Un soldado de cuatro siglos

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Gaspacher
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Un soldado de cuatro siglos

Mensaje por Gaspacher »

Jacques De Bruyne

Jacques de Bruyne, Lovaina (Flandes) 1610, San Jaime 1669, fue un militar y político español de origen valón.

Biografía

Nació en Lovaina en el seno de una familia católica de cierto renombre. Fue el segundo de siete hermanos, siendo el único varón en llegar a la edad adulta.

Se alisto en el ejército de Flandes en 1628 ó 29, luchando durante los compases finales de la guerra de “Reanudación” en un escuadrón de caballería valona. En agosto de 1631 formo parte de la escolta de un maestre de campo durante que fue sorprendida en campo abierto por la caballería holandesa. Derribado el Maestre de campo al ser muerto su caballo, Jacques le cedió su propia montura mientras protegía su retirada espada en mano, lo que le valió la recomendación personal para formar parte en el nuevo Tercio de la Guardia Valona que estaba siendo reclutado en Madrid.

Llegado a Madrid realizo su instrucción durante el año 1632, siendo asignado al regimiento de Carabineros de la Guardia como soldado. Permaneció en el regimiento los seis años siguientes, participando en las batallas en las que tomo parte la guardia en Trípoli (1633), Rosetta (1634), Qalyub y las Pirámides (1638), que le valieron el ascenso a sargento. Durante este periodo conoció a Isabella Lattanzi en Nápoles, con la que contraería matrimonio años más tarde.

En 1639 sentó plaza como capitán en el 8ª Regimiento de Coraceros “Ordenes Militares”. De regreso en Flandes con dicho regimiento participó en las batallas de Honnencourt (1642), y Rocroi (1644). Ascendió a comandante tras esta última batalla y participo en la conocida………

En 1646 recibió el cargo de comandante de la caballería del Presidió de Argel, cargo que desempeñó durante los tres años siguientes, hasta que ascendido a coronel. Fue recompensado con el mando del Presidio de Naiad y gobernador de la colonia de tal nombre, cargo que desempeñó hasta su licencia en 1658, tras treinta años de servicio. Permaneció el resto de su vida en América del Norte, en la hacienda que había obtenido en las cercanías de Naiad, donde se dedicó al cultivo de patatas, maíz, avena y a la crianza de ganado.

Casado con Isabella Lattanzi en 1640, tuvo cuatro hijos, uno de los cuales, Lucas siguió el camino de las armas alcanzando el rango de brigadier de caballería y gobernador de……..


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Egipto
Miles de hombres trabajaban de sol a sol en las obras publicas iniciadas tras la conquista. Al Este del lago Manzalla, dos ingenieros italianos, con la colaboración de tres compañías de infantería y dos escuadrones de caballería, supervisaban los trabajos de cinco mil hombres mientras estos se afanaban en cavar amplios cimientos para el que debería ser el fuerte de Santiago el Mayor. Precisamente a menos de media legua de estas obras se alzaba un fuerte de estilo romano. Una amplia zanja de cuatro varas de largo por cuatro de profundidad rodeaba un amplio terraplén alzado con la tierra de esa zanja. Sobre el terraplén, una empalizada de madera daba una protección adicional.

Era allí donde descansaban los quinientos hombres que guarnecían aquel fuerte y por ende, las obras de construcción del que, una vez terminado, sería su nuevo hogar. Pero para eso aun faltaban varios años de trabajo. De momento se conformaban con patrullar las obras, controlando que los trabajadores cumpliesen con su trabajo, y patrullaban la zona circundante para evitar incursiones de salteadores o cobrar tributos a las caravanas que por allí pasasen. Por fortuna aún no había dado ninguna reacción otomana, aunque era claro que los turcos no se conformarían con aquella derrota y buscarían la forma de desquitarse.

Mientras tanto las obras seguían en todo su apogeo. No lejos de allí dos mil hombres más estaban trabajando en cavar un largo canal de riego entre el ramal del Nilo oriental, y el lago Manzalla. Era el primero de los canales que querían construir a lo largo y ancho del Nilo, proporcionando agua a los cultivos de la zona. Cuando estuviesen concluidos, las fuerzas españolas podrían controlar el flujo del Nilo y solventar uno de los grandes problemas con los que se habían encontrado al llegar a Egipto. Los mamelucos habían exprimido la capacidad de las tierras hasta la extenuación, y ahora debían hacer cuanto fuese posible para sanearlas y recuperarlas.

Esto significaba que iban a iniciar una rotación controlada de cultivos con el fin de recuperar el suelo, pero también que deberían cuidarse mucho, de no sobreexplotar aquellos campos. Tal vez si actuaban con rapidez, podrían solventar los problemas de forma que el control de Egipto y sus cultivos. De esa forma Egipto podría convertirse en una solución para la sequía y la hambruna que se avecinaba en España.

Mientras tanto no quedaba sino trabajar. Decenas de miles de trabajadores musulmanes trabajaban en las canteras al sur del Nilo, extrayendo piedra que luego era enviada río abajo hacia el mar. Allí las piedras eran descargadas cerca de las obras de los once fuertes que estaban construyendo para ese momento.

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República corsaria de Salé

Por desgracia para los corsarios de Salé, las negociaciones con Felipe IV para incorporarse a España habían fracasado. Sin embargo no todo estaba perdido. Felipe IV había accedido a ofrecer su protección a la república, pagando tres millones de reales a cambio de que estos hiciesen la guerra a sus enemigos, principalmente Francia, Holanda, e Inglaterra. Luego, si aquella alianza fructificaba, ya hablarían de mayores colaboraciones, tal vez incluso de una reintegración total en España.

