Estimado Roy:
Roy escribió:... Disiento. No creo que ese fuese un factor determinante hasta finales del siglo XVIII, cuando las corrientes ilustradas inundaron el continente americano, desembocando en la Guerra de Independencia de los EE.UU.
En el Imperio Español no existía una diferenciación entre metrópoli y colonias tal y como hoy lo entendemos; era España, igual que Roma era Roma (aunque en este caso, sí existía una diferenciación social).
No me refería a la condición jurídica de los americanos (a veces más teórica que ficticia). Me refería fundamentalmente a participar del poder y a sentirse miembros del Estado. Me explico.
Por un lado, los imperios antiguos tuvieron la tendencia de centralizar el poder en una región o en una ciudad de la que partía la "legitimidad" del Estado. No importa si los Imperios se basaban o no en la opresión de países vencidos o si tenían comportamientos más civilizados (como la extensión de la ciudadanía romana). La creación de esos gradientes de poder inevitablemente conducen a que los más alejados y desfavorecidos se terminen por sentir desvinculados.
La España del XVIII era muy centralista (las cosas de la moda francesa de la época,
comme il faut), lo que multiplicaba el efecto gradiente.
Una de las características comunes de las caídas de los antiguos imperios es la pérdida gradual de control político de las zonas más apartadas cuando se inicia la descomposición. Si se lee la historia de cualquiera de ellos siempre se termina por encontrar una frase que dice algo parecido a: "la provincia de tal obtuvo mayores grados de autonomía de la capital del imperio y se gobernaba con total independencia...". Pasó con los romanos, con los califatos de los primeros tiempos de la era musulmana, con Bizancio, con el imperio otomano... Incluso con la URSS.
Cuando los imperios eran continentales, la transmisión del poder y la vertebración del Estado era sencilla. Bastaba con construir caminos. El problema fue mucho mayor cuando, por primera vez en el mundo, el Imperio era intercontinental: 3 continentes (Europa, América y Asia -sin olvidar las posesiones africanas-). Desde luego, España era bien consciente del problema y reorganizó repetidas veces la estructura administrativa de América, para modernizarla. Pero la estructura siempre tuvo terminaba con la instauración de filiales del poder peninsular. Nunca en estructuras de poder semejante a los antiguos reinos de la España europea. Y lo peor de todo: la cima administrativa siempre estaba a meses de distancia de viaje en barco a través del océano (y no siempre, que a veces ni eso. Dependía de las condiciones del tiempo o si las guerras contra ingleses, holandeses, franceses o cualquier otro no hubieran cerrado las líneas de comunciación).
La lejanìa acentuaba los males de la dependencia: la corrupción era sencilla, la reparación de las injusticias tardía o imposible...
La cercanía al poder (aunque sea por vecindad) siempre ayuda a vertebrar un Estado. No es una casualidad que nunca la capital de un Imperio se haya independizado del mismo...
En realidad no me refería tanto a que el rey de España viajara a América o pusiera la capital en Lima, por ejemplo. Simplemente, que no se encontró la fórmula para compartir el poder. ¿Hubiera bastado con que los distintos príncipes de Asturias emprendieran un viaje por las Américas de varios años de duración? ¿Qué hubiera pasado si la Constitución de Cádiz se hubiera publicado en 1800, por ejemplo y no en medio de las guerras de Independicia española y americana?
Alguna vez amigos portugueses me han planteado el siguiente what if: ¿qué hubiera pasado si Felipe III en 1606 hubiera elegido a Lisboa como capital de sus reinos...? Probablemente nunca hubiera ocurrido la separación de Portugal y España. Nunca lo sabremos, evidentemente -a lo mejor quien se hubiera separado es Murcia...-, pero reconozcamos que Lisboa hubiera sido una capital muy apropiada: costera con con río navegable, como la mayor parte de las capitales europeas, bien defendida, comercial... Y más cercana a América.
Permíteme que recoja lo escrito por el Conde de Aranda (que pudiera ser tema de discusión, como ha dicho tercioidiaquez), cuando se olió la tostada de la inminente independencia americana tras la aparición de los EE.UU:
"No me detendré ahora en examinar la opinión de algunos hombres de Estado, así nacionales como extranjeros, como los cuales yo pienso sobre las dificultades de conservar nuestra dominación de la América. Jamás unas posesiones tan extensas, colocadas a tan grandes distancias de la Metrópoli, se han conservado por mucho tiempo. A esta causa, que comprende a todas las colonias, debemos añadir otras especiales para las posesiones españolas, a saber: la dificultad de socorrerlas cuando puedan tener necesidad; las vejaciones de algunos gobernantes en los desgraciados habitantes; la distancia de la autoridad suprema, a la que tienen que recurrir para que se atiendan sus quejas, lo que hacen que se pasen los años antes de que se haga justicia a sus reclamaciones; las venganzas a que quedan expuestos de parte de las autoridades locales en este intermedio; la dificultad de conocer la verdad a tan larga distancia; por último, los medios que los virreyes y capitanes generales, en su calidad de españoles, no puedan dejar de tener para obtener declaraciones favorables a España: todas esas diversas circunstancias no pueden dejar de hacer descontentos a los habitantes de América y de hacerlos intentar esfuerzos para obtener la independencia, tan luego que se les presente la ocasión".
Esto es parte de la "Memoria a S.M. católica y fidelísima Carlos III de España, sobre la independencia de los territorios americanos", tal como aparece en los comentarios de Antonio Baso Andreu a esa Memoria secreta:
[url]dialnet.unirioja.es/servlet/fichero_articulo?codigo=2111018.pdf[/url]
Saludos.