuda allí y apoye la defensa...
-...¡cuidado, cuidado! ¡Están dentro de la casa!...
-...¡Granad...! ...ffffffffffffff...
-...¡Denle duro con la ametralladora!...mierda, cabrones...
-...segundo pelotón, retrocedan ahora ¡ya!...
-...¡Francotirador!...¿alguien ha visto de donde carajo vino ese tiro?
-...Sierra 2, desplácese a la derecha, tiene enemigos en su flanco...
-...¡Atención Mike-Charlie, necesitamos evacuación de heridos inmediata! Tenemos dos hombres muy mal.
-...fff...envío fff...da...fff...fff
-¡Repita por favor, no se entendió nada!

Mientras la 3ª Compañía tenía sus propios problemas.

-...¡Tango 3, a tu izquierda, un lanzagranadas!...
-...mierda...¡han destruido a Tango 3!...
-...¡los tengo! ¡Dispara, dispara, dispara!...
-...muévanse, vamos sigan avanzando...
-...Romeo 1 girando en el cruce. Todo despejado.
-...Tango 1, entramos en la zona urbana...extremar la vigilancia...
-...pasando el cementerio...
-...¿Que es...¡Emboscada! ¡Emboscada!
-...¡Devuelvan el fuego!...
-...!Asalten esa maldita posición de una puta vez!
-...fuego intenso al sur...


El comandante del Batallón escuchaba atentamente todo aquel tráfico y apretaba los puños y las mandíbulas. Nunca le había gustado el combate urbano, prefería las grandes llanuras donde los blindados pudieran maniobrar, ocultarse, disparar y avanzar. El combate en ciudad era una cosa “sucia”, complicada, difícil y muy peligrosa. Pero por desgracia nadie le había preguntado donde emplear sus fuerzas, así que tenía un objetivo que cumplir y debían hacerlo lo mejor y más rápidamente posible.
Torres salió del vehículo para oír mejor el combate, cuando algo llamó su atención hacia el este. Columnas de humo se elevaban al cielo cada vez más cerca de la ciudad. Aquello no le gustó.

-Pascual, comunicame con el mando del Grupo de la Caballería.

-Atención Golf-Bravo, atención Golf-Bravo, aquí India 5, adelante.
-...fff...fff...recibo...fff...ante...fff – se oyó por la radio en una emisión llena de estática tras unos instantes. Torres cogió el microfono.
-Aquí India 5 solicitando tiempo aproximado de llegada de enemigo al punto Whisky – dijo refiriéndose a Uribia. - ¿Cuanto tiempo nos queda? - al poco se oyó otra voz por la emisora.
-...fff...no más de nueve cero minutos...fff...dido?...fff...
-India 5 entiende nueve cero minutos para llegada del enemigo a punto Whisky.
-...ffff...ativo...fff...afirmativo...fff...
-Recibido. India 5 corto.

“Mierda, solo una hora y media como mucho. Va a ser imposible cumplir el objetivo. Tenemos que darnos mucha más prisa”.

-Quiero hablar con el Mayor Cepeda.

-Atención Mike-Charlie, atención Mike-Charlie, aquí India 5.
Tras unos segundos... -Adelante India 5, le recibo.
-Necesito reporte de situación actual – ordenó el Teniente Coronel.
-...fff...hemos estabilizado la defensa, se han perdido un par de posiciones, pero estamos en condiciones de poder retomarlas en breve. Las patrullas de nuestros flancos están formadas e informan de unidades enemigas de similares características con la que intercambian disparos esporadicamente...fff...también hemos descubierto tropas enemigas retirándose en dirección noroeste. Parece que el enemigo da por concluido su ataque de momento y adoptan posiciones defensivas...fff.
“Están enviando refuerzos a enfrentarse con la 3ª Compañía” pensó Torres.
-Mike-Charlie parece que Tango está haciendo su trabajo. Papa y Sierra tendrán que hacer mucho más que recuperar un par de posiciones. El grueso del enemigo llegará en menos de nueve cero minutos ¿entendido?
-Entendido, nueve cero minutos...es muy poco tiempo. Todavía no estamos listos para un contraataque.
-Tiene 10 minutos para prepararlo, ni uno más.
-Recibido India 5. Vamos a intentarlo.
“Será mucho mejor que lo consigas Roberto, o lo vamos a pasar muy mal dentro de un rato”
-De acuerdo. India 5 corto.

Torres accionó los mandos de la emisora para comunicarse con la 3ª Compañía. Necesitaba saber cual era su estado. Tras unos instantes entablo contacto y solicitó novedades.

-...fff...repita India..fff...
-Necesito urgentemente reporte de situación de Tango, cambio.
-Recibido...estamos bloqueados a unos 150 metros al este del cementerio. Recibimos fuego intenso desde tres lados y tenemos algunas bajas. Hemos perdido tres blindados y un Hummer en total. Estamos tomando algunos puntos fuertes enemigos que nos impiden el avance, pero nos lleva tiempo. - “No tenemos ese tiempo” se dijo Torres – La buena noticia es que un pelotón ha logrado infiltrarse hasta la comisaría de policía en la esquina noroeste de la plaza y se ha atrincherado allí.
-Excelente, pero necesito que se habrá paso con el resto de sus tropas hasta enlazar con ese pelotón. El tiempo se nos acaba muy deprisa.
-India 5, estamos luchando duro, pero el enemigo sabe muy bien lo que hace y no puedo acelerar más sin poner gravemente en riesgo la vida de mis hombres.
“Maldita sea” pensó el Teniente Coronel. Necesitaba tomar la plaza y poner al enemigo en retirada, al menos hacia la mitad norte de la ciudad si esperaba tener alguna posibilidad de defender la ciudad contra fuerzas notablemente superiores, pero el Capitán Muñoz seguramente tenía razón, debía estar dispuesto a sacrificar más hombres para conseguirlo, aunque ni eso aseguraba el éxito de su ataque. Tomó una rápida determinación.
-Tango, le voy a enviar refuerzos, quiero que dentro de 10 minutos comience un decidido asalto para contactar con su pelotón en la plaza ¿entendido?
-Recibido India 5, mientras vamos a buscar algún modo de desatascar esto – respondió el Capitán Muñoz.

Torres salió a la carrera del M-557 y se dirigió hacia donde se encontraban los dos Albir con los CSR que había mantenido con el batallón, y les ordenó que avanzaran por donde lo había hecho la 3ª Compañía. Debían apoyarlos con su poder de fuego. Luego reunió a media docena de policías militares, la mitad de los que se encontraban defendiendo el puesto de mando y los mandó con otro Albir de transporte a reforzar a los hombres de Muñoz. No era mucho, y se había deshecho de sus reserva en caso de que los vehículos blindados enemigos apareciesen, pero no le quedaba otra solución.
Cuando volvía hacia el puesto de mando, vio humos y escuchó explosiones hacia el noreste de la ciudad. ¿Que era aquello? Allí no tenía tropas ¿Quien estaba combatiendo en aquel lugar? Cuando estaba a punto de entrar para solicitar información a Cepeda, vio llegar a un policía militar con un oficial. Torres se acercó a aquellos hombres.

-Mi Teniente Coronel, es el Teniente Ortiz, de los comandos. Lo ha encontrado una patrulla en nuestro flanco derecho, a un kilómetro de aquí.
-¿Teniente?
-A la orden mi Teniente Coronel. Se presenta el Teniente Jairo Ortiz de la Brigada de Comandos.
-Repórtese ¿que hace usted aquí? ¿forma parte de los comandos que se han unido esta mañana a la defensa de la ciudad? ¿donde está su oficial superior?
-No mi Teniente Coronel, hemos estado luchando todo el día contra la columna norte del enemigo que avanza a través de la península, pero hemos recibido ordenes hace una hora de replegarnos hacia Uribia y apoyar la defensa. Tengo unos quince hombres al noreste de la ciudad, en misión de reconocimiento, buscando la retaguardia del enemigo. En cuanto a mi oficial superior, el Capitán Montoya, es uno de los que de los que deberían haber vuelto a Uribia esta mañana para apoyar la defensa. No he vuelto a saber más de él.
-¿Y quien le ha dado la orden de regresar? ¿Y por que ha ordenado un reconocimiento sin esperar ordenes? - dijo Torres, mitad molesto, mitad admirado de la audacia del comando.
-La orden vino del mando del Grupo de Caballería del cual dependemos hasta el momento, y el reconocimiento lo ordene ante la imposibilidad de comunicarnos con nadie. A nuestra radio le ha debido pasar algo y no logramos comunicar, así que decidí saber que pasaba y tras una primera evaluación de la situación al llegar a las cercanía de la ciudad, ordené un reconocimiento en fuerza sobre el noreste de la ciudad...parecía una zona muy tranquila para lo que se oía en el resto, mientras mandaba a alguien a informar de nuestra presencia, pero al final mis hombres me convencieron que un oficial tendría más posibilidades de enterarse mejor de la situación y recibir refuerzos y suministros si es posible...¿es posible?
Torres todavía un poco perplejo, no quiso desperdiciar aquella oportunidad. Si aquellos hombres se habían colado tras la retaguardia enemiga, las posibilidades aumentaban.
-Muy bien Teniente, quizás si tenga algo para usted. ¿Necesita munición?
-Afirmativo.
-Pues es lo que le puedo facilitar. Coja un par de hombres de aprovisionamiento y entre los tres carguen todo lo que puedan. Por ahí debe haber munición, y también morteros tipo comando y granadas de fusil en abundancia. Luego vayan con sus hombres y monten todo el ruido que puedan. Deben atraer a tantos enemigos como les sea posible. En unos minutos vamos a contraatacar desde el sur y el oeste, y necesito que el enemigo se disperse lo más posible para tener alguna posibilidad de éxito...ah, y hágase con una radio que funcione, quiero tener noticias de ustedes.
-Entendido. Me pongo en marcha ahora mismo. - y diciendo esto, el Teniente Ortíz se puso en marcha buscando a quienes se iban a convertir en “voluntarios” para meterse en un avispero.

Torres miró su reloj. El ataque estaba a punto de comenzar. Se dirigió al M-557 y cogió su Galil.

-Pascual comunica nuestro estado e intenciones al mando de la División y al del Grupo de Caballería, luego reúnete conmigo ahí fuera, nos vamos de aquí. Quiero ver el ataque de cerca.
-A la orden.

Tras unos minutos, ambos salieron del puesto de mando y se dirigieron hacia el centro de la ciudad. En su recorrido vieron y oyeron a heridos que estaban siendo tratados en el interior de algunas casas, y el olor a pólvora y el ruido de los disparos se hacían más intensos a cada paso que daban. De pronto el ruido de las armas automáticas comenzó a ganar intensidad y las explosiones se producían unas tras otras. “Ya ha comenzado”.
Buscaron y encontraron el puesto de mando del Mayor Cepeda, el cual no pudo evitar la sorpresa al ver a su superior entrar en la casa donde se encontraba con sus hombres.

-¿Que hace aquí? - preguntó el Mayor.
-Tengo que ver esto de cerca. Es nuestra única posibilidad, sino lo logramos, vamos a pasarlo muy mal...¿que tal va de momento?
-Acabamos de comenzar. Todavía no sabría decirle, pero creo que nuestras fuerzas están muy igualadas.
-A lo mejor todavía tenemos suerte, hay un pelotón de la 3ª Compañía que ya ha llegado a la plaza, y he enviado algunos refuerzos para que apoye el avance del resto de la Compañía que estaba detenida y contacte con ellos. Y a última hora han aparecido un pequeño grupo de comandos que están haciendo de las suyas al noreste de aquí. Entre ambos, espero que puedan atraer a más enemigos y tengamos una cierta superioridad en este sector.
Cepeda lo miró con cierto escepticismo.
-Podría dar resultado mi Teniente Coronel, pero deberíamos tener más tiempo. Si las columnas enemigas llegan según lo que me ha informado, vamos a estar cogidos entre dos fuegos y muy comprometidos.
-Lo se, lo se. Por eso debemos poner toda la carne en el asador y hacer un último esfuerzo. Si la situación no se desbloquea pronto, tendremos que retirarnos y fortificarnos al sur de la ciudad a la espera de refuerzos. Ahora voy a ir a la linea del frente, vuelvo en unos minutos.

