Las posiciones alrededor de El Caney estaban cubiertas por 3 compañías del Rgto. "Constitución" nº29,un destacamento del Rgto "Cuba",una compañia de guerrillas, más movilizados y dos cañones de montaña plasencia,totalizando unos 550 hombres bajo mando del General Vara del Rey,teniendo como adversario a la IIª División del general H.W. Lawton completa más su artillería.La vanguardia de ésta la componian las brigadas I y III,respectivamente de los generales Ludlow y Chafee,cada una con 3 Rgtos,respectivamente los 8º y 22º de Infantería y el 2º de Massachussets para Ludlow y los 7º,11º y 17º de Infantería por parte de Chafee,con dos rgtos desplegados en vanguardia y un tercero de reserva.Éstas dos brigadas, punta de la División Lawton(Quien mantenia otras dos brigadas,las de Miles y Bates en su retaguardia,confiando en que no serían necesarias para aplastar el destacamento español en El Caney)totalizaban 4350 hombres que avanzaron sobre El Caney a las 7 de la mañana del 1 de Julio.
Las defensas españolas se componían de lineas de trincheras,5 blocaos y un pequeño fuerte de ladrillo.El impetuoso avance de los regimientos en cabeza de las dos brigadas se vio frenado en seco por el fuego de los mausers,interviniendo los regimientos de reserva de ambas brigadas.Lawton lanzó a la II brigada del coronel Miles (1457 hombres),que comenzaron su ataque contra las posiciones españolas en el mediodia,viendose detenido a 50 metros de las posiciones españolas.El general Shafter,quien al mismo tiempo se centraba en el ataque sobre las decisivas Lomas de San Juan,pidio a Lawton que se incorporase a sus fuerzas o cediese a la brigada Bates,pero Lawton se centro en ganar su propia batalla aún no siendo El Caney un objetivo decisivo.Así,otros 1100 hombres se unieron a la ofensiva de Lawton sobre las 13.Sin embargo las posiciones españolas mantuvieron su tenaz resistencia;Las descargas se realizaban a la voz de los oficiales para estirar al máximo los cartuchos de los soldados.
Ya a alrededor de las 16:30,las 4 brigadas de Lawton consiguieron coronar las posiciones,defendidas por un batallon,no sin esfuerzos,pero los resistencia proseguía.Vara del Rey se encontraba entonces herido en ambas piernas y seguia dirigiendo el combate en el pueblo.Las tropas españolas llevaban ya combatiendo contra un enemigo muy superior cerca de 8 horas,las municiones estaban ya casi agotadas,y ahora el enemigo dominaba las alturas.La resistencia española decayó rapidamente tras una descarga que termino,finalmente,por acabar con la vida de Vara del Rey,quien habia visto morir a sus dos hijos en el mismo combate,asi como la de sus dos camilleros,terminando los combates definitivamente a las 6 de la tarde.La guarnición de El Caney termino sufriendo 235 bajas(incluyendo muertos y heridos) y 120 prisioneros,el resto consiguió escapar a Santiago.La división de Lawton sufre 81 muertos y 360 heridos,441 hombres entre muertos y heridos,sin contar a las que probablemente sufrieron tambien los cubanos que apoyaban a esta.No puedo describir mucho más sobre lo que ese puñado de hombres hizo,en parte por falta de información,pero resumiendolo con brevedad,sobran comentarios;Una fuerza de unos 550 hombres desvió de su principal objetivo a una division entera mas refuerzos cubanos y la artilleria divisionaria,sumando cerca de 6900 hombres,durante 10 horas,y sufriendo menos bajas que las infligidas al adversario.
Quién mejor para relatar la falta de calificativos que quedan ante esto que un observador neutral;Extraido de 1898: El fin de un imperio y de su articulo dedicado a El Caney
http://www.eldesastredel98.com/capitulos/caribe4.htm
Las palabras del Capitán sueco Wester, agregado militar de las embajadas de Suecia y Noruega en Washington, testigo ocular del combate muestran la admiración que los soldados españoles despertaron aquel día tanto en los propios norteamericanos como en los observadores neutrales allí presentes:
"(...); la confianza reina en el campo americano, donde el único temor consiste en que el enemigo se escape sin combatir; pero en El Caney, como se verá, están muy lejos de pensar así.
