Ucronia España vs EE.UU., Duelo de aguilas

[Gaspacher]

SUBIC, 30 de abril de 1898, 10:30 hora local

El crucero protegido Boston y el cañonero USS Concord acababan de aparecer en la bocana de Subic para inspeccionar la entrada a la bahía, donde fueron recibidos por algunos disparos de las baterías de la entrada que no causaron daños. Poco después tras retirase a una distancia prudencial, el Concord se dirigió a mar abierto mientras el Boston permanecía vigilante bloqueando el puerto.

Mientras en la bahía el contralmirante Montojo alertaba a sus fuerzas mientras pensaba para sí… ¿cuál sería la suerte de los cañoneros Isla de Cuba e Isla de Luzón destinados en las Marianas? ¿Y la de los cruceros auxiliares Leon XIII y el Reina Cristina, enviados a hacer el corso a aguas de la costa oeste norteamericana? ¿Cuáles serían las intenciones del comandante norteamericano Dewey?

Si optaba por bombardear Manila, tan solo dañaría la ciudad y causaría bajas civiles para nada, arriesgándose a cambio a sufrir daños e incluso perder alguna de sus unidades ante la poderosa artillería de costa.

Si por el contrario optaba por ir a buscar los cañoneros situados en las islas del que empezaba a ser conocido como el escudo, perdería días y días buscando entre los diferentes archipiélagos, dando tiempo a las fuerzas de Filipinas a mejorar sus defensas.

Si por el contrario decidía ir a por él… bien, en ese caso se las vería con la artillería de costa y la de los buques.

Mientras Montojo se debatía en sus pensamientos, a bordo del crucero protegido Olympia, buque insignia del comodoro Dewey, este se había reunido con los comandantes de los buques. Se había confirmado la presencia de la escuadra española en Subic, pero a menos que estuviesen resguardados al fondo de la bahía, se evidenciaba la falta de los dos cañoneros clase Isla de Luzón.

Esto planteaba un problema estratégico de importancia. Si como parecía esos cañoneros aguardaban en la micronesia, estaban situados entre los EEUU y la zona de operaciones, y por lo tanto podían tratar de interceptar los suministros o refuerzos que se enviasen a la zona. Además podrían suponer una amenaza si la escuadra norteamericana quedaba muy dañada en el ataque. Por otro lado si anulaban el ataque a la escuadra española para emprender la búsqueda de esos buques en la micronesia, los españoles ganarían el tiempo que tanto precisaban. Más aun por cuanto se verían obligados a buscar en diferentes archipiélagos, y entre decenas de islas.

Tampoco era fácil decidir donde atacar. Según parecía las defensas de la entrada de Subic no eran demasiado poderosas, unos 4 ó 5 cañones como mucho, todos de calibre mediano, entre 120 y 170mm como mucho. Esto confirmaría las impresiones del cónsul Williams y posiblemente se trataría de los cañones de 15cm del Castilla. Sin duda podrían superarlas, pero no antes de recibir algunos daños, y dependería de los daños que sufriesen ante esas baterías las posibilidades de victoria que les restasen frente a la escuadra enemiga.

-¿Qué sabemos de Manila?-Pregunto Dewey

-Manila cuenta con varias baterías de costa para su defensa y la de Cavite. Según los informes recibidos, las piezas más peligrosas de las que disponían hasta hace un par de años eran 4 cañones de hierro rayado sunchado CHRS de 240mm modelo 1881 emplazados hace tiempo. Recientemente han recibido 6 de los nuevos Ordoñez de 15cm salidos directamente de las fábricas españolas como refuerzo. Aunque desconocemos si están instalados, el cónsul Williams parecía inclinarse a creer que sí.

Además existen numerosas piezas anticuadas, las más peligrosas son unos 10 obuses de avancarga rayados de 210mm y otros tantos de 160mm. Sin embargo el cónsul Williams señalo de importantes obras de artillado y entre los comerciantes chinos que entrevistamos en Hong Kong, existen rumores de que el ejército envío recientemente al menos dos cañones Armstrong de 305mm, otros dos de 254mm, retirados de España, pero al ser un redespliegue es difícil de comprobar. Sin embargo me preocupa que las labores detectadas por los viajeros hablen de labores de fortificación mucho más importantes de las que se precisarían para esos 4 nuevos cañones. Los rumores recogidos en Hong Kong hablan del artillado con piezas navales procedentes de unidades desactivadas. Posiblemente entre 4 y 6 cañones de 20cm, y otros tantos de 15cm. Además creemos que disponen de varios torpedos fijos, pero no demasiados.