Cepeda lo vio salir, sabiendo que era inútil que tratara de decirle lo peligroso que era que el comandante del Batallón se acercara tanto a un tiroteo en una zona urbana. Torres era así.
Cuando este llegó a una posición donde le pareció que dominaba una buena parte de dos calles donde se combatía, se parapetó tras una furgoneta medio calcinada y observó como evolucionaba el ataque. Veía el rastro de algunos proyectiles salir de una ventana o de una esquina, algunos hombres correr de un lado a otro, reptar disparar y volver a salir en una carrera corta, luego una explosión de una granada, después pavorosos gritos de dolor que se superponían al de las armas de fuego. Era difícil decir si sus tropas llevaban la mejor parte, pero se notaba mucha actividad.
Un soldado colombiano lanzó una granada de fusil contra una ventana de la segunda planta de una casa y poco después la explosión y humo blanquecino saliendo de allí. Una ametralladora abrió fuego desde el tejado que tenía justo detrás y varios botes comenzaron a soltar humo en medio de una de las calles. Al poco, varios de sus soldados avanzaron en rápida carrera de una a otra posición, siempre pegados a la pared o protegiéndose con lo que podían. Vio como uno resultó alcanzado en una pierna por un proyectil y como un compañero lo arrastraba tras una valla de un jardín. Estaba inmerso en observa el desarrollo de aquel combate cuando su radioperador le agarró de la manga y llamó su atención.

-¿Que? - dijo molesto.
-Tenemos a Foxtrot Alfa al otro lado – dijo refiriendose al Mando de la Primera División, y extendiendo el auricular.
-Aquí India 5, adelante.
-Aquí Foxtrot Alfa, aquí Foxtrot Alfa. Atención India 5, tenemos nuevas ordenes. ¿Me recibe con claridad? - asombrosamente en aquella situación, así era.
-Afirmativo, adelante Foxtrot Alfa, le recibo 4 sobre 5.
-India 5, debe con carácter inmediato, cesar todo ataque y desengancharse del combate con el enemigo. Reagrupense y envíe una compañía de infantería a Manure, el resto del Batallón, incluidos los blindados, debe dirigirse al sector 3 – dijo refiriéndose al cruce de 4 Vías – donde volverá a ponerse bajo el mando de la 2º Brigada. Acuse recibo de las ordenes.
Torres estaba estupefacto. ¿A que venía ahora aquello? Todavía podía lograr su objetivo de tomar Uribia... “mierda, no debería haber comunicado mis intenciones a la División...en fin, ellos sabrán mejor lo que pasa a nuestro alrededor”, y es que si bien por una parte le fastidiaba bastante no cumplir la misión, por otra, le producía cierto alivio saber que no se iban a quedar rodeados y aislados del resto de la División.
-India 5 ha recibido el mensaje – dijo secamente.
-Bien, informe con regularidad. Foxtrot Alfa fuera.

Torres y Pascual volvieron por donde habían venido y le contaron al Mayor Cepeda las nuevas ordenes. Después, se puso en contacto con los comandos del Teniente Ortíz y con la 3ª Compañía.

-...Tango ¿me reciben?...aquí India 5, adelante.
-...ffff...fff...lante Ind..5...
-Tango, tienen nuevas ordenes. Cancele el ataque, repito, cancele el ataque.

El Capitán Muñoz quedó atónito primero y cabreado después, tras solicitar y recibir confirmación de las ordenes.

-Tango. Deben retirarse hacia el cruce con la carretera con Manaure y mantenerlo hasta que llegue la 1ª Compañía allí. Pero antes debe recuperar al pelotón que esta en la comisaría. Esa tarea tiene prioridad sobre lo demás, ¿entendido? ¿es posible?
-...afirmativo...ya estamos muy cerca de ellos...esos cañones nos han servido de mucha ayuda...les ordenaré unirse a nosotros y nos replegaremos hasta el cruce.
-De acuerdo. Informen cuando hayan cumplido sus tareas asignadas.
-Recibido. Corto.

Torres llegó al puesto de mando y comenzó a prepararlo todo de acuerdo con las ordenes recibidas. Al interrumpir el ataque los soldados colombianos y comenzar a retirarse, los paracaidistas venezolanos trataron de aprovecharse de la situación y presionar a sus enemigos, pero las fuerzas que cubrían la retaguardia, las propias bajas y el agotamiento de sus tropas, hicieron que la persecución que preveía el comandante del Batallón de paracaidistas, quedara en un ligero hostigamiento.
Treinta minutos después, algunos comandos se habían dispersado por los alrededores de la ciudad buscando causar problemas en la retaguardia de las fuerzas venezolanas que se aproximaban, la 1ª Compañía se dirigía hacia Manaure mientras que el resto del 5º BICOR y las fuerzas agregadas que habían combatido en Uribia se encontraba camino a 4 Vías, y protegiendo su retaguardia los elementos del Grupo de Caballería, los últimos en abandonar la zona, ya que las dos columnas enemigas estaban llegando a las afueras de la ciudad.

“Mierda, con que solo me hubiesen hecho caso y nos hubieran dejado partir cuando lo solicité, hubiésemos tenido tiempo de cumplir la misión, o si hubiéramos tenido más blindados bajo mi mando, podríamos haber golpeado por otros ejes con más fuerza, o si hubiésemos recibido nada más que una Compañía de refuerzo...mierda, podíamos haber ganado y ahora nos batimos en retirada... aunque quien sabe...demasiados condicionales”, y así con la mitad de su cerebro sumido en sus pensamientos y la otra mitad atento a las mil cosas que suponía estar al mando del Batallón, el Teniente Coronel Juan Carlos Torres se alejaba de Uribia en su vehículo de mando.


Credito de la lámina: Lord Henry
Última edición por flanker33 el 07 Mar 2013, 20:10, editado 3 veces en total.


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Mensaje por eltopo »

feliz año felicitaciones y pendiente por el desarrollo de esta trama :green:


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Juan David
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Mensaje por Juan David »

Bueno flanker, felicitaciones por tu Medalla, no era para menos!!

Estamos atentos al desarrollo del relato :militar6:


Adelante Colombia!
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Isra999
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Mensaje por Isra999 »

Que bueno que encontré tu nueva historia Flanker, uno de mis objetivos este año era ya no estar tanto en internet, pero con estas historias imposible :alegre:


Y tus templos, palacios y torres se derrumben con hórrido estruendo, y sus ruinas existan diciendo: De mil héroes la Patria aquí fue.
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Mensaje por flanker33 »

Hola a todos, me alegra veros por aquí este año también... :wink:
Aprovecho para hacer una consulta sobre la FFL "Almirante Padilla" de la Armada Colombiana. Según leo, su velocidad máxima es 27-28 nudos, pero¿ alguien sabe su velocidad máxima sostenida? y otra más, según la wiki en español, uno de las modernizaciones en las FFL que iban a recibir a partirde 2008 era la instalación de un AIS (Sistema de Identificación Automática), lo cual indicaría que en la fecha del relato no tendría:

http://es.wikipedia.org/wiki/Clase_Almirante_Padilla

sin embargo en la versión en inglés:

http://en.wikipedia.org/wiki/Almirante_ ... ss_frigate

habla de las mejoras realizadas, y no menciona entre ellas el AIS. Ya se que la Wiki no es una fuente muy fiable, pero he buscado por otros sitios y no he encontrado nada. ¿Alguien sabría si antes de la modernización tenía o no un AIS las Clase "Almirante Padilla"?
Gracias por anticipado.

Y ahora, seguimos con otro fragmento más.

Saludos


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Mensaje por flanker33 »

5 de marzo. Santa Marta. Colombia.

Vestida con una camiseta de manga corta, un chaleco tipo safari donde se leía la palabra PRENSA en una tira pegada a él y pantalones repletos de bolsillos, Sandrine Chereau, pese a que estaba a muchos kilómetros de donde tenían lugar los combates, parecía una aguerrida corresponsal de guerra, y aunque no tenía experiencia previa como tal, si había cubierto diferentes noticias de campo en el conflicto interno colombiano, lo cual no siempre era seguro. Le hubiera gustado estar más cerca del frente, equipada con chaleco antifragmentos y casco militar, pero las autoridades colombianas habían considerado que la prensa, y particularmente la extranjera, no debía llegar más allá de Santa Marta por su propia seguridad, o al menos eso decían.
Aquel enfrentamiento era una oportunidad para la carrera de la joven periodista. La atención del mundo estaría centrada en aquella zona durante los próximos días, y si sabía hacer bien su trabajo, estaba segura que podía ser un pasaporte para otros destinos importantes.

Tras restringirse el tráfico aéreo en el norte de Colombia, había llegado hacía unas horas a la ciudad tras un largo viaje por carretera que le había llevado a cruzar la mitad norte del país, desde la Capital hasta el Caribe. En Bogotá habían quedado un pequeño equipo técnico y de reporteros que la cadena había enviado desde París para apoyar la labor de su corresponsal. Con ella habían viajado Jean-René, el cámara, y Albert, un productor también llegado de refuerzo desde Francia.
Tras alojarse en el hotel y preparar el equipo técnico salieron para realizar la conexión con los informativos, no había tiempo que perder. Por suerte, Albert había localizado el escenario adecuado para Sandrine.
En la oscuridad de la incipiente noche, los tres llegaron en la furgoneta alquilada a las cercanías de una Base Militar. Se bajaron y comenzaron a prepararlo todo. Finalmente, Jean-René encuadró a la reportera delante de una puerta de acceso al cuartel con militares uniformados vigilando la entrada a su espalda, y un cartel donde se podía leer “Bienvenidos. Base Militar Papare. Batallón Inf Mec nº5 Córdoba” iluminada con focos encendidos por toda la zona.
En unos segundos le darían paso desde los estudios centrales en París. Estaba en directo en el noticiario, que había abierto sus titulares con el conflicto en Latinoamérica. El cámara le hizo la señal y Sandrine comenzó a hablar.

