Relato: 2008. La Llamarada del Fénix

Las guerras y conflictos en la región latinoamericana, desde la Conquista hasta las Malvinas y el Cénepa. Personajes y sucesos históricos militares.
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flanker33
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Relato: 2008. La Llamarada del Fénix

Mensaje por flanker33 »

Hola a todos,

abro este hilo para postear un relato, una ucronía sobre un posible conflicto entre Colombia y Venezuela/ Ecuador a raíz de la Operación “Fénix” llevada a cabo por las Fuerzas Armadas Colombianas el 1 de marzo de 2008, cuando acabo con la vida del comandante del Bloque Sur de las FARC, Raúl Reyes, y que tiene por titulo “2008: La llamarada del Fénix”.
Es pues, como toda ucronía, un relato de ficción basada en hechos históricos, donde la linea temporal se altera en un punto por un suceso determinado, y a partir de ahí, la “historia” discurre de otra manera totalmente diferente. Es por lo tanto mi visión de como podría haberse desarrollado un conflicto de esas características, una visión personal y abierta a comentarios o mejoras, pero que en modo alguno quiero asegurar que se hubiese producido de la forma que narraré, sino una posibilidad que a mi juicio parece plausible.
Hasta no hace mucho tiempo, mis conocimientos de un posible conflicto como el que voy a relatar eran casi inexistentes, y tan solo conocía algunas generalidades. He tratado de hacer una labor de recopilación de datos lo más sería y verídica posible, pero es posible que haya fallos, tanto técnicos como de comprensión de la situación sobre el terreno. Espero que si surgen puedan ser corregidos en base a datos concretos.
He intentado ser neutral y objetivo, tratando de plasmar en el relato, las carencias, fallos, y puntos fuertes que a mi parecer tienen las FFAA de los países involucrados, y tratando de no meterme demasiado en temas políticos, si acaso los estrictamente necesarios para narrar de forma algo más detallada la situación. También he de comentar, que el relato se centrará principalmente en el conflicto Colombia-Venezuela, aunque habrá pasajes también entre Ecuador y Colombia, además de algunos aspectos con otras potencias internacionales.

Aunque supongo que será de sobra conocido por los foristas de Latinoamérica la historia de litigios entre Venezuela y Colombia a lo largo de los años, me gustaría hacer un somero repaso de algunos puntos para situar un poco la atmósfera al comienzo del relato, comenzando por las más antiguas y llegando al clima previo de las semanas/meses previos a la operación “Fénix”:

-Diferendo limítrofe sobre las aguas del Golfo de Venezuela

-Episodio de Los Monjes en 1952

-Crisis de la corbeta Caldas en 1987



-Caso Rodrigo Granda a comienzos de 2005

-Desencuentros entre ambos gobiernos durante los últimos meses de 2007 y 2008 a raíz de la liberación y canje de prisioneros entre el Gobierno Colombiano y las FARC.

-Enero de 2008, el Presidente Chávez pide que las FARC sean reconocidas como beligerantes y no como terroristas y en Febrero declara que Venezuela limita en buena parte no con Colombia sino con las FARC.

-1 de Marzo, Operación “Fénix”.


También me gustaría mostrar mi agradecimiento a los foristas que me han prestado su valiosa ayuda para llevar a cabo este relato, comenzando por el forista KL Albrecht Achilles, que fue el que me sugirió la idea que un relato sobre este tema podría ser muy interesante. Desde entonces hemos estado en contacto y me ha ayudado en gran medida a obtener información, particularmente, pero no solo, sobre las FFAA Venezolanas, desplegando “sus redes de contactos” con otros foristas, conocidos o incluso familiares y artistas, para tratar de mejorar la información, y la presentación del relato desde al angulo visual, en particular la parte artística,con el propósito de ofrecer una historia a la altura de los lectores de este foro. Así mismo también ha actuado de revisor de los textos que les he ido enviando para que me diese su parecer y las modificaciones que considerara oportunas, convirtiéndose en un “editor de facto”. Por supuesto, también agradecer la ayuda por su valiosa información sobre las FFAA Colombianas a los foristas Juan David y Anderson, así como por sus opiniones y comentarios al respecto de los textos que les he ido remitiendo. Por último, el forista sergiopl también aportó su ayuda con la revisión de los textos y siendo, como siempre, una fiable fuente de información en los temas más diversos. Y no querría dejar de mencionar al forista Guaripete, que fue hace ya muchos meses, el primero que me comentó que bien podría escribir algún relato sobre Latinoamérica para el Foro, y que si bien en aquella ocasión lo que se me ocurrió era un proyecto demasiado grande y muy difícil de realizar en aquellas fechas, me dejó “el gusanillo” de escribir algo al respecto.
Agradezco su colaboración a todos ellos, pero reitero que el relato es mi visión personal, y que por lo tanto las opiniones de estas personas no han de ser coincidentes con la mía, y sus opiniones en los mensajes que puedan dejar en el hilo, cuentan con total independencia.

Y por último, comentar que el relato todavía no está acabado, y que si bien tengo una parte escrita, llegará un punto en que a lo mejor los aportes al hilo de nuevos fragmentos se ralentizaran un poco, por lo que espero que seáis un poco pacientes conmigo.

Sin más, espero vuestros comentarios y que el relato sea de vuestro agrado.

Saludos.


"Si usted no tiene libertad de pensamiento, la libertad de expresión no tiene ningún valor" - José Luís Sampedro
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flanker33
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Relato: 2008. La Llamarada del Fénix

Mensaje por flanker33 »

2 de marzo. Venezuela.

-Señor Ministro de Defensa, muevame diez batallones hacia la frontera con Colombia...de inmediato...batallones de tanques...la aviación militar que se despliegue.


-Ordeno de inmediato el retiro de todo el personal de nuestra embajada en Bogotá...que se cierre nuestra embajada en Bogotá...






3 de marzo. Fuerte Militar Larandia. Colombia.


Estaba solo a las afueras del hangar de mantenimiento. El sol apenas había salido y el viento era relativamente fresco, por lo que pasear al aire libre era todavía una sensación agradable. Pese a que aún era temprano, ya apuraba las últimas caladas a su cigarrillo. Era el único pitillo que se permitía al día y quería exprimirlo bien, ya que hasta dentro de 24 horas se había prohibido fumar otro. Era parte de su plan para abandonar el tabaco sin perder los nervios en el trabajo, un trabajo que no le permitía errores, y menos por esa clase de vicios.
Vio como del edificio de operaciones llegaba un soldado a la carrera en su dirección. Lo conocía, era de la plana de mando.

-Teniente Ortiz, el capitán le reclama en la sala de radio.
-Ahora mismo voy soldado.

Mierda...era lo malo de tener el turno de guardia. En cualquier momento lo podían llamar para cumplir alguna tarea. Aspiró el humo antes de arrojar el cigarro al suelo y apagarlo con su bota. Se dirigió con grandes zancadas hacia el edificio de operaciones. Tras franquear la puerta de acceso, se dirigió a ver al espigado capitán Montoya, el comandante de su compañía. Se lo encontró saliendo de la sala de radio y le indico con la mano que lo siguiera. Detrás suyo estaba el sargento Rincón, bajito, de pelo canoso y fuerte como un toro. Los tres hombres entraron en la sala de operaciones y el capitán ordenó al sargento que cerrara la puerta.

-Ortiz – comenzó a decir Montoya – tenemos una situación difícil en la frontera.
-¿Que ocurre mi capitán?
-Esto, – dijo dejando un papel con ordenes encima de la mesa – hace una media hora que una de nuestras patrullas que vigilaba la frontera con Ecuador cerca del río Putumayo ha sido presa de una emboscada de las FARC y se ha entablado combate. Nos ordenan acudir en ayuda de nuestros soldados.
-¿Cuantos terroristas son?
-Nuestros hombres informan de entre 30 y 40 terroristas. Los nuestros son apenas una docena. Necesitan asistencia inmediata, así que reúna a sus hombres y salga para allá ahora mismo, Le daré más información en vuelo. Llévese a Rincón como segundo, le hará falta. El resto ya está avisado. Deberían estar preparándose.
-A la orden capitán. Nos vamos ahora mismo.

Ortiz y Rincón salieron de la habitación y se dirigieron a recoger su equipo de combate. Una vez fuera del edificio, a la carrera, se dirigieron a donde los dos helicópteros UH-60L Black Hawk designados para su transporte los esperaban. Los soldados de su unidad ya estaban acudiendo a los helicópteros, mientras estos encendían motores y comenzaban a hacer girar sus rotores. Quince soldados se acomodaron en cada helicóptero y cerraron las puertas. En menos de dos minutos ambos aparatos estaban en el aire, rumbo suroeste.
El joven y atlético teniente Jairo Ortiz podía servir como imagen de cualquier campaña de reclutamiento, pero apenas llevaba cuatro meses como oficial de las fuerzas especiales del Ejército colombiano, aunque anteriormente ya había sido destinado en unidades de combate en las zonas más conflictivas de su país y había puesto a prueba su valor en la lucha. Era un buen soldado, y así lo habían creído sus mandos cuando le propusieron que realizara el curso de acceso a las fuerzas especiales. Se lo pensó un par de días, ya que su reciente matrimonio y su joven esposa le hicieron dudar, pero al final aceptó. Era un buen incentivo para su carrera, y él era un hombre de acción.
Sin embargo el sargento Rincón era todo un veterano de las fuerzas especiales, el suboficial que todo teniente quisiera tener a su lado, pero a veces le gustaba asumir demasiado protagonismo e incluso se decía que dirigía a los hombres por encima de los oficiales, y que pese a las protestas de estos, los altos mandos se lo pasaban por alto por su excelente rendimiento en combate. Ortiz todavía no había trabajado nunca con él, y aunque agradecía la presencia del veterano sargento esperaba no tener ninguna disputa sobre el mando, aunque también estaba dispuesto a escuchar y aprender.

El copiloto del Black Hawk le indicó que se pusiera los auriculares.

- Kilo-Mike quiere hablar con usted, teniente.
-De acuerdo, pasemelo – respondió el teniente a la espera de hablar con el capitán Montoya – Aquí Lagarto 1, adelante.
-Lagarto 1, aquí Kilo-Mike. Tenemos una situación potencialmente muy peligrosa. El encuentro con los hostiles ha tenido lugar muy cerca de la frontera y a unos 35 kilómetros al sureste de Puerto Asis. Tenemos informes de un superviviente de la patrulla que nos indica por radio que los guerrilleros estaban cruzando el río y traspasando la frontera con Ecuador...llevándose a cuatro de nuestros hombres como rehenes. Le paso las coordenadas...
Tras anotarlas el teniente confirmó.
-Entendido. ¿Cuales son las ordenes?
-Diríjanse a la zona, y manténganse en vuelo, pero no, repito, no crucen la frontera. Ya sabe como está la situación de tensa. Espere nuevas ordenes ¿entendido?
-Entendido Kilo-Mike. ¿Y los supervivientes de la patrulla?
-No se preocupe por ellos, un helicóptero con personal médico esta de camino para asistirlos, llegara en pocos minutos.
-Recibido. Corto.

