Crisis de la República romana

Los conflictos armados en la historia de la Humanidad. Los éjércitos del Mundo, sus jefes, estrategias y armamentos, desde la Antiguedad hasta 1939.
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Otros sucesos


Caio Mario decidió asegurarse de que las tribus galas y ligures que, sobre el papel, eran aliadas de Roma lo iban a seguir siendo cuando llegara el inevitable enfrentamiento contra cimbrios y teutones.

"Durante la guerra con los cimbrios y los teutones, el cónsul Caio Mario, deseando probar la lealtad de los galos y ligures, les envió una carta, ordenándoles en la primera parte de la carta, que no abrieran la parte interna, que estaba especialmente sellada, antes de una cierta fecha. Luego, antes de que el tiempo designado hubiera llegado, exigió la misma carta de vuelta, y encontrando todos los sellos rotos, supo que estaban en marcha actos hostiles"

Frontino I, 2, 6




Nota: He encontrado una referencia al respecto de una carta enviada por Mitrídates VI a los cimbrios, en el Epítome de Pompeyo Trogo, de Justino. Hay quien la fecha en 103, aunque la descarto por considerar este hecho varios años posterior y un tanto fuera de contexto.

Lo que no está de más comentar es que Mitrídates VI consiguió acceder al trono del Ponto hacia el 112. Tenía la intención de devolver a su reino la grandeza que había alcanzado en el primer cuarto del siglo II bajo el reinado de Farnaces I. Aunque sus áreas de expansión y sus intereses se centraban en este momento en dirección al Mar Negro y la península de Anatolia, por lo que voy a dejarlo apartado de momento.


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102



Entran en funciones los cónsules Caio Mario y Quinto Lutacio Cátulo

[C. Marius C.f. C.n., Q.Lutatius.C.F.Catulus]


Campaña en Sicilia


Se le encargó al pretor Caio Servilio el mando de las operaciones en Sicilia. Lucio Licinio Lúculo, después del fracasado asalto a Triocala, había permanecido inactivo el resto de su mandato; al enterarse de que Caio Servilio había cruzado el estrecho de Mesina con el fin de tomar el mando, Lúculo disolvió a su ejército y mandó quemar los campamentos y demás obras de fortificación, a fin de no dejar a su sucesor ningún recurso útil para la conducción de la guerra. Garantizando el fracaso de su sucesor, Lúculo estaba en la creencia de que podía exonerarse así mismo, pues, desde hacía ya tiempo, se le estaba acusando en Roma de querer paralizar la supresión de la revuelta.

En cuanto a la campaña de Servilio poco hay que contar. Trifón murió y Atenión asumió el liderazgo de los rebeldes. Sitió varias ciudades y devastó los campos sin ninguna oposición de Servilio, haciéndose con el control de grandes áreas.

• Lucio Anneo Floro sugiere que hubo un combate:

"También por él (por Atenión) fueron puestos en fuga los ejércitos pretorios, tomado el campamento de Servilio y tomado el de Lúculo"

Epítome II, 7, 10

Nota: La cronología de Floro es bastante imprecisa. Pone a Aristón como sucesor de Euno, el líder de la primera revuelta, derrotado por el cónsul Publio Rupilio en 132 y fecha el inicio de la insurrección durante la pretura de Servilio, de ahí que en el texto nombre primero el campamento de éste.

Servilio, al igual que Lúculo, al final de su cargo sería llevado a juicio y enviado al destierro.

La inminencia del enfretamiento contra cimbrios y teutones aplazaría la contienda en la isla otro año más.


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Mario fortifica su campamento - Las Fossae Marianae




"Informado de que los enemigos se aproximaban, Mario cruzó los Alpes con premura y, tras establecer un campamento fortificado a orillas del Ródano, introdujo en su interior gran abundancia de víveres con el objeto de no verse obligados en ningún momento a presentar batalla por falta de ellos en circunstancias que no le parecieran convenientes. El transporte por mar de las provisiones que el ejército necesitaba, que antes era largo y costoso, Mario lo convirtió en fácil y rápido. En efecto, las bocas del Ródano, al quedar cubiertas, por efecto del reflujo del mar, de una película de abundante limo y arena que el oleaje amasa formando una espesa capa de cieno, vuelven dificultosa, pesada y lenta la navegación de los barcos abastecedores. Así pues, Mario llevó hasta allí a su ejército, que aún permanecía inactivo, y abrió un gran canal sobre el que hizo derivar buena parte del caudal del río, y lo desvió hacia una ensenada adecuada, profunda y accesible para las grandes embarcaciones, suavemente abierta al mar y sin batir de olas; todavía hoy este canal conserva el nombre que él le dio"

Plutarco, Mario


Este gran canal es la llamada Fosa Mariana o Fosas Marianas (Fossae Marianae). Sobre las mismas, existe controversia actualmente de dónde fueron abiertas (103/102). Las desembocaduras del Ródano y el litoral en tiempos de Mario, evidentemente no son los mismos de ahora.


Estrabón describe las bocas del Ródano:

"Polibio contradice a Timeo, que afirmaba que eran cinco las desembocaduras del Ródano, y dice que son dos. Artemidoro, sin embargo, menciona tres. Más tarde Mario, al observar que se cegaban las desembocaduras con materiales de aluvión y resultaba difícil el paso, trazó un canal nuevo en el que recogió la mayor parte del cauce del río ..."

IV, 183

Para no entrar mucho en este tema, dejo dos enlaces:

- Marius’ Canal

http://www.ancientportsantiques.com/a-f ... -marianae/

- La Camargue au temps de Caius Marius

http://www.camargue-insolite.com/article-32609977.html

En el segundo, se intenta adaptar la llamada Tabula Peutingeriana a la geografía de la Camargue actual:

Imagen

La imagen está sacada de aquí (un poco más amplia de la que aparece en esa página):

http://www.hs-augsburg.de/~harsch/Chron ... _intr.html

Concretamente es la Parte III de Conradi Milleri facsimile totum 1887; en la de 1250 aparece en la I.

