La Pugna Continuación de "El Visitante"

Los Ejércitos del mundo, sus unidades, campañas y batallas. Los aviones, tanques y buques. Churchill, Roosevelt, Hitler, Stalin y sus generales.
APVid
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Mensaje por APVid »

Respecto a lo primero no digo que hubieran mandado tropas pero si apoyo aéreo desde el principio.
Los mandos españoles conocen la importancia de una fuerza aérea en los combates.


Y sobre los bombardeos de Madrid precisamente harían más daño al frente interno que lanzaran propaganda y comida (pj chocolate).


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urquhart
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Mensaje por urquhart »

Hola a todos,

el prestigio de Paco fue el logrado a base de sangre y fuego... en 1941 en el barcelonés Camp de la Bota y Montjuic seguían los ajusticiamientos. Peiró fusilado, Miguel Hernandez dejado morir, Besteiro... personas respetadas más allá de ideologías. Es de esperar que en un escenario de guerra, Paco España acelerara la represión.

Militarmente, la España de 1941 puede aguantar mientras los anglo canadienses sean poco numerosos y no logren una ruptura al más puro estilo Compass. Las grandes victorias británicas a partir de 1942 serían basadas más que en un fino estilo militar en una abrumadora superioridad numérica y material, esencialmente la última. A partir de 1944, ni siquiera lograrían una victoria de academia, si exceptuamos al 14º en Asia, y era más un ejército hindú que británico.

Una división británica, al completo, tenía una potencia de fuego que no lograría una División del Invicto ni en los mejores sueños de sus Generales; amén de la movilidad. Tal vez, las mejores armas en manos del generalato español serían la destrozada red viaria, y la manifiesta incompetencia británica en operaciones en las que no contaran con una abrumadora ventaja numérica local. Solo falta echar un vistazo a Battleaxe, Exporter, Caen, Walcheren...

Respecto a los raids propagandísticos, los brits los intentaron en 1939-40, con resultados nefastos. Si fuera el comandante aéreo británico, lanzaría los bombarderos contra los puentes del Tajo, imposibilitando la cadena logística entre la industria del norte y el frente sudocidental. Otro objetivo al alcance de los bombarderos sería Medina del Campo, importante nudo ferroviario, el Burgos-Madrid no estaba construido en 1941

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Tempus Fugit
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Mensaje por APVid »

urquhart escribió:Respecto a los raids propagandísticos, los brits los intentaron en 1939-40, con resultados nefastos.

No es lo mismo, aquí gran parte de la población está en su exilio interior.

La propaganda no la harían los británicos sino el gobierno republicano exiliado, si el maquis empieza a recibir armas y se hace una campaña en las ciudades (los bombarderos de pan a Madrid desmoralizaron la resistencia) el gobierno franquista empezaría a tener problemas en su retaguardia.

urquhart escribió: la España de 1941 puede aguantar mientras los anglo canadienses sean poco numerosos

Cierto el peligro que veo es cuando empiece a actuar la división republicana y empiece a sentir las deserciones, a fin de cuentas muchos soldados españoles son antiguos EPR obligados a repetir la mili.
Creó que a esas alturas ya habría algunos que pasarían a Portugal igual que los salzaristas a España, en función de quien tenga la iniciativa podría aumentar el goteo.


Domper
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Mensaje por Domper »

Por lo que miré, el punto crítico para interrumpir las comunicaciones ferroviarias con Galicia (de las que depende la operatividad de los submarinos) está en los túneles del Bierzo, más que en nudos ferroviarios fáciles de reparar.

De enviar aviones, en esta historia ya hay aviones alemanes en Galicia, y se han enviado bastanttes más aparatos que en la LTR, otra cosa el uso que se les haya dado. El MS.410, por malo que fuese, no sería muy inferior al He 112, que estaba tremendamente subpotenciado.

Respecto a la represión, hasta Himmler protestó en la LTR, diciendo que se estaba ejecutando a elementos muy aprovechables.

Saludos



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Mensaje por Domper »


Suponía que sería el generalísimo quien nos recibiese, pero no fue así, sino que envió en su lugar al general Moscardó, uno de sus hombres de confianza. Moscardó era el héroe del Alcázar de Toledo, un castillo donde había resistido contra los milicianos rojos durante varios meses. Luego Moscardó había mandado un cuerpo de ejército durante la guerra pero, por la expresión del mariscal Von Manstein, al que ya conocía bastante bien, comprendí que el mariscal no respetaba mucho sus cualidades militares.

