El rey napolitano a punto estuvo de morir, pues su caballo, ensartado por las picas suizas cayó, y el monarca corría grave peligro, cuando un capitán español, Juan de Altavilla le cedió el suyo para que pudiera retirarse, gesto que el español pagó con su vida al ser atravesado por las picas helvéticas.
Gonzalo y sus peones mantenían el terreno a pesar de estar sobrepasados en número y virtualmente rodeados, pero viendo que la presión francesa era imposible de mantener y que los italianos se retiraban decidió retirarse.
