Hola amigos:
Hace tiempo – con motivo del aniversario de su nacimiento - prometí volver sobre el marqués de la Victoria con más extensión, como se merece, y hoy me decido a ello. Está considerado Don José Navarro como el más polifacético de los marinos españoles del siglo XVIII y el más apasionado valedor del Cuerpo de Infantería de Marina. Procedía de una estirpe de militares. Su abuelo había sido capitán de infantería y su padre murió siendo capitán de una compañía del Tercio de la Mar Océano.
Nació en la ciudad de Mesina el 30 de noviembre de 1687. En 1695, a los 8 años (1), obtiene plaza en una compañía del Tercio de Nápoles Fijo de su Real Armada (2), diferente de otro de infantería española de parecida denominación, el Tercio Nuevo de Nápoles donde había servido su padre. El Tercio Fijo era el heredero de 4 compañías que embarcaron para Lepanto y permanecieron en la Armada. En 1698, pasa al Tercio del Mar de Nápoles que se hallaba por aquellos tiempos guarneciendo el Milanesado (3) y, a pesar de su corta edad, ya se dedicaba al estudio de las Humanidades, Filosofía y sobretodo Matemáticas. Muere el rey Carlos II sin heredero y surge la Guerra de Sucesión y Navarro asiste a no pocas acciones y
“ si bien de apenas 19 años, su pericia, en la arquitectura militar era notoria para los jefes de aquel ejército y plaza ”. Ni las campañas ni el cautiverio – cayó varias veces prisionero - le impidieron continuar con sus estudios mostrando grandes habilidades en el dibujo que ejercía como un verdadero artista. Al finalizar la Guerra de Sucesión contrajo matrimonio y se le confirmó la propiedad del mando de su compañía de granaderos.
Al finalizar el reinado de Carlos II el estado de la Armada española era tan lamentable que Vargas Ponce (biógrafo de Navarro) expone lo que era el poder naval
“ … consistía en diez/quince navíos, cuatro de línea y el resto de poco porte y tan podridos que apenas podían resistir el fuego de sus propios cañones”. Fue cuando Alberoni, secundado por Patiño, en un período de tiempo que asombra por su brevedad lograron ver en la mar una excelente flota. Como es natural, comprendieron que no bastaba con poseer los buques, si no hay una organización que vele por su sostenimiento y unos hombres capaces de tripularlos. Se construyó la factoría de La Carraca, para la construcción de los navíos, a la que siguieron los astilleros de Ferrol (La Graña) y después el arsenal de Cartagena. Se crearon los batallones de Marina y la Compañía de Guardias Marinas a fin de disponer de oficiales profesionales. El regimiento del Mar de Nápoles se convirtió en Batallones de Marina y uno de sus capitanes D. Juan José Navarro fue elegido como primer alférez de la compañía de Guardias Marinas. Así entra en la Armada el que un día habrá de ser capitán general.
El motivo que movió a Patiño a tal designación era su extraordinaria preparación : eminente matemático, experto en Geometría (quizá el único en España según afirma Vargas Ponce), experto dibujante, dominaba el francés, italiano, holandés y latín … y para adornar estos conocimientos gozaba de ingenio, don de gentes, corrección , sociabilidad, simpático e, incluso, era un experto bailarín (4)
En el año 1729 los reyes (Don Felipe y Doña Isabel) visitaron las obras de La Carraca, vieron botar el navío “Hércules” - primero construido en sus astilleros - , contemplaron la llegada de una flota de galeones y visitaron, también, el establecimiento de los guardiamarinas. Y allí, al demostrar éstos sus conocimientos, y entre ellos el baile (4), se hizo notable la destreza en la danza del alférez Navarro, todavía galán, aunque de 42 años cumplidos. Admiraron los reyes al hábil bailarín, y se enteraron de sus dotes, servicios y cualidades, tomándole una gran simpatía que siempre mantuvieron.