Héroe o no, el que fuese Moscardó el que nos atendiese y no Franco era un desprecio, y así se lo dije al mariscal, pero Von Manstein me dijo que el Generalísimo pensaba que era Jefe de Estado por designación divina, y que solo se consideraba igual a otros jefes de estado. Yo le dije que tendríamos que haber traído a Von Brauchitsch, que hubiese sabido apreciar el carisma y el aire fino de la sierra. El mariscal se puso a reír a carcajadas, y apenas podía contenerse cuando llegamos al palacio de Buenavista.

Era mejor que el mariscal estuviese con ánimo festivo, porque el general Moscardó nos presentó una lista de necesidades capaz de matar a un caballo. Pidió nada menos que mil tanques, dos mil cañones y mil aviones, la mitad, bombarderos. Para defender las costas de España, a tenor de lo que nos pedía, se necesitaba media Kriegsmarine. Todo regalado, desde luego, porque Moscardó no olvidó decir que España no tenía ni un marco. Von Manstein le dijo que esas peticiones eran exageradas y que, aunque Alemania tuviese ese armamento y pudiese cederlo, los españoles no sabrían manejarlo, ya que la dotación de un tanque no se improvisa de un día para otro. En eso Moscardó dio la razón al mariscal, y tuvo el descaro de pedir que mandásemos un ejército panzer completo, que quedaría subordinado al mando español.

Von Manstein no se enfureció, sino que permaneció serio, en silencio, aunque yo que ya lo conocía bien vi que apenas podía contener la risa. Mejor fue que Von Manstein tuviese tanto autocontrol, porque a saber que hubiese hecho el español si nos hubiésemos echado a reír en su cara. Finalmente el mariscar respondió, eso sí, con buenas palabras, que nanay, que Alemania podría mandar un cuerpo de ejército panzer, pero que ni por asomo quedaría bajo el mando de españoles. Para suavizar la negativa adujo que los generales españoles no estaban familiarizados con la dirección de formaciones acorazadas. Al contrario, propuso un acuerdo parecido al habíamos llegado con los italianos en Libia: sobre el papel podría estar al mando un general español, pero que la dirección de las operaciones, al menos las de las fuerzas alemanas, estaría a cargo de un general alemán. Si los españoles no lo aceptaban, Alemania no enviaría fuerzas. También dijo que el Reich suministraría equipo más moderno a los españoles, pero Moscardó tenía que entender que las fábricas no daban abasto ni para proveer a las fuerzas armadas alemanas, y habría que estudiar detenidamente lo que se podría ceder.

El mensaje quedó claro: si los españoles estaban dispuestos a subordinar la dirección de las operaciones a un general alemán, lo que quisiesen. Si preferían seguir por su cuenta solo recibirían quincalla. Mucho mejor que la colección de trastos oxidados que los españoles llamaban armamento, pero que seguiría siendo quincalla.

El general Moscardó rechazó nuestra oferta, y el mariscal estuvo a punto de mandarlo al cuerno. Yo sabía lo que significaría: el Reich necesitaba demasiado la posición estratégica española como para dejar que los ingleses se estableciesen, pero Franco era prescindible. Se podía dejar que cayese para sustituirlo por otro espadón más dócil. Aunque Von Papen ya nos había indicado que tampoco había demasiadas alternativas al carismático generalísimo. El mariscal no sabía cómo salir del impasse, cuando los ingleses nos hicieron un favor: volvieron a sonar las alarmas aéreas.

Moscardó nos instó a que fuésemos al refugio, pero el mariscal prefirió salir al exterior a ver qué ocurría. Desde el jardín del palacio pudimos ver como un grupo de bombarderos sobrevolaba Madrid con impunidad. Las nubecillas de humo de la artillería antiaérea quedaban muy por debajo de los aviones enemigos. Unos cuantos biplanos intentaban darles alcance, pero es difícil alcanzar a un avión que es más rápido y vuela más alto que el tuyo. Los bombarderos ingleses ignoraron a los anticuados cazas españoles, lanzaron sus bombas y escaparon sin ser molestados. Luego nos dijeron luego que las bombas habían caído sobre una estación de trenes, la de Chamartín, situada al norte de la capital.