Añado las dos visiones en un solo mapa:

Imagen

1 - Visión del primer enlace
2 - Visión del segundo enlace (para comparar con la imagen de la Tabula Peutingeriana)
3 - Branche d'Ulmet
4 - Branche de St Ferreol




Nota: Sobre las controversias al respecto, la innombrable en francés da un enlace al trabajo de un tal Otello Badan, que asegura haber dado, en 2013, con el verdadero trazado (que ya podía haber puesto un mapa el tal Otello):

http://fr.wikipedia.org/wiki/Fosses_Mariennes

El documento es el que dice: Voir p 90 du Rapport annuel d'activités 2013 des Amis des Marais du Vigueirat. No pongo el enlace directo porque me está dando problemas y no me deja. Es otra hipótesis que, en resumidas cuentas dice que no pueden excavar al ser la zona considerada como reserva natural, pero que ha dado con el verdadero cauce o trazado. Que lo dejará para el verano del 2014.


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Avance de las tribus bárbaras




A comienzos de año, las fuerzas bárbaras se habían puesto finalmente en movimiento hacia la península Itálica. Se habían extendido en dos grandes frentes [•]. La hipótesis, por parte de la historiografía alemana (o nacionalista germana), de que todo formaba parte de una acción concertada, dentro de un ambicioso plan de invasión, no es del todo aceptada, por más que constituyeran un peligro real para la península.

Los teutones y ambrones se mantenían en la Galia preparados para avanzar sobre Liguria bordeando la costa, mientras que los cimbrios, desde las alturas de la Norica, se dirigían hacia la llanura padana.


[•] Hay autores que hablan de tres frentes, pues añaden la presencia de los tigurinos en el flanco nordoriental de la península (Alpes Julianos)


Mario, como hemos visto, se había fortalecido en las bocas del Ródano; su colega, el cónsul Quinto Lutacio Cátulo se posicionaba para bloquear los pasos en la parte norte de los Alpes.


En las Periochae se habla de una cohorte ocupando un lugar elevado ad Flumen Athesim

ad Flumen Athesim cohortem quae castellum ...

LXVIII



Este Flumen Athesis es el actual Adige o Adigio y en esa zona, el paso natural por excelencia es el Passo del Brennero o Brennerpass:

Imagen

Como ahí se ve medio río:

Imagen

- El Paso del Brennero viene en el mapa en alemán: Brennerpass
- El río Athesis (Adige), se ve en donde se trazaría la Via Claudia Augusta


Como se comentó en un post anterior, las desavenencias entre Mario y Sila no iban a tardar mucho en aparecer:


"Entonces (Sila) se granjeó a Cátulo, que compartía el consulado con Mario, un hombre valioso, pero débil en los asuntos de la guerra. Sila se puso a las órdenes de Cátulo y se le confiaron los asuntos principales y más duros. Crecía a la vez en poder y en gloria. En una guerra contra las tribus bárbaras de los Alpes capturó a buena parte de los enemigos, y, cuando escaseaban los víveres, se hizo cargo de la situación y consiguió tal abundancia de ellos que los soldados de Cátulo, que tenían de sobra, les entregaban suministros a los de Mario. El propio Sila decía que ésta era la razón de que Mario estuviera tan irritado con él. La enemistad tuvo en ese pequeño y pueril incidente su primer fundamento y origen, a partir de ahí avanzó a través de la sangre derramada en la guerra civil y de crueles revueltas hasta llegar a la tiranía y la ruina de todo el estado"

Plutarco, Sila

Nota: Algunos piensas que esa "guerra contra las tribus bárbaras de los Alpes" hace referencia al tercer frente, a los tigurinos.

Aunque para Lucio Anneo Floro (en su caso Livio) de "guerra" tuvo más bien poco:

"La tercera tropa, la de los tigurinos, que, a modo de refuerzo, se había asentado en las cimas de los Alpes Nóricos, se desvaneció escabullándose en diferentes direcciones en una vergonzante huida entre pillajes"

Epítome, I, 38


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Campaña contra los piratas cilicios



piratae in Cilicia a Romanis deleti

"Los piratas fueron aniquilados en Cilicia por los romanos"

Julio Obsecuente, 44. C. Mario Q. Lutatio coss. AUC 652




El derrumbamiento del mundo político helenístico fue una de las principales causas del aumento de la piratería en el Mediterráneo oriental. Sus principales bases de acción estaban situadas en la costa meridional de Asia Menor (la Cilicia Traquea) y en Creta, en donde se aprovechaban las favorables condiciones naturales de esas zonas.
Aunque el fenómeno de la piratería existía desde antiguo, es a partir de la segunda mitad del siglo II cuando atrajo la atención de los círculos dirigentes de Roma. Es en 102 cuando se va a llevar a cabo la primera acción concreta en una campaña dirigida por Marco Antonio (el abuelo del triunviro), apodado "el Orador".

En 102, en el cargo de pretor de Cilicia, a Marco Antonio se le encomendó la tarea de acabar con la piratería.

Poco se puede hablar de esta campaña. Sin entrar demasiado en el asunto, baste comentar que en el C.I.L. ( Corpus Inscriptionum Latinarum ) en la entrada 01, 02662, consta:

Quod neque conatus quisquanst neque [adhuc medit]av[it] / noscite rem ut famaa facta feramus virei / auspicio [[[Ant]oni [Ma]rc]]i pro consule classis / Isthmum traductast missaque per pelagus / ipse iter eire profectus Sidam classem Hirrus Atheneis / pro praetore anni e tempore constituit / lucibus haec paucis parvo perfecta tumultu / magna [qu]om ratione atque salut[e simul] / q[u]ei probus est lauda[t] quei contra est inv[idet illi] / invid[ea]nt dum q[uos cond]ecet id v[ideant]

http://db.edcs.eu/epigr/epi_einzel_en.p ... +01,+02662

Existe una traducción en inglés en Rome and the Greek East to the Death of Augustus: Part of Translated Documents of Greece and Rome al módico precio de $54.99:

http://www.cambridge.org/br/academic/su ... h-augustus

En el botón de abajo, que pone Google Preview, click y en la pág. 58, con el encabezado 54 Marcus Antonius transports his fleet across the Isthmus of Corinth. Poem in elegiac couplets (Latin). Each line contains one erse. 102 or 101 BC., viene la traducción.



Nota: A Marco Antonio se le llama pro consule classis en el texto latino porque , a pesar de ser pretor, se le habían dado poderes proconsulares.


La frase de Julio Obsecuente que inicia el post es una verdad a corto plazo. Si bien la campaña fue exitosa, no tuvo, a largo plazo, resultados duraderos.

"El pretor Marco Antonio persiguió hasta Cilicia a los piratas del mar"


Periochae LXVIII


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Teutones y ambrones se presentan ante Mario




Antes de empezar, he visto que parece haber alguna que otra controversia inicial: ¿desde dónde vienen los teutones y ambrones?, ¿dónde tenía su campamento Mario?.