-Sí es cierto, atacar Manila sin el Oregon se me antoja imposible. -Intervino el capitán Joseph B Coglan, comandante del Raleigh. -Un impacto de esos mastodontes puede destrozar cualquiera de nuestros buques.

-Podríamos dar una pasada y bombardear la ciudad antes de retirarnos. –Sugirió el capitán Nehemiah M Dyer, comandante del Baltimore.

-No, eso es inasumible. Arriesgaríamos la escuadra para nada. Aun en el mejor de los casos podríamos recibir algunos impactos y quedariamos en desventaja ante una posterior salida de la escuadra española. –Reflexiono Dewey. –Sin duda es lo que busca ese sabueso de Montojo. Nos ofrece dos difíciles elecciones, Filipinas o Micronesia, morder en el duro hueso de Manila, y posiblemente tener que retirarnos dañados y a miles de millas de nuestros puertos, dejando su escuadra intacta y como dueña de las aguas, cuando no en disposición de atacarnos por la espalda, o jugárnosla en la entrada de Subic para acabar con su flota.

-Además, las órdenes del secretario de Marina Long han sido tajantes, hay que destruir la escuadra española. –Recordó Lamberton.

-¿Existe la posibilidad de esperar los monitores y cruceros auxiliares de refuerzo? –Edward P Wood, comandante del cañonero Petrel

-No a menos que queramos ver como nos sustituyen por indecisión. –Respondió de nuevo Lamberton. –En Washington quieren que se lleven a cabo acciones ofensivas desde el primer día, y nos ha tocado a nosotros empezar.

-No me gusta nada. –Abundo Gridley. –Me da la sensación de estar haciendo exactamente lo que quieren los españoles.

-Manila o Subic, Filipinas o Guam…-Reflexiono Dewey pensativo…

[Gaspacher]

SUBIC, 1 de mayo de 1898, 05:20 hora local

La escuadra norteamericana avanzaba hacia Subic decidida a poner a prueba las defensas españolas, calculadas en unos 4 cañones de 15cm, situados en sendas baterías, una en la isla Grande, situada en la entrada de la bahía, y la segunda en la punta Macmany, cubriendo la entrada desde la orilla norte. Mientras, la conocida como entrada chica de la bahía, situada entre la isla Grande y la punta Canayan, había sido inutilizada por los españoles al hundir algún buque, del que el día anterior tan solo observaron los mástiles desde el Concord.

Esas dos baterías no parecieron preocupar demasiado a Dewey que encabezo el ataque a bordo del Olympia, seguido del Baltimore, el Raleigh, el Boston, el Concord y, cerrando la formación, el Petrel. Tras ellos el aviso de 1.400 toneladas McCullock, se preparaba para explorar la entrada de la bahía en busca de torpedos fijos, en cuanto las baterías de la entrada hubiesen sido eliminadas. En el horizonte se adivinaban los primeros rayos de sol que, empezaban a recortar la costa situada a unas millas de distancia, pronto empezaron a sonar los primeros disparos de las baterías de costa. Quedaron cortos, la escuadra norteamericana, continuo acercándose hasta los 4.500mts antes de responder.

-Responda al fuego señor Gridley. -Ordeno Dewey poco después.- Y que el resto de buques hagan otro tanto según tengan a tiro esas baterías.

El Olympia retumbo con los dos primeros disparos de los cañones de 20cm, acompañados rápidamente por los disparos de los cañones de 13cm situados en las bandas. Tras ellos, los cañones del resto de la escuadra hicieron otro tanto poco después. Pronto, las explosiones se sucedían en la costa filipina, mientras desde esta, la artillería española respondía esporádicamente.

A bordo del Olympia, el comodoro Dewey decidió que la respuesta española era intermitente y aleatoria, por lo que ordeno a la escuadra acercarse hasta los 2.000mts de la entrada. Ahora los grandes cañones de 20cm podían disparar casi a placer sobre las piezas españolas, aunque estas continuaron defendiéndose con bravura, ya que al estar semienterradas quedaron a salvo de los peores efectos del bombardeo norteamericano.