Cuando volvimos a la sala de reuniones el mariscal le preguntó a Moscardó donde estaban los Messerschmitt que España había recibido de Alemania, sin que el general español nos diese una respuesta concreta. Nosotros sabíamos que habían gastado muchos en el Sáhara, a donde los habían enviado preparando una quimérica operación de reconquista de las Canarias. También preguntó por el hambre ¿cómo podía estar la gente tan mal tras la montaña de grano que Alemania había enviado? Moscardó empezó a protestar, diciendo que solo había llegado parte del millón de toneladas de cereal que les habíamos prometido; pero el mariscal tenía preparada la respuesta, diciendo que ese cereal habíamos tenido que adquirirlo con gran esfuerzo a los rusos, que España había recibido más que suficiente para evitar el hambre, pero que la desidia y la corrupción lo habían desviado para alimentar ganado dedicado a las mesas de los opulentos.

Von Manstein fue claro: aunque respetaba a algunos generales españoles, otros no sabrían hacer ni la ‘O’ con un canuto. No tenían ni idea de economía y menos aun de milicia. A esos generales no se atrevería ni a darles una pistola, mucho menos un tanque, y si esperaban que Alemania pusiese sus valiosísimas divisiones panzer bajo su mando iban dados. Que estaba muy bien que Franco se hiciese el digno, pero que sin la ayuda alemana su régimen no duraría ni un mes.

O mucho me equivoco o fue ahora Moscardó el que quiso mandarnos al cuerno, pero no se atrevió. Intentó mantener el tipo y siguió muy serio, argumentando que antes de tomar cualquier decisión de este tipo tendría que efectuar consultas. Esa misma tarde, tras una comida en la que nos dieron un guiso pesadote que llaman “cocido”, el general español entró con las orejas bajas. Seguía manteniendo su postura digna, pero con muchos circunloquios nos explicó que para Franco era cuestión de prestigio que fuesen los españoles los que venciesen a los ingleses, pero que el Ejército Español, a pesar de todo lo glorioso y valiente que era, no podría hacerlo solo, y necesitaba ayuda alemana urgentemente. Von Manstein a su vez presentó una propuesta más admisible para los españoles: a nosotros tampoco nos convenía que los ingleses consiguiesen hundir el régimen franquista. No costó demasiado llegar a un acuerdo: Alemania enviaría un ejército bajo el mando de un general alemán, que sería autónomo, pero a cambio el Reich equiparía al ejército español para que también pudiese participar en la ofensiva. Como medida de emergencia se enviaría a España una flota aérea que defendiese sus ciudades.



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Mensaje por Domper »


No habían pasado ni cuatro días cuando empezó a llegar a la frontera la ayuda alemana. Nos desplazamos a Irún, donde se efectuaría el trasbordo, necesario al ser el ancho ferroviario español diferente al europeo. En la estación vimos largas filas de tanques Panzer 38 esperando a ser cargadas por los trenes españoles. Vi que Moscardó torcía el gesto al verlos ¿Qué quería? Todavía había varias divisiones alemanas equipadas con esos tanques, y los que estaban llegando España no eran blindados viejos dados de baja, sino que venían directamente de la fábrica. También había un buen número de los nuevos cañones de asalto Marder I, de los que había oído hablar pero aun no había visto: eran vehículos basados en chasis de tanques franceses (estos me dijeron que usaban el del Hotchkiss H 39) con un cañón de 75 mm, que según decían los técnicos podían derrotar incluso a los tanques pesados rusos.

En otra playa estaba la artillería. Tampoco podían quejarse los españoles: había una fila de cañones checos de 8, 10,5 y 15 cm, diseños magníficos que en algunos aspectos eran superiores a los nuestros, y que si la Wehrmacht no había adoptado era por no complicar la cadena logística, pero que se habían adaptado para usar la munición alemana. También había bastantes antitanques de 4,7 cm, otra arma excelente fabricada por Skoda.

No sé qué esperaba Moscardó, al que vi que conversar airadamente con sus ayudantes. Pronto vinieron hacia nosotros con cara de pocos amigos. El mariscal no quería montar un espectáculo y les pidió que nos retirásemos a una dependencia de la estación.

