RÍA DE FERROL, 24 de eneroUn gran número de personalidades y manos militares esperaban la llegada de su Majestad el Rey Alfonso XIII, que había acudido a la ría en compañía del presidente del consejo de ministros, Valeriano Weyler, y del consejo de guerra formado por los ministros del Ejército, de Marina, de Armamento, y el jefe del Servicio de Información Militar para presenciar las pruebas definitivas del nuevo torpedo aéreo.
-Así que por fin terminaste tu arma dirigida, Leonardo. –Decía el ministro Bustamante hablando de forma familiar con su primo Leonardo Torres Quevedo.
-Sí, por fin lo tenemos. Han sido tres lustros de desarrollo, pero por fin tenemos una plataforma capaz de extraer el máximo rendimiento al telekino
(1). –Respondió el genial inventor e ingeniero. –Lo intentamos primero con los torpedos y con los proyectiles de artillería, pero no funciono. En los primeros porque desconocíamos la posición del torpedo en inmersión, y con los segundos a este problema se sumaba a un tamaño inadecuado para incluir el receptor. Todo ello lo hemos solucionado con los torpedos aéreos. –Finalizo con una sonrisa.
-Aun así también tuvisteis problemas. ¿Verdad? –Interrogo el ministro.
-Por supuesto. El primero de ellos era la falta de capacidad de los aeroplanos actuales para llevar torpedos de suficiente peso como para tener capacidad militar, lo cual no solucionamos hasta primeros del año pasado con los nuevos trimotores de alta capacidad. Cuando los tuvimos logramos una tasa de aciertos de más de 90% a 6 u 800 metros de altura, a partir de ahí se hacía difícil el seguimiento del torpedo en el aire, y fue cuando tuvimos que recurrir a las bengalas situadas en la cola del torpedo. Con ellas estamos logrando una tasa de aciertos de más del 50% soltando las armas a 2.000 metros del suelo.
-Eso cumple los requerimientos de la Marina. –Dijo Bustamante. – Se calculó que tan solo soltando el torpedo a esa altura, este lograría suficiente velocidad para atravesar la cubierta blindada de los acorazados enemigos y las sucesivas cubiertas para detonar finalmente en las entrañas del buque.
-Exacto, y por fin lo tenemos. Tenemos el torpedo dirigido que precisaba la Marina.
-¿Cómo funciona exactamente? –Quiso saber Bustamante.
-Es muy fácil. El aeroplano debe situarse lo más próximo que sea posible a la vertical del objetivo antes de soltar el torpedo. En ese momento el piloto debe empezar a volar en círculos sobre él para que el artillero pueda mantener la vista sobre el objetivo y el torpedo aéreo.
-El artillero tiene una ventana en el suelo del aeroplano. ¿Cierto? –Interrumpió Bustamante.
-Exacto, llegamos a la conclusión que era la mejor solución. El artillero en ese momento va tendido sobre su cuerpo en el suelo del aeroplano, observando la escena por un ventanal, mientras maneja los controles del telekino con las manos. Este envía las órdenes por ondas hertzianas o por un cable al torpedo, que modifica la posición de sus timones para desviar su caída al dirigir el aire a través de ellos.
-Impresionante, de verdad, Leonardo, te has superado. –Dijo Bustamante con asombro. -¿Qué carga de trilita puede portar el torpedo una vez restado el sistema de dirección del torpedo y su carcasa de acero perforante?
-Casi 80kg de trilita, Joaquín.
-80kg, eso destrozara cualquier buque… esas armas marcaran un antes y un después… por cierto, te gustara saber que la nueva batería pesada de largo alcance
(2) del ejército ha empezado las pruebas de tu Aritmómetro electromecánico
(3). Por lo que he oído los mandos de la batería están gratamente sorprendidos.
Minutos más tarde llegaba el Rey a la ría, dando paso a las pruebas de las nuevas armas. Las pruebas se considerarían un éxito, dando la orden de iniciar la producción de estas de forma limitada. Ahora tenían que preparar pilotos y artilleros para manejarlas eficazmente, cuando lo hiciesen podrían ponerlas en servicio y enviarlas al frente. Aún faltaban meses para que estuviesen operativas, pero las nuevas armas prometían.
- La historia del Telekino es de sobra conocida, Torres Quevedo público su primer ensayo sobre el control remoto en 1903, realizando la primera demostración práctica en 1906 en Bilbao frente a Alfonso XIII. El invento fue ofrecido al ejército para dirigir torpedos y proyectiles de artillería, pero la falta de financiación impidió su desarrollo. Algo que no ocurre aquí. Por ello tras solventar muchos problemas y tras una década de investigaciones se han obtenido resultados.
- Ocho piezas navales de 152mm cedidas a petición de los artilleros.
- Leonardo Torres Quevedo presento una memoria titulada Ensayos sobre Automática, construyendo la primera calculadora electromecánica en 1920. Por supuesto esta invención ha sido adelantada a requerimientos y bajo financiación militar.
http://rafamompo.files.wordpress.com/20 ... lekino.pdfhttp://oa.upm.es/1968/1/INVE_MEM_2008_53684.pdf
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.