Pero antes de emprender la primera campaña, que dirigirían contra Inglaterra y Francia, debían hacer otra cosa. Para empezar reunieron toda la correspondencia que habían mantenido con los reyes de Inglaterra y los comerciantes holandeses, con la que Felipe IV esperaba obtener sustanciosos informes con los que combatir a sus enemigos.

………………….

Fuenterrabia

El general francés Henri de Sourdis contemplaba la ciudad española, ahora bajo asedio. Su flota había llegado a la zona para bloquear la ciudad desde el mar, mientras un ejército de casi veinte mil hombres la asediaba por tierra. De momento los planes estaban funcionando a la perfección, y el bloque se había realizado sin problemas gracias a que la flota española estaba en Egipto.

Faltaba ver como transcurrían los acontecimientos. Sabía que los españoles reaccionarían con fuerza, estaban obligados a ello, pero el grueso de su ejército estaba atrapado lejos de allí, al norte, en Flandes, o en Egipto, donde aprovechando la relativa paz en Europa habían lanzado un fulgurante ataque para hacerse con el control de aquel reino. Ahora verían si eso había sido un error o no…

…………..

En una playa desconocida

Un mercader genovés observaba como un grupo de hombres se acercaban a la lancha en la que esperaban sus hombres. Poco después aquellos hombres corrían hacia la playa cargados con arcabuces y mosquetes en sus brazos, armas que ocultaban de inmediato en una carreta cercana. Aun volvieron en tres ocasiones hasta los botes, descargando más arcabuces además de pequeños barriles de pólvora, chuzos y otras armas blancas.

Desde el puente de su galeón, Alonzo pensó que sus patrones españoles estarían muy contentos con su desempeño. Tal vez debería pedir un aumento de sueldo…aunque mejor era dejarlo, en sus bodegas descansaban relojes, espejos, y otros objetos de lujo que los españoles exportaban al resto de Europa a través suyo. No quería poner en riesgo ese negocio por ganar unos pocos reales en un negocio secundario.


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tercioidiaquez
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Mensaje por tercioidiaquez »

La corte había reaccionado con estupor primero y con resolución después.
Olivares había decretado que se enviaría a un ejército para hacer frente al francés en el norte. Diego se ofreció para mandarlo pero la llegada de noticias de un ataque en América había sido puesto al mando/desterrado de la fuerza que debía rechazar el ataque en América.

Las tropas fueron puestas a cargo del Capitán General de la Mar Oceana, duque de Medina Sidonia que comenzó a reclutar varios Tercios pero al modo antiguo, con piqueros y arcabuceros, pues como afirmó, "la pica, la mas noble de las armas", serviría para expulsar a los enemigos del Rey.

Diego embarcó en Sevilla sus dos Tercios de infantería y uno de caballería, incompletos pues la recluta no dio para mas, y se dirigió a Puerto Rico, previa escala en las Canarias.


“…Las piezas de campaña se perdieron; bandera de español ninguna…” Duque de Alba tras la batalla de Heiligerlee.
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Mensaje por Gaspacher »

Primer Ejército
Diario de Campaña
Egipto 22 de noviembre de 1638


A día de hoy todas las unidades establecidas en Egipto han recuperado su fuerza gracias a la incorporación de nuevos reemplazos y al regreso de heridos.

Tropas otomanas han alcanzado el Sinaí, ocupando sus principales pasos. No parece que vayan a continuar avanzando, y las últimas noticias sitúan al Sultán en Bagdad, donde está en campaña contra los persas.

Los telégrafos avisan que una partida de beduinos está intentando adentrarse en el Delta desde el sur de Alejandría. Serían unos veinte o treinta hombres, así que hemos enviado dos compañías de infantería y un escuadrón de dragones para darles caza. Espero que gracias a los telégrafos, nuestras fuerzas puedan coordinarse e interceptarlos.

Primer Ejército
Diario de Campaña
Egipto 24 de noviembre de 1638


Ayer a última hora una compañía del 23 de dragones logro interceptar a una partida beduina que acababa de atacar una aldea en el Delta, logrando causarles veinte bajas y capturando seis hombres y veinte caballos de raza árabe.

La manada de caballos de raza árabe capturada ha alcanzado los quince mil animales, principalmente al capturar los caballos de los miles de jefezuelos mamelucos.

Los cirujanos militares están preocupados por el estado de salud de los trabajadores del fuerte de Simón de Betsaida, informan que podría haber indicios de una epidemia y han solicitado implementar nuevas medidas de sanidad.

Mercaderes venecianos informan que el Sultán ha ordenado reunir una gran flota para reconquistar el país. Han traído más maestros carpinteros desde Inglaterra y Holanda y están construyendo naves mancas y nuevas galeras. Aunque el sultán ya llevaba un tiempo interesado en los galeones, y ya había mandado construir algunos, es ahora cuando se ha decidido a construir una flota de galeones, pero construir uno de ellos lleva de nueve meses a un año.

Añado una que me deje

El virrey ha prohibido la poligamia entre los musulmanes. Esta prohibición incluye las esposas oficiales, amantes, esclavas sexuales o cualquier otro tipo de relación polígama.