—Mariscal, Alemania solo nos está enviando basura —si el traductor había usado esas palabras ni me imagino que era lo que en realidad había dicho el general español.

—¿Basura? —repuso Von Manstein—. Sepa usted que todo lo que ve allí es completamente nuevo, recién salido de la fábrica, y que iba a equipar a la 22ª División Panzer. Los antitanques Marder son los mejores que tenemos, y España va a ser la primera en recibirlos. Respecto a la artillería checa, la hemos traído a España no porque sea peor, sino por facilitar la cadena logística. No tendría sentido que ustedes recibiesen cañones alemanes y que nuestro ejército usase una mezcla de cañones alemanes y checos ¿no le parece?

—Mariscal, usted dirá lo que quiera. Aunque los cañones tengan un pasar, esos tanques son una porquería.

—General Moscardó, le repito que esas porquerías que usted dice iban a ser entregadas a nuestra división panzer más moderna. Coincido en que los Panzer 38 no son los tanques más potentes que tiene Alemania, pero son los que mejor resultado dan y los más fáciles de reparar. Porque ustedes en España ¿tienen talleres capaces de hacerse cargo de los tanques pesados? El Reich no tiene suficientes carros de combate como para que se queden arrumbados en algún rincón porque sus mecánicos no sepan qué hacer con ellos. No me replique, no estoy menospreciando la capacidad ni la inventiva delos mecánicos españoles, sino que lo que quiero decir es que España hoy por hoy no tiene medios para mantener otra cosa que lo que usted ve aquí. Más adelante, ya veremos.

El general español siguió protestando, y Von Manstein tuvo que hacerle callar.

—General, el otro día llegamos a un acuerdo ¿no es así? Lo toma o lo deja. Poco me cuesta ordenar que todo esto se vuelva a cargar en los trenes. Yo también me montaré en el tren, me iré, y dejaré que su caudillo se las apañe solo. Decida.

Moscardó siguió rezongando. Entonces el mariscal, después de enseñarle el palo, le ofreció la zanahoria.

—Además usted no sabe por qué he decidido ofrecerle este material checo. En el Reich queremos racionalizar y distribuir la producción de armamento, y pretendemos que nuestros aliados participen. Se va a reducir el número de modelos en servicio, pero el Panzer 38 lo consideramos tan bueno que va a ser uno de los pocos que seguiremos fabricando. Sé cuál va a ser su objeción, que como tanque es demasiado ligero, pero pensábamos usarlo para otras misiones, como cañón de asalto o artillería autopropulsada. Le voy a ofrecer la licencia para que se establezca en España una segunda cadena de montaje. Ustedes producirán estos tanques para todo el Pacto de Aquisgrán, y a cambio recibirán material moderno fabricado en Alemania, Francia e Italia, que también van a participar en el programa ¿Qué le parece? Lo mismo le digo de la artillería. Estoy dispuesto a cederle las patentes de Skoda, e incluso enviar a técnicos para ayudarles con la metalurgia, que sé que están teniendo problemas con los aceros. La única condición será que lo que ustedes fabriquen debe ser compatible con lo que se haga en el resto de la Unión.

Moscardó vio que la oferta era mucho más generosa de lo que pensaba, y asintió renuentemente.

—Además, general, esto es solo la primera parte —siguió Von Manstein—. He podido ver que su pueblo está en una situación mucho más apurada de lo que pensábamos. Yo hubiese preferido que su gobierno me hubiese informado de cuál era la situación real, porque entonces hubiésemos podido socorrerles antes. Aunque de las penurias que sufren los españoles solo ustedes son los responsables, Alemania no va a dejar abandonado al pueblo español. En estos momentos se está preparando un nuevo envío de cereales procedente directamente de las reservas del Reich, que pronto empezará a llegar a sus puertos. También voy a enviar carbón e incluso petróleo. Pero no será sin condiciones. Nosotros nos aseguraremos de que este regalo que Alemania va a hacer a su aliada España no acabe enriqueciendo a cuatro rufianes. Además la ayuda se distribuirá en los paquetes en los que llegará, que estarán etiquetados con el águila alemana. Que el pueblo español sepa quién es su amigo de verdad.



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Mensaje por Gaspacher »

Uno de mis abuelos sería uno de esos llamados a repetir la mili, y te aseguro que veleidades políticas pocas...

