Combate Naval de Iquique, 21 de Mayo de 1879

Las guerras y conflictos en la región latinoamericana, desde la Conquista hasta las Malvinas y el Cénepa. Personajes y sucesos históricos militares.
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reytuerto
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Mensaje por reytuerto »

Estimado Badghost:

JUstamente de donde obtengo la mayor parte de la impresión que el encalle de la Independencia es responsabilidad del cmte. More, es de su parte: La maniobra de persecución es a todas luces imprudente: está arriesgando un buque de mucho más valor que la presa, con el agravante de tener mayor andar, por lo que podía cortar el escape de la Covadonga unas 5 o 6 millas más al sur.

Eso sí, el cmte. More sabía la cuota de responsabilidad que le tocaba, de hecho, el cmte. Grau menciona el hecho y se preocupa por que intente atentar contra su propia vida. Al momento de redactar el parte, creo que intenta quedar lo mejor posible, aunque leyendo entre líneas, en realidad se inculpa. Saludos cordiales.


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gato_verde
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Mensaje por gato_verde »

Saludos a todos.

Mi opinion acerca de la cuestionada "rendicion" de la Independencia, es que ya sea que se corto la driza que sujetaba la bandera, o que izaron una bandera de socorro al Huascar, o una señal de "perseguir al enemigo" o una bandera de parlamento, o lo que fuera, en la Covadonga esto se interpreto como rendicion y, de hecho, cesaron el cañoneo, para ponerse al habla, como señala el parte de Condell, lo que fue un dialogo confuso, con alguien que creyeron era el comandante de la Independencia. En todo caso, la posibilidad de que realmente haya sido una rendicion, no puede descartarse totalmente, y me baso primeramente en lo "novelesco" de los informes de More, y tambien, en otro punto de vista en relacion a lo que menciona reytuerto:


Con respecto al arriado del pabellón, considero que el cañoneo de la Covadonga fue justamente porque la Independencia no había bajado sus colores, más aún sabiendo que el Huascar se presentaría de un momento a otro. De hecho, creo que el estado mental del cmte. More luego de darse cuenta de haber perdido a su nave, era más proclive (ojo, impresión mía obviamente sesgada por mi camiseta) a la defensa in extremis, tal como sucedió en Arica. Dados los contactos entre los marinos chilenos y peruanos (además de la familia materna del cmte. Condell), sí considero factible un intercambio de palabras, aunque evidentemente no un diálogo fluido. Sin embargo, al final esto queda como incógnita.


La actitud de More en la batalla de Arica, bien puede deberse a la presion que sentia por lo cuestionable de su "no rendicion" en el combate de Punta Gruesa. La "defensa in extremis" era la unica manera de limpiar su reputacion, despues de su derrota desafortunada, y rendicion a fin de cuentas, en el mar. No obstante los partes en que niega esto, y la defensa de sus camaradas.

Saludos cordiales.


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Mensaje por __DiaMoND__ »

alguien conoce el calado de la goleta virgen de la covadonga ?


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gato_verde
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Mensaje por gato_verde »

Covadonga

3,35 metros de calado

Independencia

6,62 metros de calado

Segun informacion que dispongo.

Saludos


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Ernesto35
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Mensaje por Ernesto35 »

gato_verde escribió:Saludos a todos.

Mi opinion acerca de la cuestionada "rendicion" de la Independencia, es que ya sea que se corto la driza que sujetaba la bandera, o que izaron una bandera de socorro al Huascar, o una señal de "perseguir al enemigo" o una bandera de parlamento, o lo que fuera, en la Covadonga esto se interpreto como rendicion y, de hecho, cesaron el cañoneo, para ponerse al habla, como señala el parte de Condell, lo que fue un dialogo confuso, con alguien que creyeron era el comandante de la Independencia. En todo caso, la posibilidad de que realmente haya sido una rendicion, no puede descartarse totalmente, y me baso primeramente en lo "novelesco" de los informes de More, y tambien, en otro punto de vista en relacion a lo que menciona reytuerto:


Con respecto al arriado del pabellón, considero que el cañoneo de la Covadonga fue justamente porque la Independencia no había bajado sus colores, más aún sabiendo que el Huascar se presentaría de un momento a otro. De hecho, creo que el estado mental del cmte. More luego de darse cuenta de haber perdido a su nave, era más proclive (ojo, impresión mía obviamente sesgada por mi camiseta) a la defensa in extremis, tal como sucedió en Arica. Dados los contactos entre los marinos chilenos y peruanos (además de la familia materna del cmte. Condell), sí considero factible un intercambio de palabras, aunque evidentemente no un diálogo fluido. Sin embargo, al final esto queda como incógnita.


La actitud de More en la batalla de Arica, bien puede deberse a la presion que sentia por lo cuestionable de su "no rendicion" en el combate de Punta Gruesa. La "defensa in extremis" era la unica manera de limpiar su reputacion, despues de su derrota desafortunada, y rendicion a fin de cuentas, en el mar. No obstante los partes en que niega esto, y la defensa de sus camaradas.

Saludos cordiales.


No sé porque calificas de novelesco el parte de More, si Condell escribió dos partes del combate y el último de esos se puede calificar de novelesco, porque cuenta cosas que no dice en el primero y son hechos que no sucedieron. Mira, Condell en su parte del 6 de junio al contralmirante Goñi dice:

Código: Seleccionar todo

Al salir de la isla, fuí sorprendido por una cantidad de botes que intentaron abordarnos; rechazado este ataque con metralla de a 9 i fusilería


Los peruanos de Iquique no mandaron ningún bote a abordar la Covadonga porque no tenían en su servicio ninguna lancha sino hasta julio, después del combate.

Estoy seguro que esa metralla de a 9, que en ese parte dice que gastaron 15, fueron utilizados contra los tripulantes de la Independencia cuando esta ya había encallado.

Luego Condell dice:

... Inmediatamente viré i i colocándome en posición de no ser ofendido por sus cañones que seguían haciéndonos fuego, le dirijí dos balas de a 70 que perforaron su blindaje.


El blindaje de la Independencia era una plancha de hierro de 4 y medio pulgadas, imposible de ser perforado por esos cañones Armstrong de 70, pues en las pruebas de Woolwich eran perforado por cañones de 150 libras a más. ¿ahora crees todo lo que escribe Condell?

Un oficial de la Independencia, Fortunato Salaverry, escribió lo siguiente cuando leyó el primer parte de Condell el 11 de junio de 1879:

Es completamente inexacta la versión de que el enemigo nos hubiese rendido. Sólo pararon nuestros fuegos cuando ya no fué posible hacer un disparon mas, ni con las armas menores por no ser repuestas las municiones.

Si el comandante Condell, hubiera dicho en su parte que por un momento creyó que la Independencia se rendía, por haber bajado su pabellón, habria dicho lo que tiene la natural explicación que paso a dar.

