Un soldado de cuatro siglos

La guerra en el arte y los medios de comunicación. Libros, cine, prensa, música, TV, videos.
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tercioidiaquez
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Un soldado de cuatro siglos

Mensaje por tercioidiaquez »

Real Alcázar de Madrid. Junio de 1630.

Espínola en su recién nombrado puesto como Consejero de la Guerra peleaba con los legajos con la misma determinación que contra sus enemigos físicos. Pero sin duda era mas aburrido, mas difícil pero mas aburrido.

Las unidades que se iban a necesitar estaban claras, pero él quería ir un paso mas allá. La guerra estaba cambiando. Los ejércitos eran mas grandes, mas pesados, mas voluminosos. Y no parecía que eso fuera a cambiar, al menos por los enemigos de España. Por lo tanto si querían igualarlos debían buscar algo para compensar la superioridad numérica, que no podía ser mas que la evolución técnica y táctica.
Ya se imaginaba a los nobles y a los soldados viejos, "el valor del soldado español podría hacer frente a cualquier enemigo", "no necesitamos nuevas armas, solo alguien a quien atacar"...incluso el Rey, tan celoso de sus soldados españoles podría fruncir el ceño.
Su propuesta iba en el sentido de reducir el tamaño de los Tercios a 1.000 hombres, dividido en 2 batallones de 500. Cada batallón, o a al menos uno incluiría una compañía de "granaderos", habida cuenta de la eficacia que había comprobado en persona en Flandes creía que podría sacarle partido, aunque solo fuera en asedios. Y además incluir un destacamento de caballería, 2 escuadrones a 150 soldados. Incluso sopesaba la posibilidad de incluir alguna pieza de artillería ligera. Pero eso debería hablarlo con alguien que entendiera de fundiciones y semejantes. Le habían llegado a sus oídos que en algún país nórdico se intentaba algo similar pero hechos de cuero...Imposible seguramente.

Sabía que todo eso costaría dinero, pero si reducía el número de soldados aumentando su potencia, compensaría ese gasto.

El arma debería ser para todos los infantes la misma, el mosquete, que algunos ya llamaban fusil, armado de un chuzo en la punta. Muchos lamentarían la pérdida de la pica, "la reina de las batallas", pero les retaba a que aguantaran con la pica una descarga de mosquetes a corta distancia y luego aguantaran una carga con los chuzos de punta.

La caballería...tenía que homogeneizarla. Pistolas y sable. Y algunos mosqueteros a caballo, debería mirar la posibilidad de acortarles ese arma.

Esa al menos debía ser la organización del "ejército de maniobra". Las guarniciones podrían equiparse con arcabuces, mosquetes y picas, pues no creía que hubiera dinero para todos equipados.

Ya se había creado la primera unidad de este tipo. Se encontraba ahora mismo en las afueras de la Villa y Corte. La instrucción marchaba a ritmos acelerados. Para vencer gran parte de las suspicacias de la nobleza, el mando como Maestre de Campo se le había concedido al hermano del Rey. Fernando de Austria. Por muy cardenal que fuese le gustaba demasiado el plomo y el acero.
El mando era suyo, al menos de manera teórica. El joven tenía cabeza, y los veteranos que había puesto a su lado como
Capitanes, eran mas consejeros que otra cosa. Había que formar a los jefes igual que a los soldados, y para ello pensaba abrir una academia donde estudiar poliorcética, matemáticas, artillería, pero también el uso de la infantería y la caballería.


“…Las piezas de campaña se perdieron; bandera de español ninguna…” Duque de Alba tras la batalla de Heiligerlee.
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Mensaje por Gaspacher »

Real fábrica de relojes de Onda

Es una manufactura real construida a instancias del Rey Felipe IV en esta localidad valenciana en 1630. En la actualidad mantiene la actividad para la que fue creada.

Orígenes
Historia
Actualidad


Origenes

La Real Fábrica de Relojes de Onda es una de las manufacturas reales para la fabricación de objetos de lujo creadas por la política mercantilista de la preilustración española de la primera mitad del siglo XVII. Fue fundada por Felipe IV en 1630 junto a las Reales fábricas de Tapices de Madrid y la de Cristal de la Granja de Segovia. Estas fábricas inspiradas en las de uno de los consejeros del rey………

Historia

En otoño de 1630 se inició la construcción de la Real Fábrica de Relojes de Onda. Esta fábrica empleaba la tecnología de péndulo desarrollada por Galileo y perfeccionada por el ingeniero Ignacio Otamendi Lezca en Madrid, por medio de dos de sus aprendices. La fama que gano esta localidad y las posibilidades de empleo que ofrecía esta compañía pronto atrajo a grandes relojeros alemanes que se instalaron en las cercanías con sus familias, duplicando la población en los diez años siguientes.

Sus relojes se extendieron por toda Europa, siendo especialmente afamados los llamados “Relojes de Campanario”, llamados de Torre fuera del Reino de Valencia. Estos grandes relojes que empezaron a instalarse en los campanarios del Reino de Valencia, desde donde eran visibles por todo el municipio pronto fueron exportados a toda Europa. Pronto muchos ayuntamientos, tanto de Europa como del Nuevo mundo empezaron a buscar estos relojes.