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Mensaje por Gaspacher »

Palermo, diciembre de 1638

Tras su larga visita a Nápoles, Felipe IV había pasado a Sicilia en lo que ya era un viaje a lo largo de sus dominios mediterráneos. Sería allí donde recibió noticias de la victoria lograda por las armas españolas en Fuenterrabía, donde el contraataque español había liberado el cerco de la ciudad, destrozando al ejército francés. Por desgracia el ejército español carecía de la fuerza necesaria para adentrarse en Francia, así que Olivares había ordenado que aquel ejército se situase en la frontera, tanto en la guipuzcoana como en la catalana. En su última misiva, el valido no hacía sino quejarse de la falta de tropas.

Por desgracia el monarca no podía prescindir de ninguna de las unidades que ahora estaban estacionadas en Egipto. Los últimos informes de los espías sobre las intenciones del Sultán lo dejaban bien claro. Murat IV estaba decidido a reconquistar Egipto, y había ordenado construir una gran flota, que junto a su poderoso ejército marcharía para reconquistar aquel reino. Un reino del que él tampoco podía prescindir por el mucho renombre y reputación que le había otorgado a las armas españolas.

Por fortuna construir una flota les llevaría meses. Años atrás, tras la victoria del cabo Celidonia en tiempos de su padre, el sultán ya había empezado a interesarse por las naves mancas. Un interés que se había acelerado tras las recientes campañas navales de la flota Real de Valencia, importando artesanos ingleses, venecianos y holandeses para que construyesen galeones. Unos artesanos que ahora estaban trabajando a destajo en los astilleros otomanos, que botaban galeras sin parar. De seguir a ese ritmo, a finales del próximo verano tendrían más de ciento treinta galeras, tal vez hasta ciento cincuenta, y una treintena o más de galeones.

Si aquella flota atacaba Egipto, apoyada por dos o trescientos mil hombres en tierra, se rumoreaba que ese era el tamaño que había atacado Bagdad ese año, sus ejércitos estarían en un grave problema. Tal vez debería ordenar la evacuación del reino, pero el marqués del puerto parecía seguro de la victoria de las armas españolas, y una victoria como esa podría significar el fin del imperio otomano.

¿Qué hacer…?


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Mensaje por Gaspacher »

Premio Jaime I

El premio Jaime I es un galardón internacional que se otorga anualmente como reconocimiento a la persona o institución que más haya destacado en investigaciones, contribuciones o descubrimientos notables.

Los premios fueron instituidos por el Reino de Valencia con el permiso de Felipe III (Felipe IV de España) en 1638, con el fin de premiar a los científicos que mayores aportes hicieron a la ciencia. En un principio estos premios fueron vistos por muchos de sus contemporáneos como una herramienta para atraer y captar científicos del resto de países, y contribuir con ello a la excelencia y supremacía de la ciencia española. Inicialmente estos premios se entregaban a un único ganador anual, cuyo nombre era decidido por una comisión de la Universidad de Valencia que estudiaba los trabajos de cualquier campo que eran entregados para su evaluación.

El premio consta de una medalla de oro en cuyo anverso aparece la efigie de la diosa de la sabiduría Minerva y el proverbio 2-6 “Porque el Señor da la sabiduría; ciencia y conocimiento brotan de sus labios”. Mientras en su reverso aparece el nombre y la efigie del monarca bajo cuyo reinado se concede y la fecha de concesión. Junto a la medalla también se entrega un diploma que reconoce al ganador, y diez mil escudos de oro, premio que ha permanecido invariable pese al tiempo transcurrido.

En 1700 los premios se dividieron en dos, uno de ciencias; medicina, física y química, y otro de letras; literatura, historia, arqueología y ciencias sociales, y en 1800 se dividieron otra vez más, segregándose los premios de medicina y física y química, y el de literatura y ciencias sociales. La última de las reformas tendría lugar en 1895, cuando se constituyeron los premios en su formato actual; Física, Química, Medicina, Nuevas Tecnologías, Comunicación y humanidades, Ciencias Sociales, Arte, Letras y Deportes.

El primer ganador en 1638 fue Galileo Galilei, quien residía en las cercanías del observatorio de…


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Mensaje por Gaspacher »

Expedición geográfica del Índico

La Expedición geográfica del Índico, también llamada misión geográfica Teixeira, o expedición naval de Redín, fue una expedición científico-naval que llevo a cabo la armada española en el segundo tercio del siglo XVII a lo largo y ancho del océano Índico. Fue la primera de las grandes expediciones científicas españolas del siglo XVII, antecedente directo de las expediciones de la Ilustración y la primera expedición de ámbito internacional.

Antecedentes

Desde el inicio del segundo siglo de oro valenciano, se venía debatiendo en ámbitos académicos de la universidad de Valencia sobre diversos temas que generaron fuertes controversias. En vistas de estas, la Universidad de Valencia pidió ayuda a su majestad el rey, que puso a disposición de la universidad cuatro bergantines que partieron en dos expediciones diferenciadas con varios científicos a bordo.

De inmediato se reunió un grupo de geógrafos, naturistas y matemáticos que participarían en la misión, al mismo tiempo que se alistaban para ella cuatro de los más modernos bergantines de la Armada española. Bajeles recién construidos en medio de la reforma general de la armada, eran por lo tanto naves modernas, muy marineras y bien construidas, puestas bajo el mando del contralmirante Tiburcio de Redín y Cruzat, veterano soldado y marino de amplio historial.

La expedición científica estaría encabezada por el cartógrafo Pedro Teixeira Albernaz, a quien acompañaron varios geógrafos entre los que se encontraba el Jesuita Martino Martini, y el naturalista Marco Aurelio Severino. A última hora y tras un encuentro fortuito al pie de la pirámide de Giza, se unieron a la expedición el matemático y astrónomo inglés John Graves y el ingeniero e inventor veneciano Tito Livio Burattini, atraídos por el cariz científico de la expedición.