Una bala de rifle cortó al driza del pabellón i se vino abajo; mas inmediatamente fué izado con la driza de estribor. Como media hora despues, una bomba rompió el pico de la mesanae, el que fue al agua con el pabellón; en el acto se hizo otra en el tope. Esto no es arriar bandera ni rendirse.

Perdido ya el buque, se izó en el trinquete una bandera a cuadros rojos i blancos en sentido diagonal, antecedida de la intelijencia del Huáscar pidiéndole socorro, la que fué arriada poco despues por ser inutil la señal, desde que nuestro monitor se encontraba como a 12 millas de distancia. La bandera de la señal al «Huáscar» no ha podido pues equivocarse con la de parlamento, por el comandante de la «Covadonga»; i si por tal la tuvo, ¿como es que continuó haciendo fuego, por mas de 40minutos, sobre los tripulantes de la nave encallada que ya no se le contestaba, porque no tenían con qué;....

Mas que inexacto, falso, calumnioso, es el otro dicho del comandante
Condell, afirmando que a viva voz le espresó el comandante More que estaba rendido i que le enviase un bote.

Tal impostura es completamente inaceptable, para quien quiera fijarse en esta sola consideración. Toda súplica al enemigo, era innecesaria; desde que para precaverse de sus fuegos, bastaba colocarse en la batería de la fragata, defendidos por el blindaje, de las balas chilenas: ademas,
quién, para qué, habia de implorar consideración a los que estaban
recreándose en fusilar a los que luchaban con las olas por
salvarse?

Desde los primeros momentos, el comandante More, mandó dar fuego a la Santa Bárbara i la orden no pudo ser ejecutada, por estar ya ésta ahogada; i quién esto mandó, i quienes esto ejecutaban no se rinden...


Vendo el libro de la Batalla en el Morro Solar de Chorrillos. Cualquier interesado, me escribe un mp
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Mensaje por Ernesto35 »

reytuerto escribió:Sólo una nota extraña: el cdte. Condell habla de "fuego de ametralladora" desde el buque peruano, error semejante al del Cmte. Grau con respecto al fuego de la Esmerada, pero mientras el fusil de la guarnición peruana era el Chassepot (y en este punto no se si era el chassepot reformado o el chassepot normal, porque siendo la mitad de la guarnición de la columna Constitución, estos soldados tenían el chassepot con cartucho de papel) de fuego lento, especialmente por la gran cantidad de fallas (sea por que el percutor con golpeaba el fulminante en los Bonnmueller o chassepot reformados, sea porque el obturador de caucho y la aguja eran poco fiables, en el chassepot normal), en tanto el fusil de las guarniciones chilenas era el ya mencionado Krospatchek, capaz de hasta 20 disparos por minuto (en líneas generales era el Lebel frances de la WWI, solo que disparando pólvora negra y balas de 11 mm). Saludos cordiales.

PS: Espero que mejores de la espalda.


Los buques peruanos tenían el fusil peruano, un Chassepot reforamdo con cartucho metálico. La Independencia tenía dos ametralladoras y el Huáscar una Gatling en la toldilla de popa.


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gato_verde
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Mensaje por gato_verde »

Estimado Ernesto35

El Combate de Punta Gruesa, creo yo que es uno de los mas singulares de la GDP y quizas del mundo. Todo lo que paso alli fue contrario a la logica, partiendo del hecho que el buque inferior vencio al superior.

Respecto a los partes "novelescos" podras notar que es tan absurdo que las balas de la Covadonga hayan "perforado el blindaje de la Independencia" como es absurdo que en la Independencia hayan "izado una bandera (¡en medio del fuego de fusileria que se dice se hacia desde la Covadonga!) para hacer señas a un barco que se hayaba a 12 millas."

En cuanto a lo de la "rendicion", es todo tan confuso que cuesta mucho saber si fue o no asi. En medio de lo confuso del combate, para los chilenos, hubo rendicion, de hecho cesaron el fuego. Para los peruanos, todo lo que deje ver el mas minimo atisbo de rendicion es falso. Con posiciones y versiones tan extremas, es dificil despejar la verdad de lo que paso.

En mi opinion, la confusion y la sorpresa era tal entre los combatientes de la Independencia, que hubo de todo, desde heroismo extremo hasta rendiciones. Obviamente el parte oficial tenia que negar cualquier cosa semejante a rendicion, y en lo posible satanizar y desmerecer la victoria enemiga, es logico que fuera asi en medio de la guerra.

El fenomeno de la rendicion en combate, ha ocurrido en todas las guerras y en todos los bandos. Eso de sostener que los de mi bando nunca jamas se han rendido, es evidente que no se puede tomar literalmente, mas alla de lo que conviene para estimular el valor de los combatientes a los que se quiere arengar.

Saludos cordiales.


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Mensaje por badghost »

No sé porque calificas de novelesco el parte de More, si Condell escribió dos partes del combate y el último de esos se puede calificar de novelesco, porque cuenta cosas que no dice en el primero y son hechos que no sucedieron. Mira, Condell en su parte del 6 de junio al contralmirante Goñi dice:


Creo que la diferencia en extensión y contenido de ambos partes, puede ser fácilmente explicada por el hecho de que el primero fue hecho con máxima premura y estando aún la Covadonga técnicamente "en combate", toda vez que por las averías sufridas, aún no podía considerarse a salvo ni mucho menos...

Los peruanos de Iquique no mandaron ningún bote a abordar la Covadonga porque no tenían en su servicio ninguna lancha sino hasta julio, después del combate.


Nadie habla de lanchas, eran simples botes a remos...

Estoy seguro que esa metralla de a 9, que en ese parte dice que gastaron 15, fueron utilizados contra los tripulantes de la Independencia cuando esta ya había encallado.


¿Cómo puedes estar "seguro" de lo que dices?...

El blindaje de la Independencia era una plancha de hierro de 4 y medio pulgadas, imposible de ser perforado por esos cañones Armstrong de 70, pues en las pruebas de Woolwich eran perforado por cañones de 150 libras a más. ¿ahora crees todo lo que escribe Condell?


Depende pues...debes recordar que la Independencia se escora sobre su costado de estribor y por lo tanto, los disparos hechos casi a quemarropa, bien pueden haber perforado la cubierta y no necesariamente el costado, pero aún puestos en el caso que golpearon el costado blindado, ¿estás seguro de que no puede penetrar el blindaje de la Independencia una bala sólida de 70 libras?...La verdad, no tengo la data exacta de esas armas, tal vez Rey Tuerto deba venir a ayudarnos...jejeje, pero si tomamos en cuenta los reglajes de la época, estamos hablando de un cañón de entre 6 a 6,4 pulgadas de diámetro, es decir, entre 152 y 163 mm., que como podrás darte cuenta, no son precisamente "moco de pavo", y menos, disparados a 200-300 metros de distancia...de hecho, un "6 pulgadas" de "alta velocidad" de la época (mas de 2.000 pies/seg.), puede penetrar (en teoría y bajo ciertas condiciones) hasta 12 centímetros (4") de blindaje de hierro tranquilamente...

