La Pugna Continuación de "El Visitante"

Los Ejércitos del mundo, sus unidades, campañas y batallas. Los aviones, tanques y buques. Churchill, Roosevelt, Hitler, Stalin y sus generales.
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Luis M. García
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Mensaje por Luis M. García »

No se confunda jefe, los duelos de un servidor con el forista Gaspacher son siempre a primera gota de tinta... :cool: :green:


Qué gran vasallo, si hubiese buen señor...
kaiser-1
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Mensaje por kaiser-1 »

¡¡¡Con lo que me ha costado organizarlo todo y ahora nada!!! :alegre:


- “El sueño de la razón produce monstruos”. Francisco de Goya.
Hereje
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Mensaje por Hereje »

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Gaspacher
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Mensaje por Gaspacher »

Fíjese que en su día ofrecí al ferroviario que aportase su granito de arena en Duelo de Águilas... y nada :arbitro: :arbitro:

En cuanto al ferroviario, la edad le esta pasando factura. Un servidor puso en duda que en Walvis Bay hubiese pesqueros de suficiente entidad como para activar las minas, no que ningún pesquero fuese capaz de hacerlo :explica1: :explica1:


A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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Luis M. García
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Mensaje por Luis M. García »

Fíjese que en su día ofrecí al ferroviario que aportase su granito de arena en Duelo de Águilas... y nada
Ya venimos con viejas historias p'a embarrar el campo? :desacuerdo:

Bien que se vengó v.m. entonces de mi renuencia, para venir ahora a remachar el mismo clavo... :twisted:
Un servidor puso en duda que en Walvis Bay hubiese pesqueros de suficiente entidad como para activar las minas, no que ningún pesquero fuese capaz de hacerlo
Buuuh! Excusas de mal pagador... Ya sé lo que Su Horchatez puso en duda en este caso concreto, lo que llevó a Domper a cerciorarse de que el caso podía haberse dado. Y también sé que con sus dudas, cortapisas y postureos tiquismiquis de variada tipología podría el autor llenar un anexo completo al final de la obra... Lo que en principio no es de mi incumbencia, pero es que me acuerdo de como nos trataba Su Tonante Horchatez a los que poníamos reparos a su "divina omnisciencia"... :twisted: :twisted:

"Paquito" Apónez y el "primu" Brenan saben bien a qué me refiero... :cool2: :green:

Pero ya sabe que a pesar de lo que pueda parecer tiene plato en mi mesa cuando desee. :alegre:


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Mensaje por Domper »


Diario de Von Hoesslin

La crisis española estaba haciendo que las reuniones del Gabinete de Guerra estuviesen siendo cada vez más tormentosas, ya que Von Manstein y Von Papen mantenían posiciones encontradas.

Aunque la situación en España era más tranquila desde que nuestros cazas estaban haciendo la vida difícil a los bombarderos ingleses, todo indicaba que era la calma que precede a la tormenta. Al parecer el primer ministro Churchill no se había desanimado tras el primer revés, sino que iba diciendo que el fracaso se debía a haber empeñado fuerzas insuficientes. No es que Churchill hablase directamente con nosotros, sino que era la prensa inglesa la que lo había publicado —a quién se le ocurre tener una prensa libre en medio de una guerra— y nuestros agentes lo confirmaban. Según los informes que nos presentaba el general Schellenberg, las divisiones británicas estaban siendo enviadas al sur de Inglaterra y, a medida que se reorganizaban y se rearmaban, enviadas a Portugal. Y ya no estaban equipadas con cafeteras como la porquería de tanques que habían usado en Badajoz, sino con modernas armas norteamericanas.

Al mariscal no le hacía mucha gracia depender exclusivamente de los informes de inteligencia, porque resultaba difícil corroborarlos, y temía que fuesen un montaje: igual que Schellenberg había provocado a los ingleses el año anterior para que atacasen a españoles y franceses, la inteligencia británica podría estar jugando al mismo juego. Pero los vuelos de reconocimiento mostraban grandes movimientos de tropas, y según nuestros submarinistas había tantos convoyes entre Inglaterra y Lisboa que se podía hacer el viaje saltando de barco en barco. Los submarinos estaban atacando a los convoyes, pero estaban formados por buques rápidos y estaban fuertemente escoltados, por lo que no les causaron demasiadas pérdidas, y los refuerzos llegaban sin problemas. Decían lo mismo los agentes que teníamos en territorio portugués: durante el último año el espionaje había sido la industria más rentable de Portugal, y muchos de nuestros espías habían conseguido ocultarse cuando los ingleses desembarcaron. En Portugal no se podía mover una mosca sin que lo supiésemos. Lo malo era que en España pasaba lo mismo y había más agentes ingleses que piedras, que ya es decir por aquellos secarrales. Me daba la impresión que había tal flujo de espías a través de las líneas que habríamos hecho mejor poniendo un paso con peaje: sería más cómodo para ambas partes, y además recaudaríamos tanto dinero que la campaña se financiaría sola.

Todo eso significaba que nosotros tampoco podíamos llevar ni un soldado a España sin que llegase un informe detallado al Estado Mayor Imperial inglés. Durante las dos últimas semanas nuestro IV Cuerpo de Ejército se había trasladado a la Península, pero con órdenes estrictas de permanecer a la defensiva. Se estaba desplegando en Andalucía, lo que era una jugada muy arriesgada: al aliviar a los españoles en ese sector del frente, podrían llevar sus divisiones hacia Extremadura y Castilla. Pero si los ingleses rompían el frente español nuestras tropas podrían quedar aisladas. Lo que parecía correcto era resolver el enojoso asunto portugués cuanto antes: enviar unas cuantas divisiones a España y conquistar Portugal de una vez. Esa era la tesis que defendía Von Papen.