Finalmente, a las 06:16 horas, tras más de media hora de feroz defensa, los artilleros de la batería B, situada en la isla grande, abandonaron sus piezas huyendo del feroz bombardeo. Tan solo quedaba ya un cañón español de la batería A en activo, en Macmany, al haber resultado dañado el segundo. Debido a esto, el comodoro Dewey considero que el McCullock podía adelantarse en busca de minas en la entrada de la bahía.

El McCullogh se adelantó con la prevención normal en un buque obligado a navegar a escasa velocidad frente a los cañones enemigos buscando minas, afortunadamente estos siguieron centrados obstinadamente en la escuadra, permitiéndole realizar su tarea sin complicaciones. Al mismo tiempo, el McCullogh realizo labores de exploración, comunicando por medio del heliógrafo la disposición de la escuadra española en la bahía.

>>Escuadra española, distancia aprox 5.000 yardas entrada. Disposición escuadra, norte a sur, cañoneros Reina Cristina, Castilla, 4 Velasco. Varias gabarras situadas frente a ellos.<<

A las 07:10, recibida la confirmación del McCullogh, sobre la ausencia de torpedos en la zona, el comodoro Dewey decidió forzar la entrada de la bahía y acabar con la escuadra española, hasta ese momento su duelo con las baterías de la entrada tan solo había supuesto el recibir 6 impactos, 3 en el Olympia, e en el Baltimore y 1 en el Concord. Las bajas totales eran de 6 muertos y heridos, y los buques continuaban a pleno rendimiento.

La verdadera batalla estaba a punto de comenzar.

[Gaspacher]

SUBIC, 1 de mayo de 1898, 06:20 hora local

El sargento Prieto, era un artillero leones del ejército enviado como refuerzo a la batería B que, tras la muerte del alférez de navío Pérez, había acabado convirtiéndose en el militar de mayor graduación de la batería. Durante unos minutos lo habían pasado especialmente mal, al ser objeto del fuego de varias piezas de 20cm y otras muchas de 13cm, pero ahora, una vez sobrepasados por la escuadra, empezó a reagrupar a sus hombres.

-¡Rápido, volved aquí! ¡Volved aquí os digo! -Gritaba arrastrando a los asustados artilleros de vuelta a los cañones.- ¡Los cañones están bien y solo hemos tenido 3 bajas! Retiradlas y comprobad los cañones! -Ordeno mientras agradecía las zanjas en las que estaban emplazados los cañones y que les habían protegido de la metralla y permitido escapar (1). Poco después las dos piezas volvían a hacer fuego sobre el Concord, mientras a su derecha la batería A volvía a tirar sobre el Petrel, aunque con un único cañón. Sin embargo los cañoneros casi habían entrado en la bahía y pronto quedaron fuera de tiro. (2)

Mientras, a bordo del Reina Cristina, el contralmirante Montojo observaba la evolución de los buques norteamericanos que, en esos momentos se adentraban en la bahía. Los norteamericanos han vuelto a ponerse en marcha. –Comunico el capitán Luis de Cadarso, comandante del buque. –Avanzan a poca velocidad, y acaban de alcanzar la Marca Roja. –Indico refiriéndose a una de las señalizaciones de distancia que, habían tomado utilizando la costa como referencia, en las semanas anteriores, distancia 5.800mts.

-Abran fuego, D Luis. –Ordeno el contralmirante Montojo, comenzando así la batalla.

Pronto los disparos de los buques españoles resonaron en la bahía, alcanzando al Olympia con tres disparos de la primera andanada, gracias a conocer de forma precisa la distancia hasta el buque. Los daños sin embargo eran leves, y la escuadra continuo adentrándose en la bahía, mientras, una vez superada la isla Grande, viraba a estribor para presentar el mayor número posible de cañones de su costado a los españoles.

-¡Comodoro! -Dijo el capitán Gridley. -Sus buques aunque parecen tener las calderas encendidas, están detenidos y podemos cortar su línea por su popa sin problemas.

-Ya lo veo capitán. -Respondió Dewey retirando los prismaticos de su rostro, mirando con cara de preocupación a la lejanía mientras el tronar de los cañones sonaba ensordecedor. -Hay algo que no me gusta, es una brecha demasiado evidente... dispararemos desde lejos hasta que comprobemos cual es la intención de Montojo. -Decidió.