La expedición al Índico

Tras reunir a un equipo de científicos y cargar los suministros y modernos materiales científicos a bordo, la expedición partió de Valencia el 3 de marzo de 1640. Cuarenta días más tarde llegaron a Sudáfrica, donde recalaron en el puerto de Natal para descansar antes de proseguir con la misión científica. Permanecerían allí hasta el 6 de junio, cuando la expedición partió de nuevo, separándose en dos grupos.

Bergantines Narval y Nautilus
La expedición partió rumbo a Madagascar, cuyas costas recorrieron a lo largo de los seis meses siguientes, cartografiando la isla detalladamente. Esta expedición sostuvo un enfrentamiento con un filibote holandés cerca de la isla de Mauricio, causándole fuertes daños que lo obligaron a huir rumbo sur. Este enfrentamiento dio lugar a una leyenda, pues nunca más se supo del filibote, identificado según la tradición como el buque de Hendrick Brouwer, al que se suponía lleno de grandes riquezas de oriente.

Bergantines Proserpina y Orión.

Al mando del propio contralmirante Redín y Cruzat, estos bergantines ascendieron hasta las islas de Santa Apolonia, a partir de entonces conocidas como Redín, que toman su nombre del apellido del almirante. Tras recalar en las islas y catalogar la fauna y evaluar las posibilidades de establecer un asentamiento en la isla, la expedición siguió su viaje hasta las islas Seychelles, donde llevaron a cabo nuevas mediciones.

Consecuencias

La expedición llevaría a cabo mediciones geográficas y catalogaría numerosas especies de animales y vegetales antes de emprender su regreso, llegando al puerto de Cádiz el 12 de septiembre de 1642, y a Valencia un mes más tarde. Con ellos trajeron una amplia colección de semillas, así como ejemplares de diversos animales que acabaron en el parque zoológico de Valencia.

De resultas de los informes redactados por el contralmirante Redín, en 1643 se inició la colonización de la isla de Santa Apolonia, llamada de Borbón por los franceses, pero que a partir de entonces pasaría a ser conocida como isla de Redín, nombre que perdura hasta la actualidad. Paralelamente los holandeses acabarían por abandonar la isla Mauricio a causa de la escasez de suministros ocasionada por la pérdida de su nave de apoyo.

El éxito de esta expedición sirvió de estímulo a la ciencia española, que en los decenios siguientes organizo diversas expediciones a lo largo y ancho del globo, extendiéndose hasta principios del siglo XIX.


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Varias localizaciones
Egipto


Miles de trabajadores cavaban sin descanso a lo largo de cuanto alcanzaba la vista, creando una profunda y ancha trinchera. El cometido de esta era sin embargo civil, pues se trataba de una canalización del Nilo que en un futuro serviría para regar nuevos campos y alimentar los pozos del fuerte de Santiago el Mayor. Era el primero de los canales que en un futuro habrían de servir para regar y en parte, para recuperar, el Delta del Nilo, cuyas tierras habían sido sobreexplotadas perdiendo su antaño floreciente fertilidad.

No muy lejos de allí, los novecientos hombres del tercio irlandés de Hibernia esperaban bajo amplios toldos y redes pesqueras, tendidas sobre palos y cubiertas de retales de ropa que arrojaban una liviana sombra bajo la que era posible descansar. Tan solo unos pocos soldados patrullaban la zona de obras, vigilando a los trabajadores, que acostumbrados a ese duro clima, trabajaban sin descanso.

Brest

Los estibadores estaban trabajando en el galeón genovés Antonino, descargando grandes cajas repletas de paja y estopa que protegía las piezas de porcelana española cuidadosamente envuelta en papel. Pese a la guerra, el comercio con los puertos españoles continuaba por medio de intermediarios, e incluso en ocasiones, por medio de bajeles franceses que se arriesgaban a continuar con el comercio. Al fin y al cabo las manufacturas españolas eran tremendamente valoradas y todos los nobles aspiraban a adquirir espejos y vajillas de porcelana como las que, según contaban, utilizaba el rey de las Españas.

En unos días el mismo galeón viajaría hasta Londres y luego a las Provincias Unidas, donde cargaría paño y lana que debía llevar de regreso a España, donde ese paño serviría para confeccionar prendas de vestir de forma masiva y barata. Un circuito cerrado de comercio que implicaba media docena de países con el centro en España...

Real fábrica de Porcelana de la Alcora

Luisa mezclaba cuidadosamente las tinturas que en unas horas adornarían la vajilla encargada por el duque de Bejar con su escudo de armas y las florituras habituales. Una vajilla de las llamadas modernas, con fuentes, platos hondos y planos semejante a la que ahora utilizaba Felipe IV. Por supuesto esta vajilla sería de un color diferente al ahora llamado azul real, pues este era el color exclusivo que la Real Fábrica había decidido otorgar al monarca.

Estas vajillas tenían ahora mucho predicamento, y eran complementadas por copas de diseño fabricadas por los artesanos de la fábrica de vidrios, que en muchas ocasiones incluían el escudo de la familia nobiliaria que las había encargado. Por supuesto también se vendían muchas vajillas sin personalizar a burgueses de toda Europa, pero las grandes obras de arte eran la que se vendían a la realeza y la aristocracia, muchos de los cuales solicitaban incluir sus escudos de armas o diversos motivos en ellas. Claro que salvo la casa real española era siempre en colores comunes…


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Murviedro

— ¿Queda algún herido en el interior? —preguntó el jefe de la sección de “vapor” del taller de ingenios de la Universidad de Valencia, Eugenio de los Ríos (1), mientras un grupo de hombres sofocaba los últimos rescoldos del incendio que había desatado con la reciente explosión de la máquina de vapor.

