La Pugna Continuación de "El Visitante"

[Domper]

Federico Artigas Lorenzo

La nueva posición me gustaba más. En el puente internacional estábamos expuestos como en barraca de feria pero aquí, tras el arroyo de Gévora, podríamos darles de lo lindo a los ingleses si se atrevían a venir.

Yo pensaba que nos internaríamos en Portugal para organizar nuestra defensa lejos de Badajoz, pero por lo visto el mando había considerado conveniente no pasar más allá de la frontera internacional, no por remilgos con los aduaneros vecinos, que en medio de una guerra la muga importaban un ardite, sino porque el mando tenía mejor estudiado el terreno. Ni siquiera nos quedamos a defender la frontera: el río Caya, sin ser el Niño, llevaba bastante agua como para que costase cruzarlo, pero los ingleses hubiesen podido rodearnos por el norte. Por eso se decidió retrasar la línea principal de defensa al río Gévora. Más que río era arroyo, pero una excavadora había hecho presas de tierra que habían embalsado el agua y creado un barrizal de los de agárrate y no te menees. Nosotros cavamos nuestras posiciones un poco por detrás, bien escondiditas para que los míster no nos viesen hasta que les calentásemos los morros.

—Mi teniente ¿No hubiese sido mejor que hubiésemos ocupado la colina de delante? —me preguntó el alférez Juan Coll, un alumno de la Academia Militar que me había sido asignado junto con una sección de cañones antitanque.

—Juanito, se nota que no estuviste en la guerra. Esa colina es una trampa para el que se plante ahí, porque quedará a la vista y la artillería lo machacará. Aquí, detrás de la colina y al otro lado del Gévora, ni nos verán ni nos bombardearán. Ya verás que cuando bajen por esa ladera parecerá el tiro al pichón. Si alguno llega al río tendrá que apañárselas con el barro y las alambradas.

No sabía que tuviese dotes de profeta, porque nada más decir eso empezaron a producirse explosiones en lo alto de la colina.

—Eso es artillería. A cubierto y no disparéis hasta que yo diga —ordené a mis hombres.

Los proyectiles siguieron cayendo sobre la cumbre. Más al sur los cañones ingleses también bombardeaban la pobre Badajoz: menos mal que había conseguido que Merchines y su familia se fuesen. La artillería enemiga formó una barrera que fue avanzando hacia nosotros, con los proyectiles cayendo primero en la contrapendiente y luego en el arroyo.

—Atentos que ahí vienen.

Al momento varias siluetas pesadas llegaron a la cresta y empezaron a bajar: tanques enemigos, de un tipo que no había visto nunca. Eran realmente bonitos con su silueta baja, sus ruedas grandes y la torre angulosa. Se movían tan deprisa que dejaron a la infantería atrás. Los pobres soldados ingleses corrían tras sus tanques mientras sus cañones seguían ensañándose con el arroyo, justo delante de nosotros. Pedí que nuestra artillería disparase, y no mucho después los proyectiles empezaron a clarear las filas de los ingleses. La infantería intentó seguir bajando, pero nuestra artillería estaba haciendo una escabechina, y por fin los ingleses se detuvieron e intentaron encontrar algún refugio en esa ladera pelada. Sin embargo, una docena de tanques siguió adelante.

—Juanito, dispara en cuanto lleguen al arroyo.

Los tanques llegaron a la orilla y se pararon: el barro los había frenado. Oí dos chasquidos secos cuando los dos cañones antitanques de Coll dispararon. Uno falló, pero el otro alcanzó a un tanque enemigo. Los tripulantes saltaron poco antes que el carro de combate empezase a arder como una tea. Coll siguió disparando con sus antitanques contra los otros tanques, que seguían atrapados en el barro, e intentaban defenderse con un ineficaz fuego de ametralladoras.

—Muy bien, Juanito. Sigue así.

Los antitanques de Coll, dos preciosos cañones rusos del cuatro y medio, siguieron disparando, y ordené a mis ametralladoras que también lo hiciesen. Entonces vi que otro tanque inglés, que estaba un poco más retrasado, también empezaba a arder. Mis hombres no estaban tirándole ¿habría sido la artillería? Otro de tanque más, al que una de mis ametralladoras estaba acribillando, se incendió.

—¡Cojonudo! Tienen tanques de papelina. Seguid tirando contra ellos como si os regalasen las balas.