La distancia era ahora de cerca de 4.300mts, y por fin la escuadra norteamericana empezó a responder al fuego español. El acierto sin embargo fue muy deficiente, quedando muy corto. Mientras, los cañones españoles, en lugar de continuar el fuego sobre el Olympia, continuaban el fuego zonal, disparando sobre la demarcación Roja. Así, en los primeros 20 minutos de batalla, lograron acertar 3 veces al Olympia, 2 más en el Baltimore, 4 en el Boston, 3 en el Concord, y 4 en el Petrel, aunque su efectividad se redujo enormemente en cuanto estos buques abandonaron dicha zona.

En los minutos siguientes, la artillería norteamericana empezó a imponerse, si bien con tan poco acierto como la española, aunque con la especial ventaja que le otorgaba el contar con las protecciones blindadas. Los daños en los buques españoles se empezaban a acumular a pesar de contar con las gabarras rellenas de arena que protegían sus costados.

A bordo del Reina Cristina los daños empezaban a revestir cierta seriedad, tras haber sido alcanzados por al menos dos disparos de 20cm y 3 ó 4 de 13cm, habiendo sufrido ya sus primeras 7 bajas. Al menos, la presencia del Castilla en la línea de combate, más como pontón para atraer el fuego enemigo, tras haberle dejado un cañón de 57mm a bordo, había aliviado su situación durante unos minutos. Pero ahora, con los primeros incendios a bordo del Castilla, y acallado el cañón tras resultar muertos o heridos sus 5 artilleros, los cañones norteamericanos volvían a disparar sobre ellos.

Eran las 08:40, y había llegado el momento de mostrar su as en la manga, pensó el contralmirante Montojo.

1. En los Dardanelos, 18 años después, los artilleros turcos volvieron una y otra vez a sus generalmente intactas piezas tras ser obligados a retirarse por el fuego de una docena de acorazados que, sin embargo, no consiguieron acallarlos. Durante la propia guerra hispanoamericana solo fue destruido un cañón de costa.
2. Por esta acción el sargento Prieto seria recompensado con la Cruz Laureada de San Fernando

[huarlot]

por dejarme a medias la batalla

[Gaspacher]

Es por no saturarle, ahora bien, si lo desea tardo tres segundos en postear el final...

a que mola la impaciencia que nervios, Dios mio...

[Gaspacher]

http://i1365.photobucket.com/albums/r74 ... 140752.png

http://i1365.photobucket.com/albums/r74 ... 140752.png

[Luis M. García]

Aaaaaarghhh!

Dónde diablos está el final de la batalla??

Voto al chápiro verde!! Lo prometido es deuda...

[Gaspacher]

SUBIC, 1 de mayo de 1898, 08:50 hora local

A bordo del Olympia todo parecía marchar bien, durante la batalla las distancias a la escuadra española se habían reducido a 3.500mts, y esta empezaba a mostrar signos visibles del desgaste aunque seguía enfrentándose a ellos con decisión pese a que, su cadencia de fuego era sensiblemente inferior a la propia. Tan solo la posible presencia de torpederos fijos frente a la escuadra española, contenía a Dewey de lanzarse al ataque y cortar la inmóvil línea enemiga. Esa brecha en su popa era tan tentadora que a duras penas resistía la tentación.

La propia escuadra norteamericana, había realizado dos pasadas frente a los españoles (1), presentaba daños leves, pues la precisión del fuego español se había resentido mucho en cuanto sobrepasaron la entrada. En opinión del comodoro Dewey, la única duda era si lograrían vencer antes de agotar sus municiones. Todo cambiaría instantes después, cuando se acercaba de nuevo a la costa de Punta Navasan.

-¡Capitán! –llamo uno de los vigías, unos minutos después. -Hay extraños movimientos en tierra, justo a proa. –Se trataba de piezas de artillería española situadas allí que, por fin habían empezado a librarse de los ramajes con los que las habían ocultado para participar en el combate. –¡Son cañones! –Fue la aterradora advertencia llegada segundos después.

-¿Cañones? –preguntaron al unísono Dewey y Gridley abalanzándose sobre sus prismáticos-

-Capitán, el Boston advierte que los españoles están desenmascarando varios cañones a popa y hacen fuego desde allí con artillería de costa y también con piezas de campaña, y están recibiendo muchos disparos de fusilería. -

-¡Gridley! –ordeno Dewey, mientras los primeros proyectiles de 16cm de los cañones del Reina Cristina, y los de 12cm de las dos piezas desmontadas del Juan de Ulloa, empezaban a caer sobre ellos. –¡Sáquenos de aquí! ¡Esto es una maldita encerrona!

