MADRID, PRESIDENCIA DEL GOBIERNO, 10 DE NOVIEMBRE DE 1916 (flasback)
Valeriano Weyler, conocido por todos como Don Valeriano, despachaba telefonicamente con Su Majestad el Rey Alfonso XIII. Se disculpaba por no poder acudir a despachar a Palacio con Su Majestad, pero al persistente fiebre y el agotamiento le impedían desplazarse.
Los rumores de la enfermedad de Weyler, comenzaban a escamparse por Madrid, y el Rey como el Presidente acordaron que una visita del primero a la residencia del General, dispararían los rumores.
Alfonso XIII mostraba preocupación por las noticias que recibía de algunos Gentiles Hombres de Cámara movilizados con el Ejército de los Pirineos. Según éstos, las tropas no contaban con la equipación adecuada para soportar los rigores del otoño en las cumbres. Las lluvias matinales daban paso a nieves vespertinas y heladas matutinas.
Uno de los hijos del General Weyler, Fernando que hacía las veces de secretario particular; tomaba nota de la conversación.

Tan pronto acabara de despachar con Su Majestad, prometía al Monarca poner en marcha una investigación. Si se debía a un error en la cadena logística, algunos generales y oficiales pasarían de inmediato a las unidades de choque y de castigo. Si existía corrupción, los culpables serían juzgados por un Tribunal Militar y fusilados... no, fusilados no, les sería aplicado el garrote vil.
Acabada la conversación telefónica, Weyler, y antes de pasar a recibir al Consejo de Guerra, tomaba el enésimo analgésico de día. Parecía mentira como aquellos comprimidos le permitían mantener alguna que otra reunión; y aunque a cada día que pasaba respiraba algo mejor, la fiebre continuaba agotándolo.