-...¿que más nos puedes contar, Sandrine?
-Buenas noches desde Colombia. Así es, en la mañana de hoy 5 de marzo, fuerzas militares venezolanas y ecuatorianas han iniciado una operación militar a gran escala en suelo colombiano. Pese a las horas transcurridas todavía no es demasiado lo que se sabe, ya que las autoridades políticas y militares de ambos bandos no han querido dar muchos detalles, pero todo parece indicar que la aviación venezolana ha atacado bases militares en el interior de Colombia, a la vez que fuerzas terrestres han comenzado a cruzar la frontera a través de la zona conocida como la Guajira, y que según expertos consultados por esta reportera se presenta como el principal campo de batalla de esta guerra. En el sur, algunos bombarderos ecuatorianos han atacado objetivos militares fronterizos y se ha intercambiado fuego de artillería y disparos entre los soldados de ambos países - consultó sus notas y prosiguió – Y si se sabe poco de los combates de hoy, tampoco se puede decir mucho de las bajas sufridas por ambos bandos, ya que no hay datos oficiales, y cada país asegura haber derribado aviones o helicópteros enemigos, así como haber infringido graves perdidas a su adversario. Esta guerra de cifras suele ser común en los conflictos durante los últimos años, pero lo único seguro de momento es que hay tropas venezolanas en suelo colombiano. A nosotros y a la prensa en general, no nos han dejado llegar más allá de Santa Marta, a más de 200 kilómetros del frente, pero todo parece indicar que se estarían produciendo fuertes combates en ciudades como Maicao, cerca de la frontera con Venezuela, y en Uribia, que estaría más al interior de la península de la Guajira, pero como decimos, no podemos confirmarlo, al menos de fuentes oficiales colombianas, que nos han comentado que se celebrará una rueda de prensa más tarde, en la noche de hoy, o mañana por la mañana, y de momento nos remiten a los escuetos comunicados oficiales de las autoridades civiles y militares donde tan solo han explicado que se están produciendo combates en tierra y en el aire entre fuerzas militares de los tres países implicados, y que las Fuerzas Armadas Colombianas combaten con bravura causando muchas bajas al enemigo.
Del lado venezolano y ecuatoriano, la actitud es parecida, y los comunicados oficiales tienen un tono bastante propagandístico y patriótico. Un portavoz del Ejército venezolano en declaraciones a la emisora de televisión del Estado y en TeleSur, ha explicado el punto de vista oficial, comentado que se les ha impuesto el conflicto debido a la actitud del gobierno colombiano, y ha justificado el ataque “para dar una lección a los dirigentes y militares colombianos y a su afán expansionista” y ha recordado “que la soberanía de los pueblos bolivarianos es sagrada y ningún títere de una potencia extranjera podrá volver a poner un pie en ellos sin recibir una fuerte y contundente respuesta por parte del pueblo”.-Se detuvo de nuevo para coger aliento y esperar alguna pregunta desde París.
-Sandrine – escucho de nuevo por el auricular que llevaba en la oreja – el gobierno de Bogotá también ha remitido algún comunicado a la prensa ¿que es lo que se dice en él?
-Pues también en un tono muy patriótico, viene a decir que su país está siendo agredido por sus dos vecinos sin motivos, y que pese a que su pueblo es un pueblo de paz, la agresión no quedará sin respuesta y que al final, sus Fuerzas Armadas triunfarán. También hace un llamamiento a los ciudadanos para mantenerse unidos en estos duros momentos para la nación y termina el mismo, solicitando a la comunidad internacional que ejerza la presión necesaria para que sus vecinos detengan la ofensiva y reciban el castigo por haber iniciado una guerra de agresión.
-¿Y cual ha sido la reacción popular en los tres países?
-Pues como os podéis imaginar, una explosión de patriotismo ha recorrido las capitales y las principales ciudades de estos países, y por ejemplo a mediodía, una multitud de miles de personas congregadas espontáneamente recorrían el centro de Bogotá bajo banderas colombianas y con gritos e insultos a los presidentes Chavez y Correa. En Caracas se ha producido algo muy parecido, aunque lógicamente de signo contrario, y los analistas creen que pese a las diferencias en la sociedad venezolana entre los chavistas y la oposición, una buena parte de ella apoya el ataque a Colombia. En Quito ha sucedido otra manifestación como las anteriores, en la que el presidente Correa se ha dejado ver y ha arengado a sus ciudadanos en un pequeño mitin improvisado.- Desde París, iban incluyendo imágenes de todo aquello que Sandrine iba explicando para ilustrar la crónica de su reportera.- Incluso os puedo comentar que las redes sociales, los foros e internet en general, están que echan humo, y los partidarios de unos y otros mantienen fieras batallas dialécticas en el ciberespacio.
-Sandrine, desde la ONU y la OEA ya se ha pedido el cese inmediato de las hostilidades, pero no parece que el llamamiento haya hecho ningún efecto ¿es así? ¿Que se prevé para las próximas horas o días, allí sobre el terreno?
-Pues es así como dices, ni Bogotá por un lado ni Caracas o Quito por el otro, parecen haber escuchado a los organismos internacionales. Quizás sea un poco pronto para que cesen los combates visto el alcance y el despliegue militar que parece intuirse por las escasas informaciones que tenemos. Por ejemplo, el Cuartel que está a nuestras espaldas pertenece a un Batallón del Ejercito Colombiano que si bien no ha sido confirmado, y pese a que en las últimas horas ha habido un cierto movimiento de helicópteros y rumores sobre la presencia de alguna personalidad en él, todo el mundo aquí sabe que dicho batallón está luchando contra los venezonalos en la Guajira. Algunos expertos en temas militares nos aseguran que Venezuela y Ecuador querrán una victoria significativa sobre las fuerzas colombianas antes de pensar en retirarse, y que eso podría llevar varios días, quizás semanas, pero a la pregunta de cual podía ser esa victoria significativa, los expertos no se ponen de acuerdo dada la poca información disponible hasta el momento y lo ambiguo del mensaje de Caracas de “dar una lección a los colombianos”. Por otro lado, es difícil pensar que el Gobierno colombiano vaya a plantearse un alto el fuego mientras haya tropas extranjeras en su territorio. Si queréis mi valoración personal, como os comentaba, me parece que no habrá un cese de hostilidades o un alto el fuego al menos en las próximas horas o seguramente días. Tendremos que esperar a ver que ocurre.
-Y ya por último, ¿que se dice en la zona sobre la reacción de la comunidad internacional?
-Pues oficialmente, Bogotá valora y agradece el respaldo y apoyo de las naciones amigas, en especial de sus hermanas latinoamericanas y de su gran aliado, los Estados Unidos, mientras que Caracas y Quito hacen lo mismo con los países de todo el mundo que les han dado apoyo, y critican cualquier posibilidad de intervención extranjera en el conflicto, y acusan a Whasington de estar preparando una invasión de sus países, con la excusa del conflicto iniciado hoy. Aunque no es la primera vez que desde el gobierno venezolano se dice algo así, hay quien cree que esta vez podría tener algo de razón, o al menos que los Estados Unidos se involucren de alguna forma en el conflicto si no se resuelve rápidamente. Por contra, otros expertos dudan mucho que los norteamericanos se vayan a inmiscuir en una guerra como esta. De nuevo habrá que esperar, ya que de momento Washington y el Pentagono, pese a mostrar su apoyo al gobierno colombiano y rechazar duramente la ofensiva contra su aliado, ha evitado posicionarse militarmente en el conflicto pese a que están tomando, según su terminología “medidas adecuadas para controlar la situación en el Caribe”, sea lo que sea que signifique eso.
-Pues muchas gracia Sandrine, magnifico trabajo el tuyo y el de tu equipo. Seguiremos en contacto y tened mucho cuidado. Buenas noches.
-Gracias a vosotros y buenas noches.

El foco de la cámara se apagó y Jean-René la bajó para descansar el hombro donde la tenía apoyada.

-Ha ido bastante bien - comentó Albert mientras recogía el micrófono a la reportera y comenzaba a guardar el equipo.
-Creo que si. Ahora sería mejor que descansáramos algo en el hotel, e hiciéramos turnos para estar atentos a la conferencia de prensa en Bogotá. Por la mañana deberíamos intentar encontrar algún método para llegar al menos a Riohacha ¿no os parece?
-Va a ser complicado – dijo Jean-René – he oído que los militares controlan los accesos y salidas de la ciudad. Al menos la carretera por donde entramos si que lo hacen, ya lo visteis.
-Deberíamos buscar una salida no muy transitada e ir por carreteras secundarias si logramos salir de la ciudad – respondió Albert.
-Y si eso falla, ¿habéis visto el pequeño puerto que hay aquí? Seguro que alguien nos podría acercar por mar – dijo la reportera.
-...mmm...no se si será posible, pero en cualquier caso, seguro que barato no es.
-Pero eso no será problema para un veterano productor como tú ¿verdad? - respondió Sandrine con una encantadora sonrisa.
-Bueno, primero buscaremos otras opciones, y si no queda más remedio, ya veremos como lo hacemos.

Sandrine le dedicó un triunfal guiñó antes de meterse en la furgoneta que habían traído desde Bogotá, y dirigirse hacia el hotel. De momento habían cumplido, mañana sería otro día.


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Mensaje por flanker33 »

Hola a todos, ahí va otro fragmento más del relato .

Saludos.


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Mensaje por flanker33 »

5 de marzo. Base Militar Papare. Santa Marta. Colombia.

Mientras en el exterior de la Base Militar Papare los periodistas hacían sus crónicas, en el interior estaba a punto de comenzar una reunión de autoridades civiles y militares colombianas.
El General Suárez había dejado su puesto de mando en Riohacha a regañadientes, pues no le gustaba nada abandonarlo en aquellos momentos de tensión y peligro para sus hombres y su país, pero también admitía que debía informar a sus superiores de primera mano, y era difícil que estos acudieran hasta su Cuartel General, tan cerca de los disparos, básicamente los políticos que iban a asistir a aquella reunión. Y por otra parte, también deseaba obtener información de lo que acontecía más allá de su área de responsabilidad, para hacerse una mejor visión de conjunto, lo cual era importante, pero sobre todo llegaba a aquella reunión con la idea de mostrar las urgencias y necesidades de sus soldados y con una lista de pedidos, que esperaba aquellos hombres pudieran satisfacer.
En el interior de una cómoda y bien iluminada sala de reuniones, el General estaba sentado en un extremo de una mesa ligeramente rectangular, mientras que en el extremo opuesto, un civil en mangas de camisa le observaba detenidamente. Con unas amplias entradas en su pelo oscuro y sus grandes gafas, el Doctor Pizarro era el emisario personal del Presidente Uribe y quien iba a llevar las riendas de la reunión. A la derecha de Suárez, el Coronel Segura, representante del Comandante General de las Fuerzas Militares, y a la derecha de este, el Coronel Ferrero, representante del Comandante del Ejercito Nacional. A su izquierda, otro civil, un alto funcionario del Ministerio de Defensa que le fue presentado como Señor Pinilla. Todos ellos iban acompañados de su personal de apoyo y ayudantes. Suárez había venido solo, cargado con dos voluminosas carpetas de documentos, un uniforme de campaña arrugado y su pistola reglamentaria.
El tiempo de las presentaciones y comentarios sin demasiada sustancia había terminado, y el Doctor Pizarro dio inicio a la reunión.

Imagen

Reunión en Santa Marta

-Caballeros, ya saben todos el motivo de que estemos aquí, así que no me andaré por las ramas. El Presidente de la nación necesita información de primera mano de lo que acontece en los combates de la Guajira. Ya hemos hablado con sus homólogos de la Armada y la Fuerza Aérea, y ahora necesitamos completar toda esa información con ustedes para tomar las decisiones correctas en esta guerra. General Suárez ¿haría el favor de explicarnos lo que ha sucedido en el día de hoy y la situación actual en su Teatro de Operaciones? - dijo más ordenando que pidiendo.
-Por supuesto – al General le había gustado la disposición y la determinación que mostraba aquel político, bastante alejada de otros que él había conocido. - A primera hora de la mañana de hoy, nuestras tropas se han visto atacadas por fuerzas venezolanas, que han comenzado con bombardeos aéreos y de artillería, para poco después adentrarse sus soldados en nuestro suelo patrio. Lo han hecho por dos ejes principales, uno siguiendo la carretera transversal 90 en dirección a Maicao, con una fuerza estimada de una brigada de infantería, reforzada por unidades de tanques, artillerías y comandos y algo más arriba – dijo señalando una posición en un mapa en A3, que extendió sobre la mesa para que fuera visible a los presentes y en que se representaban las operaciones de aquel día en la Guajira – entre unos 25 y 30 kilómetros al norte de la frontera de Paraguachon, y en dirección a la ciudad de Uribia, otra columna enemiga con una fuerza estimada en una Brigada de Infantería de Marina, a la que al parecer se le han agregado unidades divisionarias y un batallón de caballería con vehículos blindados, avanzaba a través de las pocas pistas aptas que existen en esa zona semidesertica. Nuestras tropas en la frontera han combatido bien, pero eran escasas y tan solo tenían la misión de servir de advertencia y retrasar al enemigo para que el resto de fuerzas estuviera dispuesta para la lucha.
-¿Cual era nuestro dispositivo militar? - interrumpió el Doctor Pizarro.
-Para la defensa de Maicao, que creemos que es su primer gran objetivo, he dispuesto el despliegue del 6º Batallón de Infantería Mecanizada, una de nuestras mejores unidades, reforzadas por blindados de los dos Grupos de Caballería que conforman la 10º Brigada, comandos, ingenieros y unidades de artillería dándoles apoyo desde ...
-¿Y por que ha permitido que se adentren más de 10 kilómetros en nuestro territorio antes de presentar una batalla seria, General? - preguntó Pinilla.
-Pues porque nuestro despliegue no esta concluido, y la superficie a proteger por mis fuerzas es enorme. Por ejemplo, para los aproximadamente 200 kilómetros de frontera común en la Sierra del Perijá, tan solo puedo disponer de 2 batallones de montaña, que como usted sabrá, es una proporción de fuerzas claramente insuficiente para un frente tan amplio. Por eso he debido concentrar mis hombres en zonas de paso obligado para el enemigo como Maicao, para frenarlos en un combate urbano el máximo tiempo posible y permitir que lleguen los refuerzos. Además, el enemigo ha obtenido temporalmente una superioridad numérica local, y arriesgarse bajo esas premisas a una batalla fronteriza, en una zona sin fortificar ni grandes obstáculos naturales, era dar la ventaja a los venezolanos...e imagínese si hubiésemos perdido el grueso de la Brigada nada más comenzar la guerra. Ahora podríamos estar hablando de un auténtico desastre. Decidimos utilizar la 10ª Brigada para frenar el avance enemigo, y la 2ª Brigada para defender lugares en una segunda línea, planteando una defensa en profundidad, y dar así tiempo a la llegada de más fuerzas, y de momento está resultando. Ya hay desplegados dos batallones de Infantería de Marina, uno en Riohacha y otro en Puerto Bolivar, mientras que la 11ª Brigada de la 7ª División está reforzando al defensa de Riohacha y el pueblo de Albania, al sur. Esperamos la llegada de más batallones y brigadas próximamente, principalmente de las 7ª y 5ª Divisiones.
-Desde el Ejército y el Comando General, revisamos y apoyamos la estrategia del General a ese respecto – apuntilló el Coronel Segura.
-Prosiga General – indicó Pizarro.
-Como decía, el enemigo ha disfrutado de una ventaja cuantitativa en estos primeros momentos, y para hacer frente a la segunda columna enemiga, a su Infantería de Marina, se desplegaron frente a ella aproximadamente dos tercios del Grupo de Caballería “Gustavo Matamoros”, reforzado por algunos comandos y algo de artillería. Como preveíamos, eran fuerzas insuficientes para detenerlos así que opté por la táctica de retrasarlos los más posible a la vez que los castigábamos y les causábamos algunas bajas, pero sin arriesgarnos a una lucha de posiciones, que a mi parecer sería contraproducente para las características y composición de nuestras fuerzas.
-¿Y eso nos ha llevado a que perdamos Uribia? - comentó Pinilla más afirmando que preguntando.
-Si me permite continuar, Señor Pinilla, lo próximo que iba a explicarles era el asalto aerotransportado que el enemigo ha realizado a las afueras de Uribia, unos pocos kilómetros al noreste de la ciudad. Sus fuerzas de aerotransporte son escasas, así que han tenido que lanzar dos oleadas de paracaidistas y transportar el resto con helicópteros. Estimamos que deben haber puesto en tierra un batallón, más o menos 500 hombres, pero por lo lento de su despliegue debido a esa falta de aviones, y por la necesidad de asegurar su zona de salto, no han podido iniciar la ofensiva sobre la ciudad hasta pasadas unas horas, lo que nos ha permitido replegar algunas fuerzas y reforzar la defensa de la ciudad, aunque de nuevo eran insuficientes. Tenía destinado al 5º Batallón de Infantería Mecanizada para que reforzara al Grupo de Caballería frente a los infantes de marina enemigos y asegurar Uribia, pero tras las primeras noticias del asalto sobre dicha ciudad, mis superiores ordenaron retenerlo hasta hasta que las fuerzas que debían sustituirlo en la defensa de Riohacha completasen su despliegue...
-Se estimó la posibilidad que el enemigo realizara otro salto similar en Riohacha – intervino el Coronel Ferrero – y no quisimos arriesgar la perdida de esta ciudad que hubiera supuesto un descalabro importantísimo en nuestro sistema defensivo. Por desgracia conllevó que el 5º Batallón saliera algo más retrasado de lo esperado a cumplir sus ordenes, que también habían cambiado. Debían apoyar la defensa de la ciudad y expulsar a los paracaidistas enemigos.
-Lo cual obviamente no se ha logrado – observó Pizarro, y miró nuevamente a Suárez para que prosiguiera.
-En verdad, la situación era muy peligrosa, y las fuerzas que contenían a la columna norte venezolana estaban a punto de verse desbordadas y derrotadas si proseguían su lucha por frenar al enemigo. También el destino de las tropas que luchaban en Uribia estaba en entredicho si eran rodeadas por fuerzas superiores numéricamente, así que se tomé la decisión de retirarlas y establecer un nuevo frente.
-Háblenos ahora de como está la situación en Maicao – pidió el representante del Presidente.
-Allí la situación ha sido algo mejor. Tenemos más tropas, más blindados y apoyo artillero, y combatimos en terreno urbano, por lo que todavía conservamos la mitad de la ciudad. Lo malo es que todavía quedan civiles sin evacuar y se han producido varias bajas entre ellos, aunque no tantas como se podrían esperar, la artillería enemiga ha medido bien sus disparos y no parece que tengan intención de arrasar la ciudad, no sabemos muy bien si por que no quieren dejar un terreno todavía más apto para la defensa o por respeto a los civiles.
-Seguramente por relaciones públicas – dijo Pinilla – no les gustaría ver en las noticias del mundo entero como su artillería destruye edificios y casas enteras.
-Pues bienvenido sea, aunque ese sea el motivo. Aunque todavía hay civiles atrapados entre los dos Ejércitos, muchos han podido escapar hacia el sur, que es hacia donde los estamos dirigiendo.
-Entonces ¿podemos detenerlos en Maicao? - preguntó el Doctor Pizarro.
-Lamentablemente no creo que sea posible, ni siquiera que nos convenga hacerlo.
Los civiles le miraron extrañados e intercambiaron miradas con el resto de los presente.
-¿Que quiere decir General? ¿Pretende abandonar Maicao sin defenderlo hasta las últimas consecuencias?
-Yo no he dicho eso...
-Pero ¿tendrá usted algún plan, supongo? - dijo algo enojado Pizarro.
-Por supuesto, aunque para llevarlo a cabo mis soldados necesitarán varias cosas que ustedes deberían proporcionarnos para que tengamos éxito, así como destinar las tropas y recursos suficientes...