La encerrona a la que se refería, había sido diseñada por el Tte. de navío Godoy y el contralmirante Roca dos años antes. Para ello, se habían construido emplazamientos de artillería en la costa este de la bahía, en las puntas de Navasan y Pamocan, así como en la costa oeste, al sur del río Agosun. Luego, con la inminencia de la guerra, la escuadra española se había refugiado en la bahía, momento en el que los buques desmontaron su artillería situada a sotafuego, artillando con ella las mencionadas baterías. Además a etas se unían las 3 baterías de cañones Sotomayor de los que disponían, sumandose también los tiradores de infantería que podían disparar sobre los marineros que se afanaban en las cubiertas de los buques norteamericanos.

En resumen un plan muy simple pero sin duda efectivo, ahora los españoles podían emplear toda la artillería de sus buques y no solo la de una banda, como ocurría con los norteamericanos. Además, esas baterías costeras estaban en emplazamientos muy ventajosos, pues disparaban desde, unos 50mts de altura media, y en algunos casos desde menos de 1.000mts de distancia a los buques, lo que les confirió una gran precisión.

Los buques norteamericanos rompieron la formación tratando de salir del fuego español que, los había cogido entre tres fuegos. Precisamente esta maniobra acabaría en tragedia cuando el Raleigh fue alcanzado por un disparo bajo la línea de flotación en popa que daño su timón justo mientras maniobraba hacia estribor, perdiendo su capacidad de gobierno. Poco después acabo rozando sus bajos cerca de la Punta Navasan. Con el barco desfondado y haciendo agua en grandes cantidades, situado bajo el fuego desde tres direcciones distintas, al capitán Coglan no le quedo más remedio que arriar la bandera. Eran las 09:10.

A bordo del Reina Cristina el almirante Montojo clamaba mientras tanto. -¡Ordene a las baterías costeras que intensifiquen el fuego! ¡Que sigan disparando hasta que salgan de alcance! Tenemos que acabarlos aquí, no tendremos otra oportunidad como esta.

Mientras, en el puerto de Olongapo, las tripulaciones de los torpederos Barceló y Retamosa habían esperado expectantes mientras se desarrollaba el combate. Si los norteamericanos trataban de cortar la T española por la brecha dejada por Montojo, sus buques pasarían a menos de 1.000 metros de los torpederos y esperaban poder torpedear un par de sus cruceros protegidos y decidir con ello la batalla. Por ello a bordo de las dos embarcaciones no se oía ni una respiración, temerosos de ser descubiertos por los poderosos buques a pesar de encontrarse ocultos en el pequeño puerto de Olongapo, tras un pequeño saliente, y camuflados bajo una red de ramas. Por fin, llego la orden y empezaron a desembarazarse de los ramajes que cubrían sus embarcaciones para pasar al ataque, al mismo tiempo que las baterías de la costa hacían otro tanto.

A bordo del Boston la maniobra de evasión les había lanzado directamente en dirección a los dos torpederos españoles que, a 24 nudos, avanzaban decididamente sobre ellos. La aparición de estos buques fue una desagradable sorpresa, a la que no tardaron en responder abriendo fuego con sus piezas ligeras mientras comunicaban su presencia al resto de la escuadra, afortunadamente los cañoneros Concord y Petrel acudieron presurosos en su ayuda interponiéndose en el camino de los torpederos.

Pronto todos los buques empezaron a disparar sobre los torpederos, aunque no lograron impedir que estos disparasen sus torpedos en dirección a los cañoneros Petrel y Concord. Afortunadamente ambos buques lograron esquivarlos aun a costa de permanecer más tiempo bajo el fuego de la artillería española. Los torpederos pagarían caro su atrevimiento al ser alcanzados y sufrir graves daños antes de retirarse.

Tras unos minutos de desconcierto, los buques norteamericanos lograron rehacer su formación y retirarse por la entrada grande de la bahía rumbo al océano. Allí, los cañones de la batería A, habían sido reforzados por las piezas de desembarco de la escuadra que, ya estaba bombardeando al aviso McCullogh. Bajo una lluvia de metralla procedente de la costa, las bajas en cubierta de los buques se multiplicaron antes de lograr salir a mar abierto.

La batalla había terminado.

[Gaspacher]

Aaaaaarghhh!

Dónde diablos está el final de la batalla??