Saludos cordiales :cool:

P.D.:
Respecto a los partes "novelescos" podras notar que es tan absurdo que las balas de la Covadonga hayan "perforado el blindaje de la Independencia" como es absurdo que en la Independencia hayan "izado una bandera (¡en medio del fuego de fusileria que se dice se hacia desde la Covadonga!) para hacer señas a un barco que se hayaba a 12 millas."


Es aún mas trágico gato-verde, el Huáscar a esas horas, ni siquiera estaba a la vista de la Independencia...hay que ver el parte de Grau, deja en evidencia a More/Salaverry/Basadre y sus intentos de "salvar el honor" a través de los diarios...


Para que los malos ganen, basta que los buenos no hagan nada...
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reytuerto
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Mensaje por reytuerto »

Hola a todos:

Me gustaría decir unas cositas antes de comenzar mi exposición. No escribo como panegirista, intento escribir lo más técnicamente posible. A 130 años, creo que es más importante intentar descubrir la verdad (o las verdades, a veces ambas partes pueden tener razón... o ninguna), aunque esta no nos sea favorable.

Entrando al tema: "Perforar la Independencia". ¿qué intententa describir el cmte. Condell con esta frase? ¿Que perforó la coraza en su lugar más grueso o simplemente que impactó a la fragata acorazada?

Técnicamente, un solid shot de 68 lbs sí podía perforar una plancha homogénea de hierro de 4' o 5 planchas de 1' (point blank). De hecho, hay casos interesantes de este tipo de perforaciones en la guerra de Secesión estadounidense (ojo, los blindajes americanos eran inferiores a las corazas británicas): el proyectil Whitworth de 80 lbs podía hacerlo (aunque aquí hay trampa: este proyectil era bastante avanzado para la época, disponía de un sabot y era subcalibrado), también de Parrott de 100 lbs, siempre en solid shot (una granada se hubiese desintegrado sin perforar) y su efecto, aunque hubiesen penetrado, no sería ni remotamente tan devastador como el de una granada Palliser. También cabe la posibilidad de impactar en proa o popa donde la coraza se adelgazaba a poco más de la mitad (2.5') o incluso en zonas no acorazadas, como la cámara de popa. Por eso, creo que es fundamental a la hora de analizar la frase, intentar descifrar lo que quería comunicar el skipper de la Covadonga.

Ahora bien, hasta donde he podido conocer, la Gatling del Huáscar fue instalada en Junio, cuando al monitor se le desmontó el trinquete y se le rebajó el castillo de proa. Ignoraba que la Independencia llevase ametralladoras y agradecería a Ernesto si puede proporcionar más datos al respecto.

Al parte del Cmte. More, más que novelesco lo considero contradictorio, fundamentalmente por un deseo ferviente de exculparse o de justificar su responsabilidad en la pérdida del buque que le fue confiado. Lo de las banderas preconvenidas era un sistema común en la época de la navegación a vela y de vapor y vela; Considero, teniendo en los momentos de atolondramiento después del encalle, sí considero que se halla podido decidir izar la señal "persiga al enemigo" sin que el Huascar este cerca y luego quitarse por su manifiesta inutilidad. Sin embargo, a estas alturas yo ya veo esto más como una "cuestión de fe" (las comillas son pertinentes, porque creo que las cuestiones de fe son cosas más serias y personales). Saludos cordiales.


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gato_verde
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Mensaje por gato_verde »

Vaya, reytuerto... por lo que he leido, usted no es un entendido en la materia... para mi usted es una eminencia! :mrgreen:

Bueno, por lo que he leido en este mismo hilo, creo que asi se dice, la Covadonga se situo a la popa de la Independencia, y en base a la informacion que usted ha proporcionado, seria factible que los tiros hayan perforado la coraza de la fragata blindada.

Ahora la confusion en la Independencia, perfectamente puede haber producido los enredos y cambios de bandera etc... y simultaneamente la euforia en la Covadonga puede haber influenciado a interpretar esto como "rendicion", realmente no puedo dar una opinion concluyente al respecto, pero es interesante.

Saludos cordiales


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morgul
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Mensaje por morgul »

ay Dios!, que espanto, soy chileno y considero que prat, haya abordado o no el huascar, es un heroe y con mayusculas, subrayado y destacado, pero de ahi a ponerlo, en el padre nuestro.... brrrrrrrr, me parece horroroso, realmente impresentable, puedo pnerme incluso en el tiempo y tratar de entender lo que significo para la propaganda de la guerra, el enganche y todo eso... pero de ahi a ponerlo en un altar????, no se creo que el primero que estaria horrorizado con ese, seria el mismo prat


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Mensaje por __DiaMoND__ »

gato_verde escribió:Covadonga

3,35 metros de calado

Independencia

6,62 metros de calado

Segun informacion que dispongo.

Saludos


si es así la independencia debió tener daños cuantiosos

recordar que la covadonga toco el fondo


houston we have a probl€m
Ernesto35
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Mensaje por Ernesto35 »

Ayer fue un aniversario más del combate naval de Iquique, así que subo el relato de Modesto Molina, corresponsal del periódico El Comercio de Iquique, el primer relato periodístico del combate.

Con el objeto de que nuestros .lectores puedan comunicar al exterior algunos detalles sobre el combate de ayer, nos apresuramos a dar el presente boletin.
A las 7 y 15 de la mañana se avistaron dos buques que venían del norte, a los cuales todos suponían ser enemigos. Uno de ellos avanzó hacia el oeste del puerto, tomando poco después rumbo al fondeadero.

En el acto se pusieron en movimiento la Esmeralda, la Covadonga y el transporte Lamar que sostenían el bloqueo de este puerto.
Como los dos buques que asomaron despedían mucho humo, sospecharon, sin duda, los bloqueadores que eran de los suyos. Sin embargo, para cerciorarse más, se dirigieron hacia el que veían entrar por el oeste.

Reconocido que fue el Huáscar, que era el primero que hizo proa a nuestro puerto, la Covadonga se acercó al transporte Lamar y le dio orden de irse al sur a toda máquina. El Lamar con toda fuerza tomó el rumbo que se le había indicado.

Mientras esto tenía lugar, el Huáscar izando un hermoso pabellón peruano, disparaba el primer cañonazo sobre la Esmeralda, que a su regreso, después de reconocer nuestros buques, se entró al fondeadero para impedir que el Huáscar, por no dañar a la población, le hiciese fuego.

La Independencia avanzó hacia el sur, con el objeto de impedir que la Covadonga, que tiene muy buen andar, se le escapase. Fue entonces cuando se trabó un combate recio por nuestra parte y desesperado por la del enemigo, que ha demostrado un heroísmo espartano.