Uno tras otro los tanques enemigos fueron acallados, y sus infelices tripulantes saltaban y se escondían donde podían, intentando escapar de nuestros disparos. Paré el fuego y mandé a una escuadra a inspeccionar el terreno. Volvió con una docena de prisioneros. Los envié a retaguardia poco antes de que la artillería enemiga volviese a disparar.

Esta vez los tanques enemigos fueron más prudentes. Avanzaron detrás de la infantería y no se atrevieron a sobrepasar la colina, dejando que los de a pie se adelantasen. Nuestra artillería volvió a lo suyo, pero eran demasiados y los ingleses consiguieron llegar al arroyo. Empezaron a vadearlo, pero en lo más hondo se encontraron con las alambradas que habíamos ocultado bajo el agua, y entonces nuestras armas volvieron a disparar.

Mis ametralladores disparaban ráfagas cortas, buscando objetivos, y me enorgullecí de ellos: aunque eran reservistas, licenciados tras el final de la Guerra Civil, aunque habían tenido que abandonar hogares y familias para volver a empuñar las armas, luchaban como leones. Los ingleses caían a puñados e intentaban refugiarse hundiéndose en el agua y el barro, o escondiéndose tras los tanques ardientes. Fue el momento para que se uniesen al concierto nuestros morteros del 5, que apuntaban a la orilla opuesta, para que las granadas al caer en terreno seco tuviesen más efecto. Finalmente el avance inglés se detuvo, quedando muchos soldados atrapados en el barro sin poder escapar del fuego español.

Los proyectiles de la artillería inglesa empezaron a caer sobre nuestras posiciones con más precisión que antes: tenían algún observador en lo alto del risco dirigiendo el fuego. Pedí a la nuestra que le diese un repasito a la cumbre de la colina, y nuestros pepinos empezaron a caer allí justo cuando los tanques enemigos empezaban a moverse. Aunque dos se incendiaron el resto se lanzó adelante. Vi que algunos se paraban a mitad del descenso y como sus tripulantes los abandonaban, e incluso vi a un inglés que le daba una patada a uno después de saltar: parecía que se había estropeado. Cuando unos pocos tanques llegaron al arroyo se repitió el drama: los cañones antitanques dispararon y los blindados enemigos ardieron. Al fin los ingleses se dieron por vencidos y los soldados que se escondían se echaron a correr para escapar. Pero nuestra artillería seguía tirando contra las colinas del Gévora y pocos llegaron al otro lado.

Por fin el fuego cesó. Un inglés con bandera blanca bajó por la colina. Mandé a Coll a ver que quería.

—Teniente, creo que pide una tregua para recoger a los heridos. Pero no se piense que he entendido mucho a ese perro inglés, que al que le enseñó español tendrían que meterlo en la cárcel.

Autoricé a los camilleros ingleses que se acercasen: que no se diga de la caballerosidad española. Al mismo tiempo mandé una patrulla para impedir que los británicos utilizasen la tregua para recuperar la docena y media de tanques que alfombraban la orilla del Gévora, ya se sabe, quien de otro se fía válganle Dios y Santa María. Por la noche llegaron dos “Negrillos” nuestros, dos viejos Panzer I, que remolcaron a las líneas españolas a cinco tanques que parecían aprovechables. El resto fue dinamitado por nuestros zapadores.

[wilhelm]

Muy interesante el relato de este primer encuentro terrestre con los brits, los tanques entiendo que son la primera y problemática versión del Churchill ¿? Aunque lo de los depósitos inflamable no lo conocía.

Por cierto ¿sabremos en los siguientes días que opina el triunvirato de Berlín de esta situación?

Saludos.

[Gaspacher]

1. Incluso en Noruega la defensa llego a ser lo suficientemente dura como para hundir un crucero pesado.
   
2. 
   
3. Depende de lo que consideres pequeño, derribos tal vez no lograsen demasiados, pero tras una misión en la que se enfrentaban a una dura AA no era extraño que decenas de aviones fuesen enviados al desguace a causa de los daños sufridos.
   
   En cuanto a lo de altura, en esta fase de la guerra no creo que los británicos estuviesen bombardeando desde 7.000mts de altura, menos aun al enfrentarse a España, sino más bien realizarían sus misiones a alturas comprendidas entre los 2 y 5.000mts como al principio de la guerra. Maxime cuando trataban de sacar a España de la guerra por la vía expeditiva y la sabían muy débil militarmente.
   
