Crisis de la República romana

Los conflictos armados en la historia de la Humanidad. Los éjércitos del Mundo, sus jefes, estrategias y armamentos, desde la Antiguedad hasta 1939.
de guiner
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Mensaje por de guiner »

Atenión era el mayordomo de dos ricos hermanos y un experto astrólogo; en un principio atrajo a su causa a los esclavos que tenía como subordinados en número de 200, luego agregó a los que vivían en los distritos vecinos; al cabo de cinco días reunió a cerca de 1.000 hombres. Atenión resolvió proceder de forma distinta a como lo había hecho Salvio en la zona meridional; de todos los hombres que se le iban sumando escogió a los más aptos para el combate, mientras que al resto los destinó a sus ocupaciones anteriores para que, en lugar de devastar los campos, se pudiera aprovisionar a un gran número de tropas. Aprovechando su fama de astrólogo alegó que los Dioses lo habían elegido como rey de toda Sicilia, y por lo tanto los rebeldes debían abstenerse de arrasar el país destruyendo el ganado y los cultivos ya que, por mandato divino, todo le pertenecía a él.
Después de haber reunido un ejército de más de 10.000 hombres se vio preparado para asaltar la ciudad de Lilibeo, plaza considerada inexpugnable. Viendo que sus progresos no avanzaban, le dijo a los suyos que los Dioses le habían revelado que, de persistir en el asedio, una gran desgracia caería sobre ellos. Mientras las tropas se disponían a abandonar las inmediaciones de Lilibeo, una flota mauritana (enviada por el rey Boco a raíz de los acuerdos tras la contienda en Numidia) entró en el puerto en auxilio de la plaza. Su comandante, llamado Gomon (o Comon), sorprendió al ejército de Atenión por la noche, en el momento en el que se disponían a abandonar el asedio, matando a gran número de ellos. Los rebeldes quedaron atónitos, no por la derrota sufrida, sino por lo acertado de la predicción de Atenión.

La insurrección se iba multiplicando por toda la isla e, incluso, como en 135/132, se sumaron a la misma elementos desclasados de la población libre.

Salvio, que había arrasado gran parte del territorio tras desistir de hacerse con Morgantia, se replegó a la llanura de Leontino con un ejército de 30.000 combatientes. Tras un sacrificio a los Palici, reafirmó su condición de rey y se le dio, por parte de los rebeldes, el nombre de Trifón. Envió una carta a Atenión para unir fuerzas y tomar la ciudad de Triocala. La población libre creyó que esto generaría una disputa entre ambos para ganar la soberanía, lo que acabaría en un enfrentamiento que pondría fin a la guerra en un corto plazo; pero esto no sucedió, pues ambos líderes decidieron cooperar plenamente.


Imagen


La amenaza llegó a su punto culminante con la conjunción de las fuerzas de Atenión con las de Salvio (o Trifón), que fue reconocido también por el primero como rey. Los insurgentes hicieron de Triocala la capital de su estado.


de guiner
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Mensaje por de guiner »

Inciso II: Sobre las reformas de Mario


A pesar del temor que cundió en Roma tras la derrota en Arausio, la confederación galo-germana no marchó hacia el oeste.

"Los cimbrios, después de devastar todo el territorio situado entre el Ródano y los Pirineos, cruzaron por un desfiladero hasta Hispania donde, después de saquear muchas regiones, fueron obligados a huir por los celtíberos; regresaron a la Galia y se unieron a los teutones en el país de los veliocasos"

Periochae LXVII


Como media para la región, Mario envió a Sila como legado a la Galia Narbonense, en donde capturó a Cópilo, comandante de los tectósagos (Volcae Tectosages).

Este giro de los cimbrios hacia la Península Ibérica, achacado a la Fortuna por los autores antiguos, permitió a Mario adiestrar físicamente a sus tropas:

"En campaña extenuaba a su ejército en el curso del camino, les hacía ejercitarse en todo tipo de carreras y en largas marchas y obligaba a cada soldado a que transportara su propio bagaje y se preparara su rancho; de ahí que, en adelante, a los soldados abnegados que ejecutan las órdenes en silencio y sin rechistar se les haya dado en llamar «mulas de Mario»"

Plutarco, Mario


Plutarco, al respecto del apodo dado a los soldados, también cuenta:

"Con todo, hay quien piensa que el origen de la expresión es otro, a saber: cuando Escipión ponía sitio a Numancia quiso pasar revista no sólo a las armas y a los caballos, sino también a las muías y a los carros con el objeto de que todos y cada uno tuvieran sus pertenencias preparadas y en perfecto estado. Mario, entonces, presentó un caballo que él mismo había cuidado excelentemente y una mula que destacaba entre las demás por su buen estado, su mansedumbre y su robustez. En consecuencia, el general quedó absolutamente satisfecho con las bestias de Mario, de las que frecuentemente hacía mención, por lo que los soldados cuando elogiaban en tono de burla a alguien perseverante, paciente y esforzado le llamaban «mula de Mario»"

En la obra de Plutarco vemos que los soldados son obligados por Mario a transportar su propio bagaje y a prepararse su rancho, pero también retrotrae el origen del término «mula de Mario» al asedio de Numancia por parte de Publio Cornelio Escipión Emiliano.

En el 134, Escipión encontró al ejército romano en Tarraco (Tarragona). Como consecuencia de la guerra, las tropas habían caído en la molicie, así como en la más absoluta indisciplina y sin moral alguna, por lo que se impuso reorganizar el ejército que le fue encomendado.

"Nada más llegar, expulsó a todos los mercaderes y prostitutas, así como a los adivinos y sacrificadores, a quienes los soldados, atemorizados a causa de las derrotas, consultaban continuamente. Asimismo les prohibió llevar en el futuro cualquier objeto superfluo, incluso víctimas sacrificiales con propósitos adivinatorios. Ordenó también que fueran vendidos todos los carros y la totalidad de los objetos innecesarios que contuvieran y las bestias de tiro, salvo las que permitió que se quedaran. A nadie le fue autorizado tener utensilios para su vida cotidiana, exceptuando un asador, una marmita de bronce y una sola taza. Les limitó la alimentación a carne hervida o asada. Prohibió que tuvieran camas y él fue el primero en descansar sobre un lecho de yerba. Impidió también que cabalgaran sobre mulas cuando iban de marcha, pues: «¿Qué se puede esperar, en la guerra —dijo— de un hombre que es incapaz de ir a pie?». Tuvieron que lavarse y untarse con aceite por sí solos, diciendo en son de burla Escipión que únicamente las mulas, al carecer de manos, tenían necesidad de quienes las frotaran. De esta forma, los reintegró a la disciplina a todos en conjunto y también los acostumbró a que lo respetaran y temieran, mostrándose de difícil acceso, parco a la hora de otorgar favores y, de modo especial, en aquellos que iban contra las ordenanzas. Repetía, en numerosas ocasiones, que los generales austeros y estrictos en la observancia de la ley eran útiles para sus propios hombres, mientras que los dúctiles y amigos de regalos lo eran para sus enemigos, pues, decía, los soldados de estos últimos están alegres pero indisciplinados y, en cambio, los de los primeros, aunque con un aire sombrío, son, no obstante, obedientes y están dispuestos a todo.
Pero con todo, ni aun así se atrevió a entablar combate hasta que los ejercitó con muchos trabajos. Así que, recorriendo a diario todas las llanuras más cercanas, construía y demolía a continuación un campamento tras otro, cavaba las zanjas más profundas y las volvía a llenar, edificaba grandes muros y los echaba abajo otra vez, inspeccionándolo todo en persona desde la aurora hasta el atardecer. Las marchas, con objeto de que nadie pudiera escaparse como sucedía antes, las llevaba a cabo siempre en formación cuadrada y sin que estuviese permitido a ninguno cambiar el lugar de la formación que le había sido asignado. Recorría la línea de marcha y, presentándose muchas veces en la retaguardia, hacía subir en los caballos a los soldados desfallecidos en lugar de los jinetes y, cuando las mulas estaban sobrecargadas, repartía la carga entre los soldados de a pie. Si acampaban al aire libre, los que habían formado la vanguardia durante el día debían colocarse en torno al campamento después de la marcha y un cuerpo de jinetes recorrer los alrededores. Los demás, por su parte, realizaban las tareas encomendadas a cada uno, unos cavaban trincheras, otros hacían trabajos de fortificación, otros levantaban las tiendas de campaña, y estaba fijado y medido el tiempo de realización de todos estos menesteres"


Apiano Ib. 85-86

la-conquista-romana-de-hispania-t36815-225.html

Nota: En ese hilo, bajo el texto de Apiano, ya adelanté que

● Caio Mario, el que más tarde reformaría el ejército romano, estaba allí


● Hasta ahora se han visto las innovaciones en los reclutamientos, que habían sido dictadas por las circunstancias, y el nuevo (que no lo era tanto) adiestramiento físico al que Mario somete a sus hombres (sobre el adiestramiento con las armas se habló en el Inciso I). Las reformas técnicas y organizativas que se desarrollarán en los siguientes años, y que se comentarán en su momento, sí que serán un mérito personal de Mario, sistemáticamente planeadas y llevadas a la práctica, que perdurarán hasta las parciales modificaciones introducidas por Julio César.