En 1644 trabajaban en esta factoría más de cien artesanos relojeros, y cuatrocientos aprendices. Junto a ellos trabajaban cientos de artesanos como orfebres, especialmente plateros, y ebanistas…


A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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Real Maestranza de Artillería de Sevilla

Se trata de una manufactura real construida a instancias del Rey Felipe IV en Sevilla a semejanza de la factoría privada de Valencia.

Orígenes
Historia
Actualidad


Orígenes

En 1626 se fundó en Valencia con capital privado una fábrica de artillería de bronce que utilizaba un novedoso sistema de construcción denominado de bronce comprimido. Estos cañones que lograban un alcance que triplicaba el de los cañones de hierro o bronce colado en servicio en la época, demostraron rápidamente su valía, por lo que en 1630 el Rey Felipe IV decidió poner esta fábrica bajo el patronazgo real y construir una segunda factoría en Sevilla.

Historia

En otoño de 1630 se inició la construcción de la Real Maestranza de Artillería de Sevilla. Esta fábrica empleaba la técnica del bronce comprimido desarrollada por…., en Valencia. La factoría inicio su producción en 1633, sirviendo sus cañones para armar los navíos de la armada española.

Paralelamente a la construcción de esta factoría se inició la construcción del Canal Imperial de Felipe IV. Este proyecto pretendía hacer navegable el río Guadalquivir hasta las cercanías de las minas de carbón de Puertollano, para lo que fue necesario limpiar el cauce en algunas zonas, construir canales en otras y sobre todo construir un total de nueve presas y embalses para regular el cauce del río y permitir la navegación en los meses de sequía. Las obras del canal se finalizaron en 1639, y ultimo embalse en ser finalizado, el del río Jándula en 1647. Todo ello convirtió este sistema para abastecer la Real Maestranza en el mayor proyecto de infraestructuras de la época.

En 1650 trabajaban en esta factoría más de cien maestros artesanos auxiliados por un millar de oficiales y cientos de aprendices.


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Mensaje por tercioidiaquez »

Cercanias de Madrid.

Espinola prestaba atención a las evoluciones de los dos batallones. Ambos marchaban al paso marcado por los tambores, con un fondo de 4 filas y una quinta con los cabos y sargentos detrás, manteniendo el orden, mientras los capitanes formaban en cabeza siguiendo las órdenes del Sargento Mayor.
Lo más difícil había sido convencer a cabos y sargentos que no debían ponerse en cabeza. No era falta de valor, sino todo lo contrario el ponerse detrás y no delante.
Las banderas, en primera fila ondeaban con la cruz de Borgoña y las líneas de llamativos colores.

El tambor mayor, en el centro del despliegue, rodeado de otros, junto con un grupo de oficiales a caballo, mandó alto. El Maestre de Campo, armado de oro señaló con la bengala de mando al frente, y un enlace a caballo salio raudo hacia uno de los batallones.

En un par de minutos, mientras los soldados aprestaban sus armas el batallón que acababa de recibir la orden avanzó 10 pasos. La primera fila se arrodilló y apuntó sus armas. La segunda hizo lo mismo por encima de las cabezas de sus compañeros. La orden de fuego se oyó claramente, y los disparos, solo de pólvora sin bala, atronaron la mañana. Inmediatamente las dos filas posteriores avanzaron hasta ponerse delante de sus compañeros, repitiendo la acción. En ese preciso momento, entre el hueco de los dos batallones un escuadrón de húsares, al mando del antiguo compañero de Diego, Bela, salió galopando. Pasaron rápidamente de la columna a la línea, y cuando habían recorrido 300 metros volvieron grupas y retrocedieron por el mismo sitio. El hueco de tan solo 10 metros fue ocupado por ambos flancos de los batallones ofreciendo un muro impenetrable al supuesto enemigo. Las bayonetas brillaban en las puntas de los fusiles de la primera línea, mientras la segunda abría nuevamente fuego con salvas.

Espínola asintió con la cabeza. Las primeras "guerras fingidas" del Tercio de Infantería de Guardias Inmemorial", o como era conocido por sus componentes "el freno" había demostrado que una nueva forma de lucha, era posible.


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Madrid, 24 de agosto

Pedro aparto con cuidado la pierna de mujer cruzada sobre su vientre, desperezándose poco a poco. Con las primeras luces de la mañana pudo observar a su joven acompañante, antes de levantarse para dirigirse al Palacio Real de El Pardo en las afueras de Madrid. Que sería muy real, pero rara vez alojaba al rey salvo que quisiese cazar en las extensas fincas que lo rodeaban. El propio Monarca solía alojarse en uno de los palacios de Olivares junto a los jardines del Retiro en lugar de en su propio palacio en Madrid.

Mientras cabalgaba hacia El Pardo pensó en lo mucho que quedaba por hacer. Al final la reunión para reformar las fuerzas armadas españolas se saldó con un rotundo fracaso. Los gastos de tamaña fuerza echaron atrás al valido y a la Junta Grande, que influyo en el Rey lo suficiente como para rechazar la propuesta. Según parecía Spínola aun luchaba por revertir tal decisión, pero de momento tan solo pudo lograr el permiso para reclutar una unidad de choque, una fuerza de veteranos de élite capaz de decidir las batallas entrenada conforme a los nuevos métodos “valencianos”. Esto es, suprimiendo las picas en favor de los mosquetes y bayonetas, aunque… ¿ahora que no tenían origen en Bayona seguirían llamándose así?