4. Aun así los cambios habidos son suficientes para que la Luftwaffe sea mucho más fuerte que en la realidad. Para empezar no ha habido Barbarroja, con lo que todas las bajas y el desgaste sufridos en el Este no han existido.
   
5. Túneles situados en estrechos valles en los que seria suicida entrar con aviones pesados, y fáciles de defender con unos pocos AA ligeros. Sin duda podrían atacar y destruir esos túneles, pero las bajas no serían precisamente menores.

saludos

[Domper]

Muy interesante el relato de este primer encuentro terrestre con los brits, los tanques entiendo que son la primera y problemática versión del Churchill ¿? Aunque lo de los depósitos inflamable no lo conocía.

Por cierto ¿sabremos en los siguientes días que opina el triunvirato de Berlín de esta situación?

¿Churchill? Su bautismo de fuego fue en 1942.

Saludos

[wilhelm]

Muy interesante el relato de este primer encuentro terrestre con los brits, los tanques entiendo que son la primera y problemática versión del Churchill ¿? Aunque lo de los depósitos inflamable no lo conocía.

Por cierto ¿sabremos en los siguientes días que opina el triunvirato de Berlín de esta situación?

¿Churchill? Su bautismo de fuego fue en 1942.

Saludos

Cierto, no puede ser

[zaptor]

Crusaders?
... aunque estarían en una misión que no parece la suya..

[Domper]

Más caliente. Buscad algún modelo de tanque producido en grandes cantidades en esa época.

Saludos

[Domper]

De los túneles de el Bierzo, hay decenas, varios de ellos son muy superficiales (tanto que en la actualidad algunos no existen y hay en su lugar trincheras) en una zona ondulada. En la realidad los ingleses atacaron túneles ferroviarios desde que empezaron su campaña de bombardeos, con desigual fortuna.

Pero lo de los túneles es un ejemplo de “cuello de botella”. Tras las destrucciones de la GCE las líneas de ferrocarril estaban llenas de esos pasos obligados. Por citar algunos, Pancorvo y Alsasua (había alternativas, pero esas dos líneas canalizaban casi todo el tráfico que desde Francia iba a Madrid), el trayecto Calatayud – Ariza (línea Madrid – Barcelona), la sierra de Guadarrama, Despeñaperros, etcétera. Desde luego que se pueden proteger pero ¿España tenía suficientes cañones antiaéreos? Porque no solo hay que proteger los túneles ferroviarios. Más importantes son las pocas estaciones donde estaban los equipos de mantenimiento. Había también puentes y viaductos, medias laderas, etcétera.

Además hay que proteger la minería del carbón, del hierro y de metales estratégicos (sin olvidar Riotinto), refinerías, instalaciones siderúrgicas (que no había demasiadas), hidroeléctricas, etcétera. Do ello en un país bastante extenso y con muchos kilómetros de costa.

En la realidad Inglaterra efectuó una campaña de ese tipo contra Italia en 1941 y 1942 que desorganizó la industria italiana. No hará falta decir que España era mucho más vulnerable.

Respecto a la cota de los bombarderos, tras remover por media Internet, he encontrado que los Whitley operaban a cotas entre 5.400 y 6.400 m de altura. Hay por ahí especificaciones de rendimientos menores, pero se trata de las versiones antiguas; la Mk V, la más numerosa, volaba a esa altura. A esa cota los cañones de 75 mm eran muy poco eficaces, y el MS.410 rendía mal.

Saludos

[kaiser-1]

Daremos unas pistillas para el personal. Sólo uno fue destruido por lo que se podría considerar acción enemiga, aunque se podría considerar un caso de uno entre un millón, teniendo en cuenta el modelo de ataque.

[wilhelm]

¿Quizas el Covenanter? Un carro con muchos problemas.

[Domper]

De Globalpedia, la Enciclopedia Total.

Para formar el contingente expedicionario destinado para la Operación Kilt, la invasión de la Península Ibérica, se reunió un conjunto de unidades cuyo núcleo estaba formado por el Primer Cuerpo de Ejército Canadiense y la 6ª División Acorazada Británica. Sin embargo gran parte de los tanques disponibles en Inglaterra habían sido enviados a Oriente Medio, por lo que la 6ª Acorazada fue equipada con el tanque disponible en mayor número: el Cruiser Mk V, A13 Mk III Covenanter.