—Erich, la verdad es que a veces no te entiendo. Quedamos en que ibas a retrasar la contraofensiva en España hasta que los ingleses mandasen suficientes soldados como para que la derrota les doliese. Pues bien, ya tienen esos soldados allí ¿Por qué no los echas al mar de una vez? Además has enviado a nuestro cuerpo de ejército al sur de España, al rincón más alejado que has encontrado ¿Qué pasará si los ingleses, con todas esas divisiones que están llevando, derrotan a los españoles y avanzan por la Península? No me mires con esa cara, que yo también he llevado uniforme y sé leer un mapa. España está llena de montañas, ya nos lo dijiste, pero también tiene grandes valles que llevan a Portugal. Estoy seguro que Churchill está pensando en hacernos lo que Welligton a Napoleón: si se lanza por el valle del Duero podría llegar a Burgos y al Ebro en unos días, y eso dejará nuestro…

—Nuestro cuarto cuerpo —aportilló Von Manstein.

—Eso, nuestro cuarto cuerpo se quedará atrapado en el confín de Europa.

—Franz —repuso Von Manstein—, te aseguro que no tienes que preocuparte por eso.

—Si tú lo dices, tendré que creerlo —a esas alturas nadie en el gabinete discutía el juicio estratégico del mariscal—. Pero no es lo único que me preocupa. Llevo casi dos meses diciéndoos que el régimen de Franco se está tambaleando. Franco solo se mantenía por las victorias militares, y ahora está cosechando reveses. De lo único que pueden presumir es de haber frenado a los ingleses en Badajoz, de las correrías de unos pocos barcos, y de la media docena de insurgentes que siguen resistiendo en Canarias. Pero cualquiera con dos ojos en la cara puede ver que España está contra la pared, que no ha conseguido ni derrotar a la pequeña fuerza expedicionaria inglesa, y que unos pocos bombarderos del enemigo han paralizado la nación. Me imagino que los generales españoles están buscando una salida y no me extrañaría que cualquier día pusiesen a su Caudillo de patitas en la calle… o ante el paredón, que por allí no se andan con chiquitas.

—No vas muy descaminado —le indicó Schellenberg—. Los generales españoles ya ni saben con quién hablar. Alguno hasta ha intentado que el Papa medie ¡como si fuesen a hacerle mucho caso al Papa en Londres!

—Más a mi favor —siguió el ministro Franz Von Papen—. Porque el problema no es solo España. Aunque lo de la Unión Paneuropea quede muy bonito, los lazos que unen a los países miembros son, como podría decirlo ¿tenues? Realmente, el único aglutinante de la unión es nuestro prestigio militar. Francia está en la Unión porque nos teme. Italia, porque quiere que les saquemos las castañas del fuego cada vez que se mete en algún berenjenal. Los demás, por las dos cosas a la vez. El que los ingleses hayan podido invadir Portugal con impunidad y que luego estén amenazando a España no está sentando nada bien en las cancillerías europeas.

—Está sentando peor de lo que crees —dijo Schellenberg—. Puedo confirmaros que varios de nuestros fieles “aliados” están buscando salidas como sea. Hasta los italianos han tenido contactos informales con los ingleses.

—Los italianos… —respondió Von Papen, disgustado—, esos desagradecidos. La verdad es que yo no me fiaba mucho de Badoglio. En Mussolini Alemania tenía un amigo sincero, pero con Badoglio solo nos une el interés ¿Has podido saber cuál es la propuesta italiana?

—Más o menos —repuso Schellenberg—. Por lo visto Badoglio cree que las ambiciones imperiales italianas están más que satisfechas, y que no les conviene que Alemania pase a ser la potencia hegemónica en Europa. Están tanteando a los ingleses ofreciendo retirarse de la guerra a cambio de quedarse con Palestina, Egipto, Sudán y Malta, y ejercer un protectorado sobre Grecia.

—¡Antes se helará el infierno! —saltó Von Manstein—. Ese cobarde de Badoglio… Traté con él en Italia y os aseguro que no le dejaría ni mandar una compañía. No ha tenido ni arte ni parte en los sacrificios que los soldados italianos han sufrido, hombro con hombro con nuestros hombres.

—No te enfades, Eric —le tranquilizó Schellenberg—, porque según mis informantes los ingleses han rechazado la propuesta. Aceptan como mucho una vuelta al statu quo de 1939, es decir, que nos retiremos de África, de Francia, de Polonia, de los Balcanes ¿sigo contando? Aceptar cualquier otra cosa sería para los ingleses reconocer la derrota, y su imperio también depende del prestigio.

—Van dados. Que intenten reconquistar Palestina, a ver si se atreven —repuso el mariscal—. Volver a las fronteras de 1939 ¡Ya veremos si pueden obligarnos! Ilusos…

Von Papen retomó el hilo de la conversación.

—La cuestión no es ni la oferta italiana ni que la hayan rechazado los ingleses, sino que se hayan producido esos contactos. Mientras los británicos sigan en Portugal amenazando a España habrá quien tenga tentaciones de cambiar de bando. Imaginad que los rumanos busquen la ayuda de Stalin. No pongáis esa cara, que por ahora no ha corremos ningún riesgo de eso. Antonescu es uno de los pocos amigos de verdad que tenemos en los Balcanes. Pero suponed que lo asesinan o lo derrocan, que ya sabéis lo volátil que es la política balcánica. Podríamos encontrarnos con el Ejército Rojo en Rumanía en un abrir y cerrar de ojos.

Por primera vez intervino Speer—. Eso sería un desastre. Dentro de unos meses, cuando el petróleo de Egipto, Mosul y Libia llegue en cantidad, podremos prescindir de Rumanía. Pero por ahora el fuel rumano es crítico para que podamos mantener la producción industrial y las operaciones militares.

—¿Ves cómo hay que expulsar a los ingleses de una vez? —dijo Von Papen.
Von Manstein esperó unos momentos antes de explicar su postura.