El General Suárez comenzó a sacar mapas y documentos de sus carpetas y en poco menos de media hora explico el plan de batalla que habían previsto él y su Estado Mayor, con el visto bueno de sus superiores.
Al terminar y tras algunas preguntas más, la reunión se dio por concluida. Los civiles regresaban a Bogotá, mientras que los militares volvieron a sus puestos. Cuando el Coronel Luis Fernando Vallejo, el oficial de operaciones de Suárez, lo vio regresar a su Cuartel General en Riohacha, supo que la reunión había ido bien.




5 de marzo. Cuartel del Comando Estratégico Operativo. Caracas. Venezuela.

Aquella era seguramente la última reunión que tendría en aquel agotador día, y el Coronel Benito de la Cruz estaba tenso. Pese a su experiencia y a que no era la primera vez que se reunía en la sede del Comando Estratégico Operacional con todos los altos mandos que lo conformaban, incluido el Presidente de la República Bolivariana, si lo era estando inmersos en una verdadera guerra de gran importancia para su país y para la región entera.
Pero pese a la tensión, el cansancio y las ojeras que arrastraba desde hacía días, se obligó a prestar el máximo de atención al oficial que representaba a la Aviación Militar Bolivariana, el cual hacía su exposición tras el representante de la Armada.

-...así pues, los ataques realizados a primera hora de hoy contra las dos Bases Aéreas y la Base Naval de Cartagena, han sido un éxito. Hemos tenido alguna baja, pero hemos logrado destruir varias aeronaves, tanto en aire como en tierra, así como un dique flotante con dos minisubmarinos, además de haber causado importantes daños a dichas bases. Por desgracia no son suficientes para considerarlas destruidas, y mañana por la mañana se repetirán los ataques contra Palanquero y Barranquilla. - Tomó un sorbo de agua y prosiguió – Lo deseable hubiese sido repetirlos esta misma tarde, pero las necesidades de nuestras tropas en los combates en la Guajira, nos han obligado a que nuestros cazabombarderos y el grueso de la aviación de combate, se destinara a poyar los combates terrestres, principalmente alrededor de Maicao y en el avance hacia Uribia.
-¿Cual ha sido el alcance de la respuesta de la Fuerza Aérea Colombiana? - quiso saber el Ministro de Defensa.
-En el plano defensivo, tan solo han intentado oponerse en el ataque a Palanquero, y pese a que hemos perdido un caza, creemos que hemos logrado destruir dos de los suyos. A parte de eso, poco más. Alguno de nuestros helicópteros, Tucanos y Broncos se las han visto con algún AT-29 y Dragonfly enemigo, y hemos perdido un Bronco y un 412 del Ejército, pero también hemos tumbado al menos un Supertucano y varios helicópteros. En el aspecto ofensivo, sus operaciones se han centrado básicamente en misiones de apoyo táctico a la tropas que defendían el sector de Maicao, contra la columna de nuestra Infantería de Marina y alguna incursión sobre la zona fronteriza, pero nuestros misiles RBS-70 y ya por la tarde, nuestros cazas, han logrado que los daños no fueran muy elevados.

De la Cruz pensó en los informes que tenía directamente del campo de batalla...seguro que sus autores no hubiesen estado de acuerdo con la apreciación de su colega de la Aviación. Pero estaba de acuerdo en que al menos no habían sido lo suficientemente importantes como para detenerlos.

-...además de algunos vuelos de reconocimiento y transporte de tropas y suministros a lo largo de todo el país.
-¿Y que ha pasado en el Teatro de Operaciones con Ecuador? - preguntó el Comandante del Ejército.
-Nuestros aliados ecuatorianos han realizado un puñado de salidas de ataque con sus Kfir y A-37 sobre puestos cercanos a la frontera. Tenemos noticias de algún combate aire aire entre sus Mirage F-1 y los Mirage 5COAM colombianos, que parecen haberse saldado sin perdidas para ningún bando. Nuestra apreciación, es que ha sido un día para tantearse unos a otros y medir fuerzas. Mañana nos aseguran nuestros aliados que realizarán un fuerte empeño en su sector.
-Muy bien, y ahora quiero que nos explique un par de cosas más – comenzó a decir el Presidente Chavez - ¿Qué medidas hemos tomado para proteger nuestras instalaciones petroleras y el puente General Urdaneta? ¿hay alguna explicación del por qué no han sido atacadas aún?...y también quiero conocer cuales son nuestros planes para mañana.
-Señor Presidente, – comenzó a responder el oficial, algo más nervioso ahora – respecto al motivo de por que no han atacado instalaciones clave en nuestro territorio, como pensábamos que podían hacer, puede ser debido a diferentes motivos. Uno es que no quieran escalar el conflicto y que nosotros tomemos represalias contra sus instalaciones petroleras. Otro podría ser que por presiones externas, no consideren atacar nuestras instalaciones en Amuay, Punta Cardón o en el lago de Maracaibo. Personalmente me inclino a pensar que no han podido, por nuestra vigilancia y nuestras medidas defensivas...
-¿Que han sido...? - interrumpió Chavez.
-...pues hemos dispuesto nuestros misiles Barak protegiendo dichas instalaciones y los misiles RBS-70 para proteger el puente, y se han realizado patrulla aéreas de combate por parte de nuestros cazas.
-¿Continuas? - preguntó el Comandante del Ejército.
-...no exactamente. Por la mañana no hemos tenido el número suficiente de aviones y también debemos proteger nuestras bases aéreas e incluso de algún intento de la aviación colombiana de atacar instalaciones militares en nuestra capital, lo cual sería un golpe propagandístico muy importante. Por la tarde, nuestra cobertura ha mejorado sustancialmente.
-Entonces, si no le he entendido mal, y mañana repetimos los ataques a sus bases aéreas, durante buena parte de la mañana estaremos sin protección aérea otra vez.
-General, tenga en cuenta que la destrucción de esas dos bases es uno de los objetivos primarios de la Aviación Militar Bolivariana en este conflicto, además, sus tropas y las instalaciones estratégicas no quedarán indefensas. Los F-5 desde Maracaibo se ocuparán de la defensa del puente General Urdaneta, y durante los momentos que consideramos más peligrosos, habrá una patrulla de dos Sukhoi en el aire, a media distancia entre el puente y el lago Maracaibo, con las instalaciones de la península de Paraguana. Además están las baterías de misiles antiaéreos.

Algunos de los presentes no estaban muy convencidos, pero el Presidente ordenó que prosiguiera con su exposición.

-...y además de los ataques a las bases aérea enemigas, vamos a reservar algunos Mirage para que cuando los C-212 Patrulleros de la Armada o alguno de sus buques logren localizar a la fragata colombiana de la que nos ha hablado el Capitán de Navío Eugenio Cadenas , podamos atacarla con misiles Exocet. Y por supuesto, vamos a seguir apoyando a nuestras tropas en tierra para facilitar su avance a través de la Guajira.
-De acuerdo, luego leeré el informe más detenidamente. Ahora avancemos...a ver, el Ejército, vamos a ver que tal le van las cosas a nuestros valientes combatientes en tierra – ordenó el Presidente Chávez a la vez que el oficial de la Aviación se sentaba en su sitio visiblemente aliviado.


De la Cruz miró a su colega el Teniente Coronel Pedro Guzmán mientras se levantaba de su silla y se dirigía al lado de una pantalla que colgaba en la pared lateral, y con un gesto hizo que un ayudante comenzase con la presentación del ordenador. De la Cruz pensó que era un acierto haber confiado aquella tarea a Pedro, era un militar brillante y muy inteligente, y no se ponía nervioso ante nada ni ante nadie...o al menos eso parecía desde fuera.