Jaqueada la Esmeralda por el Huáscar, que la perseguía en las ligeras evoluciones que ella hacía, entre nuestra rada y el Colorado, único trayecto que pudo recorrer, porque no tenía escape, ni al norte ni al sur, el monitor le hacía fuego por elevación, a fin de lograr que la corbeta se rindiese. Que desde el principio fue ese el objeto del valiente comandante señor Miguel Grau, lo prueban las bombas y balas rasas que reventaron en el cerro de Huantaca, y en el que está frente a la casa del señor Williamson.

La Esmeralda sostenía el fuego con un tesón admirable, haciendo certeras punterías a flor de agua y por elevación; pero el Huáscar le respondía de tarde en tarde a fin de no dañarla. En uno de los movimientos de la corbeta chilena, se puso frente y muy cerca de la estación del ferrocarril. Entonces el señor general Buendía que, para todo caso hizo colocar la artillería de campaña por ese punto, ordenó que rompiese ésta el fuego sobre el buque chileno, y que igual cosa hiciesen los soldados. En efecto, las cuatro piezas de a 9 empezaron a hacer un fuego pronto y certero, al cual contestó la corbeta con una andanada y con tiros de fusilería tan sostenidos, que parecían los de dos ejércitos numerosos que se baten encarnizadamente.

Después de sesenta cañonazos de tierra, más o menos, se consiguió desalojar a la Esmeralda, que buscaba, siempre haciendo fuego, la salvaguardia de la población para no perderse.
__________

Mientras tanto, la Covadonga huía y huía a toda máquina hacia el sur, recibiendo los constantes tiros que la Independencia le hacía y correspondiéndolos con denuedo y buen éxito. Hubo un momento en que se creyó perdida la Covadonga. Entonces hizo rumbo al interior de la caleta de Molle, siempre combatiendo.

Mal manejada la Independencia, no conocedor, sin duda, su comandante de esa bahía y sus malos bajos, y, por otra parte, deseando tomar el buque sin causarle grave daño, emprendió su persecución.

Pero sucedió que, en vez de tomar rectamente al sur para ganarle la vanguardia a la Covadonga, que, dentro de Molle, tenía que describir una semicircunferencia para verse fuera de la ensenada, el blindado peruano tomó la retaguardia y emprendió la persecución del buque enemigo, el cual, muy pegado a la costa, daba todo su andar a la máquina para lograr la fuga. Tanto se acercó a la playa, que la guarnición que está en Molle le hizo fuego de fusilería, al que la Covadonga contestó inmediatamente.
__________

El combate entre el Huáscar y la Esmeralda había tomado más calor, haciéndose ya insostenible por parte del buque chileno, cuyas averías principiaban a ser de consideración.

Fue entonces cuando el comandante Grau vio llegado el momento supremo.
Fuera de tiro de cañón la Covadonga, que huía sin que pudiera darle caza la Independencia, y viendo que se prolongaba el combate, decidió ponerle fin con un acto de heroísmo.

Cuando la Esmeralda estaba frente al Colorado, al norte de este puerto, le arremetió el Huáscar con su espolón, descargándole antes dos cañonazos que inutilizaron algunas piezas del enemigo. La corbeta principió a hacer agua. Al habla ambos buques, el comandante Grau intimó rendición a la Esmeralda; pero el jefe de la corbeta chilena se negó a arriar su bandera.

Viendo el señor Grau que era inútil toda consideración, arremetió por segunda vez con su buque a la Esmeralda, que entonces, como anteriormente, no había cesado de descargar sus cañones.

En este segundo choque se desconectó el eje de la maquinaria de la corbeta chilena y una bala del monitor le mató treinta y seis hombres.

Era preciso que se diese fin a un drama tan sangriento y que no reconoce ejemplo en la historia del mundo.
Así fue.

A una evolución de la Esmeralda, en que se presentó hacia el suroeste su costado de estribor, le acometió por tercera vez el Huáscar con su ariete, descargándole dos cañonazos. Uno de éstos le llevó por completo la proa, por la cual principió a hundirse.

Fue en este tercer choque cuando el comandante Prat de la Esmeralda, saltó, revólver en mano, sobre la cubierta del Huáscar gritando: ¡Al abordaje, muchachos! Lo siguieron un oficial Serrano, que llegó hasta el castillo, en donde murió, un sargento de artillería y un soldado. Todos estos quedaron en la cubierta muertos. Prat llegó hasta el torreón del comandante, junto al cual estaba el teniente S. Velarde, sobre el que hizo tres disparos, que le causaron la muerte.

Entonces un marinero acertó a Prat un tiro de Comblain en la frente, destapándole completamente el cráneo, cuyos sesos quedaron desparramados sobre cubierta.
__________

Mientras esas sangrientas escenas tenían lugar sobre la cubierta del Huáscar, la Esmeralda desaparecía. En efecto, se inclinó hacia estribor, que fue por donde el ariete la cortó, y algunos segundos después se hundió siempre de proa. El pabellón chileno fue el último que halló tumba en el mar.

La Esmeralda era una especie de almacén o depósito de la escuadra chilena en que se encontraba víveres, armamento, municiones y otros recursos de todo género. No es, pues, extraño que después de haberse hundido, se haya visto a flote cajones de distintas clases y tamaños.

Al hundirse la Esmeralda un cañón de popa, por el lado de estribor, hizo el último disparo, dando la tripulación vivas a Chile.

El combate concluyó a las 11.45 A.M.
__________
Después de la catástrofe, que apagó los gritos de entusiasmo con que desde el principio eran saludados los tiros del Huáscar por el pueblo y el ejército, siguió el estupor y el silencio en todos.

La impresión que en los habitantes de Iquique produjo el hundimiento del buque enemigo pudo más que la alegría, y la apagó.

¡Tremendo misterios del corazón humano!
__________

Mientras que al norte de Iquique el triunfo ponía fin a un espantoso drama, al sur tenía lugar otro inesperado.

Forzando su máquina la Independencia, pudo dar caza a la Covadonga, que iba completamente destrozada. Se puso al alcance de ella frente a Punta Grande, que dista como nueve millas y algo más de este puerto. A pesar de su mal estado, la Covadonga hacía fuego de cañón y de rifle. Entonces el comandante Moore resolvió pasarla por ojo, e hizo que su buque orzara para verificar la operación. Desgraciadamente cuando esta maniobra tenía lugar, el blindado chocó por el costado de babor en una roca, abriéndolo e inclinándolo de ese lado. En el acto se esparció el desaliento y la confusión. Se echaron botes para salvar la gente, y la que no tuvo embarcaciones, se arrojó a nado para ganar la playa.

Debemos hacer constar para la historia un hecho que habla muy en alto en favor de nuestra proverbial generosidad y que será un nuevo baldón para Chile. Mientras que en nuestra bahía el Huáscar arrió todas sus embarcaciones para socorrer a los náufragos de la Esmeralda que a gritos pedian auxilio, del Covadonga se hacia fuego de rifles y ametralladoras sobre los botes y la gente que nadando tomaban la playa, después de abandonar la Independencia.
__________________

Luego que el Huáscar tomó a los prisioneros que, en número de cerca de cuarenta, pudieron salvarse, se dirigió al Sur en persecucion de la Covadonga y en auxilio del blindado. Cuando ésta vió a nuestro monitor, cesó en la infame tarea de asesinar náufragos y tomó la fuga.