Ortiz trasmitió por radio las ordenes al sargento Rincón en el otro helicóptero y también informó a los hombres que le acompañaban en el suyo. A continuación consultó el mapa y estudió la zona que le había indicado el capitán.
Llevaban más de media hora de vuelo y se acercaban a la frontera. Se puso a repasar su equipo y comenzó a oscurecerse la cara y los brazos con pinturas de camuflaje. Revisó su arma, una carabina Colt M4 con lanzagranadas, y recontó la munición para asegurarse que llevaba suficiente por si las cosas se ponían verdaderamente feas. Si finalmente le ordenaban perseguir a los guerrilleros más allá de la frontera, la situación tenía todos los números de acabar así, y no solo por los enemigos de las FARC, si no también por que el Ejército ecuatoriano había comenzado a patrullar la zona tras el ataque del sábado pasado contra el campamento que la guerrilla tenía en suelo ecuatoriano, lo que se había denominado operación Fenix y donde se había conseguido acabar con la vida del líder de las FARC, Raúl Reyes.
Ortiz estaba al corriente de lo tensa que era la situación en aquellos momentos de Colombia con sus vecinos ecuatorianos, pero también con Venezuela, cuyo presidente había ordenado la movilización de tropas hacia la frontera con su país el día anterior. Si la situación que ahora tenían entre manos no se manejaba con sumo cuidado, todo podía salirse de madre e iniciarse un peligroso conflicto. Y sin embargo, puniéndose en la piel de aquellos soldados que habían sido capturados por los guerrilleros, él esperaría que lo rescataran antes de que fuera demasiado tarde y quedara en manos enemigas por meses o seguramente años. Esperó. Al fin y al cabo él era un soldado y no tomaba decisiones, obedecía ordenes.
Al poco, el piloto le informó que estaban en la posición y que todavía no habían recibido nuevas instrucciones. Pasaban a orbitar cerca del río listos para la acción o para volver a la base, aunque no tardaron mucho en volver a oír a Kilo-Mike por la radio.

-Lagarto 1. Lagarto 1, tienen autorización para rescatar a nuestros hombres. Luz verde para la incursión en territorio ecuatoriano.
-Recibido Kilo-Mike. Tenemos autorización para ir a por los nuestros. ¿ Última posición conocida del enemigo y método de extracción?
-El soldado que nos avisó del repliegue de los terroristas los ha seguido sin permiso al interior de Ecuador. Nos ha facilitado las coordenadas y el rumbo de la columna enemiga hace 10 minutos. Se los he pasado al piloto, sugiero un rumbo de interceptación basándose en esos datos. Al soldado le hemos hecho volver al suelo patrio. En cuanto a la extracción, cuando hayan asegurado a nuestros chicos avisen por radio, los sacaremos en helicópteros, y por Dios, sean rápidos o vamos a tener todos muchos problemas. Y lo más importante, no intercambien fuego con el Ejército ecuatoriano si hace acto de presencia, y no se dejen coger por ellos. Si no es posible su extracción por aire, deberán llegar hasta el río por sus propios medios ¿entendido?
-Roger Kilo-Mike – aunque aquello último le había sonado bastante mal a Ortiz.


El teniente comunicó las ordenes al piloto, a Lagarto 2 y a sus hombres.

-Escúchenme. Vamos a rescatar a nuestros soldados de las manos de esos hijos e´puta. La cosa se puede poner berraca, así que prepárense y escojan bien los blancos. Recuerden que tenemos compañeros ahí abajo.

Todos asintieron. Unos parecían más preocupados que otros, pero Ortiz estaba convencido que cumplirían. Todos ellos eran duros combatientes de la selva y ya habían visto combate con anterioridad. Solo esperaba que entendieran la urgencia y precisión que se esperaba de aquella incursión.

-Estamos en territorio ecuatoriano, en la posición señalada – informó el piloto. – Iniciando rumbo de flanqueo de la columna enemiga para interceptarla más adelante sin ser detectados – dijo el piloto por los auriculares, a la vez que el copiloto le pasaba un mapa con la situación y rumbo previsto de las tropas enemigas y la ruta de los helicópteros.
-Recibido. Avíseme cuando nos acerquemos al punto de inserción.

El teniente se asomó por la ventanilla intentando ver algo, pero eran los pilotos los que contaban con mejor campo de visión, apoyados por el artillero del minigun en le costado izquierdo del helicóptero y que iba con casi medio cuerpo fuera del aparato. La bruma matinal y la densa vegetación impedía ver prácticamente nada allí abajo. La tensión de los hombres se reflejaba en sus rostros por la situación y la espera. Pero la columna de guerrilleros de las FARC no habían ido muy lejos, poco más de dos kilómetros desde la frontera. En un terreno de selva densa y con heridos y prisioneros, su velocidad era escasa.

-Estamos llegando teniente. Un minuto.
-De acuerdo, ¿a que distancia nos vas a dejar del enemigo? Tenemos que hacer esto rápido.
-Estimando su posición actual, ¿le perece bien un kilómetro?
-De acuerdo, pero si puede ser menos, mejor.
-Recibido.

El piloto cumplió su palabra y bajo hasta cerca de la copa de los arboles, en un mínimo claro a menos de un kilómetro de la posición probable de las fuerzas hostiles.

-Estamos en posición. Ahora – informó el piloto mientras se abrían las puertas laterales del Black Hawk.
-De acuerdo, vamos a bajar. No se vayan muy lejos por si los necesitamos.
-Recibido. Tenemos ordenes de aguardar al otro lado del río, pero si nos necesitan, llamen y acudiremos. Buena suerte.
-Gracias.

Y tras decir esto, el teniente se dirigió a sus hombres.

-¡Cuerdas! Bajamos aquí. Rápido

De ambos lados del helicóptero descendieron hasta el suelo dos gruesas cuerdas, para que acto seguido comenzasen a bajar por ellas en “fast rope” los 15 soldados colombianos, con Ortiz a la cabeza. Un poco más allá, Lagarto 2 los imitaba.


Imagen
"El entrenamiento debe ser tan fuerte, que el combate será un descanso"

Segundos después, con todos los efectivos en el suelo, los Black Hawk ganaban algo de altura y regresaban rápidamente a territorio colombiano.

El teniente reclamó a su radio operador y entablo comunicación.

-Aquí Lagarto 1. Aquí Lagarto 1, comprobación de comunicaciones ¿me recibe Kilo-Mike? - y tras unos segundos llegó la contestación.
-Le recibo Lagarto 1, tres sobre cinco.
-Entendido. Estamos en territorio hostil, no muy lejos del enemigo, nos disponemos a localizarlo y a cumplir la misión. Lagarto 1 corto.

El teniente sacó ahora su emisora portátil y hablo con Lagarto 2.

-Lagarto 2. Deme su posición.
-A 300 o 400 metros al oeste de donde se encuentran – contestó el sargento Rincón, al que oía igual de mal que al capitán Montoya pese a la cercanía.
-De acuerdo. Vamos a avanzar un poco en formación abierta hasta establecer contacto. Envíe un par de exploradores por delante. Si los descubrimos antes que ellos a nosotros, podremos montar una emboscada.
-Recibido. Déjenos a nosotros ir a por los rehenes y ustedes mantengan ocupada al resto de la columna. Lo haremos rápido y por sorpresa para que no tengan tiempo de matar a los nuestros.
-Roger. Si no hay posibilidad de emboscar, ataque duro y deprisa. En la confusión podríamos tener una oportunidad de rescatarlos.
-Recibido. Nos ponemos en marcha. Lagarto 2 fuera.

Ortiz todavía no estaba muy seguro si lo que acababa de pasar era que había establecido un plan propio o el sargento había hecho honor a su reputación. Daba igual, parecía sensato en aquellas circunstancias. Por lo que se sabía de los informes de inteligencia, los rehenes corrían verdadero peligro ya que los terroristas tenían la costumbre de asesinarlos cuando se veían atacados, y cuando se desplazaban con rehenes, estos solían estar en medio de la columna, por lo que a él y a sus hombres les tocaría atacar la vanguardia y la retaguardia enemiga, siempre que pudieran montar una emboscada.
Esperaba que no supieran que habían sido descubiertos, y quizás se sintieran seguros con estar un par de kilómetros más allá de la frontera, aunque después de lo del sábado, era poco probable. Pronto lo sabría.
Dos exploradores avanzaron por delante de los restantes 13 soldados, sin tratar de perder el contacto visual, lo que en aquella enmarañada jungla era muy complicado. Todos avanzaban en silencio y en formación de linea abierta, para cubrir el mayor área posible. Tras varios minutos, a Ortiz le comenzó a asaltar la duda de si habrían marchado por el camino correcto. Quizás se hubieran desviado algo y los enemigos hubiesen pasado a un centenar de metros y no los hubiesen visto ni oído. Se estaba empezando a poner nervioso. Quizás después de todo aquella incursión en territorio de otro país, no hubiese servido de nada. Su reputación profesional quedaría muy dañada y lo que era peor, sus camaradas quedarían en manos de los guerrilleros. Pero de pronto vio como uno de los exploradores daba el alto al resto de la escuadra. Todos se detuvieron. El explorador miró atrás hasta ver al teniente, y mediante signos le indicó que tenía contacto visual con el enemigo. Ortiz se acercó sigilosamente hasta la altura del explorador y pudo ver a hacia donde le señalaba. Primero lo oyó, y luego pudo ver avanzar al primero de los guerrilleros, en solitario, aunque detrás se oía al resto de la columna.
El teniente y el explorador volvieron hacia donde aguardaba el resto de la escuadra y les comunicaron lo que habían visto. Ortiz ordenó desplegarse para emboscar a los guerrilleros a la vez que se comunicaba en voz baja con Lagarto 2.

-Hemos establecido contacto. Estamos preparando la emboscada. ¿Los han detectado ustedes?
-Afirmativo. Nuestras coordenadas son sector 23-5, cuadricula 12-4. - El teniente consultó su mapa y respondió.
-Recibido. Estamos casi en paralelo a unos doscientos metros. Tomen posiciones, nosotros atacaremos a la cabeza y a la retaguardia de la columna. Ustedes rescaten a los nuestros.
-De acuerdo. Iniciaremos el asalto, cuando oiga la detonación de granadas aturdidoras, entonces deles fuerte con todo lo que tengan. Le avisaré por radio que tenemos los paquetes y comenzamos la extracción hacia un punto a menos de dos kilómetros al oeste de aquí, cerca del meandro del río, está relativamente despejado para los helicópteros y podríamos alcanzar la frontera en caso necesario.
-Roger Lagarto 2. Quedamos a la espera del inicio de su asalto. Corto.
-Lagarto 2 fuera.