—Entiendo lo que dices, Franz. Pero la pregunta es la misma que hace un mes ¿de verdad queremos echar a los ingleses? Según los informes de inteligencia que nos ha proporcionado Walter, Churchill ha enviado a Portugal un ejército de entre doce y quince divisiones, más de un cuarto de millón de hombres, tal vez medio millón. Pero esos informes no me los creo. Lo siento, Walter, pero cuestión matemática: en 1939 les costó dos meses llevar un cuarto de millón de soldados a Francia, que tienen al otro lado del Canal, a unas pocas horas de navegación y sin necesidad de organizar convoyes. Sin embargo, un convoy que navegue hasta Lisboa necesita dos o tres días para llegar, otros tantos para volver, más el tiempo de cargar y descargar. Los ingleses no tienen tantos barcos como para mover un cuarto de millón de hombres, con su equipo, en tan poco tiempo. Basándome en su capacidad de transporte estimo que en Portugal hay como mucho 150.000 británicos, y probablemente bastantes menos. Si tus informadores dicen otra cosa, yo dudaría de ellos.

A Schellenberg no le agradó que el mariscal sugiriese que estaban engañando a su servicio de inteligencia, pero permaneció en silencio. Von Papen, sin embargo, siguió replicando a Von Manstein.

—Si solo hay ciento cincuenta mil ingleses, mejor, porque nos será más fácil derrotarlos —dijo Von Papen.

—Ese es tu punto de vista —le dijo el mariscal—. No te olvides que los británicos están armando algunas divisiones portuguesas. De todas formas, derrotar a media docena de divisiones que pueda haber en tierras lusas no será nada difícil. Pero el problema es otro. Los ingleses se enterarán de que nuestros tanques están llegando a España en cuanto crucen la frontera, y se prepararán para nuestro contraataque. No conseguirán detenerlo, pero es probable que puedan retirarse en buen orden, y la costa portuguesa está llena de puertos desde los que reembarcar. Será un nuevo Dunkerque, y Churchill volverá a decir que ha convertido una derrota en una victoria. De nuevo insisto en que nuestro objetivo no debe ser conquistar Portugal, sino ganar la guerra, y para eso hay que derrocar a Churchill. Solo lo conseguiremos con una victoria apabullante.

—¿Qué es lo que propones, Eric? —preguntó Schellenberg.

—Darles un poco más de cuerda a los ingleses. Simplemente, esperar tres o cuatro semanas más, hasta que se sientan confiados y lancen la ofensiva que seguro que están preparando. Si he enviado a nuestro IV cuerpo a Andalucía es para que sirva de cebo: para los ingleses será una muy tentador atacar por el norte para intentar cercarlo. No creo que lo hagan por el valle del Guadiana, sino por el del Tajo o, más probablemente, por el Duero.

—¿Eso no es peligroso? —preguntó Von Papen—. Si los ingleses llegan al Ebro habremos perdido un cuerpo de ejército.

—Franz, si de algo estoy seguro es de que los ingleses se moverán a paso de tortuga. Aun no saben efectuar maniobras rápidas en profundidad, y necesitan pararse cada poco para consolidar sus líneas de abastecimiento, reparar sus máquinas, echar una partidita de bridge y tomar el té. Pero ni mandándoles el mismísimo Alejandro Magno conseguirán cercar a nuestras tropas, que en el peor caso podrían retirarse por la costa mediterránea o incluso ser evacuadas en barco.

Von Papen no se tranquilizó, y dijo—: Eric, antes decías que los ingleses no podrían derrotar a los españoles, y ahora haces planes para rescatar nuestros hombres de allí.

—Franz, estoy hablando de lo que ocurriría si todo fuese mal. Ya sabes que la guerra es sobre todo imprevisible. Pero os aseguro que eso no sucederá. Porque será cuando estén los ingleses en plena ofensiva cuando actuaremos. Ahora mismo nuestros ingenieros están reparando las vías férreas españolas, con el pretexto de abastecer al IV cuerpo, pero lo que realmente preparan es el desplazamiento rápido de nuestras reservas. Tenemos tres cuerpos de ejército, uno de ellos acorazado, alertados para desplazarse hacia España, y nuestras guarniciones en Francia también están preparadas. Cuando dé la orden espero poder llevar un cuerpo de ejército Panzer a España en diez días. Dejaré que los españoles se ganen su cachito de gloria deteniendo a los ingleses en el norte, mientras nosotros preparamos nuestro golpe. Si los ingleses se retiran al vernos aparecer podrán rescatar a la buena parte de sus tropas. Pero escapar solo porque vean nuestras banderas será tan vergonzoso que no creo que lo hagan. Entonces atacaremos como rayos, y la mitad de su ejército caerá en nuestras manos. Más no, porque como os he dicho la costa portuguesa es demasiado larga como para ocuparla entera en poco tiempo. Aunque algo intentaremos.

Los presentes aceptaron la propuesta del mariscal, que siguió.

—Además me gustaría intentar que nuestro contraataque sea simultáneo al de Rommel en Irak. Lo estoy reteniendo, porque si fuese por él ya estaría camino de Basora, pero no podré hacerlo mucho tiempo. Además no quiero retrasar nuestro ataque en Mesopotamia mucho más.

—¿Por qué? —preguntó Von Papen.

—Porque el escenario de Mesopotamia es completamente diferente al de Portugal. En la Península nosotros tenemos ventaja, porque podemos desplazar nuestras tropas por ferrocarril mucho más deprisa de lo que ellos pueden llevar refuerzos por mar: si Churchill envía otro ejército a Portugal solo servirá para que nuestra victoria sea mayor. Por eso no es peligroso que haya retrasos en Portugal. En Mesopotamia es al revés. Resulta muy difícil mantener las cinco divisiones de Rommel en Irak, y ni pensar en reforzarlas. Los ingleses están enviando sus tropas desde la India y cada vez son más fuertes. Si esperamos mucho no podremos vencerles.

Von Papen seguía sin estar del todo convencido.