En 1938 la Oficina de Guerra solicitó un tanque crucero “pesado” que sustituyese al Crucero Mk IV (A13). Tras rechazar las propuestas de Nuffield A4 y A16, por considerarlas demasiado complejas, se aceptó la de un A13 alargado que en lugar de llevar el voluminoso motor Liberty llevaría un motor Meadows de doce cilindros en dos bancadas opuestas, que permitiría que el chasis fuese de perfil más bajo que el del Cruiser Mk IV. La especificación establecía que le armamento debía ser un cañón de dos libras (40 mm). El A13 Mk IV fue el primero en recibir nombre, Covenanter, el de una secta religiosa escocesa.

El Covenanter mantenía la suspensión Christie del A13, y la protección pasó a ser de 40 mm. Sin embargo, resultó inadecuada. La torre tenía forma de diamante, y en su parte superior la coraza oblicua favorecía el rebote de los proyectiles, pero en su parte inferior creaba una trampa para proyectiles, al favorecer el rebote y dirigirlos hacia el vulnerable anillo de la torre. En la parte frontal, la parte más expuesta a los proyectiles, la coraza era vertical, con un espesor de 40 mm de acero. Pero se seguía usando el sistema de doble placa, y las planchas no estaban soldadas sino remachadas. Como resultado el aumento de peso no conllevó la mejora de la protección. Incluso cuando el blindaje conseguía detener o desviar los proyectiles, los remaches se rompían, siendo despedidos los fragmentos hacia el interior como metralla. En los laterales y en la parte posterior la protección era mínima. El resultado era que los Covenanter eran vulnerables a todo tipo de armas, incluyendo las de infantería, salvo en el escudo de la torre, que solo podía detener proyectiles de 37 mm disparados a distancias medias o largas.

El principal problema del Covenanter fue el motor “plano” Meadows, que permitía que el chasis fuese de perfil más bajo que el del Cruiser Mk IV. Sin embargo, en el compartimento del motor no había espacio para los radiadores, que fueron situados en la parte delantera de la barcaza, casi sin protección. El sistema no conseguía proporcionar suficiente refrigeración del motor, y el líquido refrigerante alcanzaba temperaturas muy altas. Además los conductos del refrigerante, que atravesaban la cámara de combate, actuaban como un radiador, y era habitual que dentro del tanque la temperatura superase los 50ºC incluso en la templada Inglaterra. En la calurosa Península Ibérica incluso con las escotillas abiertas la temperatura era apenas soportable y las dotaciones se fatigaban rápidamente. Eran frecuentes las rupturas de los tubos y soldaduras del circuito, que tuvo que ser rediseñado.

Para maximizar la eficiencia de los radiadores, estaban en la parte superior del chasis, casi sin protección, pudienso ser dañados incluso por armas de infantería o esquirlas de metralla. En esos casos era frecuente que los conductos de refrigerante estallasen debido a la mala calidad de las soldaduras, bañando a los tripulantes con líquido hirviendo. También era inadecuado el sistema de almacenamiento de la munición, que estaba en estantes sin protección, de tal forma que era habitual que cuando los Covenanter eran alcanzados, fragmentos de los proyectiles o de los remaches alcanzasen la inestable cordita de los cartuchos: eso producía deflagraciones catastróficas de efectos funestos para las dotaciones. Los Covenanter fueron llamados por los españoles “parrillas de ingleses” porque “asaban a sus conductores”. No es de extrañar que las tripulaciones odiaran sus tanques y que los abandonasen a la primera oportunidad.

El armamento de los Covenanter estaba constituido por un cañón de dos libras (40 mm) y una ametralladora BESA coaxial. Como no se entregaron proyectiles explosivos para los cañones, los Covenanter solo podían enfrentarse a los cañones antitanques enemigos a corta distancia, con su única ametralladora, exponiéndose a la infantería enemiga.