Ahora hablando en serio, el ejército franquista aprendió pronto a controlar a los "rojos" que integraban sus filas, basta leer "Soldados a la fuerza" para darse cuenta que pese a una masa de izquierdistas cada vez mayor en sus filas, el control y la vigilancia sobre sus soldados funciono con una eficacia bastante elevada.

Puentes del tajo, presas hidroeléctricas, red ferroviaria, tres objetivos muy claros que requerirían bombarderos a baja o media altura para lograr exito, y eso significaría un aumento de las perdidas británicas.

Los ataques sobre las industrias del norte, los puertos o las capitales podrían realizarse a gran altura y en alfombra, lo que daría bastante seguridad a los bombarderos a menos que España pudiese sacar algún as de la manga. Por un lado recibir la ayuda de sus aliados en cazas y antiaéreos principalmente, por otro tal vez desarrollos autóctonos de cohetes AA, tal vez basados en el ALAS de la GCE. Como sea, hasta que no llegue esa ayuda alemana que se vislumbra en el horizonte paco lo va a pasar muy mal... :twisted:

PD Curiosa elección la de Moscardó como interlocutor en estas negociaciones, había algunos otros generales que hablaban alemán perfectamente.


A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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Mensaje por Domper »


Federico Artigas Lorenzo

En todos los ejércitos del mundo que te llamen los jefes nunca ha sido buena señal. Por eso me temblaron las rodillas al oír a mi coronel.

—Artigas, te reclaman desde la división. Ya sabes dónde está el puesto de mando. Por ahora deja tu compañía a cargo de Coll, que ya enviaré a alguien para sustituirte.

¿Qué querría de mí el mando? Supongo que no me llamarían por mi cara bonita, que el hijo de la señora Lorenzo tiene muchas cualidades pero la hermosura no es una de ellas. Igual querrían darme alguna medalla, que bien me la había ganado: después del repaso que les había dado a los canadienses en el Gévora, había tenido la suerte de darles otro toque en Campo Maior, cuando nuestro glorioso ejército echó de allí a los britones. El coronel ya había visto que yo tenía buena mano para lo de los tanques, y me mandó que bloquease la carretera de Elvás, por donde se esperaba que contratacasen los tanques británicos.

Ahí sí que se las jugué a los ingleses. El terreno no era ni bueno ni malo: todo dehesa, ya sabe usted lo que es eso, una especie de pradera arbolada de encinas. Había pequeñas colinas, pero muy suaves, que para los tanques subirlas o bajarlas sería un paseo. Pero más suaves eran las colinas del Gévora y bien que se las había dado ahí. Todo era buscar un buen sitio y para eso el coronel me había dado manga ancha. Busqué algún lugar donde propinarles un buen susto a los míster, y al principio pensé en el río Caya, un riachuelo que estaba entre Elvás y Campo Maior. Me acerque en moto para echar un vistazo, pero la posición me desilusionó. El Caya no llevaba ni una gota de agua, algo normal por esos lares, pero lo malo es que las orillas eran tan suaves que parecía que los ingleses las hubiesen aplanado para uso y disfrute de sus tanques. Además yo me columbraba que los ingleses no serían tan tontos como para dejarse pillar otra vez en un barranco, y se lo pensarían dos veces antes de chapuzarse en el Caya.

El terreno tras el arroyo tampoco me gustó demasiado: demasiado cerca de Campo Maior, no daba mucho margen para retiradas, y a mí eso de tener que defender un rincón hasta la muerte me parecía malo para la salud. Además que el paisaje tampoco ayudaba: estaba lleno de olivares, suficientemente espesos como para esconder tanques, pero no tanto como para no dejarles pasar. Si situaba por allí mis cañones no vería a los hijos de la pérfida hasta que se me echasen encima. Había alguna campa que daba mejores campos de tiro, pero estaba casi al lado de nuestra artillería, a la que se suponía que yo tenía que proteger.