—Es decir, que el ataque en Irak será en dos o tres semanas, pero el de Portugal podría retrasarse.

—Así es. Además nuestra aviación volverá a atacar Londres día y noche al mismo tiempo. Los londinenses deben experimentar en sus propias carnes que están perdiendo la guerra.

—De acuerdo —dijo Von Papen—. Pero sigo temiendo lo que pueda ocurrir en España en este tiempo ¿no temes que los españoles puedan hundirse a pesar de las armas que les estamos enviando?

Por segunda vez fue el ministro de Armamentos Speer el que interrumpió la discusión.

—Franz, Eric, os pido que perdonéis mi ignorancia pero ¿por qué teméis que los españoles no puedan resistir? Su ejército es muy numeroso, está lleno de veteranos de guerra, y en Badajoz han luchado bastante bien.

—Eric, creo que esto te corresponde a ti —dijo Von Papen, que pensó que así el mariscal Von Manstein se obligaría a considerar otros puntos de vista.

—Como quieras, Franz —repuso el mariscal, que siguió su explicación dirigiéndose a Speer—. Albert, en España hay dos problemas. Uno es político: han sufrido una terrible guerra civil que ha creado hondas divisiones. Muchos de los soldados que luchan contra los ingleses en su día llevaron el uniforme de los republicanos. Ni entre los franquistas hay acuerdo, unos admiran a su Generalísimo, al que no sé qué le ven. Otros son monárquicos, con dos pretendientes al trono que no se pueden ni ver, y no falta quien aspira a suceder a Franco. Aun así, independientemente de las cuestiones políticas, que Franz te podrá explicar mejor —así Von Manstein eludía tener que defender la opinión del ministro de Asuntos Exteriores—, el problema de los españoles es su armamento.

—¿Les falta? —preguntó candorosamente Speer.

—Al contrario —siguió el mariscal—. Tienen montañas de armas sobrantes de su guerra civil. Pero son viejas, y de una miríada de tipos incompatibles entre sí. Durante su guerra civil los dos bandos rebañaron los arsenales de todo el mundo, llenando España de ferralla de los tipos y calibres más variopintos. Los franquistas, cuando vencieron, intentaron unificar su equipo, y almacenaron los tipos más raros. Pero ahora han tenido que abrir sus arsenales para equipar a las unidades que están formando con reservistas. Parece un museo: usan hasta fusiles sobrantes de la guerra ruso japonesa, unas antiguallas que Stalin vendió a los republicanos a precio de oro. Lo malo no es que los fusiles sean viejos, sino que cada uno precisa su propia munición. Necesitan por lo menos siete u ocho tipos de cartuchos para sus fusiles. En artillería es todavía peor: tienen muchos cañones pero están muy gastados, y son de multitud de tipos, también incompatibles. Lo mismo ocurre con los aviones, con los camiones, con todo: cuando tengo una pesadilla sueño que me tengo que encargar de la intendencia española.

—Pero eso es normal tras una guerra —dijo Speer—. Nuestros inventarios también dan miedo. Pero eso se soluciona con el tiempo, dejando las armas más viejas para las unidades de reserva o para frentes secundarios, y fabricando equipos modernos con los que sustituirlas. España no es Silesia, pero tiene cierta capacidad industrial. Supongo que estarán fabricando armas a toda prisa.

—Desde luego —le respondió el mariscal—, aunque la falta de carbón y de petróleo no les ayude. Pero lo malo no es que fabriquen poco, sino lo que fabrican: por ejemplo, están construyendo copias del caza biplano italiano Fiat CR-32, un trasto tan viejo que hasta los italianos lo han dado de baja, y que apenas vale para la instrucción.

—Eso es precisamente lo que no entiendo. Esperad un momento —dijo Speer mientras revisaba unos documentos—. Aquí lo tengo. Un biplano Fiat cuesta la mitad que un avión más moderno. Si como dices los Fiat no sirven como aviones de combate ¿para qué los construyen? A los españoles les resultarían más útiles cincuenta cazas modernos que quinientos Fiat. Seguir con esos biplanos es tirar tiempo y dinero.

Von Manstein miró a Speer con la expresión del maestro que enseña una lección a su alumno, y le dijo—: Albert, ese es tu campo ¿Los españoles podrían fabricar otras cosas mejores?

Speer respondió—. Desde luego. Durante la guerra los republicanos, que estaban peor, llegaron a fabricar cazas rusos I-15 e I-16. Eso también ocurre en otros campos: en España hay fábricas de armas y de automóviles que podrían afrontar la fabricación de tanques, y durante los años treinta no solo construyeron cruceros pesados sino que hasta pensaron en acorazados.

—Entonces, según vuestra opinión ¿por qué no fabrican armas modernas? —dijo Von Papen, visiblemente interesado.

Von Manstein dijo—: Albert, creo que tú sabes la respuesta, y se la podrás explicar a Franz mejor que yo.

Speer, que había entendido lo que pretendía indicar el mariscal, dijo:

—Es por culpa de nuestros industriales. El diseño de equipos avanzados requiere no solo diseñadores competentes y experimentados, sino una gran inversión, y España no puede afrontarla. Cuando los ingenieros hispanos consigan diseñar el caza que necesitan ya estará anticuado, e imaginad lo que pasaría si tienen que diseñar todos los tipos que requiere una fuerza aérea completa. Para la industria española sería mucho más práctico partir de modelos ya probados: creo que la producción de algún caza moderno como nuestro Bf 109 podría iniciarse inmediatamente si recibiesen nuestra asistencia, sobre todo por los motores.

—Pues adelante —repuso Von Papen.