Ortiz se dio cuenta que el punto de extracción estaba del lado del sargento Rincón, lo que dificultaría el movimiento de sus hombres en aquella dirección a través de las fuerzas enemigas, pero era lógico, que ellos que tendrían a los rehenes, salieran por la zona más fácil. Tras meditar unos segundo comprendió que lo mejor, tras el combate, sería avanzar hacia el norte y luego desviarse hacia el oeste, pero mientras estaba intentando avanzar sus movimientos en su mente, uno de sus hombres le hizo una señal. La columna estaba entrando en la zona de fuego de la escuadra.
La distancia hacia el eje de avance de la columna era mayor de lo que desearía, ya que a parte del explorador de avanzada al frente de la columna, los guerrilleros solían llevar a otro hombre a cada lado del eje de avance para evitar posibles emboscadas. Lo bueno era que la selva era tan espesa que para mantenerse cerca, estos guardias de flanco, no se alejaban mucho del resto de sus compañeros. Los comandos colombianos aguardaban agazapados en el suelo, perfectamente camuflados entre la vegetación, los arboles y las rocas.

Tal y como habían dicho, Lagarto 2 comenzó el ataque. El teniente oyó claramente tres fuertes explosiones y vio de refilón los fogonazos de las granadas aturdidores.

-¡Fuego, fuego, fuego! - ordenó a la vez que lanzaba el proyectil explosivo de 40 mm de su M-203 contra los primeros enemigos que seguían al explorador de vanguardia. Dos de ellos cayeron inmediatamente muertos, mientras que otro recibía graves heridas. El guerrillero que guardaba el flanco izquierdo de la columna fue el siguiente en caer, casi a la vez que el solitario guerrillero de vanguardia.


Imagen
Ortíz y sus hombres durante el tiroteo

Pero sus compañeros no se quedaron quietos y comenzaron a responder al fuego a la vez que se cubrían como podían de lo que se les venía encima. Ortiz disparaba contra un fogonazo que había visto salir desde el pie de un árbol en su dirección. Disparaba ráfagas cortas y controladas, pero aquel tipo estaba bien cubierto y la visibilidad era mala. Iba a ser muy complicado alcanzarle, por lo que se cobijó detrás de la roca que le servía de parapeto y recargó el M-203. Miró con cuidado y siguió viendo el fogonazo desde el pie del árbol. En cuanto paró, apuntó rápidamente con su arma y lanzó otro proyectil explosivo. Cayo cerca, pero no sabía si lo suficiente para haber acabado con el guerrillero. De repente comenzó a recibir fuego desde otra posición enemiga y tuvo el tiempo justo de agachar la cabeza y retroceder un poco para encontrarse a salvo de los disparos enemigos.

Y mientras todo esto sucedía, unos metros más allá, el sargento Rincón había llevado a cabo su asalto para rescatar a sus compañeros del Ejército. Tras dejar pasar al guerrillero que guardaba el flanco de la columna, lanzaron tres granadas aturdidoras y dos botes de humo hacia la zona de la columna donde estaban los soldados que debían rescatar y sus guardias. Al estallar las granadas “flashbang” consiguieron aturdir seriamente a los que estaban en un radio de dos metros de las mismas, mientras que los comandos colombianos cerraban los ojos y se tapaban los oídos, para inmediatamente después correr hacia su objetivo, ocultos del resto de la columna por el humo de los botes. En unos instantes consiguieron eliminar a la mayoría de los guerrilleros en su campo de visión, pero dos de ellos lograron reaccionar, disparando el primero de ellos contra un comando, rozándole el muslo de la pierna izquierda, antes de caer abatido. El segundo, volvió su arma contra los prisioneros, pero dos de ellos se abalanzaron sobre su captor antes de que este pudiera disparar y en el forcejeo, el AK-47 disparó un proyectil que se hundió en las tripas del guerrilleros de las FARC, dejándolo muy malherido y neutralizado. Moriría minutos después. Rincón avanzó hacia los soldados colombianos y comprobó su estado. Dos habían sido heridos de levedad durante la emboscada que los guerrilleros les tendieron en suelo colombiano, mientras que los otros dos, los que habían reducido al guardián, estaban en perfecto estado.

-Lagarto 1, Lagarto 1, tenemos el paquete. Iniciamos repliegue – gritó Rincón por la radio.
El teniente Ortiz logró coger la emisora.
-Recibido Lagarto 2. Vamos detrás de ustedes, tengan cuidado a quien disparan.
-Recibido. Lagarto 2 fuera.

Ortiz gritó a pleno pulmón.

-¡Lancen granadas! ¡Ahora!

A los pocos segundos comenzaron a caer sobre el enemigo una docena de granadas de mano que produjeron algún herido, pero que sobre todo atontaron e hicieron agachar la cabeza de los guerrilleros supervivientes.

-¡Humo! ¡Ya!

Se repitió la misma operación solo que con botes de humo, que junto a la bruma y la humareda de las explosiones del combate, dejó un escenario con muy poca visibilidad. El teniente avisó a sus hombres que tenía a la vista para replegarse y que le siguieran, y conforme se dirigía al norte y al este, daba una palmada en la espalda de sus hombres para que lo siguieran, mientras estos no dejaban de disparar en dirección a la posición de los enemigos.
Cuando todos se hubieron reunidos y avanzaban abandonando el combate, vio como había dos hombres heridos, uno de poca gravedad con alguna esquirla de metralla de una granada enemiga y otro de un balazo que le había atravesado el brazo derecho. Ambos eran ayudados por sus compañeros a avanzar, pero retrasaban el movimiento de la escuadra, por lo que iban a tener complicado llegar a la posición de extracción que había señalado Rincón. Consultó de nuevo el mapa y tomó una determinación.

-Lagarto 2, Lagarto 2 – dijo por la emisora mientras avanzaba – cambio de planes. Tenemos heridos, cambiamos nuestro punto de extracción a un punto al este, más alcanzable para nosotros aunque un poco más lejos. ¿Cual es el estado de los rehenes y de sus hombres?
-Tenemos dos rehenes heridos por arma de fuego, pero ya lo estaban antes de nuestra intervención. Los demás bien, menos un soldado con un rasguño, nada importante.
-Recibido. Pongan a salvo a esos hombres. Nos vemos en la base. Corto.
-De acuerdo. Lagarto 2 fuera.

El teniente reclamo a su radio operador y le dio las nuevas coordenadas para que las retransmitiera al helicóptero de evacuación.

-Dile que esté allí en 20 o 25 minutos.
-A la orden.

La escuadra de Ortiz avanzaba a través de la intrincada jungla con la esperanza de llegar a tiempo al encuentro con el helicóptero, mientras a lo lejos, todavía se escuchaban disparos esporádicos. Los guerrilleros todavía no debían saber si el combate había acabado o no. Al poco, y como si de un golpe de suerte se tratara, se toparon con una senda que se dirigía al noreste, la misma dirección que llevaban ellos, por lo que pudieron aligerar algo más el paso. Finalmente llegaron a un pequeño claro donde establecieron un perímetro de seguridad mientras el teniente reclamaba la presencia del helicóptero.

-30 segundos para la zona de aterrizaje.
-Recibido. Dense prisa, tenemos heridos.
-Lo haremos. Y suban ustedes también deprisa, Kilo-Mike informa de actividad de fuerzas ecuatorianas acercándose a la zona por tierra y aire.
-Roger. Subiremos a la carrera.

Y dicho y hecho. En cuanto el helicóptero se posó, los soldados colombianos lo abordaron en un tiempo récord, y al instante el UH-60L despegaba y aumentaba su velocidad a todo lo que podía mientras se mantenían volando bajo. Aunque faltaba poco para llegar a territorio colombiano, Ortiz no estaba tranquilo todavía, y un grito del ametrallador del helicóptero vino a darle la razón.

-¡Tenemos compañía! ¡Helicóptero ecuatoriano a las siete!

El piloto trató de exprimir al máximo toda la potencia de los motores para ganar algo más de velocidad, pero iba muy cargado y el aparato ecuatoriano se acercaba poco a poco.

-¡El río! - dijo el copiloto, mientras el artillero identificaba al helicóptero ecuatoriano.
-¡Es un Gazelle armado!
-Joder. Joder. Vamos pequeñin...creo que vamos a conseguir cruzar el río antes que nos alcance – dijo el piloto.
-¿Y si no se detiene y cruza la frontera? - preguntó Ortiz.
-Entonces tendrá problemas

El teniente no entendió si el piloto quiso decir “tendrá” o “tendremos” por que ahora, hasta él había visto los lanzacohetes que montaba el aparato ecuatoriano, aunque pronto lo averiguó.
Al fin el Black Hawk logró cruzar el río y alcanzar espacio aéreo colombiano, y a los pocos segundos, dos helicópteros Arpía III repletos de lanzacohetes y ametralladores se elevaron tras él, y se colocaron en el margen norte del río Putumayo, encarando y bloqueando el camino del Gazelle ecuatoriano.
Este se detuvo sobre su espacio aéreo y se mantuvo encarado con los Arpia durante un par de minutos, hasta que finalmente recibió la orden de regresar o el piloto pensó que era lo más inteligente.

Durante el vuelo de regreso, Ortiz se enteró que Lagarto 2 había conseguido una extracción limpia y estaba a punto de llegar a la base.

-Buen trabajo muchachos. Todo ha salido bien, nuestros compañeros que habían sido apresados están a punto de llegar a la base con Lagarto 2.

Las caras de los hombres mostraban alegría y alivio, aunque dos de ellos estaban heridos. El enfermero ya estaba trabajando en ellos hasta llegar a la base, donde ya se había alertado a los servicios médicos de los heridos.
Cuando llegaron a Fuerte Larandia, y tras dejar a sus heridos en buenas manos y saludar y felicitar a sus soldados uno a uno, el teniente dejó su equipo y se refrescó en el lavabo antes de acudir a ver al capitán Montoya para darle las novedades de la misión, no sin antes dar varias caladas rápidas a un cigarrillo para calmarse.
El capitán lo recibió en la sala de operaciones junto al coronel Rueda y el sargento Rincón. Ambos oficiales tenían un semblante extraño. Parecían aliviados y contentos, pero a la vez terriblemente preocupados.
Tras explicar el teniente y el sargento los pormenores de la misión, Ortiz comprendió aquel estado de animo de sus superiores.

-Gracias teniente. Su misión a sido todo un éxito y ha cumplido con lo que esperábamos de usted y de sus hombres en esta difícil situación. Ahora esperemos que nuestros políticos consigan calmar los ánimos de nuestros vecinos ecuatorianos y venezolanos, por que si no es así, vamos a tener algo muy gordo entre manos en no mucho tiempo – le explicó el coronel.
-Ojala que no pase nada mi coronel, nadie quiere un conflicto entre naciones hermanas.


Credito de las laminas: Erika Matheus
Última edición por flanker33 el 15 Dic 2012, 20:14, editado 3 veces en total.