No es mi intención relatar los méritos militares y científicos de Navarro – que no cabrían en esta página - sino su relación con el Cuerpo en el que había servido y que jamás olvidó. Solo valgan de sus hechos unas pinceladas. En la escuadra que sale para la conquista de Cerdeña, y al frente de 100 guardiamarinas, va por primera vez en una empresa naval; manda el “Castilla” en la expedición contra Orán… El 22 de febrero de 1744 - en todo su apogeo la guerra de sucesión - la escuadra española estaba mandada por el jefe de Escuadra don Juan José Navarro, cuando se desarrolló el
combate del Cabo Sicié contra la escuadra del almirante inglés Matthews. La escuadra franco-española partió de Tolón donde estaba bloqueada. La agrupación española algo rezagada tuvo que combatir sola contra la inglesa a la causó tanto daño que cuando los franceses viraron para intervenir, a los navíos ingleses no les quedó otra solución que retirarse. La corte española concedió a Navarro, que ya era sin duda el jefe de escuadra más prestigioso, el título de marqués de la Victoria..
“El marqués de la Victoria parece ser conocido por su triunfo en Cabo Sicié; y con ser este un acontecimiento verdaderamente señalado en la historia naval de España, y legítimo timbre de gloria para el almirante de los quince navíos que lograron rechazar a la superior escuadra rival, gracias precisamente a la conducción que Navarro supo dar al combate… pueden equipararse a sus trabajos científicos y sus obras sobre la Marina, que le sitúan a la altura de otro sabios como Jorge Juan y Antonio de Ulloa…”(6).
De manera que aunque careciese de méritos puramente militares, su figura sería siendo colosal. Su obra científica es impresionante - y sin embargo poco conocida -. Sin ánimo de ser exhaustivo se pueden mencionar entre sus obras : “Evoluciones Navales”; “Teoría y Práctica de la Maniobra”;Traducción de los diccionarios de Marina francés y holandés; “El capitán de navío de guerra instruido en las ciencias y obligaciones de su empleo”; “Plan de Ordenanzas militares de Marina”;”Geografía nueva y método breve y fácil para aprehenderla”; “Vocabulario para el perfecto uso las voces y manejo de las maniobras en los navíos del Rey”…”Album del marqués de la Victoria” con 133 láminas perfectas sobre la construcción naval y … muchas obras más.
Pero, a pesar de todo eso, la vinculación de don Juan José Navarro a la infantería de marina, a la que perteneció, no se circunscribe a sus años mozos - vividos en la intensidad de su formación profesional - ni a las vicisitudes de la Guerra de Sucesión - en sus escenarios españoles e italianos - ni termina con su nombramiento como alférez de la Real Compañía de Guardia Marinas. Soldado de marina, su paso definitivo al Cuerpo de mando de la Armada no supondrá el olvido de su origen, ni el cese de su preocupación por una institución que siempre consideró imprescindible y a la que - desde los altos empleos a los que sus merecimientos le llevaron - supo servir, asesorando al mando o impartiendo sus propias ordenes.
En el año 1717 – creación de los Batallones de Marina – Don Juan José tiene 30 años y había combatido en cuatro batallas, en siete sitios y cuarenta acciones y había caído tres veces prisionero. Está, ahora, dedicado a la formación de los nuevos cadetes de la Armada, pero el interés por su antiguo Cuerpo no se perderá en su nueva etapa, sino que permanecerá vivo como se muestra en sus actuaciones afirmando :
“ Ninguna cosa es más importante, más útil y más necesaria que la infantería en los navíos armados en guerra; pues es ella que contiene en disciplina y obediencia a todo un equipage”.
Su concepto del Cuerpo de infantería de marina es tan alto que procurará reducir las competencias y la marinería a bordo… La tropa reglada, tanto de Batallones como de Brigadas de Artillería, debidamente adiestrada, compartía las faenas generales y el atender con exclusividad al fuego de cañón… Su atención a la tropa de Marina se hace patente cuando - en 1750 como comandante general del departamento de Cádiz y director general de la Armada - están a él subordinados los Batallones con su comandante general. En 1753 el Cuerpo tenía ocho batallones, insuficientes en opinión repetida del ya marqués de la Victoria, lo que obligaba en numerosas ocasiones a embarcar tropas de tierra, con los inconvenientes que ello suponía, y que expone al rey en un escrito que ya hemos mencionado en el post escrito con motivo del aniversario de su nacimiento.