Imagen

Mapa situacional reunión CEO

-Caballeros – comenzó diciendo Guzmán – este ha sido el avance de nuestras tropas en el día de hoy. - En la imagen aparecían una serie de flechas sobre puesta en un mapa de la zona de la Guajira que indicaban el trayecto de las fuerzas venezolanas, y las posiciones y núcleos de resistencia conocidos del Ejército colombiano. Si ampliamos el detalle – volvió a hacer un gesto a su ayudante – veremos como el Grupo de Combate “JOUTAI” ha avanzado desde la frontera hasta la ciudad de Maicao y sus inmediaciones. A media mañana ya se combatía en la ciudad y nuestras fuerzas se desplegaban en un frente lo suficientemente amplio como para defendernos de cualquier intento de contraataque enemigo, que por otro lado no ha llegado a suceder. El enemigo estaba bien preparado y la defensa ha sido relativamente efectiva. Nos han causado alguna bajas en el camino a Maicao y hemos sufrido algunos retrasos, pero la adición en el último momento del Batallón de la Decimotercera Brigada ha sido un acierto, y con esas fuerzas estamos manteniendo la seguridad de nuestra retaguardia y linea de suministros, liberando a toda la Undécima Brigada para que presione en la toma de la ciudad.
-¿Y cuanto éxito han tenido en esa tarea? - preguntó el Comandante de la Aviación Militar, tomándose un poco la revancha por los comentarios anteriores de su colega del Ejército, en la siempre tensa pero cordial disputa entre armas de las FFAA.
-Como ya hemos comentado en alguna reunión anterior, la toma de la ciudad es crucial para proseguir con el avance, pero un combate en zonas urbanas con fuerzas preparadas, pertrechadas y motivadas, es siempre un tema delicado, más si tenemos que contenernos en el uso de nuestro poder de fuego para no causar mucho destrozo ni bajas civiles, de ahí la necesidad de flanquear la ciudad con nuestros blindados y dejar a la guarnición en el dilema de quedar aisladas o retirarse. - Volvió a hacer un gesto y apareció en la pantalla una imagen de satélite de la ciudad capturada de Google Maps, donde se representaban a una escala más detallada las posiciones que ocupaban las tropas venezolanas y colombianas entorno y dentro de la ciudad. - Como pueden ustedes observar, y a pesar de los retrasos y las bajas sufridas, tenemos aproximadamente el control de la mitad de Maicao, mientras que nuestras fuerzas blindadas han logrado un avance similar en la periferia de la misma, aunque están todavía algo lejos de conseguir rodear la ciudad por completo...
-¿Y por que no ha sido posible eso? - inquirió el Presidente.
-Básicamente por que nuestro despliegue no estaba terminado al inicio de las operaciones. Como ya advertimos, el rodear la ciudad era posible, pero no seguro con las fuerzas disponibles, si hubiéramos tenido a toda la Brigada Blindada según indicaba el plan de batalla para “HUYA”, esto se podría haber conseguido más rápidamente. Además el enemigo no ha colaborado. Nos hemos topado con campos de minas, ataques de artillería y comandos a nuestra retaguardia y la aviación enemiga ha conseguido acercarse demasiado. Y por supuesto, los blindados y las armas contracarro del enemigo también han tenido algo que decir. Además, en estos momentos, la infantería colombiana sigue combatiendonos en el interior de la ciudad, y parece que hacen un uso extensivo de material de visión nocturna y de tácticas para combatir en la oscuridad. - Paró un segundo para tomar aire. - De todas formas, es muy posible que aunque mañana solo combatieran las fuerzas que tenemos ahora mismo sobre el terreno, consiguieran rodear la ciudad hacia la tarde según nuestra apreciación, pero con la llegada del resto de la Brigada esta madrugada, estos tiempos se acelerarán y creemos que para mediodía, la guarnición de la ciudad deberá decidir si se retira o se queda, porque con toda seguridad quedará aislada poco después.
-Entonces ¿vamos a reducir nuestros combates en el interior de la ciudad? - volvió a preguntar Chávez.
-A los estrictamente necesarios para mantener ocupados a sus defensores y que no puedan redesplegarse en otras zonas. Cuando estén rodeados o se batan en retirada, se ordenará un ataque más decidido para conseguir una derrota importante de las fuerzas colombianas. - Esperó el asentimiento del Presidente antes de continuar. - Creemos que esas operaciones nos pueden llevar todo el día de mañana – volvió a indicar a su ayudante que pasara a la siguiente imagen. - Por otro lado, este es el avance del Grupo de Batalla “OMMALA”. Como pueden ver, ha sido significativamente mayor que el de nuestras fuerzas más al sur. La Brigada de Infantería de Marina, reforzada con blindados, artillería e ingenieros de su propia División, además de con un batallón de Caballería del Ejército, ha logrado abrirse paso a través de las defensas enemigas, aunque en este caso, eran bastante más escasas que las que hemos encontrado más al sur, apenas una parte de un Grupo de Caballería y algunas tropas de infantería, que si bien han mantenido el tipo y no se han dado por vencidos, no podían hacer nada contra nuestro poder de fuego, y a pesar de que hemos tenido algunas bajas y retrasos, finalmente, a última hora de la tarde, nuestras fuerzas han logrado contactar con los paracaidistas que habían saltado por la mañana en las inmediaciones de Uribia, y que llevaban combatiendo desde la mañana en esa ciudad. Uribia está finalmente en nuestras manos...pero tenemos algunas tropas enemigas a retaguardia, seguramente unidades de comandos colombianos, lo que nos obliga a retener una fuerza importante para mantener la seguridad allí.
-¿Como se han portado los paracaidistas? - quiso saber el Ministro de Defensa, que veía como el Presidente esbozaba una ligera sonrisa cuando se hablaba de su antigua unidad.
-Pues a parte de algún pequeño contratiempo con los medios de transporte, el asalto ha sido un éxito. Tras asegurar la zona de salto para la llegada de los refuerzos, los paracaidistas se han dirigido a la ciudad y de inmediato han comenzado a luchar por ella. Todo iba bien hasta que a media tarde llegaron refuerzos colombianos y la situación se hizo más comprometida. Pero el valor y la preparación de nuestros soldados permitió que la lucha no cesará hasta que el enemigo se vio obligado a abandonar la ciudad para no verse atrapado entre los paracaidistas y la Infantería de Marina.
-Entonces ¿hemos avanzado según lo previsto en ese sector? - preguntó un alto oficial de la Armada.
-Así es, incluso algo más. Antes de la adición de los paracaidistas al plan, pensábamos que los refuerzos colombianos nos retrasarían antes de llegar a Uribia, y que esta debería ser tomada en el segundo día de operaciones, pero ese salto ha sido muy beneficioso para el éxito del Grupo “OMMALA” y todo el flanco derecho de nuestra ofensiva.
El Presidente se veía orgulloso, pero se abstuvo de comentar nada sobre ello, aunque si que volvió a preguntar de nuevo.
-Excelente, y ¿cuales son los objetivos para mañana teniente Coronel?
-El Grupo “JOUTAI” debe de acabar con la resistencia en Maicao y derrotar a las fuerzas defensoras de manera definitiva, mientras que el Grupo “OMMALA” consolidará y reforzará sus posiciones y comenzará el despliegue para la siguiente fase de la ofensiva. Y aunque todavía está al otro lado del Lago de Maracaibo, esperamos que por la tarde, la 44ª Brigada Blindada Ligera se haya unido a la ofensiva.
-¿Y como van las cosas en el resto del país? - preguntó otro de los presentes. Guzmán, antes de responder, echo un trago de agua de una pequeña botella que tenía en la mesa y de nuevo hizo un gesto con su mano derecha. La imagen cambió dos veces antes de llegar a un mapa con una vista general de la frontera entre Venezuela y Colombia.
-De acuerdo con nuestro plan de batalla, en el resto del país, nuestras fuerzas se han desplegado cerca de la frontera y han realizado pequeñas incursiones o tiroteos, nada demasiado serio, lo necesario para fijar al máximo número de tropas enemigas en sus sectores y evitar que refuercen sus tropas en el norte. El éxito de esta estrategia todavía está por ver, por que aunque creemos que hemos logrado retener a un buen número de soldados enemigos, tenemos noticias de unidades, brigadas enteras que se dirigen hacia la Guajira, y en algunos otros puntos, tropas enemigas también están cruzando la frontera en incursiones cortas para luego regresar a su país. Esperamos que nuestros amigos ecuatorianos logren atraer un número importante de tropas... o su superioridad numérica puede pasar a ser un factor importante en el conflicto – dijo arriesgándose a que le tildaran de pesimista. Pero Guzmán no quería ocultar la realidad, como mucho maquillarla lo debido.
-Muy bien Teniente Coronel, pero no se preocupe – dijo su superior, el Comandante del Ejército – antes de que eso ocurra, nuestras tropas ya habrán alcanzado sus objetivos y habremos triunfado.

El Coronel de la Cruz se llevó la mano a la barbilla en gesto pensativo. Él ya había previsto un cierto retraso en la toma de Maicao, pero esperaba que no afectase al curso de las operaciones si se atenían al calendario y a la planificación de las operaciones tal y como estaba diseñado el plan. El triunfalismo que se notaba entre alguno de los altos mandos de aquella sala no le gustaba demasiado. Había que seguir con los pies en la tierra. De momento tenían la iniciativa en el campo de batalla y también contaban con el apoyo de la mayor parte de la ciudadanía, pero aquello podía variar si comenzaban a sufrir derrotas en el frente. “No, no seas pesimista. Todo va bien de momento y no tiene por que torcerse nada. Esta guerra la vamos a ganar nosotros” se dijo a si mismo. Levantó la mirada al escuchar a su Presidente.

-Caballeros, me gustaría hablar a solas con mis altos mandos, los demás hagan el favor de abandonar la sala. Gracias por su presencia en esta reunión y sigan trabajando como hasta ahora.

De la Cruz y Guzmán salieron junto a los demás de la sala mientras comentaban como había ido la reunión y repasaban el trabajo que tenían por delante antes de que acabara la noche y pudieran descansar unas horas bien merecidas.

Credito lámina reunión: Lord Henry
Credito mapa reunión CEO: KL Albrecht Achilles
Última edición por flanker33 el 07 Mar 2013, 20:04, editado 2 veces en total.


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Mensaje por Odin_Valhalla »

Estimado Flanker nos dejaste en Stand By!!!! :confuso1: jajajaja es tan excelentemente construido tu relato que hasta la estrategia de ausentarte por varios dias ha hecho que me impaciente por seguir con el hilo de la historia :alegre:

Sube cuanto antes el siguiente fragmento porque a este paso me tocara volver a leerla completa para retomar el hilo! :thumbs:

Saludos


El supremo arte de la guerra es doblegar al enemigo sin luchar.

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Mensaje por eltopo »

prefiero que flanker se tome su tiempo y publique todo un capitulo ademas investigar sobre el asunto no debe ser facil supongo por la pregunta que hizo sobre las padillas que lo proximo por venir seran acciones en el mar y pues seria bueno que el que tenga datos de las respectivas armadas para esa epoca se lo suministren asi le hechan la manito al hombre :thumbs:


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Mensaje por flanker33 »

Hola a todos,

disculpad el retraso, pero a partir de ahora puede que pasen varios días hasta que pueda subir algo nuevo, sobre todo si es un fragmento largo como el siguiente, ya que termine lo que tenía escrito "en reserva".
Efectivamente, este fragmento va a ser aeronaval, y respecto a los del AIS y la velocidad máxima sostenida de la "Almirante Padilla" al final he tomado lo que decía la wiki, y he asumido que no tendría AIS, lo que podría haber servido para alguna variación en el relato, y respecto a la velocidad, he pensado en 23-24 nudos de máxima sostenida.

Pues sin más, dejo un fragmento nuevo, que divido en tres mensajes dado el tamaño del mismo para no hacerlo muy pesado de leer.

Gracias por manteneros a la espera y un saludo.
Última edición por flanker33 el 07 Mar 2013, 20:11, editado 2 veces en total.


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Mensaje por flanker33 »

5 de marzo. Mar Caribe.

-Todo despejado a nuestro alrededor Capitán – dijo el vigía pese a la oscuridad y la ligera llovizna que caía fuera.
-Bien, esperemos que siga igual durante unas horas más.

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De guardia en el peunte de la "Almirante Padilla"


Una leve sonrisa se dibujó en su rostro cuando pensó que a unas 240 millas náuticas al sur de su posición se encontraba la capital del enemigo, Caracas. Llevaban navegando más de 15 horas, muchas de ellas frente a la costa venezolana y todavía no habían sido descubiertos. Pero aquella sonrisa duró solo un instante, ni siquiera nadie en el puente de mando se apercibió de ella.
Se quitó el kepis y se pasó la mano por su bien cortado y negro pelo. Vestía el uniforme de faena y llevaba sus gafas de sol guardadas en el bolsillo delantero de la camisa, mientras de su cuello colgaban un par de prismáticos de gran aumento. El Capitán de Fragata Cesar Luis Díaz permanecía de pie en el puente, como si en la oscuridad de la noche que envolvía al cielo del Caribe pudiese ver algo. Naturalmente no era así, pero su mente repasaba todo lo acontecido en las últimas horas.
Desde que la noche anterior recibiera instrucciones del mando de la Fuerza Naval del Caribe de alistarse para regresar lo antes posible a aguas colombianas desde Fort de France, en la isla de Martinica, donde se encontraban realizando unas maniobras internacionales, la actividad había sido frenética. Poner el buque en condiciones de salir a la mar había sido la parte fácil, excepto por el retraso de tener que repostar combustible ya que sus depósitos estaban bastante escasos tras el largo viaje desde Colombia y las maniobras militares posteriores, y no darían para llegar a su destino con la velocidad que debía emplear para completar la travesía lo antes posible y mantenerse en el mar para las siguientes operaciones.
Tras la salida del puerto de madrugada, tratando de evitar posibles observadores curiosos, y aunque les había sido imposible evitar a un par de buques que se encontraban en las cercanías, parecía que la jugada había salido bien, ya que de momento no habían logrado localizar su buque, y eso le hacía pensar que seguramente su salida de puerto pasó desapercibida.