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Mensaje por tacuster »

GRacias Flanker por deleitarnos con tu pluma! :acuerdo:


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Mensaje por flanker33 »

Hola Tacuster, gracias a ti por leerlo.
Ahí va el siguiente fragmento.


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Mensaje por flanker33 »

3 de marzo. Caracas. Venezuela.

Pasaban veinte minutos de la una del mediodía y Alexis Martínez llegaba tarde ese día a la oficina, pero se proponía recuperar el tiempo perdido y como siempre lo solía hacer, comenzó por revisar las ultimas informaciones en el mercado naviero mientras tomaba un café para despejarse de la resaca de la noche anterior. Martínez era un broker, cuyo trabajo era servir de intermediario entre armadores y fletadores donde obtendría un jugoso 5% de comisión por sus buenos oficios.
Mientras tomaba su café se acercó a la maquina de fax, encontrando un mensaje de un fletador en potencia por demás interesante, el cual solicitaba un buque roll on roll off preferiblemente CTC (Car and truck carrier) de al menos mil vehículos de capacidad y que no excediera los nueve metros de calado en verano.
El flete seria por un viaje entre Puerto Cabello y Maracaibo en Venezuela, para llevarse a cabo lo antes posible, con carácter urgente... “lo quieren para ayer” pensó Alexis, que aun intrigado por los requerimientos del fletador busco frenéticamente en su base de datos posibles buques, hasta que consiguió uno, el cual recordaba haber visto días antes:

MN "Karen"
Capacidad: 4000 vehiculos.
Rampa lateral, capacidad 22 tons SWL.

Classification: GERMANISCHER LLOYD
100 A5 IW/NAV-OC/BWM Car Carrier
W MC AUT

Eslora total 170.00 m
Eslora entre perpendiculares 161.00 m
Manga 30.10 m
Puntal, medido hasta la cubierta superior 28.00 m
Calado de diseño 7.70 m
Peso muerto a calado de diseño (7.70 m) 8,200 t
Calado de verano 8.70 m
Peso muerto a calado de verano (8.75 m) 12,100 t
Maquina principal 3. MAJ WÄRTSILA 7 RT-flex 50
CMCR 11,060 kW/124 min-1
Velocidad durante pruebas de mar a 9954 kW (90% CMCR)
con un calado de 7.7 m: 20.4 knots


Muy complacido por haber hallado un buque con las características solicitadas procedió a contactar al armador del Karen, que en estos momentos navegaba en lastre para completar el periplo Brasil- Panamá y en pocas horas, de poder cerrarse el trato, podría estar en Puerto Cabello.



3 de marzo. Fuerte Militar Tolemaida. Colombia.

Como en otras muchas otras bases militares de las FF.AA. colombianas en todo el país a aquellas horas de la tarde, en Fuerte Tolemaida la actividad a lo largo y ancho de todas las instalaciones había aumentado en gran medida desde que a mediodía recibieran ordenes del Comandante General de las Fuerzas Militares de alistarse para un posible conflicto armado.

Los Batallones de Aviación 2º, 5º, 4º y 3º del COAVE (Comando Operativo de Aviación del Ejército) y sus respectivos helicópteros Blackhawk, Huey II, UH-1N y Mi-17 habían comenzado a volar en dirección a sus zonas de despliegue, transportando hombres, armas y suministros, especialmente soldados de la Brigada de Fuerzas Especiales, mientras los servicios de mantenimiento y apoyo se afanaban en que el material, los pertrechos y todo lo que resultara esencial para las acciones de combate estuviera a punto para salir en el siguiente vuelo, con destino a alguna posición adelantada. Aunque en un despliegue tan grande como el que se estaba llevando a cabo surgieron algunos problemas, estos se resolvieron rápidamente, dada la experiencia y práctica de las unidades acantonadas en dicha base en misiones de lucha contra el terrorismo y el narcotráfico que se producían a termino con regularidad.
En pocas horas más, el despliegue habría concluido y la base volvería a una calma tensa.




3 de marzo. Bogotá. Colombia.

Faltaban cincuenta minutos para la medianoche, y Jean-René, el cámara, preparaba el equipo, mientras ella se acababa de arreglar el cabello para grabar su intervención en el noticiario matinal allá en Francia. Sandrine Chereau, la enviada especial de France 2 a Bogotá había tenido un día muy ocupado siguiendo las noticias que llegaban a la capital colombiana sobre los acontecimientos de la jornada, hablando y tratando de confirmar las noticias con diferentes fuentes oficiales y oficiosas, y aunque estaba algo cansada debía terminar su trabajo con aquella intervención en el informativo de las 7 de la mañana, hora francesa, antes de descansar un poco. El día siguiente se presentaba todavía más intenso.
Jean-René le hizo un gesto a Sandrine y esta se dirigió al balcón de la habitación del hotel en el cual estaban alojados, y donde la iluminada ciudad de Bogotá le servía de fondo. Se colocó en angulo con la cámara y con sus notas en una mano y el micrófono en la otra, comenzó a grabar su crónica.


Imagen
Sandrine durante su crónica desde Bogotá

-Buenos días Francia, buenas noches aquí en Colombia. El día de hoy ha comenzado con la noticia de que fuerzas militares colombianas han entrado en territorio ecuatoriano por segunda vez en menos de tres días. Este nuevo incidente no ha hecho más que agravar la ya delicada y tensa situación entre los países de la región. - Hizo una pausa y continuó.- Las autoridades colombianas han reconocido el cruce de la frontera ecuatoriana por tropas de su país, y la han enmarcado y justificado en – y dijo leyendo una nota de prensa del gobierno colombiano - “la continua y decidida lucha contra el terrorismo de las FARC por parte de este gobierno”. En la nota de prensa que nos ha facilitado el gobierno colombiano, - alzó un folio con dicha nota a la altura de la cámara – explica que tras un encuentro entre tropas gubernamentales y terroristas en el lado colombiano de la frontera, estos últimos consiguieron apresar y secuestrar a un pequeño número de soldados, que fueron llevados inmediatamente a territorio ecuatoriano, y ante la gravedad y la inmediatez del problema, se tomó la decisión de realizar una persecución “en caliente” para rescatar a los soldados colombianos de sus captores, ya que avisar a las fuerzas ecuatorianas, hubiese requerido demasiado tiempo y las posibilidades de un rescate hubiesen sido muy escasas. A media mañana, el presidente Uribe hacía una declaración institucional.

El cámara cortó un momento, en el cual desde París introducirían el video con las declaraciones del presidente colombiano que previamente ya habían enviado, y que sirvió para que Sandrine respirara hondo y prosiguiera a la señal de su compañero.

-Tras estas declaraciones, firmes pero conciliatorias y que hacían un llamamiento a la calma, se han producido toda una serie de reacciones políticas en las diversas cancillerías de los países más directamente implicados. El primero ha sido el presidente ecuatoriano Rafael Correa, que desde Quito ha lanzado un mensaje muy duro y desafiante donde ha advertido que su paciencia y la de su país se ha agotado y que se reserva las acciones pertinentes para responder a la agresión colombiana También ha desvelado que minutos antes había ordenando la movilización total de sus Fuerzas Armadas y el desplazamiento de una parte importante de las mismas a la frontera con Colombia. Poco después, el gobierno venezolano, mediante un discurso igualmente duro de su presidente Hugo Chávez, ha informado en una alocución televisada al país que reforzaba las medidas militares tomadas el día anterior ante la inminencia de una acción colombiana en suelo venezolano y como apoyo a su aliado ecuatoriano. Fuentes militares en Caracas dignas de todo crédito, han confirmado a esta reportera que nuevas unidades terrestres, aéreas y navales han comenzado a trasladarse a las inmediaciones de la frontera colombiana en lo que califican de una movilización general. Así mismo, el presidente nicaragüense Daniel Ortega, ha mostrado su solidaridad con el pueblo de Ecuador y ha informado que ha hablado con su homologo ecuatoriano, mostrandole su firme respaldo y apoyo “ante esta nueva agresión colombiana” según palabras textuales del presidente Ortega. Como reacción a todo esto, a mediodía el Alto Mando de las Fuerzas Armadas colombianas ha ordenado la movilización de sus tropas de tierra, mar y aire, precisando que son medidas puramente defensivas ante las “precipitadas decisiones” - volvió a leer textualmente - tomadas por sus vecinos.

Jean-René volvió a cortar. A continuación y según el guion preparado a medias por Sandrine y la redacción en París, se introducía un micro con cortes de los discursos de los presidentes Correa, Chávez y Ortega y finalizaba con imágenes de archivo de unidades militares colombianas, ecuatorianas y venezolanas que explicaba someramente las capacidades de cada país en ese aspecto. Tras atusarse su rebelde flequillo que le caía sobre los ojos, de nuevo la reportera continuó su crónica.

-Ante el importante agravamiento de la crisis diplomática y la situación pre-bélica en la región, la OEA ha convocado una reunión de urgencia para mañana en Washington. Así mismo, y a petición de los Estados Unidos, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas se reunirá unas horas después en Nueva York para tratar el mismo asunto, todo ello con el fin de mantener la situación bajo control y que el conflicto no siga escalando hacia un enfrentamiento que nadie parece querer pero que en estos momentos, y desde la región, parece posible, e incluso probable. De hecho, durante toda la tarde ha habido informes de vuelos cercanos a la frontera por parte de aviones de combate de los tres países implicados en esta crisis, e incluso se ha hablado en algún momento de intercambio de disparos entre soldados destacados en puestos fronterizos venezolanos y colombianos, pero que han sido desmentidos poco después, y que según Caracas han sido tiroteos con bandas de criminales habituales en la frontera, aunque vista la tensión existente, bien pudiera ser que cualquier incidente de este tipo, fuera la mecha que prendiera el polvorín en que se está convirtiendo la región. - Sandrine tomó aliento y continuó.- En el apartado de las reacciones internacionales, el portavoz de la administración estadounidense ha mostrado su firme apoyo al presidente Uribe y a las acciones anti terroristas emprendidas por este, haciendo un llamamiento a la calma y precisando que la solución a la crisis pasa por medios diplomáticos en los órganos competentes como son la Organización de Estados Americanos y la propia ONU. Por su parte, Rusia ha condenado la nueva incursión colombiana en Ecuador, pero ha hecho también un llamamiento a la contención por todas las partes involucradas, mientras que el portavoz de asuntos exteriores chino se ha expresado de forma muy parecida a su homologo ruso. - Sandrine se quitó el flequillo de la cara y concluyó.- Esto es todo desde Bogotá. Seguiremos con suma atención los acontecimientos que se puedan producir en las próximas horas y les mantendremos informados. Buenos días.

El informativo matinal de France2 continuó con la reacción del Eliseo a lo sucedido en latinoamérica, pero para entonces, Sandrine y Jean-René estaban disfrutando de un reparador sueño medio mundo más allá.