Poco después llego al palacio, cerca del cual se habían construido grandes barracones de madera para alojar a la tropa de aquel nuevo tercio de infantería. Hablaría con Spínola, si el Rey mantenía su decisión de no implantar las reformas militares, lo mandaría todo al infierno y regresaría a su hogar en Valencia.
Última edición por Gaspacher el 10 Nov 2016, 20:34, editado 1 vez en total.


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Valencia, septiembre de 1630

Pedro contemplo la loza del horno antes de destrozarla de una patada. Sus intentos de lograr porcelana habían fracasado una vez más, pero sentía que ya estaba cerca de lograrlo. Los ingredientes de la porcelana eran bastante simples, mitad de caolín y otra mitad de feldespato y alabastro en partes iguales, y la forma de cocción a más de mil trescientos grados si no recordaba mal, también. Como fuere suponía que lograr fabricar porcelana “europea” era cuestión de semanas. Cuando lo lograse instalaría una fábrica en la zona de Villareal que de hecho ya estaba en construcción. De hecho en cuanto hubiese acabado con la porcelana dura, investigaría las porcelanas blandas y de hueso, cuyas formulas no diferían demasiado y podían proporcionarle más ingresos.

Tras el fracaso en su intento de reformar el ejército y la armada había regresado a Valencia, donde la ciudad prosperaba por sí misma. La armada bajo el mando de Urquiza había desarrollado una intensa campaña naval en el Mediterráneo, capturando numerosas presas a otomanos y berberiscos que trajeron nuevas riquezas a la ciudad. De hecho tal era la efectividad de la flota una vez destruidos los nidos piratas de Argel y Túnez, y castigados los de Bugía y Trípoli, que el presente fue el primer año sin ataques piratas ni a embarcaciones ni a poblaciones en mucho tiempo.

El Grao y la propia ciudad continuaban creciendo conforme más artesanos, comerciantes, y hombres de mar y guerra llegados de todas partes se instalaban en la ciudad para aprovecharse de su expansión. La propia universidad atraía a numerosos académicos, principalmente astrónomos y matemáticos italianos con los que Galileo ya había mantenido correspondencia y que ahora llegaban atraídos por el gran telescopio de Castellón. Por supuesto protegidos por el servicio de inteligencia creado por Pedro, quien permanecía especialmente atento a posibles injerencias de la inquisición. Por fortuna de momento estas no se habían producido, demostrando que en aquella extraña España la inquisición se preocupaba más de perseguir a luteranos que a teorías heréticas. De hecho en todo caso se solía atacar las teorías y no a los teorizadores, instaurándose la censura sobre sus obras en caso necesario.

En otro orden de cosas el equipo que investigaba la “Luz de gas” por fin había tenido éxito, creando un sistema de iluminación. Por supuesto esto era posible porque durante mucho tiempo él aconsejo y dirigió al equipo desde las sombras. En unos meses esperaba tener completamente iluminado el Grao de Valencia, al fin y al cabo tenía ya todo lo necesario.

Las farolas de hierro fundido serían construidas en el Alto Horno de Murviedro. Las tuberías de bronce, construidas por extrusión, en la fábrica de artillería, los cristales para las lámparas en su fábrica para cristales. Para acabar el gas necesario se obtendría de la producción de coque para sus fábricas, e incluso de la depuradora del alcantarillado de Valencia, donde los sistemas de filtrado producían una digestión anaeróbica que producía gases.

Aparte de eso tan solo restaba poner en orden un par de experimentos, después de eso se retiraría y mandaría todo a tomar por donde amargan los…


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Valencia, finales de marzo de 1631

La corte real estaba revolucionada desde el anuncio del Rey Felipe de trasladarse a Valencia con urgencia. Por segunda vez en un año el Rey se trasladaba a Valencia, solo que está vez no acudía a solicitar la ayuda económica del reino de Valencia sino a contemplar un espectáculo que prometía ser magnifico, la conquista de los cielos. Una empresa de tal magnitud prometía ser un gran espectáculo y por lo tanto junto al rey se trasladó la corte al completo, e incluso muchos nobles que vivían algo alejados de ella hicieron una excepción y se acercaron a contemplarlo. Según parecía el que el aeronauta fuese el almirante don Pedro, le daba especial importancia pues muchos estaban seguros que la conquista del aire era segura.

Al llegar a Valencia el Rey se encontró con una ciudad que en tan solo un año había cambiado. El Grao de Valencia tenía un maravilloso sistema de iluminación nocturna que gracias a sus farolas creaba unas calles claras y hermosas, sin restos de suciedad pues equipos de limpieza las recorrían limpiándolas. Tal era el estado de aquella zona que el Virrey ya había aprobado la adopción de dicho sistema de iluminación por la propia ciudad de Valencia, en cuyas calles se trabajaba ya para instalar los sistemas de conducción de gas, fuese lo que fuese aquello. Algunos

Otra de las sorpresas que encontró fue el conocer que se había logrado una porcelana europea semejante a la china. De hecho se fabricaban ya tres tipos de porcelana, una que llamaban blanda con la que se hacían figuras y esculturas como una hecha por el propio Pedro que tenía frente a sí. Las otras dos eran porcelanas que llamaban duras, con las que se hacían vajillas y otros objetos.