Durante todo el día, el cielo había estado cubierto de algunas nubes altas, y la mar con una fuerte marejada y olas de entre uno y dos metros y medio de altura. Desde el inicio de la navegación, la fragata “Almirante Padilla” había tratado de esquivar al tráfico mercante que se encontraba cerca de su ruta, y no había sido fácil, ya que para no delatarse había mantenido estrictas condiciones EMCON lo que significaba no emitir nada con sus radares de navegación y vigilancia.
Con la vital información sobre la actividad naval y aérea venezolana que le suministraban desde el Cuartel General en Cartagena, proporcionada en gran parte por su aliado norteamericano, y que actualizaban cada pocas horas, y haciendo uso de sus sistemas ESM y con el apoyo del helicóptero AS 555 Fennec en misiones de vigilancia visual, habían logrado evitar a todos los buques mercantes que podían haberlos divisado, pero aquellas maniobras también habían consumido algo de tiempo, y aunque había mantenido una velocidad media de 23-24 nudos, la resultante había sido algo menor, de unos 21-22 nudos. Por suerte, la mayoría de los buques que habitualmente transitaban por el Caribe se había desviado hacia el norte tras el aumento de la tensión entre Colombia y Venezuela, y con el inicio de las hostilidades, se había acrecentado todavía más esa tendencia. Aquella variación en el tráfico mercante al norte del Caribe, ya de por si algo más transitado, había sido uno de los motivos por el cual no escogió dirigirse a aguas colombianas por el norte del Caribe, lo que quizás pareciera más lógico al aumentar la distancia de la costa venezolana y sus bases aéreas y navales. Por el norte navegaban numerosos buques de bandera venezolana, o incluso aunque llevaran bandera de conveniencia, algún tripulante podría ser venezolano y dar cuenta de la presencia de la fragata colombiana. Otro de los motivos había sido que un viaje por la ruta norte alargaría su regreso en varias horas, quizás nada demasiado significativo, pero cuando recibió las ordenes de regresar e incluso cuando había zarpado, todavía no habían estallado las hostilidades, de hecho no tuvo conocimiento de ello hasta unas tres horas tras su salida de puerto, por lo que escoger una ruta más directa y rápida por el Caribe central parecía lo más sensato. Y el último motivo que le había llevado a no tomar la ruta norte, habían sido los informes de la inteligencia naval sobre la presencia de una patrullera venezolana del tipo Vosper en aguas cercanas a Isla de Aves, al NO de Martinica, y que podía haber sido un serio problema si estaba buscándolos, así que poner millas por medio entre dicha patrullera y la fragata, también parecía buena idea.

-Capitán, navegación informa que hemos llegado al punto intermedio dos – dijo el oficial del puente.
-Muy bien. ¿Nada en los sensores?
-Nada – dijo tras transmitir la pregunta al Centro de información de Combate (CIC) y esperar la respuesta.

Con el Fennec en la cubierta de vuelo y sin los radares encendidos, debía confiar en sus sistemas de apoyo electrónico y en sus vigías. Nadie había divisado ningún contacto, y en la última actualización por parte del Cuartel General de la posición de los buques enemigos, ninguno estaba lo suficientemente cerca como para suponer una amenaza inmediata, aunque habían pasado tres horas desde entonces. La patrullera venezolana que había estado navegando cerca de Isla de Aves y que se había unido a la búsqueda y se acercaba rápidamente, era su principal preocupación. De las patrulleras costeras no debía preocuparse, no parecían haber salido de la cercanía de sus costas, y tan solo uno de los patrulleros clase “Almirante Clemente” del servicio de Guarda Costas venezolano parecía estar buscando a la FFL hacia el SO, en lo que parecía el extremo sur de un circuito de vigilancia en el centro del Caribe. Con el grueso de la flota venezolana en las cercanías del Golfo de Venezuela y el archipiélago de Los Monjes, su mayor preocupación era que su presencia pudiera ser detectada por algún avión de patrulla marítima o de vigilancia que los venezolanos pudieran enviar, lo cual le extrañaba que no lo hubieran hecho ya, durante el día...a lo mejor simplemente habían tenido suerte.

-Caigamos a nuevo rumbo 295. Velocidad 25 nudos.
-Rumbo dos nueve cinco grados. Velocidad dos cinco nudos.
-Vigilen la temperatura de los motores, que no se calienten demasiado – dijo por la tendencia de aquellos motores a calentarse en exceso navegando a velocidades elevadas, y que era uno de los motivos por lo que estaba planeados cambiarlos en la próxima modernización de la fragata.
-A la orden.

Cuando el buque alcanzó los vectores deseados y el Capitán Díaz fue informado, este dejó el puente tras un último vistazo al horizonte con sus prismáticos y se dirigió al Centro de Información de Combate de la fragata. Mientras caminaba, pensaba en que habían tenido suerte de pasar desapercibidos durante todo el día. No sabía si se debía a sus aciertos o a los fallos en la búsqueda por parte de la Armada venezolana, por que de lo que no le cabía ninguna duda era que el enemigo ya debía saber que la “Almirante Padilla” no estaba atracada en Fort de France. Solo hacía falta que la suerte que les había acompañado hasta aquel momento durase unas horas más, y lo más peligroso habría pasado. En cuanto llegasen a aguas colombianas y se uniera a la fragata “Independiente”, y con el apoyo de los submarinos clase “Pijao” y con cobertura de los cazas de la Fuerza Aérea, o al menos eso esperaba él, la situación mejoraría mucho para su buque y sus hombres.

Pero nada más llegar al CIC, el Capitán de la “Almirante Padilla” escuchaba preocupado la información de su operador de sistemas de apoyo electrónicos.

-...eso es Capitán, el computador identifica la emisión de radar proveniente del este, como un SPQ-2, compatible con el que utilizan los patrulleros venezolanos Vosper.
-¿Tan pronto? Mierda, ese maldito ha corrido lo suyo.

“El problema, es que tanto los patrulleros cañoneros como los misilísticos, utilizan el mismo radar, y la inteligencia naval, no había sabido decirnos de que clase es el patrullero que nos persigue” - pensaba rápidamente el Capitán de Fragata Díaz.

-¿Intensidad de la señal?
-De débil a moderada. Todavía no nos tienen localizados pero no puedo decirle con certeza cuando ocurrirá eso.
-De acuerdo – y tras unos instantes, miro a su primer oficial – Nuevo rumbo 330. Avante toda. Zafarrancho de combate. Ordené al Fennec salir, quiero que el helicóptero haga lo siguiente...


5 de marzo. Mar Caribe.

-Capitán, los motores no aguantarán mucho más esta velocidad, deberíamos reducir la marcha.
-Negativo Alférez Baroja – respondió el Teniente de Navío Ángel Lucena a su primer oficial – Tenemos ordenes precisas de localizar lo antes posible a esa escurridiza fragata enemiga, y le aseguro que eso es lo que vamos a hacer esta noche.

El Alferez de Navío se calló a su pesar. La velocidad de 30 nudos que había impuesto el capitán del patrullero “Patria” desde hacía un buen rato, estaba sobrecalentando los dos motores diésel que propulsaban las 170 toneladas del buque, aunque debía reconocer que él llevaba apenas tres semanas a bordo, mientras que el Teniente de Navío Lucena llevaba al cargo año y medio y debía conocer a fondo su barco...o al menos eso quería pensar.


Imagen

La patrullera "Patria" a la caza de la fragata ligera "Almirante Padilla"


-Capitán, tengo algo – le informó el marinero al cuidado de la pantalla del radar.
-¿La fragata enemiga?
–...no...es un blanco aéreo...pequeño y vuela lento. Si tuviera que arriesgarme diría que es un helicóptero.
-Déjeme ver – Lucena dió un vistazo a la pantalla y corroboró lo que le decía el marinero. - Viene del sureste volando en nuestra dirección.
-Capitán, el IFF resulta negativo...espere...acaba de encenderse un radar en esa marcación.
-¿Puede identificarlo?
-Un momento...creo...parece un RDR-1500.
-Lo cual nos dice que podría ser el helicóptero Fennec que lleva la fragata que estamos buscando...o uno de nuestros C212 Patrullero o uno de los Bell 412.
-Creo que podemos descartar al C212 capitán – dijo el alférez – apenas vuela a 90 nudos, muy lento para el avión.
-Tiene razón, aún así podría ser uno de nuestros helicópteros. Alférez, ordene zafarrancho de combate y luego trate de comunicarse con el contacto, tenemos que estar seguros de quien es. Yo voy a informar al Cuartel General.
-A la orden.


5 de marzo. Comandancia General de la Armada Venezolana. Caracas. Venezuela

Hacía un rato que había vuelto de una reunión en el CEO y tras ponerse al corriente de la situación, el Capitán de Navío Eugenio Cadenas no estaba nada contento, y una mezcla de frustración y mal humor se reflejaba perfectamente en su rostro.

-¿Que pasa ahora? - le gritó a un suboficial que le traía una hoja impresa.
-Capitán, de Puerto Cabello – dijo el suboficial algo retraído.

Cadenas cogió la hoja y la leyó.

-¡Por fin, coñ*, por fin! Ya han logrado poner en el aire el puto avión. - y soltó un resoplido de alivio. Todos alrededor suyo en la sala de mando respiraron también algo más aliviados, tanto por la noticia como por la relajación de su Capitán.

Desde que por la mañana temprano recibiese el informe de su antiguo colega Miguel Alejandro Rodríguez sobre la partida de la fragata ligera colombiana de Martinica, el Capitán Cadenas había estado detrás de poder agarrarla y hundirla, pero toda una suerte de circunstancias estaban convirtiendo aquella tarea en una pesadilla hasta el momento. Primero tuvo que esperar hasta que la noticia fue confirmada por fuentes oficiales en Fort de France, antes que sus superiores le permitiesen llevar a cabo la búsqueda del buque colombiano, lo que ocurrió hacia mediodía, pero contra sus deseos, no pudo disponer de ninguno de los buques del Grupo de Acción Naval 21 que se encontraban haciendo frente a la escuadra colombiana en aguas fronterizas entre los dos países: ni de las fragatas clase “Mariscal Sucre” que hubiese querido para que se uniesen a la cacería, ni siquiera de alguna de las patrulleras misilísticas clase “Federación”. Así que todo de lo que pudo disponer fueron, entre otros, de algunos patrulleros costeros, que debido a su pequeño porte y capacidad de combate, tan solo usó para asegurarse de que el capitán de aquella fragata colombiana no estaba tan loco como para acercarse a las costas venezolanas. También los dos Guarda Costas de la clase “Almirante Clemente” quedaron a su disposición, pero el buque que daba nombre a la serie apenas pudo salir de Puerto Cabello antes de que sus maquinas sufrieran una avería y tuviese que regresar a puerto, lo cual no sorprendió mucho a Cadenas, ya que el buque tenía prevista su retirada definitiva en un par de meses. El “General Moran” ya se encontraba patrullando entre Puerto Cabello y La Guaira cuando recibió instrucciones de dirigirse al Caribe central y montar una barrera de vigilancia, en busca de la FFL. Por último, y en cuanto a unidades de superficie se refería, la patrullera cañonera “Patria”, de la clase “Constitución”, y que navegaba entre Isla de Aves y Dominica, también quedó bajo su mando y recibió la orden de dirigirse hacia el oeste, ya que por las horas transcurridas desde que se reportó la salida de la FFL de Port de France, parecía meridianamente claro que el buque colombiano no se habría dirigido al norte, ya que con bastante probabilidad hubiese sido detectado por la patrullera o cualquiera de los buques con bandera venezolana que navegaban por aquellas aguas, y que habían recibido aviso del Cuartel General de la Armada de estar atentos y reportar inmediatamente cualquier novedad.
Pero Cadenas esperaba localizar rápidamente a la fragata enemiga con los aviones C212 Patrullero que la Armada tenía basados en Puerto Cabello, y así lo había ordenado. Pero por una de aquellas casualidades del destino, de los dos aviones operativos, uno estaba llegando a su base tras varias horas de patrulla y tardaría algo en estar preparado para iniciar un nuevo vuelo debido a un fallo reportado en uno de sus motores y que requería una revisión previa en tierra, y el que había recién llegado a su puesto de patrulla, el Alto Mando consideró, tras la solicitud del Almirante al mando del Grupo de Acción Naval 21, que debía seguir en su puesto hasta terminar su tiempo de patrulla.
Pero Cadenas no se quedó quieto. Ordenó la salida de dos helicópteros Bell 412 equipados con radar desde la base aeronaval de la Orchilla, y tras un tira y afloja con un general de la Aviación Militar consiguió que un C26B de la AMB, sin radar pero con equipos ESM y un FLIR, se uniera a la búsqueda. El avión se dirigió hacia el NE para descartar definitivamente que la FFL hubiese seguido una ruta al norte del Caribe, y luego regresó por una ruta que lo llevó hacia el centro del mar para continuar la búsqueda por la zona más probable donde se debía estar moviendo el buque enemigo. Mientras, los helicópteros se dirigirían al N y al NE para tratar de localizarlo en sus radares.
Pero por desgracia para Cadenas y la Armada de Venezuela, la fragata colombiana seguía sin aparecer tras caer la noche, y no había sido hasta ese momento que por fin un C212 estuvo disponible para unirse a la cacería de la “Almirante Padilla”.

“Tranquilizate. Todavía estamos a tiempo, ahora si que la interceptamos” se dijo a si mismo mientras volvía a repasar el mapa del mar Caribe que se extendía sobre la mesa delante de él.