Credito de la lamina: Erika Matheus
Última edición por flanker33 el 15 Dic 2012, 20:19, editado 4 veces en total.


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Mensaje por Juan David »

Excelente Flanker.

Muchas gracias por regalarnos este relato!

Saludos. :thumbs:


Adelante Colombia!
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Urbano Calleja
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Mensaje por Urbano Calleja »

A tus doce...bien pegadito :guino:


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Mensaje por flanker33 »

Gracias por vuestro comentarios y encantado de veros por aquí :sisisi:
En cuanto pueda subo algo más.

Saludos.


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Mensaje por Chechitar_1985 »

muy buen relato compañero flanker33, esperamos ansiosos la continuacion de este


Si vis pacem para bellum
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Mensaje por flanker33 »

Hola Chechitar, gracias por tu comentario. Disculpad el retraso, aquí viene el siguiente fragmento.

Saludos.

P.D. - Parece que al publicarlo, algunas palabras malsonantes son "censuradas" con **...no son mios. De todas formas creo que se entiende.
Última edición por flanker33 el 30 Nov 2012, 20:09, editado 1 vez en total.


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Mensaje por flanker33 »

4 de marzo. Espacio aéreo venezolano, cerca de la frontera con Colombia.

Allí arriba, a primera hora de la mañana y en medio de aquel hermoso cielo azul, la visibilidad era excelente, pero el Mayor Luis Rondón tuvo que dejar de mirar fuera de la carlinga y bajar la vista al interior de su cabina para analizar los datos de los sistemas de a bordo, centrándose principalmente en la navegación.

-Rafael, estamos a 30 millas de la posición de inicio y acercándonos rápidamente.
-De acuerdo Luis, ¿que hay de nuestros compañeros? – respondió el Teniente Coronel Rafael Páez, piloto de aquel Su-30 venezolano que se aproximaba a la frontera con Colombia.
-”Volcán 1 y 2” proceden de acuerdo a lo previsto, aunque llevan algunos segundos de retraso, nada importante.
-Recibido.

El Teniente Coronel Páez guiaba al avión según una ruta prefijada en su sistema de navegación que lo llevaba a un punto a unas 20 millas al este de la fronteriza ciudad colombiana de Cúcuta, cerca del pueblo de Michelena, y al cual llegarían en menos de cuatro minutos. Junto a ellos volaba el mayor Maldonado y su operador de sistemas de armas, el mayor Morán. La pareja de Sukhois tenían los indicativos “Sierra 1 y 2”, y su misión era la de proporcionar apoyo a los dos F-16 de la escuadrilla “Volcán”.


-Radar a máximo alcance.
-Radar a máximo alcance – respondió Rondón, mientras seguía con atención la información que le ofrecía el radar NIIP 001VEP que con un alcance de unos 100 km para un blanco tipo caza, cubría el área de su objetivo y sus alrededores. Tras unos segundos reportó al piloto – ningún avión hostil sobre el punto Delta.
-Recibido. - La información coincidía con la recibida por su controlador en tierra.


El punto Delta era la ciudad colombiana de Cúcuta, la mayor ciudad fronteriza con Venezuela y que había sido elegida para la misión, precisamente por su tamaño, pero también, y más importante, por estar pegada a la frontera venezolana, lo cual era ideal para el objetivo de aquella misión. Objetivo que había sido discutido, preparado y autorizado durante la noche anterior en los cuarteles del Alto Mando Militar en Caracas, donde el presidente Chávez, el ministro de defensa y otros altos mandos civiles y militares decidieron que la reacción militar de Ecuador y Venezuela a las incursiones en territorio del primero, había sido demasiado tibia tras haber intensificado tan solo las misiones de vigilancia cerca de la frontera, y que se corría el riesgo, tras las reuniones diplomáticas previstas para aquel mismo día, que al final no se diese una merecida respuesta a Bogota, quedando Colombia como el “vencedor” de la crisis diplomática. Por todo ello, y tras consultar al gobierno ecuatoriano, se decidió llevar a cabo una misión doble y simultánea por parte de Ecuador y Venezuela, que consistiría en sobrevolar espacio aéreo colombiano con aviones de combate en una rápida incursión de apenas unos pocos kilómetros para “igualar el tanteo” en la crisis, y presentar una respuesta más enérgica al gobierno del presidente Uribe, quitándole de la cabeza que futuras incursiones quedaran sin respuesta, sobre todo, si como se temía el Alto Mando venezolano, la próxima incursión era en su territorio nacional.
Por parte de la Fuerza Aérea Venezolana, los encargados de llevar a cabo dicha misión serían dos F-16 del Grupo de Caza 16, con indicativo “Volcán”, que despegando desde la base aérea El Libertador, en Maracay-Palo Negro, entrarían en espacio aéreo colombiano justo al norte de Cúcuta y tras sobrevolar la ciudad de norte a sur a no demasiada altura, conectando su postcombustión para hacerse más visibles y audibles, regresarían a espacio aéreo venezolano y aguardarían la respuesta colombiana, si es que la había, antes de recuperarse en su base. En su apoyo, sendos Su-30 del Grupo de Caza 13 de la base aérea Luis del Valle García, en Barcelona, con indicativo “Sierra”, proporcionarían apoyo a los F-16 por si se producía una respuesta armada de los cazabombarderos colombianos, pero desde territorio venezolano, sin entrar en Colombia a no ser que fuera autorizado previamente.
La Fuerza Aérea Ecuatoriana realizaría un operativo similar con sus Mirages F-1 sobre la ciudad colombiana de Ipiales.

Las escuadrillas “Volcán” y “Sierra” habían ocupado posiciones cerca de la frontera, en zonas que desde el día anterior se habían usado como zonas CAP y que por lo tanto no esperaban que atrajesen demasiado la atención del enemigo sobre sus intenciones reales, hasta el momento en que se dirigieran hacia el punto Delta, lo cual había sucedido hacía unos minutos, y ya los cuatro aparatos venezolanos se encontraban avanzando hacia sus puntos de inicio de la misión. De todas formas, los cazas Kfir y Mirage V COAM habían aparecido de forma intermitente sobre los cielos colombianos desde el día anterior, haciendo de espejo a las CAP,s venezolanas y ecuatorianas en algunos momentos, así que cuando el mayor Rondón informó que no había aviones colombianos cerca de Cúcuta, no fue una sorpresa para Páez, aunque si esperaba que algún avión despegara para interceptarlos, o quizás alguno de los que patrullaban más al norte, cerca de la península de la Guajira, o al sur, cerca de Arauca, y que estaban siendo detectados por los radares de vigilancia aérea temprana venezolanos, fuesen dirigidos por su control de tierra para interceptarlos. En cualquier caso, casi con toda seguridad, llegarían tarde para impedir que la escuadrilla “Volcán” sobrevolase la ciudad colombiana.

-Estamos en el punto inicial – informó el mayor.
-De acuerdo, comenzamos a orbitar. ¿Donde está la escuadrilla “Volcán”?
-Un momento...espera...si, acaban de llegar a su punto de inicio. Aguardan la autorización definitiva.
-Recibido. Mantén los ojos bien abiertos, no quiero sorpresas.
-No te preocupes, pero de todas maneras parece que esto va a ser pan comido.
-Ojalá tengas razón.
-Siempre la tengo ¿no?... “Volcán” comienza su incursión ahora.

Imagen

Sierra 1 de Paez y Rondón en posición.


Los 2 Kfir colombianos del Grupo de Caza 11, con indicativo de escuadrilla “Fantasma”, habían logrado su objetivo inicial, pasar desapercibidos a los radares venezolanos y situarse relativamente cerca de la frontera, escudados tras las montañas de la cordillera oriental de los Andes colombianos, a baja altura y a unas 50 millas al suroeste de Cúcuta. Desde aquella posición podían acudir rápidamente a cualquier punto entre las CAP que la Fuerza Aérea Colombiana mantenía más al norte y al sur, o acudir como refuerzo de las mismas. Pero aquella situación, a 150 millas de la Base Aérea de Palanquero, y el vuelo a baja cota consumía bastante combustible por lo que no podían mantener la posición durante demasiado tiempo, aunque para compensar este problema, los Kfir de los capitanes Córdoba y Yepes llevaban dos tanques lanzables de 1.300 litros de combustible, que junto a 2 misiles Python-3 de fabricación israelí, con un alcance de 15 km y una cabeza explosiva de 11 kg, como afilados colmillos de los “pequeños leones”, era la carga que colgaba bajo las alas de sus aparatos.
El Capitán Arnaldo Córdoba, líder de la escuadrilla Fantasma había recibido hacía unos minutos información desde su control de tierra que cuatro aparatos venezolanos, con toda seguridad cazas militares, se estaban acercando al espacio aéreo colombiano, y habían sido instruidos para que a su vez, ellos se acercaran a la frontera, rumbo NE por si era necesario enfrentar a dichos aviones. Córdoba, tras consultar con su controlador, prefirió mantener la escuadrilla volando bajo mientras cruzaban las montañas para mantener el factor sorpresa de su parte mientras se acercaban a Cúcuta, que parecía ser el lugar donde convergían los cuatro aparatos venezolanos. Así que en aquel momento, se encontraban a muy pocas millas al noroeste de Cúcuta, esperando nuevas instrucciones de su controlador, cuando Yepes avisó por radio a su líder de escuadrilla.

-Fantasma 1, mira allí arriba, a las 2 en punto. Parecen dos de nuestros “amigos” - Córdoba fijó la vista donde le había indicado su punto.

El líder de la escuadrilla observó como dos pequeños puntos oscuros se destacaban sobre el cielo azul añil. Para no delatar su presencia antes de tiempo, los Kfir llevaban apagados sus radares y confiaban en su vista y en las indicaciones que les facilitaba el control terrestre. Trató de determinar la distancia y de averiguar si todavía seguían en el espacio aéreo venezolano, cuando de repente observó que variaban el rumbo y comenzaban a perder altitud. El capitán Córdoba se sorprendió al ver aquello. El nuevo rumbo de los aviones venezolanos los internaba directamente en territorio colombiano.

-¡¿Que coñ* están haciendo?! - exclamo el capitán Yepes
-Parece que provocar un nuevo incidente. Como si no hubiera ya bastante – replico su líder de vuelo.
-¡Entonces vamos a por ellos!
-Espera, debemos solicitar instrucciones…Aquí escuadrilla “Fantasma” - dijo llamando a su controlador. - Tenemos contacto visual con “Hotel 2” (que era como habían sido designados los dos aviones venezolanos que estaban al noreste de su posición). Acaban de variar su rumbo y altitud y se están dirigiendo a nuestro espacio aéreo si no lo están ya. Solicito nuevas instrucciones.
-Recibido. Aguarde. – Respondió el controlador de tierra.
-Roger.

Tras unos pocos segundos, el capitán Córdoba volvió a recibir al controlador a través de sus auriculares.