No es que se haya escrito demasiado sobre el tema; es más, he visto que se suelen malinterpretar las fuentes en lo tocante al avance bárbaro hasta su desenlace en la llamada Batalla de Aquae Sextiae.

Algunos autores, lo hacen muy fácil, simplemente rehuyen esa parte. Otros, aunque descarten a Theodor Mommsen y lo tachen de desfasado y superado por los "estudiosos modernos", no tienen ningún reparo a la hora de agarrarse a lo que dice. ¿Y qué dice?; vamos a ello.

Mommsen cuenta que, tras ser rechazados en la Península Ibérica (posiblemente por los celtíberos), fueron conducidos por su rey Teutobod a la región del río Sena y que, a partir de ahí, fueron frenados por los belgas.

"Toda esta inmensa mole no pudo vencer, sin embargo, el tenaz valor de los belgas. Fue entonces cuando los jefes de los germanos se resolvieron definitivamente a emprender el camino de Italia con sus bandas recientemente engrosadas. Mas para no tener que llevar consigo el embarazoso botín que habían hecho por todas partes, lo dejaron bajo la custodia de una división de tres mil hombres, que después de numerosas peregrinaciones formaron el origen o núcleo del pueblo de los aduatuscos (sobre el Sambra). En cuanto al grueso del ejército, se dividió en dos cuerpos a causa del mal estado de los Alpes o por otros motivos que nos son desconocidos. Por un lado, los cimbrios y los tigorinos cruzaron el Rin, retrocedieron hacia el este y siguieron la ruta ya practicada por ellos en el año 641. Por otro, los recién venidos, o sea los teutones, unidos a los tugenos y a los ambrones, lo más selecto del ejército cimbrio, experimentados ya en la batalla de Orange, se dirigieron hacia los collados del oeste a través de la Galia romana. La segunda horda fue la que pasó el Ródano sin obstáculo en el estío del año 652. Después de haber dejado a los romanos tres años para reponerse, iba a comenzar de nuevo la lucha. Mario la esperaba bien aprovisionado y fuertemente atrincherado en la confluencia del Iser, guardando de este modo las dos únicas vías militares que conducen a Italia: la del pequeño San Bernardo y la de la costa"

Vol. IV



Mommsen, al parecer, vio que lo relatado por Plutarco no coincidía con ese campamento fortificado en las bocas del Ródano y cogió la opción de Orosio:

"una vez que Mario, cónsul por cuarta vez, colocó su campamento entre los ríos Isara y Ródano ..."

Igitur Marius quarto consul cum iuxta Isarae Rhodanique flumina, ubi in sese confluunt, castra posuisset

V, 16, 9

A esa posición de Mario entre la confluencia de los dos ríos, Mommsen le atribuye la intención de vigilar "las dos únicas vías militares que conducen a Italia: la del pequeño San Bernardo y la de la costa". Con un mapa, ésto se entiende mejor (un poco grande pero porque se va a volver a usar):

Imagen

I - Campamento en las bocas del Ródano
II -Campamento en la confluencia del Isara (Isère) y el Ródano (vaya, lo he puesto en francés, Rhône)

El Puerto del Pequeño San Bernardo , o Col du Petit Saint-Bernard, tiene ya sus antecedentes durante la IIª Guerra Púnica, pero eso es otra historia.

Lo del paso del Pequeño San Bernardo no entraba en los planes de teutones y ambrones. Plutarco, como se vio, les atribuye otras intenciones:


" ... mientras que teutones y ambrones debían atravesar la Liguria contra Mario bordeando la costa"

Como veremos, los bárbaros no tenían ninguna intención de pasar por el Col.

La zona elegida por Mario no era del todo desconocida:

"En el punto en que convergen el río Isara, el Ródano y el monte Cemeno, Quinto Fabio Máximo Emilio destrozó, con apenas treinta mil hombres a doscientos mil celtas, y levantó en el lugar un trofeo de piedra blanca y dos templos, uno a Ares y otro a Heracles"

Estrabón IV c. 185


crisis-de-la-republica-romana-t37134-75.html

Evidentemente, si la intención de los bárbaros no era internarse en el Col du Petit Saint-Bernard, la segunda prioridad de Mario era defender a los aliados de Roma, la ciudad de Massilia. Digo segunda, porque el impedir que pasaran por Liguria en dirección a la Península Itálica era la primera.


Nota: Si me extiendo en estos detalles es únicamente porque veo que poco o nada se ha tocado este asunto. No se si en el siguiente post voy a dejar un reguero de dudas, abiertas a diferentes interpretaciones, ya que, por cierto, ni sé lo que voy a escribir mañana. El tema va al día, no está escrito de antemano.


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"Los cimbrios se demoraron y se entretuvieron más tiempo, pero los teutones y los ambrones, que se pusieron inmediatamente en marcha y cruzaron el país que les separaba, aparecieron en número infinito, exhibiendo un fiero semblante, distintos a cualquier otro pueblo en el habla y en el tumulto que organizaban. Así, tras ocupar gran parte de la llanura y establecer allí su campamento, desafiaron a Mario a una batalla"

Plutarco, Mario


Pero Mario no tenía la más mínima intención de presentar combate en campo abierto. El cónsul no prestó atención a las provocaciones y contuvo a sus hombres dentro de las fortificaciones.

Les hizo subir a las empalizadas por turnos y les ordenó que observaran al enemigo para, de este modo, acostumbrarlos a sostener su visión, a soportar su voz, que resultaba completamente extraña y fiera, además de para hacerles observar sus armas y movimientos, y, de este modo, conseguir que lo que les parecía temible, con el tiempo se volviera familiar en sus mentes a fuerza de verlo. Consideraba, en efecto, que la novedad hace pasar erróneamente por peligrosas muchas realidades, mientras que, con la costumbre, las cosas que sí son terribles por su propia naturaleza pierden su capacidad de atemorizar. En su caso, la visión cotidiana del enemigo no sólo mitigaba de algún modo su impacto inicial, sino que además ante las amenazas y la insoportable insolencia de los bárbaros, la cólera se apoderaba de ellos, caldeando y prendiendo fuego a su alma, ya que el enemigo, no contento con saquear y arrasar todo el territorio circundante, también llevaba a cabo incursiones contra el campamento en las que hacía gala de una audacia y desvergüenza extremas.