Siendo imposible salvar a la Independencia se le puso fuego.
Hasta el momento mismo de entrar este numero en prensa, arde todavia el casco de ese buque, cuya gente vino por tierra anoche a este puerto.

El comandante Moore: el segundo y algunos otros oficiales y empleados del blindado, pasaron al Huáscar, el cual regresó a este puerto anoche a las siete, dejando poco después nuestro fondeadero sin rumbo conocido.
__________________

Al fugar el trasporte Lamar Lintes que nuestros buques entrasen a la bahia e hiciesen el primer disparo, izó el pabellón americano. Por esta razon se dice que el comandante Grau no lo persiguió.

Al abordar los prisioneros chilenos las embarcaciones que fueron en su auxilio, dieron un ¡viva a1 Perú! y encomiaron el valor y generosidad de los peruannos para con los rendidos.
__________________

El oficial don Guillermo Garcia y Garcia de la Independencia, murió después de encallada ésta, a consecuencia de dos tiros de comblain que se le hicieron de la Covadonga.

Han sido heridos el capitán de fragata don Ramón Freire y tres hombres de mar del Huáscar.
Entre los prisioneros sabemos que están el teniente 1° segundo comandante de la corbeta Luis Uribe.
Teniente Francisco Sánchez.
Guardias-marinas; Arturo Wilson, Arturo Fernaudez, Vicente Zegers.
Cirujano, Cornelio Guzman.
Practicante, Juan O. Goñi.
Subtenieutes, Antonio D. Hurtado, German Segarra.
Pasajero, Agustín Cabrera.

A estos individuos se les ha alojado en el cuartel de la Compañia “Salvadora”, y el resto de la tripulación está a cargo de la Columna de Gendarmes.

No es exacto que estén incomunicados; por el contrario, se les ha ofrecido la libertad, pero ellos no han aceptado por temor a sufrir desaires del pueblo.
Eso piensan, porque no conocen el carácter generoso y magnánimo de sus apresadores.
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Desde que asomaron los buques y principió el combate, el ejército se colocó en sus posiciones con una celeridad y entusiasmo que acusan moralidad, disciplina y el tradicional pundonor de nuestros soldados.

El señor general Buendia, general en jefe del ejército, recorrió la linea de la playa entusiasmando a los soldados y dictando medidas oportunas para prevenir las emergencias que tiene la guerra en casos dados.

Los comandantes generales de division estaban también en sus puestos
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.
Hemos procurado hacer esta narración lo mas exacta posible, recordando lo que con toda calma hemos visto, y tomando la palabra de varios oficiales de marina, actores en este primer hecho de armas en la guerra a que injustamente nos ha provocado Chile.

Por la redacción,
MODESTO MOLINA.


Tomado del blog de Jonatan Saona http://gdp1879.blogspot.com/2011/05/rel ... z1N6uYz53w


Ernesto35
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Mensaje por Ernesto35 »

Este es el relato de Julio Octavio Reyes sobre el combate de Iquique, para el diario La Opinión Nacional de Lima:

Señor Director de la Opinión Nacional:
A bordo del Huáscar navegando de Arica a Pisagua.- Lima.

Señor Director:
A las once y cuarto de la noche del martes 20 zarpamos de Arica en convoy con la Independencia, en dirección a Pisagua, donde llegamos a las tres y media de la mañana del miércoles 21.

Sin embargo de que se nos dijo en Arica que cinco de los buques enemigos habían pasado al norte, no teníamos completa seguridad, porque otros aseguraban que se habían dirigido al sur, sin que faltara alguien que afirmara que los citados buques se encontraban a las inmediaciones de Iquique.
Nuestra navegación se hizo, pues, con las precauciones del caso, listos para empeñar combate con los enemigos, tan pronto como los encontrásemos.

El contento más grande reinaba a bordo y todos se encontraban en sus puestos aguardando con impaciencia y patriótico entusiasmo la hora del combate.

Como conviniera saberse de un modo definitivo los buques que existían en Iquique, se creyó conveniente llegar a Pisagua y preguntarle a ese respecto al Prefecto de Iquique y así se hizo.

De a bordo de este buque se destacó una falúa al mando del capitán de fragata graduado señor Melitón Carvajal y bajo sus órdenes, al teniente segundo don Fermín Diez Canseco, quienes llegaron a tierra sin ningún obstáculo.

Parece, y aunque nos sea doloroso confesarlo, que no es muy severa la vigilancia que reina hoy en Pisagua, pues los oficiales que fueron a desempeñar la comisión desembarcaron tranquilamente; y lejos de que se les diera la voz, tuvieron ellos que hacerlo con el único centinela que allí encontraron y el que no sabía lo que pasaba.

Algunos minutos después que los señores Carvajal y Diez Canseco vagaban entre los escombros de la incendiada ciudad en busca del telegrafista y del capitán del puerto, señor Becerra, se presentó este último.

Dijo que no sabía con exactitud los buques que habían en Iquique, pero que había recibido el telegrama que publicamos en seguida:

Dávila a capitán del puerto de Pisagua.
Aquí Esmeralda, Covadonga y transporte Limarí.
¿Sabe algo de la escuadra?
Iquique, mayo 17 de 1879.
(Recibido 11 h. 10 A.M.)

Como el comandante Grau comprendiera la necesidad de salir cuanto antes con rumbo a Iquique, lo hizo así, saliendo quince minutos después de nuestra llegada y sin aguardar la contestación del telegrama que envió a Iquique y que decía así:

Pisagua, mayo 21, a las 4 h. 30 m.
Al Prefecto de Tarapacá.
Urge que me conteste inmediatamente.
¿Cuántos buques enemigos hay en Iquique?
¿Cómo se llaman?
¿Cuándo, cómo y en qué dirección salieron los demás?
Grau.

En los cerros de Pisagua distínguense algunas luces de nuestros diversos campamentos.

ANTES DEL COMBATE

Son las 6 de la mañana menos 25 minutos, señor Director, y reina a bordo grande excitación.
El comandante sobre la cubierta dirige la palabra con enérgico entusiasmo a la dotación formada en dos filas.
Sus sencillos pensamientos, impregnados de verdadero patriotismo, conmueven y entusiasman a sus subordinados.
Un solo sentimiento, una sola idea los domina: la defensa de la patria.

Los recuerdos de los actos vandálicos practicados en nuestros indefensos puertos por los enemigos, retemplan los espíritus y algo de majestuoso y solemne se nota en los que escuchan con atención la corta, pero valiente proclama del comandante.

“¡Tripulantes del Huáscar! Les dijo al concluir: ha llegado la hora de castigar al enemigo de la patria y espero que lo sabréis hacer, cosechando nuevos laureles y nuevas glorias dignas de brillar al lado de Junín, Ayacucho, Abtao y 2 de Mayo ¡Viva el Perú!”.