-Procedan a interceptar a los aviones y oblíguenles a aterrizar.
-Recibido. Procedemos.

Ambos pilotos colombianos adelantaron su palanca de gases y comenzaron a ganar velocidad a la vez que iniciaban el ascenso para situarse a la cota de “Hotel 2”, pero mientras tanto, los aviones venezolanos habían descendido y ganado velocidad, y ahora habían conectado la post combustión.

-¡Mierda!, “Fantasma 1” ¿has visto eso? – dijo el teniente al ver la llamarada que salía de las toberas de los F-16.
-Afirmativo. Vamos a comenzar a virar ya o nos va a ser imposible atraparlos. Suelta los tanques.
-Afirmativo. Te sigo.

Los dos Kfir iniciaron un cerrado viraje a la derecha, pero aún así quedaron algo retrasados con respecto a los “vipers”, que se alejaban rápidamente cuando los colombianos llegaron a su mismo nivel.

-Aquí cazas de la Fuerza Aérea Colombiana llamando a aviones no identificados. Reduzcan velocidad e identifíquense. Repito. Reduzcan velocidad e identifíquense inmediatamente, están violando el espacio aéreo colombiano. Formen a nuestro lado. – Ordenó el “Fantasma 1” por la radio. Espero unos segundos pero no obtuvo respuesta alguna.


Imagen

Fantasmas 1 y 2 en persecución de los Viper.

Unos instantes antes, los Kfir habían sido detectados por los radares terrestres venezolanos y los Su-30 de “Sierra 1 y 2” al ganar altura los aparatos colombianos.

-¡coñ*!, ¿de donde salieron estos carajos? - había dicho el Teniente Coronel Rafael Páez al detectar su radar dos puntos apareciendo tras la escuadrilla “Volcán”. Pero eso poco importaba ya. Todo se acababa de acelerar y la situación evolucionaba muy deprisa. Control aéreo le había ordenado que apoyase la salida de los F-16 del espacio aéreo colombiano. Instantes después, sus camaradas del Grupo de Caza 16 lanzaban el mensaje de que estaban siendo perseguidos por cazas colombianos.
Los pilotos de los “vipers” venezolanos, que hasta el momento habían ignorado las llamadas de los cazas colombianos, solicitaban por radio a sus mandos permiso para responder a sus perseguidores, pero recibieron la orden de estos de terminar su misión y salir de la zona lo antes posible.






-Enciende la postcombustión. Tenemos que acercarnos más – ordeno Córdoba a Yepes.

-”Fantasma 1”, no creo que lleguemos a su altura, y ya están sobrevolando el norte de la ciudad.
El capitán Arnaldo Córdoba vio que su punto tenía razón, y aunque su caza se lanzó hacia adelante con la sacudida de la post combustión de su motor J-79, las posibilidades de situarse al lado de los F-16 eran nulas si aquellos seguían volando a tanta velocidad.
Volvió a repetir de nuevo el mensaje de advertencia a los cazas venezolanos, pero esta vez más amenazador.

-… si no obedecen, nos veremos obligados a abrir fuego sobre ustedes. Repito. Identifíquense y formen a nuestro lado para ser guiados a un aeropuerto en tierra o abriremos fuego.

Los pilotos de los F-16 seguían sin contestar y comenzaron a encabritar sus aparatos arriba y abajo a izquierda y derecha, pero sin dejar su rumbo general sur. Parecía que los pilotos venezolanos se estaban puniendo nerviosos, algo que también les ocurrió al capitán Yepes cuando de repente su RWR comenzó a emitir un sonido agudo. Estaba siendo iluminado por un radar de tiro de uno de los dos aviones venezolanos que se encontraban al otro lado de la frontera. Quizás intentase amedrentarlos o amenazarlos, pero el encuentro acababa de subir varios grados. Debían hacer algo y rápido.

-Control, aquí escuadrilla “Fantasma”. Intercepción imposible a menos que “Hotel 2” reduzca su velocidad. Estamos detrás de ellos a demasiada distancia para comunicarnos visualmente. Advertencias por radio negativas, repito, negativas, y “Fantasma 2” informa que está siendo blocado por un radar de un caza desde el otro lado de la frontera.
-Recibido. Aguarde. – Y tras cinco segundos, el controlador volvió a hablar – Escuadrilla “Fantasma” tienen autorización para disparar sobre “Hotel 2” antes de que salgan del espacio aéreo colombiano, pero no sobre la ciudad, repito no disparen mientras sobrevuelen la ciudad. Confirme recepción de orden.
-Confirmo autorización para disparar sobre “Hotel 2” en espacio aéreo colombiano una vez dejen de sobrevolar la ciudad.
-Conforme. Corto.
-Roger. Procedemos.

La situación era muy compleja y delicada, y quizás alguien se había puesto nervioso al dar esa orden, pensó el capitán Córdoba, o quizás simplemente estaban siguiendo el manual a rajatabla...o desde arriba se quería dar una imagen de dureza y no dejar escapar a aquellos incursores impunemente. Sea como fuere, si disparaban tendrían que salir aprisa de aquella zona para evitar el contraataque de los otros cazas venezolanos, y lo que era peor, la tensa situación entre los dos países iba a llegar a niveles muy preocupantes. Pero tenían sus ordenes, y no pensaban ignorarlas, y poco tuvieron que esperar para cumplirlas ya que a aquella velocidad sobrevolaron la ciudad en pocos segundos, y al terminar de hacerlo, los “vipers” comenzaron a virar para regresar a Venezuela. Pero antes, los pilotos colombianos vieron su oportunidad.
En la vertical de la periferia sur de Cúcuta, los capitanes Córdoba y Yepes se habían colocado a la cola de los F-16, y habían logrado un enganche para sus misiles. En el Kfir “Fantasma 1”, el capitán Córdoba liberó el seguro y colocó el dedo sobre el disparador de su palanca de mando. Tenía tono de sus misiles que habían “enganchado” a los F-16.

- “Fantasma 2”, yo voy a por el líder de la escuadrilla enemiga, tu ataca a su punto.
-Recibido. Voy a disparar...¡fuego! ¡Misil en camino!

El Python 3 de Córdoba salio de su raíl un segundo después en busca de su objetivo. Los dos aviones venezolanos detectaron los lanzamientos y comenzaron una serie de violentas maniobras a la vez que lanzaban bengalas para desviar a los misiles colombianos. El punto tuvo suerte y pudo esquivarlo, pero su líder recibió el impacto directo del misil lanzado por Córdoba, que destrozó el F-16 y mató al piloto en el acto. Los restos del F-16 quedaron repartidos en la frontera entre los dos países.
La llamada de auxilio de los pilotos de la escuadrilla “Volcán” al verse atacados había llegado a los Flanker de la escuadrilla Sierra, que sin embargo no tuvieron tiempo de poder hacer nada para salvar a su compañero. Tras unos segundos, pudieron ver con toda claridad una explosión donde el radar indicaba la presencia de los cuatro aviones.

-¡Volcán 1 ha caído, ha caído. No veo paracaídas, lo ha pillado de pleno! – informó el piloto del “viper” superviviente a la vez que se pegaba al suelo y viraba hacia el este a toda velocidad, intentando escapar de sus agresores y cruzar la frontera cuanto antes.

Mientras, Rondón había fijado en su radar a uno de los Kfir colombianos e informaba a su piloto.

-Tengo un enganche sobre uno de los objetivos ¿podemos disparar ya?
-Afirmativo – respondió el Teniente Coronel Córdoba recordando las reglas de enfrentamiento que se habían dispuesto antes de la salida, y que preveían que si cualquier avión venezolano era atacado, podrían responder sin esperar autorización de sus controladores.- “Sierra 2”, voy a disparar ¿Tienes algún blanco?
-Negativo, dame unos segundos más.
-Recibido. Dispara cuando lo tengas.

Desde el espacio aéreo venezolano, Páez lanzó un par de R-27 sobre el blanco más cercano, que resultó ser el Kfir del capitán Yepes, ya que la escuadrilla colombiana estaba maniobrando para retirarse unas millas hacia el oeste e intentaba llegar de nuevo a la relativa seguridad de las montañas, tras comprobar que el F-16 abandonaba su espacio aéreo. Los cazas colombianos comenzaron a lanzar chaff cuando sus equipos RWR detectaron el lanzamiento de los misiles venezolanos. Los dos R-27 se dirigieron hacia su objetivo, pero el primer misil quedó confundido por las contramedidas y se desvió del rumbo de intercepción. Sin embargo el segundo se enganchó fijamente al Kfir de Yepes y lo alcanzó unos segundos después, destrozando toda la parte posterior del aparato, motor y cola incluidos, por lo que el avión se precipitó a tierra con suma rapidez. El capitán Yepes logró saltar en el último momento, pero la altitud había sido demasiado poca y el angulo de salida bastante malo, por lo que el piloto recibió severas heridas en todo su cuerpo.
“Sierra 2”, el Flanker del Mayor Maldonado no había logrado fijar el blanco en el otro caza y el Kfir de Córdoba logró ponerse a salvo en medio de las montañas y volando a baja cota, mientras aguardaba nuevas instrucciones. Por su parte, Páez, sin autorización para entrar en espacio aéreo colombiano, no pudo perseguir al Kfir superviviente, además de que el radar de “Sierra 2” seguía dando problemas. Se retiraron unas millas hacia el interior para buscar una posición mejor desde donde cubrir a “Volcán 2” ante una posible nueva aparición de cazas hostiles y tras unos minutos de tensa espera, los aviones venezolanos recibieron instrucciones de regresar a sus bases, donde el radar de “Sierra 2” sería revisado de urgencia.
Poco después, el capitán Córdoba recibía una orden similar. Cuando aterrizó en la Base Aérea de Palanquero, se dirigió a ver a sus mandos para informar, pero antes de comenzar el “debriefing” quiso enterarse del estado de Yepes. No fueron buenas noticias, el piloto colombiano había sufrido gravísimas heridas y los médicos que lo estaban atendiendo en urgencias decían que no saldría adelante, posiblemente no sobreviviera para ver otro amanecer...

Credito de las laminas: Erika Matheus
Última edición por flanker33 el 21 Dic 2012, 20:10, editado 1 vez en total.


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Mensaje por flanker33 »

Un croquis del incidente:

Imagen

Saludos.

Creditos del mapa: KL Albrecht Achilles
Última edición por flanker33 el 07 Mar 2013, 20:06, editado 1 vez en total.


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Relato: 2008. La Llamarada del Fénix

Mensaje por Urbano Calleja »

Leon abajo.... esto se calienta :guino:

De todas formas...me parece (ojo, que lo digo sin conocer la historia entre Colombia y sus vecinos) que tras violar el territorio Ecuatoriano, a Colombia la hubiera valido mas mantener un perfil mas bajo en respuestas a vecinos. Y mas si ya veian que sus vecinos tras pasar la frontera simplemente daban la vueta y regresaban. Como una forma de rebajar tension.