He aquí, pues, que las voces y las quejas de los soldados comenzaron a llegar a oídos de Mario:

«¿Qué falta de hombría ha observado Mario en nosotros para que nos aparte de la batalla encerrándonos a cal y canto como a mujeres? Venga, comportémonos como hombres libres, preguntémosle si acaso espera a que otros vengan a pelear por Italia y si va a emplearnos todo el tiempo como obreros cuando haga falta abrir canales, quitar el fango y desviar el curso de algún río. Parece que ése es el fin para el que nos ha sometido a tantos trabajos, y que ésos son los logros de su consulado que exhibirá ante a los ciudadanos a su regreso. ¿Es que teme correr la suerte de Carbón y Cepión, que fueron derrotados por los enemigos? Pero ellos eran, con mucho, inferiores a Mario en reputación y valor, y comandaban un ejército bastante peor. Además, sería más honroso sufrir como ellos, después de haber entrado en acción que quedamos sentados contemplando cómo nuestros aliados son saqueados»

El propio Mario fue desafiado por un teutón a combate singular. El guerrero le pidió que se adelantara y saliera fuera de la empalizada; Mario le contestó que, si el hombre estaba deseoso de encontrar la muerte, él podría terminar su vida colgándolo de un árbol. Entonces, cuando el teutón persistió, Mario lo confrontó con un gladiador de tamaño despreciable, cuya vida estaba casi agotada, y dijo al teutón que, si derrotaba primero a este gladiador, él lucharía entonces con él.


Sertorio, al cual ya vimos en la derrota de Arausio, en donde tras perder su caballo y cubierto su cuerpo de heridas, había atravesado el Ródano nadando con su coraza y escudo, se encontraba sirviendo a las órdenes de Mario. Tomó a su cargo la labor de espiar el campamento enemigo. Tras vestir una indumentaria celta y aprender lo más común de la lengua para una conversación en el momento oportuno, se mezcló con los bárbaros; y cuando de las cosas más urgentes unas las vio y otras supo de oídas, regresó junto a Mario.


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Inciso


Buscando si existía alguna obra que analizara los movimientos de teutones y ambrones desde el momento que se separan de los cimbrios y se internan en el valle del Ródano, he encontrado "Pourrieres, tombeau des Teutons", de Luc Poussel

Imagen

No lo hubiera nombrado si no fuera porque he encontrado un resumen que trata de las variables de la llamada Batalla de Aquae Sextiae:

http://www.etoilesaintmichel.cef.fr/var ... le-aix.pdf

El autor habla (si el resumen es fiel al libro, claro) de una supuesta estrategia planificada por Mario a lo largo de dos años, basada en el estudio de una ruta que va desde el Ródano hasta Pourcieux y que se extiende en más de 126 kilómetros.

El campamento de Mario lo sitúa en Glanum, para añadir a continuación que en esa ruta existen al menos cinco llanuras que permiten maniobrar a un ejército.

Imagen


1 - Los romanos libran la batalla en la llanura de Glanum. Desventaja: el enemigo puede dar la vuelta.
2 - Los romanos dejan pasar al enemigo ante su campamento, los siguen hasta Orgon y plantean el combate en la llanura. Desventaja: las fuerzas enemigas pueden desbordar a los romanos gracias a su mayor número, y proseguir hacia Italia.
3 - Los romanos siguen al enemigo hasta Lamanon para buscar el combate. Desventaja: la misma que en la 2.
4 - Los romanos esperan al enemigo a la salida de la garganta Pélissanne-Eguilles, en donde un espacio de 300 metros permite desplegar a una sola legión. Desventaja: la totalidad de la fuerza enemiga queda fuera y puede dar marcha atrás.
5 - Los romanos esperan al enemigo en la llanura de Pourrières. Ventaja: el enemigo no puede escapar sin abandonar sus rebaño y sus familias. Desventaja: la misma que en la 2 y en la 3.

Si el resumen es fiel al libro, el mérito se lo llevaría la adivina personal de Mario, la tal Marta, porque planear, como única alternativa, una estrategia con dos años de antelación, ya implica que hay que dar por hecho que esa columna va a ignorar el Col du Petit Saint-Bernard, e incluso el Passo del Brennero, para intentar penetrar en la Península Itálica por la zona costera de Liguria.

¿Que en esa ruta de poco más de 126 kilómetros es donde se van a dar los principales combates (porque no hubo una sola batalla, lo adelanto ya)?, eso no se le puede negar al autor. ¿Que Mario tuviera en cuenta esa estrategia?, si, pero no sería la única, ya que todo dependería de los movimientos de los bárbaros, de los cuales estuvo informado durante todo momento.


No es que pretenda hacer ningún tipo de crítica, y menos sin haber leído el libro. Mi intención únicamente era presentar una alternativa a la versión de Theodor Mommsen que, siguiendo el texto de Orosio, le aplica su lógica y sitúa el campamento de Mario en la confluencia de los ríos Isère y Ródano.

¿Porqué en Plutarco no se encuentra nada al respecto?, porque o bien el campamento estaba en las bocas del Ródano o porque se lía a mitad del relato con oráculos, magos, prodigios y, sobre todo, cotilleos de la tal Marta, para luego retomar la narración. Vamos, que pudo hacer un inciso como éste y luego írsele el Santo al Cielo.

La ubicación del campamento inicial queda al gusto de cada uno.


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Preámbulo de los combates



Comoquiera que Mario permanecía inactivo, los teutones trataron de atacar el campamento, pero se encontraron con una nube de proyectiles lanzados desde las empalizadas que les hizo perder un cierto número de hombres. Decidieron, entonces, proseguir su marcha en la esperanza de poder cruzar los Alpes sin oposición, por lo que, tras recoger sus bagajes, pasaron a lo largo del campamento romano. Fue entonces cuando se puso notablemente de manifiesto su gran cantidad por la extensión que ocupaban y el tiempo que tardaron en pasar; no en vano, se dice que estuvieron seis días desfilando sin interrupción a lo largo del campamento de Mario. Pasaban a su lado y entre carcajadas preguntaban a los romanos si tenían algún encargo para sus mujeres, ya que en breve se encontrarían junto a ellas.
Una vez que los bárbaros hubieron pasado y se encontraron a cierta distancia, Mario levantó el campamento y comenzó a seguirlos de cerca; se instalaba siempre a escasa distancia de ellos, pero fortificaba sólidamente sus posiciones y buscaba la protección de emplazamientos seguros para poder pernoctar sin sobresaltos. Continuaron avanzando de este modo hasta que llegaron al lugar denominado Aquae Sextiae, desde donde apenas quedaba un poco de camino por recorrer hasta llegar a los Alpes, motivo por el que Mario llevó allí a cabo los preparativos para la batalla. Estableció el campamento en un lugar seguro pero mal abastecido de agua; su intención, dicen, era que esa circunstancia espoleara a sus soldados. Así pues, como eran muchos los que mostraban su enojo y se quejaban de sed, Mario, indicándoles con la mano un río que corría a los pies de la fortificación enemiga, les dijo:


«Allí hay agua, pero a precio de sangre»

«¿Entonces por qué no nos llevas de una vez —replicaron— contra ellos, ahora que todavía nuestra sangre está fresca?»