—Eso no interesa a nuestros magnates de la industria —dijo Speer—. Para ellos lo mejor es seguir siendo los únicos que fabriquen armas modernas, pues así se enriquecen. Lo último que quieren ver es que nazcan otras industrias que les hagan la competencia. Como no se pueden negarse a las demandas de nuestros aliados, lo que hacen es pedir una cantidad desmesurada por las licencias de producción. Una vez las venden, tampoco prestan la asistencia técnica a la que se habían comprometido escudándose en que la industria alemana necesita hasta al último ingeniero. Eso les está pasando a los italianos, que están teniendo tremendos problemas para fabricar motores de aviación de patente alemana. El resultado es que italianos y españoles van a la guerra con armas anticuadas, y tienen que ser nuestro ejército y nuestra fuerza aérea los que les saquen las castañas del fuego.

—Eso no es del todo malo —intervino Schellenberg—, porque mantiene a nuestros aliados firmes a nuestro lado. Por otra parte nuestros industriales tienen derecho a conseguir beneficios por su inversión.

El mariscal Von Manstein, que había asentido durante la explicación de Speer, respondió—. Walter, que los países de la Unión Paneuropea dependan tanto de nosotros no es bueno, porque nuestro ejército no puede llegar a todo ¿recuerdas el plan Rotbart, el de la invasión de la Unión Soviética?

Speer misó al mariscal con cara de asombro: no sabía nada de eso. Von Manstein siguió—. Espero que no tengamos que ir a la guerra contra Stalin pero, de ser así, nuestras fuerzas no serán suficientes. Para derrotar a los rusos necesitaremos el auxilio de otros países miembros de la Unión, pero temo lo que podría pasar si enfrentamos a una división italiana con los supertanques rusos. Puedo entender que nos reservemos ciertos tipos de armas, pero equipar a nuestros aliados con quincalla es, militarmente, un error y muy grave.

Ahora fue Speer quien siguió—. Respecto a la cuestión de las licencias, podría entender a nuestros magnates si ellos hubiesen desarrollado las armas con fondos propios. Pero eso es la excepción: casi siempre ha sido el Estado el que ha financiado los nuevos proyectos. Creo que las licencias no debieran ser propiedad de los fabricantes sino del Reich, aunque, desde luego, los industriales deben ser recompensados por su esfuerzo, o no tendrían interés en mantener sus gabinetes de diseño. Pero una cosa es que reciban una cantidad razonable, otra que por interés personal estén perjudicando el esfuerzo de guerra. Porque cuando un italiano tiene que huir ante un tanque por no tener un buen cañón, debe ser un alemán quien pague con su sangre la codicia de nuestros plutócratas.

—¿Qué propones? —preguntó Von Papen.

—Que el Reich les obligue a que ayuden a nuestros aliados a fabricar equipo moderno, cediendo patentes y proporcionando asistencia industrial, a cambio de una retribución justa. De paso así podríamos conseguir estandarizar el equipo de nuestros ejércitos, lo que siempre resulta beneficioso.

Von Manstein apoyó la propuesta—. Albert, me parece una idea excelente. Ya en su día le propuse al nunca suficientemente llorado Statthalter —Schellenberg rio entre dientes— que se iniciase la producción conjunta de armamentos. Además le propuse la especialización: por ejemplo, nosotros los motores, los italianos las células, los franceses el armamento… reservándonos la distribución y el montaje, para que ninguno de nuestros queridos aliados pueda armarse por su cuenta. Si Francia se pone díscola, que se encuentre con sus fábricas llenas de células de aviones sin motores, o de chasis de tanques sin cañones.

Von Papen también se mostró de acuerdo—. No me parece mala idea. Esas cesiones tecnológicas resultarán una gran baza para nuestra diplomacia, y poder controlar el rearme de algunos de nuestros aliados, especialmente de los franceses, es una medida muy prudente.

Solo Schellenberg mostró alguna reticencia—. Si estáis a favor, se hará. Pero os advierto que esta medida va a sentar muy mal en determinados círculos.



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Mensaje por Gaspacher »

Domper escribió:Los submarinos estaban atacando a los convoyes, pero estaban formados por buques rápidos y estaban fuertemente escoltados, por lo que no les causaron demasiadas pérdidas, y los refuerzos llegaban sin problemas.
Tanto como sin problemas no creo, los convoyes podrían estar formados por buques rápidos si los encontraban que tampoco había tantos, pero aun así estaban obligados a seguir rutas muy predecibles rumbo a dos únicos puertos de entidad como son Lisboa y Oporto. El peaje a cobrar por submarinos y aviación sin duda sería caro y las bajas continuas, ahí está Pedestal como ejemplo, y no solo en mercantes sino también en buques militares obligados a escoltar a los primeros para defenderlos de ataques de superficie (acorazados y cruceros), aéreos (portaaviones, cruceros y destructores), y submarinos (destructores y fragatas).

Posiblemente la Royal Navy fuese la gran perjudicada de la aventura española
Domper escribió:Cuando dé la orden espero poder llevar un cuerpo de ejército Panzer a España en diez días
Se ve que no conocen las carreteras españolas... Después de la campaña de bombardeos de la RAF descrita imposible, y eso aun teniendo en cuenta que has enviado ingenieros a reparar las líneas férreas que supongo seguiran siendo machacadas por la RAF. Un trozo de vía férrea se repara con relativa facilidad, pero un puente se tardaba meses en construirlo, así que considerando la limitada infraestructura ferroviaria española un par de meses como mínimo.
Domper escribió:en 1939 les costó dos meses llevar un cuarto de millón de soldados a Francia, que tienen al otro lado del Canal, a unas pocas horas de navegación y sin necesidad de organizar convoyes. Sin embargo, un convoy que navegue hasta Lisboa necesita dos o tres días para llegar, otros tantos para volver, más el tiempo de cargar y descargar. Los ingleses no tienen tantos barcos como para mover un cuarto de millón de hombres, con su equipo, en tan poco tiempo. Basándome en su capacidad de transporte estimo que en Portugal hay como mucho 150.000 británicos, y probablemente bastantes menos.
Para ser sinceros la situación ya no es la de 1939, y todas las fuerzas del Imperio Británico e incluso de naciones aliadas ya han sido movilizadas, solo hay que ver la diversidad de mercantes que formaron parte de los convoyes que aprovisionaron la isla durante la guerra. La parte positiva es que tampoco es que estuviesen muy sobrados como para enviar nada.
Domper escribió: cuando tengo una pesadilla sueño que me tengo que encargar de la intendencia española.
Durante la GC los republicanos si utilizaron fusiles muy anticuados, incluidos algunos modelos monotiro del siglo anterior, pero creo que esos fueron desechados rápidamente por los nacionales... Y se ve que desconoce la profundidad de los arsenales alemanes... :green: si arramblaron armas de medio mundo.