Si en el río no podía ser, ni tampoco detrás, tendría que ser delante. Allí encontré un sitio que me vendría pintiparado. El camino pasaba entre unas colinas bajas cubiertas de encinas, en algunos sitios bastante cerradas. Solo alrededor de la carretera la dehesa era más clara. Al sur de la carretera había una colina un poco más alta, con bastante monte bajo. Seguro que los ingleses no se fiarían, y sus artilleros le darían un buen repaso antes de atreverse a seguir. Pero por nuestro lado la colina tenía unos barranquitos donde podría resguardar mis cañones, que tendrían vista panorámica de la carretera. Allí puse mis cuatro rusos del cuatro y medio. Creo que no se lo había dicho, ya sabe que los bolcheviques no son santo de mi devoción, pero sus cañones sí, que los antitanques del cuatro y medio que los natachos trajeron a España daban envidia hasta a los alemanes.

Como no es malo ponerse en la piel del enemigo pensé “Federico, si tu fueses un inglés y vinieses por aquí ¿qué harías? Pues como ya me habrían escaldado en el Gévora, pensaría que hay gato encerrado, y me andaría con pies de plomo”. Vamos, que si los britis no veían nada se temerían lo peor, pensando que les había montado una emboscada. Pero si empeñaban en ver una emboscada, lo mejor sería encontrasen una emboscada en toda regla, para que se palmeasen las espaldas y pensasen “que listos somos, a estos chicos les vamos a dar por donde no luce el sol”.

Así que mandé a mis sufridos soldados a que hiciesen una barricada en el puente del Caya, que de paso removiesen el terreno para que pareciese que había minas, que excavasen algunas posiciones y las malcubriesen con ramajos, y que también cortasen unos cuantos árboles. Puse allí a la escuadra del cabo Moreno con una ametralladora con órdenes de dejarse ver, pero aconsejándoles que cavasen hoyos muy hondos, porque los artilleros ingleses les iban a tirar pepinos y melones. Yo desplegué al resto de la compañía en los barrancos tras la colina, y puse los morteros a cubrir la cresta, que no era cosa que los ingleses se me colasen por allí. Al otro lado de la carretera, al norte, envié a un observador de artillería, a un sito desde el que tendría vistas muy buenas de lo que maquinasen los ingleses.
Si hubiese sido el guion de una película no me hubiese quedado mejor. Una patrulla de míster, que iba montados en unos coches blindados preciosos, pasó a toda velocidad por la carretera, pero al ver la barricada del puente se paró. Moreno hizo su papel y empezó a disparar a los britones, que obedientemente se retiraron y pidieron a sus cañones que malgastasen unos cientos de obuses en el lugar. Usted no sabe de lo que era capaz artillería inglesa. Los malditos tenían un condenado cañón que potente, lo que es potente, mucho no era, pero que tiraba como si fuese una ametralladora. Al ver lo que le estaba cayendo a Moreno me despedí mentalmente de él, pero no. Me habían hecho caso y habían hecho unos agujeros como para darle la mano a Belcebú, y cuando pararon los cañones salieron y volvieron a dispararles a los míster.

El inglés que estaba de mandamás pensó que si seguían disparando era porque había encontrado nuestra línea principal de defensa, y que era la ocasión para devolvernos la del Gévora con intereses de demora y una propinilla. Lo menos un batallón pasó por delante de la colina y se desplegó frente al Caya. Tenían una docena de tanques, de esos Valentine chaparritos tan resistentes. Pero mientras pensaban en cruzar el arroyo y aplastar a Moreno y a los suyos nos enseñaron el cul*, y se lo pusimos bien colorado: pedí a nuestra artillería que disparase, y cuando los pepinos empezaron a caer entre los britis mis antitanques tiraron contra sus Valentine, que por delante eran todo acero pero por detrás parecían de hojalata. Mis cuatro y medio se cepillaron a la mitad de los tanques antes que supiesen lo que pasaba, y el resto pensó que era mejor cambiar de aires. Para retirarse desfilaron por la carretera, justo bajo mis cañones, y pude cobrarme un par de piezas más. Los soldados ingleses corrían como hormigas, perseguidos por la artillería y las ametralladoras, hasta que se cansaron y se retiraron.

Yo también me estaba hartando del paisaje, pensando que no sería bueno para el cutis quedarme en esa colina. Me retiré al otro lado del arroyo e incluso me llevé los antitanques, que no vea usted lo que costó. Ya estaba al otro lado del Caya, reculando hacia otro colladito con buena pinta, cuando los míster montaron un asalto en toda regla contra la pobre loma que me había escondido. Montaron una traca curiosa, ni sé la de trilita que dejaron caer allí, pero cuando sus pisahormigas empezaron a subir, mi observador de artillería les mandó unos cuantos recuerdos. Al final el gerifalte inglés pensó que verdes estaban las uvas y prefirió ir hacia Campo Maior por otra parte, que ya no era problema mío.