—Ya están todos en manos de los cirujanos, Don Eugenio. —respondió con rapidez uno de los estudiantes.

—Gracias, Don Honorato, vayamos pues a ver el estado en el que ha quedado la “machina”. —le dijo Eugenio. Poco después estaban frente al ingenio, construido según las especificaciones dadas por el marqués del puerto. Una maquina provista de una caja de fuego alimentada a paladas con carbón, sobre la que descansaba una caldera llena de agua. Las llamas calentaban así la caldera evaporando el agua, que era dirigida a un pistón que movía una rueda de transmisión por medio de un balancín. Posteriormente ese vapor, era devuelto por otro conducto hasta un enfriador, que lo volvía a introducir en la caldera ya como agua para volver a empezar el proceso.

Si podían hacerla funcionar, aquella maquina cambiaría el mundo. Había sido construida a partir de los planos de un ingeniero español fallecido unas tres décadas atrás, un tal Jerónimo de Ayanz, quien había utilizado una máquina de vapor para desaguar las minas de las que era director. Por desgracia su nueva máquina no había sido capaz de resistir la presión del vapor, y había reventado una de las tuberías de cobre, bañando a los trabajadores cercanos en ardiente vapor.

Debían hallar una forma de controlar ese poder…

Hospicio de Veteranos de Santa Irene, Valencia

Rafael Fraga se quitó el parche que cubría su ojo izquierdo, el mismo que le habían saltado de una estocada años atrás en Fleurus. Frente a él, el cirujano Hernández de Coleto se colocó una lupa frente al ojo derecho que le daba un curioso aspecto, y cogió un extraño pie de rey para empezar a tomar medidas.

—Decidme si os importuno. —dijo el cirujano antes de empezar. —Las medidas deben ser lo más exactas posibles si queremos un ajuste de máxima calidad. —explicó.

—Como deseéis, Don Hernández. —respondió el viejo soldado, actualmente encuadrado en una de las compañías de inválidos que protegían en puerto de Valencia.

En los minutos siguientes el cirujano anotaría cuidadosamente las medidas de la cuenca del ojo del soldado, pasando a continuación a realizar una descripción del ojo y sus colores…

Ámsterdam

Estimado amigo, os escribo estas letras para daros las gracias por vuestras acertadas apreciaciones sobre mi última obra. Me halaga sobremanera que penséis que mi obra puede ser merecedora del premio que otorga la universidad de Valencia. Si así lo consideráis conveniente, os enviare unos ejemplares de mi obra, así como varios ensayos que he escrito sobre la geometría, y dioptría que podéis presentar en mi nombre a tal premio.

París

—¿Vais a dirigir personalmente el ejército? —preguntó la reina.

—Es mi deber. —respondió Luis (2), que en el fondo era un rey soldado y a quien los años pasados desde el humillante día en el que se desposo con Ana, una española y por lo tanto enemiga, habían atemperado su odio hacia ella, dando paso a cierto cariño.

—Temo por vos mi señor. —expreso la reina con preocupación. —Creo que España nunca ha sido más fuerte que ahora. Sus inventores la están dotando de nuevos métodos de gran efectividad, y nuestros agentes nunca han logrado obtener información de sus nuevos ingenios.

—No temáis, con la ayuda del cardenal, también nosotros hemos reforzado a nuestras fuerzas y nuestro ejército es más grande y efectivo que nunca. —respondió el monarca (3).

Egipto

Cientos de canteros picaban piedra sin descanso en el interior del desierto bajo la vigilancia de sus patronos. A continuación los grandes bloques de piedra eran arrastrados hasta las carretas que debían acercarlos al río, donde diariamente llegaban faluchas de carga que trasladarían aquellas piedras hasta los lugares de destino.

La vida en las canteras era dura, pero las condiciones resultaban muy llevaderas para los trabajadores. Aquellos hombres trabajaban ocho horas al día y el resto del tiempo, podían descansar en las chozas construidas para ellos cerca de la cantera. Un poblado limpio y cómodo en el que incluso podían realizar sus oraciones diarias bajo amplias redes que daban al menos, un poco de sombra.

Constantinopla

Murat paseaba arriba y abajo por las murallas de la ciudad, mientras observaba a los carpinteros hacer su trabajo para construir una flota capaz de destruir a los españoles. Aquellos malditos no sabían con quien se habían metido. Él había sido capaz de esperar durante años hasta que pudo devolver a los sasánidas el golpe dado en Bagdad durante su infancia, cuando se aprovecharon de la debilidad otomana para ocupar sus territorios. Y si había sido capaz de esperar durante una década hasta poder demostrar quien mandaba, era capaz de esperar un poco para ser capaz de destruir a España.

Sí, bajo sus pies podía verse como las galeras tomaban forma. Incluso varias galeazas y algunos de los extraños galeones ingleses y holandeses, algunos de cuyos maestros carpinteros habían llegado hasta allí, contratados por él. En unos meses tendría una flota capaz de rivalizar con la española, y entonces…

  1. Existió en la realidad y en 1628 recibió un privilegio de invención por un mecanismo para desaguar minas, así que lo transformamos en un pionero del vapor tras ponerlo Pedro en contacto con la obra de Jerónimo de Ayanz.
  2. La animadversión inicial con la reina parece haber sido cierta.
  3. Tras los roces iniciales, la relación del monarca con su primer ministro fue dando paso a una relación de mayor confianza, conforme entendió que el cardenal también buscaba la fortaleza y preeminencia de Francia.