Domper escribió:Los ingleses están enviando sus tropas desde la India y cada vez son más fuertes. Si esperamos mucho no podremos vencerles.
Las tropas pueden llegar desde la India, pero las armas y equipos deben circunnavegar África, lo que también lleva su tiempo y riesgos.


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Mensaje por Domper »

Me dan ganas de escribir un capítulo con las aventuras y desventuras del teniente Borja…

Por partes:

– Los soldados se llevaban (en la LTR) con buques de pasaje rápidos, que resultaban muy difíciles de interceptar. Un submarino que se mueva a 20 nudos lo tiene muy crudo contra un pequeño convoy a 16 nudos. Otra cosa, el armamento.

– Lógicamente las derrotas de los convoyes serían muy largas, para evitar a la aviación y en parte a los submarinos. Aun más largas que en la LTR los de Portugal. Nada que ver con Pedestal, donde el convoy era esperado (en Algeciras había incluso prismáticos), y la ruta era absolutamente predecible.

– Las armas anticuadas o raras serían almacenadas, hasta que tocase equipar reservistas. Lógicamente, se usarían para misiones clave como la guarnición de Formentera. Aun así quedarían cuatro calibres muy abundantes: 7,92,7,62, 7 y 6,5. Más el 9 largo y el 9 Parabellum. Los alemanes rapiñaron mucho, pero al frente (salvo en 1945) solo mandaban tropas con equipo estándar, en fusilería. Otra cosa camiones, etcétera.

– De las vías férreas, me temo que darle a un puente no es fácil, y lo que había en España tampoco eran el Golden Gate que no se pudiesen reconstruir. Pasa por el Museo del Ejército y revisa lo de los puentes construidos durante la GCE.

– De la India, a estas alturas creo que queda claro que eran equipadas con la ayuda norteamericana.

Saludos



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Mensaje por Gaspacher »

Un soldado de infantería sin armamento pesado y suministros vale de muy poco, no hablemos ya de las unidades pesadas y aéreas que precisaran ingentes cantidades de combustible y pertrechos...

Aun así las bajas serían muy elevadas o los alemanes, españoles e italianos se han vuelto tontos de repente, y eso sin considerar que bombardeos masivos en Lisboa y Oporto podían destrozar completamente esos puertos y dejar inermes el cuerpo expedicionario.

Por mucho rodeo que se de, las rutas seguirán siendo muy predecibles. Se conoce el origen y el destino, un destino que está al alcance de las fuerzas aéreas paneuropeas...

Pedestal me parece un buen ejemplo. Su ruta por el mediterráneo una vez dejado atrás Gibraltar tampoco era tan predecible, y el que fuese esperado y se localizase al pasar por el estrecho no es una ventaja significativa toda vez que ahora se esperan convoyes semanales como mínimo, convoyes fácilmente localizables por medios aéreos desde Galicia o Bretaña y que además tienen que cruzar la ruta de salida de los U-boot que se dirigen a operar en el mar del norte. Así que esos convoyes tal vez no sufriesen las bajas acumuladas en Pedestal, pero a cambio se enfrentaría a un constante desgaste día tras día mientras durase la campaña.

Yo lo dejaría en el 7mm, y como mucho el 7.92, a menos claro que estemos hablando de movilizar millones de hombres que España difícilmente tendría. Y los alemanes tenían sus propios problemas, al principio de la guerra las SS y la Luftwaffe utilizaron calibres distintos a los del ejército al no poder recurrir a los proveedores oficiales, y en muchos casos se hicieron con importantes cantidades de armas capturadas.

No sería fácil pero se hacia, aun más si no había oposición como en la España que has mencionado. En el Ebro puentes más pequeños fueron destruidos cada dos por tres, claro que no eran pesados puentes de hierro para el ferrocarril sino ligeros puentes de madera, pero eso mismo dificulta la reconstrucción de los primeros.

saludos


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Mensaje por Domper »

Por partes:

– Destruir los puentes del Ebro costó muchísimas misiones, teniendo superioridad total y atacando puntos muy concretos. Aun así, los puentes estuvieron en servicio casi continuamente. Hubo más casos de puentes destruidos (como el de Amposta por un He 59) pero hablamos de ataques a baja cota contra un enemigo con pocas defensas.

– Pedestal no tiene nada que ver con los convoyes a Lisboa, ni por asomo. No es lo mismo pasar por varios estrechos, por una ruta predecible casi a la yarda, que dirigirse a Lisboa, sin saber cuándo salen ni por donde van y todo el océano para buscar. Respecto a lo de destruir los puestos, como si en la LTR se consiguiese con tal facilidad.

– No recuerdo las disponibilidades de Máuser de 7 y de 7,92, pero justo llegarían para todo el mundo. Recuerda que España podía movilizar un millón y medio de soldados con relativa facilidad.

Saludos



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Luis M. García
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Mensaje por Luis M. García »

Domper escribió:Diario de Von Hoesslin...
Joé, eso no fue un post, Domper, fue un muro.. Por lo menos. A ver si fue eso lo que inestailizó el Foro estos días... :green:

En fin, a lo mollar. No sé por qué razón la moral de los españoles en la LTU habría de sucumbir más fácilmente a las penurias de la guerra que la de los Brits o los boches en la LTR. Por otro lado creo que concedes demasiada relevancia a la "disidencia" interna al régimen de Paquito.