Cuando vino el coronel y vio el desbarajuste que habían hecho mis cañones me palmeó, me felicitó, me prometió que informaría al mando, que me daría un ascenso y hasta una medalla. Yo pensé que informe seguro, ascenso puede, pero medallita, me tendría que conformar con la del niño Jesús, porque en esta España de mis amores solo condecoran al que se deja la mitad de sus soldados, un brazo y media pierna, y que eso de chafarle el morro al enemigo e irse de rositas queda poco heroico. Una pena, porque me imaginaba el pego que daría pasear del brazo de Merchines con una militar individual en la pechera.

Por eso cuando fui a ver que querían en la división no es que me esperase que me metiesen un puro, que el mando tampoco es tan desagradecido, pero tampoco creía que se acordasen de un servidor para imponerle nada. No andaba descaminado, porque allí me encontré con otros oficiales, la mayoría jóvenes, y por muy glorioso que fuese nuestro ejército no creía que hubiese salido tanto héroe.

Llamaron atención, y me puse firme como si tuviese resorte. Entonces entró nada menos que el bilaureado, el general Varela. Malo. Ya sabe la fama de valiente que tenía Varela, pero de estrategia, era de los que pensaban que la mejor forma de atravesar un muro es romperlo a cabezazos. Lo apodaban “Achucha” porque durante nuestra guerra civil, cuando alguien le decía que un ataque estaba siendo difícil, siempre respondía diciendo “achucha, achucha”. Lo curioso es que con Varela también venía un alemán, con ese uniforme tan chulo que llevan.

—Caballeros, no lamenten que les hayamos relevado de sus puestos —nos dijo el bilaureado—. Los hemos seleccionado porque ustedes han mostrado saber combatir contra los tanques. Ahora podrán hacer lo mismo, pero con sus propios blindados. Van a formar parte de la primera división acorazada española.



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Mensaje por Gaspacher »

Domper escribió: había una fila de cañones checos de 8, 10,5 y 15 cm, diseños magníficos que en algunos aspectos eran superiores a los nuestros, y que si la Wehrmacht no había adoptado era por no complicar la cadena logística, pero que se habían adaptado para usar la munición alemana.


Creo que los cañones checos y alemanes utilizaban mayoritariamente la misma munición desde antes de la Gran Guerra. El 15cm en ambos casos era en realidad un 149mm, y el 8cm era en realidad un 75mm...

el problema ahora lo tendrán los españoles que suman otros 3 calibres a su ya extensa variedad de armas. El mismo 75mm alemán no era compatible con los de origen francés que se utilizaban aquí, los mismo que los del 105. Así que en próximas fechas seran de esperar dificultades de aprovisionamiento en 1ª línea.

PD Hoy tenemos al SH acelerado, 3 relatos nada menos...Zanquiu :green: :green: :thumbs:


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Mensaje por urquhart »

Hola a todos,

la Luftflotte será de gran ayuda, sin duda. Lo del He 112 es porque existían piklotos entrenados en este aparato, lo que evitaría un tiempo más o menos dilatado a la conversión.

30 aparatos supondrían un salto cualitativo frente a CR32 e I15 o I152.

El enfado de los alemanes respecto a los Me109 saharianos es lógico, por ausencia de medios de asalto anfibio... de flota en realidad.

Saludos


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Mensaje por Domper »

Gaspacher escribió:el problema ahora lo tendrán los españoles que suman otros 3 calibres a su ya extensa variedad de armas. El mismo 75mm alemán no era compatible con los de origen francés que se utilizaban aquí, los mismo que los del 105. Así que en próximas fechas seran de esperar dificultades de aprovisionamiento en 1ª línea.

PD Hoy tenemos al SH acelerado, 3 relatos nada menos...Zanquiu :green: :green: :thumbs:


Tres cuestiones:

- En España se estaba produciendo artillería de diseño alemán. Los cañones de 105 y 150 mm no complicarían la cadena logística. Lo que la complicaría sería seguir con la anticuada artillería de origen francés.