De momento esas porcelanas eran principalmente blancas, pero ya se trabajaba en colorearlas y un grupo de alquimistas de la universidad trabajaba en lograr nuevos colores. El propio marqués de los Vélez, virrey de Valencia, creía que esa porcelana serviría de para dar un nuevo impulso a la ciudad y al reino.

De hecho tal era la importancia que estaban tomando las nuevas industrias que el Reino de Valencia había creado un nuevo ministerio que se unía a los de guerra, marina, fomento, bosques, y hacienda. Este era el ministerio de seguridad, cuyo ministro procedía del estamento real, y era el encargado de mantener la seguridad interior del reino, especialmente en los relacionado con las fugas de información. Esto incluía el evitar que las formulas o los artesanos que trabajaban en aquellas industrias saliesen al extranjero llevándose con ellos las formulas o los métodos de producción que tanta prosperidad estaban trayendo al reino. Por desgracia como contrapartida la inquisición estaba perdiendo financiación, pero el consell general había llegado a la conclusión que la prioridad era la seguridad.


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Mensaje por Gaspacher »

La prueba aeronáutica tendría lugar al día siguiente, así que el Rey salió a pasear por los jardines del botánico, donde esos días era muy habitual ver pasear a parte de la nobleza. Una curiosidad que llamo su atención, es que en algunos lugares se habían instalado mesas de piedra en las que era habitual ver partidas de ajedrez. Precisamente poco después una partida llamo su atención lo suficiente como para acercarse oculto tras unos árboles.

Los jugadores estaban tan concentrados que no advirtieron su presencia. Uno de ellos era Don Pedro, quien jugaba con blancas y había empezado con una apertura con sus dos caballos. Su adversaria era la joven hija del duque de Medina Sidonia, doña Luisa de Guzmán, quien había respondido con otra apertura idéntica. Segundos después en lo que parecía una maniobra inexplicable, Pedro sacrificaba su caballo tomando el peón en rey cinco de forma innecesaria, permitiendo que Luisa capturase aquel caballo con su propio caballo.

Lo que sucedió a continuación fue una masacre. Pedro contraataco con sus peones amenazando aquel caballo negro que tuvo que retroceder atrás y más atrás, mientras nuevos peones entraban en juego uno tras otro permitiendo un rápido despliegue que controlo el centro, mientras Luisa desesperada desperdiciaba movimiento tras movimiento retirando su caballo cada vez más atrás. Solo una docena de jugadas después la joven dama tuvo que admitir su derrota.

—El ajedrez dice mucho de las personas, vos sois muy ambiciosa, tal vez demasiado. —Dijo Pedro con una sonrisa.

—¿Y qué dice el ajedrez de vuesa merced, Don Pedro? —dijo la joven con un ligero bufido...

—Que soy como un perro de presa, que cuando tengo un enemigo no cejo hasta acabar con él de la forma que sea necesario.

—Una cualidad ideal para un soldado.

—Siempre y cuando no se convierta en un vicio al no permitir reconocer los propios errores es una cualidad ideal para cualquier ámbito de la vida, ya sea la milicia, la filosofía, los estudios, o el propio amor. La estrategia puede aplicarse en cualquier ámbito de la vida… con todo lo importante es saber que nunca es bueno tenerme como enemigo. Si el rey me ordena acabar con alguno de sus enemigos, a ese enemigo más le vale el rendirse o tarde lo que tarde y tenga que hacer lo que tenga que hacer acabare con él…

Felipe dejo de oír la conversación cuando se alejó.


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Mensaje por tercioidiaquez »

Palais Cardinal. París.

-Eminencia.
- Pasad Rochefort, pasad.
El hombre entró en el despacho del primer ministro de Francia. La cicatriz no había hecho mucho por embellecer su cara. Al contrario aumentaba la malicia que su torva mirada dirigía siempre a su alrededor.
-Sentaos por favor.
El Cardenal no solía irse por las ramas con lo que directamente arrojó a su secuaz su próxima misión.
-Os encaminareis a Alemania, en concreto a Sajonia. Quiero que hagáis llegar al rey sueco lo que hemos acordado. Acompañadle, aprended de él y guardarle. Puede que tenga que convertirse en nuestro paladín. Me interesa sobre manera las reformas que ha hecho en su ejército.
- Eminencia, es un hereje...-dejó la frase a medio terminar.
-¿Y? ¿Debería aliarme con Felipe porque es el rey Católico?.
Rochefort encogió los hombros- Si a vos no le incomoda, a mí tampoco.-
-Claro que me incomoda, es un hereje que arderá en el infierno por la eternidad, pero aquí será el instrumento de Dios para acabar con los Habsburgo, aunque él no lo sepa. Dejadle claro que cuando llegue el momento contará con el apoyo de Francia y aunque no lo puedo poner por escrito, también de las Provincias Unidas. Pero dejadle claro que si quiere que el Báltico sea el mar sueco, no debe cejar de presionar a nuestros enemigos comunes.
-Por lo que me dicen es impetuoso.
-Contenedle cuando sea necesario y darle rienda cuando lo precise. Pero que ocupe Viena.


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La mañana del domingo toda Valencia esperaba alborotada para contemplar el espectáculo que se prometía. Por ello miles de personas, tanto de la ciudad como de las villas cercanas acudieron al botánico o subieron a las murallas de la ciudad para no perderse en acontecimiento. El propio Rey junto a su corte contemplaría el intento de volar desde un palco construido junto a la explanada en la que Pedro había instalado su aerostato.

