El dilema de los F-5 de la Fuerza Aérea de HondurasLunes 16 de Junio de 2014 11:46
Hace escasos días el presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, reclamó públicamente se descarte la reparación de los F-5 a representantes diplomáticos estadounidenses, en referencia a los detalles expuestos por defensa.com. La Administración Hernández ha hecho claro su desdeñó por las prohibiciones y limitaciones que recaen sobre los aviones donados por los EEUU a Honduras, exigiendo que se permita proceder su restauración a toda costa.
La cuestión es que, en realidad, el obstáculo no son los funcionarios de la presente administración, sino las leyes estadounidenses vigentes desde hace mucho y que aplican no solo a Honduras, sino a cualquier otro país recipiente de sus equipos.
Equipo donado no puede venderse a terceros
Ese fue el impedimento cuando se pretendieron adquirir repuestos para los A-37B de la FAH en Republica Dominicana, a lo que se negó EEUU. De nuevo, no por ser Honduras, sino porque es algo prohibido por las leyes de transferencia. Se trata de repuestos y equipos que fueron donados en su momento, y por lo tanto solo pueden ser regresados al donante o destruidos in situ.
En el caso de los F-5 de la FAH, si no se sabía exactamente su estado operacional, ahora sí está claro, por las mismas declaraciones de sus políticos, que los fuselajes y motores presentan daño mas allá de los que pueden tomarse en el país.
Ahora, en lugar de exigirle Honduras a los EEUU que le permita una violación de las mencionadas reglas, una alternativa sería solicitarle una excepción a ellas, pero el resultado quizás sería el mismo, pues pesan varias cuestiones.
Primero, la falta de diplomacia en el asunto, pues se le exige que se le permita o violar las leyes mismas, o aceptar una excepción a la fuerza y publicamente. No se entiende tampoco porque en lugar de antagonizar a los donantes, no se le ofrece el negocio a la industria estadounidense, algo que sería políticamente más aceptable.
Otra es que en realidad el F-5 no es viable como aparato de interdicción, además estar alcanzando costos prohibitivos operacionales, que de una manera u otra serán absorbidos por alguien más, pues Honduras no tiene la capacidad económica de reacondicionarlos y luego mantenerlos. En todo esto hay que considerar que cuatro aviones F-5 operacionales son suficientes para tareas de defensa aérea en un país pequeño como Honduras, pero 9 presentan proyección de poder, a lo que se suman declaraciones poco diplomáticas. De la misma manera que se le increpa publica y prepotentemente a representantes estadounidenses los deseos del gobierno hondureño, se les habla a los gobiernos vecinos, a veces con amenazas evidentes.
Lo que no se niega es que una acción más soberana sería adquirir los remplazos de los F-5E, ya de una vez por todas, con aeronaves polivalentes y de otras fuentes, que de paso no necesitarían el aval de los EEUU.
Nota completa en:
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