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Mensaje por reytuerto »

Salve Maese Valerio.
una pregunta que me tiene intrigado. La muerte por inanición era un suplicio usual en Roma? Saludos y gracias.


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Mensaje por de guiner »

Pues no a título estatal. Según las fuentes, la muerte por inanición era un suplicio doméstico, concretamente aplicado a las mujeres. Si viste la serie "Yo Claudio", acuérdate cuando Antonia, la madre de Claudio, coge a su hija Livila y la encierra en una habitación para dejarla morir de hambre mientras ella se sienta fuera, en unos escalones, oyéndola gritar.

Por si acaso, acabo de mirar I supplizi capitali in Grecia e a Roma, Milano, 1991, de la amiga Eva Cantarella.

Y algo dice en su obra, traducida al castellano como Los suplicios capitales en Grecia y Roma:

http://books.google.es/books?id=h2WdZ_H ... &q&f=false

Mira en las páginas 125/127.

Si lo dices por lo que ponía de Jugurta en la placa de mármol, piensa que está en el Tullianum y, si lo has visto, sabrás que caben cuatro gatos mal avenidos (la humedad te mata en menos de seis días); vamos, que en Roma no había ni instalaciones ni paciencia para aplicar o instituir ese tipo de suplicio a nivel, llamémoslo, estatal.

Lo chocante es que la Sra. Cantarella dice que "la muerte por inanición era menos cruel que otras". No se que es peor, que te coma un leopardo la yugular o sufrir una dolorosa muerte por sed. Aunque Jugurta, visto el sitio, chuparía las paredes y de ahí el durar seis días. Que su frase:

«¡Por Hércules, qué frías son vuestras termas!»

Es aplicable a la actualidad. Las paredes no chorrean, pero hay que verla. La última señora con la que fui, no quería bajar, por lo que hubo que ayudalla y sostenella. Imagen



Un saludo.


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Mensaje por reytuerto »

Gracias! Si, era por Jugurta! En realidad creia que lo habian estrangulado a mano, como a los sediciosos ejecutados tras la conspiracion de Catilina. No se me hacia "muy romana" la muerte por hambre y sed. Desafortunadamente, no tengo idea de como es el Tulanum, asi que si nos regalas una foto (la que tomo la desfallecida dama antes de acabar en tus brazos :guino: ), te estaremos agradecidos.


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Mensaje por de guiner »

Mejor que una foto:

http://www.archeoroma.beniculturali.it/ ... ex.php?_es

Como no me cuesta nada, de ese enlace, aquí un vídeo pero sin subir a la parte de arriba:

[youtube]DkJHkc9Y6VE[/youtube]

Lo quería poner en HD y me ha salido a 720. :pena:

Desde el foro, vamos al Tullianum (o Cárcel Mamertina). Por orden:

-Se entra dando "la voluntad" al portero que está con una caja tipo hucha. Si no han cambiado las cosas, sobra que cojas una moneda de 20 céntimos, hagas ruido y la dejes caer; el tío no te va a decir nada, si está, que la última vez se había largado al bar.

-A esas escaleras que suben, ni caso. Vamos por donde dicen que San Pedro le endiñó un cabezazo a la pared.

-Antes, el agujero para echarle lo que se le echara a los presos.

-Para abajo.

-Esa pasarela no estaba.

-Aquí es donde estuvo Jugurta y demás. Arriba el agujero que hemos visto antes.

-Y para arriba, que se me ha olvidado la placa con los reos ilustres.

El asunto de los apóstoles Pedro y Pablo, no viene al caso, pero en ese enlace se puede ver.


Un saludo.


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Otros sucesos


Jerónimo de Estridón hizo una traducción completa en lengua armenia y otra parcial en latín del Chronicon, obra perdida de Eusebio de Cesarea.

A grandes rasgos, la obra de Eusebio consistía en una serie de tablas cronológicas, dispuestas en columnas, que abarcaban un periodo de tiempo que iba desde Abraham hasta el 303 dC. (Jerónimo de Estridón la continuará hasta el 378).