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Ferrol

—¡Listo, alimentad el fuego! —ordenó Lucas, el maestro carpintero a sus obreros que empezaron a echar ramas y los restos de madera de la propia construcción de buques al fuego, que pronto empezó a reavivarse.

—Esa cámara de Vapor es asombrosa, mucho mejor que nuestras viejas cajas. —oyó decir Lucas a sus espaldas, reconociendo a su amigo Martin de inmediato.

—Sí, así es amigo mío. —respondió Lucas dándose la vuelta con una sonrisa. —Gracias a la nueva cámara de vapor doblamos la madera con mucha más facilidad, gracias a lo cual construimos los bajeles más rápido y estos están mejor construidos y son mejores. ¿De dónde venís, Martín?

—De la grada pues acabo de llevar a ella un cargamento de clavos al “Almirante Bocanegra”. —respondió refiriéndose a uno de los nuevos navíos de 60 cañones que estaba siendo levantado en el astillero. —Los hombres están haciendo un trabajo magnifico, especialmente Roberto y su cuadrilla. Creo que en dos o tres semanas los calafates podrán empezar su trabajo.

—Sí, por fortuna el trabajo no falta. —respondió Lucas antes de volver su atención hacia uno de sus trabajadores. —¡José, coged el taladro manual e id donde Félix para ayudarle!

Placencia de las armas

Los maestros armeros martilleaban incansables las planchas de hierro para doblarlas y fabricar los cañones de mosquete que luego utilizarían los ejércitos del rey. Un trabajo duro y cansado incluso con la ayuda de los nuevos martillos mecánicos, movidos por la fuerza de las aguas que utilizaban en los trabajos iniciales para crear las planchas. Aquellos martillos facilitaban mucho el trabajo inicial, pero luego eran ellos los que a martillazos debían doblarlas alrededor de un vástago central, hasta formar el cañón que era soldado a fuego y martillo. Un trabajo duro que les llevaba horas y horas de trabajo de cada vez.

Al menos una vez forjado el cañón, todo era más sencillo. Las piezas del mosquete venían fabricadas de otra sección de la fábrica, donde eran fabricadas a partir de planchas de bronce o latón, según el caso, del que eran recortadas por la fuerza de una prensa hidráulica. Todas, salvo el muelle, que si debían fabricar los maestros armeros con sumo cuidado…aunque visto lo mucho que avanzaba la técnica, suponía que era cuestión de tiempo que alguien diseñase una máquina para fabricar los muelles.

Tal vez debería investigarlo el mismo se dijo mientras volvía a meter el metal en el fuego. Sin duda recibiría un buen premio si lo hacía. Un premio que lo compensase por el actual y monótono trabajo de fabricar mosquetes y cuchillos de combate para ellos, una monotonía tan solo rota por los ocasionales encargos de armas especiales para la nobleza.

Polonia

—Padre, he decidido que voy a viajar a España para alistarme en el ejército. —dijo Alojzy, el cuarto hijo varón de una familia de la baja nobleza del sur de Polonia.

—¿Estáis seguro de que os aceptaran, hijo mío? —preguntó su padre, menos preocupado de lo que aparentaba, al fin y al cabo y aunque amaba a sus hijos, un hijo segundón podía suponer un problema si este no levantaba el vuelo para buscar su propia fortuna o entraba en la iglesia.

—Sí, padre. El padre Erik…

—¿El jesuita?

—Sí, el jesuita, padre. —respondió antes de proseguir. —El padre Erik me ha dicho que el rey de España está constantemente buscando tropas para sus guerras, incluso acaba de formar una unidad de extranjeros, legión la llaman (1). Pagan muy bien, diez zlotys (2) al mes, y ofrecen trabajo de por vida y ocasiones de promoción.

—Entiendo y respeto vuestra decisión hijo mío. Pero antes de decidir nada permitidme hablar con el padre Erik pues quiero saber más, así que de momento no digáis nada a vuestra madre.

  1. Con la crisis demográfica española, de algún lugar habrá que sacar tropas.
  2. Los polacos utilizaban Zloty para referirse a cualquier moneda de oro extranjera.


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Gaspacher
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Un soldado de cuatro siglos

Mensaje por Gaspacher »

Pedro

Pedro estaba más preocupado de lo que le gustaba reconocer. Sabía que se acercaba un momento crucial en la historia y él estaba allí, atrapado en Egipto, mientras su amigo Diego estaba lejos en el Caribe. Los dos atrapados lejos de Europa, justo cuando se iban a jugar las manos decisivas de un juego mortal que podía decidir el futuro de España y en gran parte del siglo XVII.

En esos precisos momentos la guerra con Francia había obligado a los tercios a entrar en Cataluña. Sabía que en la LTR eso había sido la gota que había colmado el vaso, facilitando la revuelta de Cataluña. ¿Ocurriría igual ahora? Y si así era ¿Podría Olivares reaccionar a tiempo o acertadamente?

Aun peor era la situación con Portugal. Era cierto que la actual fuerza de la armada española había asegurado las rutas marítimas, eliminando uno de los factores que llevaron a la rebelión de Portugal. Pero por desgracia la nueva vitalidad comercial hispana había creado otros factores igual de peligrosos, pues los portugueses veían eso como una amenaza para sus intereses, sobre todo después del establecimiento de apostaderos navales en lo que consideraban su área de influencia, en Sudáfrica.