Uno a uno fueron entrando Del Prado Palacio, Ministro de la Presidencia; Ruiz Giménez, Ministro de Interior; Bermúdez de Castro, Ministro de Estado; General Coca y Luque, Ministro de Guerra; y Almirante Flórez, Ministro de Marina. Junto a los Ministros, asistirían al Gabinete, el General Díaz, Jefe del Servicio de inteligencia Militar; y el General Marina, recientemente nombrado Comandante en Jefe de la Guarnición de Melilla.
Antes de iniciarse la reunión, Weyler despachó con Coca y Luque, Ruíz Jiménez y Díaz, al respecto de las denuncias por parte de miembros del Ejército de los Pirineos. Los cuatro acordaron poner en manos de la Guardia Civil la investigación, por su doble vertiente civil y militar. Los interlocutores de Weyler también mostraron su acuerdo en el caso de tratarse de una red de corrupción, juzgar los hechos por la vía militar, y sumarísima. Weyler, antes de dar comienzo al Gabinete advirtió a Ruíz Giménez, que debía llegar hasta el fondo del asunto, y que ni nadie ni nada entorpecería la investigación.
Su hijo Fernando, comunicaría a Juan Alvarado y del Saz (1), Ministro de Gracia y Justicia, lo acordado en torno a la investigación y posterior juicio por la desaparición del material de abrigo.
Las reunión tenía por objeto discutir la necesidad expuesta por el General Villalba al General Coca y Luque de evitar la acción de la Marine Nationale contra las posiciones españolas.
En primer lugar, Coca y Luque expuso la necesidad de acabar con los bombardeos franceses desde el mar contra las defensas españolas, poco preparadas para rechazar un ataque naval como el actual. Los intentos de la Aeronaútica Militar, se estaban mostrando infructuosos, a la falta de acierto sobre los buques enemigos, se sumaba la escasa capacidad de los proyectiles aéreos. Según el General Vives, se trataban de proyectiles de alto explosivo, pensados para su uso contra tropas enemigas y construcciones no fortificadas. Vives le había comentado la posibilidad de intentar lanzar munición naval perforante, pero todo había quedado en un comentario.
SI la Escuadra no hacía su aparición en el Mediterráneo, las defensas caerían.
El Almirante Flórez informó que algunos submarinos se habían desplazado hacia el Golfo de León, con objeto de interrumpir el tráfico naval que avituallaba a los acorazados y cruceros franceses, pero los resultados por el momento le eran desconocidos. Los puertos próximos al Ampordán, no podían recibir las moles de los navíos de línea; lo que antes o después les obligaría a repostar munición en sus actuales fondeaderos, o rotar. Existía el inconveniente de la febril actividad antisubmarina de los escoltas franceses.
Para Coca y Luque, remarcó que el Ejército de Levante no podía esperar el resultado incierto de la campaña submarina.
Flórez fue franco... la Tercera Escuadra no era enemigo para la flota francesa, y la Primera estaba en esos mismos momentos combatiendo el tráfico enemigo.
La discusión entre ambos Ministros subía de tono, y por primera vez, se reprochaban sus actitudes.
Weyler, más agotado que nunca zanjó la discusión. Si los Ministros no eran capaces de cooperar, serían los Jefes de los respectivos Estados Mayores quienes a partir de ese momento buscarían la acción combinada que sustentara el flanco derecho. LLamaría a Bustamante para que los ingenieros buscaran soluciones de forma inmediata con lso medios disponibles.
El turno del General Díaz, pensó para sí Weyler. Gracias a Dios tenía una capacidad de concreción que le ahorraría un monólogo interminable.
La situación en el Rif, no mejoraba, pero tampoco empeoraba. Los rifeños eran incapaces de hacerse con Nador, y a punto de perder Zelouan, la revuelta hubiera sido sofocada. Al parecer, Abd el Krim, desde Xauén, había impuesto por fin a los cadís y jerifes la presencia de ex militares españoles de origen musulmán al frente de las cabilas. Sin duda Mizzian había sido el artíficce de la defensa de Zelouan.
Si España deseaba mantener la revuelta Rifeña, debía suministrarse más artillería a los rifeños. Todos los informes recibidos, apostaban por un próximo asalto a Zelouán esde el Muluya, pero organziado convenientemente por parte italiana. Armas, y oficiales es lo que necesitaba Abd el Krim.
Para finalizar, Díaz expuso un mapa
http://upload.wikimedia.org/wikipedia/c ... if.svg.pngLa zona dentro de la línea roja caballeros, está en manos de Abd el Krim, y de El Rausini, de forma efectiva y no disputada. A oriente de la línea, los rifeños solo dominan con claridad una zona indeterminada entre Zelouan y Nador, aunque los italianos solo dominaría de forma clara Nador, Quedana y Mazuza... y parece que han logrado consolidarse en Beni Bugafar, gracias a los suministros de la Regia MArina, y sus cañones.A Occidente, los británicos dominan Anvera y el Hauz, esde donde atacan Ceuta, a excepción de Tetuán, donde los italianos mantienen a los rifeños, sin aparente dificultad. En la costa atlántica, El Rasuini se ha visto obligado a aflojar la presión sobre Larache, escapando de la artillería naval italo británicaRespecto al frente interior, Mi General, los rumores sobre su enfremedad crecen a cada día que pasa. Mis agentes en los periódicos han logrado hasta hoy evitar siquiera un mínimo comentario, pero en las redacciones, los cafés y las tertulias, nada pueden hacer para sofocar incluso la especie que Vuecencia ha fallecido, y el Gobierno está en manos de Del Prado Palacios. Mi General, sería bueno que hiciera una aparición en público; y cuanto antes mejor, aunque solo sea para acallar los rumores.
Ruego a Vuecencia que vista el uniforme, muestre sus Laureadas... la fotografía de Vuecencia en los vespertinos, elevará la moral por encima de cualquier victoria sobre el enemigoGeneral Díaz, mi padre no está en condiciones de salir al exterior....Fernando, calla hijo... Díaz está en lo cierto... estoy debil, y cansado, pero todavía me queda un hilo de aliento para salir fuera y ser fotografiado... Marina; amigo, entenderá que no puedo más que desearle suerte... sé que comprende su misión, sin necesidad de que le explique lo que quiero, ya son varias nuestras conversaciones... Usted conoce el terreno... el memo de Romanones nos metió en aquella estúpida guerra de 1909... no sé a quien pretendía engañar... tratos con el medio hermano del sultán... en fin, han pasado ya siete años... Díaz, no sé como lo logra... le dará la lista de la compra.... Fernando, busca mi guerrera... 2 minutos y salgo.... Oh! me olvidaba... esperaba al Cardenal González (2)... que salga en la foto...MADRID, 11 DE NOVIEMBRE DE 1916No eran las nueve de la mañana, cuando en Madrid, al igual que en toda España, los diarios estaban agotados. Nunca antes una fotografía fue la noticía. No hicieron falta titulares, la voz había corrido de boca a oreja. Weyler vivía... todavía.

(1) Alvarado y del Saz, Ministro de Gracia y Justicia, entre otras ocasiones, entre 1916 y 1917
(2) Arzobispo de VAlencia y Nuncio de Su Santidad en 1916