En la misma:

http://www.attalus.org/translate/jerome2.html

Se puede leer:


170.1 [1917] [1918 en Ar.] Los romanos derrotan a los tracios

La entrada siguiente corresponde a la rebelión de esclavos en Sicilia.



Julio Obsecuente, que ya se nombró en relación a una derrota romana sufrida a manos de los lusitanos (105), sitúa el hecho:

en Macedonia Thraces subacti

Los tracios fueron sometidos en Macedonia

La noticia la da después de referirse a la incursión cimbria en la Península Ibérica, confundiendo los Pirineos con los Alpes:

Cimbri Alpes transgressi puesto Hispaniam vastatam iunxerunt se Teutonis

43. coss C. Mario C. Flavio. AUC 650/104 aC



Reelección de Mario


De la reelección de Mario para ejercer su tercer consulado poco se puede decir. El temor a que cimbrios y teutones invadieran la Península Itálica era cada vez más fuerte.

" ... por lo demás, se esperaba la llegada de los bárbaros para la primavera, y los soldados no deseaban poner en riesgo su vida contra ellos bajo el mando de ningún otro general"

Plutarco, Mario

Mario sería elegido cónsul, junto a Lucio Aurelio Orestes, para el año 103.


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Gracias por el Tour, Valerio! Realmente me imaginé una mazmorra más grande, pero se nota que los visitantes eran huéspedes por poco tiempo. :green: . Saludos!


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103



Entran en funciones los cónsules Caio Mario y Lucio Aurelio Orestes

[C. Marius C.f. C.n., Lucius Aurelius L. f. L. n. Orestes]



Operaciones en Sicilia


En Sicilia, después de que Trifón (Salvio) y Atenión unieran sus fuerzas, hicieron de Triocala la capital de su estado. No mucho después, Trifón empezó a sospechar de que Atenión planeaba suplantarlo, lo que le llevó a ponerlo bajo custodia. La fortaleza de Triocala, ya de por sí muy segura, construida sobre una roca alta e inaccesible, fue reforzada por un muro de ocho estadios de longitud (alrededor de 1.500 metros [1]) y una zanja exterior muy profunda.

El pretor Lucio Licinio Lúculo (no confundir con el hijo) fue encargado por el senado de sofocar la rebelión de los esclavos. Llevó consigo un ejército compuesto de 14.000 romanos y aliados, 800 bitinios, tesalios y acarnanios, 600 lucanos mandados por Cleptius, militar experto, y otros 600 reclutados en diversos lugares [2]. Cuando este ejército entró en Sicilia, Trifón ordenó la liberación de Atenión y consultó con él la manera de llevar la guerra contra los romanos. Trifón opinaba que lo mejor era aguardarlos en Triocala, mientras que Atenión le aconsejó que debían buscar el combate en campo abierto en lugar de dejarse atrapar en un asedio. Como ésta fue la opinión que prevaleció, un ejército de 40.000 hombres marchó y acampó cerca de Scirthaea, a 12 estadios de distancia del campamento romano. Al principio, ambos ejércitos emplearon varios días en pequeñas escaramuzas hasta que, finalmente, formaron todas sus tropas y entablaron batalla campal. Durante un tiempo el resultado permaneció incierto y los muertos de ambos bandos iban sumando un número considerable. Atenión comandaba un grupo de 200 jinetes e iba cubriendo el campo con los cuerpos de sus enemigos; herido en las dos rodillas, al recibir una tercera herida, cayó del caballo, lo que motivó el desánimo de los rebeldes, que se dieron a la fuga. Atenión yacía en el suelo fingiéndose muerto; al llegar la noche consiguió escapar. La victoria romana no fue total puesto que las tropas no se emplearon en la persecución de los vencidos, quedando por un lado 20.000 hombres al mando de Trifón, mientras que el resto aprovechaba la noche para refugiarse en Triocala.


Al noveno día, Licinio Lúculo comenzó el asedio de Triocala; debido al gran número de bajas que sufrió en el tiempo que duraron los combates en torno a las murallas, el pretor se vio obligado a retirarse y a abandonar la región.

A partir de esos momentos, Licinio Lúculo, ya sea por dejadez, negligencia o corrompido por sobornos, descuidó por completo la campaña contra los rebeldes, lo que posteriormente le costaría ser llevado a juicio.



[1] Aquí he tomado el estadio romano, la 8ª parte de una milla (1.481 m).
[2] Diodoro Sículo, fuente de estas cifras, después de un párrafo un tanto ilegible, asciende el número a un total de 17.000 hombres; posiblemente, haya añadido los restos del ejército del anterior pretor, Licinio Nerva.