Poco después de las ocho de la mañana el Rey y su corte acudieron al palco, saludando a Pedro quien llevaba desde primera hora de la mañana preparando su globo, que a esas horas aparecía ya hinchado y para sorpresa de todos a punto de echar a volar…algo que despejo las dudas de los pocos que habían apostado por que sería imposible.

Serían poco después de las diez cuando Pedro que había montado en una cesta gigantesca suspendida del globo, corto las amarras que lo mantenían sujeto al suelo iniciando su ascenso que desato un clamor del suelo. Miles de personas echaron la voz en grito, y aquí y halla algunas mujeres se desmayaron de la impresión. El propio monarca, Felipe IV se levantó de su silla conforme se elevaba el globo, casi como si él mismo quisiese empujarlo para que ascendiera.

A media legua de allí los cañones de la escuadra saludaron al aeronauta con secos estampidos. Poco después el globo era empujado hacia el oeste por la suave brisa del día. Para entonces decenas de jinetes seguían su trayectoria del globo que paso sobre las torres de la ciudad, descendiendo de nuevo al otro lado del río tras haber alcanzado una altura de al menos trescientos pasos.

Felipe río con ganas por aquel impresionante logro que asombro a los embajadores del sacro imperio, veneciano y genovés, presentes en la ciudad aquel día. Aquello sacudiría a Europa, y si eso no reforzaba su poder e influencia política no sabía que lo haría, o tal vez si…

Seis días después del primer vuelo el globo estaba preparado una vez más para el vuelo. En esta ocasión el propio monarca acudió dispuesto a volar en presencia de la corte y los embajadores pese a las advertencias de su confesor, el anciano Antonio de Sotomayor.

— ¿Cómo decíais que funciona el aerostato, Don Pedro? —preguntó el monarca.

—Es muy sencillo majestad. No sé si su majestad ha notado alguna vez que en una habitación caliente hace más calor en el techo que en el suelo. Eso se debe a que el aire caliente tiende a subir desplazando el aire frío hacia el suelo. Es una cualidad que también pude conocer cuando cazaba en la Siberia. Allí en invierno a veces acampábamos haciendo cuevas de nieve, y siempre teníamos que hacer un agujero en el suelo para que el aire más frío bajase, permitiendo nuestro descanso.

Sabiendo eso lo único que tuve que hacer es construir un globo para atrapar el aire caliente como la vela atrapa el viento para mover un navío, solo que el globo se hizo de seda para que pese menos que la lona. —Fue explicando Pedro señalando las diversas partes del globo. —Una vez hecho el globo tan solo fue necesaria una cesta como barcaza y un calentador de aire, como este que utiliza lana y alcohol de boj…aunque estamos investigando la forma de construir un calentador que utilice el gas que ahora utilizamos en las farolas de la ciudad…

...En fin, que calentamos el aire, lo atrapamos en el globo, y dejamos que sea el aire caliente quien nos impulse hacia los cielos.

—Simplemente impresionante...—dijo el rey mientras observaba como varios hombres habían acudido a carro en el que un gran cabrestante sujetaba el globo con una cuerda. —Y esa cuerda debe evitar que el viento nos arrastre convirtiéndonos en un globo "cautivo", ¿verdad?

—Así es majestad. —Respondió Pedro mientras el globo se elevaba con facilidad en aquella luminosa mañana. Desde unos quinientos
pasos de altura el rey pudo observar la ciudad desde los aires, con el puerto al fondo.

—Asombroso, nunca había pensado que esto sería posible…¿Así es como se sienten las águilas?…todos parecen hormigas…y la escuadra allá al fondo… y mire, un batallón de la milicia marchando al paso hacia la ciudad… simplemente increíble… —Fue describiendo el rey mientras señalaba a la escuadra que navegaba cerca del puerto, o una compañía de la milicia que marchaba al paso, siguiendo el redoble de un tambor que la asemejaba a una serpiente que se deslizaba por el campo…


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Alcázar Real de Madrid, junio de 1631

Pedro estaba de regreso en Madrid una vez más. Por desgracia para sus intenciones de retirarse a vivir la vida en su hacienda, los recientes eventos lo habían convencido que no podría lograrlo si antes no encauzaba a esa España decadente. Hasta entonces sus intervenciones habían tenido como objetivo el enriquecerse, cosa que ya había logrado estableciendo empresas de exito. Cierto que tras el primer encontronazo fortuito con la flota de invasión a Cádiz en 1625 había empleado sus conocimientos del futuro para actuar.

Eso le permitió atacar Plymouth tras la epidemia de peste, causando graves daños a unos ingleses ya debilitados, las colonias americanas de ingleses y holandeses, y por supuesto, salvar la flota de la plata en Matanzas. Incluso había participado en las campañas del Mediterráneo en 1629 destruyendo varias ciudades gracias a sus conocimientos de química aprendidos en operaciones y la academia.

Después de eso espero poder retirarse, pero la cerrazón de los consejeros del rey le había forzado a replantearse su futuro. Al menos Felipe IV había sido receptivo a algunos consejos como los que le llevaron a fundar las Manufacturas Reales, pero ahora se enfrentaba a nuevos retos si quería reformar los ejércitos reales.