- Como veremos, el uso de los cañones de 8 cm (75 mm) va a ser como contracarro, y no como artillería de campaña. De hecho lo lógico sería ir arrumbando la mayor parte de la artillería de 70, 75 y 76 mm que quedaba, y limitarse al Schneider francés, y al 8 cm checo (y más adelante al Pak 40). En todo caso, se podrían transformar las piezas antiguas para la nueva munición, dentro de lo posible, claro. Lo mismo con los 105 mm. Si el tubo y la cureña resisten la nueva munición, no es uan tarea imposible.

- Me voy a ir de vacaciones y es posible que no me veáis el pelo en un par de semanas (no lo digo con seguridad). Por eso adelanto un poco.

Saludos



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La Pugna Continuación de "El Visitante"

Mensaje por Gaspacher »

En España se produjo artillería de origen alemán a partir del 44, con la firma del plan Bar el año anterior, aquí no he leído que se hayan adelantado esos planes, más bien los triunviros parecen querer hacerlo ahora.

En principio esas piezas tienen que estar modificadas para servir de algo en CC, elementos de puntería y a ser posible afustes bajos, sin olvidar la necesidad de contar con munición de carga hueca. En cuanto al 75mm yo ya dije que lo mejor sería transformarlos en AA en masa el año anterior y rearmarse con los Vickers 105/22(30) mod 22 de nueva construcción, pero necesidad obliga...y el SH dispone :militar21:

Buenas vacaciones y a disfrutarlas :thumbs: :thumbs:


A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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urquhart
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Mensaje por urquhart »

Hola a todos

Gaspacher

Puentes del tajo, presas hidroeléctricas, red ferroviaria, tres objetivos muy claros que requerirían bombarderos a baja o media altura para lograr exito, y eso significaría un aumento de las perdidas británicas.


Cierto, pero el EdA no puede hacer frente a los p.e. Blenheim, más si estos cuentan con escolta de hurries

Con los Me109 en Sahara, los MS en Cádiz, lo que queda en el centro de la península son CR32, I15/152 e I16. Supongo que los He 112 estarían en el Protectorado. Las fuerzas presentes de la LW estan para defender GAlicia. Como encima se les ocurra a los brits realizar misiones de interdicción con los Hurricanes MkIIC (4*20mm) puestos en servicio en o6/1941 el parque movil de RENFE lo tiene claro.

http://www.historyofwar.org/Pictures/hu ... _87sqn.jpg

http://nzetc.victoria.ac.nz/tm/scholarl ... F028b.html


Tempus Fugit
Gaspacher
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La Pugna Continuación de "El Visitante"

Mensaje por Gaspacher »

Hable de esas misiones a baja cota pensando en los cañones AA de 20mm que sin duda podrían cobrarse un duro peaje en ataques de esas características, no en los aviones que evidentemente están más que vendidos frente a una aviación moderna.

Tal vez fuese peor para España la destrucción de su escaso parque ferroviario en esas misiones que la destrucción de las vías en sí, al menos reponer locomotoras y vagones era mucho más complicado que vías y traviesas.


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La Pugna Continuación de "El Visitante"

Mensaje por APVid »

Gaspacher escribió:Ahora hablando en serio, el ejército franquista aprendió pronto a controlar a los "rojos" que integraban sus filas, basta leer "Soldados a la fuerza" para darse cuenta que pese a una masa de izquierdistas cada vez mayor en sus filas, el control y la vigilancia sobre sus soldados funciono con una eficacia bastante elevada.

Las victorias ayudan a aclarar las ideas y el bando. Si el ejército español empieza a perder muchos recordarán que eran del EPR.

Gaspacher escribió: Curiosa elección la de Moscardó como interlocutor en estas negociaciones, había algunos otros generales que hablaban alemán perfectamente.

Completamente de acuerdo, había incluso generales germanófilos más adecuados para el papel.

Domper escribió:ejército panzer completo, que quedaría subordinado al mando español.

Vista la experiencia con los italianos, era lo que pediría Franco, que fuera un cuerpo del ejército español.

urquhart escribió:Lo del He 112 es porque existían piklotos entrenados en este aparato, lo que evitaría un tiempo más o menos dilatado a la conversión.

También hay pilotos entrenados en el Bf 109, y su conversión en la LTR para la Escuadrilla Azul fue rápida.


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