A esos posibles problemas internos se sumaba el que Francia se estaba envalentonando tras haber reunido un ejército de ciento cincuenta mil hombres, atacando en todos los frentes. Por fortuna el asalto a Fuenterrabía había sido abortado por el contraataque español, y el Cardenal Infante había logrado evitar todas las intentonas francesas en Flandes, mientras las tropas en Milán lograban rechazar a los franceses con apoyo de Génova. Pero era evidente que tantos frentes podían suponer un serio problema para las fuerzas españolas, sobre todo si estallaban las revueltas de Cataluña y Portugal antes de que los ejércitos hubiesen sido reformados. Si los franceses lograban apoderarse y controlar los pasos de montaña en los Alpes, si lograban tomar alguna plaza fuerte de importancia en Flandes, podrían arrastrar a Saboya u Holanda a la guerra, con lo cual España lucharía contra media Europa.

Y con tantos peligros en el horizonte él seguía atrapado allí, en Egipto. Cierto era que esperaban un contraataque otomano en el que sin duda volcarían todo su poder, pero aún desconocían cuanto tardarían en estar en disposición de lanzar su ataque. Si lo lanzaban el próximo año, Pedro podría derrotarlo y estar en disposición de regresar a España justo a tiempo para esas posibles revueltas. Si por el contrario el Sultán tardaba mucho en reagrupar sus fuerzas y decidía esperar hasta el año siguiente, paciencia para ello había demostrado tener con el asunto persa, estaría atrapado hasta que aquellas revueltas se hubiesen enconado.

Y todo ello con la amenaza sueca y holandesa a la vuelta de la esquina, tantos problemas y él allí, atrapado en Egipto…


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Mensaje por Gaspacher »

La derrota de “la capilla” había estado a punto de dar al traste con la reputación del “León del Norte”. La abrumadora derrota sufrida a las puertas de Viena a manos del ejército español, unida a la paz que España firmo con Francia y las Provincias Unidas liberando al ejército español de aquella servidumbre, provoco que varios de los principados alemanes se apartasen del redil sueco.

Desde entonces la guerra se había limitado a una guerra de movimientos sin grandes batallas. La derrota había soliviantado a los príncipes protestantes, obligando a Gustavo Adolfo a desperdiciar un valioso tiempo y recursos en varias campañas en el norte, en un nuevo intento de asegurar el control de los estados protestantes, que temerosos de ser objeto del poder de una España libre de enemigos, dudaban sobre la conveniencia de volver a implicarse en la guerra junto a una potencia extranjera.

Aquellos sesenta mil soldados establecidos en Flandes influían en la guerra tanto como si estuviesen participando en ella directamente. Tan solo cuando en 1636 Richelieu firmo un segundo tratado, prometiendo medio millón de “riksdaler” anuales en apoyo de Suecia, durante los siguientes cinco años, pudo Gustavo Adolfo pasar a la ofensiva de nuevo. A esto se unió la entrada en la guerra de la propia Francia en 1636, aunque de momento limitada a una guerra contra el Imperio, dejando a España de lado.

No sería hasta 1638 cuando Richelieu se supo con la fuerza suficiente como para intervenir en la guerra con España, lanzándose a por Flandes y la propia España, además de prometer apoyo al duque de Parma en su intento de sacudirse del control español. Por desgracia para Suecia la respuesta española fue inmediata y derroto a los franceses en Fuenterrabía, mientras el Cardenal Infante penetraba en la Champaña dirigiéndose a Paris. Sin embargo fue suficiente para que el ejército español se empantanase en la guerra, liberando a Suecia para volver a la ofensiva.

Con fuerzas renovadas Gustavo Adolfo volvió a la carga...


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Mensaje por Gaspacher »

Durante su estancia en Egipto, Pedro fue padre por segunda vez, en este caso debido a un lance amoroso con una de las jóvenes de un harén de El Cairo. Para bien o para mal Pedro estaba atrapado en aquel reino con muy pocas diversiones a su alcance, y las ocasionales visitas de inspección a las unidades no bastaban para colmar sus ánimos. Los turcos seguían preparando sus fuerzas, y aun se desconocía cuando podrían pasar a la ofensiva.

En esas circunstancias, fue el aburrimiento el que le llevo a buscar el Valle de los Reyes. Aunque no conocía con exactitud su localización, si sabía que se encontraba cerca de Luxor, y que ya fue conocido en la antigüedad, pues algunas de sus cuevas fueron utilizadas hasta la llegada de los musulmanes a Egipto. Fue por lo tanto relativamente encontrar el valle, precisando únicamente unas pocas semanas para encontrar el sinuoso valle. Encontrar alguna tumba en él era en cambio muy difícil. Pudo en cambio cartografiar el valle cuidadosamente, con la ayuda de los ingenieros y cartógrafos militares que habían acompañado la expedición de Egipto. Tal vez eso fuese el primer paso para una posterior labor arqueológica, aunque para entonces esperaba que en España ya hubiese algún arqueólogo y no limitarse entonces a ser simples saqueadores de tumbas.

Y es que ese era otra de sus grandes preocupaciones. Los cambios que estaba introduciendo en todos los ámbitos eran lo suficientemente grandes como para crear cierta preocupación de futuro. Si algo le desagradaba de la historia española, no eran las barbaridades cometidas durante la conquista, eso era algo normal en la historia del mundo. Si algo le desagradaba especialmente era que durante la conquista se destruyó culturalmente todo un mundo al fundir ídolos y artesanías para lograr oro, y no estaba dispuesto a que en Egipto ocurriese lo mismo.