Los jefes, oficiales, tripulantes y guarnición repitieron las últimas palabras con febril entusiasmo, agregando:
¡Viva el comandante del Huáscar!

La banda de guerra toca por un instante diana y en seguida se deja oír el terrible toque de zafarrancho de combate, volando todos a sus respectivos puestos.

Impotente es nuestra pluma, señor Director, para poder describir el cuadro que ofrecía en este momento el Huáscar.

Los oficiales, marineros, grumetes, soldados, todos en fin, hasta los guardiamarinas de 15 a 16 años, casi niños, se abrazaban llenos de entusiasmo y corrían a sus puestos con una entereza espartana.

FRENTE A IQUIQUE

Son las ocho del día.
La población se presenta a nuestra vista, envuelta aun en las brumas de la mañana, que los tibios rayos del sol principian a disipar paulatinamente.

Los muelles, balcones, azoteas y colinas inmediatas se encuentran cubiertos de multitud de personas que ansían contemplar el combate. Sus corazones laten de entusiasmo al ver las naves de la patria que vienen a hundir o poner en fuga a los que cobardemente se han ensañado sobre su indefensa población. Con su mirada, con su aliento, parece que quisieran animarnos, y se creerían muy felices ocupando un puesto a nuestro lado.

La bandera que por más de un mes ha proyectado su fatídica sombra en sus playas, ha retemplado sus patrióticos sentimientos, y tienen razón.

Fijémonos en los enemigos.
La corbeta Esmeralda, fuerte de 10 cañones de Armstrong rayados, dos colisas de 150 y una ametralladora en cada una de las cofas de los dos primeros palos, muy pegada a la playa y hacia el lado norte permanece sobre su máquina, arrojando por su chimenea una inmensa columna de humo, mientras que la Covadonga, con su casco pintado de plomo, trata de escapar hacia el sur, y el transporte Lamar enarbola la bandera americana.

La Independencia que hasta media noche viajaba a nuestra cuadra, aun no llega, y tardará lo menos un cuarto de hora. Su demora causa profunda impaciencia, y los minutos pasan sin que venga a ocupar su puesto.

El comandante Grau, desde su puente, sigue con los anteojos los menores movimientos del enemigo, dirige con ansiedad sus miradas hacia Iquique, que pronto presenciará indudablemente, terribles escenas.

A su derecha está el capitán de fragata señor Melitón Carvajal, secretario de la división naval, y a su izquierda el ayudante del comandante, teniente 1º Diego Ferré; sobre la cubierta de popa los capitanes de navío Exequiel Otoya, 2º comandante del buque, y Enrique Carreño, mayor de órdenes de la división; el oficial de señales y derrota, teniente 2º Jorge Velarde y su ayudante el guardiamarina Grimaldo Villavicencio.

Bajo de esta misma cubierta se encuentra el capitán de la guarnición Mariano Bustamante, con sus subordinados, mientras que los señores Antonio Cucalón y Francisco Retes, son colocados por el teniente Ferré al lado de la ametralladora, para que la manejasen.

Bajo de la cubierta pasa algo parecido.
El teniente 1º Pedro Rodríguez Salazar tiene a su cargo el timón de combate, y por ayudante al guardiamarina Carlos B. Tizón; el teniente 2º Carlos Héros con los guardiamarinas Federico Sotomayor y Manuel Elías Bonmaison, las cigüeñas de la torre de combate; el teniente 2º José Melitón Rodríguez con las cigüeñas, para elevar los proyectiles, en unión de Juan Alfaro, contador del buque, y los guardiamarinas Daniel S. Rivera y Bruno Bueno, respectivamente a cargo del callejón de combate y ayudante del 2º comandante.

En la cámara de oficiales, los médicos doctores Santiago Távara y Felipe Rotalde, y el practicante de último año de medicina José Ignacio Canales, el farmacéutico José Flores, ayudante del detall Alberto Huertas, los mayordomos, maestros de víveres y mozos de cámara.

Sobre la mesa están acopiadas hilas, vendas, medicinas, instrumentos y luces, parecía aquello un anfiteatro de hospital.

Su aspecto es imponente.
La torre es mandada por el capitán de fragata Ramón Freire, el cañón de la derecha por el teniente 2º Gervasio Santillana, y el de la izquierda por el de igual clase Fermín Diez Canseco.

Como el corresponsal, servidor de ustedes, tenía también que prestar sus servicios a la Patria y al diario, en los ratos que no permanecía en la cubierta estaba en la torre o en cualquiera de las otras secciones del buque.

COMBATE DEL HUÁSCAR

Eran las 8 h. 20 a.m.
A dos mil y tantos metros estábamos de los buques enemigos, cuando afirmamos nuestro pabellón con un cañonazo de la torre.

La Esmeralda nos presentaba entonces su lado de babor y el proyectil pasó por alto, cayendo al norte de la ciudad en la pampa.

Demoró mucho para contestarnos y se pegaba demasiado a la playa, defendiéndose con la población, pues calculaba que el Huáscar por temor de producir allí grandes daños, se abstendría de hacer fuego y así pasaba efectivamente; comprendiendo esto los de tierra, les hicieron 72 tiros de cañón, del calibre de 9, de la batería que comanda el capitán graduado Francisco Pastrana y les hicieron 3 muertos, obligándolos así al combate con nosotros.

Poco después llegó la Independencia, a la que veinte minutos antes le habíamos puesto las señales de: prepárense para el combate, y después: rompan sus fuegos; y así lo hizo en efecto, dirigiendo sus fuegos al Covadonga, que huyó después hacia el sur.

Como el Huáscar no tiene sino dos cañones y de muy grueso calibre, por cada uno de los disparos que hacíamos, nos contestaba la Esmeralda con todo su costado, enfilándose en seguida o viraba para descargarnos su costado contrario o ya se precipitaba hacia la playa.

Viéndose preparado para el combate, el Lamar aprovechó la oportunidad y huyó con rumbo al sur.

Los tiros del Huáscar por estar en la boca del puerto y con la mar un poco gruesa, no eran al principio muy certeros, pues nos llevaba ventaja en su posición, por estar muy adentro de la bahía.

Una vez empeñada la lucha, preciso es confesar, que los enemigos se portaron con valor y con pericia.

Sus primeros tiros pasaban por nuestra popa y muy elevadamente, pero poco a poco fueron rectificando sus punterías, de tal modo, que al último hacían fuegos muy certeros, pero siempre allegándonos hacia la playa con intenciones tal vez de que nos varásemos.

El comandante Grau, con un valor y una serenidad admirable, dirigía su nave con singular pericia, sin que las descargas que hacía el enemigo por baterías lo hiciera abandonar el puente.

Cada uno de los tiros de nuestra torre era saludado con entusiastas vivas al Perú, al Huáscar, a su comandante, y salían casi todos los oficiales a ver de cubierta las peripecias del combate, pues los cubichetes de las escalas estaban a medio cerrar.