Para ello debería volver a la carrera de las armas y de ser necesario acabar con los enemigos uno a uno, destruyéndolos por completo. Eso que para otra persona hubiese sido imposible para él era una posibilidad, no solo por sus conocimientos de historia sino también por su actitud mental y falta de piedad que se materializaba en el concepto de guerra total. En una ocasión había dicho a la joven Luisa Francisca de Guzmán que él era como un lobo, como un perro de presa que cuando mordía a un enemigo jamás lo soltaba hasta acabar con él… y era verdad.

Si tenía que volver a ir a la guerra contra Francia, Inglaterra, o Las Provincias Unidas o cualquier otro que se pusiese en su camino, no cejaría hasta destrozarlo completamente, y eso la incluía a ella…ya vería si aquello de “mejor reina un día que duquesa toda la vida” se repetía en esta ocasión. Por fortuna la reciente demostración del globo y la escena que el Rey pudo contemplar desde él, habían convencido al monarca de la necesidad de reformar el ejército, motivo que arrastro a Pedro a la ciudad una vez más, pese a que Madrid era una villa pequeña, sucia y desagradable.

Como Pedro dijo a Felipe IV, su abuelo se había equivocado al establecer la capital de España en Madrid, alejada de las noticias que llegaban desde el Imperio. Debería haberla establecido en Valencia o Barcelona para estar comunicado de forma rápida con el Imperio mediterráneo, o en Lisboa una vez conquistado Portugal. De hecho de no ser porque el “centro” del mundo era Europa, la corte hubiese estado mejor en América que en Europa…en fin, si el rey no accedía a llevarla a la costa habría que convencerlo para que al menos crease un sistema de telegrafía óptica…

pero eso quedaba para el futuro, ahora debía concentrarse en preparar las reformas del ejército y la armada para ir llevando por el camino adecuado al válido.


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Dios Santo! Que mierda hago aquí! Esta es una pregunta que ya me voy haciendo tres años largos. Supuestamente debía empezar mi especialización en cirugía maxilo facial, que en realidad solo la deseaba para poner implantes, luego de mis especialidades de prostodoncia y endodoncia, pero estoy aquí, no sé cómo, mas perdido que huevo frito en cebiche.

Que quien soy? Eso ahora es intrascendente, pero pueden llamarme Francisco Sánchez de Lima. Francisco como mi abuelo, Sánchez como mi bisabuela, y de Lima obviamente por mi ciudad natal. Como pueden suponer, soy dentista, y luego de formarme en el colegio en el que no le permitieron estudiar a Julius, en la Facultad de Estomatología de una Universidad que nació reaccionaria y en la Universidad más señera de Venezuela, estaba listo para comenzar mi última especialidad en Sevilla, ciudad en donde por cierto, había culminado la homologación española.

Pero tenía un par de meses por delante, así que entre buscar piso, darme de alta en hacienda (siempre es conveniente poder matar unos tigres para mejorar mi insuficiente base económica), pude dar unas vueltas por las Españas. Y así llegue a Avila. Linda ciudad. Quede prendado de sus murallas, de sus calles y de sus fogones.

Estaría de jueves a lunes, suficiente como para ver si podía colocar algo de platería artesanal seudo inca (en realidad, pseudo mochica) en el Mercadillo Medieval del fin de semana, ver alguna exhibición de espada ropera (para ser sinceros, más me interesaba una de espada y broquel), buscar alguna flauta de una buena madera, y hacer un esfuerzo supremo de voluntad para no terminar con un ataque de ácido úrico ganado a pulso de tanto chuletón en su punto.

Efectivamente, la exhibición de los émulos de Alatriste no dejaban ni de llamar poderosamente mi atención, ni de arrancar nutridos aplausos al público. En mi adolescencia había practicado algo de esgrima, pero evidentemente el florete poco tenía que ver con lo que estaba viendo, para empezar una tenían una posición de “en garde” con el brazo totalmente extendido. Sabía que en Europa había un renacimiento de la esgrima “de verdad”, y en España, los artistas marciales que practicaban según los manuales del Siglo de Oro habían hecho que la Verdadera Destreza brillase en todos los campeonatos de HEMA en la modalidad rapier, que de hecho, venia del castellano: rapier, ropera, espada ropera… Aunque en honor de la verdad, el espadachín que estaba llevando la peor parte, se las ingenio con técnicas de judo (que también practique, aunque termine más aficionado al bo que a otra cosa) o jiu jitsu para desarmar a su oponente, lo que no deja de ser original. Me encantaría tomar unas birras con estos tipos!

Y si, pude encontrar una bonita flauta dulce de madera de olivo, hecha en Israel. Por supuesto, no era la flauta traversa de palisandro que mi hermana me había encargado, pero su costo era substancialmente menor, así que se podía dar por bien servida. Tenía un sonido hermoso, un tantito más profundo que el de las de plástico y con orificios separados para que las notas saliesen con un poco más de brillo.

Pensaba ir a ver librerías para hacer tiempo hasta que cayese el sol y fuese a ver al joyero que telefónicamente parecia estar interesado en la plata: llevaba furtivamente a la espalda con cerca un cuarto de kilo en piezas, tal vez se anime, tal vez no. En fin, lo importante ahora era bajar el calor, porque el sol era implacable. Una clara y unas tapas ayudaron, y otra clara de yapa aún más, pero lo que el cuerpo pedía era sombra y descanso, pues el calor y la modorra estaban haciando bien su labor. Mis posaderas dieron con un banco a la sombra de la Catedral, y un fresco vientecillo me arrullo hasta que el sueño me pudo.