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Frente septentrional




Más que el encabezado de Frente septentrional (partiendo del abierto en Sicilia, claro), esto se podía llamar:

Algunos apuntes sobre Sila

A Lucio Cornelio Sila ya lo hemos visto como cuestor en el ejército de Mario y como legado en la Galia Narbonense, dando captura a Cópilo, comandante de los tectósagos.

En este año de 103, encontramos a Sila como tribuno militar buscando una alianza con los marsos:

" ... como tribuno, convenció al pueblo de los marsos, poderoso y populoso, para que se convirtiera en amigo y aliado de los romanos"

Plutarco, Sila


Estos marsos no son los de la Península Itálica, sino (hasta que se demuestre que es un error de Plutarco o de la tradición manuscrita) un pueblo germano.

"Algunos, amparados en la libertad que da lo antiguo, afirman que fueron más los nacidos del dios y añaden más nombres de pueblos: marsos, gambrivios, suevos, vandilios ..."

Tácito, Germania 2, 4

Estos marsos aparecerán en los Anales de Tácito (An. I, 51) combatiendo contra Germánico en la selva Cesia, en el año 14 dC. También se les relaciona con la Batalla de Teutoburgo.

Por otra parte, los cimbrios, rechazados de Hispania, habían unido sus fuerzas con los teutones.

¿Buscaba Mario un apoyo contra cimbrios y teutones al enviar a Sila a buscar esa alianza?




Retornando a la figura de Sila:


"El tono de su piel hacía que el azul grisáceo de sus ojos, duro y violento, inspirara aún más miedo, pues en la palidez de su rostro surgían aquí y allá intensas manchas rojas. Se cuenta que es de ahí de donde se generó su nombre, un apodo que hacía referencia a su color de piel, acerca del que uno de esos típicos maledicientes que hay en Atenas hizo un chiste: «Sila es una mora rebozada en harina»"

Plutarco


Cabe señalar que, al parecer, Plutarco, al igual que vimos con Salustio, tuvo acceso a las propias Memorias de Sila, hoy perdidas. Ya se habló del sello que Sila se hizo labrar con la imagen de Boco entregándole a Jugurta en la parte dedicada por Plutarco a Mario. En la que le dedica a Sila, no parece darle demasiada importancia al asunto del sello:

"Mario estaba molesto, pero aún pensaba que Sila era demasiado insignificante como para sentir envidia y siguió sirviéndose de él para sus campañas militares. En su segundo consulado le tuvo como legado, en el tercero como tribuno y a través de él consiguió muchos éxitos"


Las desavenencias entre ambos no van a tardar mucho en aparecer.


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La cuestión de los veteranos


La apertura del ejército a los capite censi va a provocar un enrolamiento masivo de proletarios con la consiguiente desaparición de los propietarios (adsidui). Si en tiempos de los Gracos hubo un interés en regenerar el campesinado como medio de solucionar el problema de la crisis militar, ese interés se trasladaba ahora en reintegrar a los soldados a la vida civil. Las levas realizadas por Mario procedían, en su mayor parte, del proletariado rústico, para quienes el sueldo recibido durante su permanencia en filas no les iba a poder ofrecer una seguridad financiera en caso de licenciamiento. Mario en ningún momento había creado un ejército permanente; el soldado proletario únicamente podía esperar que las contiendas se sucedieran u obtener una compensación suficiente que le permitiera reincorporarse como propietario agrícola. El estado romano no estaba preparado para solventar esta situación, por lo que cabía esperar que los soldados hicieran responsable de su futuro a su general, cuyo imperium lo convertía en portador de los intereses estatales.


El final de la guerra en Numidia imponía a Mario la preocupación del futuro de sus veteranos. Recordemos que Mario había escogido para hacer frente a los cimbrios y teutones a las tropas adiestradas por Rutilio Rufo:

"Cuando Caio Mario tuvo la opción de elegir una fuerza de dos ejércitos, uno de los cuales había servido bajo Rutilio, otro bajo Metelo y más tarde bajo él mismo, prefirió las tropas de Rutilio, aunque inferiores en número, porque las juzgó más confiables en cuanto a disciplina"

Frontino, IV, 2, 2


El porvenir inmediato de los veteranos de la guerra en África era el licenciamiento. No hay constancia de que durante los reclutamientos efectuados por Mario en el 107, a comienzos de su primer consulado, se les prometiera a los soldados recompensas en forma de distribuciones de tierras. Mario no pretendía reenganchar a esos veteranos. Por otro lado, tampoco podía esperar en ningún caso una colaboración por parte de la nobilitas, por lo que tenía que buscarse un apoyo político dispuesto a incluir en su programa las exigencias de sus soldados. Es en estos momentos cuando va a aparecer la figura de Lucio Apuleyo Saturnino.