Desde el comandante al último grumete se han portado con singular denuedo; sólo quien haya estado a bordo puede apreciar los rasgos de valor de nuestros esforzados marinos.

En el Huáscar han cumplido todos con su deber; es lo que podemos decir en honor a la verdad.

El número de proyectiles que nos han arrojado los enemigos es crecidísimo, de tal modo que no pudimos llevar cuenta. Fuera de sus cañones de batería, colisas y ametralladoras de cofas, la guarnición y marinería, en los instantes en que estábamos completamente unidos por los costados, nos hacían nutrido fuego de fusilería y hasta de revólver. Los tiros eran a boca de jarro, de tal manera que en la torre se ven las huellas de los fogonazos.

Además nos lanzaban bombas de mano.

En una palabra, han peleado con desesperación, y han estado convenientemente preparados, pues no faltaba en el buque enemigo ninguno de los últimos inventos de la guerra.

Las averías que nos han hecho son casi insignificantes.
La obra muerta (de madera) ha sacado tres o cuatro tiros de balas de cañón y de rifles muchos.

Nuestra torre hizo sólo 15 tiros.
Sin embargo de que el Huáscar hubiera podido dar cuenta desde el principio de la corbeta, el comandante Grau se abstuvo muy a su pesar de hacerlo, porque se le hizo creer que los chilenos tenían tendida en la bahía una red de torpedos, y que el buque enemigo nos obligaba al combate hacia ese lado para hacerlo volar, y era exponer el monitor.

El capitán del puerto de Iquique, capitán de corbeta señor Salomé Porras, que recién el combate se vino de tierra en un bote, fue quien comunicó al señor comandante Grau la alarmante noticia de los torpedos.

Como viera el comandante Grau que era conveniente terminar el combate, resolvió hacer uso del espolón y ordenó entonces que los de cubierta bajasen y se cerraran las escotillas.

Los señores capitanes de navío Enrique Carreño, Exequiel Otoya, 2º del buque, el capitán de la guarnición, señor Mariano Bustamante y Retes y Cucalón que manejaban la ametralladora, como asimismo varios otros oficiales que salían a presenciar el combate en la cubierta y el aspirante Grimaldo Villavicencio, bajaron, no así el oficial de señales y derrota, señor Jorge Velarde, que con un valor y serenidad digna de un valiente, permaneció en su puesto, sin embargo de las reiteradas órdenes que le comunicó el señor comandante.

Mientras que el Huáscar se mantenía fuera de la línea de torpedos hizo los diez primeros tiros, y los cinco restantes en el intervalo de los tres espolonazos.

Los dos primeros fueron sólo con la velocidad de ocho millas, y el último de diez. De estos, el primero fue en la parte de popa, que se la hundió; el 2º lo defendió la Esmeralda con su proa, pues la presentó, y el tercero en el centro de su costado de estribor, junto con dos cañonazos de a 300.

Este fue el golpe decisivo.
El buque se abrió en dos partes, levantó excesivamente su popa, y se hundió instantáneamente.
El cuadro que se presentó entonces a nuestra vista fue terrible, desgarrador, casi parecía un sueño.

Desapareció súbitamente el buque y sólo vimos en las aguas a sus tripulantes asidos a los fragmentos de madera.
Aquello, a pesar de ser un triunfo para nosotros, nos causó una impresión profundísima.

Casi a la par del hundimiento de la nave, corrimos a popa, soltando los salvavidas y arriamos las embarcaciones menores, que muchas de ellas estaban averiadas.

Todos fueron salvados por la precipitación de enviar de a bordo las embarcaciones, y los que no vinieron a bordo fue porque habían muerto, pues nadie llegó a tierra ni a las otras embarcaciones. A tierra no pudo ir ninguno por la distancia.

Al llegar los soldados a nuestro costado gritaron: ¡Bravo comandante Grau! ¡Vivan los valientes e hidalgos peruanos! A los que les contestaron la oficialidad y tripulantes: ¡Bravos valientes chilenos de la Esmeralda: no hacemos sino cumplir con nuestro deber!

Una vez a bordo se les dio a jefes, oficiales, y en general a todos, vestidos de marineros que eran los únicos que habían en el buque, y se les atendió lo mejor posible.

No se les pudo dar alimentos porque hacía 10 horas no los tomábamos por motivo del combate.

PORMENORES E INCIDENTES

Entre los varios tiros que recibió la Esmeralda, le entró uno en la primera cámara, otro en la segunda y otro en el sollado, que ocasionó incendio y los obligó a paralizar sus fuegos por largo tiempo.

Los estragos que hiciera fueron extraordinarios.
Una de las bombas, que penetró en su máquina, mató a todos los maquinistas e ingenieros.

Era tan crecido a bordo de la corbeta el número de heridos, que según nos dijeron los mismos médicos del buque, les daban cloral para adormecerlos, pues no podían atender a todos.

Varios fragmentos de bomba hirieron la pierna derecha del comandante de la torre, capitán de fragata señor Ramón Freire, pero no de gravedad. Los cascos entraron por una de las portas de la torre.

El capitán de fragata señor Melitón Carvajal, secretario de la comandancia de la división, ocupó el puesto del señor Freire.

Durante las primeras horas de combate, había permanecido con gran serenidad en el puente, al lado del comandante.

El oficial de señales, teniente 2º don Jorge Velarde, que estaba cerca de la torre del comandante, recibió tres balazos al tiempo de dar el monitor el segundo espolonazo a la Esmeralda. Uno tenía en la pierna derecha, otro en el brazo y el tercero en los pulmones.

Se le condujo en brazos de sus compañeros, quienes lo estimaban en alto grado, al hospital de sangre, que estaba en la segunda cámara, donde los médicos agotaron los recursos de la ciencia para salvarlo, pero todo fue inútil.
Duró más de dos horas.

Hubo un instante que después de curársele la heridas exclamó: “¿Se han hundido ya esos miserables?” y al contestársele que faltaba poco, agregó: “Déjenme ir a mi puesto, al lado del comandante; ¡ya estoy bueno para combatir a esos cobardes!”.

Velarde era un marino joven, inteligente, laborioso y digno; era la esperanza de nuestra escuadra y murió como un héroe.
Paz en su tumba, y derramemos una lágrima a su memoria.
El comandante Grau lo estimaba tanto, que no se le comunicó nada sino mucho después que había muerto.

El comandante de la Esmeralda, señor Prat, fue al que la prensa de Buenos Aires, ignoramos si justa o injustamente, acusó de espía cuando el conflicto chileno-argentino.
Varios papeles se le han encontrado en su bolsillo respecto a ese conflicto.

Se cree que las balas de las ametralladoras de las cofas del enemigo, fueron las que hirieron a Velarde, o bien la guarnición, porque la herida de la pierna era de bala de Comblain.

El combate principió a las ocho y media del día y concluyó a las 12.10, esto es, 3 horas y 40 minutos.

