Varias cuestiones:
– El sobredimensionamiento de varias armadas se debe a que nacieron durante la guerra fría. Aunque muchas unidades parezcan posteriores, se concibieron y se presupuestaron en ese periodo. Actualmente han cambiado las prioridades.
– Puedo estar mal informado, pero el único buque de cierto porte que la Armada Española ha estado considerando vender es el portaaviones Príncipe de Asturias. Con escasa esperanza por los motivos que luego expondré.
– Respecto a lo de comprar viejo, cada país y cada armada hará lo que considere conveniente, pero poca gente vende duros a cuatro pesetas. Las unidades que salen a la venta tienen por lo general muchos años sobre sus cuadernas, y sus equipos no es que sean de primera línea precisamente.
– Precisamente un caso puede ser el de las unidades chilenas. Por ejemplo, ha carecido durante muchos años de un sistema misilístico de defensa de zona. Ahora dispone del misil Standard SM-1 en las Latorre… al que le quedan muy pocos años por delante. Las fragatas clase Lynch vana precisar una importante modernización que incluirá (al parecer) la sustitución del sistema de misiles Sea Wolf. Con todo, dicha modernización sería precisa hacerla aunque fuesen buques construidos “en casa”… o no, si hay otras unidades que cubren esa función.
– Con todo el problema de las unidades de segunda mano es otro y usted mismo lo señala:
Ildefonso Machuca escribió:POR TANTO la compra de unidades de segunda mano o quizas "oportunidades" es por lo pronto casi la unica opcion, sobre todo si no se tiene un "respaldo" tierra adentro con una industria naval y auxiliar "capaz"...
En su día, los problemas que se les plantean a las armadas iberoamericanas los tuvo la Armada Española, formada por una colección de buques viejos y con sistemas obsoletos (y aun es quedarse corto). La recuperación vino de la mano de las unidades adquiridas a la US Navy (o cedidas por ella) quedando las construidas en casa para poco más que la instrucción o para pasear la bandera. Aun así, se mantuvo la construcción “indígena”, lo que produjo fracasos tecnológicos (y económicos) como los destructores Oquendo, que estuvieron más tiempo en obras que en servicio.
Cuando la Armada empezó a modernizarse, tenía dos opciones. Una, la carísima y muy arriesgada: construir en casa, lo que tras casos como los de los citados Oquendo, los Audaz, o los submarinos clase ‘D’, hacían dudar de si los buques simplemente flotarían. La otra, comprar fuera. Por ejemplo, por entonces Inglaterra ofrecía por todo el mundo sus fragatas Leander y tipo 21. Se escogió lo primero ¿buena o mala decisión? No lo sé, pero hoy día España construye y exporta buques de guerra. Lo mismo se volvió a plantear durante los ochenta, cuando la US Navy retiró buen número de unidades misilísticas y se plantearon como alternativa a las F-80 primero y luego a las F-100.
Entiendo que para naciones con potencial económico o e industrial reducido, intentar construir (o al menos colaborar en la construcción) de sus propios buques de guerra resulta imposible. Pero estamos hablando de Brasil, con un PIB y unos gastos de defensa bastante superiores a los españoles. Como decía antes, cada nación hará lo que considere conveniente, pero la estrategia de comprar viejo seguida por la marina brasileña impide el desarrollo de una industria nacional. Algo que no está haciendo su fuerza aérea.
En otro orden de cosas, sobre portaaviones. Ya lo dije. El fin del Harrier ha acabado con en “portaaviones pequeño”. Evidentemente, puede diseñarse un buque de coste razonable (o modificarse partiendo de uno existente) para operar con el F-35, pero me parece improbable que ningún F-35 acabe en Iberoamérica en mucho tiempo, por cuestiones tanto económicas como políticas.
Pero si se desea un portaaviones convencional, el problema va a ser otro: el ala embarcada. No hay mucho donde elegir: los Skyhawk no es que estén al final de su vida operativa, es que la han superado con creces. Quedan o aviones rusos, o el F-18E, o el Rafale (y el F-35 obviamente). Cualquiera de esas aeronaves requiere un buque de más de 35.000 Tn (el Foch/Sao Paulo se quedaba justo para los Rafale). Peor aun, aunque mañana se solicite tal portaaviones, cuando entre en servicio probablemente ya no lo estarán los F-18E.
Vamos, que el fin del Harrier resultó una jugada maestra al dejar sin posibilidad de tener aviación naval a potencias medianas y pequeñas.
Saludos