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Lucio Apuleyo Saturnino



"Saturnino el tribuno era un hombre de costumbres licenciosas. Cuando era cuestor fue puesto al cargo del transporte de todo el grano desde Ostia hasta Roma; pero debido a su pereza y a su carácter envilecido, fue destituido de este cargo por el senado, que encomendó la tarea a otros. Pero después, cuando había desistido de su anterior vida licenciosa y adoptado un modo de vida sobrio, fue elegido por el pueblo para ser tribuno"

Diodoro Sículo, XXXVI Frags. (del periodo 104 - 98 ). 12



Lucio Apuleyo Saturnino, perteneciente a la baja nobleza, había investido en 104 el cargo de quaestor Ostiensis, encargado del abastecimiento regular de trigo a la ciudad de Roma. Una repentina subida en los precios del grano obligó al senado a sacrificar al cuestor como chivo expiatorio, deponiéndole de su cargo, cuyas funciones serían traspasadas de forma temporal al princeps senatus Marco Emilio Escauro. Generalmente, a partir de este momento, los autores nos presentan a un Saturnino herido en su orgullo y que se habría convertido desde entonces en un "furibundo popular", en cuerpo y alma enemigo de la nobilitas que lo había humillado.

Al parecer, el acercamiento de Saturnino y Mario debió tener lugar el mismo año 104, en el que establecieron la estrategia a seguir, que pasaba por la elección del primero como tribuno de la plebe para 103. Mario no podía esperar una autorización senatorial para distribuir lotes de tierra sin el apoyo político de Saturnino; éste, por su parte, contaba con la popularidad del general y el apoyo, entre otras fuerzas políticas, de los veteranos de Mario.



Nota: No hay consenso a la hora de establecer cuáles de los proyectos de ley de Saturnino corresponden a cada uno de sus dos tribunados (103 y 100). En algunos lados veo que en primer lugar se nombra la Lex Appuleia de maiestate mientras que en otros aparece la Lex frumentaria. Este asunto lo dejaré aparcado de momento y, supongo, lo comentaré todo junto como hice con el paquete de medidas de Caio Graco. Ciertamente, esto se va a complicar un poco. Mientras tanto, vamos a los hechos de los que sí hay certeza (cronológicamente hablando, claro).



Reelección de Mario


El colega de Mario en el consulado, Lucio Aurelio Orestes, había fallecido mientras obstentaba su cargo. Mario, que esperaba la llegada de cimbrios y teutones para la primavera, veía que no aparecían y que el tiempo de su consulado se iba agotando. Como se acercaba la fecha de las elecciones y su colega había muerto, dejó el mando de su ejército a Manio Acilio y se dirigió a Roma, donde eran muchos los que aspiraban al consulado.



"Pero he aquí que Lucio Saturnino, el tribuno de la plebe que mayor influencia ejercía sobre el pueblo, persona a la que Mario siempre había reservado atenciones, instó con sus arengas a la multitud a que lo eligieran cónsul. Mario, que se hacía de rogar, fingió que rechazaba esta magistratura alegando que no la necesitaba, ante lo que Saturnino le tachó de traidor a la patria por rehusar el mando en mitad de tamaño peligro. Y aunque estaba claro que estaba interpretando de forma nada convincente un papel orquestado por Mario, con todo, la muchedumbre, viendo que la circunstancia precisaba tanto de su pericia como de su buena fortuna, le votó para su cuarto consulado, nombrando como compañero en el cargo a Lutacio Cátulo, varón que gozaba de la estima de los patricios y que no disgustaba al pueblo"

Plutarco, Mario


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Inciso



Quería ahorrar unas cuantas cosas (concretamente, los nuevos personajes que van a aparecer) endosando algún que otro enlace de la innombrable pero veo que es imposible.

