El primer problema es el tiempo. ¿Podemos llegar a acuerdos, mandar los materiales necesarios y empezar a producir en un periodo tan corto? Igual al final habría que aceptar que las plataformas viajen también si no queremos que la historia muera en la salida.Gaspacher escribió: ↑25 Abr 2025, 15:43 Contactar con Argentina, con Venezuela, con Colombia, Con Méjico... ofrecerles ayuda y desarrollo médico y tecnológico a cambio de hubicaciones de pozos de petroleo que desconocen y la tecnología para aprovecharlos al máximo...Imaginate la sensación que tendría un habitante de la década de 1910 al subir a un simple Dacia Sandero, el coche más barato fabricado en España.
Que los "europeos" se maten a mansalva si quieren, Como dijo Domper, a diferencia de la ww2 en esta no hay buenos y malos, es solo una lucha por el poder.
Aunque la respuesta fuera que sí, hay un segundo problema que sortear, que es que si la guerra no para (o forzamos que pare), hay que ver qué hacemos con el bloqueo británico y con los corsarios alemanes. Parece bastante evidente que España no puede consentir que nadie limite su comercio marítimo, ya que es una cuestión de supervivencia. También parece evidente que tenemos la capacidad de imponer tal cosa, aunque probablemente haya que hacer una demostración o dos antes de que los contendientes se enteren de con qué están tratando.
Ahora bien, conseguido esto de repente nos encontramos con que somos el intermediario ideal para suministrar a los Imperios Centrales con las materias primas y los alimentos que necesitan. No hay que pensar mucho para ver que los beneficios de tal comercio podrían ser inmensos así como que a los pérfidos la cosa no les iba a hacer ninguna gracia.
Como militarmente no podrían hacer gran cosa, lo que les quedaría sería ofrecer concesiones para tapar el agujero, que teniendo en cuenta la época de la que hablamos probablemente empiecen por ofrecer las colonias alemanas. A su vez, el otro bando inmediatamente tendría que contraofertar con posesiones de la Entente.
Eso podría dar bastante juego al relato. España, por supuesto, es anticolonialista, pero puede caer en la tentación de liderar un proceso de descolonización mejor pensado que el que hubo. Claro que eso añade aún más presión a una economía que ya va estar suficientemente estresada.