Siendo cierto que los años 40 y especialmente su segunda mitad fueron los más duros, así como que ciertamente hubo dentro del régimen sensibilidades fuertemente monárquicas, no es menos cierto que ni las carestías sufridas por los españoles a consecuencia de lo mal visto que estaba el régimen, ni mucho menos los diletantismos monárquicos fueron capaces de hacer trastabillar al jlorioso movimiento nacional. Recordemos que hubo una carta a Paquito que firmaron varios generalotes de querencias monárquicas sugiriéndole que podría apartarse y dejar paso nuevamente a un monarca en la Jefatura del Estado y como el astuto ferrolano los llamó ante él uno a uno y los dejó suaves como la seda y que se sepa -que de esto poco se sabe- sin que hicieran falta amenazas. Igualmente, a raiz del aislamiento que sufría el régimen por parte de la ONU y las carestías que esto traía consigo, se convocó una manifestación de apoyo al régimen a finales del 46 o principios del 47 que tuvo un seguimiento bastante significativo. Por último, si Franco hubiese tenido una oposición interna mínimamente significativa el maquis hubiera encontrado algo más de apoyo entre el pueblo no afecto al régimen y la realidad es que no tuvo apenas ninguno, ni siqueira en lugares tan favorable teoricamente como Asturias.

En realidad el prestigio de Paquito dentro de España era enorme, la totalidad de los que se sintieron agredidos de una manera u otra por el Frente Popular (FP) estaban con él a muerte y los que no habían sido agredidos pero habían visto con horror el estado de cosas entre el 16 de febrero y el 17 de julio de 1936 también. Así que dado que la mayor parte de los elementos más ideologizados y combativos del FP estaba bajo tierra o exiliado, eso de que el gobierno de Paquito se tambaleara porque los pérfidos nos dejasen caer unas toneladas de bombas... como que no. :manono:

En cuanto al tema de las armas no me suena que el FP hubiera montado en España el I-16 como si hizo con el I-15, pero ojo, montado, no fabricado, al menos los motores venían de la URSS.

Saludos.

PD. Ah! Se me olvidaba,
Me dan ganas de escribir un capítulo con las aventuras y desventuras del teniente Borja…
Síííí Domper, porfa, porfa, sííííí... :rezo: :rezo2:

Y que acabe en el extemo de una bayoneta pérfida... :militar21: :militar21:

Imagen


En cuanto al tema del armamento


Qué gran vasallo, si hubiese buen señor...
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Mensaje por Gaspacher »

Bien, porque la España que has descrito no tiene ninguna defensa, los medios de ls RAF son muy superiores a los empleados en la GC, y han disfrutado de meses de tiempo.

Depende de para que lo tengas en cuenta. La destruccion de un convoy completo es poco probable, pero que los convoyes estarian al alcance y serian dometidos a todo tipo de ataques que provocarian un reguero de perdidas es casi una certeza. Y en Pedestal el unico estrecho que cruzaron lo hicieron de noche y sufriendo un unico ataque por parte de las torpederas. No digo que sufririan docenas de ataques aereos y submarinos por convoy, pero si que estarian sometidos a una costante presion que les causaria bajas de forma constante.

En el 39 unos 700000 entre los dos, y se ha dispuesto de otro año de produccion.


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Mensaje por Domper »

Sobre la posible disidencia interna, mi guía es lo ocurrido en Italia en 1943. Una cosa es que todo el mundo pensase “el invicto es un ca**** pero por lo menos no nos mete en la guerra”, y muchos otros que lo que pensarían sería “malo lo tenemos, pero a ese ca**** no lo mueve nadie de su asiento, mejor adaptarse que morir”. Pero estando en guerra, con penurias aun mayores, y con el enemigo (y la posible liberación) al otro lado de la raya, a saber.

Lo mismo con lo de los generales. En la LTR sabían que sus puestos y, probablemente, sus cabezas, dependían de la pervivencia del régimen. En este escenario…

Pero paciencia.

Saludos



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Mensaje por Domper »


Parece mentira lo complejas que pueden llegar a ser las decisiones de gobierno. A veces parece que se pueda decir “ayudemos a los italianos a fabricar aviones” y que automáticamente empiecen a salir aeronaves de las fábricas como churros. Pero el proceso resulta mucho más complejo.

El primer problema es decidir qué. Lo que, de nuevo, es una decisión más difícil de lo que parece. Porque aunque uno diga “quiero esto”, ese “esto” no empezará a salir de las fábricas hasta dentro de uno o dos años, plazo que en época de guerra, cuando la técnica militar progresa a pasos agigantados, es una eternidad. El avión que hoy domina los cielos puede estar irremisiblemente anticuado dentro de dos años. Pero si se escoge el prototipo maravilloso que parece que va a ser la panacea bélica, y luego no resulta, se habrán perdido un tiempo crítico. Elegir el punto de equilibrio no siempre resulta tarea fácil.

En el campo de la guerra terrestre, por suerte o por desgracia, no había demasiadas opciones: nuestros tanques eran muy inferiores a los monstruos de acero soviéticos.

Para nuestra fortuna la primavera pasada había desertado una compañía de tanques rusa equipada con su nuevo tanque pesado, el Kliment Voroshilov KV-1. Al inspeccionarlo pudimos apreciar como la inteligencia de sus constructores estaba de vacaciones, porque el interior del blindado parecía pensado con los pies. Pero el que diseñó la coraza y el armamento sabía muy bien lo que hacía: el KV-1 era invulnerable a los cañones de nuestros tanques, y su potente cañón de 76 mm podía derrotar a cualquier tanque alemán. El interrogatorio de los desertores nos reveló que los soviéticos tenían también nuevos tanques medios y ligeros. Como por entonces aun manteníamos relaciones comerciales con la URSS, les propusimos intercambiar un lote de tanques aliados capturados, a los que suponíamos que los soviéticos querrían echar un ojo, por ejemplares de sus nuevos carros de combate.