Después de pegar los golpes de espolón se unían los buques por sus costados, y la Esmeralda nos descargaba sus baterías a boca de jarro.

Esto, unido a las bombas de mano, ametralladora y tiros de rifle, asimilaba a un castillo de fuegos artificiales al incendiarse.

Al tercer espolonazo cayeron de la Esmeralda sobre la cubierta del Huáscar, por la cara de popa de la torre, el comandante de la Esmeralda señor Prat, el teniente 1º Serrano, un sargento 1º de la guarnición, un soldado y uno o dos marineros, con el objeto de abordarlo.

El comandante recibió un balazo en la frente y un hachazo y murió casi instantáneamente, lo mismo que el soldado y marinero, quedando herido en el estómago el teniente Serrano, un marinero y el sargento de la guarnición.

Este oficial Serrano, a pesar de los esfuerzos de los médicos, no se le pudo salvar.

“Sálveme usted por Dios que tengo hijos”- le decía al Dr. Távara; pero todo fue inútil; las heridas que recibió en el estómago eran mortales.

Según lo que nos refirió el segundo comandante de la Esmeralda, señor Uribe, su buque tenía 203 tripulantes, inclusive la guarnición.
De estos han salvado 47, luego han perecido 156.

El Huáscar no tiene que lamentar sino la irreparable pérdida del teniente Velarde.
Los heridos son pocos; ninguno de ellos es de gravedad.

Recién el combate, encontrábamos con el teniente 1º don Pedro Rodríguez Salazar, por el lado de estribor y por el de babor al pie de la ametralladora el capitán de la guarnición don Mariano Bustamante y los señores Retes y Cucalón, cuando dando una bomba un rebote por babor y pasando por alto, nos bañó completamente de agua, atravesando al mismo tiempo muy cerca de los capitanes de navío Exequiel Otoya y Enrique Carreño y del teniente 2º Velarde y guardiamarina Villavicencio que estaban en la cubierta de popa formando un grupo. Al sentirse bañado el teniente Rodríguez Salazar, desenvainó súbitamente la espada dando un ¡viva el Perú!

Al dar los espolonazos se cayó al agua, hecho pedazos, el busto que de Huáscar tenía en su proa el buque.

Durante los primeros tiros permanecían en el puente el comandante Grau, su ayudante el teniente Diego Ferré y capitán de fragata señor Melitón Carvajal.

El comandante Freire y los tenientes segundos Canseco y Santillana, después de hacer sus tiros, asomábanse por los cubichetes o portas de la torre por la parte superior y sólo cuando una bomba rompió una de las de la izquierda, las cerraron.

En la base de la torre el teniente don Carlos Héros con los guardiamarinas y el otro teniente señor Melitón Rodríguez, trabajaban con empeño y entusiasmo en hacer conducir los proyectiles.

No contentos con esto, personalmente y en carretillas los llevaban en medio de gran entusiasmo.

Los ayudaba con grande animación el señor Alfaro, contador del buque, y que casi es víctima a consecuencia de un casco de bomba que estalló en el castillo de proa.

Una de las balas de cañón pasó tan cerca de la cabeza del 2º comandante del buque, que la corriente de aire le llevó la gorra.

Un casco de la bomba que penetró en la torre le hirió en el ojo izquierdo al artillero de preferencia Álvaro Trelles.

La Esmeralda, en el mismo instante en que se hundía, nos hizo fuego con uno de sus cañones de popa.
La confusión que reinaba en los últimos instantes a bordo de esa corbeta era grande.

Tenían grupos de guarnición en su proa y popa, y una de las veces que pasamos muy cerca de ella vimos a muchos de sus soldados con el rifle en mano, pero que contemplaban asombrados las troneras de la torre.

Los oficiales de la Esmeralda al hundirse su buque estaban ya desnudos, pues habían comprendido que el hundimiento era inevitable.

Una vez, después del primer espolonazo, intentaron los enemigos abordar el Huáscar, pero les fue imposible, a pesar de su mucha dotación.

Unos pocos soldados cayeron muertos a nuestra cubierta y otros al mar, a causa del fuego que les hizo nuestra guarnición y marinería por las portas de los cañones y cubichetes.

Los rifles de la guarnición chilena eran Comblain y el resto de su armamento como sus vestidos, lo mismo que los de los marineros, era de magnífica calidad.

De varios de los extranjeros marineros que tripulaban la Esmeralda, casi en su mayoría eran griegos.

Una de las bombas enemigas rompió la driza de la bandera y cayó sobre cubierta, pero inmediatamente se la enarboló con otra nueva, sacando más de cinco balazos.

Durante lo más fuerte del combate, el señor Manuel Loayza, antiguo y respetable vecino de Iquique y jefe de uno de sus cuerpos de la guardia nacional, vino a bordo con otros valientes, entre ellos un caballero inglés, y entraron a prestar sus servicios en la torre. A bordo se aplaudió a estos caballeros.

En el primer bote que arribó de tierra, instantes después de terminado el combate, vinieron los corresponsales de La Patria y El Comercio que habían presenciado el combate de a bordo de un bote.

El capitán de la columna Constitución, de guarnición a bordo, señor Manuel Arellano, se portó muy bien durante el combate.

DESPUÉS DEL COMBATE

Terminado el combate, salimos en persecución del Covadonga, pero se encontraba ya a mucha distancia y tuvimos que regresar a prestar los auxilios a los náufragos de la blindada Independencia, que como saben ya nuestros lectores, estaba varada en Punta Gruesa y cuyos datos damos al ocuparnos del combate de dicha nave.

Muy tarde zarpamos del lugar del siniestro, trayéndonos parte de los náufragos y dejando en Iquique a los prisioneros, heridos y muertos chilenos y zarpamos en la noche con rumbo afuera.

Jueves mayo 22.- En la mañana de hoy estuvimos en Pisagua y después de permanecer ahí una media hora, zarpamos con destino a Iquique con el Chalaco, que había llegado momentos antes de Arica.

Tres horas después llegamos a dicha rada y permanecimos hasta por la noche, recogiendo varios oficiales que por lo rápido del viaje y por no estar a bordo en el instante preciso de la partida los dejamos ahí.

Dos lanchas que tenían los chilenos con carbón, han sido llevadas a tierra y después de sacar el combustible las han echado a pique.

Con bastante solemnidad fueron llevados hoy al cementerio de Iquique los restos mortales del señor Jorge Velarde. Se le enterró con todos los honores del caso y asistieron varios de los oficiales del buque.

La blindada Independencia no llegó a quemarse del todo y aún existen cuatro de sus cañones pequeños y el Vavasseur sobre su cubierta.

Un italiano pescador pide que le den 500 soles y los lleva a Iquique.


Tomado del blog de Jonatan Saona http://gdp1879.blogspot.com/2011/05/jul ... z1N6w7micD


taxbluesman
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Mensaje por taxbluesman »

gracias por el aporte DE JONATAN SAONA.


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