En fin... veamos que sucede en la incursion Ecuatoriana, y veamos como acaba la respuesta venezolana.


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flanker33
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Relato: 2008. La Llamarada del Fénix

Mensaje por flanker33 »

Hola Urbano,

De todas formas...me parece (ojo, que lo digo sin conocer la historia entre Colombia y sus vecinos) que tras violar el territorio Ecuatoriano, a Colombia la hubiera valido mas mantener un perfil mas bajo en respuestas a vecinos. Y mas si ya veian que sus vecinos tras pasar la frontera simplemente daban la vueta y regresaban. Como una forma de rebajar tension.


Eso fue lo que se hizo tras la operación Fenix y la movilización parcial venezolana y ecuatoriana. El gobierno colombiano decidió que no iba a movilizar a sus tropas ni iba a mandarlas a la frontera:

Un comunicado de la Presidencia colombiana intentaba sacar el conflicto diplomático fuera del ámbito de la Defensa al reiterar su "afecto y respeto a los pueblos hermanos de Ecuador y de Venezuela", y anunciar que "no hará movimientos de tropas a las fronteras que tiene con esos países".


Venezuela anuncia la expulsión inmediata de Caracas del embajador de Colombia
(Noticia del día 4 de marzo de 2008)

aunque si reforzó la seguridad de ciertas áreas y ciudades, más pensando en la posible respuesta de las FARC.

En el caso del relato, tras una segunda incursión en territorio ecuatoriano, lo que lleva a una escalada verbal, diplomática y militar, como relata la periodista francesa en su crónica, Bogotá comienza la movilización de sus tropas como respuesta a la movilización de sus vecinos. Es en ese contexto, de duras acusaciones y peligrosa escalada verbal y militar, cuando se produce el incidente aéreo, y es donde algún alto mando militar, decide responder a la “provocación” venezolana y ordena atacar a los Kfir, aunque bien es cierto que se podría haber dejado pasar el incidente y no elevar más la tensión, pero entonces el relato iba a ser muyyyyy corto :guino: ...en realidad la suma de todo es el “casus belli” del relato.

En fin... veamos que sucede en la incursion Ecuatoriana, y veamos como acaba la respuesta venezolana.


La incursión ecuatoriana la comento de pasada en otro fragmento, pero como dije, va a ser un relato donde se trate principalmente el conflicto Venezuela-Colombia, aunque habrá también algunos pasajes con Ecuador. Respecto a la respuesta de venezolana, aquí va otro fragmento del relato.

Saludos.


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flanker33
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Relato: 2008. La Llamarada del Fénix

Mensaje por flanker33 »

4 de Marzo. Puerto de Maracaibo. Venezuela.

En el puesto de atraque número 10, el enorme buque CTC MN “Karen”, había desplegado la rampa lateral de popa de manera que los vehículos, material y personal que transportaba en su interior, pudiesen acceder al muelle de la forma más rápida y segura.
Había arribado a puerto hacía pocos minutos, pero la actividad era enorme entorno al gran buque. La mayor parte del personal y equipo del puerto de Maracaibo, estaba empeñado en agilizar la tarea de descarga del buque, ya que las ordenes eran que la 1ª Brigada de Infantería de Marina que transportaba, pudiese ocupar sus posiciones en la zona fronteriza lo antes posible. Todavía llevaría algunas horas cumplir con la tarea, pero de momento todo marchaba según el horario previsto.


4 de Marzo. Cuartel General del Ejército. Caracas. Venezuela.


Se pasó la mano por la sien. Como denotaba su pelo canoso y las arrugas de su cara, ya no era un hombre joven, y una reciente gastroenteritis le había hecho perder algunos kilos que le hacían parecer más demacrado de lo normal. Sus energías se consumían con rapidez, por lo que pese a ser tan solo las cinco de la tarde, se sentía agotado, y solo la excitación del momento lograba mantenerlo activo. Aquellas horas estaban siendo las más intensas de toda su carrera profesional y no quería perderse aquello por nada del mundo.
Desde el incidente aéreo acaecido a primera hora de la mañana, la actividad en el Estado
Mayor General del Ejercito Venezolano se había vuelto febril. Los teléfonos no dejaban de sonar, los faxes escupían hojas sin parar, y el personal de todos los rangos iban y venían con carpetas, CD,s y ordenadores portátiles de una lado a otro.
Como segundo responsable de la sección de Operaciones del Estado Mayor del Ejército Venezolano, el Coronel Benito de la Cruz había asistido hacía menos de dos horas a una reunión de alto nivel militar del Centro Estratégico Operacional (CEO), donde se había informado a los presentes de la decisión tomada por el Gobierno del país de autorizar el lanzamiento del plan de Operaciones Militares “HUYA”** al amanecer del día siguiente, 5 de marzo.
Dicho plan era un operativo militar conjunto entre todas las ramas de las FANB, según el cual, ante una inminente agresión por parte de Colombia, Venezuela lanzaría un ataque combinado por tierra y aire, actuando la armada como apoyo de dichos ataques y protegiendo las vitales líneas de comunicación navales y los accesos al Golfo de Venezuela y las costas de todo el país.
El objetivo de “HUYA” no era otro que el de “dar una lección” al gobierno y a las fuerzas armadas colombianas, mediante la destrucción de unidades, equipamiento militar e infraestructura estratégica, civil y militar, en el país vecino, lo cual se lograría a través de una incursión limitada en tiempo y espacio en territorio colombiano, básicamente en la zona de La Guajira, al ser el terreno más apto para el despliegue de unidades mecanizadas que planeaba usar el Ejército Venezolano. Y ya que esta opción también resultaba obvia para el enemigo, y que desde que se diera la orden de movilización por parte de las FFAA colombianas, las unidades más cercanas a la región se habían ido aproximando al futuro campo de batalla, estaba seguro que aquello dificultaría el ritmo previsto de las operaciones. Pero pese a todo, el coronel de la Cruz, tenía grandes esperanzas que el plan funcionase, y como él había sido uno de los integrantes del equipo que lo ideó, ahora era suya parte de la responsabilidad de que así fuera…y en ello estaba trabajando esa misma tarde cuando le sonó el celular oficial.

-De la Cruz al habla.
-Coronel – de inmediato reconoció la voz de su superior, el General Romero – nos han convocado para otra reunión en el CEO dentro de una hora. ¿Tiene los últimos datos de nuestra movilización?
-Estamos trabajando en conseguirlos. Los tendremos en pocos minutos, en cuanto establezcamos contacto con el Cuartel General del General Molero.
-De acuerdo, pero quiero que llegue un poco antes del inicio de la reunión, tenemos que repasar los datos, esta reunión va a ser más especifica y tenemos que tener respuestas concretas.
-A la orden mi General, así se hará. Si me permite la pregunta ¿que tal van las cosas por el Alto Mando Militar?
-Bien, aunque la tensión se palpa en el ambiente. Esto ya no tiene marcha atrás Coronel...he de dejarle, tengo otra reunión ahora. Nos vemos en 45 minutos.
-A la orden mi General, allí estaré.

De la Cruz cortó la llamada y levantó el teléfono fijo de su despacho.

-Capitán Palacios, ¿hemos contactado con el Cuartel del General Molero? ¿Tenemos novedades? – preguntó a través del interfono del despacho a su ayudante, al que había encargado obtener información actualizada del despliegue del Ejército.
-Si mi coronel, acabo de hablar con su adjunto. Ahora mismo voy.
-No, déjelo. Vaya a la sala de reuniones número 3, nos vemos allí.

El Coronel apagó el televisor, donde se informaba en aquellos momentos de las cancelaciones de las reuniones de la OEA y la ONU para debatir la crisis en Latinoamérica. “Ya es demasiado tarde para eso” se dijo a si mismo. Terminó de leer a toda prisa un informe que lo puso al tanto de los detalles del incidente aéreo de aquellas mañana entre los cazas de la ANMB y las FAC, y también de como la misión ecuatoriana había salido mejor, ya que por lo menos no hubo ningún encuentro tan problemático como el de Cúcuta.
De la Cruz firmó finalmente un par de documentos y los dejo en la bandeja de la mesa de su secretaria al salir del despacho, y seguidamente de dirigió a una de las salas de reuniones con que contaba el edificio, la más pequeña de ellas. Pero antes se detuvo en el despacho del Teniente Coronel Guzmán.

-Hola Pedro, ¿estás muy ocupado? Me gustaría comentarte algunas cosas en la sala de reuniones, en la pequeña.
Pedro Guzmán era el número dos de la sección de Inteligencia, un profesional muy valioso, con gran experiencia y que estaba a punto de ser ascendido a Coronel.
-Estoy contigo en unos minutos, antes tengo que terminar una cosilla aquí.
-De acuerdo, veo que no das a basto con todo esto. Nos vemos allí entonces.
-Bien, ahora voy – dijo sin levantar la cabeza de unas fotografías que estaba estudiando.

El coronel de la Cruz bajó las escaleras hasta la siguiente planta y atravesó el pasillo que daba acceso a la sala de reuniones, no sin antes haber tenido que esquivar por el camino a un par de soldados que corrían a toda prisa de uno a otro lado. El capitán Palacios acababa de llegar y ya estaba colocando el ordenador portátil en la mesa y haciendo los ajustes necesarios para una presentación de powerpoint mediante un proyector, mientras dejaba unos informes impresos al lado del ordenador. Tras saludarlo, el coronel abrió una de las botellas de agua que había en una mesita auxiliar y aguardó unos instantes a que todo estuviera listo. En menos de un par de minutos el capitán cerró la puerta y apagó la luz.

-¿Qué tenemos de nuevo Henry?
-Mi Coronel, este es el despliegue actual de nuestras fuerzas terrestres en la Región Estratégico Occidental. Lo acabo de actualizar con la información recibida, y este – dijo al pasar la imagen - el despliegue colombiano según los últimos informes. – Volvió a pasar de página y en la pantalla apareció un mapa con toda la zona de la frontera Norte entre ambos países con la ubicación de todas las unidades militares de las dos imágenes anteriores. – Este sería el cuadro a gran escala de hace 30 minutos.