Los rusos no solo quisieron cedernos ninguno de sus tanques, sino que insistieron que se les devolviesen los KV-1 desertores. Finalmente se llegó a un acuerdo: se entregaron los restos de los KV-1, diciendo que las dotaciones de los tanques los habían destruido al ver que habían quedado atrapados en territorio alemán; suponíamos que los soviéticos habrían aplicado a los sospechosos de deserción su tratamiento habitual —unos gramos de plomo en la nuca— y no podrían contradecirnos. Así intentamos disimular las pruebas que habíamos hecho en los tanques, o que faltasen algunas piezas. Porque no hará falta decir que se había inspeccionado cada tornillo de los blindados rusos, habíamos probado exhaustivamente sus motores, sus cañones y sus radios, comprobado el efecto de nuestros cañones sobre sus corazas, e incluso habíamos conservado algunas muestras de metal. Supongo que los rusos que recibieron los restos notarían el efecto de los cañonazos de prueba, pero no podíamos hacer otra cosa. Además de devolver los restos, cedimos a los rusos algunos blindados ingleses, franceses y norteamericanos que habíamos capturado. A cambio nos dejaron inspeccionar —solo inspeccionar, ni siquiera permitieron hacer fotos— algunos de sus nuevos tanques. Ya conocíamos varios tanques ligeros, pues los habían usado en Finlandia. Tenían también una nueva versión del KV-1 con algunas mejoras. Pero había tres tanques que eran completamente desconocidos para nosotros. Uno, el T-60, era poco más que una tanqueta de exploración. Otro, el T-50, era un tanque ligero, equivalente a nuestros Panzer III, algo peor armado, aunque con una coraza oblicua que le proporcionaba más resistencia. El tercero, el T-34, era formidable. Era un tanque medio de la categoría de nuestro Panzer IV, pero estaba mucho mejor blindado, tenía el mismo armamento que el KV-1, y era muy veloz. Simplemente, estaba un paso adelante respecto a nuestros carros de combate.

Cualquier cosa que construyésemos tenía que ser superior a los T-34 y KV-1, y no iba a ser fácil. El mariscal había dado la orden de potenciar el armamento y la coraza de nuestros Panzer III y IV, pero eso solo sería una medida temporal, ya que nuestros vehículos estaban al final de su vida operativa, mientras que el T-34 era un diseño nuevo que admitiría muchas mejoras. En Alemania estaba muy avanzado el diseño de un tanque pesado, el Panzer VI Tiger, que sería capaz de batir a los tanques rusos. Pero era un blindado pesado que prometía ser caro y engorroso. Por tanto, solo había una opción: era preciso un nuevo diseño para sustituir a nuestros Panzer III y IV, y también a los M14/41 italianos y Somua S.40 franceses. Von Manstein y Speer decidieron invitar a empresas alemanas y europeas para que presentasen sus propuestas, pero con una condición: el nuevo tanque tenía que empezar su producción en serie en nueve meses. El objetivo parecía irrealizable, pero Speer indicó a Von Manstein que la industria solía tomarse los plazos con cierta libertad, y si se les daba un año, tardarían año y medio. También habría que exigirles características que sin ser desmedidas, harían que el nuevo tanque fuese muy superior a cualquier cosa que tuviesen entre manos rusos, ingleses o norteamericanos.

Respecto a los demás tipos de blindados necesarios para armar las divisiones acorazadas del Pacto de Aquisgrán hubo menos problemas. Como cañón de asalto y cazacarros el StuG era magnífico, especialmente la nueva versión armada con el cañón de 75L43, aunque tal vez pudiese remodelarse su frontal para que tuviese coraza inclinada como la del T-34. Para las misiones de reconocimiento, que eran menos comprometidas, franceses e italianos tenían sus propios diseños, y nosotros con nuestros Sd.Kfz. 232 estábamos encantados. También teníamos excelentes semiorugas, aunque Speer señaló que eran un poco caros de fabricar y tal vez en un futuro conviniese sustituirlos por un blindado que solo tuviese cadenas. Para eso, los chasis del Panzer II y sobre todo del Panzer 38 eran ideales, y servirían lo mismo para transportes acorazados como para blindados de reconocimiento o apoyo. Aunque franceses e italianos prefirieron más adelante un diseño francés, de Lorraine, tras algunas modificaciones que hicieron tras estudiar las tanquetas inglesas que habíamos capturado.

Con la satisfacción del deber cumplido Speer y el mariscal dieron por finalizada la reunión. En un par de años el arma acorazada del Pacto sería completamente renovada, y no tendría nada que temer de nadie.
Última edición por Domper el 18 Ago 2015, 11:01, editado 1 vez en total.



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Mensaje por Luis M. García »

Domper escribió:Sobre la posible disidencia interna, mi guía es lo ocurrido en Italia en 1943.
Pues como un huevo a una castaña se parecen ambas tesituras históricas, estimado Domper. Para 1943 el Duce llevaba algo más de 20 años en la poltrona, sus mejores días ya quedaban lejos y su régimen Fascista se hallaba en franca descomposición. Por el contrario Paquito y su Movimiento Nacional estaban en la cresta de la ola con una guerra recien ganada y el presitigio intacto. Además, Paquito no metió a España en la guerra, fue Churchill... :explica2: :green:

Lo de la unidad soviética que había desertado con sus KV-1 no lo recordaba, pero me parece que de darse hubiera supuesto un duro y muy comprometido incidente diplomático que a buen seguro habría traído una congelación en las relaciones Alemania/URSS. Y bueno, que el muy paranoico padrecito Stalin hubiera accedido a intercambiar sus mejores carros por unos cuantos diseños británicos o yanquis... Eso es absolutamene inverosimil, lo pintes como lo pintes. :desacuerdo:

Pero como dice el ex-SH, tú eres el SH y esta es tu Obra. :cool:

Saludos.


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