Ejemplo. Sobre el tribuno Caio Norbano Balbo:

En 95 a. C., como tribuno de la plebe, acusó a Quinto Servilio Cepio el Viejo de traición cuando éste perdió todo su ejército frente a los cimbrios


http://es.wikipedia.org/wiki/Gayo_Norbano_Balbo

Cuando en otros idiomas, sí que aparece correctamente:

Nel 103 a.C., mentre era tribuno della plebe, accusò Quinto Servilio Cepione padre di imprudenza nella battaglia persa contro i Cimbri e di aver trattenuto per sé il bottino razziato al tempio di Tolosa

http://it.wikipedia.org/wiki/Gaio_Norbano

Para mayor INRI, el que ha perpetrado eso, no contento con haber traducido mal o lo que haya hecho, llama a Norbano Balbo "turbulento demócrata".

Y no es esa sola, que hay varias más y no son pocas. En fin, me tocará intentar resumir los procesos políticos.

Y la culpa es mía, sabiendo lo que hay. :pena:


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Visto que es imposible ahorrar latinajos y cosas extrañas a base de enlaces en castellano, a ver si se puede resumir este asunto.

Como casi todo parte de la figura de Quinto Servilio Cepión:

- 106: Consulado de Quinto Servilio Cepión. Servilio presenta una propuesta de lex iudiciaria con la intención de arrebatar parcialmente al orden ecuestre el control de los tribunales para repartir la designación de jueces con los senadores; la propuesta fue aprobada

- 105: Proconsulado en la Galia Narbonense
- El asunto del Aurum Tolosanum
- Derrota de Arausio

"Cepión, por cuya temeridad se había sufrido la derrota, fue condenado, y sus bienes, por primera vez desde el rey Tarquinio, fueron confiscados y se le retiró el mando militar"

Periochae LXVII

- 104: Servilio Cepion es expulsado del senado en aplicación de una ley hecha aprobar por el tribuno de la plebe Casio Longino por la que todo aquel que fuera condenado por el pueblo o que perdiera su imperium debía abandonar el senado:

Est autem haec: L. Cassius L. f. Longinus tribunus plebis C. Mario C. Flavio coss. plures leges ad minuendam nobilitatis potentiam tulit, in quibus hanc etiam ut quem populus damnasset cuive imperium abrogasset in senatu ne esset. Tulerat autem eam maxime propter simultates cum Q. Servilio qui ante biennium consul fuerat et cui populus, quia male adversus Cimbros rem gesserat, imperium abrogavit

Q. Asconii Pediani, Orationum Ciceronis quinque enarratio [78]

- 103: Se inicia la investigación sobre la desaparición del Aurum Tolosanum

Y es a partir de aquí cuando se va a enrevesar un tanto el asunto.

Dije que no quería entrar con el paquete de leyes del tribuno Lucio Apuleyo Saturnino al no conocerse con exactitud en que orden fueron promulgadas, pero no hay más remedio.

Hacia ¿el 103?, Saturnino promueve una Lex Frumentaria por la que se reducían a un octavo los precios fijados del trigo que el estado proporcionaba regularmente a los habitantes de Roma. Evidentemente, la nobilitas no podía permitir esta medida, cuyo objetivo es visto de manera diferente por los autores. Unos argumentan que era para ganarse a la plebs urbana, toda vez que Saturnino reforzaba su popularidad, mientras que otros ven una medida necesaria que daba respuesta al problema de abastecimiento que existía en la ciudad de Roma debido a varias causas (plaga de langostas en África, la piratería en el Mediterráneo, la guerra en Sicilia). Sea por los motivos que fueren, la oposición senatorial no iba a permitir esa carga financiera que iba a recaer sobre el erario público.

El veto de los colegas de Saturnino no resultó efectivo.

"Cuando Lucio Saturnino se disponía a presentar una ley para distribuir trigo al precio de cinco sextos de as, Quinto Cepión, que en ese momento era cuestor urbano, hizo ver al senado que el erario no podría soportar una largueza tan generosa. El Senado decretó que si Saturnino presentaba esa ley ante el pueblo, sería considerado como un acto contra los intereses del estado. Saturnino procedió a su votación. Sus colegas opusieron su veto, pero a pesar de ello él hizo traer la urna para el sorteo. Cuando Cepión vio que, pese al veto de sus colegas, Saturnino presentaba la ley en contra de los intereses del estado, promueve un tumulto con ciudadanos honestos, destruye las pasarelas de voto, vuelca las urnas, impide el desarrollo de la votación"

Retórica a Herenio (autor desconocido) I, 12, 21


Este Quinto Cepión, cuestor urbano, era el hijo de Quinto Servilio Cepión (el de Arausio); este Servilio Cepión es el que será acusado en el 95 y defendido por el cónsul de aquel año, Lucio Licinio Craso, pero esto es otra historia, de momento.