«Primero fortifiquemos el campamento», les contestó con voz pausada





Nota: En el enlace de arriba, Luc Poussel estima que la columna, durante su recorrido por la Galia, avanzaba a razón de 10 Km al día:

elle sème la terreur sur son passage et ravage la Gaule inexorablement, à raison de 10 km par jour



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El detalle de la falta de agua entre las tropas de Mario y que los bárbaros controlaran el abastecimiento de agua en la zona puede indicar, o dar que pensar, varias cosas; sólo voy a destacar una porque no me gusta hacer esto:

- El campamento de Mario estaba en la confluencia del Isére con el Ródano e intentó atajar para cortarle el paso a la columna enemiga, quedando un tanto desabastecidos de agua durante los días que duró la marcha; al tardar más de lo esperado, le tocó posicionarse en peor emplazamiento.



El detalle del agua no sólo lo menciona Plutarco. Frontino dice:


"Cuando Mario luchaba contra los cimbrios y los teutones, sus ingenieros en una ocasión eligieron un sitio para el campamento sin dar importancia a que los bárbaros controlaban el abastecimiento de agua. En respuesta a la demanda de los soldados por agua, Mario señaló con su dedo hacia el enemigo y dijo: "Ahí es donde tenéis que conseguirla"



La ruta, en las estribaciones de los Alpes, y sin alcanzar cotas demasiado altas, existe (hay alguna intermedia, pero de mayor dificultad, que pudo ser usada por exploradores romanos, o por el mismo grueso del ejército):

Imagen
Basado en los caminos existentes en la época

Si hizo la marcha hacia Capsa durante la guerra de Jugurta (entre otras), ésta la pudo hacer con mucha más facilidad al no tener que soportar temperaturas tan altas, haber más abundancia de agua y tener tropas mucho mejor entrenadas que las que tenía en África.

- ¡Ojo!, esto lo hago porque al haber nombrado la obra de Luc Poussel, había que compensar un poco. Ni se me ocurre volver a echar mano de un autor que no lleve muerto, al menos, cerca de 1.500 años, o más.


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Iª Batalla de Aquae Sextiae





Los soldados, aunque indignados, obedecieron las órdenes de Mario de permanecer detrás de la empalizada. Pero el grueso de los ayudantes de campo, que no tenían nada que beber ni para ellos ni para las bestias, bajaron todos en masa hacia el río, provistos unos de hachas, otros de segures e incluso unos cuantos de espadas y lanzas además de los cántaros; su intención era coger agua aunque tuvieran que luchar. Al principio sólo se enfrentaron con éstos unos pocos enemigos, ya que la mayoría se encontraba almorzando después del baño o bien bañándose, pues en ese lugar brotan fuentes de agua caliente; de este modo, los romanos cayeron por sorpresa sobre parte de los bárbaros mientras disfrutaban y festejaban juntos el placer y la maravilla del lugar. Al oír los gritos, un número aún mayor de bárbaros corrió al lugar, por lo que le fue ya muy difícil a Mario contener a sus soldados, quienes ahora temían por sus sirvientes. Además, el sector de bárbaros más belicoso, los que con anterioridad habían derrotado a las tropas romanas de Manlio y Cepión , los denominados ambrones, quienes por sí solos rebasaban la cifra de 30.000, habían tomado sus armas y corrían hacia allí. Aunque tenían los cuerpos abotargados por la comida y sus mentes excitadas y disipadas por el fuerte vino, no acudían llevados por una carrera desordenada y frenética, ni emitían alaridos inarticulados, sino que golpeaban rítmicamente sus armas y saltaban al compás, sin dejar de repetir al unísono su propio nombre, «¡Ambrones!»; bien para animarse unos a otros, bien para amedrentar al enemigo diciéndoles quiénes eran. Los primeros que bajaron al encuentro de los bárbaros fueron los ligures, y cuando éstos oyeron sus voces y los entendieron, también ellos devolvían el grito y decían que se trataba de su patronímico, ya que los ligures se dan a sí mismos el nombre de ambrones a causa de su origen. Así, este apelativo se repetía sin cesar y rebotaba de un bando a otro a expensas de que se produjera el choque, y como los dos ejércitos gritaban al mismo tiempo, buscando con vehemencia que su voz sonara por encima de la del enemigo, el griterío avivaba e inflamaba el ánimo de los combatientes. La corriente desordenó las filas de los ambrones; en efecto, no les había dado tiempo a cruzar y volver a formarse, cuando, de repente, los ligures cayeron a la carrera sobre la vanguardia y entablaron combate cuerpo a cuerpo. Acto seguido, los romanos llegaron en auxilio de los ligures y se lanzaron desde lo alto contra los bárbaros, forzándoles a retirarse; muchos ambrones, que se empujaban unos a otros hacia el río, resultaron heridos sobre el lugar, y la corriente rebosaba de sangre y cadáveres. Una vez que los romanos hubieron cruzado, los restantes, que no se atrevían a plantar cara, fueron masacrados hasta que en su huida llegaron al campamento y a los carromatos, donde las mujeres salieron a su encuentro con las espadas y hachas en la mano, y con horribles chillidos de rabia repelían indistintamente tanto a perseguidos como a perseguidores, a unos por traidores y a otros por enemigos. Mezcladas con los combatientes, arrancaban los escudos a los romanos con sus brazos desnudos y se agarraban a las espadas, aguantando los golpes y los tajos de su cuerpo con un coraje inquebrantable hasta el final.