-Capitán – llamó su atención uno de sus ayudantes – otro informe del Grupo de Acción Naval 21.
-Traiga acá – y tras quitárselo de las manos, lo leyó con avidez.

Escuetamente se le informaba, que por orden de la superioridad, la fragata “Almirante Brión” quedaba a su disposición para la búsqueda de la fragata ligera colombiana, pero con la salvedad de no poder alejarse más de 50 millas del Grupo de Acción Naval. Aquello era una buena noticia a medias, ya que si bien podía contar con otro buque importante, la limitación de alejarse de su zona de operaciones hasta aquel momento, impedía que fuese todo lo efectiva que podría ser. “En fin, menos es nada. Será la última barrera y con su helicóptero puedo alargar y mejorar la búsqueda más allá de esas 50 millas..,por fin parece que la situación mejora” pensó, e inmediatamente dio ordenes de que la fragata F-22 se dirigiera al NE, hasta la máxima distancia que la limitación de las 50 millas le imponía.
Pero parecía que tras horas de aburrimiento y desesperación en la búsqueda de la huidiza fragata colombiana, de pronto comenzaban a agolparse las noticias.

-Capitán, el “Patria” reporta un contacto aéreo en el radar al suroeste de su posición. El contacto también los está “iluminando” con su propio radar.
-... ¿Que hay de nuestro helicóptero?¿Cual es su posición?
-Está a varias millas al este de esa marcación, pero deberíamos asegurarnos de que no son ellos.
-Hágalo, y rápido.

Cadenas se pasó la mano por la nuca y miró a su alrededor antes de cerrar los ojos un segundo.

-Ordenen al C212 que se dirija a la marcación de ese contacto, puede que al fin tengamos suerte...y otra cosa, que avisen a los Mirage en Barquisimeto, me parece que pronto podríamos tener algo para ellos.


5 de marzo. Mar Caribe.

-Capitán, aquí sonar. Tengo novedades de “Sierra 1”.
-Voy para allá – respondió el Capitán de Fragata José Fernando Dueñas, comandante del submarino “Pijao”, tipo 209 de la Armada Colombiana. - ¿Que ocurre Pablo? - le preguntó al llegar.
-Capitán, el contacto ha aumentado la velocidad y parece que ha cambiado el rumbo – comentó el sonarista mientras observaba con atención las consolas de representación de datos del sonar CSU-3.

Dueñas pensó durante unos instantes. “Sierra 1” era un contacto que aparecía y desaparecía desde hacía ya varias horas, cuando el submarino se había aproximado a su área de operaciones. Por la “firma sonora” del contacto, Pablo, el sonarista más veterano del submarino, con la ayuda de la biblioteca de “firmas sonoras” del computador, habían determinado que “Sierra 1” tenía muchas posibilidades de ser una de las fragatas venezolanas clase “Mariscal Sucre”, lo que había hecho que todo el submarino entrara en alerta desde media tarde.
La tensión entre los tripulantes del submarino era grande. Todos sabían que estaban relativamente cerca de un buque enemigo, y esperaban a que la fragata venezolana los detectara, o a que su Capitán decidiera que era hora de atacar...pero Dueñas no quería precipitarse. Antes debía observar si existía un patrón en la navegación de la fragata y buscar un punto débil que le permitiera acercarse y llevar a cabo su ataque con éxito. La guerra submarina no era para personas apresuradas, requería su tiempo.

Según los datos del sonar y de su equipo pasivo de medición de distancia, el contacto estaba en un rango de 7-8 millas cuando se le localizaba. Dueñas había hecho que el “Pijao” se deslizara muy lentamente hacia las cercanías del contacto, aún a sabiendas que su helicóptero ASW podría ponerlos en serios aprietos si los localizaba.
Del sonar activo de la fragata también debía estar atento, aunque el “Pijao” era un blanco muy pequeño, y hasta ahora el Capitán de la fragata no lo había usado. Del sonar pasivo enemigo, al estar el submarino por encima de la “capa” térmica, el alcance también sería el máximo posible, pero el “Pijao” era un submarino silencioso comparado con la fragata, y el Capitán no había pasado de 4 nudos desde que descubriera al posible buque enemigo, haciéndose casi indetectable a aquella distancia, y permitiendo a su vez que el alcance de su propio sonar pasivo tuviera un mayor alcance de detección.

Situados a unas 20 millas al norte del archipiélago de Los Monjes, ambos buques conformaban el extremo más septentrional del dispositivo naval de los dos países y estaban relativamente aislados de los demás buques de sus flotas. Las ordenes de Dueñas era impedir que cualquier nave enemiga intentase aventurarse más al oeste de su posición, y si era así, impedirlo por todos los medios, pero si se le presentaba la oportunidad de atacar un blanco importante, tenía vía libre, y desde que había descubierto a la fragata venezolana, no tenía la intención de dejar pasar la oportunidad de hundirla si se daban las condiciones adecuadas.

-Parece que se aleja hacia el noreste, nueva marcación 0-6-5. Velocidad 11 nudos.
-De acuerdo, sigámosle desde la distancia. Vamos a nuevo rumbo 0-8-0, velocidad 5 nudos. Tratemos de mantenernos en su zona ciega – dijo refiriéndose a la zona de popa del buque donde su sonar de casco tenía escasa o ninguna posibilidad de detectar nada.

La tensión entre los oficiales y marineros alrededor del Capitán aumentó todavía más. Era una tripulación joven en su mayoría, y era lógico que estuvieran preocupados a la hora de realizar una aproximación y un posible ataque real sobre un objetivo...incluso para el veterano Capitán era también su primera vez, y eso hacía que algunas gotas de sudor aparecieran en su frente. Pero Dueñas tenía confianza en su tripulación y en su buque, y ya no faltaba mucho para saber si aquella confianza se vería recompensada con el éxito o acabarían hundidos en aquellas cálidas aguas en su tumba de metal.
Mantuvo una velocidad baja por si el helicóptero enemigo estaba por los alrededores y usaba su sonar de profundidad variable, así como para no gastar demasiado las baterías del submarino que ahora marcaban un 86% de capacidad. El Capitán se preguntaba por que la fragata había abandonado su zona de patrulla para dirigirse al noreste, pero si aquello le daba la oportunidad de colarse un poco más al este, era posible que en un momento u otro, tuviera alguna buena oportunidad de atacar a la fragata si regresaba por allí.


Credito de la lámina: Lord Henry
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5 de marzo. Mar Caribe.

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Tensa calma en el CIC de la fragata


El Capitán Díaz seguía con atención los datos que el radar del Fennec transmitía a la “Almirante Padilla”. El patrullero venezolano se encontraba a 26 millas de distancia de la fragata, con rumbo 2-6-0 y demora 0-8-5. La emisiones de su radar iban ganando potencia poco a poco, y aunque ahora su buque navegaba en un rumbo divergente, era cuestión de tiempo que el patrullero enemigo se diera cuenta de su engaño y los localizara.
La táctica de Díaz consistía en enviar al helicóptero hacia el suroeste, y luego invertir el rumbo y dirigirse hacia el noreste, hacia la fuente de emisión del radar enemigo, para después localizarlo con su propio radar. Eso había sucedido hacía unos minutos, y el helicóptero se encontraba ahora a unas 20 millas al suroeste del patrullero y avanzando. El Fennec comunicó que había sido detectado también por el radar del patrullero y había reducido la velocidad para no aproximarse demasiado, ya que la siguiente misión de la tripulación del helicóptero era identificar visualmente al patrullero, pero a su vez trata de no ser identificados ellos mismos. Básicamente la información que le interesaba al Capitán Díaz era si el buque venezolano estaba armado con misiles superficie-superficie o no.

Díaz esperaba que con la información del contacto aéreo y sus emisiones de radar, el comandante del patrullero se reportara a su Cuartel General, y que todos creyeran que la fragata colombiana se encontraba en algún lugar al SO de la posición del patrullero venezolano. Tenía que tratar de mantenerse alejado de los radares venezolanos por algunas horas más. Por supuesto, tras un tiempo, los venezolanos descubrirían que había sido un engaño, pero al menos tendría algo de ventaja otra vez.
El problema era aquel patrullero, que le podía complicar mucho las cosas estando tan cerca y moviéndose tan rápido...y más si era de los que portaban dos misiles OTOMAT.

-¿Tienen algo ya los pilotos?
-Negativo, todavía no han podido identificarlo visualmente.
-...vamos, vamos... - susurró Díaz,esperando que los visores nocturnos que utilizaban los pilotos les ayudasen en su labor.
-Capitán. Misiles listos para su disparo – le informó el oficial táctico.
-De acuerdo. Aguarde a mi orden.

Díaz quería saber a que le dispararía, ya que no le iba a quedar otro remedio. Tenía que deshacerse de aquel patrullero, y si lograba que su misil lo destruyera antes de que pudiese comunicar de donde procedía, es posible que el engaño de su posición al suroeste ganara algo de fuerza, o eso creía él. Y si no era así, por lo menos se llevaría a algún buque enemigo por delante...


5 de marzo. Mar Caribe.

El “Patria” tenía perfectamente localizado al helicóptero en la pantalla de su radar, y tras recibir aviso del Cuartel General, sabía que no era una de sus aeronaves, con lo que quedaban pocas dudas, debía ser el helicóptero de la fragata colombiana que llevaban todo el día buscando.

-¿Distancia al blanco? - preguntó el Capitán del buque.
-Diez millas, se acerca lentamente.
-¿Algo en la cámara de baja intensidad lumínica de Medusa?
-Se comienza a intuir lo que parece un helicóptero, pero no es distinguible el modelo todavía.
-Siga atento.

“Si estuviera al alcance efectivo del cañón sería un blanco estupendo” pensó el Teniente de Navío Lucena, pero distaba de estar a esa distancia, y aunque el patrullero había virado a rumbo suroeste a 2-3-5 y navegaba a toda máquina a su encuentro con la esperanza de acortar distancias, el helicóptero siempre podía retirarse si lo consideraba necesario gracias a su mayor velocidad, así que no tenía muchas esperanzas de poder derribarlo, aunque al menos esperaba localizar a su buque nodriza, la fragata ligera “Almirante Padilla”, para que la aviación se hiciera cargo de ella, tal y como le habían ordenado que debía actuar en caso de encontrarla.



5 de marzo. Mar Caribe.

-Capitán, el contacto es un patrullero cañonero del tipo Vosper, clase Constitución, tiene un cañón de 76 mm en la proa según reporta “Búho” – dijo el oficial de operaciones refiriéndose al último informe recibido del Fennec.
-Bien, ¿está preparado para guiar nuestro misil?
-Afirmativo Capitán. Todo preparado – dijo mientras se sujetaba los cascos y los auriculares para recibir con la mayor claridad las transmisiones desde el helicóptero.
-De acuerdo – y tras tomar aliento continuo – oficial de armamento, lance misil Exocet sobre el blanco designado Papa 1 cuando esté listo.
-A la orden Capitán. Todo listo, comienzo cuenta atrás. 5...4...3...2..1...¡Fuego!

Activó el pulsador adecuado en la consola de control de armamento, y de inmediato una llamarada iluminó durante un segundo la noche alrededor de la “Almirante Padilla”. En la oscuridad, el inercial del misil MM-40 Exocet comenzó a seguir la ruta que le llevaría hasta su objetivo a la vez que aceleraba hasta su máxima velocidad de 0.93 Mach y su radioaltimetro le mantenía a 15 metros sobre el nivel del mar que era su altitud de crucero, hasta que a unos 10 km del blanco, descendería a 8 metros y a 5 km, volvería a descender hasta una altura programada de tan solo 4 metros, guiado ya por el radar activo del propio misil, que le serviría para encontrar y atacar el blanco.



2 minutos después...Mar Caribe.

-¡Capitán, nuevo contacto! ¡Marcación 3-0-5 y velocidad 600 nudos, acaba de aparecer en pantalla!
-¡coñ*! ¡Es un misil! ¡Todo a estribor, pongan proa hacia él! ¡Derribenlo, disparen el cañón ya!
-A la orden – dijo el marinero encargado de cumplir la orden mientras Lucena miraba con gran preocupación la pantalla del radar.

El Capitán del “Patria” sabía que aquel momento podía llegar, y había pensado en como poder defenderse de un ataque con misiles de la fragata colombiana, pero no había demasiado que se pudiera hacer. Maniobraría el patrullero de forma que presentara el menor blanco posible, dispararía el cañón con no muchas esperanzas, y por último rezaría a todos los santos que conocía si es que tenía tiempo.

-Capitán, se aproxima muy rápido. Disparos inefectivos hasta el momento.
-¡Sigan disparando! - cogió el intercomunicador con el que podían escucharle los 19 tripulantes restantes del “Patria y habló - ¡Atención, aquí el Capitán, prepárense para impacto! ¡Equipos contraincendios alerta!
-Lo tenemos encima dijo el operador del radar...¡coñ*, coñ*, coñ*...!