De la Cruz observó la pantalla. Las 1º División de infantería ya había alcanzado sus posiciones cercanas a la frontera y estaban preparadas, pero no podía decir lo mismo de la 4º División Blindada. Tan solo dos batallones de la 41º Brigada Blindada estaban cerca de su área de Operaciones, pero debían atravesar primero el puente General Urdaneta sobre el Lago de Maracaibo, y pese a que tenían prioridad absoluta sobre cualquier tipo de tráfico, su despliegue todavía se demoraría unas horas, aunque el Coronel confiaba en que estuvieran preparados para el inicio de las operaciones al día siguiente. Algo que iba a ser imposible para el resto de la brigada que todavía se encontraba más al este del país y que por lo menos no podría desplegarse antes de 24 horas, pero lo peor era la llegada de la 44º Brigada Blindada Ligera, que iba por detrás incluso y que sufriría un retraso aún mayor. Mientras, la 42º Brigada Paracaidista estaba preparada para actuar según su papel en el plan “HUYA”.
Al menos la buena noticia era que el pequeño convoy de la Armada que había zarpado el día anterior de Puerto Cabello, con las 3 fragatas operativas de la clase Mariscal Sucre, que unidas al MN “Karen”, un buque Ro-Ro tipo CTC (Cars and Trucks Carrier) civil , fletado por la Armada venezolana cuando se encontraban navegando en lastre de camino a Panama, había transportado a la 1ª Brigada de Desembarco de la Infantería de Marina y a algunas unidades de apoyo al puerto de Maracaibo, donde en esos momentos se estaba ultimando el desembarco de todas las unidades, y que estarían desplegadas en su área de operaciones en pocas horas, lista para actuar al amanecer del día siguiente, conjuntamente con el 102º Grupo de Caballería Motorizado desde una zona próxima a Cojoro. Dicha fuerza, denominada Grupo de Combate “OMMALA” formaría el flanco derecho de la ofensiva, mientras que el ataque en el eje Maicao-Riohacha, lo llevarían a cabo la 11º Brigada de Infantería, y las brigadas blindadas 41º y 44º, con la designación de Grupo de Combate “JOUTAI”. La 42º Brigada paracaidista apoyaría la ofensiva y serviría de fuerza de reserva aerotransportada.
Más al sur, la 13º Brigada de la 1º División, la 2º División de Infantería, la 9º División de Caballería y la 5º División de Infantería de Selva, iban ocupando sus posiciones a lo largo de toda la frontera con Colombia, aunque su papel sería mucho más limitado en aquella operación.



Del otro lado de la frontera, el dispositivo colombiano se iba perfilando. Tenían informes muy sólidos sobre la presencia de un batallón mecanizado en la ciudad de Maicao, lo cual iba a ser un dolor de cabeza para el arranque de la ofensiva, pero también del despliegue de al menos parte de dos Grupos de Caballería en las inmediaciones de dicha ciudad fronteriza. Así mismo, y según informes sin confirmar y la lógica militar, unidades de la brigada de infantería colombiana, desplegada en la zona de Barranquilla, estaban en camino o se habían desplegado ya en la región de La Guajira, aunque con eso ya contaba de la Cruz. Pero había algo nuevo en aquella imagen.

-¿Que es eso que hay en Buenavista, Henry?
-Tenemos algunos informes de soldados de infantería que podrían haber sido aerotransportados hasta el aeropuerto desde otra zona del país, y aunque no aparezca en la imagen, también tenemos informes de unidades que han llegado por vía aérea a Riohacha. Pero no está confirmado, tendremos que esperar nuevas informaciones.
-Entiendo. De momento creo que lo mejor sería actuar como si de verdad estuvieran allí y así lo recomendaré a la superioridad.
-Como usted diga mi Coronel.

En ese momento abrió la puerta el Teniente Coronel Pedro Guzmán.

-¿Se puede mi Coronel?
-Adelante Pedro, te estaba esperando.
-Tengo unos quince minutos, luego me reclaman en el CEO.
-No te preocupes, yo también tengo que ir. Pero antes quería comentarte un par de cosas.
-Tu dirás.
-¿Has visto este despliegue?
-¿Es el último que tenemos?
-Así es.
-Pues ahora si... ya lo he visto.
-¿Y? - preguntó el Coronel, que dudaba que pudiese haber asimilado toda la información en tan poco tiempo.
-Pues que el despliegue debería haber sido más rápido, pero de todas formas estaremos preparados para el inicio del operativo.
-Estoy de acuerdo, pero lo que me preocupa es el ritmo que podamos imprimir al avance. Como ya sabes, esta ofensiva no ha de durar muchos días, y enzarzarnos en una batalla fronteriza podría retrasarnos mucho e impedir que consiguiéramos los objetivos en el tiempo previsto. Si tuviésemos todas las fuerzas en la frontera al inicio, no tendría dudas, pero con los retrasos, va a ser más complicado.
-Ya te entiendo. Si nos retrasamos en Maicao, toda la ofensiva se verá afectada.
-En efecto. Es primordial que la toma de la ciudad dure lo menos posible.
-Por lo que veo, tenemos los 3 batallones de la 11º Brigada de infantería más parte de los tanques de la 41º que puedan llegar. Deberían ser suficientes.
-Quizás, pero estaría más tranquilo reforzando ese ataque.
-¿Con que? Los paracaidistas ya tienen su misión, y no podemos desviar ningún batallón de la infantería de marina. - Guzmán miró a su superior y conocedor que el Coronel no solía lanzar una cuestión al aire sin tener al menos parte de la respuesta, le preguntó - ¿Se te ha ocurrido algo, verdad?
-En efecto, y quiero convencerte para que me apoyes en la reunión.
-¿De que se trata?
-¿Ves como se han dispuesto los 3 batallones de la 13º Brigada a lo largo de muchos kilómetros de la Sierra de Perijá?
-Es una zona muy extensa, y tres batallones son pocos.
-Cierto, pero la actividad en esa zona va a ser muy escasa, por nuestra parte desde luego, y los colombianos tienen todavía menos soldados, los dos batallones de montaña de su 1º División. Creo que deberíamos sacar de allí al 131º Batallón que es el que está más al norte y que apoye el ataque a Maicao. Debemos tener una superioridad aplastante al inicio de la ofensiva para mantener luego el ritmo de avance adecuado o corremos el riesgo de paralizarnos.
-¿Y eso lo conseguiremos con un solo batallón más?
-No lo puedo asegurar, pero desde luego tendremos más posibilidades de que así sea ¿no te parece?
-Puede – dijo cauto el Teniente Coronel – pero no veo claro que lo vayan a autorizar. Un contraataque colombiano por esa zona, al sur de nuestra área de abastecimiento logístico, amenazándola, y todo se podría ir al garete.
-Un ataque a través de las montañas lo detectaríamos sin problemas y tendríamos tiempo de responder, para que tuvieran posibilidades de éxito, el ataque debería ser helitransportado para cogernos por sorpresa. Pero de todas formas, no estoy proponiendo dejar la zona desguarnecida. Deberíamos redesplegar los dos batallones restantes de la brigada más hacia el norte, para impedir que ocurra lo que acabas de comentar, y hacia el sur se podrían desplegar patrullas de la Guardia Nacional, e incluso si fuera necesario, recurrir a unidades de la 2º División. En esa zona es bastante más improbable un contraataque colombiano, y tampoco hay ningún objetivo interesante para ellos. Sería un desperdicio de tropas que seguro necesitaran en otros lugares.

Guzmán valoró las palabras del Coronel mientras observaba de nuevo la imagen que aparecía en la pantalla.

-Un cambio tan a última hora no va a gustar, y podría retrasar el inicio de las operaciones.
-No necesariamente. El ataque puede comenzar según lo previsto, y cuando llegue el 131º, ir directamente a la lucha. Además, no creo que se retrase demasiado, incluso apostaría a que estará en su linea de partida al inicio de la ofensiva. La distancia no es excesiva y tienen un buen número de vehículos para moverse.

El Teniente Coronel parecía dubitativo y se frotaba el mentón, pero finalmente se alineo con las tesis del Coronel.

-De acuerdo, te apoyaré. Creo que puede resultar beneficioso para la toma de Maicao, aunque esperemos que a los colombianos no les de por lanzar un ataque en esa zona que dejamos escasa de fuerzas.
-No te preocupes, no ganarían gran cosa con una acción así.
-Ojala tengas razón.

De la Cruz miró a Guzmán y vio que efectivamente lo había convencido de su pequeño cambio en el curso de las operaciones. Con él de su lado, sería más fácil “vendérselo” a sus superiores.


-Por cierto Pedro, ¿que hay de nuestros agentes en Maicao? Seguro que nos vendrá muy bien su ayuda en la toma de la ciudad.
-Desplegados en la ciudad y listos. Tan solo hemos perdido contacto con el último que mandamos. Todavía no se ha reportado.
-¿Y si ha caído en manos enemigas? - dijo como si ya hubiese comenzado el conflicto.
-Tranquilo, ninguno de ellos conoce de la existencia de los otros ni sus misiones o ubicación, lo más que lograrían sería saber que pueden tener “intrusos” dentro de sus lineas.
-Lo cual no es poco...aunque supongo que como nosotros, eso se da por sentado.
-Creo que desgraciadamente llevas razón.

El capitán Palacios carraspeo un poco.

-Mi Coronel, la reunión...
-Ah si, gracias Henry. Creo que deberíamos irnos ya. ¿Te llevo en mi carro?
-Claro, así podremos acabar de perfilar como afrontamos la reunión.


Tras unos minutos y ya en el vehículo oficial, y de camino a la reunión del CEO, de la Cruz volvió a interpelar a Guzmán.

-¿Que opinas de todo esto? ¿Saldrá bien?
-Creo que el plan es bueno, si nos ceñimos a él tenemos muchas posibilidades, aunque siempre hay imponderables, y en la capacidad de adaptarnos a ellos puede residir nuestra victoria o derrota. Aunque...
-¿Si?
-Bueno, creo que depositamos demasiada confianza en nuestras fuerzas mecanizadas...
-¿Nuestro famoso “huracan blindado”?
-Si. Es cierto que tenemos tanques como los AMX-30 o los AMX-13, pero aun habiendo sido modernizados, siguen siendo muy antiguos y de piel muy fina. Incluso los Cascabel colombianos, sin ser un tanque de verdad, pueden perforarlos, por no hablar de sus sistemas antitanque.
-...y tienen más soldados de infantería en pie de guerra – dijo de la Cruz, casi pensando en voz alta.
-Pero tenemos la aviación de nuestra parte. Deberíamos ser capaces de obtener la superioridad aérea y con el apoyo de nuestros aviones y helicópteros, apoyar por el fuego y con movilidad a nuestras tropas, a la vez que negamos la movilidad del enemigo. Si incluimos una cierta sorpresa, rapidez y audacia en nuestros planes y soldados, podemos imponernos... pero no creo que vaya a ser fácil.

De la Cruz se mantuvo en silencio durante unos minutos mientras el carro atravesaba las calles de Caracas, y finalmente dijo – Los próximos días van a ser sin duda los más importantes de nuestra carrera militar, hagámoslo lo mejor posible y recemos por salir victoriosos y con pocas bajas de este conflicto.




** Nota:

La operación “HUYA” recibe el nombre del Dios de la lluvia y la tormenta (aunque también puede llamarse “Juya”) de la etnia Wayuu , un pueblo indígena que habitan la península de la Guajira y el estado venezolano de Zulía.
“Ommala” es uno de los hermanos de “HUYA” y significa lluvia fuerte, mientras que “Joutai” (también conocido como “Jonoi”) es otro hermano de “HUYA”, y es la lluvia devastadora.


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