Cuentan, pues, que esta batalla junto al río fue más bien obra del azar [•], que de la decisión del general. Después de que los romanos, tras haber dado muerte a un elevado número de ambrones, se retiraron, sobrevino la noche; pero el ejército no fue recibido, como se suele tras un éxito de esa índole,con cánticos de victoria, brindis en las tiendas, amistosas charlas de sobremesa o, lo más agradable para los soldados tras un victorioso combate, un sueño reparador, sino que aquella noche la pasaron en inquietud y en estado de alarma. No en vano, el campamento carecía de empalizadas o muros y todavía quedaban decenas y decenas de miles de bárbaros por vencer, a los que habían de sumarse los ambrones que habían logrado escapar.



[•] El texto sobre este primer enfrentamiento está sacado de Plutarco. El elemento del azar (en su caso, la falta de una estrategia definida) es recogido por otros autores:


"Con una presteza acorde con sus amenazas, avanzaban por los Alpes, cerrojo de Italia, en triple formación. Mario se les anticipó, yendo por atajos con extraordinaria rapidez, y, persiguiendo a la avanzadilla teutona por la falda misma de los Alpes, los venció — ¡dioses!— en qué combate, en el lugar que denominan Aquae Sextiae. El enemigo controlaba el valle y el río que lo atraviesa; los nuestros no tenían agua. Si el general lo había hecho intencionadamente, o si había convertido el error en estrategia, no se sabe con certeza; lo cierto es que, al incrementarse la necesidad, el valor fue la razón de la victoria, pues al ejército que le pedía agua le replicó: «¡Ahí la tenéis, si sois valientes»! Se combatió con tanta pasión y la masacre del enemigo resultó tal, que el victorioso pueblo romano no pudo beber de un río ensangrentado más agua que la sangre de los bárbaros"

Lucio Anneo Floro, Epítome I, 38 6-9


Volviendo con Plutarco, en sus Moralia, más que del azar, habla de "el gran daimon de los romanos" (Moral. V)


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"Durante toda la noche se había escuchado un lamento que en nada se parecía a los llantos o gemidos humanos, sino una especie de aullido y bramido animal, mezclados con amenazas y quejidos que se elevaban procedentes de esta gran multitud y que resonaba por las montañas circundantes y los bancos del río. Un eco estremecedor se adueñaba de la llanura, así como el miedo lo hacía de los romanos"

Plutarco, Mario



Mario se veía preso de la inquietud, pues temía un enfrentamiento nocturno lleno de desorden y confusión. Pero el enemigo no atacó esa noche ni durante el día siguiente, sino que se dedicaron a recomponer sus filas y prepararse.
El cónsul, mientras tanto, encomendó la misión a un pequeño destacamento de que bordearan las posiciones bárbaras y levantaran ruidosos gritos de vez en cuando con la intención de mantener al enemigo en estado de alarma y evitar de esta manera que se aseguraran el descanso.

Esta vez Mario si que tuvo tiempo suficiente para estudiar el terreno y establecer una estrategia definida. Se percató que sobre el campamento enemigo había cañadas en pendiente y barrancos poblados de encinas; allí envió a Claudio Marcelo con una tropa de 3.000 hombres para que se posicionaran en la retaguardia enemiga. Para completar la imagen de una gran fuerza, ordenó a mozos de cuadra armados y trabajadores del campamento que fueran junto con ellos, y también una gran parte de los animales de carga, llevando puestas monturas, a fin de que por estos medios presentaran el aspecto de caballería. Ordenó que estos hombres cayeran sobre la retaguardia tan pronto como notaran que el enfrentamiento había comenzado. En cuanto al resto del ejército, les conminó que, una vez que hubieran cenado, durmieran convenientemente para estar descansados. Al día siguiente se iba a librar una batalla decisiva.


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IIª Batalla de Aquae Sextiae




Al despuntar el alba, Mario sacó sus tropas del campamento, las puso en formación de combate y mandó a la caballería a la llanura. Cuando los teutones los vieron, no fueron capaces de esperar a que los romanos descendieran, lo que les hubiera permitido pelear de igual a igual, sino que, armándose a toda prisa y llenos de ira, se lanzaron ladera arriba. Mario, enviando a sus oficiales por una y otra ala, dio orden a sus hombres de que aguantaran y resistieran a pie firme, y que, cuando estuvieran a su alcance, les arrojaran sus pila [•], y que a continuación usaran sus espadas y les rechazaran empujándoles con sus escudos. Así es, ya que, al encontrarse los bárbaros situados sobre un terreno resbaladizo, ni sus golpes tendrían fuerza ni podrían cerrar filas con vigor, puesto que la irregularidad del suelo afectaría a la estabilidad y equilibrio de sus cuerpos.

"Éstas eran las órdenes que daba, y era él el primero al que se veía ejecutarlas, pues en cuanto a la forma física no quedaba por debajo de nadie, y a todos sacaba gran ventaja en audacia"

Así pues, los romanos les esperaron a pie firme y, una vez que cayeron sobre ellos, contuvieron su subida, hasta que, echándose contra ellos, les empujaron poco a poco a la llanura. Allí, cuando los hombres de delante comenzaban ya a tomar posiciones sobre el terreno, el griterío y la confusión se adueñaron de los hombres de retaguardia. A Claudio Marcelo, en efecto, no se le pasó por alto la oportunidad, sino que, en cuanto el clamor de la batalla hubo llegado a lo alto de las lomas, puso a sus hombres en movimiento y cayó a toda velocidad y entre grandes alaridos sobre la espalda del enemigo, masacrando a los de las últimas filas, quienes se apelotonaban con los que tenían delante y sembraron así rápidamente la confusión en todo el ejército. Incapaces de resistir por más tiempo dos ataques simultáneos, los bárbaros se dieron a la fuga en completo desorden. Los romanos salieron en su persecución y abatieron o hicieron prisioneros a más de cien mil de ellos, tomando posesión de sus tiendas, carromatos y otras pertenencias.