Me desperté súbitamente, un olor penetrante mal olor me punzaba en la nariz. Carajo!, que mierda ha pasado aquí?” Todo estaba cambiado, pero especialmente, todo olía mal: meados, bosta de caballo, varios mojones evidentemente humanos, verduras podridas y hasta animales muertos. Perros sueltos, gallinas revoloteando, hasta vacas paciendo! Lo primero que pensé es en un reality de mal gusto, luego me sobresalto el susto de haber sido robado durante mi inesperada siesta, pero de inmediato comprobé que el peso de mi mochila seguía siendo el mismo, la plata seguía ahí. Pero si era un reality, el decorado era paupérrimo. Vamos! Ni que estuviesen filmando las partes más miserables de King’s Landing en Avila! No, la recreación de la miseria era buena, tal vez demasiado buena como para ser un chiste burdo. Y la temporada de filmación de Juego de Tronos aun no comenzaba. Estaba intrigado con la versión pobre de los traje de época que tenían instantes previos, sin embargo, percibía que la gente estaba aún más intrigada de mi aspecto, anodino en mis jeanes (o vaqueros como les dicen por estos lares), una camiseta azul y sandalias. Vamos a ver, voy a llamar por el móvil. Carajo! No tiene cobertura, ni una mísera rayita! Mejor lo apago para conservar la pila.

“A ver, a ver, a ver. Piensa, piensa o no sales cuerdo de esta”, me dije luego de dar una rápida vuelta. Estoy no es una broma. O he caído en un agujero de gusano, o he ido a dar a una de las once dimensiones de la teoría de las cuerdas, o súbitamente Dios le había dado a este impenitente el don de la ubicuidad en tiempo y espacio. Mi primera prioridad era evidentemente, sobrevivir. Ya vería después si vuelvo a los estudios de Cirugía Maxilo Facial, lo primero que tengo que hacer es evitar que me quemen vivo por hereje, que me cosan a estocadas, o que me muera de una infección trivial, o lo que es peor, que me muera de hambre. Afortunadamente la plata es plata, hoy o ayer, así que por lo menos tendría para durar un tiempo.


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Un soldado de cuatro siglos

Mensaje por Gaspacher »

Colegiata de San Bartolomé apóstol, Valencia

— ¡Es una herejía! Infectar a buenos cristianos con sangre de vaca ¿Dónde se ha visto tamaña desfachatez?

—Defienden que eso previene la viruela…

—Eso es imposible, una superstición propia de paganos ¿Cómo va a prevenir la sangre de vaca la viruela, y aún más como va a hacerlo mediante una incisión en el brazo?

—Pero los resultados parecen dar la razón a los cirujanos que realizan esa práctica. Defienden que las vacas también padecen viruela pero que es de un tipo más suave que el que padecemos nosotros, y que al transferir su sangre se logra entrenar al cuerpo de forma que la viruela humana es luego fácilmente derrotada…y el hecho es que ni uno solo de los “vacunados” ha desarrollado la enfermedad pese a ayudar en casos de infectados.

—Porque esa ha sido la voluntad de Dios, no hay otra explicación.

—A menos que Jesucristo nuestro señor nos esté mostrando el camino con esa vacuna…

—¡Tonterias!

Palacio de Versalles, Paris

—¡Ha volado! ¡Vuestro hermano ha volado en Valencia! ¡¿Qué demonios está ocurriendo?! ¿Acaso Dios es español, eminencia? ¡Eso debería ser imposible pero todos los embajadores genovés y veneciano fueron testigos y juran haber visto algo… imposible.
Es inconcebible que…—

Las diatribas del rey continuaron durante minutos mientras pasaba una y otra vez frente a sus cortesanos de confianza y la propia reina. El propio Richellieu apretaba los puños en un gesto de ira mal contenida, pues esa simple gesta parecía estar a punto de lograr que la alianza que trataba de pergeñar con los príncipes protestantes en contra de los Habsburgo fracasase. Eso le inspiro unas palabras

"Es bien cierto que los españoles aspiran al dominio mundial, como que, hasta ahora, lo único que lo ha evitado son lo disperso de sus dominios y lo escaso de su número."


A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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Mensaje por Gaspacher »

Laboratorio de Ingenios, Valencia

El director Lluís Tebar pasaba más tiempo dedicado a tareas de oficina que a colaborar con los inventos en los que trabajaban en el taller, sin embargo trataba de pasar al menos una vez a primera hora del día y otra antes de acabar por los talleres para dar su impresión y algunos consejos. De hecho en los talleres no se trabajaba en grupos cerrados, sino que cada herrero, alquímico, carretero, o ingeniero era libre de ir de un grupo para otro aportando sus ideas a los trabajos.

En esos momentos estaban trabajando principalmente en máquinas de sangre para los campos textil, medico, científico, y agrícola. La mayoría de los inventos eran solicitados por el dueño de la empresa, Pedro Llopis, quien solía describir la máquina que buscaba y dar algunas ideas y especificaciones a los técnicos que desarrollaban el trabajo. Incluso en algunas ocasiones cuando llegaban a un camino sin salida, Pedro podía intervenir y cambiar las cosas con sus consejos.