Con letal precisión, el Exocet impactó en la proa del patrullero, produciendo una fuerte explosión que levantó al pequeño buque literalmente del agua y le produjo unos daños enormes. La proa del “Patria” fue prácticamente volatilizada, y la explosión de la santabarbara del cañón, añadió todavía más destrozo al pequeño patrullero. La mitad de la tripulación murió casi al instante, incluido su Capitán, y el resto de marineros, heridos todos ellos de una u otra forma y guiados por el Alférez Baroja, trataron de salvarse como pudieron. Lograron echar una balsa al agua y arremolinandose todos a su alrededor, con los más graves dentro de ella, pudieron ver como su querido barco se hundía a toda velocidad. Todo había sucedido muy rápido, tanto que nadie había comunicado al Cuartel General ni a ningún otro buque o avión la dirección de la que provenía el misil.


5 de marzo. Mar Caribe.

Los dos operadores de sistemas del C212 Patrullero con designación “Torre 1” se quedaron mirando incrédulos. De repente el contacto que representaba al patrullero “Patria” había desaparecido.

-Intenta comunicarte con él. Algo pasa.
-Estoy en ello... Aquí “Torre 1” a “Correcaminos”, “Torre 1” a “Correcaminos”, responda por favor...nada... - movió la cabeza de nuevo para negar la comunicación con el patrullero – Parece que no está ahí.
-Vergación, ¿que coñ* ha pasado aquí?...llama al Cuartel General e informa de lo sucedido. Diles también que al suroeste del helicóptero enemigo no está la fragata. Vamos a ver algo más al norte, si el helicóptero está aquí, la fragata no puede andar muy lejos.

Mientras el segundo operador se comunicaba con sus superiores para dar novedades, el primer oficial indicaba al piloto del avión que se dirigiera al norte.
Con su radar al máximo alcance tenía un buen campo de búsqueda, pero sabía que contra un blanco pequeño como la “Almirante Padilla” navegando con fuerte marejada, el alcance se reducía significativamente, pero no pensaba dejar de buscar hasta encontrarla.
Pese al cansancio que acumulaba tras un intenso día de operaciones, se obligó a centrarse en la pantalla y a hacer los ajustes necesarios para mejorar en lo posible la calidad y la resolución de la imagen radar...

-El Cuartel General ha perdido las comunicaciones con “Correcaminos”. Envían un helicóptero a investigar. También nos informan que han captado comunicaciones del presunto helicóptero colombiano con la fragata enemiga.
-Pues vaya novedad. Está claro que tiene que estar por aquí. Estate atento al FLIR por si se me escapa del radar – aunque ambos sabían que eso no iba a ocurrir.

El C212 Patrullero volaba en rumbo norte a media cota, con una trayectoria de vuelo “culebra”, enfocando su radar en diversas direcciones, aunque con rumbo general norte.

-Carlos, mira. Tengo al helicóptero en el FLIR.
-Estupendo, ¿puedes orientarme? ¿hacia donde vuela?
-Al noroeste...diría que regresa a la fragata.
-Del carajo, no lo pierdas...Piloto, aquí operador 1, vire a nuevo rumbo 3-1-0, mantenga velocidad y altura.

Unos minutos después apareció un nuevo contacto en la pantalla del radar...

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El C-212 en la busqueda de la "Almirante Padilla"



5 de marzo. Mar Caribe.

El Capitán Díaz estaba apesadumbrado tras recibir la noticia. Su buque estaba siendo “iluminado” por un radar aerotransportado del tipo de los que llevaban los helicópteros y aviones patrulleros venezolanos. Había logrado evadirse durante todo el día, y ahora lo localizaban...pero en el fondo él sabía que aquello era casi inevitable, parecía que la suerte les había abandonado. Pero no podía mostrarse abatido ante su tripulación, aún cuando él sabía que lo próximo sería un ataque aéreo con misiles, o al menos eso es lo que él habría hecho, y no había nada que le hiciera dudar que la Armada y la Fuerza Aérea Venezolana actuarían de igual modo.

-La señal es fuerte Capitán. Definitivamente nos tienen bien agarrados.
-Ordene a Búho dirigirse a 5 millas al norte de nuestra posición.
-A la orden...aunque todavía se encuentra lejos Capitán.
-Lo se, usted hágalo.

Esperaba que el helicóptero pudiera servir de alguna ayuda si sucedía lo peor, y luego debería tratar de alcanzar Puerto Rico, pero para eso no debía convertirse en un blanco fácil para los cazabombarderos venezolanos.
Por su parte, la “Almirante Padilla” ya navegaba a toda máquina rumbo noroeste tratando de poner distancia con la costa enemiga, pero sabía que era casi inútil. Los Mirage 50 que con toda seguridad realizarían el ataque contra su buque, tenían la suficiente autonomía para llegar allí y más conociendo la localización exacta de su objetivo y añadiendo el alcance del misil Exocet que portarían.

-Capitán, la emisión radar varía de marcación...está cambiando a SO.

Poco después volvía a cambiar. Aquel avión o helicóptero estaba orbitando, seguramente lo suficientemente lejos del alcance de las armas de la fragata, pero los tenía bien afianzado en su propio radar. Desde luego no iba a acercarse más, no cometerían tal estupidez.
Ahora necesitaba saber que pasaba ahí fuera, y ya no había motivo para mantener condiciones EMCON.

-Enciendan radares. Declare alarma antiaérea. Todos preparados. Creo que dentro de poco vamos a tener visita, y necesitamos saber que hay ahí fuera.

El radar Sea Tige comenzó a emitir y a escudriñar el cielo alrededor de la “Almirante Padilla”, localizando casi al instante al C212 venezolano.


5 de marzo. Mar Caribe.

Antes de que la “Almirante Padilla” hubiera conectado sus radares, los operadores del C212 Patrullero sabían que habían localizado a la fragata enemiga. Su firma radar, su ubicación, su velocidad, su IFF negativo...la emisión de los radares del buque, solo confirmó lo que ya sabían.

Con aquellos datos en la mano, el Capitán de Navío Eugenio Cadenas, había ordenado el despegue inmediato de la fuerza de ataque compuesta por 3 cazabombarderos Mirage 50EV, armados con un misil AM-39 Exocet cada uno.

...


-Aquí Delta líder. Aquí Delta líder para Torre 1.
-Adelante Delta líder, aquí Torre 1.
-Solicito vector de aproximación al blanco.
-…sugiero vector 0-1-0 para aproximación final.
-Recibido. Iniciamos descenso a ras de agua. Ascenderemos a 30 millas según el inercial.
-Recibido. Buena caza Delta líder.

Los 3 estilizados Mirage 50EV de la escuadrilla Delta que habían despegado de Barquisimeto minutos antes, comenzaron a descender para mantenerse por debajo del horizonte radar y evitar la emisiones que provenían del Sea Tiger de la FFL hasta que estuvieran lo suficientemente cerca para lanzar sus misiles antibuque, evitando así su pronta detección y dar el menor tiempo de reacción a la fragata enemiga, aunque a más de 6 millas, los Mirages bien pudieran haberse acercado a alta cota sin riesgo alguno al no estar equipada la “Almirante Padilla” con un sistema SAM de medio alcance.
Los tres cazabombarderos descendieron hasta 40 metros por encima del nivel del mar, y avanzaron la palanca de gases para ganar velocidad. Tras unos minutos, cuando el sistema de navegación les informó que se encontraban a 30 millas de la última posición del buque colombiano que habían recibido del avión de patrulla marítima, ascendieron rápidamente hasta los 10.000 pies impulsados por su motor Atar 9K-50. Casi inmediatamente fueron detectados por la “Almirante Padilla”, pero los pilotos, ajenos a aquella señal en su RWR, redujeron la velocidad a la vez que conectaban su radar Cyrano IVM-3, con el que obtuvieron una lectura de la distancia y la posición del buque enemigo. Tras armar sus misiles y un rápido intercambio electrónico entre sus cerebros y los radares de cada caza, los tres AM-39 Exocet quedaron listos para ser disparados.

-…objetivo fijado - dijo Delta 3, el último de los pilotos en reportarse.
-De acuerdo – confirmó Delta líder - … ¡Fuego! ¡Lancen los misiles!

A 25 millas de distancia del blanco, los mortíferos ingenios se desprendieron de los soportes ventrales de los aviones venezolanos y comenzaron su suicida carrera hacia el objetivo…




-... ¡Misiles! ¡Misiles en el aire hacia nosotros! - se oyó en todo el CIC de la fragata.

La tensión era máxima y todos esperaban las ordenes del Capitán.

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La tensión se palpa en el CIC del buque colombiano.


-Ataquen con los Mistral cuando estén en rango. Enciendan contramedidas electrónicas. Preparen señuelos – iba ordenando pausadamente Díaz, para intentar transmitir calma a sus hombres – A punto el cañón de popa.
-A la orden Capitán - iban respondiendo los marineros y oficiales responsables a la vez que actuaban según dichas indicaciones.

El Capitán había ordenado maniobrar para mostrar la popa a los misiles, para ofrecer un menor blanco y para que el cañón de 40 mm tuviera oportunidad de enfrentarse a los misiles enemigos, ya que tenía más posibilidades que el 76 mm de proa.

Los segundos pasaron rápidamente y los tres Exocet entraron dentro de los parámetros de tiro de los Mistral. Cada puesto lanzó dos de sus misiles contra sendos Exocet. El primero de estos fue interceptado por el segundo Mistral lanzado contra él, pero los otros dos misiles antiaéreos no tuvieron la misma suerte y fallaron su objetivo. El segundo Exocet se acercaba en vuelo rasante a apenas 4 metros de la superficie del mar, y pese al fuego del cañón de 40 mm, y cuando parecía que iba a impactar con toda seguridad, bien los señuelos o bien las interferencias producidas por las ECM, hicieron que el misil se desviara y pasara a 300 metros por la aleta de estribor para perderse en la oscuridad de la noche.
Cuando algunos marineros en el CIC respiraban aliviados por el fallo del segundo Exocet, el tercero y último de ellos, que seguía muy de cerca al anterior, se aproximaba inexorablemente a la “Almirante Padilla”. El cañón pudo disparar algunos proyectiles en el último momento, pero no fueron efectivos, y el misil finalmente impactó contra la superestructura de popa del buque. La tremenda explosión de los 165 kg de su cabeza de guerra, unidas a la energía cinética del proyectil y al combustible sin consumir de su motor, estremeció de arriba a abajo a la fragata, y pocos segundos después se desataba un virulento fuego en el buque. Los equipos de control de daños acudieron rápidamente a intentar sofocarlo, pero uno de aquellos equipos había perecido al completo con el impacto del misil, lo cual dificultó la tarea. Pese a todo, los marineros de la “Almirante Padilla” luchaban con todo lo que podían contra los daños producidos en su nave. Durante varios minutos pareció que iban a poder controlar la situación, pero una vía de agua abierta en el casco comenzó a inundar más y más el buque, y comenzaba a hundirse algunos grados de popa, y cuanto más se hundía, más rápido entraba el agua y más de la obra muerta buque desaparecía en el mar. Finalmente, el Capitán Díaz dio la orden de abandonar el barco mientras todavía era factible hacerlo y salvar muchas vidas de entre sus marineros, aunque más tarde recontaría hasta 30 muertos o desaparecidos.
La operación de abandonar el buque fue rápida dado la urgencia, y cuando la “Almirante Padilla” apenas mostraba a la oscura noche del Caribe su proa enfilada al cielo, los supervivientes se encontraban a bordo de las suficientes balsas salvavidas como para alojarlos a todos ellos.

Los marineros que compartían la balsa con el Capitán le miraban entre apesadumbrados y confundidos, y esperaban alguna palabra de su comandante.

-¿Que nos espera ahora Capitán?
-Solo podemos esperar que nos rescaten...posiblemente los venezolanos. Luego seremos prisioneros de guerra supongo.
-Capitán, ¿que ha salido mal? ¿por que nos han hundido?
Díaz se llevó la mano a la cara y se apretó los ojos.
-En cuanto nos detectaron en sus radares, nuestras posibilidades se redujeron drasticamente. Luego era solo cuestión de tiempo...hemos tenido mala suerte, nada más – dijo sin estar muy convencido de sus propias palabras - ...ustedes y toda la tripulación se ha comportado muy bien, estoy orgulloso.

El Fennec se acercó en la oscuridad de la noche a los naufragos y pudo rescatar a un par de heridos de los más graves, antes de tomar rumbo hacia Puerto Rico. El Capitán Díaz se negó a subir para dejar sitio a aquellos heridos. Compartiría la suerte de su tripulación.
Poco después el resto de los marineros colombianos eran recogidos del mar por el patrullero “General Moran” quien los llevaría hacía su internamiento en Venezuela.
Última edición por flanker33 el 19 Abr 2013, 20:49, editado 1 vez en total.


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