Voto al chápiro verde!! Lo prometido es deuda...

Esperando a que huarlot la pidiese...

Si tengo tiempo y ganas haré un mapa de la batalla, al menos con las posiciones iniciales de la escuadra y las baterías de costa...

pero no prometo nada, así que si hay algún voluntario...

[ventura]

LOs daños del Raleigh, son reparables?

Aun asi la flota yanki es superior a la española no? aunque dudo mucho que se vuelva a atrever a entrar.

[Gaspacher]

-De acuerdo, nos hemos metido de cabeza en una trampa, de eso no hay duda. –Explico Dewey. –¿Y bien? ¿Cuál es el estado de sus buques?

El primero en hablar fue por supuesto Gridley, a quien por ordenanza correspondía. -Nosotros hemos tenido bastante suerte, comodoro. Recibimos varios disparos al entrar en la bahía con daños leves, peor nos fue en el embudo del fondo de Subic, donde al ir en cabeza recibimos 7 disparos de 16cm casi a quemarropa, y al menos otros 24 de calibres menores. Varios de los disparos cortaron las conducciones de vapor, con lo que nuestra velocidad se ha reducido a 10 nudos. En cuanto a las bajas, tenemos 19 muertos, y 43 heridos, muchos de ellos victimas de las ametralladoras que disparaban desde la costa.

El Baltimore no tuvo tanta suerte, comodoro. –Explico a su vez Dyer. –Recibimos menos disparos, pero nuestro blindaje es de menor espesor, por lo que acumulamos más daños. El recuento de impactos recibidos es de 5 de calibre 15cm o superior, 9 de 12cm, y 19 de calibres menores. Las vías de agua no suponen ningún problema, pero hemos perdido una caldera y tenemos dañado el eje de la hélice, por lo que nuestra velocidad ha caído a 8 nudos. Además hemos perdido dos piezas de 152mm de estribor, y la torre de proa ha quedado atorada apuntando a estribor por un disparo de 16cm. La mayor parte de los 14 muertos y 19 heridos corresponden a los sirvientes de las piezas destruidas.

En el Boston tenemos daños similares. -Dijo Frank Wildes, comandante del buque. –Aunque en nuestro caso la peor parte la llevamos en popa, donde quedamos desguarnecidos cuando aparecieron las piezas españolas. Recibimos 3 impactos del 15 y 14 del 12, además sufrimos un conato de incendio que logramos apagar tras unos minutos. Nuestra velocidad ha quedado reducida a 12 nudos, hemos perdido un cañón y otro no ofrece ya fiabilidad. 4 muertos y 18 heridos, 6 de ellos por quemaduras, es el total de bajas.

En el cañonero Petrel estamos peor, pues carecíamos de blindaje y sufrimos las baterías de costa, y posteriormente el combate con los torpederos. -dijo Wood. -Recibimos 11 impactos de calibre superiores a los 12cm y muchos más de calibres menores. El parte de bajas es de 9 muertos y 17 heridos. Lo peor empero es que la estabilidad estructural esta amenazada. Si no lo reparamos rápidamente podríamos hundirnos.

El Concord sufrió fuertes bajas, incluyendo a su capitán que, resulto herido. –Intervino el capitán Lambeton, jefe del estado mayor. -Sabremos más en unos minutos. Las pérdidas son el Raleigh que, embarranco en Isla Grande, y el McCullogh, cuyos daños le impiden seguir navegando,en el que sufrimos 36 bajas entre muertos y heridos.

-De acuerdo. -Dijo Dewey. -En primer lugar hay que tratar de reparar los buques. Al norte de aquí hay un islote de unas 1.500 yardas de largo que puede ofrecer algún refugio mientras reparamos los buques. Empezaremos con los cañoneros, diríjanse allí con el Baltimore de escolta por si aparecen esos torpederos. El resto de cruceros protegidos permanecerán aquí bloqueando Subic, mientras quiero que presten especial atención a los buques de carga. Si los perdemos bien podemos por dar por finalizada nuestras operaciones en Filipinas. Mucho me temo que si no recibimos ayuda en las próximas semanas, deberemos abandonar estas aguas.

[huarlot]

Esperando a que huarlot la pidiese...

Si tengo tiempo y ganas haré un mapa de la batalla, al menos con las posiciones iniciales de la escuadra y las baterías de costa...

pero no prometo nada, así que si hay algún voluntario...