"Decretaron, además, que todo aquello que no había sido saqueado, quedase en poder de Mario, y a pesar de que se trataba de una magnífica recompensa, parecía, no obstante, bastante inferior al mérito de su conducta al frente del ejército a tenor del gran peligro que habían afrontado"


[•] La frase que usa Plutarco es ἐξακοντίσαι τοὺς ὑσσούς "arrojaran o dispararan sus jabalinas o dardos". En lugar de usar ὑσσός o hyssos como jabalinas, he preferido poner el plural de pilum


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En cuanto al número de bajas, hay fuentes que las reparten en los dos combates:

"A continuación, en las cercanías de Aguas Sextias, destruyó a los mismos enemigos en dos combates en los que, según se dice, fueron muertos doscientos mil enemigos y cayeron prisioneros noventa mil"

in quibus caesa traduntur hostium CC milia, capta XC milia

Periochae LXVIII



"En su cuarto consulado trabó combate con los teutones cerca de Aguas Sextias; en dos días cayeron muertos más de ciento cincuenta mil enemigos, y el pueblo de los teutones fue aniquilado"

Veleyo Paterculo II, 12, 4



En cuanto al comando de las fuerzas bárbaras, Lucio Anneo Floro da el nombre del rey Teutobodo:

"El propio rey Teutobodo, que estaba acostumbrado a cabalgar sucesivamente sobre cuatro o seis caballos, en su huida logró con dificultad subir a uno, y apresado en el bosque inmediato fue el brillante espectáculo del triunfo; pues este hombre de gigantesca altura sobresalía por encima de sus propios trofeos"


Epítome I, 38, 10



Orosio dice que Teutobodo murió en la batalla:


"Tres días después salieron de nuevo al campo de batalla ambos ejércitos y lucharon hasta el mediodía casi con igual suerte; en ese momento, cuando al calentar el sol los sensibles cuerpos de los galos se derritieron como la nieve, lo que se prolongó hasta la noche fue más una matanza que un combate. Murieron en esta batalla doscientos mil soldados, fueron hechos prisioneros ochenta mil, y se dice que apenas escaparon tres mil; perdió también la vida su jefe Teutobodo"

V, 16 11-12



Plutarco, en sucesos posteriores a la batalla, habla de "reyes" (βασιλεῖς):

" ... ordenó que condujesen encadenados a los reyes de los teutones, pues habían sido capturados por los secuanos mientras huían por los Alpes"

Plutarco, Mario, 24, 7 (o 24.4 en el original)


Hay varias fuentes más: Pseudo-Aurelio Victor, Polieno, Julio Obsecuente, Eutropio, Jerónimo de Estridón. Poco aportan a lo dicho. He omitido un error de Orosio que veremos posteriormente, pues mezcla acontecimientos.


Para terminar, sobre las bajas, Plutarco comenta:

"Algunos autores no se ponen de acuerdo ni sobre la división del botín ni sobre el número de muertos. Sin embargo, se cuenta que los masaliotas cercaron sus viñas con los huesos, y que la tierra, gracias a los cadáveres que se pudrieron en ella y a las abundantes lluvias que cayeron ese invierno, quedó enriquecida de tal modo y tan llena de tanta materia en descomposición que en la estación siguiente produjo una cosecha extraordinaria"


Nota: Me he permitido cierta libertad al dejar el nombre de los teutones como fuerza predominante en la batalla. Los ambrones, que cargaron con casi todo el peso del primer enfrentamiento, no debieron destacar mucho.


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Los cimbrios alcanzan la península Itálica




El colega de Mario, Quinto Lutacio Cátulo, se había posicionado para bloquear los pasos en la parte norte de los Alpes. Se esperaba que los cimbrios, tras penetrar por el paso del Brennero (Brennerpass), descenderían a las llanuras de la península Itálica por el llamado Saltus Tridentinus, el largo valle del río Athesis (actual Adigio-Adige).

El cónsul aguardaba la llegada de los cimbrios con sus tropas repartidas por diversos punto elevados. Al parecer, temiendo la dispersión de su ejército, optó por reunirlo y descender rápidamente hacia las zonas más llanas. Allí, tras haber puesto el río Athesis como barrera y haber fortificado los pasos con sólidas empalizadas a ambos lados, construyó un puente para poder socorrer a los de la orilla opuesta en caso de que los bárbaros atravesaran los desfiladeros y se abrieran paso hacia las guarniciones.


"Pero éstos hacían tanto alarde de fanfarronería y desprecio hacia el enemigo que, más por mostrar su fuerza y su atrevimiento que por poner en práctica algo realmente necesario, se exponían completamente desnudos a las tormentas de granizo y escalaban a las cimas a través del hielo y las gruesas capas de nieve, para, desde lo alto, colocar sus anchos escudos bajo sus cuerpos y dejarse caer por los barrancos a lo largo de sus inmensos y resbaladizos deslizaderos"

Cuando los cimbrios establecieron su campamento en las inmediaciones del río y hubieron examinado la forma de pasarlo comenzaron a cegarlo; talaron las lomas vecinas y arrojaron al río árboles descuajados, fragmentos de rocas y montones de tierra con los que cortaron la corriente. También lanzaron contra la base del puente tremendas moles que, arrastradas por la corriente, hicieron que la estructura se estremeciera, hasta que, presos del pánico, la mayor parte de los romanos abandonaron el campamento principal y se retiraron. Junto al río quedó abandonada una cohorte que se había posicionado en una fortificación elevada; la cohorte, poniendo en juego su valor, alcanzó al cónsul y a su ejército cuando huían.

Imagen

- El Athesis, a su salida a las zonas llanas (poco antes de Verona), se convierte en un río profundo y rápido. Es de suponer que Lutacio Cátulo intentara proteger la zona de más fácil acceso (más o menos en donde acaba la línea roja); el cruce del río indica que los cimbrios alcanzaron el valle al este del curso del Athesis.

• En este momento, el comportamiento de Quinto Lutacio Cátulo, según varios autores, toma un giro:

"En este punto, Cátulo demostró cómo debe actuar un buen y consumado general, anteponiendo a su propia reputación la de sus conciudadanos, pues cuando se dio cuenta de que no podía convencer a sus soldados de que resistieran y vio que se replegaban llenos de pavor, ordenó levantar el águila [•] y corrió hacia las primeras líneas de los que estaban huyendo para ponerse al frente con la intención de que el deshonor recayera sobre él en lugar de sobre su patria, y que no pareciera que huían, sino que se retiraban siguiendo a su general. Entonces, los bárbaros asaltaron y tomaron la fortaleza del otro lado del Athesis; llenos de admiración por los soldados romanos que allí se encontraban y que la habían defendido con gran valentía, afrontando el peligro como guerreros dignos de su patria, les dejaron marchar bajo palabra de honor, después de hacerles jurar por el toro de bronce. Este toro, tomado más tarde en la batalla, según dicen, fue llevado a casa de Cátulo como premio de la victoria. De este modo, con la región desguarnecida de toda defensa, los bárbaros se propagaron por ella y la saquearon"

Plutarco, Mario

Plutarco, a pesar de hablar de un "buen y consumado general", que ya parece que se le nota lo irónico de la situación, en una de sus Moralia dice:

"Catulo Lutacio, en la guerra cimbria, estaba acampado junto al río Athesis; los romanos, cuando vieron que los bárbaros lo cruzaban para atacar, retrocedieron, y éste, sin poder contenerlos, se puso entre los primeros que corrían, para que no dieran la impresión de huir de los enemigos, sino de seguir a su general"

Dichos de reyes y comandantes - Máximas de romanos seg. la Ed.