A pesar de sus defectos, el Covenanter fue producido en grandes cantidades. A causa de los problemas de refrigeración no se consideró adecuado para su despliegue en África y Oriente Medio, siendo reservados para la defensa de las Islas Británicas y para instrucción. Las importantes pérdidas de blindados en Oriente Medio y la necesidad de equipar a las fuerzas destinadas a la Operación Kilt hicieron que el Cuerpo de Ejército Canadiense fuese equipado con tanques Covenanter. Durante la marcha entre Lisboa y Elvás al menos de la mitad de los Covenanter sufrieron averías que los inmovilizaron, teniendo que ser dados de baja muchos de ellos ya que las graves averías de sus motores no podían ser reparadas. El resto atacó las posiciones españolas de la plaza fuerte de Badajoz, perdiéndose la mayor parte de los tanques y haciendo que la ofensiva fracasase. Los españoles capturaron una docena pero, tras estudiarlos, los consideraron inútiles y los desmantelaron, o los entregaron a los alemanes para que los evaluasen. Tan solo se aprovechó el armamento de los tanques capturados, que fue montado en cureñas fabricadas en la Unión Naval de Sestao, similares a las de los cañones antitanque de origen ruso de 45 mm.

El único combate entre tanques en el que participaron los Covenanter se produjo cuando una compañía del regimiento Lothians and Border Horse se enfrentó a otra de tanques españoles T-26 (de origen ruso, capturados durante la Guerra Civil). Los españoles perdieron tres T-26 a cambio de un solo Covenanter, pero la infantería española destruyó cuatro Covenanter más y otros tres tuvieron que ser abandonados tras sufrir averías.

Tras este fracaso el tanque fue declarado no apto para operaciones de combate, y las unidades que quedaban en Gran Bretaña fueron usadas únicamente para instrucción. Los Covenanter supervivientes fueron usados como tractores de artillería o como vehículos de ingenieros. Unos pocos de los que quedaron en Gran Bretaña fueron transformados en vehículos especiales, como lanzapuentes.

[Gaspacher]

Covenanter en la meseta extremeña en pleno agosto , habría que denunciarte a la convención de Ginebra tanto odias a los británicos, si al menos fuese en invierno en Rusia...



Muchos T-26 perdidos en ese combate de carros, habrá sido la artillería o la infantería porque dudo mucho que los carristas pudiesen ver nada entre las gotas de sudor o las visiones y perdidas de conciencia... y eso si no habían muerto deshidratados horas antes del combate



PD utilizar los cañones de 40mm de los covenanter supone añadir un nuevo calibre al guirigay logístico español, algo contraproducente tratándose de tan pocos cañones. En todo caso podrían utilizarse las torres para defensas fijas en algunas playas del estrecho limitando así las dificultades logísticas.

[Domper]

Con todos sus defectos, el Covenanter era mejor que el T-26: estaba mejor protegido (la protección del T-26 apenas resistía las ametralladoras), tenía torre de tres, radio, y el cañón de dos libras no era malo.

Respecto a reutilizar los dos libras, dependerá como siempre de la cantidad que se capturen; pero las cureñas ya se estaban fabricando en Sestao, y era un cañón bastante parecido al Pak 36: probablemente se podría adaptar la munición. Aparte de eso, recuerda lo que en la guerra hizo todo el mundo con las armas “raras”: enviarlas a misiones secundarias en las que era poco probable que llegasen a disparar, pero donde se necesitaba algo. En el caso español, esos cañoncitos hubiesen sido bienvenidos como defensa de costas y puertos, por ejemplo.

Respecto a los Covenanter, lo criminal fue que se siguieron construyendo hasta 1943, cuando era más que evidente que eran un dislate; se critica a los alemanes por los Tiger II, cuando Churchill podía presumir de Covenanter, Cavalier, Centaur… miles de tanques que fueron de las fábricas al desguace. Olé.

Saludos

[Gaspacher]

De nada te sirve la protección si estas a un paso del golpe de calor a los diez minutos de arrancar, de hecho aunque el Covenanter tiene mejor protección el T-26 tiene mejor movilidad y mejor cañón, así que lo comido por lo servido... En todo caso se trataba de una apreciación, no de una critica pues no sabemos como ocurrió el combate

Precisamente como hubiesen sido bienvenidos en la defensa de costas, creo que lo más simple sería desmontar directamente la torre para su utilización como bunkers artillados, y no desperdiciar recursos fabricando cureñas para un arma no normalizada en el ET.

[Domper]

Para defensa de costas es mucho más eficiente una cureña (incluso vieja, de alguna Nicanora) que una torre, que hay que ponerle emplazamiento de hormigón, motor (o moverla a mano), etcétera. Mientras que poner un par de dos libras en las troneras de aluna de las múltiples fortificaciones costeras en el Ferrol (por ejemplo) es muy sencillo.

Claro que dependerá de cuantos cañones de dos libras se capturen ¿no? O de los que cedan los alemanes de la porrada capturada en Bélgica.

Saludos