En otro memorial al rey muestra su conocimiento del
entrenamiento de la tropa de Marina y señala sus deficiencias en armamento… Contrario al
sistema habitual de levas propone un curioso método de captación que permite una selección de personal voluntario mediante una oferta digna indicando que tanto para la casa real – por razones de prestigio - como para soldados de Marina – en razón a su doble cometido -:
“se debían escoger los más gallardos y robustos, no importando en su opinión que los destinados al Ejército fueran de menor talla, ya que había regimientos en Francia muy distinguidos a pesar de la pequeña estatura de la tropa”. En 1769 conseguirá que se destinen a Batallones a reclutas que no pasaran de los 35 años, que fuesen ágiles y robustos, carentes de delitos y conductas deshonestas, y de al menos 5 pies de altura (algo menos de 1,40 m. No, no, no es una errata, repito : 1,40m).
Preocupado por el
bienestar de la tropa pide que se vuelva a imponer el antiguo sistema de ventajas… y a propuesta suya se concede en 1769 a los sargentos primeros, cabos, tambores y soldados un sustancial aumento de 8 reales y 8 maravedíes por mes… Clamó siempre porque se creasen
casas de inválidos, aprovechando edificios oficiales en desuso, lo que se conseguirá por Decreto de 30 de abril de 1767. Y, en fin, fue uno de los mayores defensores de la antigüedad del Cuerpo para lo que elevó una razonada propuesta al rey reclamando la antigüedad de 1537…
Don Juan José Navarro, marqués de la Victoria, que falleció en 1772 siendo capitán general de la Armada - y mereció la gloria de ser enterrado en el Panteón de Marinos Ilustres - constituye hoy en día el más completo defensor del Cuerpo y, por tanto, merece el reconocimiento de todos los infantes de marina
Notas y referencias:
1.- A finales del reinado de Carlos II se introduce, en el ejército español, la costumbre francesa de educar para oficiales - desde muy pequeños - a los hijos de familias “castrenses” en las propias compañías en las que luego habrían de servir antes de cumplir los 18 años ( edad mínima para sentar plaza como soldado).
2.-La elección de la unidad se debió probablemente a que el Tercio del Mar, donde militaba desde el año anterior ,se encontraba con base provisional en el Milanesado. La nobleza de su madre, los méritos de su abuelo - que sirvió en la milicia 51 años y 7 fue veterano de varias campañas donde había perdido un brazo - y los 17 cumplidos por su padre, le bastaron para entrar a servicio del rey.
3.- Por un informe que había remitido al rey Carlos II sabemos que su Tercio estaba dedicado, antes de su asignación defensiva de las fronteras septentrionales italianas, a misiones marítimas y de protección de costas .Hasta 1695 no se tienen noticias de Navarro; en ese año sienta plaza en el Tercio Fijo , embarcando por turno de las compañías en las galeras del Reino, primer contacto de Navarro con la Armada y con el mar a través de una unidad de infantería de marina.
4.- The military experience in the age of reason. Christopher Duffy. Wordsworth Editions. “Los cadetes europeos de la época tenían en su plan de estudios : el francés, geografía, historia matemáticas y geometría… y la danza que “ es muy necesaria para una persona de buena educación y para un oficial… la hace indispensable en fiestas cuando se relaja en sus horas libres…”
5.- La infantería de Marina española . Historia y Fuentes. Hugo de O’Ddonnell y Duque de Estrada.
6.- Don Juan José Navarro Marqués de la Victoria. Ignacio de Oyarzabal. Revista General de Marina. Biblioteca de Camarote.
7.- Historia de la infantería de Marina. General de IM Rivas Fabal.
SALUDOS