Las casas del pueblo han sido aspilleradas, se han abierto trincheras en un terreno pedregoso, y el fuego de unas y otras es rasante sobre un espacio de 600 a 1.200 metros; en la punta nordeste de la posición, el fuerte de El Viso, guarnecido con una compañía, ocupa una colina desde la cual se dominan todos los aproches(...).
Hacia las seis de la mañana comenzó el fuego de las trincheras españolas; de improviso se descubre sobre ellas una línea de sombreros de paja; inmediatamente el ruido de una descarga, seguido de la desaparición de los sombreros; esta operación se repite cada minuto, observándose una gran regularidad y la acción de una voluntad firme, lo que no deja de producir una profunda impresión en la línea de exploradores norteamericanos; las balas cruzan el aire, rasando el suelo, hiriendo y matando.
Poco tiempo después, toda la brigada Chafee se encontró desplegada, pero sin poder avanzar un paso, y la de Ludlow se vió también detenida.
(...); la batería norteamericana comienza a disparar.
(...) A los pocos momentos las granadas estallaban por encima de las trincheras, alcanzaban las casas del pueblo y perforaban los muros de El Viso, proyectando los shrapnels su lluvia de plomo sobre la posición; mas, a pesar de todo, en el fuego español se observa igual continuidad e igual violencia.
Delante de El Viso se descubría un oficial paseándose tranquilamente a lo largo de las trincheras: fácil es comprender que el objeto de este peligroso viaje en medio de los proyectiles de que el aire está cruzado no es otro sino animar con el ejemplo a los bravos defensores; se le vio, de cuando en cuando, agitar la mano con su sombrero y se escuchaban aclamaciones.
¡Ah, sí! ¡Viva España! ¡ Viva el pueblo que cuenta con tales hombres!
Las masas de infantería americana se echaban y apretaban contra el suelo hasta el punto de parecer clavadas a él, no pudiendo pensar en moverse a causa de las descargas que la pequeña fuerza española les enviaba a cada instante. Se hizo preciso pedir socorros, (...).
Por fin, a las tres y treinta y seis minutos la brigada Chafee se lanza al ataque contra El Viso; pero queda al principio detenida al pie de la colina, y no invade el fuerte sino después de un segundo y violento empuje.
Los españoles ceden lentamente el terreno, demostrando con su tenacidad en defenderse lo que muchos militares de autoridad no han querido admitir: que una buena infantería puede sostenerse largo tiempo bajo el fuego rápido de las armas de repetición. ¡El último soldado americano que cayó fue herido a 22 pasos de las trincheras!
Aunque la clave de la posición estaba conquistada, la faena continuaba(...).
Desde El Viso, una vez ocupado, las tropas americanas comienzan a tirar sobre el pueblo (...), pero la ocupación no se efectuó hasta las cuatro y media, hora en que los últimos españoles abandonaron las casas para recomenzar el fuego desde una colina situada 600 metros al oeste.
¡Admirable obstinación de resistencia, a la que todos contribuyen hasta el último instante.
(...)El ruido del combate no cesó sino cuando el sol estaba a punto de ponerse. Durante cerca de diez horas 500 bravos soldados resistieron unidos y como encadenados sin ceder un palmo de terreno a otros 6.500 provistos de una batería, y les impidieron tomar parte en el principal combate contra las alturas del monte San Juan.
¡Después de esto, ni una sola palabra más se escucha en el campo americano sobre la cuestión de la inferioridad de la raza española!
Y esta lucha de El Caney ¿no aparecerá siempre ante todo el mundo como uno de los ejemplos más hermosos de valor humano y de abnegación militar?
(...) ¡Contemplad ese pueblo! Las casas están arruinadas por las granadas, las calles cubiertas de muertos y heridos (...) Todos han cumplido su deber, desde el primero hasta el último.
¡Dichoso el país que es tan querido de sus hijos!
¡Dichosos los héroes que han sucumbido en un combate tan glorioso! "
Saludos.
"Guarda con ello, como un tesoro, los nombres de los miles de héroes que cayeron por Marruecos y no contra Marruecos". General Alfredo Paniagua.