Por fortuna tras sus trabajos en el teatro romano de Sagunto había colaborado con la universidad de Valencia para crear un estudio general de arqueología (del griego antiguo archaios y logos, es decir, arcaico y ciencia). La existencia de aquellos estudiantes más los trabajos que se estaban desarrollando en esa misma universidad para descifrar la piedra Roseta, ahora con la asistencia de eruditos coptos, podía ser un punto de inflexión en la arqueología.

Si lograba encontrar alguna tumba y extraer sus tesoros, los llevaría a un museo aunque fuese pagando por ellos más oro del que valía como tal. Eso tal vez disparase la pasión por las antigüedades como ocurrió en la segunda mitad del siglo XVIII en la realidad…


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tercioidiaquez
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Mensaje por tercioidiaquez »

Fortaleza del Morro, San Juan de Puerto Rico.
Diego leía las últimas noticias llegadas de España. No eran buenas, la guerra en Egipto parecía que se iba a prolongar mas de lo esperado y parecía que ejércitos franceses se dirigían a la frontera norte.

Sabía que antes o después también atacarían en América, ¿Pero donde? Tanto terreno, tan pocas fuerzas y sobre todo una lentitud en la transmisión de noticias y órdenes frustrante.

Miró a sus hombres como practicaban a montar sus nuevas mosquiteras. Iban a dormir muchas veces en el campo, si podía llamarse así a la frondosa tierra que les rodeaba por doquier. Sus órdenes eran claras, obligatorio dormir cada uno con su mosquitera, alrededor de una buena lumbre de madera verde que produjera el suficiente humo para espantar a los mosquitos. Aparte, cada uno debía llevar una botella llena de citronela, y untarse la piel tres veces al día.

Diego había leído que una de las principales armas con las que se contó (o contaría según se mirara)en la defensa de Cartagena de Indias fue la fiebre amarila que asoló a los ingleses. Bueno, eso y un tal Blas de Lezo claro. Sabía que también los americanos habían sufrido en el 98, así que a falta de un "medio hombre" intentaría proteger a sus hombres al menos de las enfermedades.


“…Las piezas de campaña se perdieron; bandera de español ninguna…” Duque de Alba tras la batalla de Heiligerlee.
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Mensaje por Gaspacher »

La Revolución militar, 1550-1660, M.R.

Es comúnmente aceptado que los mayores cambios en la técnica militar, tienden a ser asistidas con consecuencias que se ramifican extensamente. La llegada del soldado montado y la adopción de la espada en la mitad del segundo milenio antes de cristo, la adopción de la caballería pesada con la invención del estribo en el siglo VI de la era cristiana, o la revolución científica en nuestros días, pueden ser reconocidas como puntos de inflexión en la historia. Un periodo en la historia del arte de la guerra sumamente interesante es la revolución militar europea que tuvo lugar entre 1550 a 1660. Este periodo vivió grandes reformas de mano de Gustavo Adolfo de Suecia y Guillermo de Nassau en Holanda, sin embargo habría de ser España quien a partir de 1630 llevo la revolución militar un paso más allá, creando un ejército nacional moderno.

Recibe el nombre de “revolución militar española”, el grupo de reformas emprendidas por el ejército español alrededor de 1630 y culminadas en 1648-52, aunque algunos autores como Parker inician la revolución militar alrededor de 1550. Durante ese periodo del reinado de Felipe IV, el ejército español llevo a cabo una serie de reformas en su ejército que revolucionaron el arte de la guerra en el Europa, creando el primer ejército nacional de la historia moderna.

A la llegada al trono de Felipe IV, Flandes llevaba ya medio siglo en guerra casi constante, y el sistema de tercios español que había revolucionado la guerra en Europa a principios del siglo XVI empezaba a mostrar síntomas de agotamiento. Un agotamiento tanto militar, al no haber sido capaz de imponerse a los holandeses, como de reclutamiento, coincidiendo con la crisis demográfica española, cuya población quedo estancada durante aquellos años en que la milicia dejo de ser una opción atractiva para los hidalgos, y empezó a estar formada cada vez en mayor parte por plebeyos.

Ante esa situación a mediados de la década de 1620, un grupo de oficiales españoles decidió impulsar una serie de reformas militares que devolviesen a España el poder perdido en las largas guerras de finales del siglo anterior. Se habían dado cuenta que la pica estaba cediendo rápidamente su preeminencia en el campo de batalla. Los ejércitos se estaban modificando lenta, pero inexorablemente, habiendo disminuido considerablemente la proporción de picas frente a las armas de fuego entre la infantería. Ante esa situación y tras la invención del cuchillo-bayoneta, que fue empleado por primera vez en Breda en aquella década, se decidió prescindir completamente de las picas para adoptar los mosquetes armados. Uno de los máximos exponentes de ello, es el cambio en la milicia efectiva del reino de Valencia, cuyas diez compañías abandonaron la pica para adoptar como arma los mosquetes ligeros antes de 1630.

Sería sin embargo el general Espínola, quien con la ayuda del futuro general Diego de Entrerríos, impulsó de forma decisiva aquellas reformas en el ejército español. Unas reformas especialmente apreciables por cuanto a través de la abundante correspondencia que ha quedado, podemos saber que tenían una imagen del ejército que España precisaba, y lucharon denodadamente para lograrlo...


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