Frontino, en el apartado Sobre como escapar de las situaciones difíciles:

"Cuando Quinto Lutacio Cátulo fue rechazado por los cimbrios, y su única esperanza de seguridad radicaba en el paso de una corriente cuyas riberas estaban ocupadas por el enemigo, desplegó sus tropas en la montaña más cercana, como si tuviera la intención de acampar allí. Ordenó, entonces a sus hombres que no soltaran sus equipos, o dejaran sus cargas, y no abandonar las filas o los estandartes. A fin de reforzar con más eficacia la impresión sobre el enemigo, ordenó que fueran levantadas unas tiendas de campaña a la vista, y armar fuegos, mientras unos construían un terraplén y otros iban adelante, a la vista, a juntar madera. Los cimbrios, juzgando estos movimientos como genuinos, eligieron también un lugar para un campamento, dispersándose por los campos más cercanos para juntar las provisiones necesarias para su permanencia. De esta manera dieron la oportunidad a Cátulo no simplemente a cruzar la corriente, sino también a atacar su campo"

Estratagemas I, 5, 3


Al respecto de esta espantada que se torna en "honrosa retirada", cabe hacer algún comentario. Recordemos que Sila estaba bajo el mando de Lutacio Cátulo y escribió unas Memorias que no nos han llegado; ya vimos como Salustio, para su Guerra de Jugurta, usó como fuente esta obra de Sila. Cátulo, que era poeta e historiador , al igual que Sila, escribió unas Memorias y dejó puesto por escrito tanto su período como cónsul y su papel contra los cimbrios en una obra titulada Guerras cimbrias. Es de suponer que tanto Plutarco como Frontino tuvieran acceso directo (o indirecto) a las obras referidas, ¿propaganda prosenatorial?.
Lutacio Cátulo, más tarde, se posicionará frente a Mario en las filas de Sila, como veremos.



[•] A pesar de que en varias traducciones aparecen los términos "estandarte" o "enseña", en el original se puede leer κελεύσας τὸν ἀετὸν donde ἀετός sí que se traduce como "águila". Esto lo vengo a decir porque, hasta las Reformas Marianas, las legiones no usaban como principal estandarte el águila. Cosa que veremos en el apartado táctico y técnico de las mismas. Para ésto y el asunto de Saturnino habrá que hacer un aparte (el inevitable inciso de turno)


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Suicidio del hijo de Marco Emilio Escauro




A Marco Emilio Escauro (cónsul en 115) lo vimos por última vez, en su cargo de princeps senatus, siendo apedreado en el juicio contra Quinto Servilio Cepión y Manlio (o Malio) Máximo .

Su hijo militaba a las órdenes del cónsul Quinto Lutacio Cátulo. Al enterarse Emilio Escauro de que había participado en la huída le envió una carta:




"En cuanto a Marco Escauro, orgullo y gloria de la patria, al enterarse de que la caballería romana, después de ser derrotada por los cimbrios junto al río Athesis, huyó despavorida hacia Roma dejando abandonado al cónsul [•] Cátulo, y al saber que su hijo había formado parte de esa huida, le envió un mensajero para decirle que hubiera preferido toparse con su cadáver muerto en la batalla, antes que verle participando en una fuga tan indecorosa. Añadió además que, si aún tenía algo de vergüenza, debía quitarse de la vista de su padre, ahora deshonrado. Que recordase lo que había aprendido en su juventud y que se plantease si Marco Escauro debía aceptar o rechazar a su hijo.
El joven, al recibir este mensaje, no tuvo más salida que dirigir contra su propio cuerpo la espada que debía haber usado contra sus enemigos"


Valerio Maximo V, 8, 4


"Marco Escauro prohibió a su hijo entrar en su presencia, ya que había retrocedido ante el enemigo en el Paso Tridentino. Abrumado por la vergüenza de esta desgracia, el joven cometió suicidio"

Frontino, Estratagemas IV, 1, 11



"Éste es el mismo que prohibió a su hijo presentarse ante él por haber abandonado su puesto; debido a la vergüenza, éste último se dio muerte"

Scaurus, qui vetuit filium in conspectum suum venire, quia bello Cimbrico deseruerat

Pseudo-Aurelio Victor, De viris illustribus urbis Romae, 72.10 - Lucio Ampelio, Liber Memorialis XIX, 10






[•] ¡ Ojo !, que por ahí he visto que se habla de Cátulo en calidad de procónsul, lo que situaría este hecho en 101. El texto dice cónsul:

M. vero Scaurus, lumen ac decus patriae, cum apud Athesim flumen impetu Cimbrorum Romani equites pulsi deserto consule Catulo


http://penelope.uchicago.edu/Thayer/L/R ... *.html#8.4

-Otra:

M. uero Scaurus, lumen ac decus patriae, cum apud Athesim flumen impetu Cimbrorum Romani equites pulsi deserto consule Catulo


http://www.perseus.tufts.edu/hopper/tex ... ection%3D4


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"Sacrificio de purificación", Giuseppe Rava

Aquí aparece representado el centurión Cneius Petreius Atinas. Plinio el Viejo cuenta haber leído en algunos autores que este centurión, vestido con la toga praetexta, ofreció un sacrificio en presencia de los entonces cónsules Mario y Cátulo.

Esta referencia de Plinio viene a raíz de un comentario anterior sobre las personas a las que se les otorgó la Corona Gramínea (lat. corona obsidionalis o corona graminea):


"...pero hasta el momento actual se le ha dado a un solo centurión, Cneo Petreio Atinas (Cneius Petreius Atinas), durante la guerra con los cimbrios. Este soldado, mientras actúaba como primipilus bajo las órdenes de Cátulo, en la búsqueda de un lugar de retirada para su legión, cortado el paso por los enemigos, arengó a las tropas, y después de matar a su tribuno, que dudó en pasar a través del campamento enemigo, llevó a la legión hacia un sitio seguro"

Naturalis Historia XXII, 6


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