Para el textil recientemente habían acabado una desmotadora de algodón operativa. La máquina era muy simple, dos tronillos sin fin giraban un sistema de cuchillas que abría las capsulas de algodón, separando las fibras de la capsula y las semillas, mientras para evitar que el algodón obturase las cuchillas, unos cepillos fijos en un extremo las limpiaban constantemente. Con esa máquina la producción industrial de algodón sería un hecho en poco tiempo. La idea original había partido del dueño de la empresa, pero habían sido los trabajadores los que la habían construido solventando todos los problemas de la máquina podía ocasionar.

Un telar con un sistema de lanzadera “volante” que disminuía el tiempo y el esfuerzo realizado para tejer al tiempo que mejoraba la calidad y sobre todo la anchura del tejido, que ahora podía ser mayor que el largo de un brazo humano, descansaba en una esquina. El invento se había demostrado práctico y ahora tan solo era necesario mejorar su mecánica para evitar problemas en el futuro, un aspecto en el que prestaban gran atención.

Durante su recorrido pudo observar el prototipo, no exento de problemas, de una hiladora capaz de trabajar con media docena de carretes de hilo. Ahora mismo una docena de trabajadores estaban a su alrededor poniendo en práctica una solución que habían pensado para mantener los hilos en su sitio. Si lo lograban pasarían a trabajar con diez o veinte hilos y verían hasta donde podían llegar.

Con esos tres inventos, unidos a la máquina de coser ya en fabricación, la industria textil daría un vuelco que afectaría a todo el mundo.


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Mensaje por reytuerto »

Encontré a un joyero y le ofrecí en venta un dije con genuina apariencia de “platería–para-gringos-paseando-por-el-Cusco”, cuando sorprendido por la pureza de la plata moderna, indago su procedencia, solo atiné a decirle que era parte de una antigua herencia, que venía del Reino del Perú, pero como era un ídolo del diablo, quería deshacerme del mismo.

“Válgame Dios, este ídolo es de plata pura”

“Si, Vuestra Merced” - le dije tratando de recordar a Quevedo los más rápido que mis neuronas podían, sabía que cada uno de las piezas de plata pesaban unos 25 gramos, pero ignoraba absolutamente cuanto podría valer en el Siglo XVII, solamente recordaba que el mercadillo medieval, entre chanza y chanza, se decía que el cambio de Euros a Reales era de poco más de 3 y medio.

“5 reales” me dijo el joyero, con un brillo rapaz en los ojos.

“No, Vuestra Merced” - le respondí casi instintivamente – “es plata pura, 9 reales y medio”.

“Pero es plata de los infieles”.

“Esa tierra está siendo evangelizada, Vive Dios!, eso la lava”.

Y luego de una corta puja, transamos en 7 reales y medio, y me retire sabiendo que me habían esquilado. “A ver”, me dije, “si cada real vale 34 maravedíes, vamos a ver para que sirve esto, y esto solo se puede ver andando”. Así, lo primero que hice fue comprar un jubón barato, para que no se me viese tan raro: 125 maravedíes, también unas tiras de lienzo, para enrollándomelas sobre las pantorrillas a modo de putees, los vaqueros pudiesen parecer unas calzas estrambóticas. Un bordón de buen fresno sería importante en una época en que por mirarte feo se iban a las espadas, 30 maravedíes. Y pese a estar en verano, ya no hacía calor el calor agobiante al que hacia responsable de este desbarajuste del Tiempo, de hecho, estaba bastante fresco, así que una capa me vendría bien… pero solo me quedaban 100 maravedíes y ya debía buscar donde pasar la noche.

No debía ser una posada de mala muerte, pues los piojos y pulgas me podían contagiar de cualquier enfermedad, tampoco podía ser algo demasiado ostentoso que me desfalcase. Quedaba poco sol, y decidí ir a extramuros. A media hora de la puerta de San Vicente, encontré una venta modesta, aunque parecía que bastante transitada, y por la módica suma de 80 maravedíes podría pasar la noche y tener una comida caliente.

Pedí un cubo con agua y un paño y me di un baño francés en las caballerizas. A escondidas me lave los dientes. La cena era una versión de la sopa de ajo, hecha con un pan oscuro y tocino que me supo rancio, y una jarra de vino peleón bastante aguado. Ya a estas alturas estaba despojado de reloj y móvil, y con el jubón, los vaqueros disimulados, las sandalias y el bordón, tenía un aspecto de extra barato de una película medieval de bajo presupuesto. “A ver, piensa!”- me dije- “la primera cuestión es saber si estas solo, o si otros han dado el salto temporal. La otra cosa es, si cuando despiertes mañana, despertaras en el Siglo XXI o en el XVII (porque a estas alturas, ya estarás convencido de estar en el Siglo XVII). Finalmente, ya has visto que la plata se acaba (y se acaba rápido): tienes que ver como haces para poder vivir por aquí”. Antes de acostarme, decidí que mejor dormía sentado, pues a orilla de la cama pude ver chinches gordos como vacas.

Y en esas cavilaciones, la barriga llena y el vino malo, el sueño me llegó nuevamente. Pese a sus extrañas circunstancias, dormí como siempre, como una piedra. Cuando clareó la mañana y escuché cantar a los primeros gallos, supe que la Ávila en que había despertado, era la de los Austrias.


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