Estimado Gaspacher por mi no espere y cuando le sea menester publicarlo.

Un saludo

PD: Si alguno a tenido que esperar sorry hasta hora no entrado y leido esto

[Gaspacher]

-A la orden de vuecencia, almirante. -Dijo el capitán Cadarso. -Tenemos el recuento de bajas.

-Adelante, Don Luis. -Dijo el almirante que permanecía sentado, agotado por el combate una vez finalizado.

-Si Almirante, veamos:

Baterías A, B, y C; 27 muertos, 14 heridos, 1 cañón de 15cm destruido, 2 dañados pueden ser reparados.

Baterías D y E; Sin daños materiales, 7 heridos de diversa consideración.

Batería F; ha sufrido 3 muertos y 6 heridos. Un cañón de 16cm averiado, puede ser reparado.

En cuanto a los buques, las gabarras absorbieron gran parte del daño dirigido a los cascos, aun así tenemos los siguientes daños;

Reina Cristina; 13 impactos incluyendo 2 en el casco, vías de agua controladas podrán ser reparadas sin mayores problemas. Un cañón averiado, podrá ser reparado, 6 muertos y 23 heridos.

El Velasco ha sufrido 16 impactos, con importantes vías de agua, y las calderas averiadas precisaran de importantes reparaciones. 12 muertos y 32 heridos.

El Isabel II 14 impactos, sin averías graves, puede ser el que mejor parado salió, 2 muertos y 18 heridos.

El D Juan de Austria recibió 12 disparos, y sufrió un pequeño incendio. 6 muertos y 26 heridos. Entre los últimos, el capitán D Juan de la Concha.

El Juan de Ulloa recibió 16 disparos de calibres ligeros y 6 de medianos, perdió un cañón y sufrió 5 muertos, y heridos, incluyendo a su capitán Iturralde. Tiene varias vías de agua y desconocemos si podremos repararlo.

Por ultimo el ponton Castilla, destruido completamente por el incendio, 14 bajas, 3 muertos y el resto heridos.

En resumidas cuentas, la escuadra se ha salvado, pero ha quedado inservible a la espera de reparaciones, y mientras sigamos en guerra será imposible enviarla a Hong Kong. Con algo de suerte tal vez logremos parchear el Juan de Austria y el Ulloa en unas semanas, el resto intentaremos parchearlo y esperar a poder enviarlos a Cavite.

-¿Y los buques norteamericanos? -Preguntó ahora Montojo.

Diversos daños, en algunos casos posiblemente bastante graves, y sin duda tantas bajas como nosotros, si no más. El rescate del Raleigh ya ha finalizado. En cuanto al buque propiamente dicho, creemos que podrá ser reflotado si logramos los medios adecuados.

-Gracias capitán, ocúpese de los prisioneros, y vea que podemos hacer por los heridos. La máxima prioridad es ahora reparar los buques y sobre todo, la artillería, y en cuanto a eso ultimo, traten de recuperar la artillería del Raleigh, al menos de momento.

-Señor, creo que seria adecuado telegrafiar al cónsul Pastorín a Hong Kong para que tratase de comprar equipos para reflotar el Raleigh.

-Buena idea, encárguese de ello. -Respondió el almirante mientras se dirigía a cubierta.

[Gaspacher]

MADRID, 1 de mayo de 1898, varios emplazamientos

>>Manila, 2 de mayo de 1898, 01:20 hora local.<<

>Ataque enemigo escuadra Subic rechazado. Daños moderados, todos buques activos. Bajas, 56 muertos, 126 heridos.
Escuadra enemiga daños consideración. 1 crucero protegido, Raleigh, hundido. Resto de escuadra estado desconocido, sin duda dañados. Numerosos prisioneros, se comunicara numero cuando finalicen operaciones rescate.

Almirante Jefe Apostadero P. Montojo
Cap. Gral. Filipinas F Primo de Rivera.<

La guerra aun acababa de empezar, pero el primer ataque de entidad había sido rechazado infligiendo un serio correctivo al enemigo, y aun mejor, ahora se disponía de dos buques cortando las vías de suministros de estos, esa noche, en muchos hogares españoles brindaron a la salud de los marinos y soldados de Filipinas.

[ventura]

En esta situacion quizas podrian intentar tomar las islas lubang, parece una buena base para mantener bloqueada manila y subic, y hacer reparaciones y bueno al menos podrian presentar algun resultado....