Una vez medio aclarado el asunto, ahora toca ver si esa Lex Frumentaria fue propuesta en 103 o en el 100, ya que algunos autores ven la acusación sobre Quinto Servilio Cepión, en relación al Aurum Tolosanum y la derrota de Arausio, como una venganza personal de Saturnino por lo sucedido durante la propuesta de la ley.

• A tener en cuenta la lex iudiciaria de 106, que eso no se va a quedar así.


de guiner
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Crisis de la República romana

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Juicio contra Quinto Servilio Cepión y Manlio (o Malio) Máximo




El colega de Saturnino, el tribuno Caio Norbano Balbo, llevó a a Quinto Servilio Cepión ante los tribunales acusándolo de alta traición (perduellio [•]), mientras Saturnino acusaba a Manlio (o Malio) Máximo como corresponsable de la derrota contra los cimbrios. Los tribunos de la plebe prosenatoriales intentaron impedir el desarrollo del juicio por medio del veto, siendo sacados violentamente de la asamblea, mientras que el propio princeps senatus, Marco Emilio Escauro, era apedreado.

"(Refiriéndose a Caio Norbano) ... habías provocado no sólo con tu discurso, sino en mayor medida con tu vigor, con tu dolor y tu apasionamiento, un incendio tal que para apagarlo a duras penas trataba yo de acercarme? Pues tú habías tenido en la causa todo a tu favor: denunciabas ante el juez la violencia, la persecución, la lapidación, la crueldad de un tribuno en la grave y lamentable desgracia de Cepión; a continuación, estaba probado que el príncipe del senado y de la ciudad, Marco Emilio había sido apedreado y nadie podía negar que Lucio Cota y Tito Didio (tribunos de la plebe) habían sido expulsados de un espacio sagrado al querer oponerse a una propuesta"

Cicerón, Sobre el Orador, II 197

[•] En esta acusación de perduellione o perduellionis, el término no es muy preciso. Aunque generalmente suele equivaler a alta traición, en este caso en concreto, se trataría de juzgar una acción guerrera que conlleva una derrota, a juicio de la acusación, causada por manifiesta incuria o imprudencia de los jefes.

Sobre el modo en el que se llevó a cabo la defensa:

"La confesión se da cuando el acusado suplica el perdón. Se divide en excusa y súplica. La excusa consiste en que el acusado niega haber actuado intencionadamente. Se divide en ignorancia, azar y necesidad; azar, como cuando Cepión se defendió ante los tribunos de la plebe por la derrota de su ejército"

Retórica a Herenio (autor desconocido) I, 24, 14


Los inculpados hubieron de marchar al exilio.

"Cn. Mallius fue enviado al exilio junto a Cepión , por un decreto de la plebe a propuesta de Saturnino"

Granio Liciniano XXXIII, 11


" ... y que Cepión, por haberse apoderado de ellas (de las riquezas de Tolosa), terminó mal sus días como un sacrílego expulsado de su propia patria, y las hijas que dejó fueron entregadas a la prostitución —al decir de Timágenes— y murieron ignominiosamente"

Estrabón IV, 188



De este modo se cree que acabó Quinto Servilio Cepión sus días. Pero existe otra versión:

"En cuanto a Lucio Regino, si le juzgamos por cómo cumplió sus deberes públicos, deberá ser maltratado por las críticas de la posteridad. Pero, si se le valora por su fiel contribución a la amistad, deberá permanecer en ese lugar honorífico reservado para las personas notables. Y es que, mientras era tribuno de la plebe, al ser encarcelado Cepión porque, según parece, había sido el causante de que nuestro ejército sucumbiese ante los cimbrios y teutones, Regino, acordándose de su estrecha y antigua amistad, lo liberó de la cárcel y, no contento con este gesto de amigo, le acompañó también en su huida"

Valerio Máximo IV, 7, 3

Más adelante, en su obra Hechos y dichos memorables, Valerio Máximo dice:

"Pero Quinto Cepión superó a Craso por la crueldad de su destino. En efecto, después de haber conseguido que se le considerase defensor del senado gracias al esplendor de su pretura, a la importancia de su triunfo, a los logros de su consulado y a su actuación como pontífice máximo, murió en la cárcel y su cuerpo, no sólo fue torturado por las funestas manos del verdugo, sino que, luego, quedó tendido en las escaleras Gemonias y causó el horror de todos en el foro romano"

VI, 9, 13


Y luego estaría esa versión, llamémosla, "libre" que asegura que Cepión pasó un retiro dorado en Esmirna disfrutando del Oro de Tolosa.


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